21

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Han pasado dos semanas desde mi ruptura con Ryan y muchas cosas han cambiado desde entonces. La primera y más irrelevante es que la hinchazón y los cardenales que dominaban la mitad de mi rostro han desaparecido por completo, pero no la paranoia de querer taparlos continuamente cada vez que tengo que arreglarme. Justo esa es la razón por la que estoy intentando no bañar mi rostro con maquillaje al arreglarme solo porque una pequeña y demente voz en mi cabeza asegure que sigue viendo vestigios morados y amarillos en mi ya recuperada piel.

Por otra parte, ha habido otros dos grandes cambios en mi vida ocasionados en este corto intervalo de tiempo. El primero es que hace unos días terminamos la grabación de la película y ayer regresamos a Los Ángeles, y mentiría si dijera que estoy contenta por estar de vuelta o que no he notado ningún cambio tras mi estancia en Nueva York. Después de la cascada de incidentes ocasionados por Ryan, Nate y yo nos volvimos inseparables, en parte para ayudar con mi ansiedad, pero también porque nuestra amistad se fortalecía cada vez más y ambos disfrutamos de la compañía del otro. Ahora siento como si no hubieran pasado diez años y casi podría decir que Nate es mi mejor amigo, junto con Mike. De hecho, teniendo en cuenta lo ocurrido con las tres que creían eran mis mejores amigas, podría decir que ambos hombres son mis dos únicas amistades por el momento.

El segundo gran cambio es todavía bastante desconocido para mí gracias a mi esfuerzo por permanecer completamente ajena a cualquier cosa que no sea mi trabajo o lo que fuera que Nate y yo estuviéramos haciendo, pero el elefante en la habitación cada día se iba haciendo más grande y ha sido inevitable enterarme de ciertas cosas. Los sucesos ocurridos tras mi gran revelación en redes sociales han sido numerosos y algunos tan sonados que han roto la pequeña y reforzada burbuja en la que me había refugiado en Nueva York. A pesar de que he limitado al máximo mis interacciones con el mundo exterior para centrarme en mi trabajo, obviamente he recibido mensajes y llamadas de apoyo por parte de amigos, familiares y compañeros de profesión, interacciones que me han revelado sin querer algunos detalles de la repercusión de mi mensaje en Instagram. He tenido la suerte de que mis compañeros de rodaje y demás personas que me han acompañado a Nueva York no me dijeran nada acerca de lo que pasaba ahí fuera, por lo que ellos han colaborado en reforzar el pequeño fuerte que construí tras publicar el comunicado.

Por desgracia, en cuanto puse un pie en Los Ángeles empecé a sentir cómo esa burbuja se rompía. No solo tenía todavía más prensa persiguiéndome, sino también decenas de buitres en forma de entrevistadores contactando con Mike y el resto de mi equipo para obtener la deseada exclusiva hablando sobre mi relación con Ryan. Huelga decir que no he prestado la más mínima atención a nada de esto, ya que lo último que quiero es prostituir algo tan grave y traumático como esto por un puñado de cochinos billetes. Si por mí fuera, estaría metida en mi casa hasta que me sintiera emocionalmente preparada para afrontarlo todo, pero tengo una agenda que fue estipulada mucho antes de todo esto y he de cumplir con mis obligaciones laborales.

Es por esto por lo que estoy parada frente a mi espejo, vestida con un sencillo conjunto color crema, a punto de asistir a la primera entrevista después de todo lo ocurrido. Afortunadamente, es una entrevista acerca de la película que acabamos de grabar, por lo que estaré con Nate, así que solo trataremos asuntos de la película... o eso espero. Por lo menos, eso es lo que hemos acordado al tratar las preguntas con antelación y he hecho especial hincapié en aclarar que no quiero hablar sobre mi vida privada bajo ningún concepto.

El trayecto en coche hasta el plató del conocido late show lo paso practicando respiraciones para relajarme, sabiendo que no solo voy a estar cara a cara con prensa, sino también con el público. No tengo ni idea de qué piensan sobre mí, pero me da igual realmente. Opinen lo que opinen, solo espero que me dejen hacer mi trabajo en paz. Soy demasiado ingénua al pensar que respetarán voluntariamente mis deseos de no entrar en ciertos campos, pero todavía guardo esa esperanza.

Al llegar al plató, un grupo de asistentes me guía hacia la sala de maquillaje, donde Nate ya está sentado mientras un grupo de personas aplican distintos productos en su rostro. Me indican que me siente a su lado para empezar a maquillarme y obedezco, sonriendo por primera vez en lo que parecen años. Ahora mismo, Nate es mi puerto seguro, una de las únicas personas que son capaces de hacerme feliz sin intentarlo.

—¡Por fin ha llegado la reina de Los Ángeles, la estrella de la película, la mejor actriz de nuestra generación! —exclama Nate con alegría, tomando mi mano con elegancia exagerada para besar su dorso—. Ya sé que llevamos hablando por mensajes todo el día, ¿pero qué tal estás? ¿Algún... incidente? ¿Tengo que liarme a puñetazos con alguien o enterrar algún cadáver sin que nadie se entere?

—Nada de nada, al menos de momento. Además, no es por nada, pero si tuviéramos que esconder un cuerpo sin que nadie se enterase, no deberías decirlo aquí, con personas a nuestro alrededor —respondo con una suave risa—. De hecho, vengo con bastante ánimo porque tengo muchas ganas de hablar de la película. ¿Qué tal tú? ¿Todo sigue igual?

Antes de que Nate pueda responder, una rubia despampanante aparece por la puerta, atrayendo la atención de la sala con su mera presencia a pesar de estar con los ojos pegados a la pantalla de su móvil. Aparta la vista del teléfono apenas un segundo para darle un rápido beso a Nate cuando se sienta a su lado, sin que nadie le diga lo que puede o no puede hacer. A pesar de no haberle visto la cara, es una mujer inconfundible a la que podría reconocer entre cientos de rostros.

Stella Hill.

—¡Cariño! —saluda Nate con una pequeña sonrisa—. ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar con el público?

—¿Es que pretendes que salga en la tele sin prepararme? Me va a ver todo el mundo, necesito estar espectacular. Bueno, más de lo normal, claro. Ya me parece suficientemente desagradable sentarme alrededor de tantos desconocidos como para encima hacerlo sin estar completamente espectacular.

—Hola, Stella —saludo con una sonrisa agradable a pesar de que la mujer me ha ignorado completamente desde que ha entrado—. No sabía que también aparecerías en el programa, ¿es que van a entrevistarte después?

—No, solo he venido para que vean lo mucho que he apoyado a mi novio con su peli nueva. Es una aparición sorpresa, a la gente le va a encantar —explica sin mirarme antes de bufar a una de las mujeres que está maquillándole—. ¡¿Sombra negra?! ¡¿Es que quieres que parezca un mapache?! ¡Ponme algo más claro, por Dios! ¡Y ni se te ocurra ponerme ese horror de iluminador!

La falsedad que impregna mi sonrisa al presenciar la escena es tal que casi rompo a reír por no llorar ante la situación. Por lo que Nate me ha contado a lo largo de nuestro viaje, Stella apenas ha iniciado cinco conversaciones contadas con él durante todo el tiempo que hemos estado en Nueva York. Las veces que han hablado han sido iniciativa de él y solo fue para hablar del tema favorito de Stella: ella misma. Es tan hipócrita que esté aquí, fingiendo que apoya a su novio con su trabajo solo para tener protagonismo, que me choca la ingenuidad de Nate al pasarlo por alto. Él mismo sabe que su novia no le ha preguntado por su proyecto en estos meses, no es tonto, por lo que no entiendo por qué parece tan contento de que ella esté aquí por una razón falsa.

No, Stella no es de mi agrado y nunca lo ha sido. No creo que sea ningún secreto, teniendo en cuenta en qué circunstancias la conocí. Cuando por fin me convencí de que efectivamente estaba enamorada de Nathaniel Scott y había reunido el valor para declararme, él me presentó a Stella como su nueva novia de la que, por supuesto, estaba completamente enamorado. Con el corazón hecho pedazos, tuve que suprimir mis sentimientos a la fuerza mientras les veía juntos al promocionar nuestra película. Ingenua de mí, pensaba que al terminar la promoción no tendría que ver a Stella tan a menudo y podría contentarme al menos con seguir siendo amiga de Nate, pero eso no ocurrió. Bueno, técnicamente sí que dejé de ver a Stella, pero también me distancie de Nate tanto que nuestra amistad desapareció. No importó lo mucho que traté de salvaguardar nuestra relación; Nate ya no era el Nate que había conocido y nuestros caminos ya no coincidían, sencillamente. Estuve meses siendo la única que se agarraba a la cuerda para salvar lo que ya estaba perdido, despellejándome las manos en el intento.

Hasta que asumí que si no lo puedes tener lo tendrás que soltar.

Mientras estoy tratando de encontrar una forma de responder que no suene sarcástica o irrespetuosa, un miembro del equipo nos indica que ha llegado el momento de salir al plató, por lo que me salva sin saberlo de una situación embarazosa.

—Adiós, cariño, te veo en el público —dice Nate, dándole un beso en la mejilla, al que ella reacciona con un quejido ya que sus labios han rozado su colorete, antes de salir a mi lado en dirección al plató.

—Vaya, no sabía que Stella estaba tan entusiasmada con la película —comento, tratando de evitar que suene igual de sarcástico que en mi cabeza.

—Sí, la verdad es que ha estado muy ocupada estos meses con su trabajo, pero ha hecho un hueco para venir a apoyarme.

—Qué detalle tan bonito.

Gracias a Dios, en ese momento llegamos a nuestro destino y puedo dejar la falsedad a un lado. Jimmy Corden, el entrevistador, nos saluda antes de darnos las últimas indicaciones. Cuando me siento en el sofá junto a Nate, evito mirar al público y me limito a sonreír a la nada hasta que empieza todo.

—¡Buenas noches, América! ¡¿Cómo estáis?! ¡Nuestros invitados de hoy son Nathaniel Scott y Esmeralda Knightley, dos de las estrellas más brillantes de Hollywood y los protagonistas de la anticipadísima nueva adaptación de El gran Gatsby! —saluda Jimmy en cuanto empiezan a grabar, siendo recibido por una gran ovación por parte del público. Nate y yo hacemos pequeñas reverencias con amplias sonrisas en la cara, esta vez genuinas—. Muchas gracias por venir, chicos, es un placer teneros aquí de nuevo. ¿Qué tal estáis? Sé que acabáis de llegar después de casi cuatro meses de intenso trabajo.

—El placer es todo nuestro, Jimmy. La verdad es que han sido unos meses moviditos, pero estamos muy contentos con el resultado de nuestro trabajo, ¿verdad, Esme? —responde Nate, evitando de forma elegante que yo tenga que responder acerca de mi estado de ánimo.

—Sí, la verdad es que James es un director excelente y todo el equipo ha hecho un gran trabajo. Sé que no soy imparcial, pero creo que os va a encantar la película. El gran Gatsby es una de mis novelas favoritas desde siempre, así que he hecho todo lo posible por honrar la obra original como se merece.

—Vamos a ir al grano porque creo que hablo por todos cuando digo que estamos deseando saber todo lo posible sobre la peli, ¡¿verdad, chicos?! — El público empieza a aplaudir y gritar tras escucharme, mostrando su claro entusiasmo por nosotros y la película—. Venga, ¡seguro que podéis adelantarnos algo!

—Bueno, lo único que ha salido hasta ahora es alguna que otra foto del rodaje, así que tampoco podemos hablar de detalles específicos, Jimmy. Lo que sí puedo afirmar como amante de la novela es que tanto James como el equipo han hecho un trabajo magistral por adaptarla de forma casi exacta.

—Sí, la verdad es que todo es tal cual lo imaginaba mientras leía, desde el vestuario hasta los diálogos. De hecho, hasta las fiestas eran reales, nada de efectos especiales. Toda la gente que veréis estaban allí realmente —añade Nate a mis palabras.

—¡Si vosotros estáis tan encantados, entonces estoy seguro de que será magnífica! —responde Jimmy, dejando que el público aplauda antes de hacer un gesto hacia la gente—. Como veis, habéis tenido mucho apoyo desde que se anuncio el inicio del rodaje. De hecho, tenemos entre nosotros a una de las personas más importantes para Nathaniel, alguien que le ha apoyado durante todo el rodaje aunque fuese desde la distancia... ¡Stella Hill!

Un foco ilumina una sección del público y veo a Stella sonriendo y saludando como una Barbie de carne y hueso. Está en su salsa, encantada de que la atención esté sobre ella a pesar de no tener nada que ver con la película.

—¡Hola, Jimmy! ¡Sorpresa!

—Mirad la sonrisa que se le ha puesto en la cara a Nate, ¡me encanta! —exclama Jimmy, encantado con el aluvión de exclusivas que está obteniendo en un solo programa—. Bueno, Stella, cuéntanos: ¿lo has pasado muy mal mientras tu amor estaba fuera durante tanto tiempo?

—Verás, Jimmy, siempre que nos separamos me pongo triste como cualquier pareja, pero le he apoyado tanto cada día que apenas he notado su ausencia. ¡Hablábamos tanto que casi parecía que no se había marchado!

La mentira de Stella es recibida por una ovación del público, aunque mi sonrisa flaquea. No puedo evitar mirar a Nate, tratando de saber si de verdad compra el cuento de su novia. Él me mira de reojo con una amplia sonrisa de pega y gracias a nuestra proximidad, veo que pone los ojos en blanco durante un breve instante, aunque es un instante tan breve que creo haberlo imaginado.

—¡Eso sí que es una buena pareja, alguien que te quiere y te apoya en todo lo que te gusta! —responde Jimmy antes de girarse de nuevo hacia nosotros, mirándome a mí—. Esto me lleva a nuestro siguiente tema, Esme. Creo que hablo por todos cuando digo que llevamos días deseando saber algo sobre esto, literalmente ardiendo en deseos por escucharte...

Oh, no.

—¿Ah, sí? ¿Y... de qué se trata?

Noto los ojos azules de Nate clavados en mí mientras trato de responder con normalidad, sintiendo la tensión hacer de mi cuerpo un nudo.

—Hace dos semanas publicaste un comunicado absolutamente devastador en tus redes sociales y no hemos vuelto a saber de ti...

No, por Dios, no, no, no, no...

—No sé a qué te refieres, Jimmy.

Nate parece a punto de abalanzarse sobre el presentador como un león sobre su presa, al contrario que yo, que me hundo cada vez más en el sofá, rezando porque me trague la tierra.

—Entonces, iré al grano: Esme, ¿por qué no nos cuentas qué ha ocurrido con Ryan?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro