Ch16: Algo no anda bien...

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https://youtu.be/D7ks03zsg1o

Los chinos para evitar un ataque de los italianos y Amish, y utilizando material de la comunidad, construyeron una muralla en menos de cinco minutos... B-Bueno... son chinos... ¡¿Qué querían?!

Las chicas aprovecharon el tumulto para vestirse con sus ropas de siempre, pero rápidamente entraron en esa épica batalla y desventura... que relataremos en los párrafos finales.

Jordan y las demás chicas del salón no podían creer que Lincoln tuviera una técnica que funcionara tan bien para lidiar con las cuatro. Stella no podía creer que nadie recordará aquel episodio donde ella hizo lo mismo con Lincoln y sus amigos... El episodio donde produjo más humo que un volcán activo y fábrica de dulces.

—... Recuerdo que te vi en la fila para comprar entradas para el concierto de Smooch —conversaba con serenidad.

—S-Sí... me encanta mucho Smooch, pero no tanto como a ti —habló con más confianza—, ¡Fue de lujo verte sobre el escenario con Smooch! ¡Fue asombroso! ¡Eres genial! —no dejaba de halagarlo.

—Solo fue algo que logró mi hermana —la miró fijamente—, yo solo quería escucharlos.

La profesora Johnson empezó las clases, ambos se notaban sonrojados, pero Cristina suspiraba por amor.

No fue necesario quedarse todo el día en el salón de gimnasia porque las inscripciones las hicieron afuera de la escuela. Las personas de otros lugares se inscribían.

A lo lejos, el detective las observaba a las cuatro, todo lo que encontró en sus residencias confirmaban el que ellas tuvieran que ver con la desaparición porque ellas estaban obsesionadas con el chico de cabellos blancos, todo el material referente a él que había en sus casas era inmenso.

Pero para confirmar sus sospechas, era necesario que ellas fueran a un determinado lugar. Por ahora se seguiría manteniendo en las sombras.

—A casa dinerillo —decía Mollie mientras recibía la cuota de inscripciones.

—Esto parece de nunca acabar —expresó Jordan que vio que todavía había personas que querían inscribirse al concurso.

—Se supone que solo serían los de la primaria, secundaria y preparatoria —Cookie se notaba muy confundida.

—Lo sé, chicas... pero Huggins vio una oportunidad de sacar ganancias extras, no es mi culpa —trataba de excusarse la chica de cabellos naranjas.

De repente se dieron cuenta que Cristina estaba en silencio, notaron que atendía con una sonrisa angelical.

—Como quisiera quitarle esa sonrisa cuando Linky acepte ser mi novio —dijo Paige mientras pensaba en cómo declararse a Lincoln después del sábado.

Al terminar todo eso, Lincoln esperó a Cristina para acompañarla hasta a su casa. La chica solo volteó a ver a sus amigas e inmediatamente se burló de ellas.

—Cristina... ¿no quisieras almorzar en La mesa de Lynn? —preguntó dudando.

—P-Por s-supuesto —se notaba algo temblorosa.

Cristina le tomó del brazo y fueron conversando de muchas cosas. No hace falta decir que eso dejó algo confundidas a Cookie, Jordan y Paige, Mollie estaba pensando en lo triste que estaría su amiga y en la apuesta que perdería.

—Mollie —hizo que la mirara—, ya sabes qué hacer —se notaba seriedad.

—No te preocupes, Jordan —se puso un casco y montó una bicicleta para seguir a los tortolitos, se sentía como una agente del gobierno.

Paige y Cookie mandaron a Brownie y a la de gorro de panda para que verificaran que no había nada sucio en la cita de ellos.

—¡Hey! ¡Mi bici! —gritó Papá Ruedas golpeado mientras corría detrás de Mollie.

Parecía que Cristina y Lincoln estaban en otro mundo porque no tomaban atención a lo que sucedía a su alrededor.

