¡Cuarenta y cuatro!: competencias de karate y betas rebeldes.

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No fue sorpresa para nadie que HoSeok se levantara con los ánimos por el piso cuando su alarma lo despertó esa mañana. Bueno, para "nadie" además de sus padres, quienes ni siquiera se dieron cuenta del comportamiento decaído de su hijo.

El día iba a ser una mierda, ya lo sabía, así que se vistió resignado, tomando los pantalones formales y el saco que odiaba. Se veía como un muñeco sobre un pastel de bodas, pero uno en absoluto encantador según su propia perspectiva. De fondo, el beta podía escuchar el movimiento apresurado de sus padres desplazarse por la casa y no tuvo necesidad ni de asomarse cuando su madre apareció en su puerta con una expresión seria y mirada fría.

—Bien, apresúrate —le dijo antes de volver a salir, como si hubiera querido asegurarse de que estaba despierto.

HoSeok suspiró cuando la mujer desapareció por la puerta, y continuó con su rutina para estar listo. Eran las ocho y media de la mañana cuando salieron de casa, ninguno de sus demás amigos se encontraba despierto en ese momento, pero de igual manera se encontró con algunos mensajes en el grupo que lamentaban que no pudiera ir, así como un par de mensajes de parte de NamJoon y YoonGi preguntándole en privado si se encontraba bien, que si quería hablar estaban ellos ahí. También había un amoroso mensaje dejado por JungKook en la madrugada que le repetía que no pasaba nada que no pudiera ir, él no estaba enojado y creía necesario recordárselo.

El beta no dijo nada durante el trayecto del viaje, no estaba interesado en absolutamente ninguna de las cosas que sus padres estaban comentando y es que eran cosas del trabajo, siempre eran cosas del trabajo. No había tema que tocaran que no estuviera relacionado con dinero, contratos, acuerdos y su ridícula empresa. Aunque le preguntaran, HoSeok no creía poder aportar nada relevante y al parecer ellos lo sabían, porque actuaban como si el joven adolescente no estuviera presente.

Cuando llegaron al lugar, Jung HoSeok no podía caber en su desánimo.

Por otro lado, cuando se cumplieron las diez de la mañana, la familia Jeon se encontraba terminando de alistarse para salir al evento que comenzaría a las doce y para el cual debían estar presentes a las once y media.

—¿Crees que a JungKook le de mucha vergüenza que me pinte sus iniciales en la cara? —preguntó Suni frente al espejo de su habitación mientras su esposa se encontraba junto a la puerta del baño, cepillándose los dientes.

—Píntate lo que quieras, cielo. Él se tiene que aguantar —le dijo con amor, aunque su voz se oía ahogada por el cepillo en su boca.

Suni rió y miró el espejo decidida, pasando una pequeña brocha en su cara con cuidado.

La familia había organizado ir a buscar a los amigos de su hijo para que no tuvieran que tomar el autobús y aunque varios insistieron en que no había problema alguno y de que no deberían tomarse las molestias, tal parecía ser que la terquedad de YoungMi era imposible de sobrepasar, por lo que el grupo de jóvenes aceptó el aventón.

—¿En serio vas a usar eso, mami? —preguntó JungKook una vez estuvo dentro del auto, ya vestido, peinado y listo para el evento, mirando con duda a su madre beta quien no solo tenía pintada la cara, sino que también vestía una camiseta sobre su ropa en donde se veía estampado un "Team Jeon JungKook".

—Y con orgullo —asintió ella, peinándose un poco sus castaños cabellos con sus manos frente al espejo del asiento.

—Yo también usaría algo si no estuviera yendo como tu entrenadora —dijo casi con resignación la alfa, colocándose los lentes de sol y peinando un poco su negro y corto cabello hacia atrás mientras sujetaba con firmeza el volante—. Ahora vamos por tus amigos y traigamos ese premio a casa —apretó el puño en ánimo, uno que apoyó su esposa y que provocó una risa en JungKook.

—¡Vamos! —exclamó el adolescente con el mismo tono.

No demoraron en llegar al evento luego de haber metido a todos los adolescentes en el auto, quienes se organizaron un poco apretados, pero sin perder en absoluto el buen ánimo que traía consigo la competencia. NamJoon se había colocado en el asiento al lado de la ventana con JiMin en sus piernas, mientras que YoonGi se encontraba en la otra punta con TaeHyung sentado sobre las suyas. JungKook, siendo el competidor, tenía el privilegio de ir libre, pero él no pudo evitar pensar que sus piernas podrían haber sido el lugar perfecto para que HoSeok se sentara.

—Oh, hice esto, espero que te guste. Si te avergüenza mucho entonces no lo voy a levantar —JiMin dijo de repente, en mitad de una corta conversación sobre trivialidades. Sacó de su mochila un cartel con el nombre de JungKook escrito, un dibujo de un conejo con una corona sobre su cabeza y el número uno escrito con brillos.

—¿Cuánto tiempo te tomó hacer esto, Hyung? —Jeon tomó el cartel, mirándolo con más detenimiento—. ¿Un conejo? —lo miró dudoso.

—Lo hice recién anoche, no es la gran cosa, pero realmente quería hacer algo para apoyarte —le sonrió y JungKook pensó que era demasiado dulce de su parte—. E hice un conejo porque, no lo sé, me recuerdan a ti.

Cuando JungKook quiso protestar, Suni abrió la boca.

—¿Cierto? Es un pequeño conejito —molestó, mirando divertida el bochorno de su hijo a través del retrovisor.

—Nosotros también hicimos carteles, va a ser el niño con más apoyo en el evento —se mofó YoonGi, a pesar de que su hoja A4 rayada con marcador permanente casi no se podía considerar del todo un cartel.

—Definitivamente sabemos quién tiene talento para las manualidades y quien no —se burló NamJoon, recibiendo un par de carcajadas mientras YoonGi defendía su cartel.

JungKook se encontró a sí mismo preguntándose si HoSeok habría hecho algo así por él, pero trató de no pensar en ello y le agradeció a todos por haber ido para acompañarlo. Ninguno demoró en dedicarle palabras de ánimo cuando llegaron al evento, inclusive NamJoon había dicho algo bastante cursi considerando su personalidad, pero JungKook admitía sentirse un poco insatisfecho.

—¿Qué pasa? —preguntó YoungMi una vez llegaron a la parte en donde los concursantes tenían que esperar hasta que el evento comenzara, en su mano llevaba un número que debía colocarle a su hijo en el uniforme—. No podemos tener caras largas ahora, es un momento importante —le recordó, dándole un golpecito juguetón en el hombro.

