Día 22: nubes y ramas eléctricas

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En el primer peldaño de arriba bajando, en la esquina de esta, específicamente en el costado de la pared verde decolorada donde ahora me encuentro sentada, da una magnífica y limpia vista hacia el esplendoroso cielo azulado con líneas grisáceas que, repleto de nubes blancas, absorben mi atención desvariando e imaginando un mundo sobre ellas más allá de las nubes.

Más allá de mi imaginación.

Más allá de mi pobre desolación repleta de difusiones rosáceas me he creído un lugar allá arriba, lleno de, no ángeles pero sí tal vez, seres mágicos con un propósito menos infernal que los que habitamos aquí.

Un lugar al que sería un atrevimiento llegar pues, con mi simple mortalidad no sería digna de siquiera un asentimiento.

En el centro del infinito mar de nubes, exactamente en el medio de estas, se abre un agujero que deja ver un círculo redondo azulado en el cielo, asemejando así un hoyo, un portal a ese mundo donde anhelo ser acogida, ser protegida. Tan pronto como es posible pensé en lo mucho que amo observar el cielo, las nubes y los árboles que son abrazados por el sutil sonido del viento soplando en sus oídos y troncos.

Me gusta.

La parte que más me gusta de esta hora es observar.
Observar y abducirme en los placeres naturales que, desde donde estoy sentada, me brinda el mundo.

En una tarde nublada repleta de cánticos animales donde el ocaso no cesa por completo, me gusta cerrar los ojos y sentir la suave brisa que mueve la copa de los inmensos árboles y acaricia mis redondas mejillas. Más que observar, amo sentir y pensar un centenar de palabras que justo ahora plasmo en un móvil con mis dedos siendo los encargados.

El sonido lejano de los truenos a mis espaldas hacen un perfecto acompañamiento a mis sentimientos enroscados en un tronco de antaño que los apresa pero de a ratos los suelta. Sigue, se detiene, sigue y se detiene para no acabar nunca. Para atormentar mis pensamientos y los desatinos de estos. El cielo truena contra las nubes indefensas que, ingenuamente intentan hacer que ni un rayo de luz se cuele por ellas pero fallando en cada intento. Cuando el cielo se ilumina por el limpio fulgor de un relámpago estremeciendo el cielo, me permito cerrar los ojos y sentir.

Los grillos, ranas, cigarras y el ensordecedor sonido del silencio siendo acallado por los truenos me hacen suspirar. Y pienso, pero también trato de entenderlo: ¿Qué me hace querer sentir con tanto empeño, con tanto anhelo? Siendo sincera, decir que no siento nada y que mis sentimientos están en modo neutral no me tranquiliza y, estaría contradiciendo mis propias palabras y también sentires que he escrito en cada rincón de este pensamiento.

¿Porqué... No sólo dejarme ser?

¿Porqué intento tras una fachada azul ocultar mis sentires y pesares?

He pensado esto un millón de veces y he obtenido respuestas unas cero y menos veces. Porque, tal vez sí haya una respuesta pero no quiero admitirla y, aunque quiera escribirla mis dedos y ojos se niegan a colaborar.

Tal vez sí, es un sentimiento de agobio, asfixia y calma que se mezcla con un pensamiento caótico de ser ideológica en un mundo que no existe. En un mundo creado por las nubes, acoplada con el firmamento y tomado de la mano con el mar y el viento.

Inhalo tan despacio y exhalo lo más suave y lento posible antes de abrir los ojos y, por consiguiente ver que el sol se ha ocultado tras las montañas azuladas de puntas blancas que, paralizadas en su lugar se oscurecen para darle paso a una estrella anaranjada que nace en el otro lado del mundo.

Suelto un suspiro cuando siento al viento ralentizar progresivamente su brisa. Menea mi flequillo con parsimonia y mis mejillas se enfrían gracias a su elemento.

Observar, sentir, pensar, analizar y al final amar para después empezar desde cero me hacen cuestionar la veracidad de mi ideología al momento de morder mis labios y cubrir mi rostro con mis manos frías.

Mi ideología a pesar de ser egoísta no me hace sentir culpa.

Paradójicamente, me gusta cargar con la culpa.

Sin embargo y sin arrepentimientos todo se desploma en mi mente, se mezcla, se arremolina y el avasallador recuerdo de un mundo sin sentimientos se ancla allí, en un rincón de mi desastroza mente.

No obstante recuerdo un detalle que suelo olvidar con facilidad; soy humana, tengo sentimientos y habito en un lugar donde la fantasía solo está en mi mente. Y bien, me digo. Aunque no todos son perfectos no tengo porque cargar con un sentimiento de resentimiento por acabar con la vida misma y acabarse entre ellos. Es tal vez, un odio hacia mi persona por creer que soy igual y hasta peor que los que arrebatan vidas y dañan la tierra.

La indiferencia que habita en mí y el desalmado pensamiento egoísta y cruel de solo pensar en una persona me consume. Me consume y trato de sentir y siento, claro que siento pero absteniéndo mi pensar lo intento esta vez, siendo racional.

Y no lo entiendo por más que lo intento.

Los segundos, los minutos, las horas, los días, los meses y años siguen pasando y quiero pensar que algún día tendré respuesta a mi sentir y a mis preguntas cargadas de una súplica silenciosa porque, me siento una aberración en persona pero algo en mi pecho duele y quiero que cese.

Asimismo, tanto como amo sentir la naturaleza a flor de piel, quisiera también entender a las personas, no al mundo. Solo a sus habitantes y sus pensamientos de lógica que, para mi punto de vista no tiene mucho sentido. Al menos no en todo. Quisiera también entender y comprender porqué necesitamos de un complemento.

Un complemento que la naturaleza ya tiene pero que nosotros no sabemos emplear.

Entiendo la mayor parte de la tierra, no decir entender complemente pero me basta con observar y sentir.

Soy ignorante, tal vez, después de todo, sumergirme en un pensamiento profundo pero fugaz a la par me hacen desvariar en un mundo más allá de las nubes.

Un suspiro sonoro abandona mis pulmones cuando ha caído la noche y, más que anonadada por observar un largo rato mis preferencias me siento desanimada.

Comenzar este pensamiento con las nubes y el cielo y terminar ramificando un eléctrico pensamiento oscuro y sin miramientos no es algo que quería plasmar esta noche.

Una fina línea dibuja mis labios y con la llegada de la completa obscuridad a mi lugar de observación, abandono este pensamiento.

17/08/2021
7:44.PM

✓Katsu❄️

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