Especial - Damián

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CAPÍTULO ESPECIAL

Sucesos ubicados unos momentos antes del inicio del capítulo 1 de la historia. 

DAMIÁN.

Es el día.

Si he conocido la emoción en toda mi vida, no se parece en nada a esto que siento en este instante, porque es superior, es extraordinario y es lo que he estado esperando desde hace tanto tiempo. Justo ahora, ni siquiera sé exactamente qué fue lo que me hizo escogerla, pero estoy más seguro que nunca de que lo haré, de que finalmente ella será mía.

—Estás obsesionado —escucho a Poe decirme de repente—. Esta es la peor idea que has tenido en tu vida. Y yo que pensaba que tú eras el inteligente, pero ya sabes, los chicos siempre engañan.

Estamos dentro de su auto, que está aparcado en la calle. Las ventanas son ahumadas, por lo que nadie nos ve si pasa cerca. Llevamos unos diez minutos aquí. Tal vez él ha usado la palabra correcta, pero no sé bien qué es estar obsesionado. Lo único que sé es que el cabello de ella es oscuro como mis ojos, y sus labios rosados como cuando la sangre se diluye en mucha agua. Que mide un metro sesenta y cinco. Que me aprendí su nombre desde el instante en el que lo escuché, y me grabé cada detalle de su cara desde el segundo en el que la vi. Que yo siempre he sabido que ella es diferente. Que no importa lo que cualquiera diga, no tengo ninguna intención de dar marcha atrás. Que esto está a punto de empezar, y después de eso, haré lo que sea para mantenerla conmigo.

—No voy a discutirlo de nuevo —le digo.

—No quiero discutirlo, pero tal vez deberías pensarlo más —replica Poe, con las manos llenas de anillos caros aún sobre el volante—. Algo me dice que te has saltado algún posible fallo.

—Yo no me salto nada.

Si en algo soy bueno es en planear. Ser egocéntrico no es una de mis características, pero podría presumir de esta habilidad, así que cada paso y cada parte la he planeado desde hace un año. Me he quedado dormido pensando en esto y he pasado días enteros organizando los detalles. Calculé hasta el más mínimo fallo y la forma de evitarlo. No hay modo de que las cosas no salgan como espero.

—No es como que tienes superpoderes, si es lo que crees —resopla él—. Y si en verdad lo estás creyendo, deberías dejar de pasar tanto tiempo con Archie y sus comics.

—¿Yo acaso te he dicho algo cuando te obsesionas con alguien? —rebato a su sermón.

—No, porque yo no planeo meter a mi mundo a cualquier persona —argumenta con simpleza—. Todos terminan tirados por ahí o en mi estómago. Lo normal.

Me aseguro de ser bastante claro:

—Ella no es cualquier persona.

—Mira, si solo quieres follar...

Giro la cabeza de inmediato hacia él y la mirada que le dedico es severa y amenazante, un: "cuidado". Claro que eso no lo intimida ni lo molesta. Poe solo alza los hombros como diciendo: "solo decía...". Luego vuelvo la mirada hacia el frente, atento.

Realmente, lo del sexo no es un pensamiento primordial para mí. Nunca lo ha sido. Me tientan otras cosas y vivo en calma sin tener contacto con alguien más, pero admito que, a veces, estando solo en mi cama, pensando en el plan y en lo que sucedería, tengo fantasías. La imagino conmigo en mi habitación, solos. Nos imagino en mi cama y a mí, encima suyo, deslizando la filosa punta de mi cuchillo por su piel suave. Tal vez por su abdomen o mejor por el cuello, encima de la clavícula. Sin cortar, sin presionar, solo acariciando de un punto a otro mientras ella gime despacio.

Los gemidos tampoco me han atraído nunca, pero, ¿cómo sería escucharla pedirme que le haga un pequeño corte y que lama la sangre? Pasar la lengua lentamente, después la punta de mi dedo y luego meter ese dedo en su boca para que lo succione. ¿Cómo sería ese sabor? Su sabor.

—Le vas a arruinar la vida. —Poe me saca de mis pensamientos.

—Yo le intereso.

—Porque cree que solo eres oscuro y lindo —se rie él—. Y eres oscuro y lindo, pero también eres un demonio de los más malos.

—No le pienso hacer daño —aseguro.

—Bueno, ¿y qué es esto que haces entonces? —contradice—. No la quieres traer al cielo precisamente.

Sí, sé que no es el mejor lugar, sé que es peligroso, pero la protegeré. Mientras yo viva, nadie va a tocarla. Me volvería peor de lo que ya soy si alguien lo intenta.

—Ella podrá elegir —aclaro—. Ella va a decidirlo.

—Ajá, ¿y si lo que decide es no ser como nosotros? La otra opción es morir, ¿vas a matarla?

Me quedo callado. No quiero matarla. No quiero que ella deje de existir. Quiero que existamos juntos. Si ella escogiera delatarme o huir, yo... Ni siquiera tengo idea de qué haría. Es la parte del plan que está vacía, porque algo dentro de mí me insiste en que no va a elegir nada de eso. La seguridad es tan punzante que me siento incluso confiado. Es esa especie de conexión que experimento cada vez que la veo, de que si yo le tendiera la mano empapada en sangre, ella igual me la tomaría.

—La quiero conmigo —es lo que digo— y no va a ser posible de otra forma.

Poe duda un poco.

—Podrías presentar una solicitud —propone, aunque medio burlón—. Tipo: "me enamoré de una humana, por favor no la maten que quiero estar con ella".

—Sabes que nos matarían a los dos de solo proponerlo.

—Damián... —suspira él en otro intento por convencerme de parar—. Creo que debes decírselo a Tatiana y a Archie primero.

—Ya lo saben. Al menos Archie. Le parece bien.

—¡Porque a él solo le funciona como el uno por ciento del cerebro e hizo lo mismo hace años! ¡Claro que le parecerá bien!

Es cierto. Tatiana era una persona normal, no era novena, y Archie la metió en nuestro mundo. Ni siquiera nos lo preguntó. Solo sucedió. Un día solo la trajo y nos dijo: "ella es mi novia y será parte de nuestra manada, será una novena". Nosotros lo aceptamos. Poe no se molestó y a mí me dio igual. Si terminaba mal o no, no me importó demasiado. Aun así, Archie no planeó nada ni midió consecuencias. Simplemente siguió su impulso y sus deseos.

Desde ese momento descubrí que de nuestra manada, Archie es el más peligroso. Siempre lo sospeché, de hecho. Tal vez llegué a pensar que era Poe, que puede comerse a una persona o tener esclavos sexuales o sentir cualquier perversión existente, pero en realidad solo es el más inteligente. Archie no lo es casi. Está tan desconectado de la realidad que hizo la suya propia, y las cosas que él ve y que viven allí son inestables e impredecibles, y pueden controlarlo cuando se les antoja. Por suerte, Tatiana funciona como una inyección sedante para él, y todo se mantiene en calma.

Ellos dos juntos se complementan. Y yo he encontrado lo mismo.

—Salió bien para él —le recuerdo, refiriéndome a Archie.

—Por suerte. Fue pura suerte. Fue demasiada suerte. Y porque ella también está medio loca. Esta chica Padme... la he visto, y creo que no lo está tanto.

—Se reprime —le explico.

Poe niega con la cabeza.

—Huelo la inocencia, Damián. A mí no me puedes engañar.

Le recuerdo mi frase favorita:

—Nadie es inocente.

—No vas a cambiar de opinión —dice él como lamentándose—. Además quién sabe desde hace cuántos años sientes lo que sientes.

Desde que la vi. Desde el primer momento. Éramos niños y ella me buscó. Ella quiso conocerme. Fue diferente, porque los novenos perseguimos y cazamos. Ella no esperó por nada. Hizo lo contrario. Actuó como uno de nosotros lo habría hecho, y su interés por mí no disminuyó nunca. Podía verla mirándome por la ventana, mirándome en la escuela. Cuando estaba con sus amigas y yo pasaba cerca, su atención se iba hacia mí, y todo lo demás dejaba de existir. Su mundo dejaba de existir. Era como si ella quisiera saltar de ese para venir al mío, como si quisiera abandonarlo todo para llegar hasta mí.

Eso me fascinó. Ella me pareció fascinante por mucho tiempo. Me lo sigue pareciendo, pero de esa forma logró meterse en mi mente. En un mundo en el que nadie se fijaba en mí, ella me notó, y también notó que yo no era como los demás. Aun sabiendo eso, no se asustó, solo se sintió más intrigada. Una lástima que al ser normal no iba a llegar muy lejos en descubrir algo. Por esa razón, yo la ayudaría.

—Ella... me gusta —confieso por primera vez en voz alta.

Poe me mira con curiosidad.

—¿Sabes qué es eso acaso?

—¿Tú sí?

—Probablemente más que tú.

Tiene razón al menos. Somos muy diferentes. Poe es más de sentimientos físicos y mentales. A él le atraen las personas normales, los novenos, casi todo. Tiene ansias de juegos, de sexo, de otros cuerpos, y eso lo ayuda a poder conectarse y desconectarse de las personas a su antojo. Es lo que le divierte y lo motiva, y al mismo tiempo lo hace más perceptivo y razonable. Yo no siento lo mismo. Apenas siento interés por algo, pero cuando lo siento es intenso y es muy difícil que desaparezca.

—Lo que sé es que quiero que esté conmigo todos los días —trato de explicar—. Siento que... necesito verla, y para poder verla siempre esto es lo que debo hacer.

Porque una relación "normal" no es posible entre alguien como ella y alguien como yo.

—Te va a odiar si se entera.

—Por esa razón no se va a enterar —le advierto—. Nunca.

—Te vamos a guardar el secreto, claro, pero si las cosas se complican...

—Me culparé de todo —aseguro, justo como debe ser en una manada. Aunque lo ideal es morir juntos, en este caso no aplica.

Se hace un silencio entre nosotros. Al frente, por la ventana delantera del auto, se ven las calles de Asfil y las filas de tiendas. Algo de gente caminando. El cielo está tranquilo, despejado. Me quedan unos minutos.

—Ah, Damián, Damián, quien lo diría —suspira Poe de pronto, entre pensativo y divertido—. De alguna forma retorcida estás enamorado. O no sé si se le puede llamar de esa forma. El amor sobre el que he leído para poder imitar, no es así.

—No me interesa ese amor que inventó el mundo.

—¿Y por eso vas a crear el tuyo propio?

—Solo iré por lo que quiero y necesito.

Poe suspira. Un suspiro algo dramático. Nada nuevo en él. Deja caer la cabeza en el espaldar del asiento y hace un gesto de dolor.

—Ah, estoy un poco celoso porque ahora le darás más tiempo a alguien más que no soy yo.

Frunzo el ceño en una expresión dura.

—Me molestas a veces —le suelto para que se calle.

—Tu frialdad y crueldad son mis cosas favoritas de ti, mejor amigo —sonríe con divertida malicia.

Y ha pronunciado "mejor amigo" con un lento tonillo de insinuación, claramente intencional, solo para fastidiarme más como le gusta hacer usualmente porque sabe que siempre lo rechazaré aunque me coquetee mil veces. Supongo que es un juego que lo entretiene y le da placer. A mí no me interesa, así que lo ignoro.

Y mi intención se va hacia una de las aceras. Tal y como lo he estado esperando, la veo venir caminando.

—Ahí está —susurro.

Mis ojos la siguen fijamente. Es ella y va con sus amigas a Ginger Café, su lugar favorito para pasar el rato. Su cabello largo y oscuro le cae sobre la espalda. Lleva unos jeans altos y ajustados y una camisa de tirantes hasta por la cintura. No se ve su ombligo, tan solo una línea de piel entre el borde del jean y el final de la camisa, y todo su cuerpo se delinea porque nada le queda holgado. Entonces sé que de seguro esa ropa no la escogió ella, sino su amiga la rubia, porque ese es su estilo. El estilo de ella no está definido aún. Solo es lo que sus amigas son, una mezcla entre la que es extrovertida y la que es reservada y odiosa.

Esa es una de las cosas que más me atraen de ella, que no ha sido descubierta, que es todo un mundo por explorar. Yo quiero sacarla de ahí, quiero sacar su verdadera personalidad, lo que la obligan a ocultar. Deseo tanto eso que tal vez me excita, si es que sentirse así es estar excitado. No lo tengo claro, pero la idea de arrancarle esa ropa que no la representa, dejarla desnuda y luego susurrarle al oído que se ve mejor así, sin fingir ser normal, me causa cierta sensación de hipnosis, como si estuviera dopado. Y entonces podría quedarme ahí mirándola e imaginando por horas, tal y como lo he hecho antes.

Porque lo que sea que signifique ser "hermosa", ella lo es para mí. Esos ojos, esa boca, su forma de caminar, la manera en la que se ríe y luego ya no, su voz, su indecisión, su valentía...

Quiero oírla decir mi nombre. Quiero que lo pronuncie con algo de miedo, pero con ansias. Quiero estar a solas con ella y ver su reacción, si se sorprende o se asusta o se rinde ante mí. ¿Qué hará cuando todo pase como lo he planeado? La expectativa me tiene intranquilo en la mejor forma posible. Jamás he sentido esta adrenalina.

—¿Cuánto vas a esperar para entrar? —me pregunta Poe.

—Unos quince minutos —calculo.

—¿Estás completamente seguro de que habrá un asesinato en el bosque hoy? —pregunta también, comprobando—. ¿Y de que son desconocidos?

—Sí —asiento—. Esos dos chicos son nuevos, y son rivales desde hace tiempo. Me aseguré de que uno de ellos pensara que el otro mató a uno de los miembros de su manada, así que me hice pasar por ellos y los cité a ambos ahí. Se van a matar en unos segundos. Ella lo verá, y luego me aseguraré de que si escapa, llegue hasta la cabaña.

—Muy bien —suspira como si ya no hay más opción—. Suena como que lo tienes todo controlado, maldito obsesivo.

Me sale solo como un susurro:

—La necesito, Poe. Sueño con ella, pienso a cada momento en ella, solo la imagino a ella. No sé qué me hizo. Ni siquiera sé qué es esto.

—Ah, pues yo tampoco —admite él, mirándome con curiosidad y luego sonríe ampliamente—. Pero suena a que el cahorrito rebelde va a dejar de ser virgen. Me lo vas a contar con detalles si pasa, ¿no?

Le vuelvo a dedicar una mirada asesina. Él se ríe, tranquilo.

—Siempre pensé que morirías solo —añade, medio nostálgico—. Así que si soy sincero, quiero ver si ella es capaz de soportarte. Estoy muy pero muy intrigado.

—Por cierto —recuerdo de repente, y lo digo serio—: Cuando esté con nosotros, ni se te ocurra tocarla o intentar algo.

Poe puso cara de ofendido.

—¿Crees que yo estaría con la novia de mi mejor amigo? —resopla, indignado.

—Sí.

—Bueno, pero en este caso no. —Se encoge de hombros—. Ya hasta me convenciste y sospecho que quien va a mojar esas panties serás solo tú.

Mojada. Por mí. Por mi mano alrededor de su cuello, apretando mientras corto su ropa con mi cuchillo. El pensamiento pasa rápido por mi mente, y trago saliva porque siento una punzada entre las piernas, eso que a veces debo esforzarme por controlar cuando estoy imaginándolo todo en mi habitación.

—De acuerdo, estaré en casa esperando tu mensaje sobre cómo salió todo, si debemos huir como locos o preparar las armas —avisa Poe.

Asiento. Me vienen las ganas incluso de darle las gracias por no oponerse, pero así somos en esta manada. Luego miro la entrada a Ginger Café, tan fijo que mi corazón late un poco acelerado. La primera vez en toda mi vida que me pasa, y que tal vez, por un segundo, me siento asustado.

En unos minutos entraré, ella me verá y me seguirá. Después, tendrá que escoger.

Y espero que me escoja a mí.

Espero que me escojas a mí.

Porque siempre has sido tú, Padme.

Siempre he sido solo tuyo.

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HOLAAA NOVENOS Y NOVENAS Y NOVENXS (aquí todos somos pecadores, nadie se queda atrás).

Wow, simplemente me desperté y dije: quiero escribir el momento antes de que Damián y Padme se encontraran en Ginger Café. Como ustedes saben, si leyeron la historia, Damián había planeado llevarla a su mundo, y esta fue la conversación que tuvo antes de que TOOODA esta historia loca empezara.

Recuerden que Damián no es humano, es una raza diferente, él no siente emociones normales, bla bla, y que es ficción. Esto es fantasía oscura, y bueno, eso es un poco de su mente. De la mente del cosito oscuro que amamos. 

Espero que aún estén activos por aquí, porque las sorpresas no acaban ;)

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Besos de novenos,

Alex

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