Ya lo sé

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

De nuevo, en todo el camino hacia el departamento, Rosé no soltó la mano de Lisa, aunque esta vez, la omega estaba segura que era a propósito, porque la otra solía mirarla cada tanto, sonreírle y dejar un beso en su mano con cariño.

Un domingo temprano, con todo el exterior abrigado en nieve, parecía la excusa perfecta para que nadie saliera de su departamento y los pasillos del edificio estaban tan vacíos que daba la sensación que todo el mundo los dejaron para que ellas hagan lo que quisieran.

Rosé apenas terminó de cerrar la puerta con llave cuando Lisa volvió a lanzarse sobre sus labios, la mayor sonrió y correspondido al instante, mientras comenzaba a quitarle prenda por prenda, dando pie a que la rubia hiciera lo mismo.

El camino hacia el dormitorio fue regado de ropa de abrigo que ahora era innecesaria.

Rosé alzó el cuerpo de Lisa, y ésta enganchó sus piernas alrededor de sus caderas, sin dejar de besarla.

La omega comenzó a frotarse contra la parte baja del estómago de Rosé, haciendo un esfuerzo para llegar hasta el miembro de la de pecas, provocando que Park suelte un jadeo contra sus labios.

Rosé la dejó sobre la cama, de forma suave, pero se sorprendió cuando la omega fue un poco más brusca al girar sus cuerpos, cambiando de posiciones.

La sonrisa en los labios de Lisa ya no era tan adorable, sino más atrevida.

La chica no habla, quitando su remera para luego hacer lo mismo con la de Rosé, para continuar bajando los pantalones y ropa interior de la misma, mirando el miembro semierecto con un brillo en los ojos.

Rosé vio como se relamió los labios y supo que Lisa no pediría permiso.

La menor acercó su boca para pasar su lengua desde la base hasta la cabeza del caliente miembro, haciendo que Rosé gimiera bajo, mordiéndose el labio con fuerza.

Lisa lamió un par de veces la cabeza, jugando con su lengua en el mismo lugar, y ​​también con el orificio en esta que comenzó a gotear presemen.

Sintiendo el miembro cada vez más duro y erecto, metió todo el largo en su boca, ahuecando sus mejillas, succionando mientras aún pasaba su lengua.

Escuchaba los gemidos bajos de la otra, acompañado de sus jadeos, que no llegaban a silenciarse del todo por el miembro en su boca, subiendo y bajando, haciendo presión con sus labios alrededor del falo.

Sintió los dedos de Rosé enredarse en su pelo, dando leves caricias en su cuero cabelludo mientras la ayudaba con el ritmo.

Y la rubia sintió que no iba a aguantar mucho más tiempo sin venirse en la boca de Lisa, aunque no le disgustaba la idea ni un poco.

De golpe, Manoban se retiró del miembro de Rosé, haciendo que ella abriera los ojos, viendo a la omega acercarse con una sonrisa pícara, mientras se lamía los labios, notó que Lisa ya no tenía sus pantalones, quedando ambas desnudas, pero la chica se apoderó de sus labios, creando un beso húmedo, algo salado, y lleno de sensaciones que hizo a Park cerrar los ojos para hundirse más profundamente en ellas.

Sin cortar el beso, Lisa acomodó el miembro de la muchacha en su entrada, húmeda, pidiendo consolarse.

Comenzó a bajar sobre el miembro, soltando un gemido tanto de placer y de dolor por su cavidad aún estrecha.

Ante ese sonido, Rosé abrió los ojos para mirarla con preocupación, tomando su mano para entrelazar sus dedos.

—E-Estoy bien —respondió Lisa con una sonrisa, algo entrecortada por su respiración agitada, sintiendo el cambio de actitud de la mayor.

—No quiero que te duela —dijo, mirándola a los ojos, dejando una caricia con el pulgar en su mano—. No quiero lastimarte.

La tailandesa sintió su pecho florecer, y no sabía cómo podría haber dudado si Rosé la quería o no, luego de esas palabras, de eso tan suave y de los ojos tan sinceros que se mantenían sobre los suyos.

Besó con una sonrisa los labios de su alfa, no fue un beso como el anterior, este era de puro cariño.

Se separó para acercarse a su oído.

—Quiero sentirte hasta mañana —susurró, causando un pequeño escalofrío a Rosé.

Y esta vez fue ella quien tomó los labios de Lisa, mientras esta continuaba descendiendo por su miembro con lentitud, ahogando los gemidos con el beso.

Aún sintiendo que a Manoban le dolía, apretó su mano con protección, callándola cuando la omega quiso disculparse al morder su labio sin querer cuando el dolor superó un poco el placer, hasta que todo el miembro quedó dentro de ella.

Rosé sonrió con orgullo, viendo a la peliengra con el rostro totalmente enrojecidos, los labios inchados en una sonrisa y el cabello revuelto, pensando que era la mejor imagen que podía darle.

Moviendo sus caderas sobre Rosé, causando suspiros pesados, hasta que su entrada se adaptó, comenzando a subir y bajar sobre el miembro, de a poco en principio, subiendo un poco más cada vez, dejandose caer cada vez más rápido, más brusco, con ganas de más.

Gimió fuerte cuando comenzó a golpeando en su punto.

Debajo de ella, Rosé cerró los ojos, concentrándose en la sensación de Lisa saltando sobre su miembro, en los gemidos fuertes de la omega, corriéndose dentro de ella por segunda vez, escuchando el suspiro de placer de la chica al sentir la calidad de la esencia de su alfa dentro suyo.

Park abrió los ojos, irguiendose un poco, con el nudo formándose dentro de Lisa, uniéndolas.

Frunció el ceño cuando notó que Lisa no había acabado.

Moviéndose despacio, para que el nudo no lastimara a la menor, se sentó en la cama, rodeando la espalda baja de la omega, apoyando una mano justo arriba del trasero de la chica.

Bajó su otra mano hasta la intimidad de la omega, ganándose una mirada de ella.

—Si llegué, tu también llegarás —dijo, impidiendo que Lisa dijera algo, comenzando a frotar sus dedos contra el clítoris de la menor, explorando con sus dedos para tocar de todos los ángulos, haciendo a la otra gemir de nuevo.

Acariciando sus glúteos al mismo tiempo, besando sus pechos, llegando hasta las clavículas y debajo del collar, dejando marcas y besos, hasta sentir a Lisa tensarse, cortando sus respiraciones y gemidos, y luego relajar su cuerpo a tiempo que dejaba salir sus fluidos vaginales.

Apoyando su frente sobre el hombro de Rosé, giró su rostro para tocar el cuello de la rubia con su nariz, dejando unos besos en este.

Rosé llevó su mano a su propia boca bajo la mirada de Lisa, viendo como la mayor limpiaba los fluidos con su boca, lamiendo sus dedos.

Lisa sonrió ante ese gesto.

Alzó su rostro para quedar frente al de Rosé, apoyando su frente contra la de ésta, moviendo su cabeza para frotar sus narices.

La mayor rió con ternura, sintió que su loba saltar con alegría dentro suyo, ambas estaban felices de estar junto a su omega.

Abrió los ojos para admirar el rostro de Lisa con una sonrisa, acomodó sus cabellos, apartándolos de su enrojecidos y adorablemente rostro, besó sus labios suavemente, para separarse a los segundos y volver a mirarla con admiración.

Lisa no podía evitar sonreír al punto en sus ojos se hacían más pequeños, presionados por sus mejillas.

—Lisa —la llamó, acariciando sus mejillas dulcemente—, me gustas.

Lisa río un poco.

—Ya lo sé, Rosé.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro