Lluvia

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El cielo es gris en Emerland, un joven corre por el campo abierto del rancho Redhoof, sin nada que cubra su torso, bañado en sudor, la cara roja, con la peor suerte del mundo se detiene en el viejo pozo de la propiedad, y recupera el aliento mientras se maldice.

—¿Por que por que soy... TAN IDIOTA...?— arroja un cubo de madera al fondo del pozo y empieza a jalar de una cuerda para subirlo otra vez —Por fin está frente de ti, la más hermosa de Emerland, Lady Felicia, una perfecta oportunidad para decir "hola mi Lady, bienvenida al rancho Redhoof, será un gran honor mostrarte el lugar"—

Al sacar el cubo lleno de agua, lo levanta sobre su cabeza para mojarse todo el cuerpo, en parte para limpiarse, y también para bajarse la temperatura.

—Pero nooooo... tenías que estar semi desnudo, apestando y avergonzado frente a ella, Alan... que gran idiota—

Seguía con su rabieta, nada iba hacer para poder borrar esa metida de pata, aún así termina de refrescarse, para luego taparse su torso, y sin más demora, ir a buscar a su hermana y a Mole.

Mientras tanto, en los establos, la joven de ojos verdes aún procesaba lo que había visto, jamás había experimentado tal cosa, siente su cara arder, se le quitó el aliento, y su corazón golpea en su pecho; en eso, entra justo detrás de ella el Guardián junto a todos los de mas.

—Mi Lady, no corra tan rápido— el enviado del castillo se nota confundido ante la expresión de la joven —¿Pasó algo, mi Lady?—

—Es que... yo vi a...— ella no podía evitar los nervios al hablar, pero no pudo continuar debido a que alguien aparece frente a ellos.

—Sir Luke, Lady Lluvia, bienvenidos a los establos— Frank se notaba algo cansado y sucio pero aún así se presenta con todo respeto —Lamento mi apariencia, me disculpó—

—No hay problema, señor Redhoof— el Guardia estrecha la mano del hombre —Yo valoro el sudor del trabajo duro—

—Gracias por su hospitalidad, señor Redhoof— la chica de ojos verdes termino de salir de su trance pero aún se veía algo ruborizada.

—Es un honor recibirlos, los dejaré con mi padre para que les muestre el lugar, me iré a ponerme algo más presentable, con permiso—

Frank está por ir a la salida del establo con una pequeña reverencia, en eso, Felicia aún estaba con la duda de quien fue la persona que vio hace unos momentos atrás, por lo que decide detenerlo.

—Disculpe señor Redhoof—

—¿eh... Que pasa, mi Lady?—

—Quería preguntarle una cosa, hace rato vi a un chico que...— el solo hecho de pensar en ese torso descubierto la sonroja y no puede decirlo —Digo, el se fue algo apurado y no le pregunté el nombre ¿de quien se trata, señor Redhoof?—

—¿Un chico...?— mira hacia todos lados como buscándolo pero no lo ve —Debió ser mi hijo, Alan, ¿No se presentó? Que raro, quizás se fue a buscar a mi hija y al caballo que falta de este establo, siempre es algo descuidado—

—Ya veo, era su hijo— ahora ya sabe su nombre, aunque tiene algunas dudas, como el hecho de por que corrió de esa manera.

—Ese Alan...— suena decepcionado el anciano del lugar —Que descortés al no presentarse adecuadamente, espero que acepte mis disculpas en su nombre por eso, mi Lady—

—No hay problema, señor—

Felicia quiere saber más sobre ese muchacho, pero mejor lo deja pasar por ahora, así comenzaron lo que vinieron a hacer en primer lugar, encabezado por el viejo criador de caballos.

—Bueno, para empezar, Lady Lluvia, aquí está uno de nuestros ejemplares fuertes, Cotton—

—Si que se ve fuerte— la joven tiene un brillo en sus ojos, un caballo moteado en blanco y negro con una llamativa cresta gris —¿Puedo tocarlo, señor Duncan?—

—Por supuesto, mi Lady, verá que es muy amigable— el anciano puede ver que ella de verdad le gustan estos animales.

—Me gusta su flequillo, es como si fuera algodón de lo suave que es—

—En efecto, por eso le apodamos así... En fin, pasemos al siguiente, este es Cross, es el más vistoso que hay—

—Si que es hermoso, con esa cruz en su frente, parece mágico— ahora acaricia a un caballo marrón con una marca de color negro muy peculiar que sin duda llama mucho la atención, casi parece que hipnotiza con esa cosa.

—Este de aquí es Mars—

—wow...— le impacto el hecho de que el caballo tenga un color rojo amarronado —Ya veo porque el nombre, le queda perfecto—

—Cuidado con el, es muy temperamental con los extraños—

—Parece que está a la defensiva— ella quería acariciar a todos los animales que vea, pero esta vez lo deja pasar.

En ese momento se escucha un relinchar justo en el espacio de al lado, el equino hacia un escándalo mientras parecía inquieto, entonces el anciano lo regaña.

—Ya basta, Furius, no vas a salir ahora—

—¿Que le pasa?— ella quería acercarse.

—Cuidado Lady Lluvia, Furius es el mejor ejemplar que e visto en muchos años, pero tiene un carácter muy fuerte, es casi indomable y con demasiada energía—

—Vaya...— mantiene la distancia, aún así le parece un hermoso animal —Que lindos zapatos blancos tiene ¿Y se podrá domar, señor Redhoof?—

—Lo intenté desde que tiene edad para ser montado, y aún desde pequeño que a demostrado no seguir órdenes, el único que logra que haga cosas es mi nieto, pero creo que no lo domó—

—¿Que quiere decir, maestro Duncan?— pregunta el Guardián.

—Creo que ambos piensan igual, es muy raro de ver pero existe, una conexión verdadera entre jinete y corcel—

—Como en los cuentos de caballeros— comenta la joven.

—Algo así...— el viejo quería seguir pero el animal vuelve a hacer escándalo —me disculpo por su comportamiento, mejor lo ignoramos y continuemos el recorrido—

El sargento Spike es el último del grupo, se detiene frente a Furius, ambos se miran fijamente, una guerra de miradas que parece muy reñida, y que parece que dará para rato, pero al menos el equino ya no hace ruido.

—Hay un gran espíritu de guerrero en ti... Me agradas, me recuerdas a alguien—

—¿A quién, sargento Spike?— cuestiona Annabelle que está junto a el —Si se puede saber, claro—

—Es a uno de mi tropa, ya lo conoces, Erick también puede ser intenso si se lo propone, puede pelear como si fuera un animal si se da el caso—

—No tenía idea que Erick tuviera un lado oculto, me parece tan tranquilo—

—oh créame señora Redhoof, quien haga enojar a Erick, lo va a lamentar hasta sus descendientes, por suerte mi entrenamiento le permite controlarlo hasta cierto punto, pero solo espero que nadie rompa su límite, pobre de quien lo enfrente jajajaja... ¿Me pregunto que estará haciendo ahora?...—

——————————

Hablando del soldado con la máscara, este se encontraba patrullando por el rancho, portando su lanza en su mano derecha y el escudo en la otra, está cumpliendo su labor pero no estaba concentrado, pensaba en Julie, le prometió que la visitaría, pero ahora está en servicio y no sabe si podrá verla en esta oportunidad.

Perdido en sus pensamientos, no se entera de dónde está, sin embargo, como si de una señal divina se tratará, un viento fresco empezó a soplar, entonces mira en dirección del mismo y ahí está ella; está de rodillas junto a un gran caballo color barro, su largo cabello negro ondea, su piel inmaculada, todo junto causa que se ponga nervioso ante lo hermosa que se ve a pesar de que parece triste de perfil.

Avanza lentamente, para así prepararse para saludarla, haciendo tiempo mientras organiza las palabras que usará, así noto que lo que está frente a ella parece una tumba junto a una árbol, lo que le preocupa es que quizás interrumpa algo delicado, pero todo se acabó cuando piso una rama seca, cuyo ruido al quebrarse asustó a la joven.

—¡ah! ¿Quien anda ahí?— se puso de pie rápidamente, llevo su mano izquierda a su pecho y con la derecha sujeta más fuerte la cuerda que rodea el cuello del corcel.

Mole no se tomó esto a la ligera, rápido se paró entre el soldado y su dueña, se podía escuchar su respiración agitada y con claras intenciones de aplastar a quien tenga adelante si este hacía algún mal movimiento.

—wow... Tranquilo, amigo— el enmascarado se cubre con su escudo, más no apunta con su lanza al animal, solo se puso de guardia al retroceder.

—Espera, esa voz... ¿Erick, eres tú?—

—Julie, perdón, no quería asustarte—

—Erick...— ella se siente feliz, el saber que si regreso la pone contenta, entonces ya más calmada se acerca al caballo para acariciarlo —Tranquilo Mole, es un amigo, no nos hará daño—

El animal detiene su intención de atacar, más no quita su alerta sobre el recién llegado, y está preparado para usar todo su enorme peso para aplastarlo si trata de hacer una estupidez. El soldado decide que lo mejor sera mostrarse inofensivo y deponer sus armas, clava la lanza en el suelo y deja el escudo al lado.

—Me alegra volver a verte, Julie—

—Me hace muy feliz que si cumpliste tu promesa, Erick, de verdad te lo agradezco—

Era como si el tiempo no existiera, el joven mira la sonrisa de ella como si hubiera sido esculpida por los mismos dioses, incluso se atrevería a afirmar, sin temor a un castigo divino, que su belleza natural supera a la cualquier imagen de diosa que haya visto en toda su vida.

—Jure por mi escudo que volvería— trato de acercarse a ella, pero el equino se para en medio —Parece que a tu amigo no le agrado—

—Mole, basta— coloca su palma izquierda en la frente del animal para calmarlo —Lo mejor es que hagan las pases, Erick, dame tu mano— estira la derecha en espera de hacer contacto.

—¿ah así?— el deja que la tomé de la mano, eso lo pone nervioso.

—Solo relájate— tira de el hasta que coloca su mano en la frente del caballo —Ambos se llevarán bien, lo sé—

Julie junta sus manos con la de Erick en la cabeza del equino, el soldado siente algo especial sobre ella, como si una energía misteriosa viajará entre el y Mole, un algo que parece mágico.

—Ahora se siente la paz, ¿Que no, Erick?—

—¿eh...? oh sí, ya Mole y yo somos amigos, no hay problema—

—Que bueno— ella se separa de ambos, se nota contenta y el caballo está tranquilo aún con la mano del soldado en su frente.

—Se nota que es un caballo muy fuerte— el quita la mano con precaución, pero ya no ve hostilidad en el animal.

—Si, por algo es nuestro semental, aunque está pronto para retirarse el viejo Mole—

—Eso suena triste—

—Pasara sus últimos años comiendo, paseando, y durmiendo todo lo que quiera, no le veo lo triste... a menos que extrañe a las yeguas—

Ambos pasan por una agradable momento, hablando con buen ánimo sobre sus vidas, hasta que una pregunta del soldado hace que el ambiente se enfríe.

—No quiero hacerte sentir mal, ¿Pero es de algún pariente está tumba?—

—Si, de mi abuela— ella baja la mirada —Era muy pequeña cuando la conocí, de las pocas imágenes que tengo de mi infancia—

—Lo lamento—

—gracias, fue hace mucho tiempo, ella me contaba historias, de héroes y princesas, de lugares fabulosos en todo el reino de Ámbar—

—¿Era viajera?—

—Cuando era joven visito casi todas las ciudades del reino, hasta que llegó aquí, se enamoró de mi abuelo y se quedó en el rancho, aunque eso no la detenía al la hora de tomar prestado un caballo y dar una vuelta por ahí— se escucha con nostalgia pero con una tierna sonrisa —Incluso le dio nombre a Mole cuando era un potro, por eso estoy aquí, así ambos compartimos el dolor—

—Entonces si estaba interrumpiendo un momento, perdón—

—Descuida, llegaste justo cuando me sentía muy mal, todo porque poco después de que falleciera, comencé a perder la vista... arruinando... mi vida... y mis sueños...— su voz se torna triste y también con algo de rencor —Aveces quería odiarla, me lleno la cabeza con todos esos lugares... soñaba con verlos con mis propios ojos, incluso ver más allá de las fronteras... quizás si mi abuela hubiera sabido sobre mi condición... no hubiera llenado de sueños mi cabeza...—

—Julie...— el quiere buscar palabras que la consuelen, pero no sabe qué decir.

—Ella no tiene la culpa de qué no pueda ver, o de ser una carga... ni siquiera podré casarme y tener una familia... estaré encerrada aquí toda mi vida...—

Todo quedó en silencio, ella está tan triste que nada la consuela, Mole intenta acercarse un poco más para animarla, pero ella ni lo nota; el soldado tiene qué decir algo, pero eso también será doloroso para si mismo.

—Julie, no sé qué se siente el no poder ver, pero sé que se siente el estar encerrado y que las cosas no parecen cambiar para bien—

—¿De verdad...? ¿Alguna vez destruyeron tus sueños?—

—Si, mi primer sueño en la vida era ser libre junto a la primera persona que mas me importaba, una esclava que conocí mientras estaba en cautiverio—

—¿Una esclava, como se llamaba?—

—Esa es la cuestión, no tenía nombre, pero ella era la encargada de darme comida y agua mientras estaba en una jaula como un animal, también me daba cariño y empezó a enseñarme a hablar mientras nadie miraba—

—Era una buena persona—

—Si, era muy amable, quizás demasiado, ya que un día ella salió a defenderme, los esclavistas me estaban golpeando para que deje de resistirme, nunca me gustó esa sensación que daban esos collares—

—¿Collares?—

—Si, a los esclavos les ponían un collar atado a una cadena, las usaban para mantenernos sometidos, pero siempre les costaba hacer que yo trabajé, así que me golpeaban, y una vez se pasaron de la mano... estaba mal herido, ella salió a interferir, trato de que me dejaran en paz, pero ese hombre se la quitó de encima de un golpe, se estrelló contra la pared haciendo que su cuello se rompiera por el collar—

—Es horrible...— Julie se tapa la boca de la impresión.

—Después todo es muy borroso, solo recuerdo que trataba de hacer que reaccione, la primera vez que una muerte me afectó, perdí el control de mi mismo y ataque el maldito; luego me desperté en la jaula, donde me dejaron sin comida, ni agua, pero yo no paraba de recordar las historias que ella contaba sobre lo que había afuera de esas cuevas donde estábamos, su más grande sueño era ser libre, y el mío era estar con ella para que me muestre el exterior—

—Lo lamentó, Erick, no sabía cuánto habías sufrido—

—Gracias, Julie; y eso no era todo, ya que mientras estaba en la jaula, recordaba cada cosa que ella me contaba, y la más importante era "La Leyenda de Erika la Gigante", era su historia favorita—

—Mi abuela también me contó esa historia, era sobre una mujer gigante que plantó todos los árboles del reino y construyó Hideforest—

—Ella quería usar ese nombre cuando fuera libre, y me dijo que elegiría uno para mí, pero nada de eso se pudo hacer... yo quería morir en esa jaula, ya no tenía nada, pero el sargento Spike me dio una segunda oportunidad para vivir... por eso me llamo Erick, así nunca la olvidaré y continuaré viviendo por ella—

El soldado se sentía nostálgico, algo triste también, pero con la frente e alto, y mira a la mujer frente a él, solo para notar que está llorando.

—Has vivido un infierno, Erick, de verdad lo lamentó—

—No llores, Julie— el quiere consolarla, lo único que se le ocurre es quitarse el guante de su mano derecha y de la forma más delicada que puede le limpia las lágrimas —Hay cosas que aún no sabes sobre mi, solo espero poder llegar a conocernos mejor, a mi no me importa si no puedes ver, yo quiero estar a tu lado, Julie—

—Erick...— ella no sabe qué es lo siente, sus emociones se disparan en muchas direcciones, esta conmovida por esas palabras, hace años que no se sentía tan feliz.

El soldado está hechizado por la sonrisa de Julie, podría estar todo el día viendo la, quizás para siempre.

—Gracias Erick, ya me siento mejor—

—Me alegra oír eso— el se coloca el guante de nuevo y recoge sus armas —Supuestamente estoy de servicio ahora, quizás el sargento Spike se pregunte donde estoy—

—Lo mismo mi familia, y entonces, ¿El Guardián está aquí otra vez?—

—Si, también está lady Lluvia y el resto del pelotón del sargento—

—¿Lady Lluvia está aquí? Y yo tan sucia, creo que no sería bueno que me presenté así, ¿Me veo mal?—

—Te vez bien, Julie, estás linda— la máscara tapa su vergüenza, por suerte ella no puede ver.

—Gracias, Erick— se ruboriza un poco, solo trata de cambiar de tema para alejar sus nervios —Mejor llevo a Mole al establo, ya fue un paseo muy largo—

—La escoltare entonces— el quería acercarse más a ella, pero el viejo caballo lo intercepta con un empujón que lo hace retroceder —wow parece que ya tienes escolta—

—jajaja tranquilo Mole jajaja... Lo siento Erick, el estaba primero, tú puedes ser el segundo—

Así los tres se encaminan de regreso a los establos, están contentos, a su manera; lo que no notaron es que hay alguien observando, ese es el hijo varón de los Redhoof, quería interferir entre esos dos, pero al ver que el soldado con máscara pudo pararse frente a Mole y sobrevivir, le hizo cambiar de opinión, solo quiere proteger a su hermana, y verla tan feliz hace que todo esto valga la pena; Alan aprovecha que se alejaron lo suficiente para ir frente a la tumba.

—Ojalá pudieras ver a Julie, abuela, parece que por fin encontró a alguien especial, aunque no me convence del todo todavía, veré qué tipo de hombre es ese tal Erick... Julie si que te extraña, te necesita—

El joven se retira con nostalgia, toma rumbo al establo, ya que todos se encuentran ahí. Apenas recuerda a su pariente, ya que era muy pequeño, pero sabe lo importante que fue en la vida de su hermana.

——————————

En los establos continua el recorrido para los visitantes del castillo, Felicia se maravilla con cada caballo y yegua que ve, es entonces cuando el anciano de la casa se detiene para presentar al siguiente.

—Llegamos, mi lady, creo que aquí vera la cosa más hermosa que alguna vez vieron sus ojos esmeralda, le presento a Frost—

—Increíble...— la joven piensa que está soñando, la yegua es blanca como la nieve, con una cresta rubia, que le encantaría poder cepillar y averiguar si esos mechones son de oro —Es hermosa, ni en la capital vi algo parecido—

—jeje Solo en el rancho Redhoof se pueden ver criaturas así, mi lady— el anciano se enorgullece de si mismo al lograr sorprender a su visita.

El Guardián está satisfecho, en su investigación visitó todos los establos de Emerland, si bien encontró muy buenos equinos de todos los colores y tamaños, lo cierto es que sabía que está yegua sería la indicada para Felicia, al verla con sus ojos verdes llenos de brillo, es que decide hablar.

—¿Y que te parece tu regalo de cumpleaños, mi lady?—

—No me lo puedo creer, es el mejor regalo del mundo, gracias sir Luke— salto a abrazar al Guardián por la emoción.

—Sabia que te iba a gustar, ahora mismo terminaré de hablar con el maestro Duncan para hacerlo oficial, solo necesito que me sueltes un momento—

—ups perdon— ella se avergüenza un poco tras acabar el abrazo —Prometo que me voy a controlar jeje—

Todo parece alegría en el establo, los anfitriones están a gusto, nunca pensaron que hoy tendrían la oportunidad de vender un caballo al castillo esmeralda, justo en ese momento regresa Frank ya limpió y se actualiza de la situación.

—Ya estoy de vuelta, ¿De qué me perdí?—

—Hijo— dice el anciano —Prepara la silla de montar, lady Lluvia está ansiosa por comenzar—

—A la orden—

—¿Puedo montarla ahora?— pregunta la joven de ojos verdes con sorpresa.

—Claro, antes de hablar de negocios, es prioridad que se forme confianza entre ustedes dos, Frost es algo tímida con los extraños, así que veamos cómo se llevan—

—Ya quiero conocerla— ella se acerca a la yegua, pero está se mantiene lejos —Parece que no me quiere—

—Tranquila, deja que se acostumbre a tu presencia, hazle saber que tus intenciones son buenas y ella se acercara a ti, mi lady—

—De acuerdo, señor Duncan, lo intentaré— ella se para a cierta distancia, estira la mano de forma gentil y habla con calma —Ven, Frost, acércate por favor—

La yagua sigue manteniendo cautela, no parece querer acercarse, lo que pone triste a la chica; el Guardián espera que esto termine bien, que esto no haya sido una equivocación; los anfitriones se preocupan, desearían que Julie estuviera aquí, ella podría hacer de este proceso mucho más rápido.

——————————

Afuera de los establos, las tropas del sargento Spike están patrullando, cada uno es único en su tipo, hay grandes y fuertes, también delgados y ágiles, se toman su guardia muy enserio, sin embargo, están algo aburridos, nada emocionante pasa en el rancho Redhoof, hasta que algo capta la atención de todos.

Lo primero que se ve es un gran caballo, pero es lo que está justo al lado de el lo que se roba todas las miradas, la hermosa hija de los anfitriones, dejando a Erick ignorado totalmente. La mayoría de los soldados son jóvenes, conocen a casi todas las señoritas de la ciudad, y nunca creyeron que una mujer así pudiera estar escondida en un lugar como este.

—Tranquilo Mole— ella acaricia al animal para calmarlo, ya que se puso ansioso.

—¿Que le pasa?— pregunta el soldado de la máscara.

—Hay algo en el aire, el clima no es de su agrado—

—¿El clima?— el mira hacía el cielo, las nubes grises siguen extendiéndose hasta el horizonte —Esta mañana sentí tención en mis hombros, normalmente eso quiere decir que lloverá—

—¿Enserio? Y mí hermano no quiere creer que habrá lluvia—

Los tres siguen avanzando hacía el establo, ella no puede ver, pero tiene un extraño escalofrío causado por las miradas de todos los presentes, aunque se siente segura junto a su amigo, el gran Mole, que hace que se detenga.

—¿Por que paras, Mole?— ella no entiende porque se detuvo, pero no hubo tiempo para pensar, ya que una voz nueva llega a sus oídos.

—Señorita...— un joven soldado se para frente a ellos, mirando fijamente a Julie con unos ojos azules, lleva su lanza y escudo en la espalda, aunque destaca más una espada en su cintura —Benditos mis ojos que te ven—

—¿emm... Quien eres, señor?—

—oh cierto, donde quedaron mis modales, me presento, soy Brandon Alen, segundo hijo del clan Starwalker, ¿Cuál es tu nombre, señorita?—

—Soy Julie Redhoof, única hija de la familia, es un gusto conocerte, Brandon—

—Debo decir que el gusto es mío por conocer a tan hermosa mujer, Julie— el se para frente a ella.

—Agradezco sus cumplidos, solo quisiera ah...— se ve interrumpida cuando aquel soldada se arrodilla y le sujeta su mano, algo que no esperaba.

—Tu belleza me deja sin palabras, para mí sería una gran ilusión poder invitarla a una...*CRASH*—

Un poderoso golpe manda a volar al soldado enamorado, Mole uso el peso de su cuerpo para embestirlo por acercarse demasiado a ella de esa forma tan audaz.

—¿¡Mole, que hiciste!?— Julie supo perfectamente que el caballo atacó a quien tenía delante, pero no sabe que tan grave es —Espero que no esté muerto o si no, te quedarás afuera del establo... Erick, ¿Cómo se encuentra, está bien?—

—Dejame ver— el enmascarado trata de contener la risa, se acerca a su compañero que está tendido en el suelo —Hey, di algo si estás vivo—

—¿Estoy en el cielo?— mira las nubes algo confundido.

—No, estás en la tierra... tranquila Julie, está bien—

—Menos mal— ella se calma —Lo siento mucho, Brandon, Mole es algo agresivo con los extraños—

—No hay problema— el soldado se pone de pie, se quita el casco, revelando una cabellera rubia brillante presumiendo la frente a ella —Estoy perfectamente bien, el sargento nos entreno para soportar esto, no se preocupe—

—Los soldados del sargento Spike son resistentes por suerte, me alegra que no esté herido—

Se presentó el silencio, nadie tiene algo que decir, Julie solo sonríe como si nada, lo que genera en los presentes una sensación agradable por lo bonita que es, aunque también pasa algo más, Brandon esperaba que ella haga algún comentario sobre su persona, quizás sobre su cabellos, su rostro bien definido, o sus ojos cafés, es entonces que mira al enmascarado contener la risa hasta que por fin la deja salir.

—jajajajajaja—

—¿Que es tan gracioso?— ella está confundida.

—oh perdón, es que ver a mí compañero ondear esa melena me da gracia ya que no funciona aquí y ahora—

—¿De que hablas, Erick?— el soldado sospecha que algo pasa debido al tono burlón del enmascarado.

—Es un detalle muy importante, verás Brandon, lo pondré simple, Julie no puede ver—

—Espera ¡¿Que?!— está muy impactado —Entonces, Julie tu...—

—oh cierto— ella se percata de la situación —Es que yo quería avisarte sobre mí condición pero me interrumpirse y luego cuando te golpeó Mole se me olvidó... lo siento si no lo mencioné, estoy ciega desde que soy una niña—

—Eso es... terrible... lo lamento mucho, Julie— el soldado se ve atónito, sus compañeros se sienten mal por ella también.

—Gracias, pero no se sientan mal por mí, ya me acostumbré a esto... Bueno, mejor llevo a Mole al establo para que no aplaste a nadie mas—

En ese momento se abren las puertas del establo, del interior sale el viejo criador de caballos que lleva a la yegua Frost, detrás están el Guardian, lady Lluvia, el sargento Spike y Annabelle; la mujer, al ver a su hija, se dirige a ella rápidamente.

—Julie, que bien que traes a a Mole, ¿Pero donde está tu hermano?—

—No lo se, mamá, todo este tiempo me acompaño Mole y Erick—

—¿A dónde se metió Alan?... Bueno, te agradezco Erick por acompañar a mí hija—

—No fue nada, señora Redhoof, agradezco su hospitalidad— el enmascarado se gana las miradas de sus camaradas de armas, ya que les parece que el ya es un conocido de aquí, eso dio sospechas a Brandon.

La joven lady ve a la hija de los anfitriones con asombro, podría comparar su belleza con sus hermanas mayores, como si fuera una princesa de cuento de hadas que habita en un lugar oculto, lejos de las miradas de cualquiera, no puede quedarse quieta tiene que conocerla.

—Disculpen que interrumpa, usted debe ser Julie, sir Luke me habló un poco sobre usted, soy Felicia Runestone, o lady Lluvia si prefiere—

—oh que sorpresa, lady Lluvia, es un honor conocerla, espero me disculpé por mis ropas sucias, estoy un poco vulgar— ella hace una reverencia, aunque está no mira directamente a su visita, por suerte Mole la empuja un poco para que esté en la dirección correcta.

—No hay problema, estás perfecta, es más, el maestro Duncan me dijo que con tu ayuda yo podría montar a Frost, estaría muy agradecida con su asistencia—

—Me encanta ayudar, será un placer, solo espera a que llevo a Mole al establo—

—De acuerdo, y este es un magnífico caballo— todos miran a la joven de ojos verdes, acariciando al viejo animal sin problemas, y este último se vio muy tranquilo y dócil frente a ella.

Mientras Julie lleva al animal a su sitio, los soldados de escolta no paraban de verla, fascinados por la hermosa que parece su retaguardia; sin embargo todo termina cuando aparece Frank, su mirada lo decía todo, no le agrada para nada que vean de esa forma a su única hija, es un hombre alto y robusto, haciendo que los soldados miren para otro lado; el Guardián se percata de esto y le susurra algo al oído del sargento, para que retire a sus hombres y no incomodar a los anfitriones.

Spike hace una señal usando su alabarda, momento en que todos los soldados captan la orden de retirarse, nadie quería hacer algo estúpido frente al Guardián y la pequeña lady, así cada uno se iba alejando del lugar, pero una mano se posa sobre el hombro del enmascarado.

—Usted queden se, cabo Erick—

—Como ordene, sir Luke—

Brandon se sintió celoso, no puede hacer nada, pero no puede evitar molestarse al no poder estar junto a la hermosa Julie. Mientras, la familia Redhoof se pregunta dónde está Alan, el está muy cerca, escondido, ya que le da vergüenza mostrar su cara frente a la chica de ojos verdes, mejor se queda en el establo.

——————————

En el corral están reunidos para el evento principal, Felicia está nerviosa y ansiosa, Duncan sostiene las riendas de la yegua mientras Julie le acaricia la cabeza.

—Frost está lista, abuelo— dice la joven invidente.

—Excelente, buen trabajo, Julie... Ahora lady Lluvia, acérquese lentamente a mi nieta, sin movimientos bruscos, por favor—

—De acuerdo, aquí voy— la chica de ojos verdes camina con cuidado hacia el equino.

—Su mano, lady Lluvia— la joven estira la mano y espera.

—Si...— ella no comprende está sensación al prestar su mano a Julie, es como si todos sus temores desaparecieran, y se deja llevar hasta que su palma se posa sobre la frente de la yagua.

—Ambas son iguales— susurro.

—¿Que...?—

—Perdon, pensé en vos alta... es que ambas se sienten igual... creo que las dos se entenderán bien aún sin mi ayuda— Julie se aparta.

Felicia no comprende esas palabras, pero de lo que está segura es que Frost es el animal más hermosa del mundo.

—Mi lady, es hora de montar— el anciano la invita a subir.

La chica esmeralda estuvo esperando este momento, logra subir sin problema a la yegua, así comienzan a pasear por el lugar con una gran sonrisa en su rostro; Duncan no se aleja para asegurarse de que todo salga bien, se da cuenta de que la joven sabe dirigir las riendas. Sin embargo, no todo es felicidad, Alan aún está escondido en el establo, le encantaría estar allá y cabalgar junto a ella, pero aún junta valor para poder disculparse por su comportamiento al conocerla.

Felicia está disfrutando de todo esto, al pasar frente a los espectadores, decide expresar su sentir.

—Este es el mejor regalo de todos, gracias sir Luke—

—Sabia que le encantaría, elegí el lugar correcto— el Guardián está muy orgulloso.

—También quiero agradecer al rancho Redhoof, por el día más feliz de mi vida—

Los locales estan muy honrados con esas palabras, una misión completada con éxito, ya que se ganaron la gratitud del castillo Esmeralda. Al final, dejan a la joven lady pasear a lomos de Frost, ya que parece mantener todo bajo control, esto le permite a el Guardián tener una conversación muy importante con el viejo criador de caballos.

—Sin duda este día salió a la perfección, mi lady está feliz, yo estoy feliz, y lo más seguro mi Lord también lo estará, solo quiero darles las gracias en nombre del castillo Esmeralda, familia Redhoof—

—Es un honor para nuestro humilde rancho, sir Luke, agradecemos su visita, y creo que hablo por toda mi familia, de que de verdad nos honra su preferencia para elegirnos, Guardián—

—Maestro Duncan, es por lady Lluvia y Frost la razón por la que estoy aquí, me encanta este lugar, pero tengo una misión, y les aseguro que el castillo Esmeralda está dispuesto a pagar lo que ustedes quieran por la yagua Frost—

—¿Lo que...?— Frank está impactado.

—¿Quieran...?— Annabelle también está igual de sorprendida.

Mientras el señor y la señora Redhoof se quedan sin palabras, el Guardián y Duncan hablan seriamente sobre el precio de la yegua, y también de la posibilidad de que lady Lluvia pueda practicar más sobre cómo cuidar del animal en este rancho; por otro lado, Julie está parada junto a Erick, está contenta de que las cosas terminen bien, pero de la nada siente un escalofrío que recorre todo su cuerpo.

—Algo no está bien— ella coloca su mano en su pecho con preocupación.

—¿Que pasa, Julie?— pregunta el soldado de la máscara.

—Ahí viene...—

Erick no tuvo tiempo para comprender a que se refiere ella, un viento comenzó a soplar con fuerza, mira hacia el cielo, donde el cúmulo de nubes empezó a manifestar destellos, y es cuando los truenos resuenan hasta que liberan toda su energía contra un árbol cercano al corral donde está la joven lady y su montura.

—¡Lady Lluvia está problemas!— el Guardián los pone en alerta.

El pánico se hace presente, Frost se asustó, comenzó a correr de tal modo que derribo una parte de la cerca, Felicia se aferra a la silla de montar totalmente aterrada, perdiendo el control de las riendas. La lluvia empezó a caer junto a más truenos que azotan el lugar, Julie se cubre los oídos y se agacha, Erick rápidamente va a cubrirla, mientras se escucha la fuerte vos de Frank.

—¡Annabelle, lleva a Julie a la casa! ¡Padre, vamos por los caballos, hay que detener a Frost!—

Los Redhoof se ponen en marcha, el sargento Spike piensa en sus opciones, aunque no puede hacer mucho, podría hacer que sus hombres derriben al caballo, pero eso sería un gran riesgo para la lady, así que se suma a los anfitriones para ir a los establos.

—¡CUIDADO!— se escucha un grito desde el establo, las puertas se abren violentamente, entonces un caballo corre a toda velocidad con un joven a cuestas.

—¡Alan!— grita el anciano por la sorpresa.

—¡Corre Furius!— los dos se dirigen hacia dónde está Frost como una flecha que corta la lluvia que se hace más intensa.

Frost es veloz, pero Furius logra acortar la distancia rápidamente, estando a un cuerpo para alcanzarla es que el se desespera.

—¡Vamos Furius, se que puedes alcanzarlas!— a máxima velocidad logran por fin ponerse al lado de ellas —¡Felicia, toma las riendas!—

Ella no reacciona, está muy asustada como para hacer algo; Alan se ve presionado, se acerca lo más posible para así poner su mano sobre la espalda de ella, luego la sujeta con fuerza y la levanta de su montura para cargarla en sus brazos.

—Oye... Lady Felicia, abre los ojos, estás a salvo—

—¿uh?— ella muestra sus ojos verdes, lo primero que ve es a aquel chico, con la lluvia cayendo sobre ese cabello negro, y un cielo gris pero iluminado como si fuera una señal divina.

Los dos no paran de mirarse fijamente, tampoco pronuncian palabras, todo se sentía tan mágico que parece de cuento, ella puede sentir esos brazos que la cargan con delicadeza y a la vez con firmeza; Alan no podía creer que esto esté pasando, es mucho más hermosa de cerca, puede perderse en esos ojos brillantes como esmeraldas. Sin embargo, se escucha como relincha Frost que aún está en pánico, lo que hace regresar a la realidad a ambos.

—Frost aún está asustada por el rayo, si no la detengo se puede lastimar— dice el joven mientras piensa que hacer.

—Pobre Frost...— Lluvia se siente mal por ella, quisiera hacer algo —¿Que podemos hacer?—

—No puedo hacer mucho así, primero te llevaré a un lugar seguro, lady Felicia, luego pensaré en algo—

—No te preocupes por mí, hay que ayudar a Frost— responde ella con determinación.

—Pero...—

—Nada de peros, soy tu lady, y harás lo que te diga, ahora llévame a dónde está Frost, quiero intentar algo—

Alan se sorprende, no esperaba esa respuesta, sonó como una líder, firme y decidida, incluso ve un rostro de súplica pero muy determinada.

—Esta bien, lady Felicia, Furius y yo la llevaremos, sujete se bien—

La joven se siente a gusto en los brazos del chico, pero hay algo más importante en juego, entonces se sienta detrás de el y se aferra a su torso, cosa que hace sonrojarse; pero no es la única, el también se siente igual, solo trata de ignorarlo para concentrarse en dirigir a su caballo y llegar hasta estar a unos cinco metros de la yegua.

—No puedo acercarme más, creo que se asustara si lo intentamos—

—Esta bien, desde aquí es perfecto—

Alan no sabe que planea ella, pero Felicia tiene fe en que su plan funcione, busca entre sus cosas su ocarina, la cual empieza a tocar de tal forma que opaca el ruido de la lluvia.

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El sonido armonioso del pequeño instrumento de viento alcanza cada rincón del rancho Redhoof, transmite una paz que contagia a todos, incluso la tormenta paso a ser una débil llovizna, entonces Frost se acercó lentamente hasta estar frente a la joven lady, momento en el que terminó la canción y toma las riendas de la yegua.

—Funciono— dijo ella.

—¿Que fue eso? Fue increíble— el esta estupefacto.

—Gracias, es una melodía para calmar a las bestias, me la enseñó un bardo hace mucho tiempo, no sabía si funcionaría—

—pues si funcionó, incluso a mí me calmo, creo que mí abuelo tiene razón, debo ser un animal—

—jajajaja que gracioso— ella ríe de forma dulce, que deja cautivado al joven —¿Eres Alan, verdad? Tu padre me dijo que ese era tu nombre—

—oh, si, soy Alan Redhoof, y el es Furius, el caballo más rápido de Emerland, lady Felicia—

—Estoy encantada de conocerlos, y muchas gracias por salvarme, Alan y Furius—

—No fue nada, lo que sea por usted, lady Felicia—

Ambos se sienten muy a gusto compartiendo este momento juntos, pero en ese momento llegan Frank y Duncan, que están aliviados de que la crisis terminará, entonces todos regresan al establo, donde el Guardián corre como puede a su encuentro.

—¡Lady Lluvia, gracias a los dioses que estás ilesa!—

—Lo siento por el susto, sir Luke, y tranquilo, estoy bien, Alan me salvó la vida— ella se baja del caballo y controla las riendas de Frost.

—Eso es asombroso, joven Alan, el castillo Esmeralda le está en deuda— hace una reverencia.

—guau... Fue un placer ayudar, Guardián Luke, solo hice lo creía correcto— el joven desmonta a Furius y ambos responden a la reverencia igualmente.

Los Redhoof están orgullosos por el miembro más joven de la familia, ahora era como un héroe, el Guardián no paraba de agradecer por la actuación de Alan; el sargento Spike y sus hombres se sienten mal, no pudieron proteger a la pequeña lady, una humillación difícil de afrontar.

—Parece que la tormenta se detuvo por completo— dice el Guardián —Sera mejor aprovechar este momento para regresar al castillo antes de que vuelva a llover... Mí Lady, debido a los eventos recientes, ¿Que opina de su regalo?—

—Puedo sentir su preocupación, sir Luke, pero mí desición es que quiero quedarme con Frost, prometo que la voy a cuidar bien, será como una hermana para mi—

Ella se toma sus palabras muy enserio, los demás lo ven hasta en sus ojos verdes, nada podría hacerla cambiar de parecer; momento después, llevaron a los caballos al establo, los adultos fueron a la casa para hablar sobre el futuro de la yegua, mientras los jóvenes están secándose toda la lluvia que les cayó encima.

—Solo llovió para molestar— dice Alan —Ahora no cae ni una gota—

—Para mí fue un susto de muerte— comenta la chica de ojos verdes —Perdí el control de las riendas, les cause un gran problema, lo siento—

—No es tu culpa, nadie esperaba que cayera un rayo justo en ese momento—

—Es cierto, pero me paralice, le tengo mucho miedo a los rayos, desde muy pequeña—

—Espera, ¿Le tienes miedo a los rayos, lady Felicia? Eso no lo sabía—

—No muchos lo saben, y es curioso, me llaman Lluvia por el día en que nací, pero no puedo hacer otra cosa que quedarme de piedra cuando cae un rayo o suenan los truenos—

—No eres la única, lady Lluvia— dice Julie —A mí también me asustan, si el ruido es muy fuerte, me deja tan aturdida que hasta pienso que me voy a morir—

—No puedo imaginar su situación— la chica de ojos verdes se siente mal por ella, por lo que decide compartir algo de su vida —Me recuerda a mí maestra Jaina, ella me recibió cuando nací, me dijo que yo no reaccionaba de ninguna manera, que parecía muerta—

Eso sorprende a los hermanos Redhoof, ya que nunca escucharon está versión de los hechos de ese día, y quieren saber más al respecto.

—Mi maestra, me dijo que yo no me movía, ni respiraba, mis padres estaban angustiados, por cómo me lo contó, debió ser un día nublado como el de hoy, sin que caiga una sola gota de lluvia... ya habían perdido la esperanza, cuando un rayo golpeó la torre norte del castillo, el estruendo fue muy fuerte, la lluvia caía de forma torrencial, y sin embargo todo fue opacado por mí llanto... no había llovido en meses, por eso piensan que fue una señal de los dioses, que me dieron la vida, así como a los cultivos que crecieron después de la tormenta—

—guau...— el joven está muy sorprendido —Nunca me imaginé que nació muerta, mí lady—

—¡Alan!— su hermana se escandaliza —Así no se dice, es "ella nació sin vida" no "muerta"—

—Pero entonces revivió, Julie, se murió y no se murió...—

—Y sigues diciendo que se murió...—

—Pero si murió...—

Los hermanos Redhoof discuten, Felicia es ignorada, pero eso no la hace sentir mal, todo lo contrario, recuerda cuando era más pequeña, sus hermanas mayores discutían muy a menudo, sobretodo de temas triviales que no llegan a nada, causando que riera, y trata de tapar su boca para opacarlo; Alan y Julie dejan la discusión, quedando muy avergonzados por tal acto de indiscreción.

—jajajaja Ustedes son muy divertidos...— la chica de ojos verdes recupera la compostura —De verdad hoy a sido un día repleto de emociones, ustedes los Redhoof son muy agradables, voy a atesorar este momento por el resto de mí vida, y espero poder visitarlos muy pronto—

—Yo también lo espero...— dice el joven, de solo verla se sonroja, totalmente encantado por su sonrisa.

Felicia está muy a gusto con ellos, su primer encuentro con Alan fue muy raro, pero ahora le resulta divertido recordarlo, y no piensa decirle a nadie que vio su torso al desnudo, un secreto que ambos comparten hasta la muerte.

La visita termino, por lo que todos están en la entrada del rancho para despedirse, donde nuestra dama invidente sonríe dulcemente al hablar con su amigo.

—Fue agradable volver a hablar contigo, Erick—

—A mí también Julie, es más, en tres días tengo tiempo libre, podré venir a visitarte sin problemas—

—Eso me encantaría—

La tropa del sargento Spike están perplejos, esa es la prueba que necesitan para asegurar que su compañero con máscara es conocido de los locales, Brandon siente celos ante eso, no puede creer que los Redhoof permitan este circo.

—Esta visita fue muy emocionante— dice el Guardián con una sonrisa —Pero tenemos obligaciones que cumplir en el castillo, quizás la próxima no pueda venir, espero cuiden bien a mí lady cuando regrese para sus lecciones—

—No se preocupe, sir Luke— el viejo hace una reverencia junto a su familia —Nuestro humilde rancho siempre tendrá sus puertas abiertas, podrán abusar de nuestra hospitalidad cuando quieran—

—Se las encargo, obvio vendrá con sus escoltas, cualquier problema que tengan con ellos me lo hacen saber y me aseguraré de dar un castigo acordé a la falta—

—No creo que pase algo, pero gracias—

—Bueno, sargento, nos retiramos—

—A la orden, Guardián— el soldado hace una señal para que sus hombres marchen —Gracias Redhoof por su hospitalidad—

Mientras se dirigen a la salida, la chica de ojos verdes se gira y se despide mientras saluda con la mano con energía.

—¡Adiós, los veré pronto!—

Alan saluda con cara de bobo, agradecido por conocerla al fin, y lo mejor es que ella volverá otro día, no podría estar más feliz; los visitantes se fueron, Frank lanza un pesado suspiro antes de siempre el silencio.

—Que bueno que todo termino bien, pero aún hay trabajo que hacer, voy a reparar el corral cuanto antes— se retira.

—Yo iré a ver a los caballos— agrega el viejo Duncan —Quizás alguno hizo un desastre por ese trueno... Alan, puedes descansar, te lo ganaste— se fue al establo.

—Voy a preparar la cena— dice Annabelle que entra a la casa.

Eso deja a los dos jóvenes solos, Julie busca con sus manos hasta agarrar el brazo de su hermano.

—Alan... ¿Alan, me oyes?— lo sacude un poco y aún no recibe respuesta —¡Alan!—

—AH ¿Que? ¿Que pasa?— se sobre salta y queda confundido al salir de su trance.

—No me escuchabas, ¿Ya todos se fueron, verdad?—

—eeh Si, ya no hay nadie aquí, ¿Adónde fueron nuestros padres y el abuelo?—

—¿Que no oíste?—

—¿Que cosa?—

—Que tienes descanso, lo dijo el abuelo—

—¿Descanso? guau, eso es nuevo—

—Ahora que tienes tiempo libre, es hora de que pagues, hermano—

—¿Que te pague?—

—Si, hoy llovió, me debes un masaje—

—Oh no puede ser, ¿Podría ser otro día, hermana querida?— súplica.

—Nooo, lo quiero ahora, hermanito— sonríe con malicia.

—No quiero recordar este gran día con tus sucios pies—

—Entonces limpia mis pies primero, no te escaparas de esto— se prende del brazo con fuerza.

—¡Julie, piedad!— trata de escapar pero no puede —Te pagaré, lo prometo, pero no hoy—

—No tienes elección, me das el masaje ahora, o le diré a lady Lluvia de esa vez que limpiaste los establos y probaste los regalos de Mole con tus labios—

—¡Eso fue un accidente! No te atreverías a decirle eso ¿verdad?—

—No lo sé, quizás un masaje me haga olvidar ese día—

—Eres cruel— el se rinde.

—Pero te quiero mucho— ahora le da un feliz abrazo.

—Tambien te quiero—

Ambos se abrazan, tras entrar en la casa, Alan cumplió su parte de la apuesta, Julie disfruto como una princesa ese masaje de pies, todo parece ir bien para los Redhoof.

Por otro lado, Felicia está muy feliz, no solo por su regalo, también por aquel chico, espera ansiosa por la próxima vez que lo vea, esto podría ser el nacimiento de una hermosa amistad... o quizás algo más.

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Lejos de Emerland, en el corazón del reino de Ámbar, una enorme ciudad con estructuras amarillas y tejados rojos conocida como Rubyheart, la capital del reino, donde está el gran Palacio Carmesí, dentro hay un gran salón con una mesa larga poblada de sillas, y en la cabeza está un trono de madera tallada.

El rey, un hombre de mediana edad, su cabello antaño era negro, la corona dorada posee seis piedras preciosas de diferentes colores, vistiendo una capa roja que cubre una túnica blanca; el monarca apenas escucha lo que hablan sus sirvientes durante esta reunión del consejo, temas muy triviales, el reino está en auge y nada parece querer perturbar la paz, por lo que no tendría porque preocuparse, sin embargo alguien entra en la sala.

—Con permiso, miembros del consejo, majestad, perdón por interrumpir— porta una armadura completa color rojo.

—Capitan, proceda por favor— el rey lo mira serio, siente que algo está apunto de pasar, algo grande —¿Tiene algo que compartir con el consejo?—

—Si, majestad, acaba de llegar un mensaje urgente de la fortaleza del bosque sur— muestra un gran pergamino con un sello de cera con una figura de un cuervo.

—A ver, pásame el mensaje— no pierde un segundo y quita el sello para leer su contenido —Es el informe de los espías que enviamos a Akilion...—

La tensión se elevó por las nubes cuando vieron el rostro de su rey, como si hubiera visto a un fantasma, nadie quería decir algo pero uno de los presentes, su primogénito, se acerca muy preocupado.

—Padre, ¿Que ocurre en el sur?—

—Algo que temia desde hace tiempo...— el monarca se puso de pie para ver a todos los presentes a la cara —La guerra civil por el poder en Akilion termino, tienen un nuevo rey—

Se hizo el silencio, para el reino de Ámbar está es la peor noticia que podía llegar, el conflicto que tienen con el reino del sur lleva siglos, ahora gozan de paz con ellos porque empezaron a pelear entre si por poder. Ahora temen que esa paz termine como ya paso hace tiempo.

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Si estás leyendo esto, es porque termino el capítulo, no se olviden de poner una estrella si les gusto, de comentar que te pareció y si quieres mas de esta historia; nos vemos en la próxima y recuerden, no se duerman.

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