—Sólo estoy un poco distraído, es todo —negó con la cabeza, dando un par de saltos y moviendo sus manos para calentar—. Voy a estar bien.

Su madre lo miró comprensiva y le entregó el número para luego colocar su mano sobre la cabeza de su hijo, despeinando un poco su cabello negro. Se dio cuenta de que estaba algo largo, pero le quedaba bien.

—¿Es por ese chico que te gusta? —preguntó, aunque más bien sonaba como una afirmación. JungKook ni siquiera tuvo que asentir, él sabía que su madre prácticamente podía leer su mente—. Tranquilo, si no es esta vez, entonces será la próxima. Estoy segura que él debe estar pensando en ti justo en este momento y te está enviando todos los ánimos posibles.

—¿Alguna vez mi mami se perdió alguna de tus competencias? —preguntó entonces.

YoungMi lo pensó.

—Una vez —recordó luego de un momento—. Ella tenía un examen final a la misma hora que yo debía competir, por lo que se sintió muy mal hasta la fecha del evento. Trató de presentarse de primera para poder llegar, pero no la dejaron —suspiró antes de sonreír—. Llegó a verme justo después de que compitiera y me llevó dos galletas, una por si perdía y otra por si ganaba —rió—. Resulta que gané y fuimos a celebrar con unas hamburguesas, luego fuimos a su casa y eventualmente naciste tú.

JungKook se quejó sonoramente mientras la mujer se carcajeaba.

—¡Mamá!

—Mentira, mentira —palmeó su espalda—. Teníamos como veintiuno, pero bueno, el punto es que no será lindo sentir que no está contigo, pero vas a estar bien porque habrán muchas otras oportunidades. Ganes o pierdas, él seguirá ahí. Si ese chico es como Suni entonces créeme que no tienes nada de qué preocuparte —lo miró con cariño.

JungKook sonrió y su madre despeinó un poco más los cabellos que con tanto cuidado Suni había peinado.

—Ahora dame un momento que debo hacer papeleo aburrido —viró los ojos y se dio la vuelta para caminar hacia los del staff.

Cuando su madre se alejó para revisar los papeles de su academia, el pequeño alfa se dio cuenta de que su celular había sonado dentro de su mochila. Lo tomó y se encontró con una dulce notificación que venía titulada con el nombre de "HoSeokie Hyung": espero que todo te vaya bien, te deseo lo mejor. ¡Ve por ese primer lugar, Kookie! Te quiero<3.

El alfa sonrió con el pecho inflado, sintiéndose renovado. Se tomó una foto haciendo el signo de amor y paz y se la mandó al beta con un corto mensaje debajo: muchas gracias Hyung, sólo por eso le voy a dedicar mi próxima victoria, por favor rece por mí<333.

Por los altavoces del enorme lugar se escuchó un anuncio que avisaba que el evento iba a comenzar en breve y que todos estuvieran preparados para cuando fueran llamados, así que JungKook guardó su celular y fue en dirección a su madre cuando este lo llamó.

HoSeok suspiró y miró su celular como por quinta vez en el día desde que le mandó el último mensaje a JungKook: con lo bueno que debes ser, no necesito rezar por ti<3

Debajo de ese chat habían demás mensajes de sus amigos contándole el transcurso del evento; YoonGi le había puesto hacía quince minutos que habían recién comenzado y HoSeok supuso que por eso mismo JungKook no estaba pendiente de su celular. NamJoon, por otro lado, le avisó que iban a grabar todo lo que pudiera para mantenerlo atento y que todavía faltan dos personas por delante de JungKook para que participara en la primera ronda.

No quiso contestar, pero sabía que sus amigos lo iban a entender.

Para ese momento, el evento había comenzado hacía media hora y HoSeok suponía que ya estaba por perdido el día, mucho más considerando que no había hecho mucho más que vagar por la empresas mientras sus padres saltaban de reunión en reunión durante el transcurso del día. Ni siquiera sabía para qué lo querían ahí, pero tal parecía ser que eran reuniones que no habían sido planeadas, por lo que aprovechó el momento a solas en la sala de espera del último piso del enorme edificio para comprar algo gratis en la máquina expendedora.

Después de meter la segunda papa frita en su boca, le comenzaron a llegar varias notificaciones.


Yoon: HOSEOK HAZME CASO, JK GANÓ SU PR... (8)

Namu: tu novio es una cosa seria (1)

Park JiMin: ¡JungKookie va a pasar a la 2da r... (2)

[Grupo: el montón de raros y JiMin]
Kim TaeHyung: [foto] (3)


Suspiró y decidió dejar de lado su celular, sumergiéndose en el enorme sofá de cuero y mirando por el gran ventanal que saludaba a la ciudad. Nunca le gustaron las alturas, pero a sus padres les encantaba, de vez en cuando mencionaban que sentían que estaban gobernando algo y HoSeok siempre pensó que era ridículo porque se notaba a leguas que ellos definitivamente tenían algún tipo de complejo de dios o algo por el estilo.

Ignoró los mensajes por su propio bien y continuó comiendo sus papas mientras veía su timeline en las diferentes redes sociales que tenía. Ni siquiera sabía qué tanto podía durar el evento, pero sí sabía que ya no iba a llegar, su resignación golpeando tan fuerte que ya ni siquiera quería saber lo que estaba sucediendo en el evento.

Aún así, buscó información de la competencia y encontró la cuenta de twitter de los organizadores del concurso. Ojeó un poco los horarios que se publicaron y supo que realmente no iba a durar mucho tiempo. JungKook, si llegaba lo suficientemente lejos, estaría compitiendo por el primer lugar en al menos dos horas más por la cantidad de concursantes.

El evento había sido dividido en dos grupos de 16 personas, todos compitiendo por el primer lugar de su respectivo grupo para luego competir con el primer lugar de cada uno y pelear para no quedar como segundo. JungKook había sido el primero en competir, ganó la primera ronda y ahora faltaba ver contra quién iba a pelear.

Bueno, al menos podía seguir el evento desde ahí.

—HoSeok —se sobresaltó cuando escuchó la voz de su padre—, ven conmigo.

No protestó, simplemente se levantó del sofá, tiró la bolsa de papas vacía y caminó en dirección a la oficina del alfa.

—Buenas tardes, él es mi hijo Jung HoSeok, va a estar presente en la reunión de hoy porque quiere avanzar en lo que este mundo tiene para ofrecerle y creemos que la mejor manera de enseñarle sobre negocios es la práctica de la escucha —introdujo su madre cuando las personas dentro de la sala lo miraron con extrañeza.

HoSeok saludó con una prominente inclinación y aseguró que iba a ser silencioso. Su padre sólo le dio un par de palmadas en la espalda y lo guió hasta una de las sillas para que se sentara en el borde más alejado de la mesa, como si secretamente supiera que su hijo no quería estar cerca de los demás, pero eso era muy fantasioso, probablemente fue sentado ahí para no molestar al resto.

—Tengo una serie de temas que me gustaría presentar y sé que les va a encantar —comenzó su madre—, pero me encantaría plantearles una propuesta primero...

HoSeok desde que tenía memoria recordaba a su madre como la persona más extrovertida y con la lengua más filosa que conocía. Ella vivía soltando comentarios ácidos sobre lo que pensaba, sin importarle si aquello podría herir o no los sentimientos de las personas. Su excusa siempre fue: así soy yo, no voy a cambiar mi manera de ser por otros, antes de plantarse frente a alguien con todas las agallas del mundo, firme y segura, una omega para admirar. Su padre, por otro lado, siempre había sido del tipo callado y calculador, observando y analizando la situación, abierto al debate de opciones cuando se trataba del negocio, pero no de su vida personal o ideales fervientemente marcados. HoSeok todavía no entendía cómo es que había florecido su amor porque eran dos personas totalmente diferentes, igual de asertivas, pero diferentes al fin y al cabo. Ni siquiera era como que se complementaran.

HoSeok no creía que ellos tuvieran una historia de amor con en los libros, su relación se sentía la mayoría de las veces como la de un par de colegas y no estaba seguro de que ellos se dieran cuenta de eso. Sus temas de conversación siempre giraban en torno al trabajo, al dinero que habían ganado o perdido, en criticar a otros que no hacían "lo suficiente" y en lo ocupados que estaban.

No había besos, te amos, no había abrazos o miradas cariñosas.

Fue ahí, sentado entre esas personas que lo ponían nervioso, que HoSeok se puso a pensar en que entre sus padres no había sonrisas cómplices, no había algún toque suave, tampoco palabras cariñosas. Se referían al otro por su nombre, se trataban como profesionales que estaban siendo vigilados la mayoría del tiempo y, aun así, había una marca en el cuello de su madre.

Una marca suave, delicada y poco visible. Pero una marca al fin y al cabo.

¿Ellos eran realmente felices así?

HoSeok sintió mucha pena por ellos porque se dio cuenta de que ellos no sentían lo que él sentía por JungKook.

A pesar de ser un beta, una clase baja, un adolescente y demás, pudo darse cuenta de que entre sus lobos no había conexión.

Eso era tan triste.

Se preguntó si acaso esa falta de amor echaba gasolina a sus ariscas y toscas personalidades, a su comportamiento pasivo-agresivo y en sus repentinas muestras de afecto efímeras hacia él, como si justo en ese momento recordaran que compartían un hijo y que lo lógico era ser un buen padre y, quizás, abrazarlo.

Hacía un tiempo que ellos no lo habían abrazado, de todos modos.

Cuando la reunión acabó después de quién sabe cuánto tiempo, HoSeok volvió a revisar su celular, el cual no había dejado de vibrar desde hacía unos minutos.


Yoon: DESPUÉS DE ESTO JUNGKOOK VA A... (25)

Namu: todavía tienes tiempo de llegar (5)

Park JiMin: JungKook está a punto de... (6)

[Grupo: el montón de raros y JiMin]
Yoon: [foto] (26)


Sus amigos habían enviado los mensajes hacía dos minutos y HoSeok volvió a guardar el celular. Sin embargo, en el momento que se acercó al sofá, pensando en comprar otro snack, escuchó un jadeo.

—¿Qué? ¿Está aquí?

Cuando se giró, se encontró con algo que jamás creyó ver antes: a su madre nerviosa.

Su padre y ella realizaron una firme reverencia a un hombre de traje caro que entraba al piso, lucía como si su presencia fuera la cosa más esperada por Corea y HoSeok se encontró a sí mismo dedicándole una reverencia por puro pavor. Cuando se puso derecho, su padre se había acercado a sus espaldas para tomarlo de los hombros.

—Señor Liang Tao, es un verdadero placer. Le presento a nuestro hijo, Jung HoSeok —la punta de sus dedos se apretó contra los hombros del adolescente, quien saludó lo más formalmente que pudo porque si su padre estaba tenso, significaba que era un pez gordo el que tenía enfrente.

Ahora que lo pensaba, sus padres habían mencionado que habían logrado un acuerdo con algo de China, seguro el señor era su cliente o colega.

—Un gusto, espero que lo estén preparando bien para el futuro que le espera, siendo un beta las cosas se le van a poner complicadas —mencionó con una risa seca y con un acento marcado, tanto su madre como su padre lo acompañaron.

—Por supuesto, será un beta exitoso —su madre afirmó, sonriendo como si fuera la omega más encantadora del universo, pero se sentía tan forzada su sonrisa que HoSeok ni siquiera quiso mirarla—. Por favor, pase, tenemos tanto de qué hablar.

—De hecho sí —mencionó, levantando un poco su mentón—. Hay un par de problemas con el acuerdo, necesitamos aclarar cosas.

El rostro de su madre pareció palidecer y asintió de inmediato, manteniendo la sonrisa. Su padre pidió un momento y se alejó con HoSeok hacia los sofás una vez más.

—Esto no estaba planeado, quizás estemos todo el día aquí, así que compórtate y quédate quieto.

HoSeok asintió y se sentó en el sofá, mirando con atención cómo sus padres, sus socios y el séquito que había acompañado a ese tal Lee estaban entrando una vez más a la sala de conferencias. El lugar se quedó en silencio una vez más y el beta decidió tomar su celular de nuevo, esta vez abriendo uno de los chats.


Chat con:
Park JiMin

«JungKook ya comenzó, YoonGi Hyung me pidió que le avisara:]»
«GANÓ»
«¡Va a pasar a la segunda ronda! AAAA»
«Que emoción, Hyung»
«Le tomaré muchas fotos para mandárselas :D»
«¡JungKook está a punto de competir en la pelea final!»
«GANOOOO AAAA»
«¡Ahora va a competir contra el mejor del otro grupo!»
«Faltan cuarenta minutos para eso, así que está tomando un descanso»
«¿Quiere una foto?»


HoSeok miró un momento el mensaje, luego hacia la puerta de la oficina de sus padres. Pasó saliva y miró la hora. Habían pasado sólo dos minutos desde que JiMin mandó el mensaje. Volvió a mirar la hora y chasqueó la lengua, pensando en si debería escribir una respuesta o no.

Mierda.

Se levantó y corrió al ascensor, pasó frente a la secretaria de sus padres y le avisó que iba a ir al baño, pero ella no le hizo mucho caso de todos modos. Se metió en el ascensor y tocó varias veces la planta baja, dando un par de brinquitos nerviosos mientras el elevador bajaba el sinfín de pisos.

Si lo descubrían lo iban a matar, estar fuera del piso era ya suficiente para castigarlo hasta que cumpliera los 40 años.

Una vez abajo volvió a mirar el reloj y corrió al estacionamiento, se escabulló para que el vigilante no lo viera y buscó en su celular qué autobús podía dejarlo lo suficientemente cerca del lugar como para no llorar ahí mismo. La parada estaba a una cuadra y corrió enérgico cuando vio el autobús aparecer al final de la calle.

Habían pasado diez minutos desde el mensaje y el viaje hasta allá serían al menos quince minutos. Él podía llegar, claro que sí. Sólo vería a JungKook competir en la pelea final y correría de regreso con sus padres. Se había comportado, había hecho cada cosa que ellos pidieron durante el día, ellos ni siquiera se iban a dar cuenta de que no estaba y todo saldría bien.

Se obligó a sí mismo a creer eso y subió al autobús tan rápido como pudo, pasó su tarjeta y se colocó al lado de la puerta.

Buscó el chat con JiMin y le envió un mensaje rápido: por favor, avísame si empieza.

JiMin contestó con una afirmativa y le envió una foto de JungKook calentando. HoSeok se mordisqueó el labio nervioso y miró la calle, deseando que el autobús se moviera más rápido de lo que lo estaba haciendo y que no se detuviera tantas veces. Había pánico recorriendo sus venas y bombeando en su pecho, sentía que en cualquier momento sus padres lo llamarían para preguntarle donde se había metido y él sabía que iba a mentir, que no iba a regresar porque había llegado muy lejos y de que recibiría el castigo más grande del siglo, pero que no se iba a arrepentir.

Tocó el timbre del autobús cuando estuvo cerca de la parada y se bajó de un salto, de inmediato, corrió hacia la cuadra en donde se suponía que estaba el salón de eventos en donde se estaba disputando el concurso y cruzó la calle a pesar de que el semáforo estaba en rojo.

—¡Lo siento! —se disculpó con un auto que sonó el claxon en su dirección y sacó su celular para asegurarse de que estaba en el lugar correcto.

Faltaba solo media cuadra, bien.

Entonces, le llegó un mensaje de JiMin: JungKook va a empezar en un minuto, creo que acortaron el descanso.

HoSeok sintió su corazón congelarse y corrió hasta la entrada del evento. Cuando atravesó la puerta, se dio cuenta de que no sabía dónde era exactamente que estaban, podía escuchar a la gente silbar emocionada, pero se encontró con un lugar vacío con una recepcionista tecleando en una computadora.

De inmediato llamó a NamJoon.

Después de tres pitidos, contestó.

¿Hola?

—¿Dónde están? ¡No encuentro el escenario!

¿Qué? ¿Estás aquí...?

—¡Sí, sí! ¡Dime dónde están!

Mierda, ya voy por ti. Estamos en el salón principal, está a la derecha luego de que entras, vas a ver un pasillo y vas a caminar por él hasta llegar a la arena principal.

HoSeok siguió las instrucciones, ignorando a la chica que le preguntó si necesitaba algo. De fondo podía escuchar un silbato y cuando estuvo a punto de cruzar el pasillo, vio a NamJoon asomarse junto a un contento YoonGi que lo animaba a que se apresurara. Corrió a su encuentro y los tres trotaron hasta atravesar finalmente el pasillo. HoSeok se encontró en las gradas, mirando directamente hacia el centro de una cancha adaptada para el evento, en donde se encontraba JungKook peleando con otro chico, ambos lanzando patadas y puñetazos calculados, buscando derribar al contrario.

HoSeok sonrió en grande y lanzó un grito de ánimo emocionado cuando JungKook tomó al otro chico del brazo y lo lanzó al piso. El árbitro silbó y ese había sido un punto para Jeon.

—Necesita acumular la mayor cantidad de puntos, si lo logra va a ganar —le avisó NamJoon mientras el alfa se acomodaba en su puesto para la siguiente ronda.

—Vamos a nuestros asientos —apuró YoonGi y los tres comenzaron a caminar por las gradas—. ¿Cómo mierda estás aquí? Pensé que ibas a estar con tus padres todo el día —le preguntó todavía eufórico.

—¡Me escapé!

—¿Me estás jodiendo? —NamJoon lo miró anonadado.

—¡No! —sonrió.

HoSeok no despegó su vista de JungKook mientras caminaba junto a los demás. Cada movimiento que hacía el alfa parecía fríamente calculado, mirando a su rival con una expresión que Jung nunca había visto antes, una llena de determinación e instinto asesino que, el beta admitía, lucía realmente atractivo en Jeon.

—¡HoSeokie, sí viniste! —Suni se levantó y abrazó al beta con cariño, quien recibió el abrazo gustoso—. Rápido, siéntate —golpeó el espacio libre a su lado.

HoSeok saludó a los demás lo más rápido que pudo y volvió a dedicar su atención a JungKook, quien evitaba cada golpe con habilidad antes de responder con potencia, logrando conectar la mayoría de sus golpes en su contrincante. Su madre y entrenadora se encontraba detrás de él con los brazos cruzados y ojos serios, ambos luciendo la misma mirada.

De repente, el otro chico le dio una patada a JungKook en la pierna y luego lo tomó del brazo para derribarlo. Suni se levantó de inmediato, gritando y vociferando que eso era una falta, YoungMi también corrió al encuentro con el árbitro, pero este se negó a contarla como una y le dio al otro chico un punto. El chico se colocó de nuevo en posición y JungKook bufó, dando un par de saltos como si quisiera asegurarse de que su pierna estuviera bien.

El árbitro alejó a YoungMi e hizo sonar el silbato otra vez mientras la alfa murmuraba una maldición.

El chico dio una patada hacia la cara de JungKook, pero este bloqueó su pierna y le dio un puñetazo en la cara para tirarlo al piso.

—¡Vamos, ese es mi hijo! —vociferó Suni.

JungKook llevaba cuatro puntos y el chico tres. En el reloj faltaban dos minutos.

El árbitro silbó de nuevo y los dos volvieron a iniciar el combate. Después de un par de saltos, JungKook lanzó una patada rápida hacia la cara del otro y el árbitro silbó, dándole otro punto.

El grupo entero gritó emocionado.

—Aun no entiendo las reglas pero, ¡dale, JungKook! ¡Dale, próximo campeón! —gritó TaeHyung con todas sus fuerzas.

—¡JungKook, JungKook! —animó JiMin con su cartel.

—¡Vamos, Kookie! ¡Rompele la cara! —Suni apretó los puños.

HoSeok rápidamente revisó su celular y, después de asegurarse de que no tenía ninguna llamada perdida de sus padres, volvió a mirar la competencia justo en el momento en el que JungKook había logrado hacer otro punto. De inmediato gritó emocionado y vociferó el nombre del alfa, animándolo junto al resto. JungKook no se giró a mirarlos en ningún momento, demasiado concentrado en sus ataques como para perder el foco en ese momento. Que HoSeok no se haya podido presentar a la competencia era demasiado, lo mínimo era ganarla ahora sin perder el control de la pelea.

Los cortos segundos pasaron, sus golpes fueron rápidos y seguros. A pesar de que el otro alfa lo había logrado descolocar un par de veces, se mantuvo firme durante toda la pelea, manteniendo una ventaja de dos puntos todo el tiempo que pudo.

Sin embargo, a treinta segundos de terminar, el alfa fue derribado con un movimiento rápido de su pierna y brazos, logrando así alcanzarlo en el marcador.

—Mierda —se quejó NamJoon—. ¿Cómo le van a dar dos puntos por eso? Esto es ridículo.

Aish, ¿no puede quedarse quieto? —JiMin resopló, estresado por el contrincante de su amigo.

—¡Dale, JungKook! ¡No dejes que ese tramposo te gane! —gritó YoonGi.

YoungMi lo animó y este se levantó con un bufido, acomodándose en su lugar una última vez. Miró fijamente a su oponente, pensó en que seguramente estaban grabando eso para mostrárselo a HoSeok y se negó rotundamente a perder en la primera competencia que le iba a enseñar al beta. Respiró profundo, hizo una reverencia y se colocó en posición cuando el silbato sonó. El chico trató de patearlo y él lo esquivó, trató de darle un puñetazo y también lo esquivó. Saltó de un lado a otro hasta que, en uno de los intentos del chico de golpearlo, JungKook saltó hacia él, cruzó su pierna y lo tomó del brazo para tirarlo al suelo, luego lanzó un golpe directo a su cara y se alejó cuando sonó el silbato.

El árbitro le dio tres puntos y lo señaló para darle la victoria una vez acabado el tiempo.

Se escucharon gritos eufóricos y JungKook le dedicó a su contrincante una reverencia antes de apretar ambos puños y saltar emocionado. Miró a su madre y se la encontró corriendo en su dirección para abrazarlo con todas sus fuerzas.

—¡Gané! —sonreía orgulloso mientras la mujer lo sacudía emocionada.

—¡Mi hijo ganó! ¡Mi campeón! —apretó sus cachetes mientras el joven se reía—. ¡Otra medalla para mi chiquito!

JungKook se giró para saludar a Suni, levantando un brazo lleno de dicha hasta que se encontró con HoSeok saltando emocionado mientras lo saludaba desde las gradas. Lucía ropa semi elegante a contraste de sus demás amigos, quienes festejaban a su lado con sus carteles levantados, vociferando ánimos.

—¿Hyung? —jadeó JungKook.

De inmediato, su se iluminó no solo en sorpresa, sino en una emoción incontenible, así que sin dudarlo corrió hasta las gradas y las saltó sin mayor esfuerzo, encontrándose con los brazos de HoSeok abiertos para alzarlo.

—¡Hyung, Hyung, Hyung! —decía mientras se sumía en un abrazo con el beta, apretándolo con ahínco mientras los demás lo felicitaban—. Pensé, que... pensé que no iba a venir, yo...

—Sorpresa —sonrió brillante con sus manos en los hombros de JungKook mientras este sujetaba su cintura—. Sólo pude ver la última pelea, perdón por...

JungKook rió contento y comenzó a besar la cara del beta, llenándolo de mimos mientras un avergonzado HoSeok evitaba a toda costa mirada al resto.

—¡J-JungKook, e-espera...! —chilló.

—Voy a reclamar mi premio y vuelvo —avisó antes de soltar a HoSeok y abrazar a su mami—. Denme un momento.

HoSeok no pudo decirle que tenía el tiempo limitado porque el alfa se fue corriendo de vuelta con su madre para hacer todo el proceso de premiación. Cuando HoSeok miró a los demás, todos tenían una expresión divertida en sus caras.

—¿Q-Qué?

—Nada —YoonGi golpeó su hombro juguetonamente.

—¿Grabaste todo? —Suni le preguntó a TaeHyung, quien recién guardaba su celular dentro de su bolsillo. HoSeok de inmediato lo miró con ojos abiertos y cara totalmente roja.

—Claro, ¿quiere que se lo pase luego? —Suni asintió contenta—. Seguro.

—Espera, ¿t-todo? —Jung lo miró espantado.

—¡Le van a dar su medalla a JungKook! —JiMin llamó la atención de todos, señalando de vuelta al centro de la arena.

El beta miró con una expresión cariñosa cómo JungKook se colocaba en el podio y le entregaban flores junto a su medalla de primer lugar. El alfa sonreía orgulloso, era el primer lugar de la división de su edad y de su jerarquía, podía aplicar para competir en una liga de mayor rango y ahora sonreía para las fotos de los organizadores, con YoungMi celebrando con un pequeño baile lejos del podio, enseñándole los pulgares arriba a su esposa.

—No puedo creer que en serio te hayas escapado —mencionó NamJoon a su lado.

—Creo que yo tampoco —soltó con una expresión incrédula.

—¿Quién eres y qué le hiciste a HoSeok? —preguntó un escandalizado YoonGi al lado de NamJoon—. Aunque me gusta esta nueva versión —palmeó su espalda, HoSeok se rió.

—Aparte, viniste con todo y ropa elegante —NamJoon le echó una rápida mirada a su conjunto; una camisa a botones de color azul marino que se encontraba metida dentro de un par de pantalones de vestir negros. Los zapatos eran caros de igual manera y había abandonado el saco en la oficina de sus padres—. ¿Y qué va a pasar si tus padres se enteran? —cuestionó con sus cejas fruncidas en preocupación.

HoSeok lo consideró un momento, pero terminó por encogerse de hombros con desinterés.

—Pensaré en eso cuando tenga que regresar, ahora quiero ver a mi alfa disfrutando de su victoria.

YoonGi chilló como si su pareja favorita de un drama se hubiera besado por primera vez y un anonadado NamJoon parpadeaba incrédulo en su dirección.

HoSeok sólo podía pensar que decir eso en voz alta se había sentido muy bien.

Al otro lado de HoSok se encontraba JiMin, saltando y festejando el nombre de JungKook junto a TaeHyung y NamJoon notó que el cuello de su holgada camisa había caído un poco por su hombro, revelando de más la zona de su clavícula y enseñando una cicatriz redondeada que decoraba su piel. De inmediato, el omega se inclinó hacia atrás y extendió su mano para levantar el cuello de la prenda y cubrir la marca. JiMin lo notó y, luego de un par de miradas, entendió lo que sucedía.

—Gracias —articuló.

NamJoon negó con la cabeza como si no fuera nada y regresó a su posición inicial.

Él no sabía que JiMin había sido marcado, pero no tenía por qué saberlo de todas maneras. Sin embargo, descubrirlo lo sacudió un poco.

Se preguntó cómo había logrado JiMin lucir una cicatriz como lo era esa sin sentirse avergonzado por ello.

—Felicidades, mi amor. Eres todo un ganador, mi alfa número uno —esa fue Suni, besando la cara de su hijo cuando este regresó con ellos, luciendo su medalla y sus flores—. Sabía que ibas a ganar, nunca dudé de ti.

JungKook se reía y le agradecía apenado por ser mimado por su mami frente a sus amigos. No había pasado mucho tiempo desde la pequeña premiación hasta entonces, incluso habían alcanzado a tomar cientos de fotos, pero HoSeok se seguía viendo nervioso por la hora ya que había estado fuera de la oficial por al menos cuarenta minutos y en cualquier momento podría recibir una llamada de sus padres.

—Para celebrarlo deberíamos ir a comer helado, yo invito —dijo YoungMi y el resto celebró emocionado.

—Lo siento, yo debo irme —interrumpió HoSeok con ojos tristes—. Me escapé de mis padres para venir aquí y si se enteran de que no estoy en la oficina me van a castigar por un mes.

JungKook lo miró con tristeza. A pesar de lo feliz que estaba de que lo hubiera visto, admitía que nunca se iba a cansar de la presencia de HoSeok y de que, por egoísta que fuera, quería estar con él todo el día sólo celebrando su victoria.

—Bueno, podemos dejarte y luego vamos a comer el helado, ¿qué tal? Así llegarás más rápido —propuso YoungMi.

—N-No sé... No quiero molestar...

—Vamos, vamos —apresuró Suni—. Mientras más rápido nos vayamos, más pronto vas a llegar, sólo dinos la dirección. No creas que te vamos a dejar irte solo. No, no —apuró mientras caminaban fuera de la arena.

El grupo se subió a toda velocidad al auto de Young, acomodándose apresurado en el reducido espacio para las seis personas que estaban en el asiento trasero. NamJoon terminó sentado con TaeHyung en las piernas y JiMin terminó llevando a YoonGi sobre él, algo que no pareció divertir mucho al alfa, pero daba igual, eventualmente se iban a bajar. JungKook sentó a HoSeok sobre sus piernas al lado de la puerta y la alfa arrancó el vehículo mientras su celular calculaba la mejor ruta para llegar.

JungKook aprovechó cada momento del pequeño viaje para abrazar a HoSeok mientras el resto conversaba sobre lo que fue la competencia. TaeHyung parecía estar realmente sorprendido de que no fuera como en las películas y YoungMi explicó que realmente era mucho más divertido practicar Karate que participar en eventos porque visualmente no era tan llamativo.

Pusieron música y pasaron un buen rato, aunque HoSeok no pudo concentrarse del todo porque JungKook apretaba su cintura con firmeza, con su mentón sobre su hombro mientras escuchaba atento la conversación del resto. Menos mal que las ventanas estaban abiertas y eso quizás fue algo que las madres de Jeon tuvieron en consideración.

—Gracias, diviértanse —fue lo que dijo HoSeok una vez logró bajarse del auto.

YoungMi se estacionó lo suficientemente cerca del lugar como para que HoSeok no tuviera que caminar mucho, pero lo suficientemente lejos como para que el vigilante no se diera cuenta de que había sido dejado por alguien más. JungKook bajó con él y se despidió con un abrazo.

—¿Nos vemos el lunes?

—Claro —sonrió y besó su mejilla—. Hasta luego, ¡chau chicos! Gracias señora Jeon —movió su mano como despedida y se alejó del vehículo por la acera.

Todos en el interior del auto se despidieron y JungKook volvió a meterse dentro, mirando con un pequeño mohín cómo HoSeok caminaba hasta la entrada con cuidado de que el vigilante no lo notara, pero no pareció ser tan habilidoso esta vez porque el hombre salió de la cabina y levantó la valla para que pasara.

—Bueno, vamos por eso helados —avisó Young y arrancó una vez más el vehículo, pasando frente al enorme edificio y continuando hacia la avenida.

—¿Se supone que los padres de HoSeok son dueños de todo eso? —preguntó sorprendido TaeHyung, incapaz de mirar el final de la torre por lo alto que estaba.

—Básicamente —soltó YoonGi—. Son socios de muchas personas, más que nada. No es cien por ciento suyo el edificio, pero sí son dueños de una parte considerable. HoSeok no nos habla mucho sobre eso de todas formas.

—Me imagino el tipo de personas que pueden ser si han logrado algo como eso —comentó Suni.

JungKook pasó saliva. Eventualmente los tendría que conocer, en el mejor de los casos, obvio. HoSeok ya había dejado en claro que sus padres no eran las personas más dulces del mundo, demasiado estrictos y quisquillosos como para aceptar la presencia de alguien como JungKook cerca de su hijo. O al menos eso era lo que Jeon creía que podría pasar, esperaba equivocarse.

Por otro lado, HoSeok se encontraba en el ascensor camino hacia la oficina después de haber logrado convencer al vigilante de que no le dijera nada a sus padres, el hombre solo lo dejó pasar sin darle muchas vueltas. Una vez llegó al piso, cruzó frente al escritorio de la secretaria quien no estaba ahí y se sentó en el sofá como si nada hubiera pasado. Eventualmente, la mujer volvió a sentarse sin mirarlo o sin notar su presencia, así que él actuó naturalmente.

Se quedó revisando las fotos que habían enviado al chat grupal y guardó cada una en su galería, también sonrió con cariño cuando mandaron las fotos en la heladería.

Sus padres nunca notaron que se fue, la secretaria no dijo nada y el vigilante le guiñó el ojo cuando atravesaron la entrada, así que HoSeok supuso que tenía un nuevo aliado, quién lo diría.

El día no fue tan malo después de todo y su corazón latía tan feliz que por un momento se imaginó que así podría sentirse estar verdaderamente enamorado.

El lunes llegó más rápido de lo que los chicos habían previsto. El evento de verano estaba a pocas horas de comenzar y cada uno debía estar arreglado para la ocasión, aunque JungKook era quien menos emocionado estaba porque por el simple hecho de tener que concursar en el ridículo certamen de belleza que organizaron a último momento, tuvo que guardar en su mochila un par más de cambios de ropa. En sí, el certamen tenía tres categorías: elegante, casual y playero, aunque una de las reglas implicaba no mostrar demasiada piel por órdenes del director y los profesores.

Sin embargo, eso no quitaba que el alfa se sintiera incómodo con la idea de pasearse frente a todo el mundo para ser calificado. Lo único positivo que podría sacarle a eso era que HoSeok lo iba a ver y aún así se sentía demasiado expuesto.

—¿Tus profesores están de acuerdo con esto? —preguntó Suni mientras miraba a su hijo colocarse la mochila sobre su hombro. Ella lo había ayudado a buscar un par de shorts de playa para llevar como conjunto de una camisa abotonada suelta y una gorra, pero no estaba segura con toda la idea general del concurso.

—Tengo la sensación de que no les importa mucho, en realidad —se encogió de hombros—. Fue algo de último momento y supongo que les pareció una buena idea. Además, como los de último año lo organizaron seguro que les quieren cumplir el capricho antes de que se vayan —hipotetizó

—Me parece una excusa ridícula para que un montón de adolescentes de último año vean a los más pequeños en poca ropa, no sé por qué siguen permitiendo estas cosas —YoungMi viró los ojos, caminando hacia la entrada de la casa—. ¿Y sólo alfas y omegas? Que no se note que siguen siendo igual de discriminatorios con los betas como lo fueron cuando yo era más joven —fue lo último que dijo antes de desaparecer por la puerta hacia el garaje.

—Estoy totalmente de acuerdo —bufó JungKook.

—¿Por qué aceptaste entonces? —preguntó Suni, cerrando la puerta de la casa mientras esperaban a que Young sacara el auto del garaje.

—Presión social —se quejó—. Se me acercaron muchos omegas e insistieron, me estresé y les dije que sí. No ha sido de las mejores decisiones que he tomado este año, lo admito.

Su mami se rió y palmeó su cabeza.

—Las cosas que me pasan por tener un hijo tan guapo —dijo y JungKook estaba en desacuerdo con ello—. Espero que al menos ganes el primer lugar o algo.

—Dos victorias seguidas sería demasiado, me es suficiente con el primer puesto en Karate —argumentó en el momento que su madre colocó el auto frente a los dos y les indicó que subieran.

—Eres un Jeon, el primer lugar es lo mínimo que debes conseguir para esta familia —molestó su madre una vez ambos se subieron.

—Pensé que estabas en desacuerdo con un evento discriminatorio y sexualizador como ese —molestó JungKook.

—Lo estoy, pero también soy competitiva —se colocó sus lentes de sol y le sonrió a su hijo a través del retrovisor antes de arrancar el vehículo.

JungKook se rió, considerando para sus adentros que el primer lugar seguro se sentiría bien de todas formas.

Por otro lado, YoonGi se encontraba medio dormido en el hombro de NamJoon rumbo al instituto. Ambos vestían ropas con estilo hawaiana por la temática que su aula escogió y estaban agradecidos de que la misma combinara con el calor que estaba haciendo porque no estaban seguros de soportar el día sin usar un par de shorts. Lo bueno también era que como no tenían papeles muy importantes dentro de su aula, sólo eran los encargados de llevar los jugos y snacks para compartir con sus demás compañeros. Otros debían llevar micrófonos y parlantes, uno incluso se ofreció a llevar el karaoke que tenía en su casa.

—Siento que esto es algún tipo de apropiación cultural —NamJoon se quejó una vez bajó del autobús, mirando con desdén el collar de flores que compró en el barrio chino.

—Trata de explicarle eso a los treinta alumnos que pensaron que esto era una buena idea —comentó YoonGi mientras los dos caminaban hacia la entrada del instituto junto a los demás alumnos que recién llegaban—. Lo único bueno de esto es que vamos a comer puras porquerías, jugaremos y luego comenzarán las vacaciones.

NamJoon zumbó.

—¿Hablaste con tu papá sobre el viaje? —le preguntó.

YoonGi se encogió de hombros e hizo una mueca porque uno de ellos le dolía debido al peso de su mochila.

—Hablamos un poco nada más, pero fue hace unos días. Se supone que vendrá a buscarme el viernes y ni siquiera sé a qué hora será, pero al menos haré algo estos días que no sea dormir.

—Bueno, espero que se pueda dar.

—Claro que se va a dar —YoonGi seguía siendo positivo al respecto—. No me va a dejar colgado, ya me dijo que estaba muy emocionado de verme y que preparó mi cuarto.

NamJoon lucía un poco dudoso sin embargo. Conocía a su padre y su trayectoria, sabía que no era un mal tipo, pero ya había visto a YoonGi emocionado por cuestiones así antes y en la mayoría de ellas su padre había encontrado una excusa barata para no cumplir sus promesas. Claro que YoonGi no se daba cuenta o se negaba a verlo en realidad, pero NamJoon podría decir que entendía un poco el sentimiento.

—¡Hola! He estado vagando por aquí hace como media hora, qué bueno que los encuentro —saludó contento TaeHyung cuando ambos se lo toparon en uno de los pasillos—. ¿Los ayudo?

—Sí, por favor —YoonGi abrió su mochila y sacó un par de jugos que TaeHyung tomó en sus brazos—. Gracias —suspiró aliviado antes de masajear su hombro.

—¿No deberías estar en tu aula? —preguntó Nam.

—Estoy en el club de teatro por lo que no voy a participar de los preparativos de los juegos de mi aula —explicó—. Los del club haremos una última práctica a eso de las doce cuando todo el elenco esté listo y estoy paseando por ahí mientras espero a que eso pase. La obra será a las dos y media, les aviso desde ya para que no se la pierdan.

—Claro. Además, el baile de JiMin es como a la una y el certamen de belleza es justo después de la obra, así que vamos a estar ocupados —comentó YoonGi—. Antes de eso deberías visitar nuestra aula, haremos karaoke y tragos hawaianos, sin alcohol, obvio.

—Suena bien. En nuestra aula hicieron una casa del terror, también deberían pasar a ver —TaeHyung movió sus cejas juguetonamente.

Los eventos importantes como las presentaciones de baile y canto iban a ser después de la hora de juegos y actividades que se tenían previstas desde las nueve hasta las doce y media, tiempo en el que los alumnos podrían recorrer las instalaciones para divertirse y disfrutar de todos los juegos que sus compañeros y profesores organizaron. Al final de todo, se haría una fiesta de despedida en la cancha techada que se encontraba totalmente decorada para la ocasión y en donde seguro muchos de los alumnos iban a estar para pasar el rato. En total, el instituto cerraría a eso de las ocho.

Así mismo, se tenía "previsto" que muchos de los alumnos aprovechaban el barullo para escaparse entre los pasillos y besarse o hacer quien sabe qué en los baños o zonas aisladas del instituto. Estas fechas eran conocidas por ser no sólo una despedida del primer cuatrimestre de clases, sino también como un rito de iniciación para muchos de último año que querían demostrar lo maduros que eran antes de graduarse. Una estupidez, si le preguntaban a alguno de los profesores, así que cada año se trataba de vigilar y cerrar la mayor cantidad de zonas posibles, como los baños alejados o la cafetería, aunque nunca se podía ser perfecto.

Cuando los tres llegaron al salón, se encontraron con sus compañeros y con HoSeok arreglando los últimos detalles del aula. El beta se veía sonriente y les dio un abrazo como saludo a los tres.

—Por fin llegan, nos hacían falta estos —tomó uno de los jugos que tenía TaeHyung en la mano—. Bueno Tae, todavía no estamos listos para atender, pero si quieres ayudar...

—Claro —sonrió el alfa—. Si no les molesta puedo organizar las mesas —se ofreció.

NamJoon y YoonGi se miraron antes de comenzar con su labor.

—Seok, ¿no te dijeron nada tus padres? —preguntó YoonGi con curiosidad, pero el beta negó con la cabeza, una sonrisa encantadora brillando en su cara como nunca.

—No, ellos creen que estuve en la oficina todo ese tiempo —pareció estar orgulloso de ello—. Tuvieron una reunión con no-sé-quién que al parecer era muy importante y cuando salieron no tuvieron cabeza para cuestionarme nada. Creo que es la primera vez que hago algo así y me siento increíble.

—Oh no, HoSeok Hyung se va a volver rebelde ahora —molestó TaeHyung, picando su brazo.

El beta se rió, negando con la cabeza.

—No sé si "rebelde" en el completo sentido de la palabra, solo un poquito —le sacó la lengua. y TaeHyung le sonrió.

YoonGi miró a NamJoon con una expresión divertida y el omega viró los ojos. Ya no podían hacer chistes con que a HoSeok le gustaba TaeHyung, pero sí era divertido ver la evolución de sus actitudes frente al alfa que antes había sido su crush.

—Tae —NamJoon llamó su atención luego de un rato cuando el alfa tuvo que irse una vez que la presidenta de la clase le dijo que no podía estar ahí si era de otra aula—. ¿Sabes dónde está JiMin?

YoonGi lo miró con extrañeza mientras el alfa pensaba. HoSeok también se dio cuenta de que la pregunta que hizo NamJoon sonaba extraña después de todo, pero hizo un ademán hacia YoonGi para decirle que quizás no era la gran cosa.

—Debe estar ensayando en el salón de eventos —se apoyó sobre el marco de la puerta—. No me lo crucé, pero sé que el club de danza practica mucho antes que nosotros. Seguro termina en un rato, podrías mandarle un mensaje. ¿Por qué?

NamJoon negó con la cabeza.

—Sólo para saber, gracias.

TaeHyung asintió y se despidió con un movimiento de su mano, avisando que luego le enviaría algún mensaje al grupo para encontrarse cuando todos estuvieran desocupados. NamJoon aprovechó el momento y se sentó en una de las sillas que habían sido colocadas alrededor del aula para descansar un rato. YoonGi se colocó frente a él entonces, mirándolo con un toque de extrañeza en sus ojos, NamJoon supo exactamente lo que decía esa mirada. Lo que preguntaba, mejor dicho.

—Sólo quiero hablar con él —explicó.

—Eso es raro, ¿desde cuando son tan amigos? —se rió, aunque sonaba más curioso que consternado. Después de todo, NamJoon y JiMin socializando ya no era tan raro como lo hubiera sido hace un par de meses.

—No lo somos, no tanto así —negó—. Pero tengo ganas de hablar con él sobre algo —dijo simplemente.

YoonGi zumbó dudoso y lo miró con los ojos entrecerrados. Nunca le gustó que NamJoon fuera tan misterioso, como si estuviera planeando su asesinato.

—¿Puedo saber qué es? —ladeó un poco su cabeza.

NamJoon enarcó una ceja sin lucir sorprendido.

—Si fuera algo que quisiera hablar contigo, ya lo sabrías.

El pelinegro chasqueó la lengua porque sabía que eso era cierto.

—Mientras no sea algo malo sobre mí...

—Ya quisieras que todos nuestros temas de conversación fueran sobre ti, Min.

YoonGi le dio un golpecito en el hombro y ambos se rieron.

Por el grupo se pusieron de acuerdo para participar en los juegos dentro de un rato, tomando la cancha de tierra como punto de encuentro y de ahí pasar el rato por las instalaciones decoradas hasta que fuera momento de disfrutar de los espectáculos que los diferentes clubes habían organizado. JungKook avisó que estaba a pocos minutos de llegar y que se estaba arrepintiendo mucho de haber aceptado estar en el certamen, pero TaeHyung le dio un par de palabras de apoyo y le propuso ayudarlo cuando comenzara el evento.

Por otro lado, JiMin revisó sus mensajes sentado en unas de las sillas del salón de eventos luego de practicar su solo y se sorprendió de ver un mensaje privado de NamJoon pidiendo verlo en un lugar apartado para hablar sobre algo.

Con duda, el omega se levantó y, luego de asegurarse de que las prácticas habían acabado, salió del salón en dirección al lugar que había propuesto NamJoon como punto de encuentro para ese momento. Se preguntó qué podría querer el omega y esperó que no fuera nada grave o algo que involucrara su relación con YoonGi.

A final de cuentas, era la primera vez que iba a hablar con NamJoon a solas y esperaba que las cosas fluyeran correctamente.

—Supongo que esta será una manera de romper el hielo formalmente —comentó con gracia para sí mismo mientras caminaba hacia los pasillos cercanos a la biblioteca, ahora cerrada.

Se sentó a un lado de la entrada de la misma y esperó.

Tenía un extraño presentimiento, aún así. 

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