Capítulo 31

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Capítulo 31



Terry Amstrong estaba mirando hacia aquí. Bueno me estaba mirando a mí.

¿Qué quería?

Sabía que nosotros no tuvimos una buena relación desde que nos conocimos para ser sinceros, nunca nos soportamos.

Él quiso acercarse como persona falsa y yo no lo acepte. Había hecho muy bien porque todas las personas que se me acercan lo hacen por conveniencia, solo para que el mundo vea que formamos una linda amistad.

Terry era un modelo que nadie lo seguía a ningún lado, era un fracasado, muerto de hambre, no iba a caer en un simpatía por mi parte lo único que hice fue alejarlo de mí. Asustarlo. Siempre asusto a las personas. Cuando iba a la escuela siempre lo hacía.

En los recreos terminaba a las piñas con mis otros compañeros y con alguno siempre terminaba acosándole en el baño, amenazándolo y haciéndolo temblar.

Por mi parte, era porque decía que todas las personas eran crueles y que no tenías que confiar en ellas... En ese tiempo decía eso porque era tan solo un niño que no sabía que significaba sacar vidas y ver el color de la sangre.

Cuando vinieron este grupo de modelos inútiles, use mis encantos pervertidos para asustarlos y que no volvieran a acercarse a mí para usarme.

Sentí risas.

Risas de ellos.

Mi dolor de estómago, aumento... todo el centro de atención estaban siendo ellos. Eso era lo que querían desde un comienzo, desde que vinieron aquí. Los modelos estúpidos de esta agencia idiota se están dejando llevar y me están dejando de lado por esos modelos.

Cuando veo que uno de ellos se acerca a mí, deduzco que no es el irritante de Terry si no que otro de sus "hermosos amigos".

—Hey... ¿Qué pasa Stanley?

— ¿Disculpa...?

—Estas tan callado...

— ¿Y tú quién eres...?

—Soy Frankie.

Sonrió y vi sus dientes blancos en su rostro blanco como la nieve. No sonreí, solo me quede mirándolo con mi rostro serio.

A esas personas no les iba a sonreír... nunca.

—Ah.

—Soy de los nuevos, he venido con Terry.

—Ya.

—Todos hablan aquí de nosotros.

Asentí, y mire hacia abajo tratando de morder mi lengua y que no salgan palabras hirientes de mi boca porque siempre están preparadas para salir.

—Bien.

— ¿Qué necesitas? —Pregunte.

—Quería preguntarte si estabas bien.

—Muy bien.

—Me alegro.

Abrió sus ojos verdes como platos y yo sonreí falsamente.

"ahora lárgate que no quiero hablar más contigo" y parece que leyó mi pensamientos porque se fue sin despedirme y con sus amigos.

Me controle bien y me felicito.

Pero ahora tenía que ignorarlas y esperar un buen rato, hasta que salieran las chicas de controlarse sus pesos, y las demás partes del cuerpo.

Las chicas salieron y me levante cuando las vi con batas blancas hasta las rodillas. Pude ver a lo lejos a Summer riendo con aquellas de sus amigas.

Lana vino hacia mí y me sonrió.

—Siguen ustedes.

—Si sabía que hacían pasar a ustedes primero, llegaba más tarde.

Lana negó con la cabeza y se alejó con las demás chica. Erin ha estado muy callado desde que llegue, no me ha saludo y ha mantenido la vista todo el tiempo en el celular.

Siempre cuando venían estas evaluaciones, se ponía de esa manera. Quizás porque querían que lo colocaran con las chicas, supongo.

— ¿Qué te pasa?

—Nada.

—No me has saludado.

—Oh perdón, estoy algo distraído...

— ¿De en serio?

—Claro.

—Está bien.

Le sonríe y el asintió.

Cuando sale el doctor que siempre nos ateniendo, con su guardapolvo blanco y sus pantalones negros.

El doctor Henry nos miró a todos y sonrió.

—Pasen chicos.

Caminamos ordenadamente a la sala enorme donde nos hicieron entrar.

Estaba frio el lugar como lo imagine. Thomas no me había comentado nada que iban a cambiar el lugar de controles.

Me cruce de brazos y camine hacia donde todos estaban parándose para mirar al doctor quien tenía una mesa y estaba lleno de papeles.

Los tres idiotas nuevos y grandes estrellas, estaban susurrándose cosas como si fueran adolescentes en una escuela.

—Bien chicos. Para los que están de antes, hemos cambiado el salón de control de los modelos, no sé si se han dado cuenta —Dijo el médico.

—Lo he notado.

—Sí, Stanley.

—Supongo por el espacio... ¿O no?

—Claro, este es un espacio más amplio que el anterior.

Explico el medico mientras yo asentí y las demás personas miraban hacia adelante, donde estaba el profesional.

Creo que en su mesa tiene fichas de todos nosotros...

Todos me estaban mirando a mí.

Quizás trataban de mirar hacia otro lado, pero su mirada se desviaba y terminaba cayendo en mi... es que lo sé, soy hermoso. O quizás no me estaban mirando por eso, sino porque llamaba la atención porque era inteligente y superior a todos ellos, incluso a ellos los veía como a unas hormigas insignificantes que les faltaba aprender mucho. Nunca van a ser una persona tan especial como lo soy yo.

Siempre a donde voy, llamo la atención oh ¿Por qué será? Por mi aspecto si, además por ser superior, nadie es tan especial como yo, porque en este momento me encuentro en otro mundo, en cambio ellos son del mismo mundo.

Aburrido.

Sin nada que contar.

—Como dijo su compañero, Stanley... Thomas pensó una idea buena y quiso cambiar el lugar donde realizaremos la prueba de control...

Al fin Thomas tuvo una buena idea. Siempre estaba realizando estupideces sin sentido.

La habitación era muy grande... y solo tenía una mesa con una silla, donde estaba el doctor y una balanza con una camilla.

¿Habrán cambiado las pruebas?

—Bien, la idea es que hoy hagamos el control de todos los modelos que están aquí... hagamos el control del peso y la revisación física.

Intercambiamos miradas.

No había nada que ocultar.

En esta semana no había pescado cuatro kilos demás a una sífilis ni nada de ese estilo, así que no tenia de que preocuparme.

—Haya están las batas que tendrán que colocarse...

Todos miramos a las batas, ya no era el centro de atención, al fin, aunque a veces no me gustaba... siempre quería ser el centro de atención.

—Se pondrán desnudos, bueno solo con la ropa interior y las batas y luego vendrán conmigo y charlaremos... hasta ahora tienen tarea.

Nos quedamos en silencio.

— ¿Tienen que hacer una pregunta?

Levante la mano, porque observe que nadie levantaba la mano entonces ¿Por qué no podría preguntar?

— ¿Va a pesarnos a todos juntos?

—Si.

—Está bien.

—Es solo para ir con los tiempos más rápidos, Stanley.

Asentí y fui el primero el que avanzo hacia las batas y luego todos me imitaron y comenzaron a ir... hoy estaban más idiotas que nunca.

Mientras tomaba la bata, sentía susurros de los demás modelos.

— ¿Has visto la desaparición de esa chica?

—Todos los días desaparece una...

—Sí, pero esta era joven y bonita.

Lili.

Era agradable... linda para sacarle la vida como lo hice.

Recuerdo cuando no podía quitármela de la cabeza, pero no era porque me gustara si no porque quería sacar su vida.

¿Todos estaban hablando de eso?

Lleve mi bata al pecho y luego mordí mi labio inferior, cuando sentí una par de carcajadas irónicas y estúpidas.

Dirigí mi vista hacia dónde venían esas risas y resultaba que venían del grupo de esos tres estúpidos, modelos nuevos.

Parece que eran demasiado amigos... muy buenos amigos, diría mejores amigos. Los observe con una sonrisa, mientras ellos estaban ahora perdidos en su mundo.

¿Qué pasaría si ese trio se arruinara por algo?

Los veía unidos, sí.

Pero en especial a Terry con Evan Jones...

Sus miradas, sus roces, sus risas entre ellos dos. Me daba indignación, entre ellos había algo especial, que quiero arruinar... ¿Podría?

De solo pensar la idea, me excitaba, mi corazón se aceleró y sonreí mostrando mis dientes a la dirección de ellos tres, que derramaban felicidad.

No, Terry... no todo en tu vida va a ser normal como está siendo. Tú viniste aquí a robarme fama, a querer ser mejor que yo, a llamar la atención, todo esto no te iba a salir perfectamente, algo ibas a tener que pagar.

Eres bonito.

Podría arrancarte los ojos.

Pero eso sería una muerte rápida, un día que tu no sepas que vas a morir, porque no hacerte un par de maldades para que te agarre dolor de estómago o de cabeza acompañados de vomito para que vomites toda la mierda que comes en el día, y hacerte sufrir un poco.

Porque si bien yo mato... pero no es algo malo para las personas, eso, no al contrario las llevo a descansar en paz más antes.

¿Quién no quiere descansar para siempre en paz?

— ¿Ya recogieron sus batas?

Interrumpió mis pensamientos sádicos la voz del doctor, lo cual me sobresalte y me acomode el mechón de pelo que estaba rozando mis labios.

Si, si...

Comenzaron a decir todos.

Entonces comencé a ir en dirección al doctor que no estaba esperando con una sonrisa en sus labios apoyado en el escritorio.

—Bien, una vez que la tengan, comiencen a sacarse toda la ropa... la dejan en esas perchas y luego se colocan las batas.

Algunos escucharon bien lo que dijo, pero nadie se animaba a desnudarse en frente de varias personas aunque estemos en lugar cerrados y seamos hombres con hombres.

Negué con la cabeza y comencé a desvestirme, sin mirar a nadie, pero los susurros llegaban a mis oídos como si me lo estuvieran diciendo en el oído.

Primero lo de arriba, luego lo de abajo.

No sabía si los demás estaban haciendo lo mismo porque me concentre en no mirar a nadie y cuando me concentraba en algo, me salía muy bien.

Luego cuando sentí que mis huesos estaban helados, me coloque la bata y luego fui a dejar mis prendas a donde dijo el médico.

Cuando volví, resulta que todos estaban parados mirando hacia la nada, con la ropa puesta y muchos mirándome a los ojos... uno de los que me estaba mirando a los ojos era Terry.

— ¿Qué esperan?

Les pregunte alzando la voz.

—Stanley...

Dijo el médico tratando de tranquilizarme.

—No, no desde que llegan están con su idiotez esperando a que yo haga primero lo que usted dice... ahora resulta que me miraron todos cuando me saque la ropa, como si fuera una especie de película porno.

—No, lo que sucede es que no se animan...

—Bueno estamos en la prueba... ¿O que... se contagiaron verrugas genitales y no quieren mostrarle al médico?

—Eres un descontrolado.

Dijo Terry mientras arrugaba la nariz, haciendo el fino por lo que había dicho, me imagino las cosas que debía hacer este cerdo.

— ¿Qué soy qué?

—Un descontrolado.

—Búscate un insulto mejor, estúpido.

El médico, se puso a mi lado y me toco el hombro.

—Pequeño Stanley... relájate.

— ¿No tengo la razón?

—Chicos hagan lo que les pedí... mientras yo hablo con Stanley...

Me agarro del brazo y me empezó a llevar lejos de los demás como la habitación era amplia podíamos caminar.

—Tienes que tener un poco de paciencia.

—No la tengo.

—Bueno.

—Y menos en estos días.

Últimamente no sé qué me estaba sucediendo, mi cuerpo realmente estaba fallando mucho no podía dejar de notarlo.

—Bueno, lo que pasa es que ellos tienen vergüenza.

—Si me di cuenta.

—No todos son como tú, Stanley.

—Si saber enfrentar todas las situaciones y ser superior, tiene razón.

Pensé que me iba a quedar mirándome como si estuviera loco, porque eso hace la gente cuando cree que eres un estúpido egocéntrico.

En la vida hay que quererse.

—Es verdad, tu eres el mejor modelo de todos ya sabes porque, no puedes permitir que ellos sean como tú, no.

Me sorprendió su respuesta y sonreí mientras pestañeaba varias veces.

— ¿Lo dice de verdad?

—Siempre pensé eso de ti.

—Gracias, es mi doctor favorito.

El largo una carcajada y nos dirigimos donde estaban los demás, sacándose de la ropa con batas y dejándola donde la había colocado.

Por fin todos estaban haciendo la tarea, porque si no terminaríamos más, y estaríamos hasta tarde. El medico se fue a colocar la balanza en el medio de donde estábamos mientras mi mirada se desvía otra vez al trio.

Esta vez... Adiel estaba en lo suyo pero Terry y Evan seguían riéndose, sonriéndose y hablando como si estuvieran en otro mundo.

Erin se acercó a mí lentamente.

— ¿Quieres ser parte de ellos?

—Nunca.

—Oh cielos, ellos son buenos.

—A ustedes porque les han llenado la cabeza... pero me sorprende la relación que tiene Terry con...

— ¿Evan?

—Si.

—Su relación es muy especial.

— ¿De verdad?

—Sí, yo que he hablado con ellos si...

Sonreí perversamente, lo siento pero siempre se me escapaba esa sonrisa cuando me enteraba de cosas que me beneficiaban.

— ¿Por qué sonreís?

—Oh por nada.

El doctor llamo la atención de todos y anuncio que íbamos a pesarnos para controlar los pesos. Agarro el listado donde tenía el nombre y apellido de todos los modelos con nuestros últimos pesos.

El mío fue 58 kilos con felicitaciones.

El de los demás, no lo sé y no me interesa, no es mi asunto sin vuelvan a engordar o sea hacen anoréxicos.

—Vamos a comenzar por ¡Stanley!

Todos dirigieron la vista hacia mí... ¿Cómo no era por orden alfabético? 

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