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❝ bebé, por ti yo caería en desgracia
solo para tocar tu rostro
si te vas, te rogaría de rodillas
para que te quedes ❞

Don't Blame Me, Taylor Swift


















( 🥀 )

El clima en Metrópolis había sido últimamente más nublado de lo normal, muchos lo asociaban con la estación del año y otros pocos con la nave espacial que secuestraba la señal de la televisión de vez en vez. Y es que si le preguntaban a Bernadette, el ver la cara del general Zod interrumpiendo las caricaturas que usaba de fondo para romper el silencio por la mañana al desayunar estaba comenzando a cansarle.






Caminaba por la calle tras aparcar su vehículo en el estacionamiento frente a la universidad quejándose de mil maneras diferentes en su cabeza por todo realmente: proyectos a entregar, sus compañeros siendo unos tontos, el no haber dormido lo suficiente...suspiró deteniéndose en la orilla de la acera esperando para cruzar.






Vio que detrás del auto de color azul era seguro hacerlo pero se necesitaría una visión de otro mundo para darse cuenta que doblando la esquina una camioneta iba a toda velocidad sin intención de detenerse. Entonces todo pasó muy rápido.






El sonido de las llantas derrapando contra el pavimento húmedo fue lo último que escuchó Bernadette quien segundos después abría poco a poco los ojos, temiendo lo peor.






En vez de eso se encontró con una mirada café adornada de largas pestañas que le observaban bajo cabello castaño que caía sobre su frente. Estaba tan hipnotizada por el rostro tan perfecto de aquella que le sostenía en sus brazos estando en el suelo que ni siquiera podía procesar lo que pasaba.






—¿Estoy muerta?—preguntó dándose cuenta que su mano estaba aferrándose a su traje azul y rojo—¿eres un ángel?






Su salvadora se limitó a sonreír con cierta diversión en su expresión, cálida a la vez. Notando que con cada segundo que pasaba había más curiosos a su alrededor decidió ayudarle a levantarse ofreciéndole su mano, gesto que Bernadette no pensó dos veces en aceptar.






Estando de pie le devolvió su mochila negra que sostenía con la otra mano. Al tomarla pudo notar el emblema cubriendo su pecho, la "S" sobre el material en su mayoría azul y la capa que la fría brisa movía dándole efecto de película. Era más alta que ella por unos escasos centímetros y su cabello corto resaltaba aún más sus facciones definidas.






—Gracias—habló de nuevo devolviéndose a su intensa mirada.






Dicho contacto no duró mucho pues así como apareció también le dejó sola entre la gente que observaba con suma intriga. Levantó la cabeza para poder verle alcanzar el cielo con tal velocidad que alcanzó a mover su cabello suelto y chaqueta de mezclilla. Era claro que tenía cosas mucho más importantes que hacer.

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