5.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Advertencias:

la siguiente historia es un fic corto (no más de 6 capítulos), omegaverse. Es YoonSeok, es decir, Yoongi activo x Hoseok pasivo. Lobos. Parto en este capítulo, por lo tanto, mención de sangre.

Everybody's gotta live,

Before you know the reason why.

No vimos a Yoongi marcharse.

Debido a todo el revuelo, casi toda la manada culpaba a Yoongi por el desastre que causó. En voz alta, todos decían que Yoongi no podía aceptar que Hoseok le hubiera engañado, teniendo al bebé de Kyungpyo. Pero en secreto, no había nadie allí que no supiera la verdad acerca del embarazo de Hoseok.

Por esto, mis papás no querían que me relacionara más con Yoongi ni su padre. Jungkook también lo tenía prohibido. Y, por lo que nos contaron Jin, Namjoon y Taehyung, con ellos ocurrió lo mismo.

Sólo supimos que Yoongi se fue cuando nos llegó un mensaje, de un número desconocido, a cada celular.

Adiós. Díganle a Hoseok que lo amo.

Nada más. Nada menos. Ninguno contestó, porque no queríamos ser descubiertos.

Hoseok tampoco volvió al colegio, pero Jungkook nos contaba que era por su embarazo, que de pronto se tornó de alto riesgo. Al inicio, no podíamos visitarlo porque lo teníamos prohibido, lo único que podíamos saber era por lo que nos decía Jungkook, pero cuando cumplió los seis meses, el Alfa nos permitió acercarnos. Parecía saber que Yoongi ya no le molestaría nunca más.

Como queríamos animarlo, Taehyung insistió demasiado en comprarle regalos al cachorrito. Jin llevaba unos peluches, Namjoon un chupete y un sonajero, Taehyung se decidió por un enterito, Jungkook unos zapatitos, y yo un set de ropa.

Jungkook nos abrió la puerta de su casa y nos llevó al cuarto de Hoseok. Al parecer, su papá estaba trabajando y su mamá salió de compras, lo que fue un total alivio para nosotros, porque no queríamos verlos. Kyungpyo tampoco estaba, pero no nos extrañaba, porque no iba demasiado allí según lo que sabíamos. A pesar de que se iba a hacer cargo de ese bebé, todos teníamos claro que no le quería ni un poco.

―Hola ―saludó Hoseok, acostado en la cama. Ninguno dijo algo sobre la evidente palidez en su rostro ni lo delgado que se veía―, ¡hace mucho no venían!

Todos entramos, pero no pude evitar notar que sus ojos permanecieron un instante en la puerta, como esperando que alguien más entrara. No mencionamos ese hecho, por supuesto.

―¡Sí, mira! ―Taehyung, como siempre, era el más entusiasta de todo―. ¡Te hemos traído regalos, para hacer un baby shower!

Hoseok se enderezó, riéndose al verlo sacar su regalo, y Jungkook habló sobre ir a buscar algo para comer. Pronto, todos estábamos alrededor de Hoseok, viéndolo abrir sus regalitos y entusiasmándose con cada pequeño objeto.

―Con Yoongi ―dijo de pronto Hoseok, llamando nuestra atención―, habíamos pensado en irnos a vivir juntos y tenerle un cuarto personal al bebé. ¡Lo íbamos a pintar de color crema y tenerle una cuna preciosa!

Namjoon bajó la vista con incomodidad y Taehyung miró hacia otro lado. Jin, sin embargo, le tomó la mano a Hoseok.

―Eso es muy bonito ―le dijo él, y Hoseok sonrió, sus ojos llenándose de dolor―. ¿Cómo lo vas a llamar?

―Si es niña, yo le debo poner el nombre. Si es niño, Yoongi lo va a elegir ―respondió Hoseok, acariciando su vientre marcado―. ¡Ryujin me parece un nombre súper lindo! Min Ryujin...

Me tragué mis palabras, porque sabía que, una vez naciera, ese bebé recibiría el apellido de Kyungpyo, Go, y no de Yoongi. Santa mierda, ¿Hoseok siquiera era consciente de ello?

―¿Cómo le pondremos a nuestro bebé, Jimin? ―preguntó de pronto Jungkook, mirándome.

Fruncí el ceño.

―No lo he pensado ―respondí, atónito de que el menor me estuviera diciendo eso de la nada. En especial porque no sabía si marcaría a Jungkook más adelante.

El omega arrugó la nariz, como si pudiera adivinar el hilo de mis pensamientos, y pensé entonces que, realmente, no le tenía que dar muchas vueltas al asunto. Taesoo ya me había dado su bendición por estar con Jungkook, así que eso significaba que Jungkook sería mi omega. Y rechazar al hijo del Alfa podía traerme muchos problemas.

―No te ilusiones ―dijo de pronto Taehyung, picando a Jungkook―, todavía eres muy pequeño para tener un bebé.

