Capítulo 85

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


—Buenos días —le dejé pasar con una sonrisa a mi castaño favorito, él estaba serio, no me dijo nada. Simplemente se sentó en el sofá—. ¿Ocurre algo, Liu?

—Tenemos que hablar —dijo serio, me senté enfrente de él.

—Liu... ya te dije que tenía asuntos pendientes que hacer antes de irme con vosotros —dije calmada.

—Janna, no lo entiendes —Liu se alteró de repente. Comenzó a mover las manos con nerviosismo y su voz se rompió levemente—. La situación se está desmoronando. Todo se está yendo a la mierda.

—¿A qué te refieres? —mi corazón comenzó a acelerarse y acaricié mis dedos entre sí.

—Todos están raros. Los proxys sobre todo. Masky y Ben no se dirigen la palabra, Slenderman está inquieto, lo noto en su aura, y para que Slenderman lo esté debe pasar algo grave. Zalgo no nos dice nada. Solo sé que el ambiente inseguro es latente por todas partes.

—Liu... —me quedé callada, ya que no sabía cómo continuar. Liu siempre se rehusaba a contarme datos tan específicos sobre cómo se encuentran, ¿y de repente me decía esto?

—¿Y si nos vamos los tres? —dijo de pronto, con esperanza e indecisión en sus ojos— Podemos encontrar al asesino de tus padres Jeff, tú y yo. Olvidarnos de todos los demás. Ser nosotros tres, como una familia. Sin nadie más, ni proxys, ni Slenderman, criaturas, secuestros, adolescentes, nada.

Liu parecía casi desesperado, en mi pecho creció una presión bastante notable, tanto por verlo de esa manera como por su proposición.

—Liu, entiendo lo que sientes, yo también estoy notando que hay cosas, no sé cuáles, pero sé que hay algo que está cambiando. De todas formas, creo que lo que dices es precipitado, no lo has pensado bien y ya habíamos acordado algo —tomé ambas manos suyas mirándole a los ojos. Pude ver a través de ellos que, bajo una actitud fuerte y de seguridad que mantener, se escondía un niño asustado.

—¿Y qué pretendes hacer? ¿Esperar a que todo explote y así irnos cuando sea tarde? —arqueó una ceja.

—¿Pero y si no es así? ¿Y si están raros por el secuestro de los chicos? —Pregunté acariciándole la rodilla, tratando de calmarlo.

—Todo empezó por ellos, sí... Todo por el maldito plan de Zalgo —echó su cuerpo para atrás, dejándose caer sobre el sofá y despeinando su cabello. Rió nerviosamente. Se notaba abrumado.

—¿Plan de Zalgo? ¿Sabes cuál es? —Liu se encogió de hombros y se cruzó de brazos.

—No puedo contártelo —murmuró haciendo una mueca—. Son órdenes de Zalgo, hasta que no seas una de nosotros no puedes... bueno, entrar —me miró a los ojos e hizo especial énfasis en la palabra «entrar», como esperando que aceptara ya.

—Me da desconfianza, ciertamente —lo miré entrecerrando los ojos y él desvió la mirada.

—Créeme, sé el plan, mi hermano igual, y los demás, como Ben, Eyeless y Laughing. Y aún así desconfiamos de lo que hace Zalgo —esto no sabía si me gustaba o no. Por un lado, si tenían conflictos internos sería más fácil atraparlos; pero por otro, que se enfrentaran unos contra otros podría acabar en una gran catástrofe que involucrara a inocentes.

—¿Y por qué seguís el plan? —Liu me miró serio y soltó un suspiro.

—No es como que simplemente podamos irnos, ¿sabes? Lo mismo con los proxys. Ninguno tiene libertad en sí, no podemos tener una vida «normal», tanto por nuestro aspecto como nuestro comportamiento. Ya no somos parte de esta sociedad.

—Siempre podéis cambiar de nombre e intentar imitar a otros, ya sabes. —Respondí tratando de buscarle una solución a un problema sin remedio. Ellos eran conocidos mundialmente, y no estaban para nada adaptados a una sociedad pacífica. De ninguna manera podrían involucrarse en una de nuevo.

—No lo sé, tal vez Jeff y yo podamos, pero Eyeless y Ben... —hizo una pausa— oh, y de Laughing ni hablemos.

—No podemos hacer nada por los muertos ni criaturas, pero los humanos, como los proxys y tú... —Pensándolo bien, Liu no es tan conocido y la mayoría de los proxys tampoco. Tal vez para Liu y los proxys aún no muy corrompidos haya salvación. Tal vez, y solo tal vez... Liu, yo...

