Preludio al caos

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Créditos de por el arte a Patanu.

Por conseguir la imagen a Dstriker21

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Al día siguiente por la mañana en la cafetería de la universidad se encontraban pasando el rato Rebecca y Amanda juntos a sus amigos y a la vez posibles pretendientes. La encargada del curso de dibujo había terminado de contarle a su amiga los pormenores acerca de lo que posiblemente sucedía con uno de sus alumnos, esperando que a ella se le ocurriera al respecto una mejor decisión, una madura y mejor objetiva que la suya sobre presionar al muchacho más que al resto durante el curso.

—¡Voy a matarlo! ¡Lo voy a ahorcar con mis propias manos!

—¡Wow! —el chico al lado de la aspirante a educadora exclamó—. Tranquila, chica. Sólo es una tontería de niños. No te lo tomes tan en serio.

Amanda lo fulminó con la mirada.

—¿Es que tú no le ves nada de malo a algo así?

El joven enmudeció presintiendo que sin querer había restado sus posibilidades de lograr llegar a algo con ella tras minimizar lo que le pareció un chisme sin importancia de chiquillos. A su lado, su compañero dejó de abrazar a Rebecca también sobresaltada por aquél exabrupto para ayudarlo.

—Viejo, somos realmente malos en estos temas. Dejemos que las chicas hablen un momento entre ellas y acompáñame por unas bebidas.

—Ah... sí. Creo que también algo de botana nos vendría bien. —César se sintió agradecido de que lo sacara del apuro.

Una vez que se marcharon, con cierto temor Rebecca se dirigió a su amiga de nuevo.

—Supongo que debí de contarte esto desde antes por teléfono... después o... no sé... tal vez no decírtelo.

Amanda se llevó una mano a la cabeza tratando de controlarse.

—¡Sabía que había algo sospechoso en él! Por supuesto que no era una coincidencia que nos encontráramos en el parque la siguiente semana en que se conocieron, además de... ¡todo! —se detuvo unos segundos para tomar aire tratando de calmarse—. No es que no sospechara que en realidad buscaba verla de nuevo a propósito, pero no que lo hiciera como... ¡como un enano casanova buscando cautivarla al considerarla una "presa fácil" por su condición!

Rebecca suspiró. Por el modo en que su amiga se expresaba, le fue más sencillo empatizar con el problema.

—Sí... bueno. Lamento habértelo contado justo ahora de cualquier forma. Supongo que arruiné tu momento con César.

—Y el tuyo con Patrick. Lo siento. Creo que estoy exagerando. No debí desquitarme con él. Hiciste bien en ya decírmelo. Sólo que me da coraje. Aunque Lesly no quiera reconocerlo, es obvio que Lincoln le gusta mucho y creí que él a ella también hasta... así que saber esto... ¡Una novia! ¡Él ya tiene una novia!

—Bueno, por lo que me contaste antes, en realidad Lesly y él todavía no son nada. Tal vez ella sencillamente no sabía que la tenía por no preguntar y quizá no sea del todo culpa del chico.

—Lo hizo, Becca. Lesly me contó que se lo preguntó y él le dijo que no salía con nadie. Y la pobre, feliz y emocionada, habla con él todos los días en que voy a cuidarla junto a los demás sin saber nada, esperando poder volver a salir con él. ¡Es una porquería!

Su amiga asintió contagiándose de su disgusto.

—Está bien, es todo culpa del chico. Una pena. Realmente me pareció muy agradable en clases. Supongo que tampoco su novia sabe lo que hace a sus espaldas. Me pregunto si además de Lesly tal vez haya más chicas que... bueno, aunque a pesar de eso su talento para el dibujo es indiscutible, ¿te hablé de lo que hizo en clases?

—No, ¿qué hizo? ¿El retrato de alguna de sus otras novias?

Rebecca prefirió ya no hablar de Lincoln. Era obvio que había alterado a su amiga más de lo que esperaba y no quería pasar el resto del descanso discutiendo por eso con los chicos presentes.

—¿Me veré muy mal si intervengo? —Amanda le consultó dudosa.

—Por supuesto que sí, no es tu asunto, pero sé que quieres mucho a esa niña y si alguien le hiciera lo mismo a mi hermanita... ¡Rayos! Creo que también querría estrangular al chico.

Su amiga asintió. Hasta que resolviera este asunto, porque vaya que intentaría hacerlo, tendría que tomar ciertas medidas.

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Y una vez más Lincoln destacó en clases comprendiendo al instante los conceptos que Rebecca les enseñó y aplicándolos en la práctica del día poniendo en ello todo su empeño. La instructora muy a su pesar tuvo que felicitarlo por los resultados.

—El fondo te quedó bastante bien. Un poco desproporcionada esta área en relación a la perspectiva de esta otra, pero acorde a los protagonistas dentro de la misma, aunque los espacios en blanco son muy reducidos si planeas agregar un globo de texto, a no ser que se trate de algo muy breve.

—Es verdad. Intentaré repetirla y hacerlo mejor esta vez.

—La repites en casa si quieres.

—Y se la traeré para que la vea.

—Eso sería excelente.

Lincoln una vez más acomodó sus cosas listo para irse tan pronto la clase terminó.

Rebecca quería olvidarse del asunto acerca de la infidelidad del chico hacia una de las niñas que su amiga cuidaba y ser lo más imparcial posible, algo que no se le hacía sencillo, en especial porque después de la clase esa otra chica con la que salía llegó de nuevo para recogerlo y marcharse juntos.

—¡Vamos, Linc! Quiero ese nuevo bate que llegó al "El emporio de béisbol". ¡Está genial!

