El emperador de los ojos grises

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Habían transcurrido apenas unos cuantos días desde nuestra primera visita al digimundo y que, viéramos por nosotros mismos él horror que se vivía ahi a raíz de que alguien que se hacia llamar "él emperador de los digimons" fuera a poner todo de cabeza y ennegrecer la armonía que había allí. Mismo tiempo desde que tuve mi segundo encuentro con Ken Ichijoji, ese enigmático chico de ojos grises que; sin saber como, se había ido adueñando de parte de mis pensamientos y que, una parte de mi ansiaba volverlo a ver. Empezaba a entender qué me ocurría, que él volcán de emociones y hormonas llamado "adolescencia" empezaba a apoderarse de mi. Bendita sea la hora! Qué sigue? Usar zapatillas? Maquillarme? A quien engaño, la idea de maquillarme fue la primera señal de que mi organismo empezaba a doparse con niveles industriales de hormonas. Volteo a mi tocador y, en efecto; mi primer rimel, un delineador y un brillo labial sabor sandía ya hacían acto de presencia. No podia negarlo, y menos evitarlo, empezaba a crecer.
Era mucho para muy poco tiempo; cerré mis ojos por unos momentos y, una luz intensa e intermitente comenzó a surgir de mi digivice, lo tomé, junto con chocomon y salí  intempestivamente de mi cuarto, y de casa con una sola dirección. El apartamento de T.k..

Cuando llegué cual fue mi sorpresa al encontrarme con él resto del equipo, todos con la misma reacción de extrañeza y curiosidad que yo; no había tiempo para preguntas, abrió un portal en la computadora y fue que entramos. Al llegar, estaba lloviendo. Nos dividimos en grupos y empezamos a buscar cual era la razón de que nos llamaran; pero, la tonta de mi decidió ir sola. No sabia que tan bueno o malo podía resultar. Empecé a correr, con chocomon siguiéndome; corrimos hasta llegar a una especie de oasis, donde una escena terrible nos hizo frenar en seco. 

Varios digimons, con esos anillos alrededor de su cuello, su pancita o de alguna de sus patas, caminaban apesadumbradamente con enormes rocas a cuestas, inevitablemente pensé en los antiguos judíos, aquellos que estuvieron bajo él mandato egipcio, y mas al ver que , alguien los azotaba a punta de latigazos. Chocomon y yo veíamos atónitos semejante escena, ese sujeto, parecía disfrutar lo que hacia, apreté mis puños, saqué un valor que no sabia que poseía y corrí hacia él.

- No! Ya basta! Ya dejalos!!
- quien eres tú y que haces en mis dominios?!
- te di una orden! Dejalos en paz! No ves que los haces sufrir?
- y quien te crees que eres para darme ordenes a mi? Acaso no sabes quien soy?
- si. Un maldito que no tiene corazón...
- soy él emperador de los digimons, chiquilla tonta! Dijo, con cierto dejo de altanería en la voz, a la vez que me propinaba un latigazo en la cara, tirandome y dejándome una herida ardiente y levemente sangrando... Mis ojos se llenaban de lágrimas y mi voz se quebraba. Volví a ponerme mis lentes y me levante llena de ira...

- me llamo Anya Okoutsu, y no te voy a dejar que sigas tratando así a los digimon... Son seres vivos! Que no lo entiendes?!
- la que no entiende eres tu! Todos aquí hacen lo que yo diga!
- hasta ahora...
Para entonces, ya me había acercado bastante a él, quien quiera que fuera no debía ser mayor que yo, o al menos no tanto; podría decirse que era un niño, mas o menos de mi altura, de complexión digamos que... Atlética y.... Anya! Calma tus hormonas, este es un momento serio!! Tenia él cabello negro y alborotado, además d traer unos lentes obscuros bastante interesantes, aunque hubo algo que si alcance a distinguir. Y ese algo era que, tenia los ojos grises... Ay genial! Esta situación con los ojos grises acabará traumandome; primero Ichijoji, y ahora este sujeto.
Lo mire con desafío, areiesgandome a que me soltara otro latigazo, pero qué mas daba? Y así fue, me levantó la mano, dispuesto a desbaratarme la cara a cachetadas

- anda, hazlo. Con eso no me vas a calmar, que? No eres tan valiente después de todo?
- eres una.... Me grito, jaloneandome del cuello de mi blusa.
- sueltala!!
Al voltear, cual es mi sorpresa al ver que me habían encontrado, supongo que no andaban lejos y oyeron él alboroto; Davis encabezaba él grupo y era quien había pedido que me soltaran. Él tipo me siguió sosteniendo por él cuello de la blusa, con tal fuerza que, incluso me levantaba del suelo por un par de centímetros

- y dime, porqué debería de hacerlo? Acaso es tu novecita?
Inmediatamente puse una cara de horro y asco, en serio que este sujeto era un bruto, Davis ni siquiera era mi tipo, quizá a veces se portaba como tarado pero era buen chico, aun así, no.

- por que es una chica! Que nuna te enseñaron que no debes maltratar a las mujeres? Por eso. Y no, no es mi novia... Ni siquiera es tan linda y ni me gusta.
- hey! Dije, hasta ciero punto indignada. Ni que fuera tan fea...

Él emperador volvió a jalonearme, atrayendome hacia él, teniéndome a escasos centímetros, frente a frente; en efecto, ojos grises.  Me acercó lo suficiente como para decirme algo de forma que solo yo lo escuchara..

- en eso se equivocan, eres bastante linda...
Una sensación de halago hizo que mis capilares se pusieran a trabajar rápidamente hasta lograr sonrojarme, pero a la par, una inmensa ira se apoderaba de mi, como se atrevía?! Esta reacción fu tal, que me hizo soltarle una patada en la espinilla, con la que, logre deshacerme de su agarre e ir a parar al suelo de un solo empujón.

- ganaron esta vez, "princesita", dijo. Y acto seguido, se marchó.
Desapareció. Poof! El resto de los chicos se me acercó y me ayudaron a levantarme.

- Por Dios Annie! Estas bien?
- si, Kari; eso creo.. Gracias.
- dejame ver eso, vámonos. Tienes que curarte eso antes de que se ponga feo...
- estoy bien, Cody. En serio...
- eres una grandísima tonta, Anya!! Como se te ocurre venir tú sola y confrontar a ese sujeto a puro valor mexicano, ni siquiera sabíamos de quien se trataba o de qué podía ser capaz y tú haciendo estas estupideces...
- ya lo sé, Davis. Fui una tonta... Y todo... Todo por querer demostrar que no soy tan torpe e inútil como me tachan todos... Y tienen razón.
- no, Anya... Yo no quería...

Sentí mi corazón acelerarse, y mis ojos cristalizarse; torpe, nerd y sentimental a mas no poder... Era todo un caso. Me di media vuelta, levanté a chocomon y lo monte en mi hombro como los piratas a sus loros; volví a nuestro mundo, ya era noche, llegué a casa y era de noche creo que mi llegada pasó desapercibida. Me puse mi pijama y me recosté, mas no podía dormir. Un par de ojos grises con un mirar lleno de odio e ira me observaban cada que cerraba los ojos, mientras él termino "princesita" aun retumbaba en mi cabeza...
Iba a ser una noche larga.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro