3.7) La deuda de lo prometido

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Día 1

En las afueras de palacio justo al cruzar el puente de piedra, había un pequeño rincón repleto de arcos florales, caminos de piedra y un pozo en el centro. Era el rincón más colorido de los jardines de palacio pues había hiedras de todas las formas y colores que daban vida a ese lugar e invitan a que los pájaros y otros pequeños seres encontraran en ese lugar su rincón para pasar el tiempo.
La responsable de que ese lugar luciera con tanto resplandor no era otra que la Señora Lockheart, nuestra duquesa, lo había convertido en dos de sus pasiones favoritas, el cuidado de plantas con flor y la tardes de jugo de bayas con delicias, por ello ese rincón floral se llamaba el Jardín de las delicias.

Velkan estaba disfrutando de las vistas del Jardín de las delicias junto a Leowen mientras esperaban que apareciera la duquesa, la cual había organizado algo especial para Leowen.
La duquesa tras decirle el doctor que el señorito ya había descansado y ver ella misma que los ánimos de su hijo estaban algo mejor, decidió que ella también animaría a su hijo y al ver que el sol empezaba a bajar supo que iban a hacer. Por uno de los arcos florales asomo la duquesa con una bandeja repleta de jarras y aperitivos, llevaba un vestido de seda rosada y su cabello recogido con un lirio negro que para la opinión de Velkan resaltaban esos ojos púrpuras que madre e hijo compartían, pero este último lucia una cabellera marrón.

-Hola, veo que ya están aquí- dijo la duquesa con una amplia sonrisa mientras depositaba la bandeja, en un tocón de madera que estaba dispuesto para tal uso, se sentó en la tierra cubierta de hierba junto a Leowen -te he conseguido un aperitivo que seguro te encantará- dijo a Leowen mostrando las delicias que Lhynna le dio el día anterior.

-Mamá son tus favoritas- dijo Leowen sonriendo ante la evidencia.

-Acaso no son deliciosas- le dijo la duquesa mientras le pellizcaba las mejillas a Leowen, algo molesta por la insinuación -bueno está bien nuestro jugo tendrá un toque especial- se levantó cogió bayas blancas, naranjas y azules de algunos de los arcos florales y una grande hoja a modo de plato, volvió a sentarse y dejo la hoja en el centro de la bandeja, lleno uno de los vasos el jugo y lanzo unas poca de bayas enteras al vaso -aquí tienes Jugo de fruta con bayas, el acompañamiento perfecto para mis delicias- dijo contenta de su creación.

-¡Bayas enteras!- dijo Leowen con el mismo asombro que Velkan mostraba ante los acontecimientos.

-¡Vamos a comer delicias!- dijo la duquesa entusiasmada -vamos Velkan no te quedes ahí de pie, siéntate con nosotros, no vamos esperarte toda la tarde- este último comentario provoco un leve sonrojo en Velkan, pues él acostumbrado a trabajar en la huerta de palacio, a veces se olvidaba que la duquesa no era como la demás personas de la nobleza. Cuando estuvieron todos rodeando el tocón de maderada, la duquesa con una sonrisa dijo -que cada uno se prepare su jugo si quiere comer delicias, yo ya tengo el mío- seguida a estas palabras unas de las delicias se fundió en su paladar.

Leowen estaba pasando sus últimas horas de la tarde sentado en un sillón junto al ventanal de sus aposentos, él pidió a Velkan sus nuevas piernas que le acercara el sillón a la ventana y lo sentara encima. Desde los ventanales podía ver el camino que llegaba hasta palacio, estaba ansioso por ver su carruaje favorito que aparecería en cualquier momento, los caballos que tiraban del carruaje siempre eran los mismos nube y oro, nombres que el mismo había escogido cuando Shoan le dijo que los caballos no tenían nombre.

Estaba acostumbrado a esa visita diaria de Shoan Ignorosc, y hoy ya estaba tardando en aparecer, pero como podía ser tan necio se decía Leowen una y otra vez, sabia que Shoan no vendría ni hoy ni en mucho tiempo. Su madre no quería volver a ver a Lord Ignorosc y él ya lo echaba mucho de menos, echaba de menos las noches que le contaba leyendas de Zeehïro o las tardes que paseaban por los jardines mientras Shoan le contaba como era la vida dentro de las murallas. Cual era la figura del rey, como funcionaba el consejo de la colmena, que vendían los mercaderes, quienes eran los caballeros de la corte, en definitiva como se movían la cosas en la comarca.

A Leowen le encantaban las historias de aventuras que Shoan le narraba, en especial las de caballeros, caballeros que recorrían los lugares más inhóspitos de todo Zeehïro, que descubrían las otras comarcas, las gentes que allí habitaban y sus costumbres. Cierto es que Leowen tenía unas grandes tierras para recorrer e explorar pero no le dejaban salir de los Jardines de palacio, así que las historias que Shoan le contaba era la única forma que tenía de viajar a las afueras de los Jardines de Palacio. Pensar en todo ello le entristeció, así que decidió dejar de mirar por el ventanal y buscar otra forma de pasar el tiempo.

-Velkan.

-Dígame señor- contesto velkan que estaba justo detrás del señorito.

-¿ya no trabaja en el huerto de palacio ayudando a los Wesley?- dijo Leowen intrigado.

-Ahora mismo señor no hay mucho trabajo allí, así que puedo ayudarle en lo que necesite- dijo Velkan volviendo a mantener la postura de servicial y el silencio que él tanto apreciaba.

Pasados unos minutos.