—Bien. Ya que estaremos en el centro comercial iremos luego a la tienda de cómics, ¿de acuerdo?

—Me parece justo, pero después me invitarás un helado.

—No esperes algo caro —escuchó a Lincoln advertirle—. De verdad quiero comprarme ese número especial.

—¿Estás diciendo que yo no valgo tanto como tu cómic? Te advierto que será un helado doble esta vez.

El chico suspiró.

—¿Vas a pedirlo doble sólo para molestarme?

—Sí, pero mira la ventaja. ¡Así podremos compartirlo juntos!

Un par de chicas alcanzaron a escucharlos y refunfuñaron disgustadas por la actitud tan melosa de la deportista. Aunque reconocían que a ninguna le hubiera molestado tampoco compartir un helado con ese chico.

Y justo cuando la pareja se dio la vuelta para marcharse tomados de la mano, Rebecca se apresuró a sacar su celular para fotografiarlos.

Juguetonamente la chica atrajo a Lincoln contra ella para aplicarle una llave rodeándole el cuello con su brazo quedando el muchacho bajo su pecho, donde la castaña inclinó la cabeza para eructarle en la cara, sólo para fastidiarlo.

Dado que estaban de espaldas, este último detalle no pudo verlo Rebecca ni nadie, por lo que supuso que lo que hizo al tomarlo de esa manera fue lo más lógico para cualquiera. Justo esa escena fue la que capturó.

En otra parte, Amanda intranquila se quedó sin palabras por la foto que recibió de su amiga. Se trataba de la confirmación acerca de lo que le contó. En la imagen le pareció que de espaldas el inconfundible chico del cabello blanco estaba recibiendo quizás un beso de quien podría tratarse de su novia que lo tenía sometido junto a ella. Decidió que ya era hora de comenzar a cortar por lo sano ciertos encuentros.

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—¿Cómo es que se te rompió tu celular?

Lesly consternada le preguntó a Amanda cuando volvieron a verse.

—Estaba sentada en uno de los escalones del pasillo en la escuela ordenando mis cosas, por lo que puse mi celular a un lado y un tonto pasó sin fijarse y lo pisó por accidente.

Eso realmente le había ocurrido a un novato de primer semestre el año pasado, según escuchó. En realidad su celular lo tenía apagado dentro de su bolso. Esperaba que no ocurriese ninguna emergencia por la que tuviesen que buscarla en ese momento. Lesly obviamente se entristeció.

—Vamos, Les. No te hará daño pasar sólo una semana sin hablar con él hasta que pueda conseguirme otro teléfono.

—¿Entonces este fin de semana...?

—Esta vez estaré ocupada con las labores que la universidad me asignó, por lo que lo siento de nuevo. Ya le avisé a la señorita Hepburn que no podré venir en todo el fin de semana. Pero estoy segura que te la pasarás bien en donde les organizaron la siguiente actividad con los chicos del orfanato.

Amanda miró por la ventana en la habitación compartida de Lesly hacia afuera, donde la señorita Hepburn ultimaba detalles con el señor Roodney al respecto. Había escuchado algunas de las opciones sobre a dónde el orfanato podría llevar a los chicos ahora, pero sin prestar mucha atención, dado que sería una actividad que lamentablemente se perdería. Tampoco le importaba a Lesly de cualquier manera, siendo que ella hubiese preferido volver a salir con Lincoln, pero no le quedó de otra que resignarse.

—Está bien, Amanda. Entiendo —suspiró—. Extraño mucho a Lincoln.

Realmente parecía compungida como toda buena chica de secundaria cuando tiene novio y todo lo que quiere es permanecer a su lado, esa fue la impresión que le dejó a la cuidadora.

"Sólo amigos, claro." Amanda se burló con ironía para sus adentros. Lincoln no se la merecía. Si no le contaba de una vez a Lesly lo que averiguó, fue porque no quería lastimar su dulce corazón, al menos no todavía sin cerciorarse antes por sí misma de los hechos que Rebecca le contó y le mostró.

Más tarde y después de pasar un día de actividades recreativas en la casa hogar leyéndoles algunos cuentos a los chicos, jugando a las escondidas y repasando algunas lecciones de matemáticas, Amanda se marcharía y en el camino por su propia cuenta le marcaría a Lincoln, de quien al encender de nuevo su celular aparecieron algunas llamadas perdidas. Gruñó con molestia ante la falta de paciencia del chico por contactarlo ella primero.

—¡Amanda! —Lincoln le contestó—. Creí que ya no llamarías. ¿Está ahí Lesly? ¿Todavía alcanzo a hablar con ella hoy?

Apretó los dientes. Como si a ese pequeño casanova le importara de verdad.

—Lo siento. No me di cuenta que se me descargó el celular y me entretuve, por lo que no pude estar a solas con Lesly esta vez. Te quería avisar que por los exámenes que tendré no iré a la casa hogar esta semana, así que no podré comunicarte con ella.

Casi pudo escucharlo emitir un gruñido al otro lado de la línea.

—¿Entonces este fin de semana no crees que sea posible que podamos salir?

—No lo creo. El orfanato organizará un evento al que esta vez no la excluirán... aunque...

—¿Sí? —Preguntó el chico con ilusión.

Fue cuando decidió mentirle sobre el evento que de cualquier forma ignoraba dónde sería. De esa manera podría asegurarse que no intentara buscarla, algo de lo que lo creía capaz, y al mismo tiempo tendría la oportunidad de desenmascarar su presunta infidelidad. Esperaba no arrepentirse de lo que estaba por hacer.

