♟CAPÍTULO DIECISIETE♟

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"Ojos azules"

El nuevo día recibió a una Aixa desanimada y confundida. Todos actuaban como si nada hubiese pasado y ella solo pensaba en como había llegado al bosque. Axel había sido condenado a la muerte y aunque nadie merece algo así, se sentía aliviada de que finalmente podía trabajar sin temor. Pero había algo en su interior que le decía que aunque él desapareciese de allí, ella seguiría en peligro.

Sofie apareció temprano en la sala de médicos, las marcas de las manos de Axel marcadas en su cuello, justo como las había dejado en el de ella, el día de la consulta. Su amiga estaba asustada y había pedido un traslado para trabajar en otra institución donde su vida no corriera peligro.

—Quiero que te vayas conmigo Aix —le pidió aflijida—. Aquí no hay seguridad, esto se ha vuelto un caos.

—No puedo marcharme Sof —le dijo ella apenada, en este lugar era  donde único la aceptaban debido a su trastorno psicológico, en otro sitio la declararían no apta.

—Lo siento amiga, pero por mi salud mental debo marcharme —Aixa asintió y su amiga le dio un beso en la frente antes de marcharse.

—Iré a visitarte a tu depa en cuanto pueda.

Mike entró en la sala justo cuando Sofie salía por la puerta, ambos se toparon de frente, ella le dio una sonrisa que él respondió con otra.

Él caminó hasta el sillón donde se encontraba Aixa y se sentó a su lado.

—¿Estás bien? —le preguntó.

—¿Axel dijo algo?

—Cuando lo encontraron estaba como fuera de si, repitiendo una y otra vez que la dama blanca debe morir y otras estupideces de ajedrez —le explicó y Aixa se quedó pensativa.

—El día de la consulta también estuvo hablando del ajedrez —le dijo y Mike sonrió.

—Cosas de psicópatas —le restó importancia—. Lorenz me mandó a decirte que fueras a ver a los pacientes de tu ala, quiere un informe de los avances del nuevo tratamiento, está de mal humor así que te aconsejo que te apresures.

—Últimamente siempre está de mal humor —dijo ella poniéndose de pie.

Mike le sonrió y ella se puso en camino al Ala A. En el trayecto vio a Josh conversando con otros enfermeros y lo saludó con la mano.

Cuando abrió la puerta del ala A y observó la habitación de Olive vacía, se sintió tan triste y dolida que las lágrimas brotaron solas de sus ojos. Caminó hasta la puerta y se dejó caer en el suelo.

—¿Puedes dejar de llorar? —escuchó la voz de Dax—. Es el acto más patético de los seres humanos.

Miró hacia su puerta y lo observó a través de la ventanilla, sus ojos azules carentes de sentimiento la miraban fijamente.

—¿Tú no lloras? —le preguntó.

—Con llorar no se resuelve nada Doctora —rodó los ojos con fastidio.

—Pero así me desahogo —se puso de pie secando sus lágrimas—. ¿Cómo te desahogas tú Dax?

—Matando —le respondió y esa sonrisa siniestra se dibujó en su rostro.

—¿No te cansas? —le preguntó ella.

—¿De matar? —soltó una carcajada—. Es pura diversión, pero ¿quiere saber qué es lo que más me gusta? —ella asintió.

—Jugar con la mentes de las personas.

Aixa lo miró confundida y se acercó un poco más a su puerta.

—¿A qué te refieres?

—Lo que ustedes llaman normalidad o estar cuerdos, para mí es peor que ser "un psicópata" —hizo comillas con sus dedos—. Por la mente de todas las personas pasan malos sentimientos, odio, rencor, ira.

>>Pero ¿qué hacen? Se tragan todo eso, asumen su impotencia que muchas veces conlleva al estrés o la desesperación.

¿Qué hacemos nosotros?

Soltar todo esa oscuridad, dejarla salir, por eso vemos el mundo de otra manera.

—Dañar a otras personas no es bueno Dax —le dijo ella, aunque en parte su explicación la había dejado pensativa.

—¿Y si esas personas merecen morir Aixa? —escucharlo pronunciar su nombre hizo que se pusiese nerviosa y apartó la mirada.

—Nadie puede tomar la justicia por sus manos —el río nuevamente y ella rodó los ojos.

—¿Qué sentiste? —le preguntó él y ella lo miró perdida.

—¿A qué te refieres?

—Cuando mataste a aquella chica Aixa —ella suelta un chillido de sorpresa.

¿Cómo sabía sobre eso?

—¿Qué sentiste cuando la mataste?

Sus ojos  la miraban con intensidad mientras le sonreía esperando una respuesta. El corazón de Aixa latía desenfrenado, giró sobre sus talones y salió corriendo del ala A a un sitio donde los ojos azules de Dax no la atormentaran.

















♟♟♟♟♟

Ay Dax

¿Cómo es que sabes tantas cosas?

Os quiero!!!

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