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"Llévame a una cita, mejor si es en nuestro aniversario"

Nayeon entró al restaurante, el cual era más elegante de lo que se imaginó. Un mesero le fue indicando el camino para llegar a la mesa correspondiente, la cual estaba al aire libre, la única del lugar.

Caminó tranquila, aunque por dentro estaba demasiado emocionada, viendo cada detalle del camino hasta llegar donde estaba esperándola su novia.

Iba elegante, con su abrigo en manos. Un vestido negro sin mangas que resaltaba sus clavículas, aparte de unas zapatillas negras relucientes. Su cabello estaba suelto pero bien ordenado, y solo un poco maquillada, no demasiado, en sus labios se había puesto un bálsamo labial rojo, que hacía ver sus labios relucientes de un color rojo natural.

Sonrió al ver a su novia sentada, y aunque se veía tranquila, el movimiento nervioso de sus manos la delataba. La contraria al ver a la recién llegada sonrió, mostrando su característica Gummy Smile. Se levantó de su asiento para ir a besar los labios de Nayeon cariñosamente. El mesero se retiró, no sin antes dejar las cartas en la mesa.

— Wow, este lugar es alucinante. —Dijo viendo lo decorado que estaba el lugar.

El lugar era al aire libre, bajo la luz de la luna. Estaba decorado con luces en las plantas, y una vela blanca en medio de la mesa.

— Te ves hermosa. —Dijo Mina, enternecida al ver los ojitos brillantes de su pareja, como una conejita pidiendo con la mirada un poquito de comida. Se acercó a Nayeon, rodeando con sus brazos la cintura de esta.

Nayeon pasó sus manos por el cuello de la blusa gris de Mina, quien estaba vestida con un elegante traje de color negro. — Uh, eso mismo iba a decirte. —Juntaron sus labios besándose por un rato antes de sentarse a cenar algo.

Al momento de sentarse, Mina echó la silla hacia atrás, dándole paso a que Nayeon se sentara. La pelinegra rodó los ojos por las acciones de su pareja, pero sin llegar a ocultar su sonrisa tímida.

Mina se fue a su asiento, tomando la carta para empezar a elegir que comer.

La cena transcurrió tranquila y cómoda, sin dejar de conversar y compartir opiniones, pues nunca faltaba algún tema de conversación.

El mesero trajo los platos al estar listos, además de servir un poco de vino en las copas de la pareja.

Ese día Mina y Nayeon cumplían cuatro años de novias, además de dos años viviendo juntas.

Se habían conocido en una fiesta, y aunque estaban en la misma universidad, pero al estar en facultades distintas no habían cruzado caminos. Mientras que Mina estudiaba gastronomía, Nayeon estudiaba composición.

Nayeon rio al escuchar el pequeño accidente que tuvo Mina en la cocina. Mina era la jefa del restaurante donde estaban cenando, siendo la herencia que le dio su padre. La castaña estaba dando órdenes cuando por accidente se tropezó con un mueble, cayéndose al suelo sin poder evitarlo.

— ¡No te rías! Fue lo más vergonzoso que me ha pasado en el año, ¿ahora cómo me van a respetar los demás del restaurante? —Dijo avergonzada, haciendo un berrinche como una niña mostrando un mohín, que desapareció al ver a su novia reír, ¿era posible enamorarse más de alguien? Porque podía jurar que cada día se enamoraba más de su pareja. — Nabongs... —Llamó a la contraria en un tono suave. Al obtener la atención de Nayeon, prosiguió. — Hace tiempo que llevo queriendo hacer algo, pero no sabía cuándo sería un buen momento, y siento que hoy es ese "buen momento" —Nayeon la miró confusa, sin entender a lo que se refería Mina. Sintió las famosas mariposas al ver a la castaña pararse de su asiento y ganarse a su lado, arrodillándose y sacando una cajita de terciopelo negra. Mina abrió la cajita, mostrando un lindo anillo de plata, donde en medio como una tirita había varios brillitos.

— Mina... —Al hablar, sus labios temblaron nerviosos, sin poder creer lo que estaba pasando.

— El haberte derramado bebida en tu ropa fue sin duda mi mejor accidente, aunque haya recibido muchos insultos, incluso los que ni sabía que existían. Amo cada una de tus "imperfecciones", aunque para mí no haya ninguna. Amo despertar y verte a mi lado, con tu mejilla siendo aplastada por la almohada junto con tus labios haciendo un mohín, y aunque sé que te pones tímida cuando te digo lo hermosa que te ves al despertar, no puedo evitar dejártelo claro cada mañana. Quiero pasar el resto de mi vida contigo, tanto legal como sentimentalmente, siendo este anillo el primer paso a un altar. —Nayeon limpió rápido una lágrima que había caído por su mejilla, las cuales estaba intentado retener. — Im Nayeon, ¿aceptarías casarte con esta torpe chica que está completamente enamorada de ti? —Dijo nerviosa con sus ojitos brillando.

— Tonta... —Murmuró riendo nerviosa y enternecida. — ¡Sí! Por supuesto que acepto casarme contigo, chica torpe. —Mina emocionada abrazó a Nayeon, quien correspondió el abrazo.

La castaña tomó la mano izquierda de Nayeon, pasando el anillo por el dedo anular de esta. Se miraron enamoradas, besándose felices.

— Feliz aniversario, cariño. —Dijo Mina al terminar el beso, pero sin separarse demasiado, juntando sus frentes y las puntas de sus narices.

— Feliz aniversario, amor. —Volvieron a juntar sus labios. En unos meses unirían sus vidas ante un juez, prometiéndose un amor sincero. No lo podían negar, estaban emocionadas porque ese día llegara pronto. 

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