— Pero es que no lo entiendo.— gimoteó el peli negro dejándose caer en su pupitre.

  —¿Enserio creyó que era una broma? — preguntó su amigo confundido y al ver que el otro asintió su ceño se profundizó.— ¿Por qué?

— No lo sé, yo solo hice lo que me dijiste.— dijo con voz ahogada.— deje la nota en su casillero y cuando vi que respondió yo solo...— tragó saliva e hizo una pausa antes de que su voz se quebrara.— me emocioné bastante.

— ¿Qué le pusiste?

— Que me gustaba mucho y ya.— sorbió su nariz y alzó la cabeza topándose con la mirada preocupada de su mejor amigo.

— Pues explícale que no es así.— lo animó.— que fuiste lo más sincero posible y que él no es una broma para ti.

El peli negro se le quedó viendo a su amigo mientras trataba de regular su respiración. Tomó aire y analizó las palabras de su amigo.

Era una gran idea, tenía que hacerle saber a su chico de que realmente le gustaba y que no se hiciera ideas erróneas.

— Tienes razón.— dijo limpiándose los ojos y le sonrió a su amigo haciendo que este le devolviera la sonrisa animándolo.— Además...— parpadeó y su ceño se frunció.

— ¿Qué?

— Él volvió a escribir lo que le puse.— dijo. Sacó su libreta y cortó un pedazo de papel.

— ¿Por qué haría algo así?

 El peli negro solo se encogió de hombros, frunció su ceño en concentración cuando puso su lapicero sobre el pedazo de papel y empezó a escribir.