Capitulo 2

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— Chicos, no estén corriendo, se van a lastimar — les gritó Griselda desde la distancia.

— Tranquila, no nos va a pasar nad- — Darü fue inmediatamente silenciado por la caída que tuvo a causa de una roca en medio del camino — Argggg, demonios, como duele.

— ¡Darü! — aquel grito salió de dos damas, siendo la más joven la que se acercaría más rápido dónde su hermano.

— Darü, ¿Estás bien?

— Si, tranquila Nadia, solo me caí y me raspé las rodillas pero nada grave.

Justo en eso llega Griselda, enojada y con claras intenciones de regañarlos, un regaño que probablemente duraría horas. Solo para que sus primeras palabras fueran una bomba para Darü.

— ¿¡Lo ven!? Les dije que no corrieran, y tú — apuntando a darü — Ven, volvamos a casa, tenemos que desinfectar la herida.

En ese momento Darü se puso pálido, sabía muy bien cuál era el método de Griselda para desinfectar heridas — N-no te refieres a...

— Así es, le vamos a hechar limón y sal.

— No, no, no por favor... ¡Nadia ayuda!

Miró a su hermana en un intento de salvación, solo para ver cómo ella simplemente dobló la mirada, esa traicionera ni siquiera lo intento ayudar.

Fue justo al llegar a casa que los gritos se empezaron a escuchar.

————

— Bien, esa fue la última de hoy — dijo mientras miraba la pila de cadáveres, cadáveres que pronto tendría que desmembrar cuidadosamente para ganar dinero.

Se sentó en una piedra cercana, miró el cadáver para luego voltear en el camino Y suspirar, un pensamiento cruzó por su mente, el recuerdo de su esposa abriendo la puerta su casa solo para recibirlo.

— Ja, supongo que ya es tarde, bueno, realmente no lo sé, está mierda siempre está en una noche color sangre incluso si entras a al medio día —va caminó al cadáver y empieza a quitar parte por parte de forma cuidadosa, la experiencia le había llegado con los años— Mierda, pasar tiempo acá si que afecta, ya estoy hablando solo como si se lo estuviera diciendo a alguien.

Terminó pocos segundos después, los organizo y lo metió a la bolsa especializada en carnes y etc, siempre se había preguntado cómo funcionaba, pero realmente era algo que no importaba tanto.

Caminó hacia el pueblo y al llegar a la salida, pudo ver qué no era tan tarde como creía, probablemente solo eran las 4, se fue al gremio de cazadores, dónde al parecer, Darrel el recepcionista lo esperaba.

— Si me estás esperando, claramente ha pasado algo malo.

— Ni que lo digas, al parecer la compra de carne de monstruos, pieles y demás ha disminuido, así que los precios se han desplomado.

La cara de Lothar enseguida cambió, estaba... ¿Furioso?, La verdad es que Darrel no sabía, pero de ser así, es hasta entendible si tomamos en cuenta que le dicen que su salario se ha reducido.

— Así que, a menos que hayas encontrado a una bestia rara qué te de un buen dineral, y que hayas podido matar, no puedo hacer nada. Incluso el líder del gremio está preocupado por la situación, teme que los otros que también hacen caza abandonen el gremio.

— Haa, supongo que no hay de otra, en fin, ten — le entrega la bolsa— La carne de una serpiente de punta fina, los muslos de un jabalí negro y la piel de una cabra cornuda.

— Genial, deja y reviso para pasarte el formulario — se va a un cuarto que está detrás de su puesto, no puedes ver casi nada, pasan los minutos y Darrel regresa con el formulario que has llenado ya cientos de veces— Jhon el carnicero ha confirmado que no tienen venenos y que están en buen estado, ten —entrega una bolsita, más liviana de lo usual, ya lo esperaba pero aún así es algo que desanima.

— Gracias, bueno, lleno este formulario y me largo.

————

— Agh, que molestia estar acá en casa, atrapado sin nada que hacer.

— Oh vamos, eso fue por tu culpa si no hubieras corrido y lastimado no estaríamos aquí.

