106 d. C; RHAENYRA TARGARYEN

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RHAENYRA TARGARYEN

106 d. C

Aemma vistió a Rhaenyra para la ceremonia de nombramiento, ella misma la peinó y arreglo cada detalle de su vestido para que todo estuviera bien. Su preciosa hija se veía hermosa y no pudo evitar llorar cuando terminó de arreglarla, Rhaenyra tuvo que pelear con sus lágrimas al ver a su madre llorar.

—Estoy orgullosa de ti, mi niña—Aemma acarició las mejillas de su hija—. De ahora en adelante tendrás que probar lo lista que estás para ser Reina.

—¿Cómo puedo hacer eso, madre?—Rhaenyra bajó la mirada. —No estoy lista.

—Eres mi hija, la sangre del dragón corre por tus venas—con cuidado subió el rostro de su hija—, estás lista.

Rhaenyra respiró profundo y asintió, si su madre creía en ella entonces no tenía nada que temer.

La ceremonia se celebró en la sala del trono, Aemma se mantuvo con la espalda recta y la cabeza en alto todo el tiempo viendo como los Señores y Señoras de casas grandes juraban lealtad a su hija. En varias ocasiones encontró miradas dirigidas a ella, seguramente de personas que habían escuchado sobre el gran cambió de la Reina y querían comprobarlo. Su sonrisa siempre amable estaba en su rostro cada vez que veía a su hija, a la niña que siempre soñó ver en esa posición, su dulce Rhaenyra. Suya y de nadie más, ni siquiera de Viserys.

"Querido Daemon,

Sé que estás molesto, pero esto era algo necesario. Con Rhaenyra como heredera y tu como segundo en la línea de sucesión nadie va a poder presionar a Viserys para que tenga otra esposa. Aún estoy intentando hacer que se logré la anulación de tu matrimonio, pero sabes cómo es tu hermano.

Todavía no le he pedido que reclame un dragón, no creo que le agradé ese tema.

¿Cuándo vas a regresar? Viserys te extraña aunque no lo diga. Rhaenyra también te extraña.

Con cariño,

Aemma Arryn."

Rhaenyra ya no era copera del Rey, ahora era un miembro activo del consejo y se sentaba junto a su madre en las reuniones. Como ese día que se habían reunido gracias a un robo en la fosa de dragones. De verdad, cuando Aemma le dijo a Daemon que regresará, no fue para que se robara un huevo de dragón.

—¿Daemon?—Viserys preguntó sin creerse eso de su hermano, su mirada fue a su esposa que se encogió de hombros.

—El príncipe dejó una misiva que lo explica, Majestad—Otto avisó.

El gran maester sacó un pergamino doblado y lo abrió leyendo el mensaje de Daemon. Aemma tuvo que cerrar los ojos para no maldecir a su primo-cuñado, sabía que solo buscaba provocar a Viserys por nombrar a Rhaenyra su heredera, pero eso era demasiado. A ella le gustaba Mysaria, era una buena amistad y que Daemon la usará para eso era bajo.

—¿Qué huevo se robo?—preguntó Rhaenyra.

Un huevo de Dreamfyre, princesa, el que usted escogió para el príncipe Baelon.

Aemma y Viserys se miraron. Si bien a ella no le afectaba tanto como a su esposo, sabía que a su hija le afectaba y si a Rhaenyra le afectaba ella lo tomaría como la más grande de las ofensas.

—Otto, prepara un destacamento, yo mismo traeré a Daemon a la justicia—el Rey se levantó dispuesto a cumplir su palabra.

—Majestad—la Mano del Rey se levantó también—, me temo que no puedo dejarlo ir—el hombre bajó la cabeza—, el príncipe Daemon es peligroso y...

—Daemon nunca lastimaría a su hermano—Aemma lo interrumpió levantándose—, pero si les preocupa la seguridad del Rey, yo misma iré a Dragonstone.

Varios jadeos de sorpresa se escucharon y Rhaenyra miró a su madre con los ojos bien abiertos.

—Aemma, no te dejaré ir—Viserys miró a su esposa.

—¿Cómo vas a detenerme o a Silverwing?

Todos los presentes se miraron incómodos de presenciar la pelea de los monarcas, pero nadie se atrevió a decir algo. Aprovechando el segundo de shock de su esposo Aemma abandonó la sala con Rhaenyra que la siguió sin pensarlo dos veces.

—Madre, ¿De verdad irás?

—Alguien debe ir por el huevo, cariño—Aemma se detuvo para mirarla.

Rhaenyra asintió y se alejó cuando escuchó a su padre llamar el nombre de su madre. La joven princesa fue a su habitación y cambió su vestido por ropa de montar, no quería que sus padres pelearan por quién iría por el huevo así que ella misma enfrentaría a su tío. Cuando Rhaenyra y Syrax dejaron la fosa de dragones Aemma fue avisada de inmediato y tuvo que dejar de lado la discusión con su esposo.

—Iré por Rhaenyra y el huevo—sentenció la mujer terminando de ponerse su ropa de montar—, quizás si tuvieras un dragón no tendrías que depender tanto de esa sanguijuela que tienes como Mano.

Viserys se quedó atónito viendo como su esposa abandonaba la habitación, sus palabras haciendo eco en su mente. Si tuvieras un dragón. ¿Podría él reclamar otro dragón después de Balerion? Aemma había logrado reclamar un dragón incluso cuando se mostraba reacia a pasar tiempo con las bestias, aún cuando nunca estuvo muy cerca de uno. Con ese pensamiento se decidió a hablarlo con ella cuando regresará.

Silverwing rugió elevándose en el aire, la dragona voló sobre King's Landing con dirección a Dragonstone y Aemma esperó encontrarse a Rhaenyra en el camino, pero no había rastro de la dragona de su hija. Cuando por fin alcanzó Dragonstone escuchó los rugidos de dos dragones, Syrax y Caraxes, no le costó mucho encontrar a ambos dragones sobre el puente que conectaba el castillo con el puerto. Silverwing rugió volando sobre ellos permitiendo que Aemma viera a su hija y Daemon en medio del puente, ambos mirando a la dragona que volaba sobre ellos. Syrax extendió sus alas y se movió del puente dejando el espacio a Silverwing para que aterrizara.

Aemma era muy paciente, pero su paciencia desaparecía en momentos como esos.

Se bajó de su dragona sintiendo que ella misma era una y estaba a punto de escupir fuego. Rhaenyra bajó la cabeza cuando su mirada chocó con la de su madre y se hizo a un lado dejando que Daemon y ella pudieran verse mejor.

—Daemon—Aemma miró el huevo en manos de su cuñado—, robaste el huevo de mi hijo.

Pensé que vendrías a felicitarme, prima—el peliblanco sonrió con diversión.

Deja el teatro, Daemon, regresame el huevo de mi hijo—demandó manteniéndose firme.

Mi hijo también merece un huevo de dragón, cuñada—le discutió.

Cuando tu hijo nazca yo misma vendré a poner el huevo en su cuna—su mirada fue hasta Mysaria que la miraba apenada—, mientras no haya un bebé el huevo le pertenece a mi hijo.

Mi señora—Mysaria hizo una reverencia—, es bueno ver que está bien.

—Gracias, Mysaria—Rhaenyra se sorprendió al escucharla—, lamento que Daemon te haya metido en todo esto.

—No se preocupe, mi Señora—la mujer sonrió y miró a Daemon—. Si me disculpan.

Sin decir nada más Mysaria se dio la vuelta y marchó de regreso al castillo. Aemma y Daemon se miraron y el príncipe soltó una carcajada.

Vaya que cambiaste, Aemma—miró a Silverwing que parecía una sombra detrás de su jinete—, espero que te mantengas con esa actitud frente a la corte.

Daemon retrocedió y se dió la vuelta lanzando el huevo a Rhaenyra que jadeo de sorpresa pero lo pudo apañar a tiempo. La princesa miró a su madre y se acercó con pasos suaves antes de pasarle el huevo, Aemma lo recibió con cuidado y suspiró acariciando el cascarón. Daemon y su ejército ya estaban marchando de regreso al castillo cuando Rhaenyra soltó un grito de sorpresa haciendo que se detuvieran. Silverwing rugió y Aemma contuvo la respiración viendo como el huevo se sacudía en sus manos, podía sentir el calor que emanaba el huevo a través de sus guantes, pero no lo soltó. Daemon miró desde donde estaba y sus ojos se abrieron de sorpresa al ver como un dragón salía del huevo que su cuñada sostenía.

—Es hermoso—Rhaenyra sollozó viendo el pequeño dragón de escamas doradas—, madre...

—Lo sé—Aemma sonrió sin poder dejar de mirar al dragón.

—¿Cómo vamos a llamarlo?—preguntó la princesa emocionada.

—¿Cómo quieres llamarlo?

—Sunfyre—contesto de inmediato—, me recuerda al sol cuando brilla en lo alto del cielo.

Aemma giró la cabeza y su mirada se cruzó con la de Daemon, ambos asintieron y tomaron caminos distintos. El príncipe regresó al castillo y Aemma regresó a King's Landing con su hija y un dragón dorado descansando en su hombro.

"Querida Aemma,

Lord Corlys vino a pedir mi ayuda en los Peldaños de Piedra así que creí apropiado preguntarte si quisieras experimentar en el área de la guerra, como estas sorprendiendo a todos con tu cambio de actitud.

Dragonstone quedará solo, pueden venir cuando quieran, Vermithor no ha dejado su cueva desde hace semanas así que Viserys puede visitarlo cuando quiera. Por los siete infiernos, haz que reclame al maldito dragón o yo mismo iré a buscarlo sobre Caraxes para que lo haga.

La pregunta sobre unirte a la guerra es en serio, esperaré tu respuesta.

Firma,

Daemon."

Apenas Aemma recibió el mensaje de Daemon preparó un viaje a Dragonstone, solo de la familia real. Rhaenyra estaba emocionada porque su padre iba a volar con ellas, aunque no sabía el verdadero propósito del viaje. Partieron a la mañana siguiente de recibir el mensaje, cuando Rhaenys llegó desde Driftmark y fue nombrada Princesa Regente porque Aemma moriría antes de dejar que Otto quedará al mando de todo.

Viserys no podía contener la felicidad que le generaba estar sobre un dragón con su esposa, ya había olvidado lo que se sentía volar y ser libre en el aire. Rhaenyra y Syrax iban junto a ellos y él no dejaba de ver el rostro emocionado de su hija que no dejó de sonreír desde que su madre le avisó del viaje. Llegaron a Dragonstone cerca de la hora del almuerzo y enseguida su esposa lo llevó a la cueva de Vermithor, Rhaenyra siguiendolos con curiosidad. La cueva tenía algunas antorchas en las paredes, seguramente obra de Daemon, así que el camino estaba iluminado.

—¿Qué hacemos aquí?—Rhaenyra le preguntó a su madre en un susurro.

—Ya lo verás—Aemma miró a su esposo—. Viserys, debes ir tú solo—le pasó una antorcha.

—¿Estás segura?—el hombre dudó, pero tomó la antorcha.

—Ve—su esposa lo empujó hacia el interior oscuro de la cueva.

Madre e hija se quedaron de pie bajo la luz de una antorcha viendo como Viserys avanzaba hacia el lado más oscuro de la cueva. Hubo movimiento y el Rey se detuvo, los tres se maravillaron al ver la rafaga de fuego que fue lanzada hacia el techo de la cueva. El enorme dragón bronce rugió bajando la cabeza, sus ojos puestos en el hombre frente a él.

—¿Va a reclamarlo?—preguntó Rhaenyra tan silencioso como pudo.

—Ese es el plan.

Viserys no pudo reclamar a Vermithor hasta una semana después, en el último día de su estancia en Dragonstone. Ese día, como en los últimos días, fue solo a Dragonmont, pero esta vez regresó al castillo sobre Vermithor. Rhaenyra fue la primera en enterarse ya que estaba preparando a Syrax para el vuelo, apenas vio al dragón bronce en el aire se trepó en su dragona y alzó el vuelo. Habían dejado King's Landing con dos dragones y regresaron con tres, la noticia del Rey reclamando un dragón se esparció por todos los reinos como una plaga.

Otra vez Aemma notó una mirada extraña en Otto Hightower.

"Querido Daemon,

Antes de responder a tu pregunta, debes saber que encontré algo. Alguien dejó un mensaje en mi habitación mientras no estuve en King's Landing, era una ubicación así que envíe a los guardias que me asignaste. Ellos encontraron al maester hablando con un hombre misterioso, tristemente no pudieron atrapar al hombre, pero ahora si tenemos más testigos que confirmen la conspiración del maester.

Aún estoy buscando quién pudo haber dejado el mensaje, pero no tengo ni un sospechoso. ¿Crees que alguien esté intentando ayudarnos de verdad o solo intentan manipular las cosas? Le pediré a Viserys que traiga al maester Gerardys y destituya a Mellos como gran maester, creo que ya tengo suficiente evidencia para acusarlo de traición.

Ahora si, respondiendo a tu pregunta, no voy a negar que me atrae la idea de ir a la guerra, pero no creo que en mi estado pueda hacerlo. Ah, Daemon, los curadores me dieron la noticia de que estoy en espera. Quizás cuando me recupere pueda unirme a la guerra.

Tal vez hasta lleve a Viserys conmigo. Supongo que ya sabes que logró reclamar a Vermithor, gracias por dejar la cueva alumbrada. Y por si lo preguntabas, sí vomito cuando aterrizamos.

Espero que te mantengas a salvo en la guerra, por favor no te arriesgues de más.

Con cariño,

Aemma Arryn."

■■■■

NOTA:

¡Viserys reclamó a Vermithor! Ahora si se viene lo bueno, la casa del dragón se levanta como siempre.

El dragón de tres cabezas principal en esta historia son Aemma, Viserys y Daemon. Y miren como a los tres les queda bien su papel, Aemma como Aegon, Viserys como Rhaenys, y Daemon como Visenya. Mi nuevo trio favorito.

También, se viene Aegon, ¿están listos para Rhaenyra hermana consentidora que le va a partir su madre a cualquiera que dañe a su hermano?

Espero les haya gustado, gracias por leer, lu.

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