Trato de doblar la ropa que me ha traído la madre de Amy de la secadora. Ella se ofreció para hacerlo pero en realidad no me gusta pasar tanto tiempo sin hacer nada, me hace sentir muy inútil. Por lo que me esfuerzo en doblarla y cuando venga su madre ella la pondrá en el lugar correspondiente.

Las cosas han ido mejorando, los calmantes me están ayudando y pronto podré volver a la escuela. Pero mientras pienso en ello escucho que alguien sube las escaleras. No pasa ni un segundo para que los padres de Amy se asomen por la puerta.

—Hola cariño, ¿podemos pasar? —preguntan con unas sonrisas muy tristes. Supongo que esto no me gusta nada.

Sus padres entran y mueven la ropa para sentarse junto a mí en la cama.

—Bebé, nos han dado los resultados de tu estudio —dice el padre de Amy mientras me enseñan un gran sobre amarillo.

—¿Y son buenas noticias? —pregunto mostrando los dientes en una sonrisa pues pronto vendrá Gea y las cosas van a mejorar para Amy y para mí.

Sin embargo ellos no sonríen, solo me miran con mucha tristeza y lástima. Así que el padre de Amy es el que toma la palabra.

—Creo que no bebé, dicho en palabras muy sencillas, las cosas no van bien contigo. El doctor nos ha dicho que es necesaria una operación en tu cadera.

Sus palabras llegan a mí como una bomba, una bomba de tiempo que estallará en cualquier segundo. No puedo creerlo.

—¿Por qué? —Sale de mis labios mientras las lágrimas se desbordan de mis ojos.

—Si no lo hacen ahora tal vez no puedas volver a caminar —comenta la madre de Amy agarrándose el pecho con mucha tristeza.

—¿Y esto me curará? —Vuelvo a preguntar con lágrimas en los ojos y dolor en el corazón.

—No lo sabemos bebé, hay un cincuenta por ciento de probabilidad. Aunque es la única solución que nos ofrecen.

¿Una operación? ¿Cincuenta por ciento? De repente la felicidad que sentía por saber que pronto volvería a mi cuerpo se esfuma. Es como si ya no quisiera que Amy volviera a su cuerpo para atravesar esto. ¿Y si ya no puede caminar? ¿Y si la operación sale mal? Tantas cuestiones llegan a mi cabeza que me siento mareado.

Ahora la cadera deja de dolerme y una punzada constante se instala en mi corazón. Así que a la mente me llega una idea muy descabellada, ¿y si le pido a Gea que cure a Amy? ¿Así gastaré mi deseo? ¿Debería intentarlo?

—Está bien papás, supongo que estaré lista —comento entre lágrimas y mucha angustia.

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Nota de la autora:

Hola hola mis bellas constelaciones. Una vez más les traigo un bello capítulo. Haré un pequeño maratón de dos partes pues si las cosas salen bien el día de mañana les estaré subiendo el final de Crush. Ay Dios que emocionante.

Jamás pensé que este día llegaría tan pronto. Lo cierto es que al principio me dio mucha vergüenza pensar en la idea de subir esta historia pero me animé y ahora no puedo creer que ya esté a punto de terminarla. ¡Gracias! De verdad gracias por su apoyo.

Maratón (1/2)