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Un nuevo día ha empezado, frío por las lluvias que aún azotaban la zona donde se encontraba la casa de la eriza, pero a pesar de esto, dentro de aquel hogar había una gran calidez. Literal y metafóricamente hablando.

La felina empezó a abrir sus ojos adormilados, mientras soltaba un suave bostezo.

Le tomó algunos segundos asimilar lo que pasaba, cuando sus ojos se acostubraron a la luz mañanera pudo ver una bola de espinas rosada aferrada a su pecho.

Por un momento olvidó como respirar, no todos los días amaneces con la persona que te gusta abrazando tu pecho, ¿Cierto?

Un sonrojo no tardó en aparecer, y su corazón se empezó a acelerar. La felina intentó calmarse ya que temía que sus fuertes latidos despertaran a la bella durmiente que se encontraba aparentemente dormida en su pecho.

-Tú corazón late muy rápido... -Habló la eriza- ¿Qué sucede?

Blaze pudo sentir como su alma abandonaba su cuerpo en ese momento, Amy no sonaba adormilada ni nada por el estilo, ¿Cuánto tiempo llevaba despierta?

-Es que... No me acostumbro a despertar y ver a alguien enrollada en mi pecho -Respondió tratando de sonar tranquila y desviando la mirada-

Amy se separó rápidamente, quedando sentada en en colchón.

-¡Lo siento!, y-yo no quería hacer nada que te hiciera sentir incómoda -Se excusó la eriza nerviosamente-, debí respetar tu espacio.

E hizo una reverencia frente a la felina, no podemos olvidar que se encontraba ante la presencia de una princesa.

-Oh, Amy, no hay problema, no me sentí nada incómoda... por cierto, ¿Cuánto tiempo llevas despierta?

-Pues ya bastante rato, pero no me levanté porque tenía miedo de despertarte.

-Oh...

-Si...

Y quedaron en silencio por algunos segundos

-Yo... ¿Quieres ducharte?, puedo prestarte más ropa mía si la tuya aún no ha secado.

-Oh, sí. Gracias.

-Bien, iré a preparar una ducha caliente y tu ropa. Espera aquí.

Y así Amy abandonó la habitación, dejando sola a la felina, quien no sabía que la verdadera razón por la que Amy no se levantó antes es porque se la pasó mirándola dormir.

«¿Desde cuándo Blaze luce tan linda mientras duerme?»

Amy volvió a recordar todo, con un leve sonrojo en sus mejillas.

Minutos atrás...

Amy abría lentamente sus ojos, su mirada se encontraba borrosa. Se estrujó un poco sus verdes ojos junto con un suave bostezo, para luego ver a Blaze a su lado aún dormida.

Lucía hermosa a los ojos de la eriza. Pasaron los segundos, pasaron los minutos y aún la eriza no apartaba la mirada de la mayor.

Se acercó lentamente a ella con cuidado para no despertarla y posó su cabeza en su pecho, escuchando los latidos de su corazón.

Como sabemos, Blaze al poder controlar las llamas su cuerpo es naturalmente caliente, no al punto de quemar. Y ese calor junto con los latidos de su corazón le daba una sensación de comodidad y seguridad a la rosada.

Incluso podía escuchar la suave respiración de la princesa.

Sentía como el calor del cuerpo de Blaze podía llegar a su corazón, haciendo que este queme y lata con rapidez, «¿Cómo algo tan calmado y hermoso puede ponerme tan nerviosa?, ¿Acaso es el pequeño temor de que en cualquier momento termine calcinada por ella?» a pesar se eso, se sentía tan... bien, se sentía correcto, sentía que debía estar ahí con ella.

Sentía que ese calor no era algo malo.

Hasta que sintió a su acompañante despertar, lo cual hizo que se pusiera nerviosa. Pero no se movió.

Quería sentir la calidez de su cuerpo, sólo un poco más.

Hasta que los latidos acelerados de la contraria la sacaron de su trance.

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Capítulo corto... ¿Hay gente que sigue leyendo esto?