—Tal vez pueda arreglármelas de alguna forma para llevármela aparte este domingo, aunque no es seguro. ¿Crees que podrías acompañarnos si lo hiciera posible?

—Absolutamente. Estoy disponible por completo si es algo en lo que Lesly esté involucrada. —Le respondió con orgullo.

"Y vaya que el asunto involucraba a Lesly", pensó ella.

—Luego te marco para decirte dónde podemos encontrarnos en el caso que pueda conseguir algo, pero no te hagas ilusiones si no llego a nada. ¿Está bien?

—Sí, claro.

Una vez que le colgó, comenzó a pensar en la forma en que encararía al muchacho, o desquitarse con él según el caso de qué tan enojada estaría al verlo llegado el día.

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Stella terminaba de acomodar en su casillero los libros que no ocuparía para hacer sus deberes por la tarde. Lincoln a pocos casilleros del suyo parecía estar haciendo lo mismo. Lo notaba decaído, algo extraño de ver en él. Preocupada, se le acercó.

—Lincoln, ¿estás bien?

—Claro, Stella. ¿Por qué lo dices?

—Pareces como... triste, no lo sé, algo apagado. ¿Te pasó algo?

Recordando que Stella sabía de su amiga y siendo quien mostraba más prudencia al hablar de ella en la pandilla, le contó.

—Extraño a Lesly. Esperaba poder estar con ella de nuevo el domingo, pero no es seguro que eso ocurra. Amanda, la chica que nos ayuda a salir, dice que por esta semana sería complicado.

Su amiga meditó al respecto. Odiaba ver a Lincoln de esa manera, siendo por lo general el más optimista de sus amigos, la cabecilla principal.

—Mira, tal vez te preocupas por nada y podrán verse después de todo, aún si no, ya habrá otras oportunidades más adelante. Míralo de esta manera, entre más pase el tiempo que no puedas verla, más especial será cuando lo hagas y también para ella cuando pueda verte a ti otra vez.

Entendía lo que Stella trataba de decirle sin mala intención, pero expresiones como "mira", "míralo", "podrán verse", "puedas verla", o peor: "ella pueda verte" comenzaban a ponerle de malas. ¿Es que con todo y lo prudente que era la mayoría de las veces su amiga no se daba cuenta de lo que salía de su boca?

—Sí... supongo que tienes razón.

No creía que fuese correcto pelearse con ella sólo por esa tontería. Su amiga satisfecha al pensar que hizo un buen trabajo, asintió. De pronto se le ocurrió algo pensando en nada más que distraerlo.

—Lincoln, ¿qué harás el sábado?

Momentos atrás en otro lugar, Lynn salía de su última clase agradecida porque el día hubiese terminado. Sus amigas la rodearon buscando ponerse de acuerdo sobre qué podrían hacer más tarde.

—Chicas, creo que por ahora todo lo que deseo es llegar a casa para terminar los deberes, lo mismo mañana y después tener libre el fin de semana hasta el domingo. No quiero distracciones para el partido de futbol.

Margo asintió.

—¿Estás preocupada por la nueva formación de la secundaria Hazeltucky? Te entiendo. Es alarmante el número de buenas rachas que esas chicas han tenido en tan sólo un mes.

—Sé que podremos vencerlas, pero tampoco quiero que nos confiemos como de costumbre. Lo mejor es que tengamos la cabeza despejada ese día para concentrarnos únicamente en lo que es importante. Así que terminen sus pendientes de la escuela o de sus casas. Distráiganse con su familia, sus novios o novias y nos veremos el domingo ya bien enfocadas, ¿les parece?

Todas asintieron y tras juntar sus manos se separaron para buscar sus cosas antes de marcharse.

Lynn miró la hora. Seguro también había terminado la última clase de su hermano. Sonrió pensando que tal vez debería de seguir su propio consejo y distraerse un poco como sus amigas lo harían al buscar a sus respectivas parejas, o las que algunas como ella, sólo pasarían tiempo con su familia.

No tardó en encontrar a Lincoln en el pasillo donde se localizaba su casillero, aunque para su disgusto no estaba solo, sino con su amiga Stella. Era extraño cuando ambos no estaban acompañados por Clyde o los otros perdedores.

—Lincoln, ¿qué harás el sábado? —Stella le preguntó.

—Pues... quedé con Clyde de acompañarlo a él y a sus papás a una subasta de antigüedades.

—¿En serio? Pensaba invitarte a lactolandia. Tengo algunos cupones que a mamá le regaló uno de sus clientes que representó en un juicio. Algo de unas demandas por culpa de una vaca que se le escapó meses atrás, mamá logró desestimar una de las que le levantaron por daños y perjuicios.

—¿Cómo una vaca podría ocasionar daños o perjuicios a alguien?

—No estoy segura. La persona dijo que el animal tenía más de toro que de vaca. Ya sabes cómo la gente que busca ganar dinero con demandas a veces exagera al acusar a alguien.

—Supongo. Mira, aunque suena genial, de verdad ya quedé con Clyde.

Lynn notó a Stella un poco decepcionada.

—¿Y qué hay del domingo?

Antes que Lincoln abriera la boca, a paso rápido Lynn se plantó a su lado tomándolo del hombro.

—¡El domingo irá a verme jugar contra Hazeltucky!

Stella retrocedió ante la sorpresa que Lynn le ocasionó. La forma en que la miraba se le figuró como su estuviese a punto de retarla a alguna competencia, aunque no entendió cuál podría ser.

—Ya, entiendo. Bueno, supongo que podríamos salir otro día.

—¡Puedes salir con otro chico! —Lynn refunfuñó antes de darse cuenta de la forma en que estaba actuando dada la mirada consternada de la muchacha—. Me refiero a que creo que por las obras del nuevo hotel que van a construir, escuché que van a cerrar algunas atracciones más la próxima semana como lo hicieron con el batido de gritos. Lo mejor es que te apresures antes de perdértelas. ¿Liam o... los otros no estarán disponibles? ¿Qué tal Rusty?

Stella sintió un escalofrío de imaginarse saliendo sólo con Rusty.

—A... supongo que... ya veré. Gracias por el aviso, Lynn.

—De verdad un placer. Espero que te diviertas con... quien sea que quiera salir contigo.

Ciertamente había algo que le resultaba a Stella más repelente de lo usual en la hermana de su amigo.

—Creo que le daré los cupones a Jordan. No eran precisamente los juegos lo que me interesaba.

Lo que quería era que Lincoln no se sintiese mal por no hacer otra cosa más que pensar en Lesly, así también su amigo lo comprendió. Por el contrario, Lynn molesta entendió algo muy distinto y se pegó un poco más contra su hermano.

—¿Listo para ir a casa? Podemos hacerlo juntos.

—Ah... sí, por supuesto —se dirigió hacia su amiga—. Lo lamento, Stella. Pero oye, ¿por qué no me acompañas el domingo para ir a ver jugar a Lynn contra Hazeltucky?

La jovencita sonrió.

—Por supuesto. Ahí estaré.

Ella se marchó dejando a Lincoln y a su hermana que de forma forzada le sonrió sin decirle nada, ya que por dentro se estaba mordiendo la lengua para no dejar escapar una maldición.

—Entonces... supongo que veré a Stella, Clyde y al resto de tus amigos también ese día.

—No, sólo Stella. Todos chicos estarán ocupados. Clyde le ayudará a sus padres a contabilizar y enviar por paquetería lo que sus amigos de la tienda de antigüedades consigan vender en la subasta del sábado.

Lynn asintió.

Permanecieron callados hasta salir de la escuela y caminar juntos de regreso a casa. Lincoln tenía en su cabeza aún a Lesly, mientras que en la de Lynn había algo más, siendo ella quien a medio camino terminó por romper el silencio entre ambos.

—Entonces... Tú y Stella, ¿he? Quien diría que al final conseguirías quedarte con ella como esperabas hacerlo desde que la conociste.

Sin duda ese comentario sorprendió a Lincoln, provocando que finalmente apartara sus pensamientos de Lesly.

—¿Qué? Por favor, Lynn. ¿Tú también?

—¿Yo también qué?

—Los mismo que el resto de las chicas. El fin de semana que saliste a Detroit estuvieron pesadas acerca de que tenía algo con Stella. Ya se los he aclarado muchas veces. Sólo somos amigos y nada más. Es una salida de amigos a lo que la invité, además pensé que te gustaría recibir ánimos de más personas para tu equipo.

Lynn suspiró.

—Sí, supongo que no suena mal el volverme la inspiración y ejemplo a seguir de Stella.

—No exageres.

—Y ella... ¿opina lo mismo?

—Supongo que le agradas, aunque de ahí a que se considere tu fan...

—¡Eso no! Me refiero a que tal vez... ¿tú le gustas a ella?

Lincoln se rio ante la idea.

—Imposible. Ella me quiere al igual que al resto nuestros amigos, además que sigue con la idea de no querer a ningún novio por el momento, aunque si cambia de idea, no lo buscará entre nosotros para no romper la amistad que tenemos.

Lynn suspiró más relajada sonriendo de forma más sincera. De pronto Stella le caía mejor.

—Entonces para que se convierta en mi fan y vea lo genial que soy, trataré de lucirme durante el juego.

—¿Más de lo habitual?

—¡Qué quisiste decir!

Una pequeña riña y persecución amistosa dio inicio entre ambos. Lincoln se sintió agradecido porque entre su comprensiva amiga y su sobreprotectora hermana habían conseguido levantarle el ánimo.

Fue hasta llegar a la casa donde un tanto agitados por el improvisado ejercicio, Lincoln se detuvo recargándose frente al árbol del patio para tomar aire junto a Lynn que persistió un poco más en el tema.

—¿Y cómo es el tipo de chicas que te gustan, Linc?

—¿Por qué me preguntas eso?

—Bueno... —esperaba que su sonrojo se debiera a la agitación tras correr— Stella solía gustarte, también Ronnie Anne. Sólo me da curiosidad saber si las morenas son lo tuyo.

Lincoln lo meditó un poco. Algo que ambas chicas compartían en efecto era un color de piel semejante, aunque... de pronto a su mente llegó la imagen de Lesly y sonrió feliz, algo que Lynn notó. Visualizó como en aquella piel tan blanca las pecas de la niña resaltaban mucho más que las de sus dos mejores amigas.

—Supongo... —le dirigió una sonrisa a su hermana— que me gustan las chicas con pecas.

Vanzilla apareció en ese momento y Rita salió junto a Lily, Lisa, las gemelas y Lucy.

—Chicos, que bueno que ya llegaron. Ayúdenme a meter las compras.

Lincoln fue al instante a ayudar a su madre dejando a Lynn. Lola extrañada se dirigió hacia ella.

—¿Y a ti que te ocurre?

—¿Qué? —por momentos su mente se distrajo apenas poniendo atención a lo que ocurrió cuando su madre llegó—. Estoy bien, no me pasa nada.

—Pues estás sonriendo como una boba y tienes la cara roja.

Lana se aproximó también llevándose las manos a la cara emocionada. Riéndose comenzó a canturrear.

—¡Lynn tiene novio!

—¿Qué? ¡De qué rayos estás hablando! ¿De dónde te sacaste eso?

—¡Tienes la misma cara que Lori solía poner cuando comenzó a salir con Bobby!

Lynn tan asustada como sonrojada se exaltó.

—¡No es eso, tonta! Sólo... sigo emocionada por el juego del domingo.

Lola negó con un gesto de fastidio.

—¿Sólo es por eso? Vaya que te emocionas por cualquier cosa.

Rita les pidió a sus hijas una vez más que fueran a ayudarla como Lincoln ya lo hacía, mientras que Lisa acompañaba a Lily dentro de la casa. Tras tocarse pensativa las pecas de su cara, Lynn también se dirigió ayudar a su madre a cargar compras.

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Al día siguiente, recostada en su cama tras haber repasado sus lecciones de braile, Lesly intranquila no dejaba de pensar en su amigo Lincoln. Ya era una semana de la última vez que habló con él por teléfono. Entre dientes musitó una vez más el número del chico. Era una suerte que fuese uno corto que pudiese memorizar, pues siempre había pensado que los de celular eran más largos que eso.

Se levantó y conociendo el camino al punto que ni siquiera necesitaba tantear tanto a su alrededor, se dirigió hacia la sala donde solamente escuchó a Mallory jugando a las atrapadas con Adam.

—¡Guaf! —ladró la pequeña alegremente a su amiguito—. ¡Voy a atraparte gato malo!

—¡Miau! No lo harás.

Ciertamente funcionó el consejo que Lincoln le dio para que esos dos volvieran a ser amigos, hasta podría asegurar que parecían más unidos que nunca. La señorita Hepburn la había felicitado por conseguir que ambos se reconciliaran gracias a su idea de mantenerlos una tarde juntos en la misma habitación con algunos juegos de pareja. Si su plan salía bien, le agradecería a Lincoln por la idea dentro de un instante.

—Oigan, chicos. ¿Puedo pedirles un favor?

Adam se detuvo y Mallory saltó encima de él.

—¿Qué pasa? —preguntó el niño resignándose a haber sido vencido por su amiguita que victoriosa reía abrazándolo.

—Necesito hacer algo en la cocina, ¿pueden avisarme si ven que la señorita Hepburn o alguien más llegar? No quisiera que me miraran... tomando una galleta antes de la comida. Puedo darles una a ustedes también.

Los niños se vieron entre sí entusiasmados. Sin perder su papel, Mallory exclamó entusiasmada.

—¡Guau! ¡Te cubriremos! ¡Guau!

Lesly los escuchó posicionarse en la entrada, por lo que rápidamente entró y tanteó sobre un estante hasta dar con el frasco de galletas de dónde sacó dos para pagarles el favor más tarde. Lo que le interesaba era el teléfono en la pared a un lado de aquella estantería.

No estaba segura si había alguna regla en contra de usar el teléfono, pues como sus compañeros, nunca había visto necesario usarlo, pero aún de estar permitido, no quería que nadie se diese cuenta que lo haría de igual modo.

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Lana miraba televisión cuando el teléfono de la casa sonó. Por la cercanía lo tomó de forma distraída.

—¿Sí, diga?

—Ah... hola. Disculpa, ¿no es el teléfono de Lincoln?

—¿Lincoln? Sí, es mi hermano. ¿Quién lo llama?

—So... soy una amiga. Quería hablar con él.

—Salió con uno de sus amigos. ¿Quieres dejarle un recado?

Lana escuchó la voz lejana de otra niña al fondo diciendo algo que apenas alcanzó a entender.

—¡Lesly, alguien viene para la cocina!

Por lo que asustada, de forma presurosa la mencionada Lesly exclamó.

—¡Ah! No, nada. Yo... ¡hablaré con él otro día! ¡Gracias!

Quien quiera que hablara, cortó la llamada dejando intrigada a la pequeña rubia. Luan apareció acompañada de Luna en ese instante y ambas alcanzaron a mirarla colgar el teléfono.

—Lana, ¿alguien llamó?

—Sí. Una niña buscaba a Lincoln. Creo que oí a alguien más con ella llamarla Lesly. Fue algo extraño. Se escuchaba muy nerviosa.

Las adolescentes se vieron entre sí sorprendidas. No ubicaban a ninguna Lesly en las amistades que le conocían a su hermano.

Lola, quien por lo general sabía todo en casa, pomposa bajó para presumirles el vestido que Leni acababa de arreglarle para el próximo certamen.

—¡Miren esto, chicas! Leni volvió a conseguirlo. ¿A qué no es una preciosidad?

Luna desinteresada fue directa al punto.

—Lola, ¿tú conoces a alguna Lesly? Acaba de llamar una preguntando por Lincoln. Lana dice que parecía nerviosa por buscarlo.

La rubia se olvidó de su vestido.

—¿Será la nueva novia de Linky?

Leni detrás de ella alcanzó a escucharla. Se rascó el mentón confundida.

—Creí que la novia de Linky es Stella.

El ruido de una mochila cayendo al suelo las sobresaltó. En la entrada Lynn sorprendida las miraba.

—Lincoln... ¿de verdad está saliendo con Stella?

Las chicas se habían olvidado que el tema surgió cuando Lynn anduvo en Detroit, por lo que no estaba al tanto de nada aún. Seguramente se sentía molesta por ser la última en enterarse creyéndose la más cercana a su hermano. Lola sin medirse fue quien se lo confirmó.

—Pues sí, desde hace un par de semanas, me parece.

Entonces la deportista recordó la conversación que tuvo con su hermano y comenzó a serenarse.

—Es... ¡es un malentendido! Él ya me había contado algo de eso y me dijo que ustedes sólo estaban sacando suposiciones equivocadas. Que en realidad no tiene nada con ella y son sólo amigos.

—¿Y te la creíste? Pero si ya sabes cómo es Lincoln, es lo mismo como fue con Ronnie Anne, prefiere negarlo todo para que no nos involucremos en lo suyo con su novia.

Lynn negó con un gesto. Realmente parecía estarle afectando la noticia.

—¡No les creo! El apestoso me hubiera contado algo. Llevamos dos semanas saliendo... para... para pasar tiempo juntos.

—Pues es lo que creemos —Luan continuó—. Pero eso no es todo. Lana dice que otra "amiguita" le llamó. Con lo que estás siempre con Linc, tal vez tú puedas decirnos quien es esa "Lesly".

El nombre no le decía nada a Lynn como sí lo hacía el de Stella u otras chicas.

—No tengo idea.

Lana bufó.

—Parece que ni a ti Lincoln te cuenta todo como esperábamos. ¿Igual podrías averiguarlo?

—Esa es una buena idea —Luan exclamó entusiasmada.

Lynn les espetó de pronto molestándose con ellas.

—¿Por qué yo?

—Porque tú eres la que más ha estado de encimosa últimamente con él —Lola le respondió—. Sin duda eres a quien es más probable que le cuente algo. Por cierto, aprovechando que van a la misma escuela, deberías advertirle a Stella que podría tener competencia.

A Lynn no parecía hacerle gracia la idea de ponerse a averiguar quién era la tal Lesly, o siquiera tener que dirigirle la palabra a Stella si lo que sus hermanas le estaban diciendo sobre ella y Lincoln era cierto, pero por la manera en que la miraban, era un hecho que no la dejarían en paz hasta que aceptara el encargo.

—Yo, ah... está bien. Supongo que al menos puedo intentar averiguarlo.

—¡Excelente, hermana! —Luna palmeó su espalda—. Lo dejaremos en tus manos.

Leni no estaba del todo cómoda con la idea.

—Chicas, no creo que esto esté bien. Linky se molestará mucho con nosotras de nuevo por involucramos así con sus amigas.

Lola ni siquiera se mostraba afectada.

—Tranquila, Leni. No estamos realmente involucrándonos en nada, sólo vamos a tratar de averiguar si Lincoln de verdad tiene una novia que es distinto. Además, claro, de averiguar quién es esa tal Lesly.

—Lola tiene razón —Luna la secundó—. Dime, Leni. ¿Acaso no sientes curiosidad por saber quién es la otra chica?

—Pues sí, pero siento que estamos haciendo algo malo. No quiero que Linky se enoje con nosotras. Tal vez es por algo que no nos la ha presentado todavía.

—Y descubriremos por qué. No tienes nada de qué preocuparte. Cuando se lo propone, Lynn sabe ser tan discreta como un ninja, así que nada malo ocurrirá de sólo ponerse a investigar por ahí.

Mientras sus hermanas continuaban discutiendo el tema, Lynn al igual que Leni se sentía intranquila. Tampoco quería tener problemas con Lincoln, pero de verdad quería averiguar si en efecto su hermanito estaba teniendo secretos de ese tipo con ella, algo que le estaba molestando. ¿Realmente era verdad que ya tenía una novia? ¿Desde cuándo? ¿Le mintió y en realidad Stellla sí lo era? ¿Por eso ella ayer lo invitó a salir? ¿No se trataba de Stella sino de otra chica? ¿Quién era la tal Lesly? ¿Dónde y cuándo la conoció? ¿Era alguna chica nueva en la escuela de la que no estaba enterada? Esto último lo veía difícil de creer, pues ya alguien de su clase o de sus equipos hubieran comentado algo. Quizás... ¡era alguna de esas niñas del curso al que asistía! Esta posibilidad la molestó todavía más, pues había pensado que les había dejado en claro las cosas, a no ser que... Lincoln les aclarara que en realidad ella se trataba de una de sus hermanas. Tener todos estos pensamientos en su cabeza estaban ocasionándole una jaqueca que no resultaba tan molesta en comparación al aguijonazo que sentía en su corazón.

Tan perdida estaba con todo aquello, que no se dio cuenta cuando Luna le habló e intentó llamar su atención, sino hasta que sintió como la zarandeó por el hombro.

—¡Lynn! ¿No estás poniendo atención?

—¿Eh? ¿Qué ocurre?

—¿Qué ocurre contigo? Te hablábamos y no nos hacías caso. ¿Te sucede algo?

—No... Nada. Tuve un día pesado y me siento cansada. Es seguro que el domingo tenga un juego complicado y eso me preocupa. Por ahora sólo quiero ir a mi cama.

Para las hermanas Loud era extraño escucharla admitiendo que estaba inquieta debido a un encuentro deportivo, en lugar de verla entusiasmada presumiendo lo fácil que le resultaría ganar incluso sin ayuda de nadie. No imaginaban qué clase de intensidad debía tener el entrenamiento que estaría haciendo como para que la agotara de esa manera a ella. Para Leni por el contrario, no le pareció que Lynn estuviese cansada, sino enfadada.

La deportista se dirigió hacia las escaleras, pero antes de subirlas y comprendiendo que dejó preocupadas a las chicas por su actitud, agregó algo más tratando de sonar optimista.

—Descuiden. Mañana averiguaré si el apestoso está ocultándonos algo y si de verdad tiene novia, que de ser así —resopló— tendrá que vérselas conmigo.

Había cierta malicia en su voz que inquietó a Leni, pero también a Luna.

—¿A qué te refieres con vérselas contigo, Lynn?

—Luna, si esa chica, sea quien sea, de verdad cree que puede andar con mi... con nuestro hermanito, no se lo dejaré tan sencillo, al menos hasta que pase algunas pruebas de confianza.

De pronto todas pensaron que no había sido precisamente una buena idea mandar a Lynn a averiguar la identidad de la novia de su hermano. A diferencia de ellas, Lynn realmente parecía dispuesta a involucrarse directamente en el asunto, quizá ocasionando algo que nadie, en especial Lincoln, querría.

—No vas a hacerle ninguna prueba a nadie, Lynn —Luna le recalcó con severidad—. Sólo queremos que investigues y eso es todo. Si te metes con ella, entonces Linc sí que de verdad se enojará con todas.

—¡Está bien! Ya veré cómo lo resuelvo.

Lynn recogió su mochila tratando de disimular su disgusto, mientras que Lucy arriba desde la escalera donde observó todo, antes que su hermana y compañera de habitación la descubriese espiando, se apresuró a subir al ático y dejarse caer en algún rincón apenas consternada.

—*Suspiro*. Yo le advertí que las demás serían menos benevolentes, en especial... ella.

-o-o-o-

Más tarde y mientras las chicas intranquilas regresaron a lo suyo, Leni se dirigió hacia la habitación de Lynn todavía preocupada por lo que notó en el comportamiento de su hermana. Al acercarse frente a la puerta entreabierta, pudo escucharla botando algo contra la pared. Silenciosamente entró. Lynn con el ceño fruncido estaba sobre la cama en efecto jugando como pensó con una pelota de tenis. Cuando su hermana solía hacer eso, era por una causa que incluso Leni conocía.

—Lynn ¿puedo preguntarte algo?

—Si es algo de modas o vestidos, creo que te equivocaste de habitación.

—¿Por qué estás tan enfadada?

—No sé de qué estás hablando.

La mayor se sentó en una orilla libre de la cama sin dejar de mirarla y actuar de forma maternal, algo que causó efecto en Lynn al no poder sostenerle la mirada. Cuando botó la pelota y esta regresó se distrajo, por lo que no pudo atraparla y cayó al suelo.

—Como que juegas así cuando estás aburrida o enojada, o como cuando uno de tus equipos favoritos pierde en televisión, o te peleas con Lucy. —Tras nombrarla, miró a su alrededor buscándola.

—No la he visto tampoco. Supongo que aún no llega a casa —se levanta para tomar la pelota, pero en lugar de volver a jugar con ella, permaneció sentada al lado de Leni—. Mira... no hago esto sólo cuando estoy aburrida o molesta, sino también cuando me pongo a pensar en algo y ya se los dije: El domingo tengo un partido contra unas chicas que por lo que se dice de ellas, ya juegan como profesionales, así que necesito pensar en una estrategia diferente si quiero que les ganemos.

—Entiendo —esto la tranquilizó un poco—. Como que creí que estabas enojada por lo que hablamos sobre Lincoln.

—No es eso, sólo estoy cansada.

—¿De verdad vas a hacer lo que dijiste? Sobre ver si esa niña es buena para Lincoln cuando la conozcas. Como que eso siento que no le corresponde a ninguna de nosotras averiguarlo, sólo a Linky.

Lynn permaneció en silencio. Ahora sin dudarlo a Leni sí le parecía que estaba molesta, por lo que la sorprendió tomándola de las manos procurando que la mirara de frente.

—Por favor, Lynn. No cometas una tontería. Si de verdad Lincoln está saliendo con una niña, no quiero que le hagas algo por lo que luego quiera dejarlo o algo así.

De pronto Lynn tuvo una idea que la animó bastante, pero consiguió ser disimulada al respecto.

—Descuida, Leni. No se tratará de algo malo. —"Al menos nada que haga daño un poco de ejercicio pesado", pensó para sí misma.

—Pero...

—Tranquila. Sólo confía en mí. Prometo que no haré tampoco nada tan extremo como para mandarla al hospital o algo así.

Esto no hizo precisamente que Leni se tranquilizara, sabiendo que Lynn en particular no era muy precavida o cuidadosa a la hora de relacionarse con otras personas ajenas a su entorno competitivo, en especial cuando se trataban de las amigas de sus demás hermanas o del mismo Lincoln... en especial si eran las de él como ya antes había notado queriendo creer que sólo se trataban de figuraciones suyas, sin embargo, decidió darle el beneficio de la duda, después de todo se trataba de una de sus hermanitas. Se acercó a ella y le dio un reconfortante abrazo esperando aminorar sus preocupaciones y con eso quizás ya se dejase de ideas precipitadas.

—Confiaré en ti, Lynn. Procura descansar un poco y no pienses ya en nada, ni en el juego o Linky.

Lynn suspiró y le correspondió el abrazo sintiendo un poco de culpa por preocuparla de ese modo.

—Muchas gracias, Leni. Tal vez tome una siesta. Nos vemos en la cena.

Cuando se marchó finalmente y mientras atendía el llamado de Lola para hacerle algunos ajustes a otros de sus vestidos, Leni continuó pensando en su hermana y el modo en que podría comportarse con quien fuese la novia de Lincoln.

"Sólo espero que tus sentimientos no nublen tu juicio, Lynn". Pensó.

-o-o-o-

Conforme regresaba a su casa, Lincoln pensaba en que si era tan buen estudiante como la instructora de su curso insistía, no entendía por qué entonces a veces le parecía que lo trataba con cierta hostilidad, o lo miraba como si quisiera desearle lo peor. Era extraño. Igualmente disfrutaba lo que iba aprendiendo, así como la atención que recibía incluso de sus compañeros, aunque las chicas apenas y le dirigían la palabra, pero no pareciera que fuese porque les desagradara como pasaba con la maestra Rebecca.

Interrumpió sus pensamientos cuando le marcaron a su teléfono. Por la pantalla vio que se trataba de la amiga de Lesly y esto lo entusiasmó bastante.

—Hola Amanda. ¿Qué ocurre?

—Hola. Dime, ¿qué piensas hacer el domingo?

—Iba a ir a ver un juego de fútbol al estadio comunitario con mi familia, pero si es por Lesly, puedo escabullírmeles sin problemas para ir a verla.

Del otro lado de la línea, Amanda permaneció en silencio meditando el modo en que el chico parecía dispuesto a meterse en problemas con tal de encontrarse con su amiga. Tal vez cancelaría el plan que tenía entre manos de no ser porque quería resolver aquel asunto lo más pronto posible.

—Creo... que puedo llevarla afuera del estadio para que no tengas que ir tan lejos de donde estarás. ¿Qué te parece?

—¡Suena genial! ¿A qué hora?

En efecto la hora que le dio coincidía apenas a poco de que empezara lo que sería el primer tiempo, pero no le importó y le confirmó que estaría ahí en el lugar donde enseguida ella le indicó.

—Las veré el domingo, entonces.

—Sí. Gracias, Lincoln. De verdad... debes de querer mucho a Lesly.

El muchacho no pudo evitar emitir un suspiro de ensoñación que Amanda escuchó bastante bien.

—Es difícil no hacerlo.

—Sí, lo sé. Bueno... adiós.

Cuando terminó de hablar con la joven, con renovado entusiasmo Lincoln llegó a su casa, donde notaría a sus hermanas mirándolo de un modo inusual, aunque no le explicarían por qué, de todas maneras su trato no sería tan diferente al acostumbrado. Lynn por otro lado se mostró cortante con él, aunque le insistiría que nada le ocurría más allá de su preocupación por su juego del domingo.

-o-o-o-

—¿Qué te ocurre, Lesly? Te ves rara.

La niña se sobresaltó ante la observación de Heidi. ¿Realmente lucía de esa manera? Trató de serenarse.

—No es nada. Creo que me equivoqué en la prueba que tendré el lunes con el señor Parson.

—Pues estudia más en lugar de estar escuchando música o tus audiolibros. La señorita Hepburn podría enfadarse si repruebas.

—Sí, es verdad.

En realidad, se sentía bastante confiada para esa prueba. Cada vez era más rápida para leer en braile y gracias a su buena memoria, recordaba perfectamente cada una de las lecciones que recibió y repasó tanto con la señorita Hepburn como con Amanda. Por otro lado seguía inquieta por su travesura de la tarde. Parece que ese número no era el del celular de Lincoln sino el de su casa. No esperó hablar con una de sus hermanas, una que se escuchó como una niña pequeña como Margue. Pese a que se puso un poco nerviosa por no saber de quién se trataba, le hubiera gustado hablar más con ella de haber tenido la oportunidad, aunque... ¿Lincoln se enfadaría por lo que hizo? Peor, ¿la señorita Hepburn se enfadaría si descubriese que usó el teléfono?

—¡Oigan, chicas! —del otro lado de la puerta escuchó a uno de los niños tocando y hablándoles a la vez—. Vayan a la sala. La señorita Hepburn quiere hablarnos a todos sobre algo.

Lesly sintió un nudo en la garganta. Probablemente se dio cuenta que alguien usó el teléfono y quería averiguar quién había sido. ¡Ahora sí que estaba en problemas! Lo peor es que si Amanda también se enteraba, probablemente como castigo le acortaría todavía más las llamadas con Lincoln, o no la ayudaría a volver a encontrarse con él.

Ya con todos reunidos, la mujer encargada se pronunció.

—Niños, dos puntos. Primero quiero saber quién estuvo en la cocina durante la tarde.

Los niños se miraron entre sí, pero dado que Lesly tampoco quería postergar el mal rato que todos pasarían por su culpa y no quería por ello meter en problemas a Mallory o Adam, levantó la mano con temor a lo que pudiera preguntarle sobre a quién llamó y por qué.

—Ah... yo fui, señorita Hepburn.

—Lesly, creí que había sido clara con ciertas normas. Nada de comer entre comidas sin permiso. Te hubiera dado una galleta si me la hubieras pedido en lugar de tomarla a escondidas.

La niña se cubrió la cara con sus manos y gimió. Todos pensaron que le afectó el regaño por leve que haya sido, pero lo que Lesly hacía era contener la risa ante el nerviosismo de entender que se había salido con la suya.

—Lo... lo siento mucho. No volverá a suceder.

—Bien —volvió a hablarles a todos en general—. Lo segundo es que el orfanato por fin me confirmó cuál será la actividad de este fin de semana. El domingo iremos al estadio comunitario del pueblo para ver un partido amistoso de fútbol femenil entre la escuela secundaria principal de Royal Woods contra la de Hazeltucky.

Algunos chicos como a Margue o Simon la idea les entusiasmó bastante, siendo mucho lo que les gustaban los deportes de contacto. A la mayoría les convenció la idea, además de salir, por la posibilidad de tal vez comerse un buen hot-dog. A Lesly le fue indiferente el asunto. Era atractivo el tener ruido a su alrededor, pero hubiera preferido un lugar donde pudiese estar con Lincoln.

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