Carrusel de emociones

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—¿Puedo pedirte algo y prometerme no estallar al hacerlo?

Lincoln le lanzó una mirada de advertencia a Zach.

—¿De qué se trata?

—¿Puedes pedirle a tu amiga que me deje ver sus ojos? Sólo quisiera cerciorarme que... ya sabes... es humana.

—Sólo si primero me dejas abrirte la cabeza para... ya sabes... comprobar lo mismo.

—No tienes que ponerte tan a la defensiva.

—Tengo qué. Tal vez arruiné las cosas con Lesly por no contarles de ella, además que ustedes la asustaron, siendo por todo esto en parte el motivo por el que preferí no hacerlo.

Rusty negó con un gesto.

—Lincoln... de verdad no quiero me tomes a mal lo que voy a decir. Mira, es loable que te ofrecieras a cuidar de esa chica y todo, pero ¿realmente tienes alguna obligación para hacerlo? Digo, ¿No te tienes que limitar constantemente para que te siga el paso?

Lincoln suspiró decepcionado.

—Y ese es otro de los motivos por los que no les conté de ella. No esperaba que lo entendieran.

Clyde comprensivo trató de animarlo.

—Lincoln, no le hagas caso a Rusty. Yo lo entiendo. Es genial que trates de ayudar y hacer algo bueno por quienes tienen impedimentos, pero...

—Tú tampoco lo entiendes, Clyde. No se trata de que ayude a Lesly con nada. No salgo con ella porque alguien me lo haya pedido o por lástima. Lo hago porque quiero hacerlo y me parece grandiosa. Ella no está tan limitada como ustedes creen. Por decirlo de alguna manera, ve el mundo de una forma muy distinta a como siempre yo lo he hecho y me enseña a mí a hacerlo también. Eso y muchos otros motivos son los que vuelven muy especial para mí el cariño que le tengo.

Los chicos frente a él un tanto apenados se miraron entre sí y hacia atrás del peliblanco que, al darse la vuelta en su asiento, enrojeció al ver a Lesly tomando el brazo de Stella tan abochornada como ella por lo que escucharon les confesó a los chicos.

—Ah... ¿desde cuándo están ahí?

Stella carraspeó antes de responderle.

—Desde que corregiste a Clyde.

Esperando en vano que nadie la notase sonrojada, Lesly continuó.

—Aunque yo escuché desde la parte en que alguien te dijo que no tenías que hacerme "el favor" de cuidarme.

Rusty se encorvó avergonzado, por lo que tomó la iniciativa y se le acercó tan rápido que Lincoln casi se puso de pie preventivo, de no ser porque Clyde y Liam lo sujetaron por los hombros instándolo a seguir en su asiento, dándole una oportunidad a su amigo a lo que pensaba hacer.

—Sí. Mira, niña. Sobre eso, perdóname si te hice sentir mal. Me llamo Rusty y soy uno de los amigos de Lincoln. No fue mi intención ser grosero ni ofenderte.

Un tanto amedrentada, sin soltar a Stella, Lesly había dado un corto paso hacia atrás tan pronto escuchó la voz del chico al inicio, pero tras que terminara de disculparse, suspiró.

—Sí. Está bien.

—Perfecto, ahora...

Rusty se inclinó frente a ella y sorpresivamente la tomó por la muñeca obligándola a colocar la mano sobre su cara, lo que impresionó y asustó a Lesly que de un tirón hizo que la soltara y enseguida se abrazara de Stella. Sorprendidos por la acción de Rusty, esta vez los chicos no pudieron retener a Lincoln cuando una vez más se puso de pie.

—¡Qué rayos le estás haciendo!

El confundido pelirrojo paseó nerviosamente la mirada entre todos sus amigos y Lesly sin comprender lo que hizo mal.

—Ah... le ayudaba a que se imaginara mi cara. Supuse que eso fue lo que estaba haciendo contigo antes de que llegáramos y creí...

—¡Eso no lo hago con cualquiera! —Lesly le reclamó—. Eso es algo... algo especial y muy personal que hago pocas veces.

—Pero ¿cómo puedes saber entonces el aspecto de las personas con quienes hablas?

—¡No me interesa el aspecto que la gente tenga! No pienso mucho en eso, a no ser que se trate de alguien a quien ya frecuento, confío y quiero mucho.

Zach se rascó el mentón pensativo.

—¿Entonces es algo así como un beso?

—¡Sí! Bueno... no... ah, más o menos.

Esta vez la atención del grupo se dirigió hacia Lincoln, a quien como mencionó Rusty, notaron Lesly le había estado tocando la cara durante su encuentro, mismo al que ahora podrían calificar de "cita" en toda regla.

—Está bien —zanjó Lincoln buscando calmar los ánimos de todos, incluidos los suyos—. Vamos a comenzar una vez más y del modo correcto. Chicos, les presento a Lesly. Ella también es mi amiga y es con quien he estado saliendo los fines de semana. Lesly, ellos son mis amigos en la escuela. Supongo que ya conoces a Stella, pero también está aquí mi mejor amigo Clyde.

Lincoln le hizo un asentimiento a éste, quien comprendiendo el mensaje se acercó a ella y le dio un ligero y amistoso golpecito en el hombro cubierto por su vestido.

—Encantado, Lesly.

—También está Liam.

El chico se acercó haciendo un gesto como si quisiera tocarle el hombro desnudo, pero se lo pensó mejor y sólo le respondió.

—Es un placer conocerte.

—También está Zach... ¿Zach?

El pelirrojo de los anteojos en silencio observaba a Lesly y con cierto temor a Lincoln.

—Hola. Mucho gusto. Hmm... ¿puede pedirte algo?

—¡Zach! —Lincoln lo reprendió.

Lesly que no había tenido problemas con el dueño de esa voz, se mostró curiosa sobre lo que querría.

—¿Qué pasa?

—Ah... puedes negarte si quieres, es sólo que... ¿podría ver tus ojos?

La jovencita pareció dudarlo. Lincoln estaba por reprender a su amigo una vez más y Stella también, cuando de pronto la albina se irguió y abrió los ojos durante tres segundos antes de cerrarlos de nuevo. Había sido el tiempo suficiente para que Zach junto con los demás apreciaran los extraños rojizos ojos opacos de la niña.

—Prefiero no abrirlos mucho. Se me irritan muy rápido, además para mí no es necesario de todos modos que lo haga. Sé que a la gente les dan... miedo.

—Creo que son geniales —Zach le contestó satisfecho—. Supongo que puedo descartar todas mis teorías.

—¿Teorías?

Lincoln esperando que su amigo no dijese algo impertinente concluyó la presentación.

—Y ellos son mis amigos.

Rusty gruñó por lo bajo.

—¿Y a mí no me presentas por...?

—Porque ya te habías presentado tú solo.

Lesly asintió añadiendo:

—Más de lo necesario.

El chico se rindió.

—Bueno. Lo siento también por eso. Puedo compensarlo. ¿Qué les parece si vamos al arcade o algo así? Aún podemos aprovechar la tarde y hacer entre todos algo divertido. Por supuesto que Lesly también puede acompañarnos, ¿cierto, chicos?

Todos exclamaron su entusiasmo por la idea, eso les permitiría conocer más a la nueva amiga de Lincoln y ella a estos, de modo que podría tal vez integrarse al grupo. La misma Lesly parecía entusiasta ante la idea una vez que se tranquilizó e iba recuperando su buen ánimo.

—No, esperen —Clyde los detuvo—. No estoy seguro si Lesly se sentiría cómoda en el arcade porque... ya saben, son videojuegos y ella no puede...

No se atrevió a terminar la oración, pero no fue necesario. Todos comprendieron lo que quería decir. Zach pensó el cine y al momento lo descartó entendiendo que el problema sería el mismo. Stella estaba por proponer en sólo regresar a la galería y admirar la exposición, para después reprenderse al comprender que estaba cometiendo el mismo error que sus amigos. Liam y Rusty pensaron en otras opciones que igualmente desecharon por tratarse de actividades principalmente visuales.

Lesly entendiendo lo que podrían tener todos en mente comenzó a sentirse mal. Después de todo ese desagradable chico tenía razón. Todos parecían sentirse limitados por ella... como seguramente Lincoln lo hacía, pero no se atrevía a decírselo.

—Chicos, no importa de todas maneras —Lincoln los frenó—. Le prometí a Amanda que no nos moveríamos mucho de aquí.

—¿Amanda? —Esto hizo que el resto junto con Stella recordaran de pronto lo que originó todo esto—. ¿La chica con quien hablabas por teléfono el viernes?

—Sí. Ella es quien en realidad debería estar cuidando a Lesly y a quien convencimos los dos para que nos dejara estar a solas un momento. De verdad no quiero meterme ni meter a Lesly en líos haciendo algo por lo que luego no nos dejen salir otra vez.

Lesly asintió casi olvidándose de su amiga y cuidadora, a quien de pronto extrañaba para recuperar ese sentimiento de seguridad absoluto, a pesar que eso significaría dejar ya a Lincoln.

—Bueno... Podrías acompañarme con ella y después regresar con tus amigos para que te diviertas lo que queda del día desde este momento. —Lesly le sugirió.

—Pero aún es temprano. Tal vez podríamos...

—Por favor, Lincoln. La verdad es que me estoy sintiendo un poco cansada. No estoy muy acostumbrada a agitarme tanto.

El chico suspiró. Miró brevemente de mala manera a Rusty, responsabilizándolo en parte por el sentir de su amiga qué en efecto lucía como si acabara de terminar de correr en una carrera, pero también comprendiendo que no era del todo justo achacarle toda la culpa al tener él también su porción de la misma.

—¿Estás segura? —ella asintió—. Bueno... supongo que por hoy podemos terminarlo ya.

Tras pedir la cuenta y pagar, el albino se volvió a sus amigos, quiénes uno a uno se le acercaron para despedirse de Lesly, siendo Stella la última en hacerlo.

—Fue un placer conocerte.

—Gracias —dudó un poco antes de agregar—. También el mío.

La joven le dio un ligero apretón en su hombro. Lesly le dedicó con una vaga sonrisa que fue más de lo que consiguieron los chicos debido a la mala impresión que le dejaron. Por lo menos ella tuvo mayor oportunidad de convivir con Lesly aunque fuese breve tiempo.

Cuando Lincoln se marchó con Lesly haciendo que lo tomara por el hombro, el grupo permaneció en silencio un momento tratando de asimilar el peculiar encuentro que tuvieron.

—Es... una chica agradable. —Clyde mencionó.

—Tiene un mal carácter —Rusty señaló—. Siento que no le caímos bien.

Liam molesto le espetó.

—Después de cómo la trataste al inicio, es una suerte que al final nos dirigiera la palabra.

—Ya, pero... ese solamente fui yo, no ustedes.

Stella asintió.

—La culpa fue de Lincoln por no prepararla para conocernos, como tampoco él a nosotros para conocerla a ella.

Zach se mostró de acuerdo con ella.

—Sí. Lincoln nos explicó acerca de eso mientras platicabas con ella en el baño. Tenía miedo que la tratáramos mal por ser diferente. Supongo que no iba tan mal encaminado.

Stella y Clyde asintieron con cierta culpa, aunque la chica pensativa contempló otra posibilidad, una que seguramente su amigo no les compartió, pero ella tras hablar con Lesly teorizó podría tratarse la razón principal sobre el porqué la mantuvo oculta de ellos.

-o-o-o-

—Lamento que mis amigos te hayan hecho pasar un mal momento, también que no les haya hablado a ellos de ti.

Lesly sólo se limitó a caminar en silencio escuchando a Lincoln. Acerca de eso llegaba a una conclusión muy distinta a la que Stella le explicó o a la que en verdad creía se trataba.

—¿Realmente ya no los ves mucho por mi culpa?

—Por favor no lo veas tú tampoco de esa manera. También eres mi amiga, pero sólo te puedo ver una vez cada fin de semana, a ellos los veo todos los días en la escuela.

—Pero yo no soy tan divertida como ellos. No me molestaría si tú prefirieras...

Lincoln se detuvo y tomó a Lesly de las manos.

—Es cierto que con ellos puedo hacer algunas cosas que contigo no puedo, pero contigo puedo hacer otras que con ellos nunca se me ocurrirían.

—¿Qué podría ser eso? —Le preguntó pensando que sólo le estaba tomando el pelo.

—Me enseñas a "ver" las cosas de una manera muy distinta que nunca creí posible, situaciones que siempre di por sentado, pero tú me haces apreciarlas de mejor manera, dándoles un valor muy distinto, un valor especial.

—¿Como los colores?

—Sí, o los sabores, o los sonidos, incluso el tacto, entre otras cosas que me dan mucho qué pensar.

Lesly sonrió. Le encantaría quedarse más tiempo con Lincoln, pero había sido sincera al decirle que se sentía agotada por todas las emociones del día.

—¿Qué tan tarde es?

—Ya está atardeciendo por lo que veo.

—¿Y cómo es eso para ti?

—Bueno... —Lincoln miró el cielo meditativo—. El día por lo general es claro como el mar azul y el blanco como el azúcar, pero se vuelve un poco naranja como el jugo, a la vez que todo parece irse oscureciendo. Dentro de más tarde el cielo se volverá azul negro, como el café amargo, y las cosas que la gente ve en el día, ya no podrán verlas con la misma facilidad.

Su amiga sonrió ante esa descripción pensando en la misma.

—Eso es algo que yo no hubiera nunca podido enseñarte a apreciar desde mi perspectiva, por el contrario, fuiste tú quien me la enseñó a mí.

—Puedo enseñarte más cosas cómo lo haces conmigo. Lesly, si me lo permites...

Aunque tenía la idea en la punta de la lengua, tuvo dificultades en expresarla generándole a su amiga intriga de esa manera. Por un momento temió que Lincoln se apresurara a pedirle algo para lo que no estaba de ninguna manera preparada.

—Lincoln...

—Déjame ser tus ojos.

La propuesta enmudeció a su amiga, así como a él, pues no se había detenido a pensar en cómo expresar su sentir y su deseo hacia ella, por lo que soltó lo primero le salió del corazón.

Aunque desconcertada, Lesly sintió un calor mucho más intenso en su rostro. Temiendo que Lincoln lo notara, inútilmente se tapó con las manos la cara durante unos segundos antes de conseguir el valor para responderle.

—Lincoln, yo... eres muy lindo. De verdad aprecio lo que intentas hacer por mí, pero... creo que de todas formas estás yendo muy rápido. No quiero que después más adelante... te des cuenta que estoy quitándote mucho tiempo que podrías invertir en alguien más.

—Si esto es por mis amigos, Lesly...

—Es mucho más que eso. Antes que a ti, conocí a buenos chicos muy amables que se preocupaban por mí y me cuidaban porque me veían como alguien desvalida a quien debían de cuidar de todo problema, lo que no me hizo mucho bien al sentir que me volvía dependiente de ellos. Al final con todos siempre acabó igual y no duró. Terminaron dándose cuenta que sacrificaban mucho por mí dado mi... problema, cuando yo solamente podía corresponderles con muy poco, siendo sólo más que nada una carga para ellos como para cualquiera...

—Lesly, no espero que me pagues o correspondas con nada, tampoco te veo como una carga.

Ella en un arrebato tomó sus manos y subió las suyas tocando sus brazos, sus hombros, su cuello, hasta finalmente llegar a su cara una vez más, siendo delicada y cariñosa en su tacto.

—¿En serio no lo haces?

—Sí. Lo que dices es horrible. Nunca pensaría de ti de esa manera y no conozco a esos chicos, pero sé que no soy como ellos.

Se sentía dolido por las acusaciones que Lesly le hacía, tanto como a ella hacérselas, pero prefería dejar su punto en claro antes de permitirle ilusionarla en vano para sólo después herirla sin intención.

—Lincoln, ¿no será acaso que por ser como soy, sin darte cuenta te sientes obligado a cuidarme a pesar de no ser algo que te corresponda hacer? ¿Algo que está en la naturaleza que te forjaste como el guardián y protector de tus diez hermanas?

Esto lo dejó atónito. La perspectiva que le trataba de hacer ver lo asustó. ¿Sería verdad esto? Comenzó a dudar de su propia determinación, pero por cuestión de principios no estaba dispuesto a retroceder.

—Estoy... estoy seguro que...

—Detente. No tienes que responderme en este momento —tal vez estaba siendo demasiado dura con él y merecía que le diese un respiro—. Piénsalo muy bien. Por ahora sólo déjame sentirte otra vez antes que nos despidamos por hoy, no lo arruinemos hablando más. Disfrutemos del poco tiempo que nos queda juntos antes de despedirnos.

Aunque no muy satisfecho por no permitirle defenderse, Lincoln respetó su deseo. Además, sentir las suaves manos de su amiga tocar su rostro era algo que le provocaba mucha satisfacción, calor y sosiego, junto a la sensación de su cabello deslizarse por sus dedos.

Permanecieron un largo momento de ese modo por la entrada de la galería. Lesly pensó una vez más en la propuesta que Lincoln le hizo. Quizá más impulsada por su corazón que por su cabeza, supo qué contestarle... cuando fueron interrumpidos de forma inesperada.

—No quiero echarles a perder el momento, pero ya es hora de que ustedes dos se despidan por hoy.

Lincoln se sonrojó como Lesly al ser descubierto por Amanda durante su peculiar muestra de afecto, recibiendo al instante un reclamo de su amiga.

—¿A.. Amanda? Lincoln ¿por qué no me dijiste que Amanda ya estaba aquí?

— Yo... Tenía los ojos cerrados y por eso tampoco la vi.

—¿Por qué hiciste algo así si puedes ver?

Lincoln no se atrevió a responderle avergonzado, algo que no detuvo a Amanda para hacerlo ella.

—Porque las caricias qué consideramos especiales se disfrutan mejor con los ojos cerrados. Supongo que olvidé explicarte ese detalle.

Lincoln se sonrojó por el modo en que la cuidadora lo puso en evidencia con su amiga que se limitó a meditar apenada el hecho. Pronto se recompuso para preguntarle algo importante.

—Les, ¿crees que podamos vernos de nuevo el próximo sábado o el domingo?

—No lo sé. Supongo que... tal vez y sólo si de verdad quieres...

—Sabes que sí.

Lesly volteó hacia donde había escuchado la voz de su amiga, quién sonrió pensativa antes de contestarles.

—Eso lo veremos en la semana. En el caso de que no podamos, al menos igual podrían hablar por medio de mi teléfono.

Aunque preferiría encontrarse en persona con Lesly, no rechazaría esa opción a nada. Lincoln le hizo una caricia rápida en el cabello, como ella a él se la hizo en su mejilla antes de que Amanda se acercara para guiarla a su auto y de ahí de regreso a la casa hogar.

Lincoln cerró los ojos disfrutando de las emociones latentes todavía que su amiga especial le provocó antes de regresar con el resto de sus amigos a tratar de enmendar su error. No tardaría mucho con ellos, la verdad es que también se sentía exhausto.

-o-o-o-

—¿Y cómo te fue?

Amanda alternaba su atención entre el camino y a la chica, ansiosa y un poco emocionada por saber de su cita.

—Bien, al menos la mayor parte.

—¿Algo fue mal? —De pronto receló del chico—. ¿Lincoln intentó... te hizo sentir incómoda de alguna manera?

—No hizo nada malo de lo que me hablaste, si eso es lo que te preocupa.

—Entonces, ¿qué sucedió?

No quiso rememorar el mal rato que los amigos de Lincoln le hicieron pasar inicialmente al conocerlos, o el error que esté cometió con ellos a causa de ella, sólo mencionó lo que la tenía intranquila en ese momento rememorando la conversación que tuvo con Stella.

—Lo estoy pensando y creo que tal vez como mencionaste, no debería de hacerme tantas ilusiones con Lincoln a qué él y yo... creo que de todas formas lo veo más como un amigo después de todo, uno que no me gustaría perder si se diera algo diferente entre los dos que al final no resultara.

Amanda parecía sorprendida, quizá un tanto decepcionada, pero gratamente orgullosa de ella.

—Eso es algo muy maduro de tu parte. Sí eso es lo que de verdad deseas, está bien. Ya pensaré en algo para que puedan seguir manteniéndose en comunicación los dos si aún quieres.

—Sí. Muchas gracias, Amanda.

—Pero... aunque sé lo que te dije, igualmente no quiero que te cierres a la posibilidad que pueda haber algo más que sólo amistad entre los dos por temor a que... suceda de nuevo lo que me contaste te ocurrió antes.

No hubo más que decir. Intranquila, Lesly se llevó una mano a su pecho haciendo una mueca de incomodidad. Fue algo breve y para su suerte Amanda no lo notó por mirar el camino frente a ella.

El agotamiento por la agitada cita provocó que Lesly se quedase dormida durante el resto del trayecto. Mientras eso ocurrió, Amanda pensaba en la decisión de Lesly, así como también en la manera en cómo había tocado el rostro de Lincoln de forma tan cariñosa y hasta se podría decir efusiva, tan distinta a cuando la tocó a ella tiempo atrás para darse una idea de su aspecto, o la manera en que la había visto hacerlo con los niños de la casa hogar sin tanta melosidad o arrumado como con el chico.

-o-o-o-

Una vez que llegaron a la casa hogar, sin despertarla, Amanda se las arregló para cargar a Lesly y sacarla del auto. La señorita Hepburn que había estado los últimos quince minutos al pendiente de la puerta desde que pasó la hora límite que les fijó, salió a recibirla y ayudarla con ella.

—¿Qué le ocurrió?

Se había asustado al ver a la chica desvanecida en los brazos de su voluntaria.

—Nada, señorita Hepburn. Sólo se agitó un poco de nuevo y le ganó el sueño. ¿Puede ayudarme a cerrar la puerta del auto? La llevaré a su cama.

—Sí, por supuesto. Se tardaron un poco.

—Hubo algo de tráfico y Lesly no dejaba de hacerme preguntas sobre los chicos.

La señorita Hepburn suspiró.

—Más curiosidad nos da aquello que está lejos de nuestro alcance.

Aunque Amanda se sintió tentada a añadir algo, prefirió permanecer en silencio.

Adentro, algunos de los chicos en el pasillo preocupados la vieron llevar de esa manera a Lesly, por lo que tímidamente un niño de diez años se les acercó.

—Amanda, ¿Lesly está bien?

—Sí, Brian. Tranquilo. Se quedó dormida, así que no hagan mucho ruido para que pueda descansar.

En la habitación, las dos compañeras de Lesly que estaban sentadas frente a una mesita entretenidas con un juego de mesa, se pusieron de pie al verla regresar así. Tras recibir la advertencia de la voluntaria de no molestarla, Heidi hizo un gesto como si cerrara un cierre imaginario en su boca, Margue sólo asintió perdiendo pronto el interés en sus amigas regresando al juego para tirar los dados.

Tras arroparla, Amanda se acercó a Lesly y le dio un beso en la frente a modo de despedida antes de dejarla. La pequeña señorita sonrió y despertándose musitó soñolienta.

—Tus labios son tan suaves, Linky.

Si Heidi dejó caer los dados, no fue porque fuese su turno, sino que como Margue y Amanda, quedó impactada por lo que la escuchó decir.

—¿Linky? —terminándose por despertar, Lesly confundida se irguió—. ¿Lincoln? ¿Dónde estás? —Entonces cayó en la cuenta de la posición en que se encontraba y la sensación tan familiar del lugar—. ¿Estamos en casa?

Saliendo de su consternación, Amanda le contestó.

—Ah... sí. Ya llegamos, pero te quedaste dormida durante el camino.

Margue cautelosa se acercó a su amiga y compañera de cuarto.

—¿Lincoln no es ese chico del que has estado hablando que conociste en el parque? ¿El del cabello blanco?

Heidi ahogó un grito.

—¡Es tu novio!

Amanda se apresuró a taparle la boca.

—¡Heidi! No digas esas cosas, si te escucha la señorita Hepburn puede enfadarse. Lincoln no es su novio, sólo es... un amigo que conoció aquella vez.

—¿Y cómo sabe que tiene los labios suavecitos si no la ha besado?

