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Seungmin se asomó por la puerta tan pronto como le dieron acceso a la habitación de Hyunjin. Con una iluminación baja, observó todo a su alrededor hasta caer con la mirada en la cama, haciendo que su corazón se encogiera en su pecho ante la imagen delante suyo. 

El azabache se encontraba descansando sobre la cama, observando el yeso que envolvía su brazo y su pierna derecha; siguió con un par de moretones sobre su rostro, que más tarde temía que se volvieran desagradables conforme se iría curando. Sin saber que hacer, se quedó frente a la puerta mientras aún seguía aferrándose a la perilla detrás suyo, encontrándolo como un soporte.

Mordió su labio, sin saber a dónde mirar porque sus ojos caían inevitablemente en la cama, mortificándose con la imagen del azabache. Con duda, dió los primeros pasos hasta el pequeño sillón individual, pero tan pronto como se encontró más cerca de la cama decidió terminar con la distancia, cayendo de cuclillas a un costado suyo mientras lo observaba con temor.

—No se supone que debas de estar aquí.—Susurró por lo bajo, como si temiera a despertarlo.

Sabía que sus heridas no habían sido tan graves como un principio imaginó al escuchar la noticia, una parte suya se sentía un tanto agradecido de ello, pero eso no significaba que estuviera del todo contento con la situación. Se suponía que en esos momentos debería de estar en su departamento comiendo lo que fuera que Hyunjin hubiera llevado para su encuentro, disfrutando de su compañía mientras conversaban y estaban en la comodidad de su hogar.

Cerró los ojos, recargando su frente sobre la mano del azabache, tratando de tranquilizar la manera tan desbocada que su corazón latía. Recordó sobre darle aviso a Minho, por lo que sacó su celular para enviar un rápido mensaje avisándole que estaría cuidando del azabache toda la noche, asegurándose de mandarle otro mensaje por si ocurría algo más.

Fue cuestión de tiempo antes de que sintiera sus extremidades pesadas, deseando poder descansar así sea solo cinco minutos. Se apartó de la cama, cayendo sobre el pequeño sillón antes de recargarse contra el respaldo, encontrando una mejor posición antes de ceder ante el sueño, dormitando en ratos hasta que sus ojos se sentían demasiado pesados como para considerar despertarse una vez más durante la madrugada.

Hasta que se quedó totalmente dormido, un par de horas después, fue cuando Hyunjin se removió en la cama, gesticulando una maldición ante el dolor que sintió por todo su cuerpo ante el menor movimiento que hizo. Con dificultad, abrió los ojos antes acostumbrándose a la poca iluminación de la habitación, tratando de reconocer el lugar en donde se encontraba.

Hizo memoria sobre los últimos acontecimientos que recordaba, desde la llamada con Seungmin sobre quedar en su departamento, volver al restaurante después de terminar con todas sus entregas y preparar la él mismo la comida que estaría comiendo con el castaño. Había emprendido el característico camino, la diferencia es que tan pronto como salió a la calle un par de luces lo cegaron, derrapando en el asfalto antes de escuchar un par de claxón de los automóviles que transitaban alrededor. Los siguientes sucesos eran simples borrones, pero el dolor en su cuerpo era inevitable mientras era trasladado hasta el hospital.

No estaba seguro de haber sido atropellado, pero ese golpe había sido demasiado duro para él. Trató de moverse, pero fue cuando se dio cuenta de dos de sus extremidades con yeso, alertándolo de inmediato antes de sentir una punzada en sus sienes ante el intento por levantarse para verse. Sus ojos se empañaron, sintiéndose repentinamente desesperado y queriendo salir de ahí, de no ser por ver en el rabillo de su ojo movimiento desde el otro extremo de la habitación, haciendo que girara su rostro con cuidado.

Seungmin se encontraba durmiendo sobre el pequeño sillón que disponía la habitación, pareciendo inclusive incómodo por la posición en la que estaba. Su apariencia desaliñada, la manera en que roncaba le hizó sonreír apenas, claramente un signo del cansancio que el contrario estaba sintiendo consigo. Se aclaró la garganta, sintiéndose mal por no haber llevado a cabo su cita improvisada, había querido verlo y charlar con él, comer con él y pasar el rato, jamás imaginó que acabaría de esa manera.

Como si hubiera sentido su mirada, observó como el castaño comenzó a moverse sobre el sillón, parpadeando un par de veces antes de enfocar su mirada sobre el techo, frunciendo el ceño al estar desubicado. No fue hasta reconocer la voz del azabache que pudo recordar donde estaba, incorporándose rápidamente.

—Buenos días.—Susurró con un tono bajo, sintiendo rasposa la garganta.

—Oh, ¡Hyunjin!—Se levantó lo más rápido que pudo, caminando a pasos largos hasta llegar a la cama.—¿Cómo te sientes? ¿Quieres que llame a la enfermera? ¿Te sientes mal? ¿Te duele algo? Aunque eso debe de ser lógico, ¿Verdad? Mejor ignora mi pregunta, ¿Necesitas algo? Puedo acomodar tu almohada, o traerte algo para beber, no estoy seguro a qué hora sirven el desayuno para los pacientes...—Fue interrumpido por la risa de Hyunjin, desconcertándolo.

—Espera, Seungmin.—Le pidió, haciendo una lista mental de todas sus preguntas.—Son muchas preguntas a la vez, apenas estoy reaccionando así que tranquilo.

—Perdón, fue imprudente de mi parte.—Un leve rubor se instaló sobre sus mejillas, bajando la mirada.—Pero me alegro que hayas despertado. 

—¿Dormiste aquí?—Cuando recibió un asentimiento, sintió un nudo en su garganta.—Perdón, no se suponía que debías de hacer eso. 

—Está bien, ni se te ocurra sentirte mal solo por ello, nada de esto fue tu culpa.—Se adelantó a decir.—Debería de llamar a una enfermera, deben de checarte ahora que estás despierto, también así puedes contar tu versión de los hechos, todos están esperando para saber que fue lo que pasó.

—No.—Negó, alcanzando su mano antes de que se alejara, tratando de mantenerlo a su lado.—Solo un par de minutos más, acabo de despertar y no quisiera que me interrogaran tan pronto como desperté, solo unos minutos más antes de que más personas vengan.

Seungmin no se pudo negar ante la expresión tierna de Hyunjin, con su flequillo sobre su frente, arrugando su nariz y un leve puchero sobre sus labios... Sí, el castaño no podía negarle nada, por lo que asintió.

—Solo un par de minutos, pero luego iré a avisarle a la enfermera.

Hyunjin asintió gustoso de que su petición haya sido aceptada, invitándolo a sentarse a un costado de la cama. Solo quería sentir al castaño cerca suyo, sabía que sus amigos estarían preocupados y abarcando aquella puerta tan pronto como se enteraran que había despertado, entendía su preocupación, pero solo anhelaba un par de minutos más de paz antes de que fuera el foco de atención.

Solo él y Seungmin, nada más necesitaba de aquello.

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