No prestaban atención a los padres que denunciaban a Flips por vender raspados con la fecha de caducación pasada, a Bobbie Fletcher que hacía una exhibición, a las mascotas del peliblanco ayudando a Clare a rescatar otra vez a Watterson, a Clyde corriendo de unos tipos con capucha blanca y una cruz en llamas o a los federales que perseguían por enésima vez a Liam con la excusa del reactor nuclear.

—Realmente... eres alguien genial... lo siento —lo dijo muy triste.

—En realidad es mi culpa, no debí comprometerte, así como debí pedir permiso a mis hermanas por el vídeo, debí pedirte permiso a ti también —se notaba que se sentía mal.

—Pero yo exageré al irme —comenzó a reírse para no volver melancólico el ambiente.

—No te culpo, je —se rio un poco también.

—¡Hermano, ayúdame! —corría donde él.

—Clyde, estoy ocupado —habló en voz baja, luego miró a Cristina—. Sí, eres un gran amigo, Clyde —lo dijo en voz alta y le mostró una gran sonrisa a Cristina mientras los tipos se tiraron encima de su amigo.

Llegaron al restaurante, y los señores Loud estaban allí. Lincoln pidió el la carta del día, pero fue su madre la que le entregó la carta para saber por qué había ido, se llevó una sorpresa.

—¡Cariño, no sabía que vendrías con una "amiga"! —se notaba la sutileza.

—Sí... mamá... vine con mi amiga a almorzar —se notaba algo avergonzado.

—¡Hola señora Loud! —no podía desaprovechar la oportunidad— Me llamo Cristina.

—¿Eres la niña que se cambió de salón de clases por mi hijo? —estaba asombrada.

—Eh, sí —no podía creer que todos solo la conocieran por eso.

—Eso me impresiona, me alegra que mi hijo haya hecho las paces contigo —se notaba alegre.

—Bueno... nunca discutimos por ello —sentía que lo que hizo conmocionó a todos.

—Me alegra también que chicas ajenas a mi familia salgan con mi hijo, a veces es raro ver a mi hijo hacer muchas cosas solo con sus hermanas —lo decía con tanta naturalidad.

—Mamá... —se sentía avergonzado, Cristina solo se reía.

—Descuida, estoy conversando con tu "amiga" —se sentó al lado de Lincoln—. En serio, parece que solo vive para ellas y viceversa, no me sorprendería que terminara con una de ellas —se notaba que quería molestarlo.

—¡Mamá! ... Gracias por traernos la carta... creo que papá necesita ayuda —le hablaba con indirectas.

—Aburrido, pero si fuera Luan, Leni o Lola ni les dirías que se vayan —se levantó y se fue fingiendo indignación.

Lincoln se dio cuenta que eso causó gracia a Cristina, ya pensaba que ella se iría de allí por saber que era algo raro. No sabía que Cristina estaba riendo porque es la que habló con su futura "suegra" y eso le daba mucha ventaja.

—Mi mamá es... agradable —lo dijo al leer la carta.

—Descuida Linky, con los años la entenderé —también leía la carta.

—¿Ah?

—Ya sé que pedir —evadió rápido la duda.

Su madre les llevó especialmente el almuerzo, y se sentó al lado de Cristina para charlar con ella y contarle cosas de su hijo, hablaban de tanto.

—... Tengo una foto de él y Lynn de pequeños bañándose juntos, se ven adorables —lo decía con alegría.

—Seguro se ve muy tierno —expresó Cristina.

—Mamá... solo has hablado de mí y mis hermanas... ¿sabes que yo también hago cosas con mis amigos y también en solitario? —trataba de ser sutil con su enojo.

—Claro cariño, pero no es divertido lo que hagas con Stella y tus amigos... a veces pienso que Stella es un amigo más —se notaba mucha sinceridad.

Lincoln se hubiese muerto de la vergüenza, pero la sonrisa tierna y risa sin malicia de Cristina le hacían obviar el bochornoso episodio de su vida. EL almuerzo estuvo delicioso como siempre, pero su madre no los dejaba degustar del todo por estar hablando y hablando.

—Fue un gusto conocerte, Cristina —se lo dijo muy sonriente.

—Igualmente señora Loud —respondió mientras se levantaba.

—Dime Rita —se sentía a gusto con la chica—, por cierto, ¿la invitarás a la casa, no?

—Eh... no lo sé, pens... —no pudo terminar la oración.

—¡Claro, me encantaría! —respondió apresurada.

—Te espero en casa para seguir charlando —se fue a ayudar a su esposo.

Lincoln se quedó algo confundido, él en realidad no se esperaba eso, pero debía seguir con el plan. Salió con ella y caminaron con tranquilidad.

—Ya mandé un mensaje a mi madre y le dije que iría a hacer tareas en la casa de Linky —guardó su celular.

—Genial, entonces vamos para seguir charlando —reanudó el paso.

Detrás de ellos, estaban Mollie, Brownie, Kat y Panda. Habían almorzado detrás de Lincoln y le dijeron a Kotaro y Grant que se lo dejaran en la cuenta de Lincoln.

—¡Esa pequeña bruja ya lo tiene en sus garras! —Mollie estaba muy enojada.

—Rubia, cálmate —Brownie la tranquilizó.

—¡Oh, madame Cookie pierde oportunidades! —estaba triste la chica del gorro de panda.

—¡Creo que ganaré la apuesta, chicas! —Kat se notaba muy confiada.

Jordan y las demás recibían por mensaje lo que sucedía, no podían creer lo lejos que ella estaba llegando. Recordaban lo que él le dijo a Maggie aquella noche, parecía que Cristina era esa chica. Tenía sentido porque a ni una de ellas le presentó a su familia... bueno, fue mera casualidad, su madre fue entrometida, pero lo que quitaba esperanzas fue que a Rita le agradó Cristina.

Lincoln llegó junto a su compañía a su casa, dentro de ella ya estaban sus hermanas, se podía apreciar que algunas estaban molestas y otras estaban muy sonrientes. Lola ya imaginaba en lo que gastaría el dinero de su apuesta.

—Hola LINKY, hola Cristina —Leni se acercó donde su hermano y lo abrazó con una ternura muy peculiar mientras miraba con seriedad a los ojos a su amiga.

—Hola Leni y hola chicas —saludó a todas con una agradable sonrisa.

Cristina terminó por caerle a casi todas... solo una no se tragaba toda esa amabilidad y menos el que tuviera demasiada confianza para decirle Linky a su hermanito.

Luego llegó su madre y comenzaron a jugar algún juego de mesa. Todo era diversión y alguno que otro comentario vergonzoso por parte de Rita. Lincoln quería que la tierra se lo comiera cada vez que su madre insinuaba algo entre él y sus hermanas.

—Parece que ya descubrí a la celosa —dijo Rita en voz baja.

—No, no es cierto —dijeron al unísono y luego se sonrojaron, hasta la bebé estaba celosa.

—No te dije, son raras —se notaba que le caía Cristina.

Mollie y las demás estaban observando todo por la ventana, no podían creer que Cristina ganaría y por mucho. Se notaba que tenía a su favor a la madre y a la mayoría de hermanas algo así como los mafiosos con los jueces y el departamento de policía, claro que la actitud rara entre él y sus hermanas se podría asimilar con el tiempo, pero era casi un noventa por ciento de probabilidades.

—No voy a aceptar que Cristina gane —se notaba muy molesta.

—¡No te excuses de pagarme la apuesta! —reclamó Kat.

Brownie lamentaba que Paige perdiera su apuesta y Panda lloraba porque Madame Cookie no estaría con su Linky, en medio del sollozo electrocutó a Kat, ya era una costumbre.

Sus hermanas, fuera de toda inclinación muy afectiva hacia su hermano, notaron que hacían una bonita pareja, pero también notaron algo contrariado.

Las horas pasaron y ya eran cerca de las ocho de la noche, Cristina conoció también al señor Lynn.

—Buenas noches, soy Cristina —se mostraba muy educada.

—Es un gusto, al fin mi hijo dejará de dormir con sus hermanas —se notaba orgulloso.

—¡Papá! Solo fue porque se pelearon y la otra vez fue porque tuve una pesadilla —tenía que dejarlo en claro por enésima vez el porqué durmió con Lynn, Lucy y Luan.

—"Claro" —lo tomaba tan en serio como un ciego a una señal de tránsito.

Vieron la televisión en familia, específicamente las noticias en donde se reportaba que un chico afroamericano era perseguido por fantasmas a caballo con cruces en llamas y que los federales persiguieron a un granjero hasta una represa, el cual tuvo que saltar de una caída de más de veinte metros para evitar ser capturado porque lo acusaron de un crimen que supuestamente había cometido.

—Siento que ya soy parte de la familia... que nombre le pondré a mi primer hijo... definitivamente si es niña la llamaré Rita y me ganaré a la mitad de la familia... y definitivamente no le pondré como Luan, porque su futura tía no deja de masticarme y escupirme con la mirada —hablaba en su mente mientras miraba a todo el mundo.

Cristina ya se iba y Lincoln la iba a acompañar, Rita fue la primera en despedirse de la amiga de Lincoln, luego el señor Lynn y las hermanas solo le dijeron adiós.

—Cuídate Cristina, fue un gusto conocerte y fastidiar a mis hijas e hijo —movía su mano para despedirse.

—Igualmente, Rita —desapareció con Lincoln al doblar la calle.

Lola subió a su habitación y bajó una alcancía para que depositaran el dinero de la apuesta.

Mollie y las demás seguían a los tortolitos, se notaba que no tenían otra cosa que hacer porque tenían todo el tiempo del mundo o que eran estudiantes universitarios de alguna facultad de humanidad.

Ya estaban llegando a la casa de la chica de rizos, se notaba algo ansiosa, pero Lincoln estaba algo pensativo por lo que planearía mañana.

—Hoy fue algo que no pensé que pasaría, no pensé sentirme parte de tu familia... espero que esto siga así —quería ser más directa.

—B-Bueno... le caíste bien a mi mamá... —se sentía algo nervioso.

—Será porque... —su amigo la interrumpió.

—¡Llegamos! —se dio cuenta de inmediato que estaban al frente de la casa.

Lincoln solo se iba a despedir con un beso en la mejilla por parte de los dos, pero Cristina al tomarlo de su rostro y querer darle un beso en sus labios solo le atinó a su nariz, se sentía con fuerza.

—Sé que fuiste tú, Fredo. Me rompist... —Lincoln la miró anonadado, soltó su rostro— eh... adiós Linky —entró a su casa sonriente y algo incómoda por el sin sentido.

Su amigo estaba reaccionando poco a poco a lo sucedido, pero no le tomó importancia... o no tanta porque faltaba una última cosa, por así decirlo.

Mollie estaba impactada por lo sucedido, nunca creyó que Cristina tuviera el valor de hacerlo. Desde que se fue del salón, creyó que era una pusilánime. Ni una de las cuatro dijo algo, solo se fueron lentamente a sus hogares, no dijeron nada a sus amigas, no querían darles falsas esperanzas. Lincoln tampoco opuso resistencia alguna.

Cristina no podía dormir tranquila, mañana era o no era, debía decirle lo mucho que estaba enamorada y lo quería. No como sus amigas que solas se deprimían. Mañana sería un gran día... ¿no?

La chica de rizos salió temprano de su hogar, preparó el desayuno para su familia, lo cual sorprendió a los integrantes de su casa. Al desayunar con serenidad y mostrando una sonrisa angelical, pasó a irse caminando con tranquilidad a la escuela.

Saludaba a todo el mundo y hasta a personas en carteles publicitarios, estaba muy enamorada, pero...

—¡¿Qué?! —expresaron las cuatro antes de entrar a la escuela, vieron algo que rompía las leyes de la física y el universo.

Lincoln y Mollie llegaron juntos a la escuela. Lo peor fue que ella le pidió a él que le llevara los libros porque ella era mujer y vegana.

En ese preciso momento pasa al lado de ellas, lo curioso es que no estaban decepcionadas de Lincoln, solo de Mollie.

—¿Alguna explicación? —preguntó Jordan con una molestia poco discreta.

—Eh, no —miró a Lincoln—. Vamos conejito —lo tomó del brazo y se fueron juntos.

Cookie inhalaba y exhalaba, una y otra vez, no quería cometer una locura... pero la rubia no le dejaba otra opción. Paige la tomó con fuerza porque la dulce galletita no iba a dejar las cosas así.

—Tranquila Cookie —con su brazo izquierdo le aplicaba una llave en su cuello y con la otra le tomaba la cabeza.

En cambio, Cristina cayó de rodillas al suelo, ella creía que era la reina de reinas, pero... al final solo quedaron ruinas en lo que fue su intento de estar con Lincoln.

En la hora del almuerzo, las cuatro se llevaron, de manera "discreta", a Mollie colocándole un saco en su cabeza. Al quitarle el saco, se dio cuenta que estaban en el sótano de la escuela. En ese lugar solo había una bombilla que alumbraba apenas y la silla donde estaba sentada y atada la rubia.

—¡¿Qué pretendes?! —le preguntó Paige muy enojada.

—Nada qu... —fue abofeteada.

—Tal vez esto te haga decir la verdad —le colocó el saco sobre su rostro y con una cubeta le echaba agua, lo cual pretendía ahogar a Mollie por unos momentos.

—Ah... Ah... Ah... ¡Están locas! —les gritó molesta y con el agua saliendo de su nariz.

—Capítulos atrás dijiste que no querías nada y ahora... —Jordan dio la señal a Cookie de que hiciera lo mismo, dejó aturdida nuevamente a su amiga— estás jugando con nuestro Linky —respiro hondo—. ¿Cuál es tu defensa?

—¿Acaso... no... se... —le costaba hablar— dan... cuenta que... Lincoln está aplicando una... técnica conocida por nuestros fans? —por fin pudo respirar bien.

—Chica, no lo sé —respondió Paige con normalidad—. A veces parece que tenemos el intelecto de un matemático indio o físico judío-alemán, y en otras ocasiones, un zapato es más listo que las cuatro juntas —era muy sincera.

Se desató con facilidad, y retrató su puño en el rostro de cada una. Estaban en el piso adoloridas.

—¡Estúpidas! ¿No recuerdan lo que les dije en el capítulo 11? —estaba muy enojada— ¡Les dije que si él está interesado en mí lo rechazaría y ustedes tenían que consolarlo! —sin pensarlo, pateó a Jordan—. Eso es por ser estúpida.

Luego de arreglar las cosas, salieron de allí conversando de manera alegre... en verdad Mollie era peor que Cookie.

Ese día agregaron unas cosas más al salón de gimnasia, paralelo a ellas, Lincoln le dijo a Mollie que saldrían en la noche, ambos se miraron con seriedad, ya sabían a qué iba todo eso.

Las chicas pensaban en lo que Mollie haría en su cita con Linky, pensaron en enviar a sus amigas, pero sería mejor escucharlo de la voz de la propia Mollie.

Kat, Brownie y la chica del gorro de panda se tomaron un descanso. Les dijeron que no había que preocuparse porque Mollie tenía la misión de saber si ella era la interesada o no.

Eran las siete de la noche, Lincoln la había citado en la colina, mejor dicho en su lugar secreto.

Se sentaron, pero en menos de dos segundos, Mollie estaba sobre Lincoln y lo miraba fijamente a los ojos, con sus manos evitaba que él utilizara las suyas.

—Dime... ¿por qué te acercaste a nosotras? —su rostro cada vez estaba más cerca.