―¡No es cierto! ―saltó Jungkook―. ¡O sea... sí, pero quiero estar preparado!

―Es horrible ―le dijo Hoseok―, engordas, te pones feo y te duele todo. ¡No le veo lo maravilloso a esto!

―¡Qué pesado eres, hyung! ―chilló el pequeño omega.

Todos nos reímos por su pataleta infantil, aliviados de ver que la pena de Hoseok pareció disiparse un instante. Al irnos, prometimos volver a verle dentro de unos días, y el omega nos agradeció haberlo ido a ver.

Al día siguiente, tuve una cita con Jungkook. Fuimos al bosque y nos transformamos en lobos, corrimos un poco, para ejercitarnos. El pequeño lobo dingo era realmente adorable, siguiéndome y queriendo jugar en todo momento.

Más tarde, ya humanos, metimos nuestros pies al río, comiendo algo.

―Jimin, tú me vas a marcar, ¿cierto? ―preguntó Jungkook, de forma repentina.

Lo observé, él mirándome con sus ojos grandes e inocentes.

―Si tú quieres ―le dije, algo inseguro.

―¡Yo lo quiero! ―respondió―. Pero ¿tú quieres?

Me quedé callado un momento, porque realmente no estaba seguro de las cosas que quería. Tenía sólo dieciséis años, Jungkook cumpliría los quince en unos meses, así que éramos sólo niños en ese instante.

―Sé que no soy el omega ideal ―agregó Jungkook, temeroso―, sé que... sé que soy cobarde y débil y dependiente. Pero... pero yo te quiero, de verdad, te quiero como mi alfa. Tú eres... tú eres amable y bueno y dulce conmigo.

Sí, lo era. Aunque, ¿eso significaba amor? Para mí, al menos, no. No sabía si Jungkook realmente me amaba o si sólo se aferraba a mí porque tenía demasiado miedo del futuro que le podía deparar.

Sin embargo, ver a Jungkook tan vulnerable, me hizo sentir lástima. Y yo sabía que no era bueno, pero quería protegerlo de todo lo malo, incluso de su papá, que iba a enfurecerse con él si yo le dejaba.

―Sí quiero ―le respondí, no del todo convencido, pero si lo suficiente para aceptarlo―, claro que te marcaré, Kookoo ―me puse serio―. No vuelvas a decir esas cosas horribles, ¿está bien? Tú eres fuerte a tu manera y eso no tiene nada de malo.

Jungkook no lo veía, pero yo sí: era resiliente, porque podía ser capaz de soportar al horrible de su padre y seguir teniendo una sonrisa en la cara. Siempre a la sombra de Hoseok, el pequeño omega tenía su brillo propio que nadie más veía.

Haría feliz a Jungkook, aunque no estuviera seguro de tantas cosas.

―Oye, Jimin.

Me volteé a ver a Namjoon, que caminaba hacia donde yo estaba con una sonrisa relajada. El año escolar acababa esa semana y el verano llegaría en un par de días, sin embargo, el fuerte sol ya se hacía notar.

Hoseok estaba por llegar a los nueve meses en poco más de un mes. Su fecha de parto ya estaba fijada, para mediados de julio.

―¿Pasa algo? ―pregunté, sonriendo, mientras salíamos del edificio.

―Sí, necesito hablar seriamente contigo ―me observó un instante más―. Puedo confiar en ti, ¿cierto?

Miré hacia atrás, percatándome que no hubiera nadie cerca de nosotros en la calle. Para nuestra fortuna, todo el mundo parecía estar distraído.

―Claro, ¿qué ocurre? ―pregunté, confundido.

―Es sobre Yoongi ―bajó la vista y yo mordí mi labio inferior―. Me ha pedido un favor.

―¿Qué? ―arrugué el ceño―. ¿Cómo?

―A veces hablamos, por teléfono. Prefiere eso a los mensajes ―se encogió de hombros―. Quiere que lo ayude a sacar a Hobi de aquí.

Probablemente si hubiera estado bebiendo algo, lo habría escupido. En su lugar, sólo me tropecé. Namjoon tuvo que ayudarme a no caer al suelo.

―¿Queeeeeeeeeeeeeé? ―tartamudeé, sorprendido.

―¡Shhhh! ―chistó―. Vamos, Jimin, ¿realmente creías que Yoongi dejaría a Hoseok?

Claro que no, ¿qué idiota podía pensar eso? De alguna forma extraña, ellos eran destinados. Compañeros del alma. Más que sólo omega y omega. Ellos eran pareja y jamás se iban a abandonar al otro.

Todos lo sabían, aunque no lo dijeran en voz alta.

―Espera, espera, necesito que me lo expliques todo muy lento, porque no lo estoy entendiendo ―barboteé, sacudiendo la cabeza.

Namjoon rodó los ojos antes de comenzar a hablar.

Resumiendo todo lo que me contó: Yoongi y él nunca perdieron contacto alguno, siguieron comunicándose cada tanto por móvil. La única persona que lo sabía, además de él, era Seokjin, porque era alfa. No querían arriesgarse a que Taehyung lo supiera, porque en caso de cualquier emergencia, siempre podían imponerse ante el omega y... y preferían no arriesgarlo a eso.

Por eso mismo, me lo estaba contando a mí.

En fin, según lo que Namjoon siguió hablando, resultaba que Yoongi sí se marchó de esa ciudad, pero no se fue demasiado lejos. Su padre tenía familia en la ciudad más cercana a esta, se estaban quedando allí, y Yoongi pretendía sacar a Hoseok de aquí en algún momento. Un momento más cercano de lo que yo esperaba.

―En la siguiente luna llena ―dije, incrédulo―. Namjoon, ¿cómo se supone qué haremos eso?

―Hoseok se va a quedar en su casa, solo ―me dijo mi amigo―, el resto, se supone que iremos al bosque, a estar en nuestras formas lobos. Aprovecharemos que su padre y Kyungpyo estarán lejos, yo me robaré el auto de mis papás y lo llevaremos con Yoongi. Él nos esperará fuera del lugar en el que está, con todo preparado para irse con Hoseok.

―Namjoon ―le dije, seriamente―, muchas cosas pueden acabar demasiado mal...

―¡Lo sé! ―me dijo, poniendo una expresión enfadada―, pero yo fui quién aceptó. Seokjin y yo nos arriesgaremos porque... ¡porque Hoseok es nuestro amigo y no podemos verlo condenado a eso! Además ―bajó la voz―, si Kyungpyo marca y se casa con Hoseok, es muy probable que ese alfa salvaje se convierta en nuestro próximo líder. Si te soy sincero, eso es una mierda.

Solté una risa cansada, dándole la razón por eso. Kyungpyo no sería un Alfa bueno para una manada, de ninguna forma, pero estar casado con un omega, hijo del actual Alfa, ya le daba ventajas para el futuro. Lo que Namjoon estaba haciendo no era sólo algo por Hoseok, sino un movimiento político muy bien jugado.

―Te ayudaré ―le dije, sin saber de dónde saqué la valentía para eso―, pero Jungkook no debe saberlo. Él quedará fuera de esto.

Namjoon lo aceptó, por supuesto. Ni Jungkook ni Taehyung se enterarían de nada, nosotros íbamos a cargar con las consecuencias de ser necesario.

Para la noche de luna llena, quedaban dos semanas que no tardaron en pasar demasiado rápido para mi gusto. Jungkook pareció percibir que algo raro me ocurría, pero no preguntó sobre ello, porque el omega no quería molestarme con la curiosidad que podía sentir. Me había fijado, hace mucho, que trataba de controlar mucho su actitud infantil para no irritarme.

A mí no me importaba, no realmente. Jungkook podía actuar como todo un cachorrillo conmigo, y yo lo mimaría de todas formas.

Dos días antes de que diéramos rienda suelta a nuestro plan, fui a ver a Hoseok. Su panza ya estaba enorme, acostadito en la cama, algo desanimado por no poder salir a correr con nosotros. No es como si su padre se lo hubiera permitido, porque los meses anteriores tampoco le dejó salir. Se la pasaba encerrado allí.

Sin embargo, antes de irme, me giré a verlo.

―Hobi ―le dije, llamando su atención―, cuando sea luna llena, debes tener tus cosas listas, ¿vale?

―¿Cómo? ―preguntó, parpadeando.

―Guarda lo necesario ―insistí―, sólo... sólo ten todo listo, Hobi.

No me preguntó nada más.

Durante el atardecer del viernes, mis padres fueron temprano al bosque. Yo les mentí, diciéndoles que iría más tarde, con Jungkook. Él me vino a buscar cerca de las nueve de la noche, y partimos a casa de Taehyung. Namjoon y Seokjin ya estaban allí. Mientras hablábamos, le pregunté acerca de Hoseok. Me dijo que el omega iba a quedarse solo, que sus padres ya se fueron y Kyungpyo se marchó a mediodía.

Por lo que me contó Seokjin, Taehyung ya sospechaba algo de lo que íbamos a hacer, pero tampoco quiso hacer preguntas algunas. Por eso, no puso expresión sorprendida cuando les dijimos que ellos se adelantaran, que les encontraríamos más tarde, en las cuevas que encontramos semanas atrás. Jungkook arrugó el ceño.

―Pero ¿qué van a hacer? ―preguntó, molesto.

―Jungkook ―suspiré, agarrándolo de los hombros―, por favor, hazme caso. Nos veremos más tarde, bebé ―le sostuve de la barbilla con una mano―. Si eres un lobo buenito para mí, te daré un premio.

El omega vaciló otro momento, que Taehyung aprovechó para pasar un brazo por sus hombros.

―¡Anímate! ―dijo Taehyung―. Podemos tener un momento sólo de omegas, ¡te enseñaré a seducir a tu alfa!

Jungkook enrojeció con fuerza, pero la broma de Tae sirvió para relajarlo un poco. Sin embargo, antes de irse, me dirigió otra mirada. En sus ojos leí que tenía una idea de lo que ocurriría, pero confiaba en mí.

Una vez se fueron, con Seokjin y Namjoon fuimos al vehículo del último, un silencio extraño entre nosotros. Namjoon no tardó en conducir hacia la casa de Hoseok, todas las calles en silencio, porque todos estaban en el bosque.

Entramos por la puerta de la cocina, que estaba siempre sin seguro. Todo el primer piso estaba a oscuras, aunque desde fuera vimos que el cuarto de Hoseok estaba con la luz prendida.

―¿Hay alguien? ―preguntó de pronto Hoseok, cuando estábamos subiendo las escaleras―. ¿Kook?

―Hoseok ―habló Seokjin, callando al omega, y abrió la puerta―. Hey, ¿qué tal?

―¿Qué están haciendo aquí? ―Hoseok nos observó, confundido―. ¿No deberían estar...?

―Hoseok ―Namjoon se adelantó―, ¿puedes caminar?

―¿Ah? ―su expresión seguía atónita―. Con ayuda, sí, pero...

―Vamos a sacarte de aquí ―continuó Namjoon, usando ese tono de voz relajante para hablar―, Yoongi...

Ante el nombre de su novio, la expresión de Hoseok pareció cambiar a ilusión y ansiedad. El cambio fue tan rápido que todos quedamos sorprendidos, callados un instante.

―¿Yoongi? ―preguntó, apresurado―. ¿Está aquí? ¡Quiero verlo, Namjoon! ¡Ya no aguanto más, quiero estar con él! ¿Dónde está Yoongi?

―Hobi, oye ―hablé, y él me miró―, no está aquí, pero... pero ¿tienes todo listo?

Me observó un instante más, en silencio, antes de moverse en la cama, apoyando sus pies en el suelo. Su panza realmente estaba muy grande.

Se inclinó, agarrando algo de debajo de la cama.

―Mis cosas ―me dijo, sacando su bolso―, son... son las cosas que ustedes me dieron y algunas más...

No dijimos nada más y nos pusimos en movimiento. Namjoon fue a recoger el bolso, mientras que Jin comenzó a ayudar a Hoseok a vestirse con algo rápido, para que no pasara frío. Luego, entre los dos pusimos de pie al omega y le ayudamos a salir del cuarto, bajar las escaleras e ir al auto.

―¿Dónde está Yoongi? ―volvió a preguntar Hoseok, mientras íbamos hacia el vehículo.

―Nos está esperando ―dijo Namjoon, que tenía más detalles que nosotros―, él se comunicó conmigo para esto, Hobi.

―Lo sabía ―dijo, sonriente y emocionado―, sabía que Yoonie jamás me dejaría, sabía que él no me abandonaría en ningún momento ―lo sentamos en el asiento trasero y soltó un quejido―. Dios, ¡pesa demasiado el bebé!

Seokjin le sonrió, sentándose a su lado, y yo fui al asiento del copiloto. Namjoon no tardó en encender el auto.

Hoseok soltó otro quejido.

―Hobi, ¿pasa algo? ―preguntó Seokjin, mientras Namjoon avanzaba por las calles desoladas.

―¿Ah? ¡Sí! ―dijo el omega, apresurado―. Es que a veces el bebé patea fuerte... ―se enderezó―. ¿Jungkook y Taehyung lo saben?

―No ―respondió Namjoon―, no les hemos dicho, cuando tu padre vea esto, probablemente le pregunte a Jungkook, así que es mejor que no sepa nada de lo que haremos.

―Pobrecito ―murmuró―, se pondrá a llorar cuando vea que no estoy ―me agarró del borde del cuello―. ¡Más te vale cuidarlo, Jimin, no quiero que papá le vuelva a pegar!

―¡Oye, sí lo haré! ―me defendí, viendo la sonrisa enorme en su rostro. Hace mucho no le veía ese tipo de sonrisa―. ¡Qué pesado eres!

Salimos de la ciudad y los cuatro sentimos la tensión desaparecer cuando no nos encontramos con alguna dificultad. Bien. Bien.

―Namjoon ―murmuró de pronto Hoseok―, este es el auto de tus papás, ¿ellos no van a sospechar de ti?

Namjoon se encogió de hombros.

―En realidad... ―el alfa no quitó su vista de la carretera oscura―, diremos que el auto te lo robaste.

―¿Cómo?

―Sí ―Seokjin suspiró―. Una vez llegues con Yoongi, Namjoon dejará el auto en otro lugar, por el camino contrario al que ustedes vayan. Nosotros nos devolveremos en nuestras formas de lobo ―vi que le tomaba la mano a Hoseok―, así que debes extender tus feromonas para que sólo se perciba su olor.

―Está bien...

No fue necesario que Hoseok lo hiciera, honestamente. Diez minutos después de sus palabras, escuchamos su grito.

―¡Oh, mierda!

Me volteé y de forma inmediata las feromonas se extendieron en el lugar. Hoseok se agarraba su vientre y Seokjin tenía una expresión de clara sorpresa.

―¿Qué pasa? ―preguntó Namjoon.

―¡Mierda, Namjoon, Hobi rompió fuente! ―gritó Seokjin, histérico.

Ay, no.

Namjoon se sorprendió tanto que se desvió del camino, cruzando la calzada. Afortunadamente, no venía ningún auto en sentido contrario.

―¡Pero si iba a nacer en dos semanas más! ―chillé, asustado.

Hoseok comenzó a llorar.

―¡Dile eso tú al bebé, imbécil! ―gritó Hoseok, comenzando a hiperventilar.

―Namjoon, ¡¿cuánto falta para llegar?! ―gritó Jin, agarrándole la mano a Hoseok con más fuerza.

―¡Como veinte minutos! ―Namjoon presionó el acelerador―. ¡Quizás quince!

―Bien, bien ―Seokjin se volteó hacia Hoseok―. Hobi, vamos, necesito que respires, ¿vale? Uno... dos... Inhala... exhala... Controla tu respiración, por favor...

―Oh dios, oh dios ―gimoteó Hoseok, sosteniendo su panza enorme―. ¡Aaaaaaah!

El grito que pegó casi nos dejó sordos a todos.

Las feromonas de Hoseok estaban inundando el auto y, honestamente, no queríamos saber cómo estaba la alfombra del vehículo. Pobre Namjoon. Hoseok no dejaba de respirar de manera acelerada, sin dejar de llorar, mientras que Jin y yo tratábamos de murmurarle palabras que fueran alentadoras, a pesar de que ambos también estuviéramos medio histéricos.

Pasados unos minutos, vimos a lo lejos las luces de la ciudad, pero Namjoon se desvió por el camino de la carretera, sin seguir derecho, como si estuviera rodeando el lugar.

―¡Qui-quiero a Yoongi! ―chilló Hoseok, aterrado, pálido, su expresión adolorida―. ¡Na-Namjoon!

―¡Estamos llegando! ―replicó el alfa, su voz temblorosa―. Oh, por favor, no se te ocurra parir aquí...

El trabajo de parto de nosotros era mucho más rápido que en un humano normal, pero también más lento que el de un lobo. En promedio, solían ser de cuatro a cinco horas de trabajo de parto, pero no sabía si eso sería bueno para Hoseok y Yoongi. Se suponía que ellos no iban a quedarse allí, tan cercanos todavía a su padre, sino que irían a otro lado, lo más lejos de ese lugar. Aquí, supuestamente, harían una breve parada.

―Duele ―gimoteó Hobi, asustado―, du-duele, ne-necesito a mi... a mi Yoongi...

Nunca había escuchado su voz tan rota y quebrada, ni siquiera cuando estuvieron a punto de matar a Yoongi frente a él.

Para fortuna nuestra, no tardamos mucho más: Namjoon se estacionó pocos minutos después, saltando fuera del auto una vez se detuvo. Yo también me bajé, abriendo la puerta trasera, viendo el charco bajo los pies de Hoseok y su rostro contraído por el dolor.

―¡Hobi!

Me di vuelta, pero Yoongi me ignoró totalmente, yendo directamente donde su novio. Hoseok rompió a llorar como un bebé.

―Yoon ―sollozó―, ¡te-tengo miedo!

―Sí, bebé, sí ―susurró Yoongi, abrazándolo con fuerza―. Mi lindo omega, me sentí morir sin ti...

Los observé mecerse en el lugar, a pesar de que Hoseok estuviera todo mojado por su trabajo de parto iniciado. Otra figura pasó a mi lado. Era el padre de Yoongi.

―Yoongi, vamos ―le dijo el hombre―, hay que bajar a Hoseok y acomodarlo. Está a punto de dar a luz.

Yoongi retrocedió y me di cuenta, en ese momento, que cojeaba. Seokjin se adelantó, ayudando a Kyunghoo a sacar a Hoseok del auto. Estábamos fuera de una casa de madera, a las afueras de la ciudad, y no parecía haber nadie más excepto nosotros.

―Mierda ―murmuró el padre de Yoongi, cuando Hoseok comenzó a caminar―, mierda...

La entrepierna de Hoseok estaba cubierta de sangre. Al final, Kyunghoo le gritó a Namjoon que trajera una almohada y unas sábanas. Las tendimos fuera, recostando a Hoseok encima, mientras Yoongi volvía con un balde lleno de agua caliente y varios paños. El omega se agarraba su vientre con fuerza y Kyunghoo le quitó los pantalones.

―Esto es un desastre ―barboteó Yoongi, arrodillado al lado de Hoseok y agarrándole una mano―. ¡A ti se te ocurre parir ahora, Hobi!

Hoseok le dio un débil manotazo, sin dejar de llorar. Kyunghoo separó las piernas del omega y todos desviamos la vista cuando lo vimos llevar su mano al trasero de Hoseok.

―Está empezando a dilatar ―dijo Kyunghoo segundos después, metiendo uno de los paños en el agua―, pero estás en problemas, Yoongi ―le dirigió una leve mirada―. Hoseok podría estar pariendo a las tres o cuatro de la mañana, aproximadamente, como van las cosas. Pero luego tendrá que descansar un poco y recuperarse. Con todo ese tiempo perdido, podrían...

―Taesoo se dará cuenta y saldrá a buscarnos ―respondió Namjoon, cuando el padre de Yoongi se calló―. Mierda.

Tragué saliva, observando a Hoseok recostado en el suelo, todo sudoroso y con pánico en sus pupilas. Humedecí mis labios.

―Podría... uh... ―Yoongi me miró―, podría transformarse en lobo y parir en esa forma, ¿no?

Kyunghoo me miró bruscamente. Yoongi se veía más pálido que nunca en ese momento. Namjoon abrió la boca, mientras que Seokjin se atoró con su saliva.

―En la antigua manada ―expliqué―, una omega preñada se quedó atrapada en esa forma y parió así. No perdió tanta sangre y fue...

―Fue más rápido ―completo Kyunghoo, volviendo su mirada a Hoseok, que parecía a segundos de vomitar―. Es una buena opción. Como es sólo un cachorro, podrías estar pariendo en dos horas, y te recuperarías mucho más rápido.

―Y podríamos huir más rápido ―añadió Yoongi―, en nuestras formas de lobos. El cachorrito sería un lobito hasta que tenga unos meses más, no lloraría como un bebé humano, podríamos cargarlo más fácilmente y alimentarlo mejor...

―¡Claro, porque tú no lo alimentarás! ―se quejó Hoseok, antes de volver a gritar.

―Es una buena opción ―apoyó Seokjin―, es lo mejor, Hobi. Si quieren irse rápido, es ahora o nunca. En cuanto tu padre y Kyungpyo vean que no estás, van a salir a buscarte. Y si te encuentran, probablemente maten al bebé.

Seokjin siempre se había caracterizado por no tener pelos en la lengua y decir lo que pensaba. A veces, lo hacía delicadamente, pero en otras ocasiones, como éstas, no tenía problemas en decirlo de esta manera. En especial para hacer que el resto tomara una decisión.

Yoongi puso una expresión molesta, en especial porque Hoseok comenzó a llorar con más fuerza, sin embargo, el omega a punto de dar a luz terminó sorbiendo por su nariz antes de hablar:

―Está bien ―dijo, su voz débil―, está bien, lo haré.

―Bebé... ―comenzó a decir Yoongi.

―¡Tú permanecerás así! ―le espetó Hoseok―. ¡Lu-luego te transformarás en lobo!

Yoongi asintió, tragando saliva.

Hoseok no se hizo de rogar: en unos pocos segundos, su cuerpo se deformó y se llenó de pelos por todas partes, transformándose en un lobo, también con una gran barriga. Seguía acostado, sus piernas temblando, gimoteando.

―Boca abajo, Hoseok ―dijo Kyunghoo, suspirando―, vamos a ver...

El lobo gruñó lastimosamente, volteándose y presionando su hocico contra el vientre de Yoongi. El omega le acarició las orejas, tratando de relajarlo y calmarlo un poco, hablándole en voz baja.

En la forma animal, los lobos omegas machos se asimilaban mucho a una hembra, con las tetillas llenas de leche y una vagina, por donde salía el cachorro, en caso de dar a luz en esa forma. Era realmente extraño, pero nunca nos juzgamos demasiado como funcionaba todo eso. A veces, la madre naturaleza si era muy rara.

Media hora después, las contracciones fueron mucho más notorias y fuertes. Hoseok empezó a lloriquear con más fuerza, tan ansioso y nervioso. Kyunghoo acomodó sus patas, lo suficiente para darle espacio cuando empezara a parir.

Para nuestra fortuna, todavía era temprano. Eran pasadas las once de la noche, todavía quedaba mucho para que alguien notara la desaparición de Hoseok.

Unos minutos más tarde, Hoseok aulló.

―Viene el cachorrito ―anunció Kyunghoo.

―Qué repugnante ―murmuró Jin, y Yoongi le lanzó una piedrecilla que el alfa esquivó con rapidez.

Bueno, ¡algo de razón tenía! A pesar de la sangre, Hoseok tenía las patas separadas y podíamos ver el pequeño bulto siendo empujado. ¡Dios, qué asco! ¡Pero no podía mirar para otro lado!

―Lo estás haciendo bien, precioso ―le dijo Yoongi, en voz baja―, eres tan valiente, mi pequeño príncipe, tan bien, estoy tan orgulloso de ti.

Hoseok le lamió la mano, respirando aceleradamente mientras su cuerpo seguía expulsando al pequeño cachorro.

Namjoon también hizo un gesto de asco, pero afortunadamente, Yoongi no lo estaba mirando. El omega sólo se centraba en Hoseok y en acariciarlo.

―Vamos, Hoseok ―suspiró Kyunghoo―, ya vas en la mitad. Es un lobito muy bonito.

Claro, si bonito implicaba estar cubierto de sangre y con la placenta rodeando tu cuerpo. Mierda, nunca dejaría a Jungkook embarazado, era un hecho.

―Se parece a Yoongi cuando nació ―añadió el padre del omega.

―¡Papá! ―alegó Yoongi, su rostro colorado.

―Entonces si eras feo ―suspiró Jin, antes de recibir otra piedra que ahora no logró esquivar―. ¡Era una broma, amargado!

Hoseok gimoteó y todos vimos caer a la pequeña bola ensangrentada sobre las sábanas, con los ojos cerrados y apenas moviéndose.

Kyunghoo hizo el amago de agarrar al cachorro, pero Hoseok le gruñó, así que el adulto se alejó. El omega se alejó de Yoongi, volteándose y comenzando a lamer el cuerpo del pequeño cachorro, atrayéndolo contra su cuerpo. Pronto, el bebé empezó a moverse, estirándose poco a poco, comenzando a buscar una de las tetillas de Hoseok, que el lobo le entregó sin problema alguno.

―Todavía falta que bote la placenta y descansar un poco más ―dijo Kyunghoo, con expresión cansada y lavando sus manos en el balde―. Yoongi...

―¡Es hermoso! ―saltó Yoongi, de rodillas antes Hoseok, que levantó la cabeza y lamió la mejilla de su novio―. ¿Puedo verlo, Hopi?

Hoseok hizo un ruido con su garganta y dejó que Yoongi se le acercara más, observando al cachorrito que no dejaba de mamar.

―¿Es hombre o mujer? ―preguntó Namjoon.

―¿Puedo tomarlo, Hope-ah?

El omega se lo permitió y Yoongi lo agarró con cuidado, volteándolo. El lobito empezó a gimotear, así que Yoongi lo pegó a su cuerpo, casi a punto de llorar, y le dio de su calor corporal.

―Hola, beba ―le dijo Yoongi―, soy tu papá, ¡estoy muy feliz de que estés aquí, hermosa!

Por sus palabras, supimos que era hembra.

―Se llamará Ryujin entonces, ¿no? ―dije, inclinándome cuando Yoongi acomodó otra vez a la cachorrita contra Hoseok. El omega no tardó en lamerle el lomo.

―Sí, sí...

No pude evitarlo, y sonreí antes la distracción de Yoongi, que volvió a acariciar la cabeza de Hoseok con cariño. Namjoon suspiró.

―Iré a dejar el auto a otro lado ―dijo, sacando las llaves de su bolsillo.

―Llévate las sábanas ―le contestó Kyunghoo―, todo lo que huela a Hoseok, debe desaparecer de aquí ―nos miró a Jin y a mí, mientras Namjoon recogía las cosas―. ¿Quieren tomar algo, chicos? Deben estar cansados.

Asentimos en silencio, pero antes de entrar a la pequeña casa, esperamos a que Namjoon partiera. Yoongi y Hoseok no nos tomaron en cuenta, en su pequeña burbuja familiar.

―¿Cómo fue todo? ―preguntó Jin, minutos después, mientras tomábamos un café y comíamos unos pastelitos de arroz.

―Yoongi no se ha recuperado por completo ―dijo Kyunghoo―, ese bastardo le rompió ambas piernas y tuvo que permanecer en su forma lobo por un mes, lo suficiente para que se recuperara más rápido. Luego, tuvo que iniciar un pequeño tratamiento para volver a caminar bien. Por eso cojea todavía.

―Pero sanará por completo, ¿cierto? ―pregunté, preocupado.

―El doctor dijo que sí ―suspiró Kyunghoo―, dijo que tuvo mucha suerte de que un alfa no le hiciera más daño. A Yoongi no le importaba, él estaba más preocupado por Hoseok.

Mordí mi labio inferior, asomándome en la ventana, y viendo a Yoongi, ahora en su forma lobo, recostado contra Hoseok, lamiendo también a Ryujin. Hoseok dormitaba, acurrucado a su lado, dejando que la pequeña siguiera mamando leche.

―Ya botó la placenta ―comentó Kyunghoo de pronto―, no creo que Hoseok se la coma.

―Eso sí es repugnante ―suspiré―. Señor Min... ¿a usted nunca le importó que Yoongi quisiera a Hoseok?

―Al inicio no estaba de acuerdo ―admitió el hombre, tranquilo―, pero luego vi la forma en la que... ambos se miraban. Ellos se miran de la forma en la que yo miraba a la madre de Yoongi, Yumi, y entendí que no había forma de separarlos. Ellos son destinados.

También los observé, notando a Yoongi frotar su hocico contra el cuello de Hoseok. El lobo pareció incluso sonreír por el gusto, dejando que el omega hiciera lo que quisiera con él en tan vulnerable posición.

―Haría lo que fuera para que mi hijo sea feliz ―continuó Kyunghoo―, incluso si eso implica salir afectado. Hoseok y Yoongi merecen su felicidad, aunque eso signifique ir en contra de nuestras propias expectativas sobre ellos.

Asentí en silencio, mientras Jin seguía comiendo, teniendo un aspecto preocupado. Sabía que debía estar pensando en Taehyung. Incluso yo me encontraba algo inquieto por Jungkook, quería verlo pronto y darle un besito, de esos con los que dejaba de estar ansioso, y decirle lo lindo que era para mí. Eso siempre parecía gustarle, el sentir que era suficiente para alguien.

Veinte minutos después, Namjoon apareció en su forma lobo, transformándose en un humano cuando Yoongi le gruñó. Caminó hacia el interior de la casa.

―Lo dejé lejos de aquí ―dijo a modo de saludo―, pero ya es tarde. Deberíamos irnos...

―Sí ―concedió Seokjin―, Taehyung me ha enviado un mensaje y ha dicho que nos apuremos. Jungkook está muy nervioso.

Nos pusimos de pie. Yoongi había vuelto a su forma humana.

―Gracias ―dijo, caminando hacia nosotros, y para mi sorpresa, abrazó a Namjoon―, gracias por esto, Joon.

―No es nada ―Namjoon le devolvió el abrazo―, tú habrías hecho lo mismo, por cualquiera de nosotros.

Seokjin fue el siguiente, que le dio un abrazo también. A Jin no se le ocurrió nada mejor que hacer una broma de padre, ganándose una mirada fea.

―Tu bolso está listo ―dijo de pronto el padre de Yoongi―, he juntado las cosas de Hoseok con las tuyas. Les eché también comida, está algo pesado, pero...

―No te preocupes, papá ―dijo Yoongi―, estaremos bien. Hoseok llevará a Ryujin del pescuezo y yo me encargaré de esto.

―¿Ya se irán? ―pregunté, parpadeando. Yoongi hizo un mohín.

―Hoseok sigue cansado, pero es mejor que nos alejemos un poco más ―respondió el omega, antes de mirarme y abrazarme también. Me quedé quieto―. Y tú... gracias, Jimin. No eres tan imbécil como lo pensé al inicio.

Me reí ante su torpe intento de ser amable, entendiendo que Yoongi estaba muy intranquilo con lo que estaba ocurriendo.

―Espero volver a verte, de verdad ―le dije, totalmente honesto.

―Cuando haya otro Alfa, podrías volver ―dijo Jin, calmado.

―Ahí lo veremos ―Yoongi bufó―. Y cuiden a Taehyung y Jungkook, por favor. Díganles que los queremos mucho.

Mi garganta se apretó, pero sólo asentí.

Luego nos acercamos a Hoseok, que seguía recostado, moviendo su cola ligeramente. Le acariciamos detrás de las orejas y nos dio una lamida, y tuve que contener mis ganas de llorar, porque no sabía si nos volveríamos a ver otra vez. Quería creer que sí, pero las cosas no eran para nada sencillas.

Nos despedimos del padre de Yoongi también, que sonreía tristemente, con dolor en su mirada, porque debía estar pensando lo mismo que nosotros.

Nos alejamos, pero antes de transformarnos en lobos, nos volteamos a ver. Yoongi volvió a su forma animal, agarrando el bolso con el hocico, y Hoseok también se puso de pie. Ryujin se quejó, llevada del pescuezo, pero quietecita y con las orejitas caídas. Era una total ternura, de color negrito por completo, una lobita de Yukón, como su padre.

Nos miraron también. Yoongi inclinó la cabeza antes de girarse y meterse entre los bosques. Hoseok le siguió.

También nos convertimos en lobos, despidiéndonos del padre de Yoongi, antes de irnos por el lado contrario al de ellos. A medio camino, escuchamos un aullido lejano.

Llegamos a las cuevas donde Taehyung y Jungkook estaban cerca de las tres de la mañana. Jungkook estaba dormitando, pero pareció despertar cuando nos sintió. Taehyung se acercó hacia sus novios, dejando que le acariciaron y llenándolos con sus feromonas.

Jungkook hizo lo mismo conmigo. Su nariz se detuvo un instante, sin embargo, y supe que tuvo que reconocer el olor de Hoseok y Yoongi en mí.

Se transformó, abrazándome.

―Jimin ―susurró, su voz temblando.

―Está todo bien ―le prometí―, todo perfecto. Te voy a cuidar como Hoseok cuida de ti, Jungkookie.

Comenzó a lloriquear, pero afortunadamente, no hizo otra pregunta más.

Ellos estarían bien. Nosotros también. Me aseguraría de eso.

quedaría sólo el epílogo. ¡gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro