C-26 Esta es la noche

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En el Bowling

Iban por el quinto tiro ya y Lauren prácticamente estaba barriendo el suelo con cada una de ellas por las siguientes sencillas razones: Camila cada vez que iba a tirar lo hacía haciendo un paso de baile distinto antes de soltar la bola, de más está decir que sus tiros no tenían buen destino.

Kara no tenía mucha fuerza ni tampoco práctica, tiraba la bola con dos manos y casi siempre tiraba los palos del medio. El de Juliana y Valentina era otro tipo de problema. Desde que llegaron al lugar no se habían podido sacar las manos de encima. Juliana se sentó y tirando de su mano obligo a Valentina a sentarse arriba de ella, no quería espacio entre ellas, Juliana necesitaba estar pegada a su novia todo el tiempo, no importaba si no había aire para respirar o sino tenía agua para beber, si tenía a Valentina cerca Juliana se sentía viva.

Esa era una de las razones por la que Lauren iba ganando, la morena y la rubia se paraban lanzaban la bola lo más rápido posible y volvían a su lugar, una arriba de la otra.

— Mami tengo sed – la más pequeña del grupo si necesitaba algo de beber

Valentina atinó a moverse de su cómodo lugar, evidentemente Juliana en su otra vida debió haber sido mueble, pero su novia la freno

– Deja bonita, ya voy yo – le dejó un corto beso a su novia – Vamos bicho bolita – agarró la mano de su niña y ambas se dirigieron a la cantina.

— Voy con ustedes – las siguió Camila.

Lauren que venía de hacer su tiro, una chuza nuevamente, siguió la mirada de su amiga y llegó exactamente a donde sabía que iba a llegar, a la espalda de Juliana Valdés

– A veces me canso de ser jodidamente buena en este juego – trató de llamar la atención de la fotógrafa – V... V... ¡VALENTINA! – Gritó para que la rubia volteara a verla – En serio V ¿Qué demonios estás esperando para comerte al bomboncito? Juro que cada vez que se tocan sale una onda expansiva capaz de voltear todos los pinos de una sola vez – la latina no se equivocaba en su descripción.

— No sé qué me pasa L – necesitaba hablarlo con alguien – No puedo dejar de mirarla, de tocarla, de besarla... Nunca me había pasado nada igual... Necesito... Necesito que... — de repente miró a Kara y luego su amiga.

— ¿Qué? No me mires así V... NO NO y NO – al parecer Lauren había adivinado las intenciones de Valentina.

— Por favor Lauren. Por esta noche nada más. Por favor – rogaba Valentina

— Valentina ¿sabes cuánto tiempo llevo sin poder tocar a mi futura esposa?... DIAS... ¿oyes bien?... llevo DIAS. Si Kara se queda con nosotras esta noche Camila y ella me van hacer ver la estúpida película del pescado ese... Mencho y...

— Nemo – la corrigió la rubia

— Bueno ese – aceptó la corrección girando los ojos – Y después van a querer hacer palomitas y así sucesivamente hasta que todo termina en esas dos quedándose dormidas en el sofá y yo tratando de dormirme sola en mi cama y sin haber tenido mi ejercicio nocturno preferido – explicó Lauren pausadamente de manera que su amiga entendiera su necesidad.

— Cuido a Tlacoyo durante una semana – ofreció a modo de intercambio la fotógrafa. Las ex cheerios eran su única opción ya que el resto de sus amigos estaban en Miami.

— Nop – se negó la latina.

— Dos semanas y durante tu luna de miel – La rubia subió la oferta – Por favor L necesito esta noche a solas con Juliana, todavía tengo que contarle lo de anoche... me voy a tener que desnudar ¿entiendes? ¿De verdad quieres que tu sobrina vea a su madre desnuda rogándole a su otra madre que no la deje? ¿Eso quieres Lauren? – Valentina apelaba a todo lo que podía.

