Ch8: Mala obsesión 1

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https://youtu.be/OHmmjnEdtx8

Cookie y Paige estaban discutiendo entre ellas delante de una pizarra, Cristina estaba con un rostro expectante y Jordan estaba trayendo unos refrescos.

—¡Refrescos para todas! —dijo con amabilidad.

Tomaron los vasos, pero en ese momento escupieron por lo horrible del sabor.

—¡Dios! ¡Esto sabe horrible! —dijo con horror Cookie.

—Lo siento, no suelo preparar las cosas en casa, admito que me ganan en eso todas —dijo con un poco de tristeza—. Desde que mis padres salieron de viaje no sé hacer nada de comidas.

—Descuida... la practica... hace al maestro —le dijo Paige mientras escupía lo que aún tenía en su boca.

—Nadie es perfecto en esto —dijo Cristina mientras trataba de dar una buena cara.

Jordan suspiró y se sentó en el borde de su piscina. Sentía que las oportunidades para confesarse y poder intentar algo con el albino se esfumaban.

—Sabemos que la cita de Lincoln será mañana en la tarde... —no pudo continuar por el sonido del timbre de su casa.

Al abrir la puerta se da cuenta que era Mollie que estaba llorando y con un pote de helado de vainilla recién comprado.

—¡Francisco me mintió! ¡No salió conmigo por salir con esa Margo! —lo dijo sin dejar de abrazar a su amiga.

Las demás se acercaron a ella para consolarla. Se notaba muy destrozada. Se notaba que necesitaba amor.

—Algo me decía que no era realmente alguien bueno —dijo Paige que le dio un vaso con esa limonada de manera automática.

—Lo sé —bebió la limonada sin decir algo por lo malo del sabor—, pero pudo ser sincero desde el comienzo diciendo: "No nena, solo quiero algo ligero contigo, ¡Prefiero a la tipa de la nariz de submarino! —no dejaba de llorar—. Ahora ella está en mi lista negra, Gunther, la lista —se dio cuenta que todas la miraban con confusión—, ¡Ups! Franquicia equivocada... el punto es que... me siento más sola que la profesora Johnson —rompió en llanto de nuevo.

Las chicas le trajeron una cobija, una cuchara para su helado. Se dieron un tiempo para calmarla, comía su helado de vainilla lentamente.

—¡¿Por qué compraste de ese sabor?! Nadie con neuronas en su cabeza quiere ese sabor —dijo Cookie con sorpresa.

—¡Por eso! ¡Nadie me quiere como este sabor! —lloró de nuevo mientras se llevaba a su boca con una cucharada de helado.

—Bien hecho Cookie —dijo con sarcasmo Cristina.

—Mientras Cristina calma a Mollie, resumiré lo que tenemos que hacer para sabotear —Paige quitó la manta que cubría la pizarra, se apreciaba una foto de medio cuerpo del peliblanco con corazones alrededor y otro de Maggie con parches, cicatrices e insultos hacia ella y sus "enormes" atributos dibujados con marcador —. Lincoln saldrá con Maggie mañana, dijo que en la tarde, para eso tendremos que hacernos pasar por lo que sea para estar cerca de ellos dos, una vez estando cerca, trataremos de hacer lo que tengamos a nuestra disposición para hacer quedar mal a Maggie, esa vaca lechera no sabrá que la golpeó, al final, Lincoln estará tan decepcionado en el amor que querrá tirar todo por la borda y es ahí donde entro yo... digo nosotras y le hacemos creer nuevamente en el amor, está claro que tendremos que improvisar alguna que otra cosa —era el mejor plan de todos los tiempos, ni siquiera la operación Overlord era tan buena, eso decía en su mente—. ¿Entendido?

—Por supuesto —dijeron las tres amigas.

—¡Ay! ¡Qué Lindo! —Mollie estaba muy sonriente y sonrojada por ver la foto de Lincoln.

Las cuatro la miraron con una mirada de ultratumba, como si fueran ese hombre que usa sombrero y tumbas de las luchas libres.

—¿Dije algo malo? —preguntó de manera inocente.

—¡Wow, wow, wow! Cinco capítulos atrás nos dijiste que no vale la pena pelear por un chico, sobre todo por Lincoln M. Loud —dijo muy indignada Jordan.

—Cinco capítulos atrás nos preguntabas que es lo que le vemos —comenzaba a enojarse la chica gamer.

—Sí, te referías a él como tonto —dijo la tierna galletita enojándose.

—Ahora, justo cuando Francisco te deja, ¡Oh sorpresa! Dices que mi Lincoln es lindo —le dijo Cristina con decepción.

—Eh... bueno... todas cometemos errores... dije que era tonto... no que no era lindo... ya saben... —no sabía que más decir.

—Solo mantente en silencio y no pienses ni suspires por él, ¿Está claro? —le dijo Jordan con enojo.

—Más que el agua de manantial —lo dijo mientras comía con aterrada el helado.

De manera rápida sustituyó la foto de Francisco de fondo de pantalla de su celular y puso a Lincoln del pizarrón con todo y sus corazones.

—Mi Linky, no dejaré que nadie me aparte de tu camino —abrazó el celular, se dio cuenta que todavía seguía con sus amigas, no le quitaban la vista—. I-Ignórenme.

—Quiero pensar que es por lo vulnerable que estás... Sí, debe ser eso, en fin —dijo Jordan dando un largo suspiro al final.

—Ya nos quedó claro todo, ¿No? —preguntó una vez más Paige.

Dijeron afirmativamente las tres, hasta Mollie que no tenía nada que ver allí.

 —Recuerden que solo somos amigas por quitar del camino a quienes no sean nosotras —lo dijo con seriedad Cristina.

—Lo sé —dijo Cookie y Jordan dándole la espalda.

—Y yo que pensé que iban a compartir a Lincoln —lo dijo de manera burlona.

—Tienes suerte que tengamos consideración por ti, sino te sacaríamos del juego como... — Paige hizo silencio.

—¿Cómo quién? —preguntó inocentemente.

—¡Como nadie! ¡Porque no hemos hecho nada! —respondió nerviosa Cookie.

Mollie no entendió lo que dijo y siguió degustando su helado. Ellas suspiraron porque nadie debía saber lo que pasó con las otras cuatro.

Ya eran cerca de las nueve de la noche, ya iban a regresar a sus casas. Paige le dijo a Mollie que la acompañaría a su casa. Todas iban a tratar de dar lo mejor de sí el día de mañana en la tarde.

En la avenida Franklin 1216, Lincoln no dejaba de ser le punto de bromas por parte de todas sus hermanas.

—Linky, ¿No quisieras comer melones? —le decía Lori de manera burlesca.

—Bro, ¿No quieres tocar los "bongos"? —la meta era sonrojarlo completamente.

—Sr. Cocos, ¿Sabe que tiene mi hermano? —le preguntó a su muñeco ventrílocuo—. Por lo que veo tiene problemas cardiovasculares, pero él es listo, porque busco dos "sandías" para eso —lo decía con otra voz y moviendo a su muñeco.

—No es necesario que busques Linky, mejor toma las mías —dijo con inocencia, pero señalando las que estaban en la cocina que usaba para sus batidos, sus hermanas suspiraron de alivio.

—Déjenlo a mi hermano en paz, no quiere nada de eso —dijo Lynn con seriedad, luego se dirigió a Lincoln—. ¿No quieres jugar con dos balones de Soccer?

Lincoln subió al segundo nivel y se metió enojado a su habitación. Sus demás hermanas lo siguieron molestando desde afuera.

—Lincoln, ya veo porque querías ganar esos pases a Lactolandia —dijo con cierta gracia.

—Linkinton, Maggie puede participar en el concurso Señorita Bonita y "Perfectas" —le decía Lola con malicia.

Lincoln se colocó la almohada en la cabeza, para descansar tranquilo. Luego de un rato lo dejaron en paz.

En sí se sentía halagado de que una chica bonita como Maggie le pida es favor, muy aparte de que casi arruina su cumpleaños. Se durmió a las pocas horas.

Paralelo a Lincoln y sus cuatro fanáticas, en una habitación con un bombillo alumbrando apenas, el jefe de la mafia china estaba con las mangas de su camisa enrolladas hasta los codos, con una cinta roja en su frente, un cigarro y un revolver con una bala en una mesa.

Risas estaba frente a él, sentada en una silla de madera como el jefe de los chinos, detrás estaban sus amigas, el jefe de la mafia italiana. De la misma manera el de la mafia china.

Colocó la única bala en el tambor del revolver y le dio una vuelta. Lo puso con furia nuevamente en la mesa.

—¡Esto se decide aquí y ahola! ¡Tú plimelo! ¡Celda amelicana! —le dio el revolver a Risas.

—Disculpe... ¿Qué debo hacer? —dijo de manera inocente, pero muy asustada.

Haiku se iba a poner más pálida de lo que era, Polly se quitó el casco en señal de respeto y Tabby... ella estaba coqueteando con un chico atractivo en las filas de los mafiosos italianos.

Toda la mafia china estaba enojándose más por la demora de la chica vestida de payaso. Risas tomó con dudas el revolver.

—No es que no sepa, pero... —se dio cuenta que las miradas estaban enfocadas en ella—. ¡No me miren así! ¡Yo sí sé!

Al querer observar bien el arma, por mera casualidad, apuntó con el cañón arriba y disparó sin querer al bombillo y apagó la luz.

Haiku, tomó del brazo a Risas y Tabby para que se tiren al suelo y evitar las balas de ambas mafias, Polly aprovechó para abrir la puerta para que pudieran escapar.

—¡Rayos! ¡Ni si quiera le di mi número! —dijo Tabby con tristeza.

—Créeme, no creo que lo quiera después de esto —le respondió Haiku mientras corría con mucha adrenalina.

Tenían que salir de la ciudad, Lincoln tenía que ayudar lo mejor que pueda a Maggie y Cookie, Jordan, Paige, Cristina tener el corazón de su peliblanca obsesión...

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