¡Ocho!: omegas escurridizos y pequeños momentos de sonrisas y sonrojos.

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Apenas sonó la alarma el pequeño omega arrugó su nariz y se colocó su almohada sobre su rostro. 

Tenía mucho sueño, su cama estaba calientita, ¡y no quería ir al aburrido instituto! Gruñó adorablemente mientras escuchaba el constante tintineo de su despertador y le dio un almohadazo para que se callara, logrando su cometido. Bien, quizás estaba un poco agresivo esa mañana, pero había llegado a la mejor parte del manga que estaba leyendo justo ayer en la noche y simplemente no podía irse a dormir sin saber lo que pasaría en los siguientes... ¿veinte capítulos? Ya ni recordaba.

No estaba seguro si se había dormido muy tarde en la noche o muy temprano en la mañana, sólo sabía que tenía sueño y el hecho de que ChanYeol tocara la puerta de su cuarto con insistencia no ayudaba en absolutamente nada a su intento de regresar a dormir. El alfa abrió justo cuando JiMin volvía a acurrucarse entre las gruesas sábanas azules y él escuchó el suspiro cansado.

—Es hora de levantarse, pequeño enano...

—¡No! —se quejó—. Dos horas más, Yeolie, por favor~.

—¿Dos horas más? ¿Cuándo se supone que entrarás a estudiar? —le dijo con voz de reproche mientras caminaba más cerca suyo, JiMin escondió su rostro debajo de la sábana.

—No iré —cerró sus ojos con fuerza.

—Lo siento, tenemos que ir —tomó un borde y lo jaló con fuerza, JiMin entonces quedó desprotegido y se abrazó así mismo casi como si estuviera desnudo—. Levántate o vendrá papá —le dijo en modo de advertencia y el omega no encontró mejor respuesta que sacarle la lengua—. ¿Así quieres jugar? Bien, ¡Pap...!

—¡Ya voy! —se levantó para cubrir su boca; si su padre entraba lo vestiría y bañaría por él mismo y eso ya sería demasiado—. Ya voy, ya voy —murmuró con resentimiento, levantándose de la cama. ChanYeol lo vio meterse a su baño y le sonrió.

—Apresúrate o se te hará tarde —fue lo último que le dijo antes se salir del cuarto ajeno.

JiMin infló un poco sus mejillas, estaba un poco molesto ahora y aún seguía con sueño. 

A pesar de ser viernes y que ese día podía irse temprano a casa, no estaba con ganas en lo absoluto de ir y, quizás estaba diciendo cosas fuera de lugar, pero no era nada divertido ir tampoco; nadie se le acercaba o le hablaba, estaba prácticamente solo hasta la hora de sus clases en el club de baile (donde todos parecían ser amigables). 

En el tiempo que llevaba estudiando ahí no había hecho ni un solo amigo...

Se detuvo, sus pantalones de pijama a medio quitar, y sonrió un poco cuando el rostro de YoonGi apareció entre sus pensamientos. Él era la única persona que había aceptado hablarle a pesar de también tenerle miedo a su hermano, era amable y también era un alfa tan... diferente y divertido. YoonGi no era nada parecido al tipo de alfa al que estaba acostumbrado, mucho menos de los que su padre decía que debía cuidarse, y eso lo hacía interesante. 

Con una risita terminó de sacarse la ropa y se metió a la ducha, ahora tenía un poco más de ganas por ir al instituto.

Cuando estuvo con uniforme puesto, peinado y bien ordenado salió de su habitación y caminó sigilosamente por el pasillo. Se asomó hacia la sala, su padre estaba sentado en la mesa de espaldas a él y no había rastros de ChanYeol por ningún lado. Se relamió sus regordetes labios con nerviosismo y empezó a caminar rápidamente, intentando ser lo más silencioso posible.

Quería irse solo, quería poder entrar a clases sin el alfa vigilando sus movimientos e intimidando a todos en el camino, quería poder saludar a YoonGi cuando lo viera entre la multitud.

Sonrió en victoria cuando la puerta estaba a sólo centímetros de sus dedos y justo en el momento que se decidió a tomar la perilla para abrirla y salir de la casa, su brazo fue atrapado y soltó un respingo.

Su progenitor lo miraba con una ceja alzada.

—De cualquier manera, si salieras corriendo ChanYeol iría detrás de ti, no le tomaría ni cinco segundos alcanzarte —la voz gruesa de su padre podría considerarse como una de regaño, pero la mueca de burla que tenía era una clara señal de que le estaba pareciendo graciosa la situación.

JiMin chasqueó su lengua y se cruzó de brazos cuando el hombre lo soltó.

—Casi... —murmuró.

—Ni siquiera fue un "casi". Me di cuenta que caminaste detrás de mí en el momento que lo hiciste, sólo dejé que te ilusionaras con que de verdad te estaba resultando —ahora el omega arrugó su nariz e hizo una mueca con sus labios, el hombre se carcajeó nuevamente.

Con un pequeño suspiro se recostó sobre la pared al lado de la puerta y miró el techo, esperando a su hermano. Estaba un poco decepcionado consigo mismo, si no podía deshacerse de ChanYeol o de su padre entonces sería completamente incapaz de hacer algo por cuenta propia. Lo único que le dejó probar esa pequeña libertad fue regresar solo a casa luego del castigo que le puso su madre a su hermano; al principio pensó que sería muy aterrador caminar a casa sin nadie a su lado, pero lo disfrutó mucho. ¿Cómo no disfrutarlo cuando la persona que le gruñía hasta a los perros que se acercaban ya no estaba? 

Sin embargo, el día anterior, su padre se encargó de revocar el castigo porque: "Estás llegando tarde, no quiero que vuelva a pasar. Ojalá no estés haciendo algo de lo que no estoy enterado."

En ese momento usó de excusa que las clases en el club se habían alargo un poco y se sintió mal por mentir, pero no tenía opción. Decir que se quedaba conversando con un alfa no era buena idea teniendo en cuenta el temperamento de su padre y hermano, jamás lo sería de todos modos. 

Aunque él no estaba haciendo nada malo en realidad, no deberían regañarlo por ser sociable.

Que su hermano fuese exonerado del "toque de queda" significaba que él no podía quedarse con YoonGi, ellos no conversarían nada y seguramente el alfa estaría muy solo mientras limpiaba y cumplía un castigo que no merecía. 

Rayos. Casi sintió sus ojitos aguarse de la decepción.

—¿Por qué tan desanimado? —Yeol lo despeinó y el omega le dio varios manotazos para que se alejara, ¡no se había peinado para que él viniera a hacerle un desastre en la cabeza!—. Aish, hoy despertaste gruñón —tocó su nariz con su dedo sólo para molestarlo y JiMin le dio un golpe en el pecho que no hizo efecto en absoluto, sólo una risa.

Se dirigió a la puerta, quería irse ya.

—Ya sabes, ojos sobre él y sobre cualquiera que tengas otras intenciones —le recordó su padre a ChanYeol y JiMin viró los ojos—. Hasta luego, Minnie —apretó una de sus mejillas y el omega le sonrió forzadamente.

—Hasta luego...

Cuando salieron de la casa JiMin tomó las correas de su mochila y apretó sus labios, su mente estaba hecha un lío ahora. ¿Cómo le avisaría a YoonGi que no podían verse? No quería decepcionar al alfa... o que este pensara que se había aburrido de hablarle. 

Suspiró e ignoró la pregunta de su hermano sobre si estaba bien, ¡claro que no lo estaba! No se quedaría con Hyung y tendría que regresar a casa con un perro guardián en sus espaldas.

Bostezó con aburrimiento mientras miraba el pizarrón vacío. Los murmullos de sus compañeros conversando sobre cualquier cosa estaban fastidiándolo y, tal vez, también le fastidiaba el hecho de que nadie se volteara a hablarle a él. 

Estaban en la hora que se suponía era su segunda clase y el profesor tardaba más de normal en llegar, entonces todo el salón se puso de acuerdo para mover sus asientos cerca de las demás personas y empezar a hablar como si nunca en su vida lo hubieran hecho. Él en el medio siendo ignorado, como no.

Paseó su mirada por el aula, un grupo de omegas hablaba sobre alfas y un nuevo grupo de idols que estaba debutando, luego estaba un grupo de alfas hembras y machos riéndose de quien sabe qué y al otro lado estaba Kim TaeHyung en medio de un grupo de omegas. El último grupo llamó más su atención y se quedó mirándolos; Tae era amigable y siempre era el primero en iniciar una conversación con alguien, se llevaba bien con casi todo el salón y... bueno, JiMin era con el único que no hablaba.

El omega formó un puchero pequeño y se recostó sobre su mesa, sus brazos como almohada y su mejilla abultada por la posición. Estaba aburrido y era un poco tímido para acercarse a saludar a alguien. Nadie estaba dispuesto a mirarlo tampoco, ¿quién querría hacerlo si en su primer día su hermano se metió al salón a advertirles a todos sobre las consecuencias de acercarse al pequeño e indefenso omega rubio?

Vio a TaeHyung levantarse con la excusa de que iba al baño y la chica que estaba más cercana a él movió su mano en despedida. Claro. Como si no lo viera todos los días. «Creo que está siendo demasiado obvia... sí, lo es» pensó antes de esconder su rostro por completo entre sus brazos. Sólo podía conversar consigo mismo dentro de su cabeza, ¿qué tan triste era eso?

Su padre y su hermano tenían buenas intenciones con querer cuidarlo, pero estaban haciéndole daño sin darse cuenta. El hecho de que JiMin no viviera las experiencias de ser lastimado por las personas o ser ligeramente intimidado por alguien sólo provocaría que en el futuro el menor tuviera miedo de todo y se volviera un llorón. JiMin estaba consciente de eso y aunque hacia sus mayores esfuerzos por salirse de esa burbuja de protección, ambos alfas se encargaban de meterlo nuevamente.

Entonces, básicamente, lo único que le quedaba era mentir y que las ganas de escaparse comenzaran a florecer en su interior. A final de cuentas, nadie le escuchaba y ciertamente no era su culpa.

Se levantó de su puesto, tomando su mochila para cargarla sobre su hombro. Estaba seguro de que el maestro de literatura no llegaría y la biblioteca lucía demasiado atractiva ahora. Quería terminar el manga que no pudo terminar en la noche y el salón estaba siendo sofocante para él. Nadie le dijo nada cuando salió por la puerta y sólo sintió las miradas de algunos quemarle la nuca, pero daba igual, estaba acostumbrado.

Los alfas podían ser intensos en ocasiones y creía que sólo en los casos donde estuviera siendo realmente acosado o intimidado por uno era cuando su hermano debía entrar en acción. Durante un tiempo fue así e hecho. Ahora las cosas estaban saliéndose un poco de control y quizás su hermano tenía ciertos problemas con su ira o su testosterona era demasiada para su cuerpo.

"Debe tener una razón para actuar así." Recordó las palabras de YoonGi y se mordió el labio inferior. Sí, era verdad, ChanYeol tenía sus razones y no podía culparlo por eso. Pero lo que que había ocurrido en el pasado era eso, pasado, y JiMin no quería pensar que todos los alfas fueran igual de enfermos.

Su propio estornudo interrumpió sus pensamientos y antes de terminar de parpadear estaba chocando con alguien. Levantó la mirada un poco avergonzando por haber sido tan despistado y otro estornudo lo detuvo.

—Uh, ¿salud? —sorbió su nariz y miró al peli-gris en frente suyo. TaeHyung le dedicó una sonrisa apenada—. Lamento haber chocado contigo.

—Oh, no, no importa, yo lo siento —inclinó un poco su cabeza, su nariz estaba picándole de nuevo e hizo una ligera mueca.

—¿Te sientes bien? —preguntó, ladeando un poco la cabeza.

—S-Sí, creo, hm, la primavera se acerca y siempre hay estornudos por estas épocas —se encogió de hombros como si no fuera importante, TaeHyung se rió ligeramente.

—Está bien —asintió—. ¿No irás al salón?

¿TaeHyung sabía que ambos compartían salón? Eso era una buena señal.

—Uh... pensé en ir a la biblioteca a leer un poco, ahora estoy muy interesado en un manga y...

—¿Manga? ¿Cuál? —sus ojos parecieron brillar y JiMin casi sonríe, ¿acaso había encontrado a su alma gemela amante de los mangas?

—One Piece... —habló con cautela, la sonrisa de TaeHyung se ensanchó.

—¡Genial! Yo también lo estoy leyendo, ¿por cuál capitulo vas?

Una sonrisa sincera se formó en el rostro del omega rubio, no podía ser, ¿estaba hablando con alguien? ¡Qué emoción! ¿Luego de esto serían mejores amigos?

—Bueno, si quieres podemos ir los dos a leer y te enseño —colocó las manos en su espalda, un poco nervioso ahora, pero estaba feliz.

Tae pareció querer responder de manera afirmativa pero se detuvo, su rostro viéndose ligeramente asustado de repente y JiMin frunció sus cejas con curiosidad.

—A-Acabo de recordar que tengo algo que hacer... —bajó la mirada mientras se reía nerviosamente, su mano en la curvatura de su cuello—. Lo siento, hablamos luego —y se fue de ahí, caminando apresurado.

JiMin lo miró irse, sus cejas fruncidas en decepción y sus hombros caídos. No terminaba de entender por qué el alfa había salido prácticamente huyendo y cuando revisó el lugar con su mirada se dio cuenta que el salón de su hermano estaba justo detrás de él. Bufó. No podía ser cierto, ¡ChanYeol ni siquiera estaba presente y aun así espantaba a sus futuros amigos!

Dio un pisotón y tomó con rabia las correas de su mochila esperando descargar su frustración en ellas para no tener que ir contra un casillero y patearlo. Siguió con su camino hacia la biblioteca a pesar de que las ganas de leer se habían ido por completo, ahora sólo quería estar solo. Su hermano era un tonto, su padre igual y TaeHyung también lo era por ser intimidado por su tonto hermano.

El único no-tonto que conocía ahora era YoonGi.

Dejó su mochila sobre una de las mesas de la biblioteca cuando entró y se dejó caer luego en una silla. El silencio del lugar era relajante y estaba agradecido porque su hermano odiara mucho la biblioteca, podía usarla como escondite si quería. Se recostó sobre su asiento, tarareando en voz baja alguna canción que había escuchado en la radio y dejando que sus pensamientos volaran un poco.

Y entonces comenzó a pensar en YoonGi.

Apoyó su rostro entre sus manos mientras miraba hacia algún punto fijo. Preguntas como «qué podría estar haciendo ahora», «cómo estaría» o «cómo habrá amanecido» aparecieron de repente en su cabeza. Y no le molestaba. Incluso había tenido la suficiente imaginación como para que la imagen del alfa mirando la pizarra de su salón aburridamente mientras tamborileaba sus dedos sobre la mesa apareciera, incluso se lo imaginó comiendo en el almuerzo y por alguna razón se preguntó cómo sería sentarse a comer con él.

Ahora estaba deseando mucho que su hermano se enfermara un día y que no fuera, para que él tuviera la libertad suficiente de socializar con YoonGi Hyung.

YoonGi, YoonGi, YoonGi. Si no dejaba de pensar en él quizás comenzaría a nombrarlo en voz alta sin darse cuenta y eso sería realmente vergonzoso, también un problema si lo hacía frente a ChanYeol.

Recordó entonces el día en el que su hermano le contó que YoonGi estaba loco, que era un acosador y que era una persona horrible. Pero JiMin era curioso, y cuando lo vio caerse al suelo al momento de saludarlo no pudo pensar absolutamente nada malo de él. De hecho, se atrevía a decir que Min YoonGi era un alfa muy tierno. 

Estaba completamente seguro que ChanYeol sólo exageraba para que no se le acercara o para que lo repudiara, su hermano era el loco en realidad.

El día en el que ChanYeol lo derribó se reprodujo en su cabeza, se preocupó mucho entonces y ver la carita de dolor del peli-azulado cuando cayó al suelo hizo que su corazón se estrujara. ¿Cómo él podría hacerle daño a alguien? Se notaba de lejos que las peleas no eran lo suyo. Simplemente adorable.

Parpadeó confuso cuando escuchó una pequeña conversación en la entrada de la biblioteca y entrecerró los ojos cuando vio a los dos amigos de YoonGi con unos cuantos libros encima mientras salían del lugar. Estaba seguro de sus nombres, no porque YoonGi se los hubiera mencionado, sino porque ChanYeol también le habló de ellos, claro, puros sinsentidos en realidad. No lo pensó dos veces y se levantó de su puesto, luego se detuvo y se regresó para revisar que su mochila estuviera cerrada y después sí corrió tras ellos.

Trotó ya que no estaban muy lejos y uno se giró para mirarlo con curiosidad, luego el más alto y él también se detuvo, ligeramente jadeante pero sonriente. No quería lucir como un completo novato en eso de hablar con las personas, por alguna razón esperaba tener una buena imagen frente a los amigos de su Hyung.

—Hola, hm, ¿ustedes son los amigos de YoonGi Hyung? —preguntó con un jadeo, pero sin borrar su sonrisa.

—Sí, ¿y? —ese fue el más alto y el omega sintió su sonrisa flaquear, no esperaba esa respuesta.

—Sí, ¿por qué? ¿Necesitas algo? —preguntó más amablemente el otro luego de empujar con disimulo al más peli-rosa.

JiMin no iba a negar que la primera respuesta le dejó un ligero mal sabor de boca, pero no podía ponerse a pensar mal de él, quizás sólo estaba teniendo un mal día. Entonces miró al de sonrisa brillante.

—Uh, ¿podrían decirle a YoonGi Hyung que no podré quedarme esta vez? —jugó con sus dedos y sintió su rostro calentarse un poco—. Tuve algunos problemas ayer por llegar tarde... díganle también que fue muy divertido conversar y que me hubiera gustado traerle algo —torció un poco sus labios—. Espero que lo entienda.

—Ajá —de nuevo esa manera tosca de responder. JiMin no pudo evitar mirarlo ligeramente dolido esta vez, estaba seguro que no había dicho nada para molestarlo.

—Discúlpalo, él es así —pidió el otro un poco apenado, Park entonces asintió para que no se notara que le había afectado un poco—. Y le diré, estoy seguro que entenderá. Créeme que él también se divirtió ayer.

—Oh, ¿sí? —entonces el contrario asintió y JiMin sintió su rostro calentarse un poco más esta vez, quizás le había gustado mucho esa respuesta—. B-Bueno, muchas gracias entonces —dudó—, ¿HoSeok Hyung, cierto?

—Síp —le dedicó una sonrisa.

—Está bien, gracias otra vez —sonrió en grande y dio unos cuantos pasos alejándose—. ¡Gracias a usted también, NamJoon Hyung! —se despidió intentando lucir lo más amable que podía, quizás para que el más alto no lo viera como una amenaza, y se fue con una sonrisita animada.

Cuando se metió a la biblioteca decidió esperar a que fuera hora del almuerzo y tomó el manga guardado en su mochila, estaba dispuesto a leer pero la imagen de un YoonGi contándole animado a sus amigos cómo le fue con él lo hicieron reírse tímidamente mientras escondía su rostro acalorado detrás del manga. Su lobo estaba emocionado y él un poco avergonzado, pero era una sensación bonita. Graciosa y bonita.

Cuando la campana sonó no pudo evitar correr por los pasillos con sólo una de las correas de su mochila sobre su hombro, en parte porque quería evitar encontrarse con su hermano y también porque esperaba tener una pequeña oportunidad de saludar a YoonGi. Se encontró con una masa enorme de gente y chasqueó la lengua, intentó pararse de puntillas pero no vio más allá y cuando se giró se dio cuenta de que ChanYeol caminaba hacia su dirección.

Rápidamente se escabulló entre las personas esperando perderlo y cuando logró estar en frente buscó con sus ojos alguna cabellera azul, quería al menos saludarlo de lejos, mirarlo o...

Un impulso lo hizo mirar directamente hacia un punto, casi como si lo hubieran llamado a hacerlo y fue extraño encontrarse con YoonGi al instante. Sonrió sin poder contenerse y la sonrisa del mayor llegó luego, ¿cómo podía definir la sonrisa de YoonGi? sus pequeños dientes y la manera en la que sus encías se mostraban era tan linda.

Sus pies se pusieron en posición para caminar hacia él sin preocupación o duda, simplemente quería acercarse a saludarlo y quizás a hablar por horas de lo que sea, pero un brazo rodeó su hombro y YoonGi desvió la mirada, él también lo hizo y se encontró con el pecho de ChanYeol.

Se mordió la lengua para no decirle un motón de groserías que se formaron en su cabeza justo en ese momento.

No dijo nada cuando se sentaron y en cambio una sonrisa boba apareció en su rostro, esa sacudida graciosa apareciendo de nuevo en su pecho cuando revivió ese pequeño intercambio de miradas y aquella sensación de ser llamado. Se cubrió el rostro y una risita se le escapó.

—¿Y ahora por qué estás tan feliz? —preguntó Yeol, mirándolo con absoluto interés.

JiMin se encogió de hombros.

—Me acordé de un chiste —su hermano enarcó una ceja, no le creía pero JiMin no estaba dispuesto a decirle nada—. Ah, ve a comprarme el almuerzo, Hyung —pidió cambiando de tema y haciendo un pequeño puchero que hizo al alfa arrugar la nariz un poco.

—No uses caras tiernas contra mí, tonto —le dio un ligero golpe en la cabeza mientras se levantaba, dando una rápida mirada al rededor—. Ya regreso.

JiMin asintió y cuando el alfa estuvo lo suficientemente lejos se permitió girarse a mirar a YoonGi. Tristemente el peli-azulado estaba de espaldas a él y eso lo hizo suspirar con decepción, sin embargo, no podía parar de sonreír luego.

YoonGi suspiró con fastidio mientras los tres estaban de camino por el pasillo que llevaba a la salida del instituto, sus ojos pesaban un poco y el sueño inminente lo estaba invadiendo tal y como lo hacía en esas horas donde su cuerpo sabía que dentro de poco estaría en su cama. Tristemente su cuerpo no terminaba de entender que seguía castigado.

¡Y Park JiMin no estaría ahí para acompañarlo!

Quizás este podía calificarse como su viernes más triste, si no fuera por el intercambio de miradas que tuvo con JiMin en la cafetería.

—S-Sólo váyanse —colocó una mano es su pecho cuando llegaron al final del camino—, no miren atrás, salgan de aquí mientras puedan —lloriqueó falsamente mientras miraba dramáticamente las calles de afuera.

Joon se encogió de hombros. 

—Está bien —empezó a caminar pero HoSeok lo tomó del brazo y lo hizo regresar. Chasqueó su lengua y lo miró—. ¿Qué?

—No seas así, ¿no ves que está triste? —señaló al alfa con su mano y entonces vio la mueca de ojitos de perrito que estaba haciendo YoonGi, acompañada por un pequeño puchero.

—Mira, triste o no igual no podemos quedarnos, no quiero que me castiguen y tú tampoco quieres, ¿verdad? —el beta zumbó sin saber qué responder y desvió la mirada, NamJoon tenía razón—. ¿Por qué no hablas con el director? —le preguntó a YoonGi.

—Aish, olvídenlo, me da demasiada flojera ir a pelear y ya qué —hizo un ademán con su mano, las confrontaciones no eran lo suyo—. No puedo obligarlos a que se queden tampoco.

—¿Seguro? —enarcó una ceja, HoSeok se cruzó de brazos.

—Sí, seguro —le sonrió sin ganas.

—Entonces aquí es donde nuestros caminos se separan como por, ¿cuarta vez? —miró a HoSeok, este asintió y volvió a mirar a su amigo—. Hasta el lunes.

—Hasta el lunes~ —le sonrió y empezó a caminar de vuelta al interior del instituto.

HoSeok y NamJoon lo vieron por un par de segundos y luego se giraron hacia la entrada, empezando con su ida a sus respectivos hogares. Ninguno iba a negar que sentían un poco de pena por su amigo y que estaban preocupados por saber si estaría bien el estro del día, pero no podían hacer mucho tampoco. HoSeok sin embargo, era quien más lo demostraba; girando un par de veces para buscar a YoonGi con la mirada, tal y como llevaba haciendo desde que el alfa empezó con el castigo. NamJoon sólo apoyaba su mano sobre la espalda ajena para evitar que el beta se cayera por andar distraido. 

Finalmente pasaron entre los alumnos que quedaban a los alrededores sin intercambiar palabras con el otro, después de todo los silencios eran igual de cómodos que el estar hablando o contando chistes, se sentían bien así. Se alejaban cada vez más de las instalaciones y NamJoon entonces se dio cuenta que el beta estaba abrazándose a sí mismo mientras se frotaba los brazos, buscando calor.

—¿Tienes frío? —preguntó, Seok asintió con la mirada baja—. ¿Por qué no trajiste un suéter o una sudadera?

—N-No creí que haría tanto frío.

El omega miró al cielo; estaba nublado y no era sorpresa que el frío siguiera a pesar de que el invierno debería estar desapareciendo.

—Esto seguirá así por un par de días —le dijo como recordatorio, el beta suspiró.

—Sí...

HoSeok se maldijo en su cabeza cientos de veces por ser tan despistado y cuando jadeó nuevamente por el frío que se colaba por el uniforme sintió algo caer sobre sus hombros. Levantó un poco la mirada y se encontró con el peli-rosa sin su abrigada chaqueta. Frunció un poco el entrecejo y NamJoon le dedicó una sonrisa que provocó la pequeña aparición de un escondido hoyuelo. El beta no tardó en sonreír con entusiasmo.

—Eres lindo cuando te lo propones —le dijo sinceramente, entonces pareció ver el fantasma de un sonrojo en sus mejillas.

—Calla o te la quito —advirtió, mirándolo con sus ojos entrecerrados. HoSeok negó efusivamente mientras se acurrucaba en la prenda.

—Me callo, me callo.

NamJoon se rió y se adelantó un poco.

—Ahora apresúrate que te va a dejar el autobús.

—¡No camines tan rápido~! —se quejó mientras lo seguía.

YoonGi bostezó como por tercera vez mientras llegaba a su destino; la sola idea de estar ahí metido las próximas dos horas le estaba dando el sueño que tardó en llegarle en la noche y palmeó un poco su mejilla para despertarse.

Se colocó frente al armario del conserje para sacar todos los elementos que usaría y cuando cerró la puerta vio a alguien detrás y pegó un grito vergonzoso mientras se caía se culo al suelo. Colocó la escoba en frente como defensa y ladeando la cabeza cuando se dio cuenta que aquel espectro que creyó era de hecho el hombre que se había reído de su situación hacía un par de días: el conserje. 

Frunció un poco sus cejas cuando el hombre seguía mirándolo y dudó sobre si debía preguntar qué quería, pero este sólo dio un paso hacia delante y tomó la escoba.

—Anda, ve a casa —le dijo, el alfa frunció aún más sus cejas—. Es viernes, sería injusto mantenerte aquí más de lo necesario. El director no se dará cuenta.

Ahora lo miró un poco desconfiado y se levantó del suelo mientras se limpiaba la parte trasera de su pantalón. El hombre no cambiaba su expresión aburrida.

—¿No es un trampa? —se cruzó de brazos.

—No ganaría nada engañándote. Estoy siendo amable, mocoso. Anda —movió su mano en un ademán para que empezara a caminar.

YoonGi dio un paso hacia atrás pero no estaba completamente seguro. ¿Y si esa era una trampa para que el director lo castigara el doble y que el conserje no tuviera que trabajar tanto? ¡No! ¡Él no caería!

—Lo siento, no le creo.

El beta viró los ojos y se dio media vuelta con la escoba en mano. YoonGi lo siguió un poco confundido y el conserje le dedicó una mirada de frustración.

—Las personas normales aceptan de una vez y no hacen preguntas.

—Creo que ya se dio cuenta que no soy normal —respondió un poco más orgulloso de lo que debería, la frase había sonado más ingeniosa en su cabeza—. No tengo razones para confiar en usted, el primer día que estuve limpiando se rió de mí, ¿cómo espera que no crea que esto es una trampa para que mi castigo sea peor?

El hombre suspiró.

—¿Quiere saber por qué me estaba riendo? —enarcó una ceja y el alfa asintió sin dudar, claro que quería saber por qué el adulto lo veía como un payaso—. Había un chico escondido, mirándote desde el momento que empezaste con el castigo, y tú no te diste cuenta en ningún momento. Él cada que estaba a punto de entrar para hablarte empezaba a negar con la cabeza y se regresaba con la cara roja —contó, una de sus comisuras levantándose un poco por el recuerdo—. Fue gracioso, no puedes culparme.

Las mejillas del peli-azul se encendieron como faroles y su corazón retumbó con emoción dentro de su pecho. Era obvio que estaba hablando de JiMin, él mismo le había dicho que lo había estado mirando, pero YoonGi no pensó que llevaba más de cinco o tres minutos en algún escondite. De tan sólo imaginarse al omega tímido por no saber cuál sería el momento correcto para entrar a la cancha se sintió tan enternecido que se cubrió el rostro mientras sonreía. 

JiMin era tan jodidamente adorable.

—Ah, estos niños de hoy en día —negó con la cabeza y siguió caminando mientras el alfa seguía perdido en su mundo con un lindo JiMin sonriendo en sus pensamientos.

Entonces el peli-azul se dio cuenta que el hombre estaba lejos y levantó el brazo, moviéndolo como despedida.

—¡Gracias! —el beta levantó ligeramente su mano en señal de que había escuchado y YoonGi se dio media vuelta, sonriente porque iría a casa y por el lindo omega que era JiMinnie.

Corrió por los pasillos con una sonrisa y llegó hasta la entrada, miró hacia todas direcciones esperando encontrarse con NamJoon o con HoSeok y suspiró en tristeza cuando no los vio por ningún lado. Igual, no es que esperara que realmente iban a esperarlo afuera, pero era mínimamente decepcionante que no estuvieran ahí. 

Tuvo el impulso de dar una última mirada al interior del instituto antes de irse y su corazón dio un vuelco cuando vio a JiMin caminando hacia la salida, sus ojos se encontraron y podía jurar que el omega se había sonrojado un poco, pero él estaba muy ocupado sintiendo su propia cara calentarse. 

Desvió la mirada cuando se dio cuenta de la presencia de ChanYeol y empezó a caminar.

JiMin pasó saliva y apretó los labios cuando vio a YoonGi. Cualquier palabra quedó atorada en su garganta en el momento que su hermano pasó su brazo sobre sus hombros en modo de protección y se encogió un poco en su lugar. Bajó la mirada a sus pies y retuvo cualquier suspiro, no quería que ChanYeol hiciera preguntas.

Aguantaron las ganas de voltear a ver al contrario y tomaron sus respectivos caminos, alejándose cada vez más del otro. Eso no debería estarles afectando en lo más mínimo, pero ¿por qué entonces sentían a sus lobos aullar en busca de la atención ajena?

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