Capítulo 1: El día después.

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Aclaraciones:

Volví. Espero que no me hayan extrañado mucho. Yo no tanto, no tuve muchos momento para hacerlo, "después de Raccoon" original aún sigue recibiendo muchísimas lecturas en wattpad, y también su secuela "después de España". Estoy muy orgulloso de lo que logré en su momento con esos fanfics y les tengo un gran cariño. Tanto cariño les tengo que todo este tiempo estuve pensando como volver a ellos, estuve pensando en hacer "después de China" pero la cosa simplemente no fluía. Pensé en hacerle un Remake a "Después de España" pero esa idea tampoco prosperó. Es por eso que todo se quedo en reposo por un tiempo, durante todo el 2020 y 2021. En esos años pensé como seguirían estas historias entre juegos, pensé en hacer algo ubicado cronológicamente después del resident village, pensé varias cosas, pero nunca las llevé a cabo. Creo que todo escritor hace eso en algún momento de su vida. 

Pero llegó el tráiler de "Resident evil 4: remake" y simplemente no pude quedarme de brazos cruzados. Mi mente se puso a trabajar y pensé en varias cosas, me puse a repasar el lore de la saga y decidí que quería volver a escribir sobre ella.

Pero no quería partir de como lo había dejado en el capitulo final de "después de España". Quería mejorar. "Después de Raccoon" es un fanfic al que le tengo un inmenso cariño y del que estoy orgulloso pero que creo que no cumple las expectativas que tengo actualmente con mis escritos. Esta remake va a ser una versión actualizada, apegada a mi nuevo estilo, similar al anterior pero más pulido y con más profundización en conceptos e ideas. Si leíste la versión anterior te invito a seguir esta, vas a encontrar cosas nuevas que de seguro te van a gustar, aunque a viso que la estructura será a grandes rasgos la misma. Y si no leíste la anterior queda en tu criterio, si quieres saber que pasará puedes ir a chusmearla pero si te interesa más el como te recomiendo que sigas esta.

Capítulo 1:

30 de noviembre de 1998. 9AM.


No estaban seguros de por que, a pesar de todas las vidas que se habían perdido, ellos tres seguían vivos.  Y tanto el policía, la chica y la niña se sentìan contrariados. 

 Ya fuera el dueño de la tienda de armas, el valiente oficial Marvin, la enigmática mujer de vestido rojo o los distantes padres que trabajaban para umbrella. Todas esas muertes les pesaban más de lo que podían explicar.

 Pero tanto Leon como Claire, a medida que caminaban por la carretera, habían apartado a un costado la preocupaciòn por esas vidas perdidas y una nueva preocupaciòn estaba empezando a surgir: Sherry.

Ni siquiera tuvieron que decirse las cosas entre ellos porque una mirada mientras Sherry caminaba frente a ellos bastó. Curiosamente, no habían casi hablado desde que salieron de Raccoon, se había instalado un enorme silencio por la hora entera que habían caminado.

Ambos estaban preocupados por los efectos que aquella desafortunada catastrofe iba a tener en la niña pero, hasta el momento, dichos efectos no parecían demasiado graves. La chica seguía alegre, bromista, y hasta había hecho la broma de que deberían adoptarla. Claire pensaba que esa era la forma que tenía ella de lidiar con el duelo, pero sabía que las cosas ocurridas en la infancia tarde o temprano regresaban, lo había aprendido en su primer año en la facultad de psicología y por, obviamente, su experiencia personal.

Claire se abrazó a si misma, el frío otoñal de las mañanas la estaba destrozando, su cuerpo agotado, totalmente sucio por el recorrido de las alcantarillas y con moretones por los diversos enfrentamientos era una torre de cartas que el viento iba a desarmar en cualquier momento. 

A eso había que sumarle algo más: estaba jodidamente cansada. Entre tanta huida y lucha para sobrevivir no había podido descansar en ningún momento, excepto por la pequeña siesta en el tren subterráneo que la llevo al laboratorio secreto de Umbrella. Claire sonrió, incrédula, aún no podía creer que algo así hubiera pasado y que la farmacéutica estuviera aparentemente detrás de todo. Pensó que su hermano debía estar al tanto y que por eso no se encontraba en la ciudad. Sabiendo también la corrupción del jefe Irons...no le sorprendía imaginar a Chris dejando las fuerzas del RPD para dejar de estar bajo el mando de un sujeto tan patéticamente retorcido. 

Retorcido, esa era la mejor forma de definir lo que le había pasado a esa ciudad, era la mejor forma de describir como miles de inocentes habían sucumbido ante esa infección y se habían convertidos en horribles creaturas. Claire tembló al recordar una imagen que vio mientras escapaba de una horda hacia el RPD, una imagen que a pesar de ser fugaz se le había clavado en la cabeza como si se la hubieran martillado a través de las orejas:

Sobre el baúl de un auto había una niña rubia, que se retorcía de dolor mientras seis zombis la manoteaban como niños jugando con plastilina. No deparó en los detalles de los cinco zombis, pero si en el sexto. El sexto era una mujer, también rubia, que detuvo los forcejeos de la niña arrancándole la yugular de un mordisco. Claire había visto todo eso en unos segundos y solamente pudo pensar "Su madre la mató" no podía estar segura de que fuera su madre, pero lo estaba. Se quedó congelada unos segundos hasta que la niña se perdió de vista, tapada por sus captores. Fueron los disparos de Leon al otro lado de la estación los que la sacaron del trance. Como en ese momento la saco de su trance el brazo de Leon sobre su hombro. Claire ahogó un suspiro, el contacto piel con piel fue repentino e inesperado. Le debía su vida a ese muchacho, Claire realmente pensaba que sin él no hubiera sobrevivido a esa estación de servicio o a los zombis de la ciudad. Giró la cabeza para ver a Leon, se estaba agarrando de su hombro para no caerse.
—¡Sherry, más despacio!—gritó Claire, Sherry se les acercó y miró a Leon preocupada.

—¿Pasa algo?

Por primera vez desde que salieron de la ciudad la vieron preocupada.
Leon se acomodó y se enderezó.

—No...solo...estoy cansado—miró a Claire con pesar, no era solo eso—todos lo estamos.

Leon se enderezó, Claire pensaba que no debía hacerse el rudo. Leon y Sherry caminaron de la mano unos cuantos metros más, por delante de Claire. Estaban hablando de algo, Claire no prestaba mucha atención, pero logró deducir que Leon mencionaba a su tío y a su papá, a Claire le dio la impresión de que Leon tenía una familia muy grande...ella en cambio solo tenía a su hermano. Repentinamente se sintió enojada: Chris, que siempre había estado allí para ella, la había dejado sola, a su suerte, casi muerta. Frunció el sueño mientras pensaba, la falta de comunicación de Chris le podría haber costado la vida. Y ahora, que lo necesitaba para encontrar fuerzas para seguir, él no estaba allí. "Puto Chris" pensó apretando los puños.

—¿Claire?
Salió de su trance, de nuevo gracias a Leon. Habían llegado a una parada de autobús en frente de lo que parecía ser una fábrica abandonada. La parada era pequeña, tenia un banco de metal cubierto con un techo donde podían sentarse solo tres personas.

—¿Sí?
—Sherry quiere ir al baño...¿puedes acompañarla?

Claire miró intimidada el edificio abandonado.

—No estarás sugiriendo...
—¿Entrar al edificio? Ni loco. Pensé que podrías acompañarla detrás de un árbol...o algo así.

Sherry hizo una mueca de asco mirando a Leon y después a Claire.

—Es eso o el edificio abandonado—le respondió Leon a esa mirada reclamante. Sherry suspiró, tomó de la mano a Claire y las dos se fueron hasta la esquina del alambrado que recubría la fabrica, ahí dieron la vuelta y desaparecieron. Leon se acercó a la fabrica, no estaba seguro de que podría ser, pero estaba seguro que era una. Y también estaba seguro de que estaba abandonada, los vidrios estaban rotos, los alambrados oxidados y las puertas abiertas de par en par. La observó por unos segundos y después camino hacia la parada de autobús y se sentó en el banco. Se cruzó de brazos mientras esforzó su memoria. A 30 kilometros de Raccoon se encontraba el pueblo de Blueberry, una comunidad rural pequeña pero que era la más cercana a Raccoon y que, seguramente, abastecía de empleados a esa fábrica en el pasado. Pasando Blueberry, a unos 45 kilometros de su posición se encontraba Montgomery, donde Leon tenía su departamento. Se puso una mano sobre el pecho, sus heridas se habían abierto debido un empujón con toda la fuerza del mutado William Birkin. "Maldita bestia" pensó.

Esa maldita bestia había dejado huérfana a esa niña, esa maldita bestia había condenado a la ciudad. Leon apretó el puño mirando a Sherry mientras sentía una empatía grande por ella. Él también había sido huérfano hasta bastante mayor, toda su familia de sangre había sido asesinada por un incidente relacionado con la mafia, desde sus 5 hasta sus 7 años Leon había quedado solo, sin nadie que lo guiara por el mundo, hasta que los Kennedy decidieron adoptarlo. Leon miró hacia la esquina donde Sherry y Claire habían desaparecido, él pensó que, quizás, le tocaría a él ser el guía de esa niña...

"Necesito un trago" pensó a medida que esos pensamientos lo abrumaban, tenía la boca seca. Se acordó de su última borrachera, unos días antes de llegar a Racoon había tenido una acalorada discusión con Beth, su ahora ex novia, con el corazón roto por esa pelea había ido a emborracharse al bar del pueblo y se había dormido en su pequeña casa. Al día siguiente recibió una llamada diciendole que se mantuviera lejos de la ciudad, que le darían más ordenes luego. Pero, por la falta de ordenes, leon decidió ir a la ciudad a ver que pasaba y, quizas, conocer a sus compañeros de trabajo.  "Realmente necesito un trago" en cierta forma los había conocido, a algunos los liberó del sufrimiento de la muerte en vida. Ese último pensamiento le hizo preguntarse sobre la conciencia de si mismo que tenían los infectados, se cuestionó si eran descerebrados o si mantenían, aunque fuera levemente un dejo de conciencia. ¿Acaso estaban muertos desde el momento de la transformación? ¿O solo morían verdaderamente cuando les metían un tiro en la cabeza? Leon se imaginó siendo consciente durante todo el proceso, con un virus usando tu cuerpo en tu lugar y obligándote a realizar cosas horribles solo para saciar el hambre infinita.
Sherry y Claire volvieron, los tres se sentaron en la parada de autobús, cansados, sucios, sudados. Sherry no se los quería decir, pero los dos olían a mierda. Se quedaron en silencio unos dos minutos, se oían algunos pájaros, el viento empezaba a soplar con más fuerza y nubes se empezaron a acumular alrededor. Leon se apoyo en el respaldo, Claire se acercó bastante a él, las piernas de ambos se estaban rozando. Sherry solamente se acostó y usó los muslos de Claire como almohada.

—El autobús no va a pasar ¿Verdad? —preguntó Claire en un susurro desesperanzado mientras le hacía mimos a Sherry.

Leon negó con la cabeza mientras veía como las primeras gotas de lluvia caían sobre el pavimento.

—No lo creo...—Leon giró la cabeza hacia la fabrica y después a sus compañeras—chicas, ¿tienen frío?

Las dos asintieron. Leon también lo tenia y llevaba su uniforme completo, pensó que era lógico que Claire, con una remera sin mangas, y Sherry, con su falda de colegio, lo tuvieran también.
—Creo que si deberemos entrar al edificio abandonado. Lo ultimo que necesitamos es enfermarnos. Nos podemos quedar a descansar ahí hasta que pare la lluvia y después podemos ir a Blueberry, queda cerca.

—Me parece bien...—musitó Claire, Leon la noto muy cansada.

Sherry miró reclamante a Leon.

—¿Qué? —le preguntó.
—Podrías haberlo sugerido antes de que meara al lado de una reja—refunfuñó levantándose.

Entrar no fue para nada difícil. Leon había querido meterse por un agujero del alambrado pero Claire comprobó que con su ganzúa había podido abrir el candado viejo que sostenía las dos puertas principales. Leon y Claire desenfundaron sus pistolas y caminaron hacia el lugar con Sherry detrás de ellos. Tras las dos puertas había un estacionamiento pequeño, sin ningún vehículo abandonado a la vista, algunas partes del estacionamiento estaban cubiertos por techos de lona desteñida que en algún momento habría sido verde. El suelo estaba lleno de hojas que crujían por los pasos de los tres, hojas provenientes de dos árboles que estaban plantados en medio del estacionamiento. Caminaron por el estacionamiento, el viento y la lluvia iban creciendo, Leon y Claire pudieron visualizar el cartel fluorescente que decía: "Kirk and Brothers"

Leon dibujo una leve sonrisa .

—Es una puta fábrica de cerveza.
—La boca—le retó Sherry de inmediato. 

