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Habíamos llegado al aeropuerto después de dos horas de haber salido de la casa de Bella.

Bella: Tenemos que apresurarnos.

Ya había perdido la cuenta de todas las veces que Bella nos había apresurado, pero ella era la más lenta.

Xx: Señorita Natalia.

Me di la vuelta encontrándome con la "Secretaria" que había contratado mi padre para "ayudarme", aunque sabía perfectamente que era una ex agente de la CIA que había terminado en el infierno y ahora vigilaba cada movimiento que hacía por si necesitaba ayuda de mi padre.

Nat: Señorita Sophia, ¿cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que nos vimos?

Sophia: Un mes, doce días —miró su reloj— Treinta minutos y quince segundos.

Nat: Te tomaste tu tiempo.

Sophia: No quería pedirle un favor a su padre... Y el jet está listo para su viaje.

Nat: Vamos, chicas, mi asistente ya tiene todo planeado, ¿verdad, Sophia?

Sophia: Sí, Señorita Natalia.

Las tres seguimos a Sophia, quien nos llevaba afuera del aeropuerto, donde estaba el jet ya esperando.

Alice: ¿Cómo la conoces?

Me agarró del brazo acercándome más a ella. Podía sentir perfectamente la mirada de Bella.

Nat: Es mi asistente. Mi padre la contrató hace un par de años. Todavía estoy sorprendida de que no haya renunciado.

Llegamos a donde estaba el jet y entramos adentro, ya nos esperaban los dos pilotos y una azafata.

Azafata: Bienvenidas.

Me senté en la tercera fila al lado de la ventana, Alice se sentó a mi lado, y Bella en frente de nosotras, Sophia se sentó un par de asientos atrás. La azafata se acercó a nosotros sin apartar su mirada de mí.

Azafata: Ya vamos a despegar, por favor, póngase el cinturón. —Me sonrió y se acercó a mí— ¿Quiere que la ayude?

Bella/Alice: ¡No! —dijeron al mismo tiempo—

Alice: Yo la ayudo. —Con una sonrisa, me puso el cinturón—

Nat: Gracias. —Le sonreí y agarré su mano— Sophia, renta un auto, por favor. Iremos a Volterra, Italia.

Sophia: Hermoso lugar. Escuché que habrá un festival.

Nat: Mm, un festival.

Sentí cómo el jet comenzó a avanzar y a elevarse poco a poco, hasta que estábamos ya suficientemente alejados del suelo. La azafata se acercó a nosotros.

Azafata: ¿Le gustaría algo para tomar o comer?

Nat: ¿Les gustaría algo?

Las dos negaron y siguieron mirando a la azafata como si la quisieran matar.

Nat: Por favor, tráeme dos vasos de whisky y para comer algo que sea vegetariano.

La azafata asintió y se fue a preparar las cosas. Unos minutos pasaron, y la azafata ya había regresado.

Azafata: Aquí tiene.

Nat: —Acomodé la mesa del asiento de Bella— Debes comer. —Agarré el plato de comida y lo puse en la mesa—

Bella: No tengo hambre.

Nat: —Me incliné un poco hacia Bella— Si no comes, haré que este avión dé la vuelta.

Bella me miró molesta y comenzó a comer.

Nat: Así me gusta. —Me levanté y me estiré— Disfruta tu comida. —Le di unas palmadas en la cabeza— Ahora, si me permiten, Sophia, vamos ayúdame con algo.

Sophia asintió, y fuimos a la parte de atrás del jet, donde ya estaba la azafata esperándonos con unos cuantos trajes.

Azafata: Le recomiendo este traje. —Me mostró un traje negro y después una corbata de rayas roja— Con esta corbata, ¿qué opina?

Nat: Mmm. —Llevé una mano a mi barbilla— ¿Qué opinas, Sophia?

Sophia: Bueno, yo-

Alice: No combina.

Alice pasó por mi lado y comenzó a ver todos los trajes y corbatas que había.

Alice: No. —Susurró para ella misma mientras miraba los trajes— Mmm, tal vez este y este. —Me entregó un traje y me empujó al baño— Te quedará genial.

Sonreí y entré al baño. Miré el traje que constaba de una camisa negra de vestir con un chaleco, saco y pantalón color vino con una corbata gris claro y zapatos de vestir negros.

Me miré una última vez en el espejo antes de salir del baño.

Nat: ¿Qué tal? ¿Me veo más sexy de lo normal?

Azafata: Creo que-

Alice: Te queda genial. —Ajustó mi corbata y pasó sus manos por mi pecho como si estuviera quitando las arrugas a mi saco— Muy sexy.

Nat: Gracias, Alice. —Agarré su mano y la besé— Ahora volvamos, Bella debe de sentirse un poco sola.

Volvimos a nuestros asientos, pero Bella ya se encontraba dormida.

Nat: Se quedó dormida. —Me quité el saco y se lo puse encima—

Alice: Debe estar cansada.

Nat: —Asentí y suspiré— Nunca pensé terminar así...

Alice: En un avión yendo a Italia para salvar a mi hermano y novio de Bella.

Nat: —Reí— Sí... Yo nunca pensé en hacer este tipo de locuras. —Miré a Alice con una sonrisa— Pero valen la pena si te hacen feliz.

Alice: Je —Se rió e intentó acomodar mi cabeza en su hombro— Debes dormir.

Nat: —No pude evitar reírme— Te seré honesta, si intento dormir así, solo tendré dolor de cuello por una semana.

Alice hizo un puchero, sonreí, apreté un botón y mi asiento comenzó a reclinarse un poco. Agarré su mano y cerré los ojos.

Nat: Buenas noches, hadita...

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Dejar que Alice condujera fue un grave error, o mejor dicho, un intento de homicidio; maneja como si su vida dependiera de ello, bueno, solo la de su hermano.

Me agarré más fuerte del asiento cuando Alice aceleró y comenzó a pasar por los lados de los autos.

Sophia: Pensé que le gustaba la velocidad, señora. —Sonrió burlándose de mí—

Nat: ¡No me hagas sacarte del auto, Sophia!

Sophia: Quiero verte intentarlo.

Solte el asiento, y estaba a punto de ir a la parte de atrás donde está Sophia y Bella, pero Alice movió el auto para poder pasar un tractor. Yo rápidamente volví a agarrarme del asiento.

Nat: ¡Ay por mi abuelo que está en el cielo!

Alice hizo un giro en una curva, y todo el mundo se agarró más fuerte de su asiento.

Bella: ¿Qué?

Todos miramos a Alice, que se puso seria y miró a un punto en algún lado de la carretera.

Nat: ¿Esto es normal? —Agarré el volante por si acaso—

Bella: ¿Qué ves, Alice?

Alice: Lo rechazaron, Bella.

Nat: ¿Y?

Alice: Va a dar un espectáculo mostrándose a los humanos.

Nat: Lo que llevaría a su ejecución.

Bella: ¿Cuándo?

Alice: Esperará hasta el mediodía, con el sol en su punto más alto.

Bella: Alice, tienes que apresurarte.

Sentí una incomodidad en el pecho al escuchar a Bella tan preocupada por el vampiro.

Nat: Ahí está Volterra.

En pocos minutos, ya estábamos en las calles de Volterra, intentando llegar a la torre del reloj, pero había demasiada gente impidiéndonos avanzar.

Bella: ¿Por qué visten de rojo? —Preguntó desesperada, pasando sus manos por el cabello—

Sophia: Es el festival de San Marcos. —Miró su teléfono leyendo la información— Conmemoran la expulsión de los vampiros de la ciudad.

Alice: El escenario perfecto. Los Volturi no permitirán que se muestre a los humanos.

Nat: Qué suerte tiene Eduardo. —Sonreí—

Bella: ¿Crees que es gracioso? —Gritó—

Alice: —Frunció el ceño un poco— Sabes que, Bella, solo respira.

Sophia: Quedan cinco minutos.

Alice siguió haciendo sonar el claxon para que todo el mundo se quitara, hasta que un policía nos detuvo.

Nat: Genial, Sophia, llama al abogado.

Sophia: Sí, Señorita Natalia.

Salí del auto para hablar con los policías, pero Bella me hizo a un lado para hablar con Alice.

Bella: ¡Alice!

Alice: Eres la única a la que no sentirá llegar, Bella.

Un oficial comenzó a golpear la ventana de Alice.

Alice: Él leería mis pensamientos y se precipitaría a hacerlo.

Bella: ¿A-adónde voy?

Alice: Debajo de la torre del reloj. ¡Ve!

Vi cómo Bella salió corriendo, provocando un dolor en mi pecho. Una lágrima cayó por mi mejilla, que rápidamente limpié.

Sophia: El abogado viene en camino; tenemos suerte de que se encuentre en el festival.

Nat: Sí...

Me di la vuelta y me acerqué al oficial y a Alice, que ya había salido del auto.

Nat: —Miré su placa— Ufficiale Rossi, qual è il problema? (Oficial Rossi, ¿cuál es el problema?)

Rossi: Patente di guida e contratto di assicurazione, per favore. (Carnet y contrato de seguro, por favor.)

Nat: Sophia, por favor, dale eso al oficial.

Sophia: Claro.

Me acerqué a Alice y le acomodé el pañuelo que llevaba para que cubriera mejor su rostro.

Nat: Ten cuidado. No queremos que pase algún accidente.

El reloj de la torre sonó, dejando saber que ya eran las doce.

Nat: —Suspiré— Tienes que ir con ella.

Alice: Pero...

Nat: No te preocupes por nosotros. —Besé su frente— Ve antes de que sea muy tarde.

Alice besó mi mejilla y se fue, desapareciendo entre la multitud.

Nat: Ahora... —Suspire— ¡¿Dónde diablos está ese abogado?! —Grité molesta—

Sophia: ¿El dolor se volvió ira, mi señora?

Nat: Cállate antes de que te arranque la cabeza.

Sophia agachó la cabeza en señal de respeto por unos segundos hasta que llegó el abogado.

Nat: Arrivi in ritardo. (Llegas tarde.) —Me acomodé el traje—

Abogado: Mi dispiace, signora Morningstar. (Lo siento, Sra. Morningstar.)

Nat: Ustedes háganse cargo de esto.

Corrí hacia la multitud, siguiendo el olor a naranja y vainilla que siempre desprendía Alice...

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