Cap.1 "Costillas de gato (con un toque de Búfalo)"

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En un consultorio atendido por un "medico/veterinario/hechizero/ingeniero informático/ Socio superbirologo megaconsultor" miraba con atención el cuerpo de aquel joven peliazul que se encontraba sentado con una bata de paciente –Hmm... No es cáncer, eso es seguro.– habló aquel médico intentando bromear, para mala suerte Nicole no estaba muy amigable –No es gracioso doctor, por favor dígame que tiene...– el medico se volvió a su escritorio y tomó el registro del chico –Pues, por tercera vez señora Watterson, su hijo está bien, está sano, si lo que quiere es que le mienta puede decirlo...– dijo algo cansado de repetir de nuevo lo ya antes dicho –Pero doctor... El todo el tiempo parece ido, veo que está muy rojo en ocasiones y cada que le toco su frente está irritado, además... a dejado de comer.– angustiada por la salud de su hijo volvía a insistir, si bien, el doctor parecía fastidiado, en realidad también le hacía mella la situación del peliazul, que solo miraba triste sus pies –Lo siento, se que mi madre puede ser algo... intensa, me disculpo por no querer comer últimamente pero... estos días mi apetito por las hamburguesas, simplemente desapareció.Nicole preocupada volvió a insistir una vez más –¡¿Lo ve?! El no es así, suele ser burlon, dramático y ¡le encantan las hamburguesas! Por favor, tiene que haber algo mal en mi bebe.– realmente estaba preocupada, el doctor pensativo solo camino hasta su estantería y sacó un antiguo libro de la parte de abajo de su librero –Bien... Tal vez sea un caso un poco extraño por lo poco usual que se ve recientemente, Señora Watterson ¿Sus padres son de diferentes especies?– Nicole enseguida contestó algo confundida –No, los dos son gatos, es poco común lo sé, pero le aseguro que no eran parientes de sangre ni nada por el estilo.–  dijo avergonzada, el doctor sonrió de nuevo –No se preocupe, no lo digo por esas razones, mire, para ser francos, no soy un especialista en el tema, pero deduzco que su hijo... simplemente es adolescente.– hubo un gran silencio en el consultorio.

¡Usted está loco!– gritó Nicole enfurecida por respuesta tan simplista, Gumball detuvo a su madre antes de que le hiciera algún tipo de daño físico –¡Alto señora! Déjeme terminar, usted fue madre muy joven ¿no es cierto?, literalmente usted salto esta etapa de su vida, viniendo de una estirpe aún "conservada" biologicamente su hijo tiene "Instintos primales".– dijo intentando defenderse de los zarpazos tan letales de la mujer –¡Se lo acaba de inventar! Maldita sea Gumball suelta, éste señor nos cobra miles de dólares en servicios medico mediocres, además ¡¿QUIÉN LE DIJO QUE PODÍA ENTROMETERSE EN LA VIDA DE LOS DEMAS?!– a punto de soltar a su madre decidió llevarla fuera, no antes sin darle las gracias al médico –No te preocupes hijo, se que no lo hace a propósito...– dijo suspirando aliviado –Si... mejor siga pensando eso.– dijo sonriendo nerviosamente, de pronto, aquel doctor le dio una tarjeta de presentación –Toma, ella es una amiga mía, es experta en este tipo de casos, estoy seguro de que te ayudará... ó  y de ahora en adelante trata de comer algo crudo, digamos... pescado.– tras recibir consejo tan "ambiguo" se resigno a sentir un escalofrío por pensar en alimento tan extraño como lo era el pescado.

Por supuesto que comía sushi, pero no era nada del otro mundo, no era nada a comparación de una gran "Big burguer" de hamburguesas Alegría.

O al menos eso recordaba, puesto que a estos días, ni una sola pisca de su cuerpo le agrada la idea de comer si no es realmente necesario.

Al subir al coche su madre estaba dando gritos y obsenidades que pocas veces utilizaba, esto era algo triste para el joven, quien sentía el peso de la responsabilidad por aquello; siendo visto por Nicole, no tardo mucho en voltear con su hijo –Disculpa cariño... No es que piense que tengas algo de malo así como eres hoy, solo que me preocupa mucho tu salud, ¿y para que? Para que un tonto doctor me diga que no me doy cuenta de cuando mi hijo solo es "adolescente".– volvió a repetir furiosa dando leves golpes en el volante, arrancó el automóvil y manejo bastante alterada –Mamá, no creo que lo haya dicho de mala manera, ¿Sabes a qué se estaba refiriendo con eso de instintos primales?– habló Gumball mientras miraba aquella tarjeta de presentación –Bueno... no realmente, se que se supone que es "normal", tus abuelos lo tuvieron, pero sinceramente creo que solo son mentiras de ese doctor para salir del apuro... si tan solo me hubieras dejado golpearlo un par de veces...– dijo bromeando un poco, volteo la vista para sonreír, extrañamente se encontró con la mirada de su hijo, sonriente.

¡Mamá el camino!, rayos... ve con más cuidado, parece que te congelaste un momento .– dijo el chico algo nervioso por lo trágico que hubiera sido no haber hablado a su madre, quien ciertamente estaba desconcertada –¿Qué? Ah si... que... raro, debió ser el subidon de hace rato.– volvió al camino –Pues no lo se Gumball, yo nunca los tuve, además de que jamás escuche hablar de ello con tus abuelos, una que otra ocasión con los tíos quienes hablaban de lo incómodo que era en su hijos... vaya... ya que lo digo en voz alta, tiene su lógica jaja.– un semáforo les obligo a frenar, Nicole a pesar de estar hablando se encontraba muy nerviosa ¿El motivo? No tenía idea, pero algo le decía que no mirara a su hijo.

Sus latidos se hacían más fuertes, el calor del auto aumentaba y la sudoración igual, su pecho se sentía estrecho y por si fuera poco, sus piernas estaban a punto de soltar el pedal del acelerador por tantos espasmos involuntarios.

Aún con esas, madre e hijo Lograron llegar a su hogar donde Nicole, sin previo aviso corrió dentro de casa, el peliazul solo miró extrañado aquella situación, pero aún con esas solo le dio vaga o nula importancia –Richard, tengo que mostrarte algo en la habitación, ¡AHORA!– Se escuchó desde las escaleras, Gumball entro y sólo pudo ver la cara de preocupación de su padre –¿Qué ocurrió?– preguntó aquel gran hombre de cabello rosa, Gumball solo se encogió de hombros, Richard subió con temor las escaleras y Nicole lo tomó de la mano bruscamente, llevándolo a su habitación y cerrando tras de él con seguro.

Gumball nada interesado en lo ocurrido se dirigió al sofá solo para encontrarse con Anaís viendo a "Daisy La burrita"

¿Y?– preguntó sin dejar de ver la televisión su hermana menor –¿Y que?– contestó igual de monótono Gumball –¿Te vas a morir?– Reiteró, Gumball tomó del Ball un par de nachos que comía su hermana para después contestar –Creo que no...–

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Lunes por la mañana, Gumball realmente le pesaba tener que volver al colegio de nuevo, muy a pesar de estar en los últimos días de la preparatoria, no concebía la idea de poder terminar el año escolar sólo.

Gumball, alégrate, se verán en unos días... ¿por qué tienen siempre esa actitud cuando no están pegados uno del otro?– comentaba Anaís en el lavabo lavando su cara justo al lado de Gumball quien ahora cepillaba sus dientes –Pues no lo se... yo, no si Darwin sepa lo mucho que lo extraño, tampoco se si siente esa presión en el pecho cada que se acuerda de , justo como yo lo siento... pero de una cosa si estoy seguro,  no funciono si él.dijo introduciendo el cepillo en su boca, Anaís por más intuitiva e inteligente que sea, aún no comprendía muy bien ese sentimiento tan profundo de hermandad que yacía en sus hermanos mayores, tal vez tenía razón, Gumball no funciona sin el.

Camino al colegio su madre por tercera vez le pidió a su hijo comer el almuerzo que preparó para él, Gumball solo dijo que si y salió del auto –Anaís, quiero que cuides a tu hermano por favor, yo realmente no quería que viniera hasta la graduación, pero es imposible que pierda tanto tiempo de estudio... ojalá pudiera ir con él.– La menor sonrió al espejo retrovisor mirando a su madre –Lo haré, se lo prometí a Darwin, por cierto ¿Aún no lo llama?– Nicole volvía a tener ese sentimiento de culpa cuando vio a su hijo tomar la decisión de marchar –Aún esta molesto con él, por lo menos a nosotros nos dijo que esta bien en la capital en que se ubicó– Anaís bajo del auto algo solemne por recordar a su hermano –Bien... hasta luego mamá, gracias por traernos–.

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Tras las primeras horas de clases usuales entre los estudiantes se cuchichieaban la llegada del joven Gumball que harto de la situación decidió quedarse en el salón de clases en el almuerzo.

–No Boberto, no quiero desarrollar una app, ahora vete– aquel chico de lentes solo se encogió de hombros y se fue, Gumball había construido un gran muro social frente a él, últimamente no habla si no le es necesario y mucho menos entabla conversaciones; pero por más cosas que los demás puedan estar rumoreado, la verdad es que toda su confianza se abría destruido al recibir una negativa de parte de una gran amiga de la infancia, realmente no lo hizo de mala manera pero no midió bien sus palabras, y sin la parte de consuelo o determinación de Darwin  Gumball simplemente no superó la situación.

De todas maneras, hace dos meses podía jurar que estaba un poco mejor de lo estaba sufriendo ahora, todo el cuerpo le respondía de maneras diferentes, sus brazos tenían más fuerza de lo habitual, pero sus piernas temblaban al primer anuncio de nerviosismo, su voz era más serena y menos chillona, pero ahora era mucho menos conversador, su estatura no era la de alguien bajito al fin, pero era un poste de 1.83, asustaba a cualquiera que le hablaba desde esa altura, los únicos estudiantes que le superaban eran Mollie, Tina y Héctor (por mucho).

Y hablando de personajes secundarios... –Watterson, ven aquí– ordenó una joven de aspecto desaliñado, cuernos afilados y largo cabello naranja que cubría sus ojos, entró al aula y se poso en uno de los primeros pupitres de aquella sala.

(OH MIERDA... ME VA A DOLER) imaginando su funeral se acercó a aquella joven, Jamie Russo, no era la primera vez que coincidía con ella, de hecho, llegaron a ser amigos en algún punto de primaria, recuerda fueron novios, precisamente por aquel  recuerdo no le caía bien tener que asimilar ser compañeros de aula hoy en día –¿Qué quieres Jey? Según recuerdo lanzaste mi teléfono a la piscina la última vez que hablamos ¿Quieres otro dólar? Últimas noticias genio ¡Soy pobre!– a dos pasos de distancia de ella sentía latir su corazón a mil por hora, sabía que se avecinaba una paliza, pero era mejor por lo menos defenderse verbalmente –Éso ya lo Watterson, Necesito tu ayuda con otra cosa...– ordenó la chica sentando a Gumball en la banca que tenían al lado, El joven puso su mejor rostro para recibir un golpe después de la extorsión que recibiría seguramente –Tal vez puedas golpear a un par de chicos en primaria para justificar tu situación de mala comunicación, pero por favor Jamie, ya eres grande cómo para saber qué golpear personas te llevará a la car...– una buena bofetada silencio al chico por un momento, decidido a no ser menos se levantó pero fue interrumpido por el rostro de la joven cerca de él
¡Necesito que finjas ser mi novio!– gritó llamando la atención de cierta persona que entraba al salón de clases –No no no, estas loca, no volveré hacer eso, apenas sobreviví ¿y quieres hacerlo de nuevo? Olvidalo torito, jamás, ¡aunque me golpeadas con todas tus fuerzas el resto del año!– una joven de cabello ondulado y blanquecino entraba al aula, Jamie tomó el brazo de Gumball, quien adiestrado por cientos de capítulos de animes similares a su situación le mostraban una escena romántica llevándole de la mano a un lugar apartado para mostrar el lado más tímido de la chica dando por enterada una subtrama súper complicada para poder llegar a tomarle de la mano en el capítulo 347 del tercer arco argumental.

Lamentablemente esto no es un anime genérico que adoran chicos de 17 sin vida social (Como el autor inútil de esta obra).

Cuatro palabras precedieron para dejar al peliazul fuera de combate "Eso se puede solucionar" gritó la chica para posteriormente dar un golpe tan fuerte en el rostro del joven que lo hizo volver a ver aquella estática que siempre recordaba aparecía al final de cada evento fantástico de su infancia, créditos, le decía.

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Tras varias horas en la enfermería se recuperaba con una bolsa de hielo en el rostro –Probablemente no se quite con una aspirina... ¿Eso quiere decir que podre ir a casa?– preguntó a la enfermera que lo atendía, lastimosamente para él,
un chico aparentemente peor era el siguiente en la lista –Lo siento muchacho, pero tendrás que verlo con un administrador, por dios Joe ¿cómo recibes tantas fracturas al mes?– interrogó preocupada la enfermera ahora atendiendo al chico de chamarra amarilla mostrando su hombro dislocado –Déjame traer alguna férulael joven Joe un poco más resignado con su dolor tomó asiento a un lado de Gumball, aún adolorido volteó y sonrió débilmente –Hola Gumball ¿tu también te tropezaste con la puerta de la entrada? ¡esa puerta es traicionera!– dijo inocente aquel chico, asombrado por la capacidad sobrehumana de soportar el dolor solo pudo reír al recordar aquel sobrenombre de su excompañero de primaria –No banana Joe, para sorpresa tuya fue una chica...– dijo algo orgulloso el peliazul Ouh...– silenciado un rato llego al chiste a su cabeza –Oooouuuh jeje... ¿espera eso es bueno?– dijo volviéndose a perder, devolviendo una carcajada a Gumball, que a estas alturas necesitaba.

Salió de la enfermería al pedido de la enfermera, estaba dispuesto a volver a su casa después de tan mal día de regreso a clases;

Caminando por pasillos de la escuela y vida en este punto, se encontró en sus andanzas con la testigo de su última tragedia, Masami, quien en seguida lo detuvo –Gumaball...– sintiendo el peligro en su espina dorsal evitó su cruze silvando para ignorandole –Muy bien, tu lo pediste idiota– frotando sus manos una estática intensa comnzo a emanar terminando por impactar un mini rayo en la espalda del joven que sintió una descarga intensa por todo su cuerpo dando un chillido –Aaahg ¡MASAMI!– gritó tirado en el suelo, La chica avanzó amenazante –Es que pensé que me había desvanecido, no me viste ni escuchaste jaja– Gumball harto usó una de sus garras para tomar el hombro de ella –Gracias por tu ayuda, quizá pueda corroborar que estés aquí – enterró por completo sus uñas en ella para ponerse de pie, resignada solo soltó una pequeña lágrima de dolor sonriendo –Si... estamos a mano–.

Por muy extraño que suene, hay pocas personas que han mantenido cierto lazo amistoso con Gumball desde primaria, una de ellas es Masami Yoshida, quien pronto que tarde cambiaría mucho su actitud en gran parte por aquellos dos hermanos que le hicieron ver como se veía ante los demás en su cumpleaños.

No quería terminar siendo una versión joven de su madre, por tanto, la única persona que realmente le vio una amistad sincera siempre fueron Gumball y Darwin, por ello, a pesar de los problemas que pudiera tener no dejaba de hablar con Gumaball como siempre lo había hecho.

De pie frente a los casilleros comenzaron a hablar  –Que mal te vez... ¿Aún te duele?– el joven solo suspiro y negó con la cabeza, Masami viendo a su amigo decidió alegrarlo, de su bolsillo sacó una pequeña barra de chocolate, la partió en dos con todo y envoltura para darle la mitad.

–Yo... realmente tenia algo que decirte...–
Nerviosa se recargo en el muro de casilleros, –hasta ahora no eh tenido discusiones  con nadie... pero hace un cierto tiempo para acá las chicas han estado muy intensas con "cierto tema"– dijo mientras comía lentamente aquella pequeña tableta de chocolate, por mucha atención que Gumball quisiera prestar a su amiga solo había una cosa que aquel chico podía mirar, el cuello de Masami, hace relativamente poco tiempo que miraba esa parte de su amiga más veces de lo que hubiera querido ¿Era raro? En efecto, pero por alguna razón aquella piel tersa blanca y suave se veía realmente apetecible de morder para él, atormentado por aquellos pensamientos decidió voltear a ver aquella golosina que le dio ella "Me preguntó como se sentirá morderla" Pensó, Masami viendo como perdía su atención golpeó su rostro levemente –¡Hey! ¿De nuevo estas viendo mi cabello? No es momento de consejos de belleza tonto...– aquel chico sólo se sonrojo y asintió,  a la joven le pareció extraña aquella actitud... lo normal sería algo como "No te estoy viendo fea" o "Ya quisieras", pero de un tiempo hacia acá era más dócil de lo normal cuando se trataba de aquella situación con su cabello.

¿Okeeey?~ bien, te decía... A Jamie le gusta salir con nosotras, pero la verdad no se ajusta del todo, no es un problema para quienes ya la conocíamos en primaria, pero varias comenzaron a cotillear que tal vez Jamie no era muy femenina– dijo cuidando letra por letra todas sus palabras, el chico aún pensando en la sensación de clavar sus dientes en ella dio una mordida al chocolate intentando imaginar la sensación, pero para su mala suerte el sabor no era nada agradable.

Dió un ligero sonido de disgusto, dio la vuelta a la envoltura donde se veía las tablas nutricionales, y cerca de ello un letrero en grande que decía "Adicionado con helio y CO² en estado sólido, para nubes más consistentes"

Dejando de lado su golosina contestó a Masami –Bien, se que es difícil de aceptar, pero Jey no es precisamente una dulce princesa– la chica solo rodeo sus ojos en blanco fastidiada por aquella actitud –Gumball, está bien que seas idiota, pero ¿Por qué llegar al abuso? ¿Por qué ése afán de romper récords?– dio una mordida al chocolate con cara de disgusto a su acompañante –si Jamie es o no femenina, no te debe interesar, lo que realmente importa es que ellas están terminando por llegar al abuso, es burla tras burla y Jamie termina aislandose aún más, ella está pidiendo a gritos ayuda, solo que... no sabe como decirlo– poco a poco veía por donde quería llevar la conversación su amiga.

Al voltear a verla se encontró con una mirada de preocupación –No... Oh no no no no, ¡NO!, sabes que si acepto esa tonta proposición tendré que recibir mucho dolor físico ¿y para que?– contestó bruscamente –Para que al final ni un gracias me de– poco a poco se acercaba a la joven, quien sentía algo de vergüenza pues éste estaba frente a ella acorralandola.

Sin ninguna otra salida disponible aquella joven levantó su rostro y atacó con la única arma que afectaría a su amigo, ¡La brutal mirada de gatito tierno! –No Masami, no, no es justo que hagas ésto, sabes bien que eso solo provoca que me de risa– volteó indignado por la cara de cachorro que imponía su amiga, tal cual le enseño Darwin para pedirle algo a su hermano –Nooo entiende, no lo harégolpeó su rostro levemente para evitar sonreír, lo que conllevaría a reírse incontrolablemente, Masami viendo flaquer las defensas del chico comenzó a picotear las costillas acabando por atacarle con una ráfaga de cosquillas haciendo reír a carcajadas al joven quien suplicaba que parase –No Masami basta jaja, no jajaja, eres muy cruel jajaja– no se detuvo hasta ver al peliazul llorando de la risa –Bien... ¿Lo harás?– Gumball intentaba reincorporarse mostrando una cara de enojo y cansancio, pasaban muchas ideas yendo y viniendo en su cabeza, por lo que solo la volvió a tirar al suelo atrapando sus dos brazos y mirándola directamente –Bien, pero con una condición– dijo tratando de recuperar el aliento.

No voy a ser el remplazo de Penny Gumballel chico se tornó decepcionado ante la negativa, realmente el no sabía si eso estaba buscando, pero era cierto que veía en Masami cierto aprecio, no quería hacer sentir menos a su amiga, pero tal vez ella tenía razón.

Que cosas dices... Penny y yo somos seremos una pareja perfecta– soñando en voz alta, se vio a si mismo en esas fantasías, pero esta vez sólo estaba triste, no enojado, no celoso, solo triste, veía a su alma gemela hacer su vida, olvidándose por completo –Ella no quiere ser nada más, debes aceptarlo, ¿cuantas veces más tendrá que romperte el corazón para que lo entiendas?– la chica le miró directamente y cierta tensión se notaba –Te daré 20– dijo fríamente, Gumball estaba triste pero no derrotado, miro a su contraparte e igual de serio regateo –Serán 50... y llevarás mis deberes de Matemática hasta el final de clases– una mirada tan seria se veía entre aquellos contendientes, como dos pequeños Clint Eastwood mirándose antes de disparar y perdía quien cediera primero.

Será un billete de cien, y llevaras mis libros dos veces por semana para ver los resultados de nuestro plan...– disparó primero Masami, quien no dejaría su orgullo de lado, al menos de aquella forma sentiría que sería como pagar un servicio muy caro –Y será solo por menos del mes, no creo que te tome tanto salir con una chica... Al menos una que no sea Penny– la chica se carcajeo fuertemente haciendo enojar al peliazul, Molesto, –Bien... acepto– dijo Gumball que anticipándose a Masami decidió agregar algo más –Pero si consigo ayudarla... harás lo que te voy a pedir– dijo seriamente, la chica algo incrédula preguntó: –¿Así piensas quitar la estampa de "virgen" de tu frente? Olvídalo... no soy tan ingenua– El chico sonrió de manera impulsiva y asustó un poco a la joven quien en seguida se arrepintió de la burla –¡ME DEJARAS QUE MUERDA TU CUELLO!–

Desincronizada totalmente miró al peliazul, al igual que ella se encontraba muy rojo, ¿no tenía ni un poco de vergüenza? Ella sonriente, dio media vuelta –Bien... veremos si eres capaz, eres un fetiches por completo, pero tal vez sea lo que necesites para dejar de ser tan... tu– se marchó riéndose dejando a Gumball igual de motivado, a lo lejos levantó su mano en posición de paz mostrando su retirada táctica antes de que a su amigo le llegarán mejores ofertas a su cabeza.

A Gumball no le quedó nada más que resignarse, había de decir que entre Masami y su madre habían muchas diferencias (La empatia una de ellas) pero ciertamente seguían siendo madre e hija a la hora de mostrar esas habilidades empresariales de negocios.

Volviendo una vez más al ruedo se apresuró hasta su aula de clases, abrió la puerta y todos sus actuales compañeros se encontraban asombrados por el golpe tan grave que yacía en su ojo derecho llegando a ser obscuro, obviamente exceptuando a los únicos testigos de aquella masacre: Masami y Jamie.

Profesor... Necesito a Jamie Russo en la sala del director– todos quedaron atónitos, el rector del aula solo miró a la chica asintiendo, ella se veía cada vez más frustrada por todas aquellas vocecillas detrás de ella "Que feo le golpeó" "Encima fue a Gumball, tan majo que es" "Bueno Gumball no es tan buena gente tampoco" muy a regañadientes se levantó y dio un gran portazo al salir, Gumball de nuevo sentía ese peligro en su espalda, esta vez decidió no ignorarlo, recordándo aquellas breves clases de karate con su madre solo pudo atizar el golpe de Jamie a dura penas y dejando una gran secuela de dolor –¡¿Te atreviste a acusarme renacuajo de charco pestilente?!– gritó dando el segundo golpe, esta vez encajando perfectamente en el lado izquierdo de él cómo patada causando que cayera al suelo adolorido de rodillas –Di tus últimas palabras Watterson– y antes de pensar en un
"Salva a Marta"Ex-Maquina
Decidió optar por algo que le salvara la vida, tomado por el cuello y a punto de recibir un golpe directo en el rostro por segunda vez habló lo mejor que pudo con la garganta obstruida –Nadie te habló en la sala de profesores– creyendo en la seriedad con la que lo dijo soltó al chico estrepitosamente –¿Quieres terminar muerto tonto?– dijo aún más molesta, Jamie nunca había sido muy rápida en entender cosas, pero ciertamente el peliazul nunca había sido muy claro –*Cof* Para nada– trató de mantenerse de pie con todo el dolor que ello conllevaba, Jamie no entendía nada de aquella situación, solo pudo mirar a la nada tratando de procesarlo.

Después de dos minutos de silencio Gumball chasqueo los dedos frente a ella haciéndole reaccionar –Voy a aceptar... pero debes obedecer si te doy una orden ¿Correcto?– la chica volviendo a preparar sus puños interrogó: –¿Eres un imbecil? ¿Por qué recibiría órdenes de un virgen arrogante como tú?– y sin miedo alguno Gumball respondió antes de que aquel golpe llegara a su rostro –Por qué no tienes idea de que hacer en una cita...– una ráfaga de viento golpeó al peliazul que ni se inmutó.

Un sonrojo notable se encontraba bajo el fleco de aquella joven, quien enseguida contestó: s-si lo se...– susurró golpeando con mucho menos fuerza que antes la mejilla del chico, miraba al suelo mientras repetía la misma frase, Gumball quien no estaba del todo seguro que funcionaria suspiro de alivio por haber sobrevivido a un plan tan terrible –Comen...– respondió ahora en voz alta, el chico sin pensarlo mucho soltó una pequeña risita que enfureció a Jamie –¿Qué te parece tan gracioso callejero?– Gumball asustado retrocedió –¡NADA! Si, ellos comen, comen alitas, hamburguesa, pizza– se apresuró a contestar nervioso –¿A si? Que diga ¡Si por supuesto!– Reiteró Jamie orgullosa no sabiendo muy bien por qué –Si, salen a comer Jey, pero eso es como amigos... bueno, tal vez, no estés enterada, pero la gente que sale en citas no sólo se reservan a salir para comer jeje... mira, si realmente quieres ayuda pudiste decírmelo, no necesitas golpear, hay algo que se llama dialogar ¿Sabes?– el chico sólo se limitó a mantener su distancia y sonreír.

Consciente o inconscientemente Darwin había dejado parte de aquella empatia por los problemas ajenos en Gumball, claro que quería aquellos 100 dólares, pero debía admitir que la historia de Jamie no se diferenciaba mucho de lo que respecta a él mismo.

Porfin parecía una platica normal, Jamie estaba explicando por su propia voz aquella situación que la acomplejaba –Gracias... supongo, no quiero ser del tipo que solo golpea cuando alguien más le habla ¿tu entiendes cierto?– sentados en alguna escalera Jamie comenzó a relajarse poco a poco y hablar un poco más –Si... es curioso que la gente suela aferrarse a lo malo de ti, cuando lo único que quieres...– siendo interrumpido por la chica Gumball quedo atónito –es ser su amigo...– un silencio extraño se apoderó del pasillo, no creía que todo aquello fuera real, ¿Qué rayos pasó con esa Jamie que quería molerlo a golpes hace un momento? –Entonces... creo que es oficial ¿Quieres ser mi novia?– habló amablemente el peliazul –¿Tu todavía...– Gumball solo bufó –Pff~ por favor... No es la primera vez que una chica me patea el trasero, y eh de decir que tu fuiste a la única que tuve el valor de preguntar eso después de ello– ante la respuesta los dos jóvenes se rieron, hasta que la campanilla de salida sonó, montón de adolescentes salieron de sus respectivas clases y cierto grupo de chicas se encontraron con aquéllos dos jóvenes.

In-cre-ible ¿Jey Jey tiene un romance secreto?– pregunto Masami sonriendo cómplice de aquel plan, pero con lo que no contaban aquellos dos es que Jamie no entendía muy bien la situación –Yo con éste idiota ¡para nada!– gritó asustada golpeando terriblemente el estómago del chico quien caía estrepitosamente por las últimas escaleras –¿Vamos al arcade?– dijo nerviosa caminando junto al grupo de chicas que se veían alejarse, Masami quien aún veía desde arriba solo preguntó preocupada: –¿Estás bien?– el chico solo se movió un poco –Si... ugh, solo tengo un sangrando internamente... y dos costillas rotas– después de eso solo se desmayo por el dolor viendo a Masami acercarse.

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