La Gallera Fantasma

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

En un minúsculo pueblo de Loja, casi olvidado del mundo, ocurrió un suceso fascinante. Creído por pocos, pero recordado por muchos.

Un cuento que los adultos relataban a sus pequeños, cuando éstos desobedecían. Infundiendo temor en su espíritu.

◇◇◇



Érase una vez, un hombre robusto y de piel aceitunada, amante incansable del juego y la bebida.

Durante el día, bajo el sol abrasador cultivaba sus tierras y por las noches se entregaba a las tentaciones humanas.

Poseía para sus labores diarias, un burro y un caballo. El primero lo destinó al arado y demás temas agrícolas. Para sus asuntos personales, disponía del fuerte y ágil semental azabache.

Otras de sus posesiones eran tres gallos de la más fina estampa. Gallardos y magníficos. Ninguna otra ave se comparaba con ellos. Eran su mayor tesoro, y fuente inagotable de ingresos.

Sus tres gallos de oro.

Cierto día mientras iba de camino al mercado de la ciudad para vender el fruto de su tierra, se encontró con uno de sus compañeros de vicio.

Éste le informó de la próxima pelea de gallos organizada por un rico empresario desconocido cerca al pueblo donde vivían.  La única regla era que todos los participantes acudieran a caballo. Aquello le pareció algo extraño,  pero lo olvidó enseguida al oir a su amigo mencionar el primer premio.

Los ojos del hombre brillaron por la codicia.

Preguntó sobre quienes asistirían, para tener una idea de los contendientes.

Su amigo le informó en detalle todo acerca de su competencia y los gallos que éstos poseían.

Después de escuchar ese breve compendio,  supo que sus campeones de pluma fina lo llevarían a la victoria.

Con la soberbia instalada en su alma, dio la vuelta de regreso a casa. Con una mano sujetaba su caballo y con la otra tiraba del burro, quien llevaba sobre su lomo la cosecha del día.

Tanta era su dicha que no notó que se desvió del camino.

Cuando el burro empezó a rebuznar decidió parar.

Al hacerlo observó el camino dividirse en una "Y"  se quedó unos minutos pensativo, no recordaba esa ruta.

Se encontró en un dilema. ¿Qué sendero debería tomar?

El caballo impasible masticaba unas plantas ante la mirada perdida de su amo. El burro por su lado la inquietud lo atizaba.

El cuadrúpedo empezó a rebuznar enajenado cuando sintió una figura llegar, y no se detuvo hasta que ésta se marchó.

Un elegante individuo de traje y corbata abordó al indeciso hombre en aquel lugar.

-Señor- exclamó el extraño-. Veo que está en un aprieto. Tal vez yo lo pueda ayudar.

El gallero advirtiendo a tan peculiar personaje, que derrochaba elegancia contrastando con el ambiente, preguntó a su vez:

-Caballero va demasiado glamoroso para un sitio como éste-señaló a su alrededor-. El camino esta cubierto de lodo...

-Lo sé-interrumpió el sujeto-. Es lo que necesito...

-¿Qué ha dicho? -preguntó confuso.

-Esta noche lo entenderá... esta noche-arrastró las palabras-. Tomaré lo que me pertenece.

El gallero malinterpretó el mensaje y cuestionó con osadía:

-¿Va usted a la pelea de gallos de esta noche?

El tipo de elegancia desmesurada asintió.

-Por supuesto. Mi inversión se encuentra ahí. Ha llegado la hora de cobrarla.

Al oir aquello, lo miró detenidamente de pies a cabeza. Por su vestimenta debía ser muy rico, pensó.  Si ese desconocido apostaba por sus gallos ganaría mucho dinero. Sin dudarlo sugirió:

-Estimado caballero, si todavía no sabe por quién apostar, puede hacerlo por mis gallos, le aseguro que no perderá.  Mis aves son las mejores de toda la región.

El hombre elegante sonrió con malicia ante tan gran vanidad.

-¿Está muy seguro de ganar?-preguntó, y luego añadió-: Pues hoy, aquello no ocurrirá.

-Está muy confiado caballero.

El oscuro sujeto volvió a sonreír.

-¿Usted asistirá?

-Desde luego.

-Entonces ésta noche,  cuando caigan sus gallos lo comprenderá-antes de marcharse indicó-: Tomé el camino de la derecha, es escabroso pero seguro. Lo fácil es peligroso.

-No- dijo negando la sugerencia-. Prefiero el de la izquierda. Si hay un camino fácil, ¿por qué he de escoger el difícil?

La risa de su interlocutor y su extraña respuesta le crispó los nervios.

-Adiós amigo, lo veré en mi hogar- sentenció acomodándose su impoluto traje negro.

Una vez entrada la noche, guardó los artículos que utilizaría en la gallera. Al dirigirse al establo encontró a su caballo tendido en la paja. No supo que sucedía hasta que se fijó en la pata del animal. Una astilla de tamaño considerable lo tenía indispuesto. El hombre maldijo en su interior. Después de curarlo fue con la montura hacia el burro, que comía pasto seco en un costado. Mientras lo ensillaba murmuró:

-Aunque la regla indica que debo ir a Caballo, no tengo más remedio que ir contigo.

Mientras se iban acercando al lugar, el burro comenzó a inquietarse. Cuándo llegó a su destino lo ató lejos del pequeño coliseo para que sus rebuznos no fueran escuchados.

Recorrió una cierta distancia hasta la gallera cargando a las tres majestuosas aves. Fue directo al sitio destinado a los gallos. Una vez fueron pesados los enviaron a sus respectivas jaulas.

El gallero mezclándose entre el gentío aguardó el momento de la pelea. Desde la primera fila observó un imponente gallo de la misma raza que uno de los suyos. Un Old English puro. Negro como la noche. Junto a otros galleros observó como destrozaba a sus oponentes. Un picotazo afilado en el cuello y la sangre descendía.

Buscó con la vista al dueño de esa ave sanguinaria. Cual no sería su sorpresa al darse cuenta que era el mismo hombre con el que dialogó en la tarde.

Preguntó al sujeto que estaba a su lado la identidad del contendiente. La respuesta no se hizo esperar. Se trataba del rico empresario organizador del evento.

Alejó la vista del personaje cuando tocó el turno de sus gallos. Exhibió una sonrisa. No existía posibilidad de que sus campeones de ala dorada perdieran.

Su aplomo se perdió en fugaces segundos. Horrorizado contempló, cómo sus gallos caían uno tras otro, hasta quedar tendidos en la oscura tierra.

Cuando no quedó ninguno que se enfrentase a ese terrible gallo negro, el vencedor se erigió en el centro. Miró con atención a la audiencia. Sus ojos eran dos llamas incandescentes. Y lo que dijo les heló la sangre...

-He ganado. Sin embargo no es dinero lo que busco. SON SUS ALMAS LO QUE QUIERO.

Manifestado sus deseos, el hombre de traje oscuro dejó de ser lo que era.

Su aspecto se transformó en infernal.

Las bellas chicas que servían bebidas a los asistentes, borrachos a más no poder, tomaron su forma habitual.

Demonios con cuerpos rugosos y  cola de látigo, comenzaron a arrastrarlos al centro de un torbellino. Aquellos infelices observaban con claridad el infierno a sus pies.

Gritos desgarradores se oyeron... desesperados intentaron huir.

El espíritu maligno rugió viéndoles en esa actitud.

-¡Nada pueden hacer! Tuvieron tiempo suficiente para redimirse, mas escogieron el camino fácil y demás vicios carnales. Debo admitir que facilitaron mi trabajo. AHORA TENGO MÁS ALMAS PARA MI INFIERNO- culminó con una risa macabra.

El gallero tembló de miedo contemplando su verdadera naturaleza. Corrió despavorido,  otros pocos lo imitaron. A punto de llegar a su trasporte, sus piernas quedaron apresadas en el lodo. Atisbó como aquellos que llegaron a sus monturas fueron arrastrados con todo y caballo al espeluznante infierno.

No había escapatoria...

Sus almas estaban siendo reclamadas.

El demonio mayor al percatarse que uno de sus esbirros sujetaba la pierna del vanidoso gallero vociferó:

-Déjalo. Seré yo quien recoja su alma. Quien presencie su último suspiro.

El hombre al sentirse liberado, trató  de nuevo escapar. Se aferraba a la vida.

Consiguió llegar hasta su burro. En un reflejo desesperado clavó sus uñas en la pata del animal, acto que provocó un sonoro rebuzno.

La mortífera criatura se paró en seco a escasos metros de él. Un aullido lastimero brotó de su garganta. Se unieron a su lamento los demás demonios.

El amo del inframundo apenas recuperando su cordura exclamó hostil:

-En el último momento decidiste ser sensato. ¿Te preguntarás porque pedí que los asistentes vinieran a caballo?

El hombre lo miró aterrado.

-Si has leído la biblia alguna vez, sabrás que María recorrió a lomo de un burro el camino a Belén, y cuando llegó su tiempo de dar a luz, todos los animales que presenciaron el nacimiento fueron bendecidos por el creador... se nos prohibió tocarlos.

-¿Qué...qué... quieres decir?  ¿no me llevarás?

-Esta vez no. Mas si sigues con esa infame vida de infinitos vicios, ten por seguro que regresaré por ti.

Después de oír la advertencia contempló la gallera elevarse por los aires, llevándose consigo a todos los asistentes, humanos y no humanos.

Desapareció en una gélida ráfaga, sin dejar rastro alguno... como si nunca hubiera existido.

◇◇◇◇

Dicen que cada cierto tiempo aparece la gallera fantasma,  atraída por el vicio y la corrupción humana, repitiéndose una y otra vez lo redactado aquí.

Si llegan a toparse con un hombre de traje oscuro, en un ambiente fuera de lo común...

ALÉJENSE DE EL Y CAMBIEN DE PROCEDER.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro