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Sinceramente... Merezco un aumento y una buena funada.

Dedicados a _kimlove y Moonblue_24

El estadio estaba vibrando con la anticipación del clásico, el partido más esperado de la temporada. Las gradas eran un mar de blanco y azulgrana, y el ruido era ensordecedor. Pero, en medio de ese caos, cuatro alfas del Real Madrid tenían la mente en un solo lugar, Gavi, el joven omega que jugaba para el Barça.

Kylian, Vinicius, Jude y Rodrygo compartían un vínculo más allá del campo. Eran amigos, compañeros de equipo, y ahora, sin que ninguno lo supiera, estaban también atrapados en la misma encrucijada emocional.

Todos ellos estaban profundamente enamorados de Gavi.

Gavi, por su parte, no era ajeno a sus miradas. En los últimos meses, había notado cómo los cuatro alfas le prestaban una atención inusual.

En un principio, lo tomó como una especie de juego psicológico, una táctica para desestabilizarlo en el campo. Pero a medida que pasaba el tiempo, comenzó a darse cuenta de que había algo más detrás de esas miradas. No sabía qué pensar al respecto.

—¡Hoy es el día, chicos!—Dijo Vinicius, tratando de sonar confiado mientras caminaban por el túnel de vestuarios.

—No podemos seguir así. Tenemos que decirle lo que sentimos.

—Fácil para ti decirlo, Viní.—Murmuró Jude, ajustándose las botas.

—¿Y si nos manda a volar? Además, estamos en medio de un clásico. No es el mejor momento.

Kylian, que siempre había sido el más seguro de sí mismo, se quedó en silencio por un momento antes de hablar.

—No hay un buen momento para algo así, Jude. Pero si no lo hacemos ahora, podríamos perder nuestra oportunidad.

Rodrygo, el más tímido de los cuatro, asintió en silencio. No le gustaba la idea de confesar sus sentimientos en medio de un partido tan importante, pero sabía que Kylian tenía razón.

Si no se lo decían pronto, el peso de esos sentimientos los destrozaría.

El pitido inicial cortó sus pensamientos, y el partido comenzó. Pero en lugar de centrarse en la pelota, los cuatro alfas no podían dejar de buscar a Gavi en el campo.

Cada vez que lo veían, sentían una mezcla de nerviosismo y emoción, como si el estadio entero desapareciera y solo quedaran ellos y el omega.

Gavi estaba haciendo su trabajo, distribuyendo el balón y liderando el ataque del Barça. Pero no pudo evitar notar que algo estaba raro con los jugadores del Madrid. Vinicius, que normalmente era una pesadilla en la banda, apenas lo presionaba, y en lugar de intentar superar a la defensa, le pasaba el balón cada vez que podía.

En un momento, Vinicius le entregó la pelota con una sonrisa torpe en los labios.

—Aquí tienes, Gavi.—Murmuró, casi como si estuviera entregando un regalo.

Gavi lo miró incrédulo.

—¿Qué demonios estás haciendo, Vinicius? ¿No se supone que deberías estar tratando de ganarme?

—Eh... bueno, sí, pero...— Vinicius no supo cómo continuar, así que simplemente se alejó, dejando a Gavi confuso y un poco irritado.

Unos minutos después, fue Jude quien cometió un error inexplicable. En lugar de cortar un pase de Gavi, dejó que el balón pasara, permitiendo que el omega siguiera avanzando.

—¿Qué estás haciendo, Jude?—Gavi gritó mientras se giraba para mirarlo.

—Lo siento, Gavi... Es que... No quería ser brusco contigo.— Jude balbuceó, sin atreverse a mirarlo a los ojos.

—¿Brusco? ¡Estamos en un clásico! ¡Deberías estar tratando de romperme las piernas!

Gavi estaba al borde de perder la paciencia. Esto no tenía sentido. Rodrygo y Kylian no estaban mucho mejor. Rodrygo, en lugar de buscar el gol, se las arreglaba para pasarle el balón cada vez que lo tenía, aunque eso significara perder una oportunidad clara. Y Kylian, el siempre decidido, ahora parecía incapaz de presionar con la intensidad habitual.

Gavi quería golpearlos a todos. ¿Qué demonios estaba pasando?

El partido continuó, pero los cuatro alfas estaban lejos de su mejor versión. Ancelotti, desde la banda, estaba a punto de explotar.

—¡Jueguen como si les importara el maldito partido!—Gritó, pero sus palabras cayeron en oídos sordos. Los cuatro estaban demasiado ocupados tratando de impresionar a Gavi como para preocuparse por la victoria.

Cuando finalmente sonó el silbato final, el marcador no reflejaba la intensidad habitual de un clásico. Fue un empate insípido, y Ancelotti estaba más que frustrado.

Pero los cuatro alfas no parecían preocupados por el resultado. Sabían que era el momento de actuar.

En el túnel de vestuarios, los cuatro se miraron entre sí, sabiendo que no podían seguir postergando lo inevitable. Vinicius fue el primero en hablar.

Gavi... Podemos hablar un segundo?

Gavi, que estaba recogiendo sus cosas, los miró con el ceño fruncido.

—¿Qué quieren ahora? ¿Explicarme por qué jugaron como si tuvieran cinco años?

Rodrygo dio un paso al frente, tratando de armarse de valor.

—Es Que... Bueno... Gavi, estamos enamorados de ti.—Dijo, sus palabras apenas un susurro.

El omega parpadeó, atónito.

—¿Qué?

—Lo que Rodrygo quiere decir.—Interrumpió Kylian, con más firmeza de la que realmente sentía.

—Es que los cuatro estamos enamorados de ti. Todos sentimos lo mismo y... Pensamos que sería justo decírtelo.

—Y no nos importaría compartir... Si eso significa estar contigo.—Agregó Jude, su voz temblorosa.

Gavi los miró a todos, sin poder creer lo que estaba oyendo. Estaban allí, en medio del túnel, justo después de un clásico, confesándole sus sentimientos de la manera más torpe y confusa posible. No pudo evitar soltar una carcajada, aunque no había nada gracioso en la situación.

—¿Así que... Todos ustedes están enamorados de mí?—Preguntó, cruzándose de brazos, sin intentar ocultar su incredulidad.

Vinicius asintió rápidamente.

—Sí, Gavi. Todos nosotros.

Gavi los miró fijamente por unos segundos, sopesando sus opciones. Estaba enfadado, sí, pero también había algo en esa confesión desastrosa que le tocaba el corazón. Antes de que pudieran decir algo más, levantó el dedo medio, mostrándoselo a los cuatro.

—Váyanse al diablo.—Dijo, su tono seco, y se dio la vuelta para irse. Los cuatro alfas sintieron que el mundo se les caía encima.

Vinicius abrió la boca para decir algo, pero no encontró las palabras. Kylian apretó los puños, maldiciendo su suerte.

Pero antes de que Gavi saliera por completo del túnel, se giró y, con una sonrisa que ellos no pudieron ver, les gritó.

—¡Los espero para cenar esta noche! Tenemos que hablar.

Los cuatro alfas se quedaron congelados, procesando lo que acababan de escuchar. Cuando finalmente reaccionaron, sus caras se iluminaron con sonrisas amplias y estúpidas.

—¿Cenamos juntos esta noche?—Murmuró Rodrygo, casi sin poder creerlo.

Kylian asintió, su confianza regresando lentamente.

—Parece que sí.

—Entonces, supongo que tenemos una cita.—Dijo Jude, tratando de ocultar su entusiasmo.

Bueno, al menos no nos mandó al infierno... Del todo.—Dijo Vinicius.

Gavi ya estaba en su coche cuando su teléfono vibró con un mensaje. Era de Vinicius.

¿A qué hora te va bien para la cena?

Sonrió antes de contestar.

A las ocho. No lleguen tarde.

Al otro lado del mensaje, cuatro alfas compartían una mirada de alegría.

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