𝐎𝟐. ∷ ¿Coincidencias?

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capítulo 02.
¿COINCIDENCIAS?
los lazos que unen al capitán y la exploradora.

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𓇼

𝐀𝐂𝐓 𝐎𝐍𝐄. 🌀 OCEAN ADVENTURES.
꒰ WATER SEVEN ꒱







Antes.



˚. ⟢ ˚ Thalassa se balanceaba con cierta gracias entre las cuerdas y mástiles del Moby Dick, disfrutando la libertad que solo la gran altura de aquel navío podía brindarle. Una risa traviesa escapo de su boca mientras la brisa marina acariciaba su rostro y el viento hacia ondear sus cabellos dorados. Sus ojos brillaban con cierta emoción contenida, desde lo alto no solo llenaba sus pulmones de aire salado y revitalizante, también era capaz de apreciar la extensión del vasto océano por el cual navegaban y para ella, no existía nada en el mundo que se le igualara a tal sensación.

───¡Vamos, Thassie! ¡Por favor, baja de ahí! ─la voz preocupada de Thatch llegó hacia los oídos de la joven.

La de hebras rubias soltó un sonoro bufido mientras se precipitaba hacia el suelo y caía con cierta agilidad, su aterrizaje fue suave, como si de una pluma se tratase y lo primero que se encontró, fue el rostro severo del cocinero de la tripulación.

───¿Cuántas veces te hemos dicho que no te cuelgues de las cuerdas del barco, Thassie? ¡Podrías caerte! ─refunfuñó el castaño mientras la señalaba con el dedo de manera acusatoria. Thalassa hizo un mohín mientras se cruzaba de brazos y apartaba la mirada del hombre con cierto enfado.

───¿Y qué si me caigo, Thatch? ¡Básicamente soy una persona de aire, no me pasará nada! ─gruño la de ojos azules mientras le enseñaba la lengua.

El castaño torció el gesto siendo consciente que la pequeña frente él tenia razón, sin embargo, sus preocupaciones no parecían menguar, es más, fácilmente podría decirse que aumentaron luego de que Thalassa consumiera aquella fruta del diablo por error, error suyo, cabe decir.

───Solo se más cuidadosa, ¿sí?─ dijo el comandante del primera división de los piratas de Barbablanca, acercándose con cierto brillo de cariño en sus ojos───. Ya hemos tenido esta conversación, Thass. No olvides que, a pesar de que tienes nuevas habilidades, estas también vienen acompañadas con sus respectivas debilidades y una de ellas, es el mar.

───Si, pero...─respondió la rubia mientras se giraba y caminaba hacia una de las barandas del navío con cierto anhelo en los ojos. El brillo en su mirada parecía mezclarse con los destellos dorados del sol sobre la superficie del mar, los comandantes compartieron una mirada significativa, ambos sabían perfectamente a quien le pertenecía aquella chispa aventurera creciendo dentro de la pequeña rubia───. Desde allá arriba se puede ver todo.

Desde allí, el mundo parecía extenderse enormemente y el océano parecía un lienzo de posibilidades que la llamaba a gritos. Thalassa sabia muy bien que los hombres de su padre percibían aquella sensación, lo veía a diario en el barco y en los rostros de cada uno al momento de emprender hacia nuevas rutas, podía notarlo en sus voces cada vez que contaban anécdotas de sus aventuras, tan libres como pájaros surcando los cielos. Y, ella, más que nadie ansiaba sentir esa libertad, emprender sus propias aventuras lejos de la sombra protectora de su padre y del resto de la tripulación.

Thalassa desengancho un suspiro, no tenia intenciones de seguir escuchando los mismos reclamos de siempre por parte de Thatch y Marco, al menos, no hoy. Así que les dio una un último vistazo y se alejó a paso apático de ellos; ni siquiera freno al ver a su padre en medio de la cubierta con su torso desnudo completo de cables, aunque si sintió su mirada penetrante y las preguntas a través de ella. Hablaría con él, eventualmente.

Se detuvo en la popa del barco, lejos del bullicio de los grumetes y donde en vez de oír sus pensamientos, podía perderse entre el sonido del mar chocando con el cascaron del Moby Dick. Se deslizó en una de las paredes de la embarcación y abrazó sus rodillas, mientras dejaba su cabeza con cierta pesadez.





───¿Un par de regaños fueron suficientes para desanimarte, Thass? ¿Eres un bebé, acaso? ─ la voz burlesca de cierto pelinegro, hizo que la pequeña alzara su mirada rabiosa. Lo que menos quería era oír sus bromas en esos momentos.

───No la molestes, Ace─murmuró la chica de hebras rojas a su lado, mientras codeaba al pecoso───. Sabemos que estas impaciente por salir a la mar, cariño.

La chica que acompañaba a Ace se gano a un lado de ella y se deslizo por la misma pared, arrimándose a su lado. Sus ojos castaños la veían con cierta ternura y con cierta familiaridad, pues aquella rubia poseía cierta personalidad que le recordaba a alguien especial.

Ace se apoyo casualmente en la barandilla y miro a ambas chicas con una sonrisa despreocupada en el rostro y dijo:

───Tu momento llegara, Thass. Nosotros también solíamos soñar con aventuras y teníamos ganas de explorar el mundo.

───¡Pero yo quiero salir ahora, ya no soy una niña! ─ladro la rubia mientras se cruzaba de brazos. La risa suave de Carina la envolvió, la mano de esta tomo la suya con calma y le dio un leve apretón, para la pequeña pirata era difícil mantener su enfado con las actitudes tan cuidadosas de la pelirroja, a su alrededor era imposible sentir alguna emoción negativa.

───¿No te recuerda a alguien, Ace? ─cuestionó Carina con una sonrisa, los ojos de la pareja se conectaron un segundo, la nostalgia en la mirada de ambos vibro con cierta familiaridad.

───Desde el día uno que pisé este barco y me uní a la tripulación ─ murmuró el pecoso mientras desviaba su mirada hacia el horizonte, como si pudiera ver algo que los demás no──. Y, desde entonces, me pregunto que pasara con el mundo cuando estos dos se conozcan.

───Al menos, coincidimos en que el camino de ambos se unirá en algún momento─añadió Carina, con cierta emoción vibrando dentro de ella─. Me pregunto cuantos problemas causaran y si seremos testigos de todos ellos.

Thalassa intercalo su mirada confundida y con cierta chispa de curiosidad entre la pelirroja y Ace, ambos mantenían ese semblante nostálgico en sus rostros y una sonrisa que irradiaba un calor afectuoso.

───¿De quién están hablando? ─pregunto la de orbes azules, intrigada.

───De alguien con el mismo espíritu libre y sed de aventuras que tú, Thass── indico Ace mientras se agachaba a la altura de la rubia y presionaba su nariz─. Así que, disfruta tu tiempo en el Moby Dick y prepárate para tu próxima aventura, estoy seguro de que sus nombres resonaran a través de los cuatro mares.





















































🌀












































Thalassa pestañeo lentamente contra la luz del sol que se filtraba entre las velas del navío, sentía un dolor punzante en la cabeza y en una de sus manos, y una incomodidad que parecía esparcirse por el resto de su magullado cuerpo. Miro a su alrededor tratando de darle cierta claridad a sus recuerdos difusos y entender la situación en la que se encontraba. Sin embargo, todo a su alrededor era desconocido, desde los tablones de madera desgastados en los que estaba sentada hasta las personas que la miraban con cierto interés y desconfianza.

Intento levantarse, sin embargo, el mareo que se apodero de ella se lo impidió. Se sentía amenazada y ansiosa con tantos pares de ojos sobre ella, estaba demasiado débil como para poder defenderse en caso de que alguno de ellos decidiera hacer algo y sin embargo, ninguno de los presentes parecía tener la intención de moverse, exceptuando por uno.

───¡Hey, volviste a despertar!─la voz entusiasmada del chico pelinegro pareció sacarla de su aturdimiento, sus ojos azules enfocaron al tipo frente a ella, tenia el rostro redondo y una cicatriz prominente bajo uno de sus ojos y sin embargo, lo mas llamativo de él parecía ser esa sonrisa brillante que le brindaba en esos precisos momentos.

La de hebras rubias trató de hablar, pero su garganta estaba demasiado seca y solo logro emitir un débil susurro. Antes que pudiera intentarlo de nuevo, otra persona───¿o animal? Si es que podía llamarlo así───apareció detrás del pelinegro de sonrisa deslumbrante. Un animalito de gesto temeroso, la miraba en una posición un tanto extraña que logro confundir de alguna manera a la chica. Si trataba se esconderse, ¿no debería ganarse al revés?

───Este es Chopper, el médico de mi tripulación─continuó el pelinegro mientras tomaba al pobre animal del cuello y lo posicionaba delante de la chica.

Thalassa no sabia si aquel animalito percibió que ella no era una amenaza en estos momentos o simplemente se armo de valor frente a su capitán, pero se acerco a paso tembloroso hacia ella y le extendió una cantimplora con lo que parecía ser agua.

───Bebe esto─murmuro el animal haciendo que la rubia abriera enormemente tus orbes azules con gesto de sorpresa. Sin embargo, dejo que la sorpresa de que aquel animal hablara pasara a segundo plano en su cabeza y solo se enfoco en aquella garrafa de agua, sintiendo como el liquido refrescante calmaba su garganta y le devolvía algo de fuerza─. ¿Cómo te sientes?

───Mejor, gracias─logró decir después de unos momentos, con la voz aún rasposa─. ¿Dónde estoy y quienes son ustedes?

───Estas a bordo del going merry─ indicó cierta pelinaranja con la preocupación tiñendo sus facciones, Thalassa arrugo el ceño con cierta confusión ─. Te sacamos del mar luego que fueras alcanzada por una bala de cañón y no te preocupes, ya me encargué de darles una lección a estos idi-

La de hebras rubias se tensó al escuchar el relato de la pelinaranja y no le siguió prestando atención al resto. Los recuerdos parecían volver a oleadas fragmentadas a su cabeza: la explosión, el agua helada que la rodeaba mientras se hundía y la desesperación que había sentido en ese entonces. Se levanto de golpe del suelo corroído y observo a su alrededor mientras corría hacia la barandilla de aquel navío con cierto terror brillando en sus ojos, su corazón latía deprisa mientras observaba el tramo de mar, sin señales de su querida barcaza y el resto de sus cosas.

───¿Mi barcaza y mis cosas?─ preguntó con cierto miedo a conocer la respuesta por parte de aquellas personas, la de orbes azules no se sentía capaz de soportar la perdida de los pocos recuerdos que le quedaban de su madre. La navegante de la tripulación suavizo su gesto con simpatía y algo de culpabilidad.

───Lo siento, pero no pudimos salvar los restos de la barcaza─ dijo la navegante de hebras naranjas con cierta lástima. Thalassa sintió una oleada de tristeza embargándola, aquel pequeño navío había sido su refugio durante mucho tiempo─. Pero, conseguimos rescatar esto.

Otra chica, una de la cual la pirata de hebras doradas no había reparado hasta ahora, apareció a su lado con un bolso familiar. Thalassa se abalanzó hacia este mientras caía de rodillas y comenzaba a vaciar su contenido con cierta desesperación, tenía varias chucherías, recuerdos de las islas que había logrado visitar hasta ahora, pero lo único que logró que soltara un suspiro de alivio fue aquel látigo con extraños grabados en el mango y el viejo diario de su madre, no los había perdido después de todo.

───¿Esta todo bien, señorita? ─la voz suave de la otra chica de la tripulación alcanzo a Thalassa, esta giro su rostro tratando de contener las lágrimas de alivio que amenazan con escapar de sus ojos y se encontró con cierto rostro familiar, un calor invadió sus mejillas logrando que esta se ponga colorada.

Definitivamente se trataba de ella, aquellos intensos ojos azules, cargados en miles de historias por contar y llenos de un conocimiento inimaginable eran los mismos que compartía aquella niña en el viejo cartel de recompensa que llevaba consigo, la niña demonio. Thalassa había oído miles de historias sobre Nico Robin, por desgracia, ninguna precisamente buena pero, los rumores de gente ignorante no era algo que le interesase a la rubia, todo lo contrario. Era su historia y todo lo que la antecedía lo que deseaba saber la pirata y lo que la llenaba de curiosidad hacia aquella mujer.

───Eso creo─ respondió la rubia con la voz estrangulada, si ella se encontraba allí significaba una sola cosa. Trago con fuerza, sopesando su situación con calma. Su mirada se dirigió a cierto pelinegro que la seguía observando con curiosidad y por primera vez desde que despertó, lo vio con detenimiento y sobre todo, a ese particular sombrero de paja que llevaba colgando en su espalda. La joven pensó en las palabras de sus amigos y no sabía si creer en el destino que estos le habían advertido, pero ahí estaba y coincidencia o no, finalmente su camino se había entrelazado al de cierto pirata ─. Tu eres el hermano de Ace, ¿cierto?






⋆ ──𝐀𝐔𝐓𝐇𝐎𝐑'𝐒 𝐍𝐎𝐓𝐄:

hola, les doy la bienvenida al segundo capítulo de DAYLIGHT, quizás sea tremendo flop pero, denle amorcito <33
Ya lo aclaré, pero lo vuelvo a reiterar de todos modos. No soy escritora profesional, así que probablemente existan faltas gramaticales en el capitulo.
¿Les gusto? cuéntenme.

Les dejo el dato que me cree un canal de difusión donde doy adelantos de mis fics, hablo sobre edición y comparto con ustedes, créanme que las risas no faltan. El link esta en mi perfil, para que se unan y seamos amiguis.

No se olviden de dejar un voto y comentar
(no a los lectores fantasmas)

nos vemos en el siguiente capítulo, xoxo.

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