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—I n e s p e r a d o—

Marinette POV

Salí de los vestidores con una sonrisa en mi rostro. Pensé en una idea un poco alocada pero era mi única sálida, ahora, todo lo que tenía que hacer era "parecer normal" es decir, ser la versión que Alix espera a que sea. Actuar normal de la nada parecería bastante sospechoso, pero seguir ocultando aquello solo enpeoraria la situación, tenía que entrar en su juego.

Al llegar a casa, lo primero que hice fue pasar una noche entera pensando en los detalles de la que sería mi única salida para que todo esto terminara, aunque cabe aclarar que Tikki no estaba de acuerdo en algunas cosas. A la mañana siguiente, me aliste para ir a clases y, casualmente tocaba educación fisíca. Todos fuimos a cambiarnos y, a la hora de jugar volleyball me mantuve tranquila y resalte cómo nunca antes lo había hecho.

—¡Genial Marinette!— Se acercó Alya.—Realmente eres genial en cualquier deporte.— Alya me miró con orgullo y me sonroje.

—¡Gracias!— Le agradecí con una dulce voz. Después de todo no podía ocultar que ser Ladybug me dio muchas ventajas con mi condición fisíca y, ahora más que nunca estaba orgullosa de esto.

—Bien hecho Mari, de verdad eres genial.— A mi izquiera un chico peli-rojo se había acercado timidamente.

Mis mejillas se pusieron rojas y agradecí sus palabras, aunque tenía que admitir que no era suficiente por haberme incubrido de esa manera, estaba feliz de que alguien haya sido capaz de sacar a flote mi situación, y sobre todo, reconocer lo genial que era. Su mirada y su alegría cambiaron a un semblante serio y he de decir que eso incluso me incomodo, pero...No podía entender que estaba mal en él, era tan misterioso.

—Hay algo muy serio que me gustaría hablar contigo Marinette.— Su voz sonaba seria, y su cabeza estaba baja. Me acerque y le mire a los ojos.—Es importante que sea lo más pronto posible.

Mi expresión cambio a una de confusión al no tener idea que sería tan importante como para venir así de la nada.

Adrien POV

Apenas me iba a acercar para dar una buena impresión a Marinette, pero Nathaniel se interpuso. Casualmente escuche su conversación y me preocupó.

—Se le va a...¿Declarar?— Susurré para mí mismo. Un sentimiento en mi pecho me hizo querer intervenir en todo esto.

[...]

—Si quieres podemos ir por los baños y...

—Oh, lamento interrumpirlos chicos pero Marinette.— Al decir su nombre la mire a los ojos.—El director te llama.— La tome de la mano y ambos salimos corriendo. La conducí hasta los casilleros y la azabache parecía confundida.

—Adrien ¿Por qué estamos aquí?— Preguntó extrañada.

—No lo sé, tú di...¡Ahhhh!— Me iba a recargar en uno de los casilleros pero había visto pasar una cucaracha.

Marinette POV

Solté una pequeña risa y Adrien se miraba muy apenado. Sus mejillas estaban rojas, y su respiración estaba agitada. Lo mire con una sonrisa, y él sólo cubrió su rostro con mucha pena.

—¡Perdón! Es que me dan miedo.— Se escondió detrás mío.

—Esta bien, lo entiendo.— Le sonreí.—Ya tenemos que ir a clase.— Le dije.—¿Me acompañas?

Él asintió y ambos nos fuimos directo a la cancha principal. Todavía no estaba el entrenador ahí, así que él y yo aprovechamos el tiempo para hablar entre nosotros.

Mientras tanto, sentí una mirada detrás mío, voltee y era la peli-rosa. Ambas chocamos miradas y pensé que en ese momento sentimos lo mismo, pareciera como si con la mirada estuviéramos conectadas con el mismo sentimiento.

Aún me remordia la consciencia haberle mentido tanto a ella, era una de mis amigas que de un momento a otro parecía estar obsesionada con todo lo que hacía. Realmente no la culpaba, tarde o temprano alguien iba a cuestionar todo lo que hay detrás de una chica que parece normal, pero en realidad no lo es.

Por instinto me acerque a ella, y parecía hacer lo mismo. En un instante ya estábamos ambas de frente a frenete.

—Hola Marinette.— Me dijo con una pequeña sonrisa.

—Hola Alix.— Respondí a su saludo

—¿Qué hay?— Me preguntó. Parecía incomoda

—Todo bien por ahora.— Respondí.

Me sentía mal, en poco tiempo había inventado una historia la cuál no tenía ni pies ni cabeza. No podía creer que ella había aceptado esa horrible justificación. Algo dentro de mí me hizo sentir mal, sentí que debía desmentir aquello, a pesar de ya haber avanzado con la mentira; realmente no me sentía bien con todo esto. Mi moral se estaba interponiendo un poco en todo esto.

—¡Alix!— Le dije.

—¡Marinette!— Ambas hablamos al unisono.

—Adelante.— Le sedí la palabra por educación.

—¡No, tú primero!— Me dijo.

—Insisto.— Le dije con pena.

En ese momento no estaba pensando bien lo que planeaba hacer, pero tenía unas ganas enormes de desmentir lo de ser una agente secreta. Pareciera que no era consciente de que casi iba a confesarle muchas cosas, y a la vez nada.

—Quería disculparme por mi comportamiento hacia ti, no ha sido el correcto y me arrepiento de haberte hecho sentir incomoda por meterme en cosas de tu vida privada.— Sus palabras me sacaron de mi cabeza. Era la primera vez que la escuchaba pedir una disculpa.

—¿Espera? ¿Qué dices?— Me sentí extrañada al escuchar eso de ella, la verdad eso fue algo completamente inesperado que me sorprendió mucho.

—Como lo oyes, nunca imagine que llegaría a este punto, pero creo que lo más sano y correcto para ambas es que deje de cuestionar el por qué de tus decisiones.— Se cayo por unos segundos.—Tienes tus razones y motivos para no decir tus cosas. Es tu vida privada, no la mía.

Después de un silencio incomodo, aún estaba en shock por escuchar eso de su parte. Después de tanto tiempo cuestionando mis habilidades físicas, y mi mala manera de mentir, estaba sorprendida que se rindiera de esta forma.

—¿Alix estas bien?— Le pregunté preocupada. Su semblante serio cambio rápidamente.

—¡Oye!

—Lo siento, sólo que esta vez no pareces ser tú.— Solté una pequeña risa. Ella hizo lo mismo.

—Sé que no siempre estoy cuerda, pero sé reconocer cuándo me equivoco.— La más baja puso ambas manos en su cadera.

Sus palabras me habían hecho sentir libre, por un momento sentí que dejaba una carga de la cuál no era consciente que tenía. Ambas nos miramos, ella parecía estar más tranquila, después de todo, ambas parecíamos tener preocupaciones distintas, y a la vez, similares.

—Sin embargo, Marinette. Hay algo que quiero preguntar.— Su voz cambió un poco. 

Un aire soplo e hizo sentir la escena un poco más desolada. Ambas estábamos alejadas del resto de nuestros compañeros de clase.

—Tú...realmente no eres agente de la CIA ¿Cierto?— Levantó la mirada.

Sus ojos se plasmaron en los míos, mientras mi corazón comenzaba a latir de una forma veloz. Me sentí un poco diferente, de un momento a otro mi estado de animo había cambiado.

—¿P-por qué lo preguntas?— Tartamudee.

—¿Por qué te pones nerviosa?— Me miro fijamente.

Hubo un silencio que no se sentía bien, nuevamente estaba en esa situación que tanto detestaba. Era obvio que me sintiera harta de todo esto, después de mucho tiempo sentía que iba a explotar.

—No es mi intención interrogarte de toda tu vida.— Ella dijo al verme preocupada.—Sólo sé que es algo obvio Marinette, no puedes seguir mintiendo así.— Esto último lo dijo con pena.—Yo no soy nadie para cuestionarte. Sólo me gustaría saber por qué pareces tan paranoica siempre que alguien halaga tus habilidades.

Nuevamente hubo un silencio y el viento volvió a soplar. Yo aún seguía con la mirada hacía arriba, y ella la tenía abajo. Esa tranquilidad que había conseguido antes al escuchar su disculpa se había desvanecido. No la culpaba por cuestionarme, después de todo, mentía muy mal. Pero en ese momento, no tenía una respuesta clara. Simplemente no podía responder no porqué no había respuesta, sino por qué simplemente no podía.

—Marinette...¿Tú robaste el papiro de ese museo, no?— Levantó su mirada un poco.

Continuara...

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