— Oye, tu también estabas corriendo, y si tú te lastimabas iba a ser peor para los dos, alégrate que fui yo.

Fue entonces cuando sintió una mano en su espalda, volteó la cabeza solo para no encontrar nada, pero la sensación persistió, momentos después sintió como si alguien lo mirara, como si algo mas estuviera en la habitación junto a el y Nadia.

— Eh, Nadia.

— ¿Qué?

— ¿Fuiste tú quién me tocó el hombro?

— Eh, n-no, yo no fuí.

El sabía que ella no había sido, pero enserio que deseaba que fuera su hermana, entonces empezó el miedo a crecer en su cuerpo, tenía ganas de llorar, pero tenía que ser fuerte.

Fue cuando Griselda entra a la habitación, notando el estado del ambiente, empezó a hablar con ellos, preocupada de que hubieran peleado o similares.

— *Si estos niños se pusieron a pelear, juro que los regañaré el resto del día, y está vez Lothar no podrá detenerme* — el pensamiento de ver a Lothar como un niño regañado también le divertía, pero no era el momento para eso.

— Entonces, puedo ver qué algo paso, ¿Me pueden decir que fue?

— Yo, eh, yo creo que sentí una mano en mi espalda, s-sentí como si algo me mirará, como si alguien estuviera mas estuviera aquí.

— Ey, tranquilo, ¿seguro que no fue tu imaginación?

— No, esto era real, te juro que era real, lo sentí — estaba desesperado al hablar, como queriendo demostrar que lo que decía era verdad.

— Tranquilo, tranquilo, mientras yo esté aquí nada malo les va a pasar, vengan acá con la abuela — los niños enseguida salieron corriendo, casi la tiran al suelo pero aún podía estar de pie — Salgamos un momento para tomar aire.

Saliendo estaba tifón, al parecer los esperaba, fue entonces que se acercó a Darü y empezó a jalarlo dese la ropa, su rumbo era una especie de habitación, un garage o algo parecido, su padre le había dicho que no entrara ahí pero con tifón sobre el, solo podía hacerle caso.

Griselda no estaba preocupada por lo que podía pasar, confiaba en tifón demasiado, era un perro que era sorprendentemente inteligente, a un nivel un tanto inquietante.

Mueve la perilla y entra, entonces de repente siente una sensación de tranquilidad lo invadió, busco en la habitación pero mientras más se adentrara, más fuerte era el sentimiento.

Una manta de repente aparece ante sus ojos, la sostuvo con la intención de moverla pero cuando la toca le dan ganas de tenerla junto a el, tenía la sensación de que esa manta era el origen de su sentimiento de tranquilidad. Agarra la manta y se la lleva, viendo que Tifón lo espera en la puerta, lo acaricia.

— Gracias Tifón.

Escucha un ladrido de respuesta, uno que parece decir "de nada", sale del lugar solo para encontrar a Griselda, con su hermana aún abrazada a ella.

— Regresemos.

— Si... Gracias por esperar.

— No pasa nada.

————

— ¡Lothar!

Volteó su rostro un momento, era Bob, Bob el panadero.

— Hey, hola Bob, tiempo sin verte fuera de la panadería.

— Si, la compra de pan ha aumentado últimamente y pues, he estado ocupado con eso y con mis hijos, por cierto, ¿Cómo están Lothar y Brandy? ¿Sigues haciendo que la vieja Griselda los cuide?

— Ja, si supieras, esa vieja no quiere dejar que nadie más los cuide, siempre que se entera me da un regaño de seis horas.

— Vaya, si que les tiene cariño a esos chicos, aunque es algo vieja tiene la fuerza de una mujer de 30.

— Si, recuerdo que aún tenía problemas para acercarse a Darü, pero creo que todos tuvimos problemas al inicio.

— Seeh, recuerdo que muchas mujeres del pueblo se desmayaron al verlo por primera vez, aún me sorprende como Jorge lo cargaba y hasta lo adoraba, me pregunto por qué el lo trataba de esa manera tan radical.

— Creeme que todos en el pueblo se hacen la misma pregunta, y el no quiere responder, ja, supongo que un día de estos lo tendremos que emborrachar.

— No, gracias, no quiero perder mi dinero, la última vez que lo intentaron tuvieron que usar como diez jarras de las más fuertes solo para que empezarán a hacer efecto.

— Casi lo olvido, estuvimos a nada de perder todo nuestro dinero, esa noche me diste unos cuantos panes para el desayuno del dia siguiente.

— Si, pero es algo que volvería a hacer si estuvieras en una pésima situación, oh si, toma — le entrega una bolsa con unos cuantos panes y bizcochos — Oí que la compra de monstruos bajo y que les están pagando menos, ten.

— No, no puedo aceptar esto, ya me has ayudado mucho.

— Solo tómalo, y no me hagas repetirlo, la situación de mi lado está buena y no genera perdidas o molestias el darte esto.

— Ya veo... Gracias, muchas gracias.

— Bueno, tengo un negocio que atender, hasta pronto, Lothar.

— Adiós, Bob.

— No se te olvide darle el pan especial a Darü, que se lo dejé en la bolsa.

— Ok, ok, se lo daré, me saludas a tu esposa.

Tomó de vuelta su camino a casa con una sonrisa en su rostro, le agradaba Bob, es alguien con el que da gusto platicar.

————

Habiendo ya llegado a casa, tocó la puerta solo para escuchar a los chicos corriendo dónde el.

— ¡Papá, papá!

Gritaron al unisono, solo para luego saltar hacía quien llamaban, causando que todos caigan al suelo.

— Ay, Dios, les tengo dicho que no corran, agh, creo que estos niños me van a dar un infarto algún día.

— Wow, cálmate Griselda, los pobres chicos no han hecho nada malo.

— Lo sé, lo sé, pero sabes que no me gusta verlos lastimarse.

— Lo sé, pero bueno, Darü, Nadia, esperenme en el comedor, tengo que hablar con Griselda.

Los dos asistieron y salieron corriendo al comedor de la casa, fue entonces que notó que Darü llevaba una manta en mano.

— ¿Sabes?, Estoy un poco preocupado por Darü, me contó que sintió como si una mano le hubiera tocado, como... cómo si algo mas hubiera estado en la habitación.

— ¿Segura que no era su imaginación?

— No lo sé, Lothar, el estaba desesperado, casi al borde del llanto, no quiero creerlo pero, pienso que esto puede estar relacionado con el hecho de que el se vea como se ve.

Se frotaba suavemente las manos intentando calmar su angustia

— ¿Estás segura?, Tal vez debamos ir a hablar con los ancianos y demás adultos del pueblo.

— Si, usemos la siguiente reunión para hablar sobre esto, pero creo que se lo contaré a mi esposo cuando regrese a casa.

— Creo que sería bueno que se lo dijeras, en fin, ¿Te quieres quedar a cenar o regresas a casa?

— No, gracias, yo creo que regresare a casa, estoy algo cansada y ya no soy una joven como antes, adiós Lothar.

— Adiós, Griselda, cuídate, y me saludas a Jorge.

La vio despedirse de nuevo, ya estaba lejos, fue entonces cuando Tifón apareció frente a el, como si de un P*kém*n salvaje se tratase.

— Hola amigo, si, se que debí haberte llevado, pero quería que te quedarás con los niños hoy, sabes que ellos te adoran.

Entendiendo los halagos de su amo, el perro parecía estirar la cabeza con orgullo.

— Ja, ja, ja, bueno, ven, entra, hoy comes con nosotros.

Asintió el perro, solo para empezar a seguirlo, al entrar a casa recordó que Darü llevaba la manta, así que con la duda en su mente, solo pudo preguntar.

— Ey, Darü, ¿Dónde y cómo conseguiste esa manta? — fue entonces que el niño apunto directo a Tifón, cuya mirada parecía decir que el chico era un delator, un traicionero. Bajo un poco la cabeza y uso la mirada de lastima, esperando que su amo no lo regañara.

Lothar suspiró, sabía que no podía con esa mirada, así que sonrió, y simplemente lo dejó pasar mientras caminaba a la cocina a servir la cena.