—¿E-Es necesario responder? — se sentía intimidado y seducido a la vez.

—Sí —le mordió la oreja, lo dejó adolorido y algo extasiado—. ¿Por qué utilizaste la técnica de la vende humo? ... Me refiero a Stella —lo dejó en claro.

—¿Sabes por qué te traje a este lugar? —respondió con una interrogante.

—Supongo porque estás enamorado de mí, ¿no? —fue lo más lógico.

—No, este lugar es un lugar secreto y especial, si te traigo aquí es porque necesito tu confianza y sinceridad —esperaba convencerla.

—¿Pero por qué yo? —estaba aún dudando.

—Eres la más cercana a ellas, en sí necesito saber si logré hacerme amigo de ellas... en primer lugar —se notaba muy veraz al responder.

Ella no quitaba el semblante de seriedad que tenía, pero sí se quitó de estar sobre él. Se sentaron cerca al borde de la colina.

—Digamos que te pasaste con eso de "amiga" —lo dijo no pudiendo evitar recordar lo ilusionadas que quedaron.

—Supongo que la táctica de Stella siempre tiene un error —se dio cuenta que hizo mal.

—Creo que no ser sincero con las citas es el error inicial, ¿tan difícil es decir que quieren salir solo como amigos? —mostraba una mirada sarcástica.

—Lo sé... —miró a la rubia— ¿Sabes si... —Lincoln le preguntó si tenía oportunidad con una de ellas en específico.

Dejó en claro que está enamorado de una, pero que necesita estar seguro para tomar más valor y declararse.

La cita acabó con Mollie besando a Lincoln, solo quería presumir que lo había besado, no había otro motivo. Al acompañar a Mollie a su casa, le dijo que no entendía por qué hacían cosas de chicos de más de dieciséis años.

El día del concurso llegó y fue televisado en toda Royal Woods por el canal de Katherine Mulligan. Fueron muchos los que participaron y pocos los que lograron sobrevivir para la eliminación final.

Ese día Cristina, Jordan, Paige y Cookie estaban hundidas en sus pensamientos. Se les notaba muy pálidas. Ni bien acabó el concurso, las cuatro tomaron caminos diferentes para ir a un lugar en específico.

En el lugar, solo estaba la parada de autobuses vacía, eso era raro. A lo lejos, Darcy divisó a las chicas.

—Ya lo recuerdo, ellas estaban el sábado pasado en este lugar —expresó con confianza a su amigo.

—Las tenemos —dijo el detective.

Muchos agentes federales salieron de lugares imposibles de esconderse solo para capturar a Jordan, Paige y Jordan.

—Jordan Rosato, Paige Palmer y Cookie Harland, están detenidas por haber comprado uranio a países africanos de manera ilegal y construir posiblemente un reactor nuclear en un granero —dijo un oficial negro con gafas, sus demás compañeros confirmaron.

—Eh... ellas son las culpables de la desaparición de las cuatro chicas —quería decirle idiota, pero no podía.

—Ah, sí... también por ese delito —agregó el oficial.

Detrás de un árbol y formando lentamente una sonrisa, Cristina quitó sin dificultad a sus rivales y mejor amiga. En pocos segundos llegó Mollie junto a Lincoln, este último no podía creer que la chica que le gustaba estuviera detenida...

¿Qué pasó con Polly, Risas, Tabby y Haiku? Para resumirlo, vencieron a los chinos y a su muralla con la ayuda de unos mongoles que trabajaban para los italianos.

La mafia china se fue de allí derrotada, pero no acabó la cosa porque... el líder de los Amish... murió. Bueno, no fue tan triste debido a que por ese tipo y las tradiciones ellos permanecían atrasados.

Las cuatro le pidieron una última ayuda, eso era poder volver a Royal Woods, pero ellos se negaron a eso porque las necesitaban para un trabajo sucio que el gobierno les dio. Su retorno tendría que esperar...

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