Día 3: un ave y una mariposa

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He estado enferma en estos días, nada grave. Nada por lo cual preocuparse pero de cierta manera sí inquietarse. Un virus que ha hecho a dos de mis sentidos desaparecer.

Pero está bien.

Fue en la mañana, a eso de la hora donde no es tan temprano pero tampoco tan tarde donde los vi.

Una mariposa y un ave. Al mismo tiempo.

Me senté tranquilamente y con mucha suavidad en el piso del porche de mi casa a observar el cielo, si otra vez porque de mañana también es lindo, es más azul.

Me desvié. Hablaba del ave y la mariposa que observé después de ver el verde pasto que vive en el suelo frondoso de mi patio.

Bajé la mirada solo un segundo allí, al pasto y la vi batiendo sus alas pacíficamente, yendo de aquí para allá y volviendo. Era de un color rojo carmín, uno muy nítido y bonito que me hizo comparar con el rojo del cielo pero más intenso. En sus alas carmín traía plasmada unas figuras al azar en un color negro que contrastaba y completaba su lienzo pintado bellamente.

Tinkerbell, campanita ¿No? Recordé que la cinta ellas pintan las mariposas a su antojo, siendo mariposas blancas como un lienzo en blanco que ellas, siendo las artistas disfrutan en llenar a su merced y creatividad. Y tiene sentido para mí aunque suene descabellado y las personas no crean en las hadas. Soy esa única persona que cree en la veracidad de su existencia. Y me gusta.

Porque amo imaginar y crear un mundo de fantasías donde habito yo, sin ser lastimado.

Reí ante el pensamiento que cruzó mi mente tan rápido como una estrella fugaz en una noche estrellada y alcé la mirada a un árbol viejo que yacía frente a mí, divisando un ave que sostenía en su pico, atravesada, una pequeña no tan pequeña rama. Solté una risilla porque la rama era el doble de grande que su tamaño pero aún así la sostenía firmemente en su pico. Supuse que era para su nido en construcción que estaba hecho en la punta del frondoso y grande árbol verde en mi patio.

Afirmé mi teoría cuando le vi volar muy rápido hacia su pequeño nido, donde, con mucho cuidado y recelo depositó la ramita y salió justo tan rápido que como entró.

Y suspiré porque el color del ave me recordó los rayos del sol en una mañana soleada reflejados en el lago azul o en un pequeño charco de agua gris que la lluvia deja cuando rocía los suelos y ellas mismas, las aves, se bañan fervientemente en sus pequeñas aguas batiendo su cuerpo y a la vez sus alas para sacar la suciedad de sus plumas que siempre ha sido inexistente para mí.

Y de nuevo suspiré pero esta vez sonreí suave al bajar la mirada y encontrar nuevamente a la mariposa carmín que ahora batía sus delicadas alas en un vaiven armonioso, con parsimonia y muy despacio.

Pude intuir tristemente que por el batir de sus alas no le quedaba mucho tiempo de vida y me atreví acercarme y acariciar sus alas con las yemas de mis dedos, delineándo su anatomía invertebrada que es tan delicada como el respirar de un pequeño gatito. Y me atreví acercarme, pero solo en mi mente pues antes de siquiera poder levantarme la mariposa voló lejos de mi vista muy muy despacio, muriendo lentamente, probablemente después de unos minutos o tal vez horas.

Y parpadeé suave, muy despacio sintiendo las lágrimas querer caer de mis ojos y el nudo atorar mi garganta.

Fue una bella mariposa y una valiente ave lo que robaron mi atención esta mañana cuando decidí sentarme en el piso del porche de mi casa. Robaron mi atención y una parte de mi corazón. Me sentí triste al verle casi morir a la primera y ver como la segunda irradiaba una extraordinaria energía de supervivencia nata. Son instintos y una cadena del tiempo que se repite como un disco viejo.

¿Una ley?

La ley de la vida y el existir del universo.

Naces, reproduces o a veces no, y mueres.

Y así sigue y sigue un bucle infinito para todo ser vivo.

Luego respiré profundo, tan pero tan profundo que mis pulmones dolieron. Tragué el nudo porque recordé lo cruel de la vida y lo hermoso del planeta tierra.

Fue una mariposa y también un ave los que me hicieron redactar este texto en una noche de tantas donde solo quiero llorar.

Alegraron mi mañana no tan soleada y me dieron algo de lo cual hablar, pensar y meditar mientras miraba el cielo azul de nubes blancas.

Y pensé "El mundo es hermoso, ¿Porqué no llorar por su belleza?

Un ave valiente y una mariposa en su último suspiro me hablaron de los detalles que casi nadie se atreve a mirar en el mundo real.


















Katsu❄️

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