————

Era ya de noche, niños ya estaban en su cuarto y el estaba por dormir, miró a su lado y notó el vacío, el lugar donde antes estaba Brandy, cuatro años habían pasado desde que murió y aún la extrañaba como el primer día.

Un golpe sonó en su puerta, se paró de la cama con cansancio, preguntándose quién podría ser a estás horas de la noche. Abrió la puerta solo para ver a Darü, sosteniendo aquella manta.

— ¿Darü?, ¿Qué haces aquí?

— Yo tuve pesadillas, ¿Puedo dormir contigo?

Miro a a Darü unos segundos, una sonrisa salió de su cara y le acarició la cabeza.

— Ven campeón, súbete a la cama.

— ¡Yay!

Corrió como si no hubiera mañana, saltó directo a la cama y justo antes de llegar, se tropezó con sus pies, cayendo al suelo.

— Por Dios, Darü, ¿Qué te hemos dicho yo y Griselda sobre correr?

Parece que iba a ser una larga noche, porqué justo cuando creyó que podría dormir, llegó Nadia a robarle el poco sueño que tenía.

————

Una semana había pasado desde entonces, los más viejos del pueblo estaban reunidos, estando Lothar en el centro.

— Dinos, Lothar, ¿Qué es lo que te aqueja?

Gabe, el más anciano del pueblo lo cuestionó, mirándolo a la cara.

— Es sobre Darü.

Darü en general era un tema un tanto problemático en la reunión, por lo que de inmediato atrajo la atención del resto.

— Oh, el chico demonio, si, ¿Qué con el?

— Creo... Creo que deberíamos volver a repasar sus orígenes, no creo que sea solo un niño maldito o el hijo de un demonio.

En el momento que esas palabras salieron de su boca, el resto de ancianos se mostraron confusos.

— ¿Puedo saber por qué lo dices, Lothar?

— Es que... Hay algo que oculte la vez que nos reunimos cuando Darü llegó al pueblo, cuando lo encontré, el estaba envuelto con una manta, la cosa con esta manta es que tiene el símbolo del conde Stinx.

La sorpresa se plasmó en la cara de todos, se supone que el conde Stinx era uno de los nobles más poderosos y amables, entonces, ¿Cómo estaba el relacionado con un demonio?

— Esa es una acusación muy grave, sabes muy bien que algo malo podría pasar si el resto de la nobleza o la iglesia se enteran de lo que hablamos, ¿Verdad?

— Si, comprendo muy bien las consecuencias, es más, aquí tengo la manta.

Fue entonces cuando saca la manta de una bolsa, la abre y muestra claramente el signo de la Casa Stinx.

Una discusión empezó a sonar, el hecho de que un noble estuviera involucrado con los demonios era algo grave, se podrían armar revueltas y caos, la Casa Real se vería envuelta en problemas.

— ¡Ya basta!, Se que es una gran noticia, pero primero necesito oír que fue lo que hizo que cambiará Lothar de opinión, que fue lo que hizo que nos dijera la existencia de la conexión entre los demonios y la nobleza.

— Darü ha estado sintiéndose raro, como si algo lo siguiera, a veces cuando está solo, siente como si una mano tocará su hombro, o una voz le susurrara al oído, lo único que lo calma y evita todo eso no es más que la manta.

— Veo, entonces dices que hay algo especial en esta manta, supongo que tendremos que intentar investigar los nexos ente la nobleza y los demonios, aunque poco podamos hacer.

— Gracias por escucharme.

— De nada, solo recuerda, ten cuidado con Darü, se que lo quieres, pero no sabemos cómo está verdaderamente conectado, ¿Y si realmente es el hijo de uno de ellos?

— Lo tendré en mente, señor Gabe.

— Bueno, con este tema terminado, pasemos a los demás.

La reunión duro unas horas antes de acabar, justo saliendo del lugar donde se realizan, se encuentra a Jorge, el esposo de Griselda.

— Lothar, tenemos que hablar...
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Y bueno, ese fue el cap dos, gracias por leer hasta acá y nos vemos en el siguiente capítulo, que probablemente tarde más que este.

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