Otro candado sujetaba la puerta de entrada, Claire lo forzó de nuevo y logró abrirlo. Los tres entraron, la recepción tenía pisos con baldosas negras y blancas, una escalera llevaba a un segundo piso y otra puerta con candado llevaba a lo que Leon suponía debía ser la fabrica. También había algunos sillones marrones desgastados, papeles tirados por todas partes, el lugar parecía simplemente olvidado. Los tres sintieron un escalofrío recorriéndoles la espalda, si bien estaban a salvo de la lluvia que no paraba de crecer afuera la imagen que tenían en frente les retraía inmediatamente a la estación de policía, los devolvía al infierno. Leon apretó los puños y suspiró.

—Yo...voy a recorrer el lugar, a ver si encuentro algo útil.
Dio un paso hacia adelante, pero alguien lo frenó tomándolo de la muñeca. Leon giro la cabeza esperando ver a Sherry pero en realidad vio a Claire, quien apretaba los labios con fuerza.

—...te vamos a acompañar—murmuró, Sherry se acercó y le tomó con fuerza la otra mano. Los tres recorrieron los alrededores de la recepción, en el primer piso habia un lindo ventanal que daba hacia la entrada y el estacionamiento, los tres decidieron que iban a dormir ahí y arrastraron los sillones hasta ese lugar. En el segundo piso estaban lo que Leon asumió que eran las oficinas de los jefes, las cuales estaban totalmente vacías. No importaba que tan abandonado estuviera el lugar, no se iban a dejar ni una astilla de sus pertenencias.

Siguieron recorriendo, bajaron de nuevo a la planta baja y encontraron la sección de los casilleros de los empleados, la mayoría estaban abiertos y vacíos, pero tras buscar bien Leon y Claire hallaron unos cerrados. Al abrirlos pudieron ver que tenían uniformes de trabajo. En total consiguieron seis camisas y cuatro pantalones. Pero el mejor hallazgo se encontraba al fondo del pasillo de los casilleros:

Las duchas y el baño.
Leon se acercó y abrió el grifo, el agua salía y, además, caliente. Poco a poco esa vuelta al infierno de Racoon parecía más un pequeño momento celestial, una recompensa por haber aguantado tantas cosas.

—Hay agua...—murmuró, los tres se miraron con una sonrisa de oreja a oreja, Claire y Leon se pusieron a buscar si encontraban algún jabón y encontraron un par cuando abrieron un botiquín encima del lavamanos.

—¿Quién se habrá dejado todo esto?—preguntó Claire mientras tomaba las cosas del botiquín.

—Seguro se mudaron demasiado rápido—supuso Leon antes de tomar un trago del agua. 

Sherry y Claire fueron las primeras en bañarse. Las duchas no tenían divisiones, eran cinco regaderas consecutivas con poca distancia entre ellas. Claire estaba arrodillada al lado de Sherry, ayudándola a limpiarse el cabello y la espalda mientras ella se limpiaba el resto del cuerpo.
—No hace falta que me ayudes...—murmuró Sherry, apenada.

—Sherry, no quiero que te desmayes de nuevo o algo por el estilo, estas muy somnolienta desde que dejamos Raccoon—Explicó Claire.

Sherry suspiró, de todas formas, en realidad le gustaba que alguien le estuviera dando tantos cuidados. Se giró para poder mirar a su amiga a los ojos.

—Crees...¿Qué me convertiré en "algo" como mi padre?

Claire sabía a que se refería con "algo". Palmeo la cabeza de Sherry y le dijo:

—No lo harás, Sherry. Tu padre...supongo que era un caso distinto. Tu estas a salvo.

Sherry pensó por unos segundos.

—Mi padre ya era un monstruo antes...antes de todo. Yo leía sus informes y...y...

Sherry empezó a lagrimear, Claire en un primer momento no lo noto por el agua de la ducha pero se dio cuenta cuando la niña le sostuvo la mirada.

—Yo no sabía que iba a ser tan grave...no sabía que mi papá...podía crear tantos monstruos.

Sherry cerró los ojos con fuerza, no quería llorar. Claire lo notó y la abrazó con fuerza, Sherry le correspondió y apoyo la cabeza sobre su pecho.

—Y a mamá...a mamá no le importé...nunca les importé a los dos. Nunca le importé a nadie.

—A mi me importas...y a Leon también—susurró Claire y Sherry finalmente rompió en un sonoro llanto.
Leon entró tras escuchar el llanto, preocupado, miró a Claire y ella solamente levantó el pulgar. Leon asintió, un poco avergonzado por reaccionar tan apresuradamente, y salió del lugar. Sherry siguió llorando por un largo rato, quizás dos minutos, quizás diez, Claire no lo sabía, pero estuvo todo el rato abrazándola. Claire sabía que el mundo de un niño, o peor, de un casi adolescente era un caos emocional. Además, aunque no sabía de la infancia de Sherry, se había hecho una buena idea de ella. Cuando Sherry terminó de llorar Claire se separó, les seco las lagrimas primero y después le saco los mocos que se deslizaban por su nariz.