— ¿Sabes qué día es hoy? – Preguntó retóricamente la latina— Hoy es sábado. Todos los sábados llaman primero mis padres y luego los de Camila y tengo que aguantar uno por uno sus opiniones acerca de mi boda, acerca de mi vida y la de mi novia, es como si fueran dementores succionando mi alma lentamente Valentina ¿entiendes? – la abogada demostraba su fanatismo por Harry Potter — ¿Y sabes que es lo único que me devuelve las ganas de vivir? – la rubia ya sabía la respuesta – Exacto – Lauren había adivinado que Valentina había adivinado – Camila me premia, por así decirlo, por aguantar a nuestros padres con una maravillosa, inolvidable e inigualable maratón de sexo. Y créeme Valentina, por nada del mundo me perdería esa maratón, así tuviera que aguantarme a la vaca imitación de gato esa por ciento cincuenta años más. Un consejo V... Tomate una buena ducha fría y empieza a jugar al bowling porque me estoy aburriendo de tanto ganar – le dio unas palmaditas en la espalda a su amiga sin saber que le había dado una buena idea.

— ¿Qué tal si apostamos algo Lern? – por algún camino tenía que conseguir lo que quería.

— Se lo que quieres lograr y no lo vas a conseguir V – sentenció la latina

— ¿Qué quieres lograr cariño? – la deportista aparecía de vuelta al lado de su novia junto a su hija que en este momento le estaba dedicando la mayor parte de su atención a su media tarde tratando de que su Tía Camila no le robara sus galletas.

— Lauren tiene miedo de perder – le contó Valentina

— Pero eso no es nada nuevo. Desde el día del paintball que se sabe – Juliana echaba leña al fuego.

— Yo que tu no me metería bombón, que puedes terminar un mes entero cuidando de mi gato – contestó sin achicarse – Además miren el tanteador. Tiene que hacer todas chuzas para ganarme, sin contar que hoy estoy imparable – la abogada se agrandaba señalando el tablero con su puntaje.

— Con más razón aun deberías querer apostar – agregó Valentina – Pero sabes que Juls, deja, Lauren siempre fue así... Cobarde... tan cobarde que hasta el día de hoy no se anima a enfrentarse a sus propios padres ni a los de Camz – la fotógrafa sabía que botones tenía que tocar para hacer reaccionar a su amiga

— Carvajal, espero que no hayas dicho lo que yo creo que dijiste porque si no te juro que vas a cuidar a vaquinton hasta que nazcan mis nietos – la amenazó Lauren.

— Pues oíste bien... o debo llamar a tus futuros suegros para que te lo hagan entender...COBARDE – más vale que después de esto Valentina empiece a hacer chuzas porque la cara de Lauren pedía sangre y sangre Carvajal más precisamente.

— ¿Sabes que rubia hueca? Te lo buscaste... si yo gano este juego no sólo te quedas con el bicho durante un mes, sino que también y no sé cómo, pero de alguna manera te la vas a arreglar para convencer a Camila que te regale el próximo hijo de cerdintong – Lauren se tenía que garantizar no tener que aguantar también las próximas generaciones de ese gato.

— Y si yo gano, tú me concedes mi deseo – Valentina se comunicaba con su amiga por códigos, no podía dejar que la morena viera lo desesperada que estaba por una noche a solas con ella.

— Hecho – estrecharon sus manos.

— ¡CAMZ! Amor ven a verme ganar – la latina necesitaba todo el apoyo que pudiera tener.

Por su parte Juliana abrazó a Valentina por la espalda rodeándola con sus brazos y descansando sus manos en el estómago de su novia. La morena dejó un beso en el cuello de su chica que hizo estremecer a esta última.

— Juls... bebé... no es que me queje, pero necesito concentrarme en este juego y contigo así no creo poder – le explico dulcemente tratando de alejarse, lamentablemente su cuerpo iba en direcciones distintas que su mente y no pudo moverse mucho.

— Perdón — pidió la morena – es sólo que no te das una idea de lo que me provocas – le dijo en un susurro... Y por favor créeme cuando te digo que estoy tratando de no tocar más de lo que debo – le explicó sufriendo la deportista.

—¿Dónde demonios esta mi bola...? Tengo que ganar este juego como sea — se separó de su novia, era por el bien de las dos.

...

Después de cuatro tiros Lauren se ponía enfrente de su línea mirando fijamente su objetivo. La latina sabía que si tiraba al menos un palo en este último tiro a la noche iba a correr una de las mejores maratones de su vida. Respiró hondo, llevó la bola hacia atrás y...

— Camila deja de mostrarle tus pechos a esos hombres – gritó Valentina haciendo que la bola de la latina fuera directo a la canaleta. A esta altura el buen comportamiento deportivo a la rubia le importaba muy poco realmente.