-Velkan- volvió llamarlo Leowen.

-Que necesita señor- contesto Velkan, mientras veía como Leowen lo miraba fijamente.

-¿Eres un Nahuales?- dijo Leowen después de mirarlo durante un tiempo.

-Ya sabe la respuesta a esa pregunta señor- dijo tocando su colgante -¿desea salir a dar una vuelta por el jardín?

-No, estoy bien aquí- dijo Leowen con convicción

Velkan era de esos Nahuales que apreciaban el silencio y veían en el mismo la oportunidad de hacer crecer su alma.

Unos minutos después de silencio.

-Velkan.

-Que necesita señor- contesto Velkan.

-Nada.

-Sabe que mantener el silencio se considera una virtud, y más ante unas vistas como las que nos proporcionan estos ventanales- dijo Velkan con una serenidad aplastante para Leowen.

Varios minutos después.

-VelKan- dijo Leowen suavemente como si no quisiera romper el silencio.

-Dígame señor- dijo Velkan tras un suspiro pausado.

-¿Puedes cambiar a tu otra forma?

-Debería quitarme los ropajes, y no lo considero oportuno dada la situación, que pensaría la duquesa si entrara por esa puerta, lo lamento señor, además podre servirle mejor en mi forma humana.

-Entonces para qué quiero cuatro piernas nuevas si no puedo usarlas- dijo Leowen cruzándose de brazos.

Y eso sólo fue el principio de una conversación a marchas forzadas por nuestro querido señorito de palacio, para él, el silencio y el aburrimiento iban cogidos de la mano ahora que no podía caminar.

Los rayos de la Luna ya empezaban ha aparecer por la cueva de los secretos cuando Lhynna volvía al camino donde encontró a Melion dormido esperando a su regreso.

Cuando ya estaban llegando al palacio se encontraron con dos siluetas a caballo, uno de ellos era el mensajero real el otro se cubría con una capa con capucha.

-¿En qué puedo atenderles?- dijo Melion cuando ambos jinetes se pararon.

-Tenemos una carta para la duquesa de Zealun, es de vital importancia que se la de en persona- dijo el mensajero enseñando el sello real, lo que demostraba que era un asunto privado y de alta cuna.

-Lleva el sello- informo Melion a la Dama Lhynna que aún estaba dentro del carruaje.

Ella bajo del carruaje, miro al mensajero y al hombre que había detrás buscando algún rostro sin poderlo encontrar.

-Yo misma entregaré esa carta, si le parece bien- dijo Lhynna acercándose al mensajero para hacerse ver por la luz de la luna.

-Por supuesto Dama Lhynna- dijo el mensajero real al reconocerla e hizo la entrega de la carta.

Los dos hombres ordenaron a sus caballos la marcha y cuando el mensajero real se cruzó con ella, Lhynna pudo ver la cara del segundo hombre. Pudo ver su desafiante mirada y una leve sonrisa, una sonrisa de esa boca de sapo, si no había duda era el señor Edgar Rubius, eso descubrimiento provoco en ella desconfianza del señor y un mal augurio. Edgar y Lhynna cruzaron las miradas por unos minutos que se hicieron eternos, pero ninguno de los dos dijo ni una sola palabra.

Pasado un tiempo dentro de palacio.

La Duquesa estaba sentada en la sala de invitados contemplando las reliquias que con el tiempo se habían acumulado allí, algunas tenían una belleza sin igual, otras eran de los más sencillas pero con un valor emocional o monetario incalculable. Algunas veces a la duquesa le gustaba tomar una infusión en sus vasos de cerámica.

-¡Señora!, ¡señora!, ¡el mensajero de nuestro reí ha traído una carta sellada!- dijo Lhynna mientras que entraba en la sala apresurada.

-¿¡Sellada!?- dijo la duquesa asombrada.

-Si Señora- respondió la Dama mostrando la carta y su sello.

Lhynna observaba como la duquesa abría la carta y la leía con sumo esmero, como si fuera complicado de entender lo que había allí escrito, intento a través de los gestos de la duquesa saber que decía la carta, pero resultaba muy difícil o prácticamente imposible. Hasta que el semblante de la duquesa palideció y el vaso de cerámica cayó de sus manos creando que estallara en miles de pedazos y salpicando el suelo de infusión. Lhynna al ver la reacción se temió lo peor, pues no podía quitarse de su cabeza la mirada de Edgar.

-¡Señora! ¿qué ocurre? ¿qué noticia trae esa carta?- dijo Lhynna atemorizada -señora por favor diga algo.

-Ha fallecido un noble de la comarca y el consejo de la corte solicita mi presencia y la de Leowen en la colmena- respondió la duquesa a duras penas.

-¿Quién?- pregunto Lhynna con el pulso acelerado.

-Lord Shoan Ignorosc.

*

Hasta aquí llega el tomo tres espero que haya sido de vuestro agrado.

Primero agradecer a todos los que habéis llegado hasta aquí, agradecer a todos los que me votáis, leéis y comentáis, me ayudáis mucho a seguir adelante con este proyecto. ¡Mil gracias a todos!

\\Estad pendientes de mi muro publicaré algunas noticias de actividades didácticas que estoy organizando para los lectores de esta historia.\\


Nuevo recorte del ATLAS DE LAS CRIATURAS ETEREAS DE NUESTROS MUNDOS

=Los Nahuales=

(recomiendo siempre la lectura del capítulo correspondiente antes de proseguir con la lectura)

CRÓNICAS DE ZEEHÏRO

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro