🌼Capítulo 6🌼

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Yoongi despertó e instintivamente alzó su brazo queriendo agarrar a su pequeña cosita acurrucándola contra su costado, pero cuando tocó nada más que aire y mantas frías, suspiró con pesadez antes de abrir sus ojos revelando la oscuridad de la habitación solitaria.

Sabiendo que ya no iba a poder seguir durmiendo, el alfa se sentó en la cama y encendió la pequeña lámpara sobre su mesita de noche, permitiendo así que esta llenara con su tenue luz la habitación.

Levantándose, fue al baño y alivió su vejiga. Al terminar se lavó sus manos y sus ojos viajaron inevitablemente hacia la bañera en la cual los patitos de hule de amarillo chillón descansaban en la orilla esperando por otro baño.

Su mente se llenó nuevamente de pensamientos de Minnie, su pareja, a quien había conocido hace tan solo unos pocos días.

Unos días, en el cual su mundo había cambiado completamente, tomando un giro de 180 grados.

Saliendo del baño, en vez de volver a su cálida cama vacía, se dirigió hacia la ventana y corrió las cortinas revelando como lentamente, el sol comenzaba a asomarse tímidamente por las montañas, apenas iluminando el oscuro cielo que de a poco, se volvía claro dando paso al amanecer.

Como dueño de una granja y templo para los omegas, el cuerpo de Yoongi estaba casi como programado para despertarse media o una hora antes del amanecer y salir a trabajar en las tierras antes de que los rayos del sol se volvieran demasiados intensos como para estar bajo ellos.

Pero por primera vez, su primer deseo tras despertar había sido abrazar a su dulce chico y acurrucarse junto a él por unas largas horas más, hasta que el sol iluminara completamente el cielo.

Claro que su deseo no había sido correspondido, ya que al despertar se encontró sin Jimin en la cama, con su pequeño cuerpo cálido apegado al suyo.

Y solamente en ese momento, era que encontraba su cama excesivamente grande para él solo.

Necesitaba un pequeño cuerpo cálido en el, ocupando un costado o el centro del espacioso colchón suave, no le importaba cuál lado prefería Jimin mientras estuviera a su lado entre sus brazos.

Tanto él como su oso gruñón deseaban que su pareja estuviera con ellos, pero a la vez entendían que todo era demasiado pronto para Minnie.

Tal vez su pareja no estuviera al tanto, pero era un chico que había sido abusado desde sus primeros años de vida y Yoongi sabía cómo era el procedimiento a seguir con las personas abusadas, omegas lastimados.

Su granja entera, había surgido con el propósito de ayudar a los omegas abusados y lastimados de todas las maneras posibles, ese había sido su deseo junto al de su abuelo tras enterarse de todo lo que sufrió su madre en su antigua manada.

Era por esa razón misma que Yoongi no vivía en una manada como otros cambiaformas, siendo un alfa y con una gran cantidad de tierra, no había sido difícil crear un lugar para él mismo junto a su abuelo, la única familia que le había quedado tras la triste pérdida de su madre.

Su abuelo lo había recibido con los brazos abiertos, arrebatándolo de las manos de su padre y manada de nacimiento para llevarlo a la granja, donde le ayudó a encontrar su camino y calmar la culpa que sintió al no haber podido ayudar a su madre, ayudando a otros.

Así fue como la granja se había convertido en el sustento de vida y un lugar para que omegas lastimados pudieran refugiarse y sanar, siendo apoyados por el mismo Consejo de shifters que los respaldaba.

Con todo ello, Yoongi había visto más omegas de lo que desearía pasar por su granja, recuperarse, sanar y luego volver con los suyos.

Minnie era un dulce chico que también necesitaba sanar y obtener muchos conocimientos del mundo exterior, Jimin no era tonto, solo una persona a la cual se le fueron privadas demasiadas cosas durante toda su vida sin que lo supiera.

Y entendiendo aquello, el alfa estaba entusiasmado con la idea de ser la persona que le mostraría todo a su pareja, dejarle explorar en su compañía y descubrir un mundo nuevo con él a su lado para ayudarle y protegerle de las cosas malas.

Porque así como en el mundo había cosas hermosas, también se encontraban las feas, y alguien tan hermoso como su Minnie no tenía la necesidad de conocer esa parte del mundo y las personas.

Cuando el momento se diera, Yoongi también le explicaría otras cosas que le llevaría al tema de las parejas y como estaban unidos por el destino.

Alzando su mano, el alfa tocó su pecho desnudo y una sonrisa surcó en sus labios mientras sentía el rápido palpitar de solo pensar en Jimin siendo su pareja.

Nunca había deseado tener una realmente, en su adolescencia había tenido algunos encontrones por lo que no era ajeno al sexo, pero ya llevaba demasiados años sin tener el contacto de cualquier forma con otra persona debido a sus responsabilidades en la granja y como protector de los omegas.

En su mente, el pensamiento de tener a alguien para él ni siquiera cruzó cuando su mejor amigo Hoseok apareció con su pareja, pero ahora que la dulce cosita llamada Minnie había llegado a su vida, tenía que admitir que era en todo lo que pensaba y deseaba.

—Paciencia —murmuró admirando como el tímido sol se mostraba orgulloso entre las montañas, iluminando los cielos.

El sonido de una puerta siendo abierta le alertó, seguido de pequeños pasos suaves que estaban destinados a ser cuidadosos cruzaron el pasillo y se detuvieron frente a su puerta.

Sabiendo instintivamente de quién se trataba, el shifter oso se acercó a la puerta justo cuando unos suaves golpecitos interrumpieron.

—¿Señor chocolate? —llamó con tono inseguro la dulce voz de su pareja.

Sin hacerle esperar, Yoongi abrió la puerta y contempló a su pequeña cosita parada al otro lado de esta vistiendo nada más que la ropa interior y su camiseta que le había prestado para dormir.

La camiseta blanca cubría prácticamente todo su pequeño cuerpo, cayendo sobre un hombro y mostrando su clavícula. La prenda también era demasiada larga para Minnie, llegando hasta la mitad de sus muslos desnudos en los cuales los persistentes hematomas seguían presentes, pero al menos no tantos como antes.

Minnie sostenía una almohada entre sus brazos y se aferraba a ella con una intensidad que alertó al alfa tanto como las peludas orejitas aplastadas en su bonito cabello castaño con destellos rojos y dorados.

—¿Qué sucede, bebé? —preguntó y Jimin observó los pequeños dedos de sus pies antes de cortar la escasa distancia entre ellos estrellando su cuerpo con el Yoongi.

Dejando la almohada entre ambos, rodeó con sus brazos al gran hombre y enterró su rostro entre su pecho y cuello, su colita se movió bajo la camiseta y rodeó el muslo del alfa.

Sin preguntar nada, el cambiaformas oso bajó sus manos y tomó de los muslos a su hermoso chico, alzándolo fácilmente.

Cerrando la puerta, se dirigió hacia su cama y se sentó en el borde con Minnie sentado a horcajadas sobre él, su colita acomodada intentaba rodear ahora la cintura de ambos.

—Vamos pequeño, dime que está mal dulce chico —pronunció con tono suave, acariciando la pequeña espalda.

—Minnie miedo —susurró con su voz bajita, restregando su tierna mejilla en su desnuda piel.

—¿Por qué tienes miedo, bebé? —preguntó manteniendo sus caricias en el pequeño cuerpo, sintiendo como lentamente lograba relajar sus músculos.

—Despertar solo en lugar no conocido, Minnie tuvo miedo —explicó suspirando y acurrucándose instintivamente más cerca del cuello de Yoongi, en busca de su aroma—. Pero luego recordar a hombre chocolate y salir a buscarlo.

—Lamento que tuvieras miedo bebé, pero siempre puedes venir a buscarme cuando algo te asuste o moleste, siempre estaré ahí para ti —prometió.

—¿Verdad? —preguntó saliendo de su escondite.

—Siempre digo la verdad —aseguró y besó dulcemente su frente.

Minnie soltó una risita y luego volvió a su escondite.

—¿Minnie cuándo ir a casa? —preguntó de pronto en un bostezo, logrando que Yoongi se tensara completamente.

En su mente, Yoongi gritó o tal vez gruñó un fuerte y claro ¡No! Él ni loco pensaba dejar que su dulce chico volviera con aquellos estúpidos que se habían aprovechado de él, pero por supuesto que no lo dijo.

Porque, aunque le molestara, Minnie no sabía que aquellas únicas dos personas que conocía y consideraba su familia, lo maltrataban.

Sabía que los híbridos no eran comunes aún entre los cambiaformas, que en algunas manadas incluso eran repudiadas, negadas, y tratadas como fenómenos, pero aun así no hallaba razón alguna para que mantuvieran encerrado en una casa a Minnie solo por eso, obligándolo a esconder incluso en aquellas paredes quién era.

Escuchando un suave resoplido, Yoongi salió de sus pensamientos y bajó la mirada encontrando a su dulce pareja durmiendo plácidamente otra vez entre sus brazos.

Admirando su belleza por unos largos minutos, el alfa finalmente lo recostó en su cama con el pensamiento de que tal vez, estando rodeado de su aroma, Minnie podría dormir lo suficiente como para atender las necesidades de la granja rápidamente antes de volver con él.

Y claro, estaba de más decir que tanto él como su oso lo querían ahí.

Cubriendo con las mantas al hermoso chico que abrazaba la almohada mientras dormía, Yoongi se cambió de ropa manteniendo siempre un ojo en Minnie antes de salir de la habitación, dejando una nota de dónde lo podría encontrar en caso de que despertara antes.

Saliendo de la habitación, el alfa bajó y pasó por el comedor saludando a Hoseok y EunHa quienes ya estaban levantados y listos para comenzar a trabajar.

Encerrándose en su despacho, Yoongi apenas y si comió unas tostadas y bebió una taza de café mientras trabajaba.

Al terminar la parte del papeleo que se le había juntado entre otras cosas, observó que aún no pasaban siquiera las diez de la mañana y Minnie no parecía haber despertado aún, o tal vez sí y simplemente no lo buscó.

Queriendo asegurarse cómo estaba su dulce ardillita, el alfa salió de su despacho y subió a su habitación encontrando al pequeño hombrecito durmiendo profundamente todavía al medio de su cama, con su espalda recargada en el colchón, sus piernas extendidas al igual que sus brazos, solo que uno de ellos seguía aferrándose a su almohada.

Soltando una pequeña risita ante lo inquieto que era su dulce cosita para dormir, cerró la puerta silenciosamente y bajó al primer piso permitiéndole descansar un poco más mientras se encargaba ahora de la granja junto a sus animales y los cultivos, lo cual sabía que no alcanzaría a terminar en solo cosa de horas a diferencia del papeleo.

La granja generalmente ocupaba la mayor parte de su tiempo desde que le gustaba trabajar en ella con sus manos.

Y aunque hace unas horas atrás había estado planeando alegremente el estar al lado de su pareja, ayudarlo a conocer el mundo exterior mientras lo protegía, la verdad era que hacer algo que le hacía extremadamente feliz también significaba descuidar su trabajo.

Si con poco más de tres días que no había prestado su total atención a su deber se acumuló tanto trabajo, no quería pensar cómo sería si lo descuidara por una semana o un mes.

No, no podía simplemente abandonar todo por lo que se esforzó tanto con su abuelo y amigos, tenía que encontrar una solución dónde es todos estuvieran satisfechos, porque tampoco estaría dejando de lado a su pareja por el bien de otros.

Dirigiéndose primero a los establos mientras en su mente buscaba una solución, se encontró con EunHa revisando a uno de sus caballos.

—¿Está enfermo? —pregunto acercándose rápidamente.

—No, hoy es el chequeo general de todos —le recordó tranquilamente la pelirroja—. Por cierto, los chicos ya arreglaron la cerca del lado sur que se había desarmado y comenzaron a cercar del otro lado también —informó.

—Mierda, lo olvidé completamente —suspiro pasando una mano por su cabello.

—Hey, está bien, es entendible —le aseguró su amiga—. Acabas de encontrar a tu pareja y no ha pasado precisamente por una situación fácil —le observó mientras acariciaba el lomo del caballo—. Siempre te has preocupado tanto por la granja como por los omegas, es comprensible que quieras estar con esa dulce cosita y apoyarla.

—Lo sé, pero tampoco puedo descuidar todo lo demás —frunció el ceño—. Quiero estar con él, ayudarle y cuidarle, pero no es correcto dejar todas mis responsabilidades de lado —expresó con un suspiro—. Muchas personas confían y dependen de mí, no sería correcto.

—Solo debes de saber dividir bien tu tiempo —solucionó fácilmente—. Además de contratar una persona para que te ayude ya sea solo con el papeleo que implica tanto la granja como el constante resumen que debes de presentar al Consejo sobre los omegas bajo tu cuidado, o un capataz para que ayude en la granja con los animales, cultivos y sus cuidados —explicó—. Antes estabas bien porque tenías tiempo, pero ahora con tu chico necesitándote, debes de priorizar y saber con quién deseas estar.

—Por supuesto que con Minnie —exclamó inmediatamente y una sonrisa creció en su rostro tras pensar en su dulce chico.

—Entonces solo organízate y busca ayuda —se encogió de hombros.

—Lo haré —asintió.

—Y hablando de esa pequeña cosita, ¿dónde está? —pregunto curiosa—. Desde que te conoció que no se ha separado de ti en ningún momento.

—Está durmiendo —respondió—. Parece que no tuvo una buena noche y quise dejarle dormir más —explicó y alzó su mano rascando su nuca—. Minnie me preguntó que cuándo va a volver a casa —anuncio.

—Uhh... Si él no comprende que en su casa estaba siendo abusado, entonces ciertamente querrá volver —expresó.

—¿Alguna idea de cómo puedo convencerlo de que está mejor aquí? —preguntó.

—Muéstrale lo bueno que es estar contigo y la vida en una granja —se encogió de hombros—. Es un caso parcialmente diferente a otros omegas que han visitado aquí, pero no del todo distinto, por lo que solo sé paciente y explícale las cosas. Tal vez incluso le beneficie que hable con el psicólogo que viene a revisar a los chicos —expresó.

—Esa... Es una buena idea —asintió pensativo—. Gracias, iré a desayunar con Minnie y luego saldré a comprarle ropa, si pudieras echarle un ojo mientras no este...

—No hay problema —le sonrió la pelirroja—. Pronto pasaré a comprobar las ovejas, tal vez a tu chico le interese el cuidado de estos —expresó.

—Se lo diré, a Minnie le gustan los animales —sonrió alegre—. Gracias, te veo después —se despidió saliendo de los establos para supervisar rápidamente todo lo demás antes de ir por su pareja.

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