—Slenderman —me cortó y suspiré pesadamente—. Ya lo ves, Janna, no podemos irnos o escabullirnos. —Se incorporó y suspiró con pesadez. Su cuerpo se estaba tensando— Pensaba que... podíamos ir los tres lejos pero... pero... —apretó fuerte su puño y golpeó la mesa con él. Cerré los ojos respirando profundo y lo miré. Estaba rojo de ira, se mordía las uñas y miraba al suelo.

Entonces se levantó y se dirigió a la puerta de salida, me levanté para acompañarlo y, cuando estaba a punto de salir, me lanzó una pregunta:

—¿Entonces, Janna? ¿Qué harás? —tensó la mandíbula mirándome fijamente a los ojos.

—No lo sé —contesté simplemente y rodó los ojos enfadado. Se fue sin decir nada.

Preferí no seguirlo.

—Vaya —habló una voz a mis espaldas. Cerré la puerta—, ¿problemas en el paraíso?

—Hace mucho tiempo que no nos vemos y era muy agradable tu ausencia, Ben —me di la vuelta y estaba de pie, justo a unos pasos de mí. Por muchas veces que lo haya visto; esa piel fría, azulada y sin vida acompañada de dos cuencas vacías de la que emanan una especie de pupilas rojas siempre me erizan la piel. Preferí no preguntar de dónde había salido.

—¿Nos sentamos? —sin esperar respuesta, Ben fue a la sala y se sentó en el mismo lugar donde había estado Liu. Agarré una pistola de un cajón y le apunté con ella, él me miró incrédulo—. ¿Sabes que estoy muerto, verdad?

—Munición bañada en agua bendita, te sacará de este mundo rápido, así que más te vale irte.

Ben ni se inmutó, miró la pistola con aburrimiento y se encogió de hombros.

—Más que joderme me estarías haciendo un gran favor, Janna.

Bajé la pistola lentamente arrugando el entrecejo, me acerqué al sillón que estaba frente a él y me senté, sin soltar la pistola.

—¿Qué quieres?

—Sé que te va a sonar raro de un muerto, pero estoy cansado —le miré recelosamente—. Quiero terminar con esto, ya no quiero ser partícipe de todo ni estar más con Zalgo —hizo una pausa— quiero descansar en paz.

—¿Qué? —fue lo único que pude decir. Ben se levantó frustrado y caminó por la sala.

—Janna, quiero morirme, morirme de verdad, sin vagar, eso es lo que quiero.

—¿Y a mí que me cuentas?

—¡Tú eres la única que está haciendo algo! ¡Tú eres la heroína! ¡Tú te encargas de estas cosas!

—Creo que tanto Zelda te ha comid... —me cortó con su mirada, Ben estaba hablando en serio—. ¿Qué quieres que haga?

—Ve al bosque y mata a todos los que puedas hasta que se disuelvan, de preferencia proxys.

—¿Y los tuyos se escapan, no?

—Los míos estamos muertos, idiota. Si causáis un gran daño en los proxys es posible que se disipen y separen, y tal vez nos dejen en paz un tiempo. Y, en cuanto a los humanos, Zalgo no tiene a muchos que digamos. Zalgo tiene más criaturas a su merced que Slenderman.

—¿Por qué los traicionarías así como así? —me crucé de brazos y me levanté, teniéndolo cara a cara.

—Ya te lo he dicho, estoy cansado de vivir en mi videojuego favorito de cuando tenía quince años. Yo morí hace mucho y me siguen reteniendo aquí. Quiero morir, y Zalgo no me deja.

Nos miramos unos largos segundos, yo pensaba en lo que me acababa de decir. Ben suena convincente, ¿pero quién me decía que no estaba intentando engañarme?

Y, como si me hubiese leído la mente, sacó un teléfono móvil de un bolsillo y empezó a escribir en él. Tras hacerlo, el mío comenzó a sonar. Lo desbloqueé y vi mensajes de un número desconocido que me había mandado imágenes.

—Plano exacto del bosque, cuántas cabañas hay, posicionamiento de los proxys, zonas de las criaturas y donde está la celda. Está todo. Yo no puedo ayudarte más, así que más te vale que esto valga la pena.

Se empezó a alejar de mí y poco a poco empezó a evaporizarse.

—Gracias —murmuré lo suficientemente alto para que me escuchara, se mantuvo callado y desapareció.

Estuve unos segundos quieta, mirando a mi alrededor. ¿Qué demonios acababa de pasar?

Miré mi teléfono móvil y se lo reenvié a Damian rápidamente, este era el golpe de suerte que necesitaba por fin.

Y, no sé cómo lo haré, pero haré todo lo posible para que el alma de Ben vaya a donde pertenece, al cielo o al infierno.

Curiosidad n°85: No siempre hay almas en pena porque tienen algo pendiente como Sally. Hay quienes están obligados como Ben por Zalgo y quienes no han sido recogidos por la Parca como Eyeless Jack.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro