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Harley POV's

Flash Back

Le extraño, siento un vacío que no puede ser llenado; pero, al mismo tiempo siento una tranquilidad muy rara en mi locura. Las voces no han hecho su aparición para atormentarme. Tal vez sea la cafeína, la máquina de expresso fue lo mejor que pude pedir como concesión con "El Muro" Waller. El libro de mis manos es una patética comedia para mí, toda la "pasión" que supuestamente sienten los protagonistas no son ni la sombra de aquello que solíamos experimentar mi Amorcito y yo en la cama. Podrá ser una burda idiotez, pero me ayuda a mantenerme en un hilo de "cordura", si es que así puede llamarse a esta línea "equilibrada" entre la cordura y la locura que vive en mí.

El expresso de mi taza se acabó, con la mente en la nada me levanto a rellenarla. Veo distraídamente los barrotes de mi jaula ¿Algún día volveré a ser libre? No, más bien ¿Acaso la libertad tiene algún sentido ahora? Ahora que Puddin no está.

Mi corazón siente una inexplicable presión, esta agitado. Siento que algo sucederá, tal vez son solo mis absurdas esperanzas de nuevo. Se empezó a escuchar estruendo al otro lado de las paredes de mi celda, uno de esos muros exploto. Sentí: temor, paz, agitación. Un grupo de hombres con uniforme SWAT irrumpió en mi celda, con una sierra para metal rompieron los barrotes de mi jaula; uno de ellos entro. No sentía miedo, todo aquello que sentí se esfumo, el mundo dejo de existir a mi alrededor, si esto era una broma, era una muy cruel. El traje SWAT del hombre que entro, tenía la palabra "JOKER" escrita.

Con un rápido ademan aquel hombre se quitó la máscara, era él. Mi pastelito, había venido por mí.

-¡Puddin! - me lance a sus brazos, sin temor a las repercusiones que tendría después este acto de cariño público.

-Vamos a casa, nena –murmuro con aquella voz profunda que me hipnotizaba.

Fin del Flash Back.

Desde aquel dulce momento han pasado tres días. Luego de que nos separamos de ese abrazo, salimos de mi jaula, todos los hombres de mi Amorcito nos rodearon creando un perímetro seguro. Nos movimos con rapidez por las instalaciones de la cárcel. Disparos iban y venían en todas direcciones, guardias estaban tendidos en el suelo y algunos cuerpos pertenecían a los nuestros. En menos de cinco minutos estábamos en el patio de la prisión, un helicóptero sobrevolaba las instalaciones, desde allí nos lanzaron una cuerda. Mr. J me indico con la mirada que subiera primero, dude por unos instantes, pensé que sucedería otra vez, que lo perdería; pero su ceño fruncido me obligo a subir. Desde arriba vi como un hombre era arrastrado hasta la presencia de mi Puddin, era mi guardia durante mi estancia en esa prisión. Vi que Mr. J se le acercó y le dijo algo al oído, el hombre palideció, para luego ser asesinado por mi Puddin de un tiro en la cabeza.

MR. J realizo una señal con la mano a sus hombres y todos se embarcaron en una furgoneta negra, mientras mi Pastelito subía por la cuerda hasta el helicóptero.

El viaje fue largo, tenía tanto que quería decir a Puddin, pero no quería causarle más molestias por el momento. Necesitaba permanecer callada, pero...

Flash Back.

Ya habíamos abandonado la prisión, y esta apenas era una forma difusa en el horizonte. Me senté correctamente en mi asiento y me quede mirando a Mr. J mientras revisaba unos papeles. Pasaron unos minutos eternos en los que solo observaba aquel atractivo rostro que pensé jamás volver a ver. Su ceño fruncido me indicaba que mejor no lo irritaba más de lo que ya estaba, seguro dejo muchos pendientes por venir a buscarme. Pero no pude mantener mi bocota cerrada.

-Mr. J –le llame en tono de voz bajo- Gra-gracias, por venir a buscarme –musite mirando mis zapatillas sucias de prisión.

Aun con su ceño fruncido, me miro molesto. Baje la mirada, no sé porque diablos me comporto como una nena de primaria ante su padre; pero no quiero ser una molestia. Había escuchado muchas cosas referentes a mí de los guardias, durante mi estancia en la prisión. Algo dentro de mí lo sabía, pero no quería aceptarlo. Soy la muñeca de Mr. J, una más de sus cartas, la más fastidiosa e irritante. Pero estoy completamente loca por él, haría lo que fuese por él.

Él se irguió en toda su altura cuadrando sus hombros con actitud imponente, me observo con esa mirada que denotaba molestia. Se acercó a mí, no necesitaba verle para saberlo, su presencia es inconfundible para mí. Vi la punta lustrosa de sus botas militares, lo siguiente que sentí fue su mano fría en mi barbilla, me obligo a verle, me perdí en aquellos orbes gris verdoso, la locura me envolvía poco a poco. Tuve unas inmensas ganas de besarle, pero mis deseos fueron lo de menos al sentir el impacto de una bofetada en mi mejilla derecha.

Un hilo de sangre comenzó a bajar por la comisura derecha de mi labio inferior.

-Tú no eres mi Harley –inquirió con voz molesta- ¡Devuélveme a mi Harley! –exigió agachándose a mi altura.

Lo mire un segundo sin entender a que se refería. Pero sus labios estampándose furiosamente contra los míos me devolvieron a la "realidad"; mi realidad. Él está vivo, a mi lado y exigiéndome que me deshaga de esta absurda estampa de niña buena y temerosa de un hombre; MI hombre. Le correspondí el beso entrelazando mis brazos tras su cuello, mis manos tomaron voluntad propia y se enredaron en ese verde cabello que amo. Ese beso fue cortado por la falta de oxígeno.

-Escúchame bien, Harley –dijo con la voz ronca y mirándome con severidad- No me importa que mierda pudieron decirte en esa maldita ratonera donde estabas. Solo lo que yo te diga es tu verdad. Y tú verdad es que me perteneces, eres MI reina, MI Harley y si alguien intenta decirte lo contrario tendrá un tiro entre ceja y ceja ¿Entendido? –pregunto relajando su ceño fruncido.

-Sí Mr. J –respondí con una sonrisa impecable.

Mi Amorcito volvió a fruncir el ceño y se irguió nuevamente para devolverse a su asiento, mi sonrisa no se iba, pero al parecer el seguía de mal humor. Ignoraba porque, y no colaboraría a su mal humor preguntando cosas innecesarias, me prepare para sumergirme en mi burbuja de felicidad personal.

-¿Acaso no me entendiste? –bramó enojado.

Mi burbuja se explotó y pude ver la cara irritada de mi Puddin. Tenía ambos brazos abiertos y las piernas un poco separadas, en una mano tenia los papeles que revisaba y con la otra me hizo un gesto con el índice para que me acercara a él. Con mi confianza más asentada me levante sin dudar y me pare frente a él, sus ojos miraron por un segundo su regazo y luego nuevamente a mí. Entendí la indirecta. Feliz de la vida me senté en sus piernas y me acurruque contra su pecho aun cubierto con el traje SWAT.

-Pastelito, ese disfraz de bueno no te queda –dije mirándole con una sonrisa.

-Ya me lo quitaras cuando lleguemos a casa –contestó con una sonrisa ladeada en sus labios- Te extrañe, nena –dijo mientras pasaba su nariz por mi cuello en una sensual caricia.

-Y yo a ti amorcito –susurre en su oreja mientras besaba su cuello y me deleitaba con su aroma masculino.

-Es bueno tenerte de nuevo, Harls –comento suspirando- Bienvenida de vuelta –dijo mientras rodeaba mi cintura con su mano libre y continuaba leyendo sus documentos.

Recargue mi cabeza en su hombro e inunde mis fosas nasales con su adictivo aroma.

-Me encanta estar de regreso –susurre antes de caer dormida entre los brazos de mi Amorcito.

Fin del Flash Back.

Ya era bastante tarde, mi amorcito salió desde ayer para resolver sus pendientes. No me quiso llevar con él, dijo que necesitaba descansar. Bueno después de la noche tan agitada que tuvimos cuando volvimos a casa, hasta él, necesitaba descanso, pero el crimen no descansa. Ya le extraño otra vez y solo he pasado un día sin él.

Al parecer leer este libro no me está ayudando en nada, desde que lo tome no he parado de pensar en mi Pastelito. Frustrada dejo el libro sobre la mesa auxiliar y me paro de la cama, me voy quitando mi short y camiseta de tirantes mientras camino hasta la ducha. Deje que el agua caliente relajara mis músculos y salí de la ducha luego de un buen rato bajo los chorros de agua.

Desnuda me pasee por la habitación que comparto con mi Amorcito, tome una bragas de encaje del cajón de la comoda y del armario tomé un sweater de Mr.J color gris, me queda algo largo así que no me puse pantalones. Desenrede mi cabello frente al espejo del tocador y salí de la habitación, baje las escalinatas de mármol de nuestra mansión y entre a la cocina; allí estaban unos subordinados, que me miraron con lujuria, pero yo los ignore. Serví un vaso de leche y saque un paquete de galletas de la alacena, volví a la habitación, encendí el televisor en mi programa favorito: uno de asesinatos conyugales. Y me puse a devorar las galletas con felicidad, solo para estar completamente feliz me faltaba mi pastelito y como si el diablo lo llamara, se escucharon las detonaciones de una pistola resonando por la mansión.

Alegre corrí fuera de la habitación y me recargue en el barandal viendo a la planta baja, allí estaba él: con su perfecto cabello verde hacia atrás, con una camisa bordo arremangada hasta los codos y una de sus pistolas desenfundadas apuntando a los hombres que estaban en la cocina cuando bajé.

-¡Puddin! –le llamé.

Nuestras miradas se encontraron y su ceño fruncido se relajó.

-En un momento subo, nena –respondió con tono cantarín.

Vi como mi amorcito ordenaba que se deshicieran del cuerpo de uno de los hombres que estaba tirado en el piso con un tiro en la cabeza y como les advertía algo a los demás que vi en la cocina. Realmente no me importan sus vidas, algo debieron haber hecho para molestar a mi Pastelito. Sin darle mayor importancia entre a la habitación para esperar por Mr. J.

Continúe viendo mi programa y a los pocos minutos entro mi adorado peliverde por la puerta. No me dio tiempo de decir nada porque como un tornado se acercó a mí y me beso apasionadamente, sus besos siempre me quitan el aliento. Y tan rápido como empezó, termino cuando mi amado se lanzó boca abajo en su lado de nuestra cama.

-Bienvenido a casa, pastelito –dije finalmente.

-¿Así estabas vestida cuando bajaste a la cocina? –pregunto analizándome detenidamente con la mirada.

-Sí.

-Maldito imbécil –murmuro Mr. J.

-¿Sucede algo? –pregunte viendo su cara de disgusto.

-Solo es inexplicable el deseo que tienen algunos de morir. Hablar de MI mujer en MI casa. Eso es no tener aprecio por su vida –analizo volteándose a mirar el techo.

-No te preocupes, a quien no le quede claro solo hay que enseñarle por las malas –dije soltando una risa maniática.

-Esa es mi Harls –acompañándome en mi ataque de histeria.

Luego de unos minutos de risa ambos nos acurrucamos abrazados y nos comimos el paquete de galletas viendo televisión.

-Por cierto –dijo puddin llamando mi atención- Te vez bien así; tan sexy, tan MIA –comento con la voz ronca mientras apretaba mi cintura con sus manos, apegándome más a su cuerpo.

-Es que eso soy. Enteramente TUYA –comente sonriente.

-Me encanta que lo sepas –dijo acercándose a mi cuello para besarlo lentamente y dejarle una marca rojiza.

-¿Dormimos? –pregunte.

-Sí, ha sido un día pesado. Pero más me descansaría otra cosa –comento con una sonrisa pícara.

-Instrúyeme Mr. J –le provoque.

-Un placer –dijo para lanzarse a devorar mis labios.

Fin del Harley POV's

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Bueno mis amores, aquí tengo otra de mis tantas delirantes ideas en progreso. 

Estoy tratando de afrontar el reto de tratar de acercarme lo mas posible en la descripción correcta del Joker y Harley, claro los de la película. Porque estoy casi segura que muchas de mis romantibabosadas no saldrían de la boca del verdadero Joker. Así que acepto la ayuda de quien quiera que se aparezca para que le demos matices a estos personajes, para crear una historia que todos disfrutemos. 

Espero que disfruten y apoyen este nuevo proyecto. 

Besos y abrazos. 

Mia_GnzlzR

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