🌼Capítulo 2🌼

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Estacionándose frente a la casa principal, Yoongi se bajó de la camioneta y agarró las cosas que había guardado en los asientos traseros.

—Oh, Yoongi —pronunció EunHa al verlo—. ¿Necesitas ayuda para bajar las cosas? —preguntó bajando los tres escalones del porche delantero de la hermosa casa hecha puramente de madera.

—Por favor —asintió cerrando la puerta del automóvil—. Aunque tendrás que decirle a alguno de los chicos que te ayude porque compré cosas para comenzar a arreglar la cerca del lado sur también —explicó mirando hacia la pelirroja beta—. Ya he perdido los suficientes animales por haberlo retrasado —negó.

—No hay problema —aseguró acercándose a la camioneta—. Hobi está atrás en el consultorio con SeokJin —informó logrando que el alfa se interpusiera en su camino.

—¿Qué le ocurrió a Jin? —preguntó frunciendo el ceño, viéndose un poco intimidante con su gran tamaño y expresión.

Pero era algo normal, él era un oso alfa después de todo, y por si fuera poco, era un grizzly.

Y aunque en realidad no era alguien feroz y brutal como gustaba de mostrar algunos programas de naturaleza y películas, la mayoría creían en ello por lo que siempre procuraban tener cuidado a su alrededor y lo pensaban dos veces antes de decir o intentar algo estúpido.

Lo cual, no era tan malo porque se ahorraba problemas y peleas innecesarias, pero también ocurrían ciertos malentendidos por ello.

—Ya sabes, una crisis —respondió con una sonrisa triste—. Lo encontré escondido, acurrucado en una bolita en el granero mientras lo limpiaba.

—¿Por qué se estaría escondiendo en el granero? —preguntó en un suspiro, pasando un dedo bajo su nariz cuando sintió cierta comezón.

—Eso es lo que está intentando averiguar Hobi, además de calmarlo, claro —suspiro.

—¿Llamaron a Jungkook? —preguntó antes de que se alejara.

—Ocurrió recién, estábamos esperando a que llegaras y lo decidieras tú —explicó.

—Está bien, puedes seguir —asintió entrando en la casa.

Dejando las bolsas que cargaba en el comedor, se dirigió a la parte trasera de la gran casa, al anexo donde se encontraba un pequeño consultorio bien equipado para las necesidades de Hoseok como médico de su "manada".

Su pequeño grupo no era una manada realmente, él junto a sus amigos, Hoseok y EunHa más bien manejaban un refugio de omegas, un santuario para los que fueron abusados por otros cambiaformas.

Aunque oficialmente no se consideraría una manada, para las demás personas dentro y fuera de la granja era así, donde por supuesto, Yoongi era el líder.

Pero a pesar de las similitudes, había una diferencia entre una manada a un santuario para omegas, era una gran responsabilidad que requería cumplir con ciertos criterios exigidos por el Consejo de Shifters para poder existir.

Y el principal de ellos era tener un gran terreno legalmente perteneciente.

Pero siendo que Yoongi era dueño de una extensa tierra que en realidad era una granja apartada de todos, tal parecía que era el lugar perfecto para que los omegas abusados se desconectaran de la ciudad y se recuperaran tanto mental como físicamente.

Y concentrarse con trabajo de la misma granja parecía ser una excelente forma de distraer aquellas abusadas y lastimadas almas, lo cual era beneficioso para Yoongi también al ahorrarse trabajadores, así ambos lados ganaban.

Aunque claro que esa no era la meta del gran oso, su único propósito era ayudar a los demás para enmendar lo que no pudo hacer en el pasado.

Deteniéndose, el alfa tocó suavemente la sólida superficie de la madera, anunciando su presencia y esperó a tener una respuesta antes de abrir la puerta. Cuando la cruzó, contempló con cierta tristeza al omega acurrucado sobre la camilla, con sus piernas alzadas siendo rodeadas por sus brazos mientras observaba el suelo en silencio.

La habitación estaba invadida por el aroma a miedo y tristeza del silencioso omega.

—¿Cómo está? —preguntó mirando al pelinegro de ojos azules que usaba una bata blanca abierta sobre su cómoda ropa parecida a la suya.

—Mejor, parece que no durmió bien anoche por lo que dormitó un poco en el granero y tuvo una pesadilla —explicó—. Solo tuve que mostrarle que ya no estaba en ese infierno.

—¿Crees que deberíamos de llamar a su hijo? —cuestionó cruzando sus brazos sobre su pecho, bajándolos inmediatamente cuando se percató de que parecía demasiado intimidante para SeokJin.

—Creo que ya está bien y no es necesario que venga a comprobarlo o tranquilizarlo, ¿pero si Jin quiere verlo...? —se encogió de hombros.

Ambos observaron al omega, quien esquivó la mirada de los dos hombres e intentó hacerse más pequeño ante la atención no deseada.

—Jin —pronunció Yoongi utilizando un tono suave—. ¿Quieres que llamemos a Jungkook? —preguntó—. ¿Quieres ver a Kookie?

—¿Kookie? —preguntó con voz suave, mirando esperanzadamente al shifter oso.

—Sí, a Kookie —asintió—. ¿Lo llamo?

—Por favor —pidió asintiendo con su cabeza, moviendo su desordenado cabello rubio.

—Está bien, pero tendrás que tomar un baño y ponerte la ropa bonita que te trajo tu hijo —aprovechó Hoseok—. O él estará triste de que no la estés usando.

—Puedo hacerlo —aceptó con tranquilidad—. Pero solo —advirtió.

—Claro, ¿quieres tomar una ducha aquí o deseas ir a la casa común con los demás omegas? —preguntó el beta pelinegro, sabiendo que Jin odiaba ser tocado y visto por todos a excepción de su hijo Jungkook.

—¿Aquí? —pidió, otra vez esperanzado.

—Bien, le diré a EunHa que te traiga ropa, ¿de acuerdo? —accedió Yoongi.

—Eh... Alfa —interrumpió la nombrada pelirroja, abriendo la puerta y sobresaltando a SeokJin—. Lo siento, Jin —se disculpó y luego observó a Yoongi—. Creo que te gustaría ver esto —anuncio señalando con la cabeza el pasillo.

Extrañado, el oso la observó esperando más, pero EunHa se quedó en silencio.

—Hoseok, llama a Jungkook y dile que a Jin le gustaría verlo —pidió—. Y toma un baño —dijo observando al omega—, EunHa vendrá con tu ropa pronto —prometió antes de seguir a la beta tigre fuera de la habitación.

—¿Qué ocurre? —preguntó, siguiéndola.

—Creo que has traído un polizón contigo —respondió simplemente.

—¿Un qué? —exclamó confundido, saliendo de la casa junto a su amiga.

—Mira —señaló la parte trasera de la camioneta.

Curioso, el alfa oso se acercó y alzó ambas cejas con sorpresa cuando algo se movió en el fondo y pronto, unos hermosos ojos verdes brillantes aparecieron.

—Señor chocolate —exclamó una dulce voz y luego se volvió a ocultar para después arrastrarse sobre sus rodillas por la camioneta con la gran bolsa llena de comida para las gallinas entre sus brazos—. Pío, pio, comida —pronunció viéndose muy orgulloso mientras le mostraba la bolsa.

Era, una cosita bastante dulce.

Pequeño, con un gorro y ropa bastante grande, Yoongi no podía determinar exactamente cuántos años tenía el hermoso chico, menos aún ante su forma de hablar.

Pero era hermoso y tenía un dulce aroma suave que había despertado el interés de su oso, queriendo más de la fragancia que apenas podían captar sus fosas nasales.

—¿Cómo te llamas, pequeño? —preguntó EunHa, acercándose.

La pequeña cosita abrió bien amplios sus ojitos al contemplar a la mujer y rápidamente se volvió a arrastrar al fondo de la camioneta con la bolsa de comida, ocultándose.

—¿Qué le hiciste? —preguntó tal vez con un poco de brusquedad a su amiga, sus ojos apenas despegándose del dulce chico escondido entre sus compras.

—No le hice nada —exclamó alzando sus manos—. Estaba ayudando a los chicos a bajar las cosas cuando de pronto toqué algo cálido, lo siguiente que sé es que el chico se estaba escondiendo e ignorando a todos. Tú eres el único al que le ha hablado y se ha mostrado —explicó—. ¿Pero por qué te llama señor chocolate? —preguntó curiosa, divertida.

—No lo sé —respondió rascando su nuca, sintiendo a su oso estar alerta mientras veía nuevamente esos ojitos bonitos mirarle con curiosidad—. ¿Tienes algún dulce?

Oh, la pequeña cosita se movió ante la palabra dulce.

—Creo que Ji-seok hizo galletas con chispas de chocolate hoy —recordó.

—¿Puedes traerme unas pocas y luego ir a buscarle ropa a Jin? —pidió.

—Enseguida vuelvo —asintió alejándose rápidamente, dejando al alfa a solas con la pequeña cosita.

Volviendo a mirarlo, Yoongi se acercó a la camioneta.

—¿Y cómo llegaste aquí, pequeño? —preguntó el alfa pensativo.

En algún momento del trayecto se debió de haber subido en su camioneta, ya sea en el pueblo o de vuelta a la granja y el único momento que se le ocurría, era cuando se detuvo a comprar las cosas para armar la cerca, ya que el camino de vuelta a la granja era casi de dos horas y sin semáforo en el cual detenerse.

—Minnie salvó comida de pollito —respondió y volvió a arrastrar la bolsa al frente, rodeándola y sosteniéndola entre sus brazos.

—¿En serio? —preguntó y el joven asintió—. ¿Te llamas Minnie? Yo me llamo Yoongi —se presentó.

—Jimin, pero a Minnie le gusta Minnie —explicó—. Bolsa en el suelo, señor chocolate no se dio cuenta, pero Minnie sí —explicó.

—¿Entonces volviste a guardarla adentro y te metiste con ella?

—No —rió bajito, sintiéndose realmente cómodo con el gran hombre—. Minnie cayó adentro con la bolsa, intentar bajar, pero auto se mueve mucho —explicó arrugado su naricita.

—Aquí están tus galletas —anuncio EunHa.

—Está bien —anuncio el gran oso cuando pareció que Minnie se iba a esconder otra vez—. Ella es EunHa y es buena, ella es doctora de los animales —explicó en palabras simples.

—Oh, hola —sonrió a la beta, pero inmediatamente retrocedió cuando EunHa intentó acercarse.

—Parece más receptivo a ti —murmuró la pelirroja—. Iré a dejarle la ropa a Jin, te veo después, pequeño —se despidió.

—¿Galleta? —preguntó Minnie observando a Yoongi, lamiendo sus rellenos labios mientras sus manitos tocaban su estómago recordando de pronto lo hambriento que estaba.

Una barra de chocolate no alimentaba mucho después de todo, aunque probablemente eso era lo único que habría comido si no fuera por el chico del supermercado.

—Claro, pero sería más cómodo si te bajaras de ahí, ¿no? —propuso y el joven negó—. ¿Y si bajo esto y te sientas aquí? —preguntó quitando un seguro y logrando que la parte trasera de la camioneta, la puerta, bajara.

Observándolo un poco dudoso, Jimin se alejó de la bolsa con comida y finalmente salió de su escondite, acercándose y sentándose en el borde de la camioneta, logrando que sus piernas quedaran colgando.

—Minnie buen niño —anuncio estirando sus pequeñas manos con sus palmas hacia arriba.

—Si, buen niño —asintió con una pequeña sonrisa, entregándole una galleta—. ¿Cuántos años tienes, Minnie?

—Dos veces diez —sonrió antes de morder su galleta.

"¿Veinte años?" se preguntó ahora Yoongi preocupado.

¿Cómo era posible que tuviera veinte años y se viera tan pequeño y delgado? Ni siquiera los otros omegas se veían así a menos que...

—Minnie... ¿Te querías ir de tu casa? ¿Querías escaparte? —preguntó con cuidado.

Jimin negó, casi sobresaltado por las palabras del alfa.

—No, Minnie buen niño, no hace nada malo. Sí, buen niño —asintió—. Pero cayó por comida de pollito y se alejó de tío —explicó con un puchero—. ¿Galleta? —pidió más al terminarla, estirando sus manitos hacia Yoongi otra vez.

—Por supuesto —le entregó otra y sus manos se tocaron, logrando que un cosquilleo agradable recorriera el cuerpo de ambos.

—Cosquillas —se rió Minnie, tomando su galleta.

"Así que no fui el único que las sintió" pensó interesado Yoongi.

—El sol ya se va a ir a dormir —observó Minnie contemplando el atardecer—. Casa. Debo ir a casa —anunció.

—¿Te tienes que ir? —preguntó el alfa inmediatamente revelándose ante la idea, su oso gruñendo en contra también.

Una parte de él entendía que probablemente alguien estaba preocupado por el dulce chico, pero eso no impedía que deseara pasar más tiempo con él.

—Sip, Minnie ir a casa para dormir —explicó.

—¿Y dónde vives? —preguntó Yoongi no muy a gusto con la idea de que se fuera, pero si lo llevaba tal vez podría pasar más tiempo con él.

Jimin le observó juntando sus cejas tiernamente confundido.

—En casa —respondió obvio.

—¿Pero en qué calle? ¿La dirección? —preguntó con un tono incluso mucho más suave que había utilizado con SeokJin.

Ahora se veía tiernamente preocupado.

—¿En donde está casa? —respondió dudoso.

—¿Te sabes el número de teléfono de alguien? —preguntó y se sintió solo un poco culpable de que Minnie no tuviera idea de nada.

Era un poquito cruel, pero Yoongi no quería que se fuera aún, menos su oso.

—Uh... ¿No? —preguntó moviendo sus piernas de adelante hacia atrás, preocupado.

—Hey, está bien —aseguró el alfa—. Podemos esperar en mi casa hasta que recuerdes algo o vengan por ti —prometió no queriendo observar esa expresión preocupada en el tierno rostro.

Minnie sonrió y se relajó con aquellas palabras, luego rió cuando uno de sus zapatillas salieron volando por su balanceo de piernas.

—Quédate ahí, yo voy por él —le sonrió entregándole la última galleta antes de alejarse en busca del zapato.

Volviendo al lado de Jimin, se inclinó tomando su tobillo y arrugó su frente al encontrar su pie sucio y con una quemadura de cigarrillo reciente en la planta.

Minnie solo lo observó en silencio, comiendo tranquilamente su galleta, sosteniéndola con sus dos manos.

—Bebé, ¿cómo te hiciste esto? —cuestionó con sorprendente tono de voz tranquilo y suave, cuando en su interior su oso estaba gruñendo.

—Yesung empujó a Minnie y Minnie pisar cigarrillo en el suelo —explicó.

—¿Duele, bebé? —preguntó apoderándose del apodo cariñoso, ni siquiera creía que lo dejaría de usar en algún momento, no con la dulce cosita cerca.

—Nop, a Minnie duele más arriba, donde están colores bonitos —explicó limpiando las migajas de galleta que quedaron en su rostro.

Casi con temor, Yoongi le levantó el pantalón y descubrió los hematomas cubriendo la pierna del pequeño chico, algunos nuevos floreciendo sobre otros viejos.

El alfa tuvo que tomar un profundo respiro para no dejar ir el gruñido de indignación y rabia que sintió junto a su oso al contemplar aquello.

Alguien había osado tocar a su pareja.

Y aquel simple pensamiento, sacudió a Yoongi.

¿Minnie era su pareja?

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