— ¡Carvajal! Eso es trampa – la acuso su aun por el momento amiga.

— No me hagas reír Lolo, hace unos segundos cuando yo estaba tirando te me pusiste al lado para describirme célula por célula las piernas de Juliana – habría que ver cuál de las dos era más tramposa – Ahora hazte a un lado que me toca a mí – Valentina corrió a la abogada y con bola en mano se puso en posición.

—Vamos Valentina. Juliana y tú, solas esta noche. Necesitas esta chuza. Vamos – la rubia se auto alentaba.

— ¿Oye es normal que Juliana este mirando a la camarera como si se la quisiera devorar? – Valentina tiró un golpe bajo

Por suerte Valentina aún no había aflojado la mano asique alcanzó a detener el tiro justo a tiempo y se dio vuelta a mirar a su novia que lejos de estar mirando a una chica le estaba enseñando a Kara a jugar al bowling en otra línea – Vas a tener que elegir bien el momento de tus comentarios Lern – le advirtió a su amiga justo en el momento que Juliana decidía sacarse la campera dejando verse su parte posterior sólo en una, a entender de la artista, ajustada remera – Gano este juego como que me llamo Valentina Carvajal – se dijo a sí misma.

— Pufff— suspiró. Tomó aire nuevamente y tiro la bola – Vamos, vamos, para la derecha...– la rubia con sus manos trataba de darle dirección al objeto – Eso, eso...si, si, si, ¡Si! – Lo consiguió. La fotógrafa ganó el juego.

— ¡Mami! ¿ganaste? – Kara corría hacía su madre cuando escucho el grito de festejo

— ¡SI! – Contestaba la mayor mientras recibía el abrazo de su hija — ¿Y sabes qué? – Le preguntó a su niña que la miró esperando ansiosa lo que seguía – Tu tía Lolo tiene algo que decirte ¿cierto Lolo? – presionó a la latina que aún estaba siendo consolada por su prometida.

Lauren se despegó de su chica para mirar a Valentina con toda la rabia del mundo

— Vamos Lolo – la rubia jugaba con fuego – dile a Kara lo que querías hacer esta noche – volvía a insistir.

— Este... Kara... Camz y yo queríamos invitarte a casa esta noche. Vemos una película, comemos cosas ricas... Aunque si no quieres podemos dejarlo para otro día – se apuró a decir tratando de ver una luz al final del túnel.

— ¿En serio? – la niña se emocionaba y Lauren se iba despidiendo del maratón mientras asistía a la pregunta de su sobrina.

— ¿Y podemos ver Nemo? – esta vez fue Camila la que preguntó entusiasmada, Valentina tuvo que esconderse detrás de su novia para evitar que la abogada la viera reírse.

— Si cariño, podemos ver lo que tú quieras – afirmo la latina que empezaba a levantar un poco su ánimo.

— Bueno, pero antes tienes que tratar de convencer a mis padres para que lleguen una semana antes del casamiento. Quiero que mi mamá este en mi despedida de soltera – le dijo la bailarina a su novia haciendo que el poco ánimo que había conseguido se extinguiera de vuelta.

— Estoy segura de que va a estar "encantada" de hacerlo Camila – Valentina hablaba por su amiga – Mientras tanto – la rubia giró para enfrentar a su novia – tu y yo tenemos una cita – le informó.

— ¿Una cita? – la morena no estaba segura de haber escuchado bien.

— Si, si. Una cita. En casa – le aseguraba mientras jugaba con el cuello de su remera — Y Esta vez cocino yo – finalizó.

— ¿Quieres que lleve el postre? – pregunto pícaramente Juliana agarrando a su novia por la cintura.

— Tu sólo encárgate de estar a las nueve en el departamento... yo te voy enseñar cual es mi postre favorito – la noche prometía.

— ¿Podemos irnos ya o van a seguir tonteando? –Al contrario de Valentina la noche de Lauren no prometía para nada – A ver si se apuran que encima de todo está lloviendo – decía la latina que miraba como el cielo se ponía de acuerdo con su humor. Ambos estaban negros.

— Bueno Lolo – La rubia aparecía a su lado – no va hacer falta que te des una ducha, sólo quédate bajo la lluvia un rato y se te pasa – Valentina seguía jugando con fuego. No es bueno burlarse mucho de Lauren Jauregui.

La abogada rio irónicamente

– Oye Juliana – Lauren le hablaba a la morena que suavemente ponía su campera sobre la cabeza de las otras dos mujeres para que no se mojaran y las tres empezaban a caminar hacía el auto — no te olvides de preguntarle a Valentina por Alex y sus otras nuevas amigas que conoció ayer por la noche – terminó de decir y se subió rápidamente al asiento trasero del auto donde ya estaban Kara y Camila.

— ¿Alex y sus otras amigas? ¿Qué quiere decir? – Juliana indagó a su novia mientras le abría la puerta a su novia. Para luego ir al lado del conductor.

— Nada, bebé. Esta noche te cuento – la tranquilizó Valentina mientras por el espejo retrovisor miraba como Lauren sonreía malignamente.

Departamento de Valentina – sábado a la noche

— ¿Cena? Terminando de hacerse en el horno, ¿Botella de coca ligth en la heladera por más que aún no entiende la obsesión de mi novia por esta gaseosa? Listo.

Valentina estaba repasando para ella misma la lista de cosas que consideraba imprescindibles para su cita con Juliana.

— ¿Velas? Listo — Los nervios empezaban a hacer su presencia – Bueno todo está perfecto, sólo falta que te animes a hablar con ella Valentina y te perdone por haber roto la promesa – suspiro la rubia – sólo eso – no sabía cómo iba a reaccionar su chica. Unos golpes en la puerta la sacaron de su repaso.

Antes de abrir, Valentina se paró frente al espejo para mirarse una última vez, para la noche junto a su hija había elegido un vestido negro corto sencillo pero muy sensual y se había recogido el pelo con un peinado muy sofisticado. Las palabras que Lauren dijo cuando vino a recoger a Kara fueron las siguientes "Alguien quiere dejar mucha piel a la vista parece" haciendo mención al cuello despejado de su amiga. Después de aportar gotas de perfume en su look Valentina fue a abrir la puerta

— Hol... — Sin palabras. Al parecer era costumbre de la morena sorprender a su novia cada vez que se abría una puerta.

Allí estaba Juliana, distintamente hermosa. Al parecer a la deportista no solo le quedaban bien los jeans o pantalones de vestir, también sabía llevar un elegante vestido y en este caso había elegido un vestido color negro que se ajustaba perfecto a su cuerpo. En la mano de la morena descansaba una hermosa rosa.

– Buenas noches mi Reina – saludo Juliana a su novia – Jamás pensé que iba a tener tanta suerte de que la mujer más linda del mundo, la mujer que me quita la respiración cada vez que la miro fuera mi novia – se acercó a la rubia – esto es para ti – le dio la rosa – es una sola porque es única, cómo tu – le explico acercándose aún más. Quería su beso de Bienvenida.

— Juls... estás... estás... Wow... ¡Hermosa! – fue lo único que pudo alcanzar a decir Valentina después del Shock que había recibido.

— Me encanta dejarte sin palabras bonita, pero quiero mi beso más que querer lo necesito – exigió la basquetbolista haciendo sonreír a su novia.

— Ven aquí tonta – jugó con ella la rubia poniendo sus brazos alrededor del cuello de la morena y dejando que la boca de su novia atrapara la suya en un beso para nada forzado.

— Hola – saludo Juliana pegando su frente a la de Valentina – Te extrañe – agregó.

— Hola – respondió al saludo – El reloj se movía muy lento para mi gusto – comentaba Valentina mientras con sus manos buscaba las manos de su novia para agarrarlas suavemente — ¿llueve mucho? – preguntó al sentir algunas gotas rezagadas que quedaban en la piel de la morena

— Bastante – respondió volviendo a besar de forma menos intensa a su chica — Huele delicioso – Juliana rompía el encanto. Ambas sabían que la cena era lo menos esperado de esa noche.

— Espero sea de tu agrado – Valentina tiró de la mano de Juliana para llevarla a la sala en la que había una silla enfrente de la otra, separadas obviamente por la mesa – ¿puedes sacar las bebidas mientras busco la cena? – pidió amablemente la rubia.

— Por supuesto su majestad – bromeaba Juliana guiñándole un ojo a su novia.

Cuando ambas volvieron a la sala, Valentina dejo la cena en la mesa y miró como Juliana nuevamente trasladaba su silla al lado de la de la rubia y la fotógrafa supo que era el momento de preguntar

– Siempre haces eso – referenció.

— ¿Qué cosa? – preguntó mientras corría la silla de su novia para dejar que esta se sentara.

— Gracias... Siempre corres la silla al lado mío, o si yo me siento en un lugar tú te mueves hasta donde estoy yo – explicó su duda.

— ¿Te molesta? – preguntó mientras se sentaba

— No... es solo que me llama la atención y quiero saber porque lo haces nada más – volvió a explicarse a su vez que agarraba al bandeja y le servía a su novia.

— Eh... me da vergüenza... — Juliana agachaba la cabeza mirando a su plato.

— No puedo creerlo, Juliana Valdés tiene vergüenza – bromeaba Valentina – Vamos... Dime – golpeo su hombro suavemente. La deportista volvía a sacudir su cabeza negándose — ¿no? Mmm – pensó la artista — ¿Y qué tal si yo te cuento algo vergonzoso de mí? – cuando la morena la miró Valentina supo que había llamado su atención.

— Podría ser... depende de cuan vergonzoso sea – Juliana no se iba a dejar chantajear tan fácilmente.

— Bueno tal vez no es vergonzoso, pero si es algo de lo cual me arrepiento enormemente y que me da vergüenza contarlo – la rubia se ponía colorada.

— Me encanta ese color en tu piel – Juliana acariciaba el rostro de su chica – cuéntame bonita, por favor – la animó.

— Cuando me enteré que estaba embarazada de Kara – Valentina empezaba su relato – yo... yo no sabía qué hacer, Lucho y yo no estábamos juntos, sólo había sido algo de una noche y – tomó aire y sintió la mano de su novia apoyándose en su pierna – y lo primero que pensé es en darla en adopción... Hoy en día cada vez que me acuerdo de eso me da vergüenza haber pensado así – Valentina no quería arruinar el ambiente, pero cada vez que se acordaba de ese momento no podía evitar que las lágrimas quisieran salir de sus ojos.

— Hey – Juliana la agarró del rostro – Pero no lo hiciste – puntualizó la deportista – la tienes aquí contigo y eso es algo por lo que yo te tengo que agradecer cada uno de los días. Me diste una hija que es una de las cosas más hermosas que me ha pasado en mi vida – la morena besó cada una de las lágrimas que caían por el rostro de su chica – todos tenemos nuestros momentos bonita, yo tengo varios – le dijo tocando su tatuaje – lo importante es que ahora Kara está contigo, con nosotras – esta vez el beso fue directo a sus labios.

— Tu turno – le dijo Valentina a penas se separó – cuéntame porque necesitas estar pegada a mi todo el tiempo – presiono bromeando y agarrando las manos de su novia.

— Bueno... cuando yo era pequeña, tenía pesadillas. Siempre se trataban de lo mismo, mi madre o mi padre se iban, se alejaban de mí de un momento al otro o a veces simplemente desaparecían. Una noche mi mamá me despertó del mal sueño y yo le conté lo que me pasaba... Ella agarró mi mano apretándola fuerte – la morena apretó las manos de su novia — y me dijo "July, hija, ¿me sientes? yo asistí, ¿ves? si me sientes es porque aún estoy contigo, nunca te voy a dejar" – Juliana miró a la rubia – Eso me pasa contigo, necesito sentirte cerca, tocarte en todo momento, me hace sentir segura y de esa forma sé que nunca me vas a dejar que estás a mi lado– terminó de contar y escondió su cabeza en el hombro de su chica.

— Juls... amor... Mírame por favor – pidió la artista consiguiéndolo exitosamente —eso es... hermoso. Me haces sentir especial – agregó

— Eres especial – aseguró la deportista

— Quiero decirte algo – Valentina sabía que tenía que ser sincera con su chica. – sobre lo que dijo Lauren esta tarde – la rubia vio como la otra mujer fruncía el ceño con gesto de preocupación – Ayer a la noche te seguí – soltó sin anestesia – sé que estuve mal, pero de solo pensar que tenías a otras mujeres a tu alrededor me volví loca y no se me ocurrió otra idea que seguirte – A la rubia no le gustaba nada la cara que estaba poniendo Juliana.

— Valentina ... tu... tú me prometiste que...

— Si, si, lo sé. Sé que te prometí que te iba a decir la verdad por eso cuando estábamos en la celda yo...

—¿En la celda? ¿Cómo que en la celda? – Juliana se paró y empezó a caminar nerviosa por la sala

— Bueno es que Camila había llevado el bolso con los binoculares y el resto de los juguetes que tú y Kara usan paran jugar y sin querer a Lauren se le cayó el arma, entonces bueno... terminamos en la comisaría – resumió.

— Espera un momento – Juliana se frenó – ¿me estás diciendo que no sólo me seguiste al bar, sino que me estuvieron espiando con los binoculares y todo? – Juliana necesitaba entender

— Lo sé... sé que suena como una locura, pero...

— No suena... ¡Es una locura Valentina! – sentenció la morena — Resulta que mientras yo salgo a un lugar que no tenía ni ganas de estar y que el poco tiempo que estoy me la paso pensando en ti, tú estás con tus amigas espiándome a través de unos binoculares – la deportista agarró su campera.

— ¿Qué haces? – La rubia alcanzó a agarrar la campera – Juls perdona, fue una locura del momento...

— Me lo prometiste Valentina, me prometiste que ibas a ser sincera conmigo – como su novia no soltaba la campera la morena decidió salir sin ella –Me tengo que ir, necesito pensar – y así como si nada Juliana se había ido.

— Juls... — Valentina no lograba entender como en un momento tenía a Juliana en sus manos y en un abrir y cerrar de ojos la morena ya no estaba.

Aun en el departamento de Valentina – una hora más tarde

— No se Lern, claro que no atiende el celular sí dejó todo acá – Valentina le había contado lo sucedido a su amiga — Ni las llaves del auto se llevó. Estoy preocupada. – Decía la rubia al mismo momento que alguien golpeaba en su puerta – Lern voy a tener que dejarte, están golpeando, gracias por quedarte con Kara. Nos vemos – colgó y caminó a la entrada rogando que fuera la morena.

Y efectivamente sus rezos se habían cumplido, por segunda vez en la noche Juliana Valdés estaba parda en su entrada, pero esta vez estaba toda empapada

– Juliana yo...

La rubia no pudo terminar de hablar, Juliana en un movimiento había entrado, cerrado la puerta y tenía apretada a Valentina contra la misma

— Tú nada Valentina. Tú te vas a callar mientras yo hablo – la morena la miraba endemoniada, la rubia sabía que se la deportista iba a terminar la relación – Te amo – pero Juliana la sorprendió.

— ¿Qué dijiste? – preguntó sorprendida la fotógrafa.

— ¡TE AMO! – esta vez lo dijo mucho más fuerte. Agarró el rostro de la rubia no tan suavemente y se puso a escasos centímetros de ella – Te amo y te deseo y no me importa que aún no confíes en mí, me lo merezco, mi pasado se lo merece. Pero esta noche te voy a demostrar que mi presente no se lo merece. Te voy a demostrar que cada milímetro de mi piel te pertenece, te voy a demostrar que este – con su mano derecha agarró la mano de Valentina y se la puso en su corazón – que este corazón solo late por ti... Y te voy a demostrar cómo esta parte de mi cuerpo – movió la misma mano de la rubia y la puso en su entrepierna – esta parte de mi cuerpo solo te desea a ti – Y Juliana no perdió más tiempo, besó a Valentina brusca pero intensamente – Valentina – las miradas se volvían a encontrar – Pídemelo – exigió la morena al mismo tiempo que dejaba un pequeño mordisco en el lóbulo de la oreja de la rubia – Pídeme que te haga el amor – volvió a exigir.

Valentina no necesito que se lo digiera una vez más, trató de besar a la morena, pero la otra mujer fue más rápida y la esquivó

– Dímelo – Juliana necesitaba escucharlo.

— Juliana no quiero... NECESITO que me hagas el amor – y esta vez la morena no esquivo el beso.

Creo que ninguna de las dos se dio cuenta de cómo llegaron a la habitación. Pero cuando lo hicieron se frenaron una enfrente de la otra. Juliana agarró su vestido y tiró de él para sacárselo, estaba empapado. Cuando Valentina trató de imitarla, la morena la freno

– Eso lo hago yo – ordenó y Valentina levantó sus brazos para dejar que su chica le quitara el vestido que en este momento lo único que hacía era molestar.

Ambas se miraron en silencio, admiraron sus cuerpos desnudos en silencio, en este momento las palabras sobraban. Se volvieron a unir por sus bocas. Sus manos trataban de rozar todo lo que encontraban a su paso. Juliana llevó suavemente a su rubia a la cama para quedar sobre ella.

Valentina sabía que tenía que decir algo, algo que quería decir hace bastante tiempo, pero no encontraba las palabras ni la fuerza para decirlo. Cuando por fin habló, la voz le salió drogada y pausada

Te amo.

Juliana frenó lo que estaba haciendo y busco los ojos de Valentina

– Dilo de nuevo – pidió

— TE AMO – volvió a repetir la rubia sonriendo.

Juliana agarró a Valentina por la espalda y tiró de ella hasta que sus pechos sensibles se encontraron y volvió a atrapar la boca de su chica con la suya. Las manos de la morena recorrieron todo el cuerpo de la otra mujer, iban tan despacio que la rubia creyó que jamás llegarían al destino. Cuando una de ellas apretó suavemente uno de sus pechos Valentina no pudo evitar que se le escapara un suave gemido

– Me gusta – dijo Juliana

— ¿Qué te gusta? – preguntó Valentina

— El ruido que has hecho – volvía a apretar el mismo lugar sacando el mismo resultado – Ese gemido... Me gusta – repetía la morena.

Valentina no podía ruborizarse aún más, su piel había llegado al límite del enrojecimiento

– Lo siento – se disculpó.

— ¿Porque te disculpas si te dije que me gustaba? Me vuelve loca. Tu voz es una de las cosas que más me gusta– explicaba Juliana mientras esta vez llevaba su boca hacía uno de los pezones de su novia mordiéndolo suavemente. Valentina volvía a gemir – Y ya me estoy enamorando de tus gemidos también – volvía a subir para agarrar el labio inferior de su chica con sus dientes.

— Mmm – la fotógrafa no los podía contener

— Si, así – murmuró la morena – O así – pasó muy suavemente uno de sus dedos por la entrada de su novia, logrando que esta gimiera nuevamente hasta que el recorrido se frenó en la entrada y la morena suavemente entró en su chica – He pensado mucho en este momento – contaba Juliana mientras recorría cada parte del cuerpo de la rubia con su boca y mientras sus dedos hacían de las suyas dentro de Valentina, la respiración de la rubia cada vez era más acelerada.

— Juliana por favor – suplicó Valentina – no le faltaba mucho para llegar y necesitaba que la morena acelerara los movimientos.

— Todavía no mi reina– volvía a morder sus pechos — Todavía no. Tenemos tiempo. Y quiero escuchar tus gemidos una y otra vez. Aunque no quieras. Porque no podrás evitarlo – esta vez Valentina gemía porque Juliana con su otra mano apretaba fuertemente su trasero – Quiero hacerte suspirar, quiero que tu corazón llegue al límite de velocidad, quiero que grites de deseo hasta que caigas en mis brazos – le decía dulcemente en el odio mientras agregaba más fricción en la parte inferior de su mujer.

Pero Valentina no pudo aguantar mucho más, luego de arquear su espalda, se desplomó en su cama sin fuerzas. Sentía como si estuviera flotando, como si no tuviera huesos que la sostuvieran. Era incapaz de hablar con coherencia, lo único que salía de sus labios eran suaves gemidos y murmullos sin sentido. Esto hasta que sintió como la morena abría aún más sus piernas y se colocaba entre ellas

—No – trató de frenarla – no creo que pueda otra vez – Valentina todavía podía sentir como palpitaba el orgasmo anterior.

— Claro que puedes. Afirmo Juliana dejando que ambos centros se encontraran – puedes porque te amo – la morena dejaba un suave beso en la boca de su novia – puedes porque te deseo y lo vas a hacer porque esta vez lo vamos a hacer juntas – le aseguró a su novia mientras movía su cuerpo para que luego de varios intensos movimientos terminara dejándose caer encima de su mujer.


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Esta historia NO me pertenece, es una adaptación de la obra de Alllove

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