Amanda no pudo evitar sonreír curiosa al respecto al dirigir su atención hacia Lesly, quien se estaba abochornando al darse cuenta de lo que provocó.

—En realidad esa es una buena pregunta, Heidi.

—¡Nunca lo besé! —Lesly contestó apresurada.

—¿Fue el quien te besó? —Amanda preguntó con severidad teniendo en mente el estado de ánimo con que la miró cuando concluyó su cita—. ¿Es por eso que parecías molesta? ¿Por qué te beso sin aviso?

Por el contrario, lejos de sentirse indignadas, Heidi y Margue exclamaron con emoción al unísono:

—¡Te robaron un beso!

—¡Eso es tan romántico! —Heidi añadió.

—¡No lo hizo! —Exclamó Lesly con nerviosismo y bochorno—. ¡Nadie me besó! ¡Sólo...! sólo me lo imaginé. Me quedé dormida y estaba soñando con él.

Con las manos Margue se tapó la boca a sí misma para no chillar por la emoción como la misma Amanda deseaba hacerlo. Heidi continuó.

—¡Que linda! ¡Hasta sueña con él!

—Besándola. —remató Margue.

Lesly regresó a la cama y se cubrió el rostro esperando que ya dejaran de prestarle atención.

—¡Es mi amigo! —gruñía apretando una almohada sobre su cara—¡Sólo es mi amigo!

Amanda suspiró. Sin dejar de sonreír, le hizo una seña a las niñas llevándose un dedo a la boca para pedirles que se mantuvieran en silencio sobre lo que pasó y no dijesen nada, ellas cómplices asintieron, aunque la promesa no la harían sino hasta que esa noche y cuando todos se fueran a dormir, Lesly les contestara la avalancha de preguntas que tenían con respecto a su "amigo".

-o-o-o-

Cuando Lincoln regresó a su casa con una sonrisa de oreja a oreja, esta vez no tuvo que fingir estar cansado como supuso al comienzo del día tendría que hacer. Además de agotado por la larga caminata de regreso, se sentía estresado a causa del movido día que tuvo en compañía de Lesly, en especial por la inesperada aparición de sus amigos.

—Vaya que estás hecho polvo —Lana exclamó tras abrirle la puerta después que este tocara—. Al menos llegas a tiempo para la cena.

Hubiese preferido sólo ir a su habitación a tirarse a dormir, pero la verdad es que se sentía hambriento.

A paso lento llegó al comedor. Por ser domingo, la familia cenaría junta en lugar de mandar a los pequeños a otra mesa, al menos quienes se encontraban, pues Lynn seguía en Detroit con su padre, así como Lori en la universidad.

—Lincoln, cariño —su madre lo saludó—. Que bueno que llegaste a tiempo para acompañarnos. ¿No comiste nada con los Hunnicutt?

Lincoln meditó un poco antes de contestarle aún sonriente.

—No, pero salí con los chicos después y comí con ellos un pastelillo y café... además de un poco de jugo de naranja, pero nada que me llenara en realidad.

Fue y tomó asiento entre Lucy y Leni, siendo ignorado por la primera, pero sin dejar de ser observado por la segunda con una amplia sonrisa.

—¿Y cómo se llama la niña con la que saliste?

La familia interrumpió su comida ante la curiosa pregunta de Leni, salvo por Lucy que parecía desinteresada en el tema que llenó de inusitado optimismo al resto. Lincoln nervioso la miró sorprendido.

—No... no entiendo de qué estás hablando, Leni.

—Pues tienes la misma cara a cuando llegabas de salir con Ronnie Anne, pero no creo que fuera ella con quien salieras... ¿o sí?

—Por supuesto que no. Ella vive en la ciudad.

—¿Entonces quién es tu nueva novia? ¿Es Stella?

El resto de las chicas chillaron de emoción, incluso Lily con una mejor noción de lo que ocurría a años atrás, además de Lisa que se permitía abandonar su faceta de científica para emocionarse como el resto. Rita contagiándose del entusiasmo no dudó en unirse a la algarabía.

—¿Es cierto eso, hijo? ¿Estás saliendo ya con una chica? ¿No se trata de la hermana de tu amigo Liam?

—¡Que no salí con nadie! Todo lo que hice fue ir a trabajar con la familia de Liam y luego salir con él y los chicos.

—¿Stella estaba con ustedes? —Lola le preguntó.

—Sí, por supuesto.

Se produjo un nuevo chillido colectivo que irritó a Lincoln.

—¡Dejen de hacer eso! ¡No salí con Stella de esa manera!

—¡Entonces fue con la hermana de Liam! —Luan exclamó emocionada antes de repentinamente mostrarse consternada—. Un segundo, ¿ella no va a clases contigo, Lucy?

Dejando de comer, la niña gótica finalmente se unió a la conversación. Lincoln de pronto sudó frío. Nunca pensó en Lucy y que ella podría tener amistad con la hermana de Liam, por lo que tal vez y en un desliz, ella se enteraría que mintió sobre que ese día fue a trabajar con los Hunnicutt.

—*Suspiro*. Sí, va conmigo. Pero no somos amigas en realidad, ni tampoco he escuchado que esté interesada de ese modo en Lincoln o en ningún chico de secundaria.

Eso tranquilizó a Luan y a las chicas que temieron que en efecto se tratara de una niña mucho más joven que Lincoln. Una vez más tuvieron a Stella en mente.

—Ya déjenme en paz —Lincoln les pidió al ver como no desistían con el tema. No salí con nadie de esa forma después de trabajar. Sólo estoy feliz porque por fin tengo el dinero que necesito para inscribirme en el curso de dibujo.

Rita sintiéndose un poco culpable terminó por entender el malentendido.

—Me alegro por ti, cariño. Espero que todo resulte bien con el curso.

—Gracias mamá.

Luna y Luan quisieron convencerse también que esto era el motivo por el que Lincoln estaba feliz, pero no estaban del todo seguras. Lisa, Lana y Lily sin perder interés en el tema, como Lucy había permanecido al respecto, decidieron mostrarse más discretas para que su madre no las reprendiera. Leni insistió.

—¿Estás seguro que no estás así por Stella, Linky?

Realmente a Lincoln le estaba poniendo nervioso lo intuitiva que para esas cosas su hermana podía ser.

—¡Sí! Sólo se trata lo del curso. Cambiemos ya de tema —se vuelve a la única chica que todo el malentendido le importó nada—. Lucy, ¿qué tal te fue con...? —se lamentó el no haberle prestado atención en la mañana— lo que sea que hicieras en el día.

—*Suspiro*. Salí por si te interesa saberlo.

—¿En serio? ¿A dónde?

La familia recobró la paz conforme Lucy monótonamente contaba su día.

—Haiku me invitó a ver la exposición de su prima en la galería de la universidad.

Lincoln detuvo el bocado en su tenedor a medio camino de su boca con un mal presentimiento.

—¿Y ese sitio es interesante, hermana? —Luna le preguntó—. Nos invitaron a Sam y a mí a ir la próxima semana, pero nos suena aburrido.

—No es la gran cosa en realidad. Aunque entre las exposiciones de pronto encuentras algo interesante.

Lincoln comenzó a relajarse. Después de todo la visita de Lucy no había coincidido con la que él había hecho aquél día. Entonces se preguntó en qué momento su hermana había asistido.

Interesada, la madre instó a Lucy a continuar.

—¿Sí encontraste algo que te gustara, cariño?

—Había una pintura que captó mi interés. Retrataba a una niña como de mi edad de cabello tan blanco casi tanto como su piel, con los ojos cerrados, acompañada de un adolescente que podría pasar por su hermano de no ser por el apasionado beso que se daban sentados en una cafetería.

—¡Oye! —Lincoln exclamó sobresaltado por la descripción de Lucy al comprenderlo todo—. ¡Eso no fue un...!

La familia lo observó sorprendida de su arrebato. Lincoln no se dio cuenta hasta muy tarde de su error, incluso se había puesto de pie. Poco a poco volvió a sentarse sin dejar de observar a Lucy.

—¿Y a ti que te sucede? —Lola le preguntó.

—Uh... no, nada. Es sólo que... fui a esa galería hace unos días y... vi la pintura también y no me parecía que se tratara de un "beso apasionado".

Lucy volteó a verlo y una disimulada sonrisa se asomó por una comisura de sus labios.

—Supongo que vi mal. ¿Tú cómo interpretarías la pintura, hermano?

Lincoln sudó frío.

—¿Dos buenos amigos pasando la tarde juntos?

—Sí, supongo que esa podría ser otra manera de ver aquella pintura, aunque no estoy segura. Podría ser que me acompañaras la próxima vez para mirarla juntos de modo que tenga una mejor impresión de ella. ¿Qué dices?

Comprendiendo el mensaje, Lincoln negó contrariado.

—No estoy seguro si tendré tiempo de ir otra vez a la galería. Recuerda que tengo el curso y...

—Está bien. Por mis propios medios puedo arreglármelas para ir y ver la pintura, lo mismo de averiguar dónde está si la transfirieron a otra exposición... incluso podría pedirle ayuda a Lori u otra de nuestras hermanas. Entre más seamos, mejor.

Lana hizo una mueca.

—No tengo ganas de ver pinturas.

—Créeme que se trata de una imagen que a todas les interesaría ver.

La sonrisa de Lucy se atenuaba más y Lincoln nervioso soltó.

—Tal... tal vez y sólo si de verdad tengo tiempo, pues... te llevaré a conocerla... ¡verla! Ver la pintura. ¿Está bien?

Siendo poco propio de ella, Lucy de forma cómplice se recargó contra su antebrazo afectuosamente.

—Sería un gesto muy lindo, hermano.

Algunas de las chicas los miraron extrañados.

—Vaya, debe de ser una pintura muy interesante. Le diré a Sam que vayamos a verla.

—Espero que alcancen la exposición —Lucy agregó apartándose de su hermano—. Escuché que la moverán a otra parte, así que no se sorprendan si después no la encuentran.

-o-o-o-

Al terminar de cenar, fueron a alistarse para dormir. Cuando Lucy ya con su bata puesta terminó de cepillarse los dientes y se dirigía a su habitación, Lincoln entreabriendo la puerta de su cuarto le hizo una seña para que entrara.

Cuando la pequeña de diez años lo hizo, sin esperar invitación fue a sentarse en la cama al lado de Lincoln, quien sin verla jugó con sus dedos nerviosos.

—No la estaba besando. Sólo... sólo estábamos reconociéndonos.

—Tiene sentido para mí. Pude percatarme que los ojos de tu amada están privados de luz.

—Solamente somos amigos, Lucy.

—¿Y tú pequeña amiga secreta tiene nombre, hermano?

Lincoln hizo una perfecta imitación de ella al suspirar antes de contestarle.

—Lesly.

Su hermana pareció paladear con gusto el nombre como si se tratara de un caramelo.

—Ya veo. Es encantadora. Una pena que la vida le haya privado del sentido que tantos dan por sentado, que no conciben una vida como la suya al dejar de darle la importancia debida, más sin embargo me enorgullece que no seas como algunos de tus amigos, con prejuicios por su particularidad.

Lincoln la observó. No se sorprendía el no haber notado a Lucy en ningún momento durante su cita con Lesly. A diferencia de los chicos, ella sabía ser verdaderamente discreta.

—Supongo que te estarás preguntando por qué no le conté a mis amigos de ella o por qué tampoco lo hice con ustedes.

—*Suspiro*. Me parece evidente y comprensible que no quieres someterte a un ciclón de hermanas tratando de inmiscuirse en tu vida privada al mismo tiempo como lo hicimos con Ronnie Anne, o como en la cena demostraron intentarlo en cuanto equivocaron las cosas entre tu amiga Stella y tú.

—Bien. Es bueno saber que lo entiendes.

No tenía ánimos de recibir más regaños durante el día.

—Pero también, quizás el principal motivo, es por el mismo que no te delate con las demás y te pedí que me permitas conocerla. El egoísmo de quererla para mí.

—¿Qué? ¿A qué te refieres?

—La sensación de tener un grato secreto propio es fuerte, algo tuyo que no deseas compartir con nadie más y sólo quieres ser tú quien disponga de él. Lo entiendo.

—Deja de hablar así. Lesly es una persona, no un objeto, Luz.

—Y aun así la quieres solo para ti, apartada de cualquier otra persona de tu círculo cercano para sentirte único y especial en su mundo como ella consiguió tal vez sin querer hacerse sentir para ti. Así es como te sientes, y así es como me siento al saber que soy la única de nuestras hermanas en saber de ella contigo.

El chico abrió y cerró la boca varias veces tratando de buscar alguna réplica sin éxito. Lucy se recostó en la cama con los brazos cruzados frente a su pecho.

—Me siento cómoda. ¿Me permitirías pasar la noche contigo? De vez en cuando es agradable variar el espacio en mi ataúd.

—Lucy... para Lesly soy su amigo y nada más. Estoy bien con eso por ahora.

"Por ahora". La pequeña gótica sonrió ante esto último, pero no hizo ningún comentario al respecto. Al no recibir respuesta a la petición de Lincoln, sencillamente se metió dentro de sus cobijas para descansar. Lincoln volvió a suspirar comprendiendo que no estaba en posición de negarle algo. Se metió bajo la cobija a su lado y miró el techo de su habitación.

—No piensas delatarme con las demás, ¿cierto?

—Todo tarde o temprano se sabe, hermano, en especial en nuestra familia, pero cuando ese día llegue, ten por seguro que no saldrá de mis labios, igual te recomiendo que sea por los tuyos antes que alguien más se te adelante al enterarse y no sea tan benévolo como yo.

Lincoln a su lado se recostó pensando en su aseveración. Aunque impresionado por la manera en que Lucy terminó por descubrir su amistad con Lesly, de cierta manera encontraba esto como algo que podría jugarle a su favor.

Había intranquilizado a su amiga por el hecho de mantenerla oculta de sus amistades, por lo que presentarle a Lucy, una de sus hermanas, podría verlo como un paso a que se abriera más.

También estaba el hecho de que seguía impresionado por la propuesta que le hizo para mantenerse a su lado. "Déjame ser tus ojos". Se daba cuenta de la gran responsabilidad que estaba tratando de tomar, tan grande que su misma amiga parecía dudosa de dársela.

Tenía que reconocer que Lucy decía la verdad en algo. Deseaba a Lesly para él sólo, siendo esto en parte el principal motivo por el que no hablaba mucho de ella con nadie más. Con este pensamiento achacando su mente consiguió dormir con Lucy a su lado.

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