—Apenas lleguemos a Blueberry te buscare un poco de ropa ¿sí? Debes estar cansada de ese uniforme.

Sherry asintió.

—Claire...¿Y después?

—¿Después que?

—Supongo que Leon y tu tendrán que irse...y si resuelven lo de Raccoon yo voy a tener que volver ahí ¿no?

Claire pensó unos segundos, no había pensado en cual podía ser el destino de la ciudad. Probablemente la limpiaran, probablemente la aislaran, o probablemente el letal virus se extendería por el resto del país. Claire pensó que Sherry estaba siendo optimista, que creía que iban a limpiar el lugar, que iba a volver a su casa, a su colegio, que iba a volver a ver a sus amigos si es que los tenía. Claire miró a los ojos a Sherry y le dijo:

—No se a donde iremos después. Pero a donde vayamos te llevaremos con nosotros—Claire levantó el meñique—te lo prometo.

Sherry levantó su meñique y lo estrechó con el de Claire. Ahora se sentía más segura.

Leon fue el siguiente en bañarse, se había retirado los vendajes. Se bañó con cuidado tratando de no tofcarse la herida. Realmente le dolía todo el cuerpo, apenas podía estirar el brazo izquierdo sin que le doliera. Y ni hablar de los olores...

Al terminar de bañarse Leon se vistió y se sentó en el sillòn junto a las chicas.

—Espero que sirva...Chris me enseñó primeros auxilios, pero no los puse en práctica hasta ahora—le dijo Claire mientras terminaba de ponerle los vendajes nuevos a Leon. 

—Estaré bien...—susurró Leon, los tres se habían sentado frente al ventanal, improvisaron una fogata con un cesto de basura, unas hojas secas y la madera de algunos muebles rotos. Tanto Leon como Claire se habían puesto las camisas de grafa que habían encontrado en los casilleros, Leon además había encontrado unos pantalones azules oscuros del mismo material y de su talla, Claire seguía con el mismo jean que en los últimos dos días.
—Al menos ahora tenemos ropa limpia...—murmuró Claire mientras apoyaba su cabeza en el respaldo del sillón. Leon se percató.
—Duerme, Claire, yo haré guardia.

—Yo puedo hacer guardia—aseguró Sherry, que estaba sentado al lado de la fogata.

—Mejor duerme Sherry, necesitas descansar.

Sherry frunció el seño.

—Pero no estoy cansada.

—Y yo tampoco.

Sherry suspiró y se quedo mirando el ventanal. Esa testarudez de Leon le había hecho acordar a su padres, de quienes quería olvidarse por completo, junto con todo lo ocurrido.

Tenia miedo de que las cosas solamente volviera a empeorar, que Leon y Claire parecieran mejores y solo terminaran siendo iguales. Sherry estaba en la edad en la que había empezado a descubrir que los adultos tenían sus historias, que eran seres que vivieron sus propias vidas. Quizás sus padres de jóvenes habían tenido la misma química que Leon y Claire. Sherry no sabía mucho de sus padres (ahora iba a saber menos) pero le habían contado sobre como se habían conocido en el laboratorio de las montañas en el que trabajaba William. Sherry recordaba poco de sus padres, pero si recordaba el aspecto de su padre, se iba volviendo cada vez más gris: Las ojeras se apoderaban de la cara, el pelo amarillo cada vez estaba más despeinado. Su madre igual, cada vez más despeinada, enfocada en los trabajos, dejada... Cada vez pasando menos tiempo con ella y siendo más distantes, también recordaba las visitas del socio de su padre, un hombre imponente con gafas de sol y pelo rubio.
Pero lo peor para Sherry era que no podía sentir tanto rencor por su madre como con su padre. A ultimo momento su madre la había ayudado y le había pedido disculpas por todo. Sherry se sentía muy mal, arrepentida, quería pasar más tiempo con su madre ahora a pesar de que fuera imposible. En sus últimos momentos Annette se había disculpado pero Sherry sentía que esa disculpa no había sido suficiente, esa disculpa no arreglaba realmente nada, no había arreglado la indiferencia, no había arreglado los descuidos, no había arreglado los años de alcoholismo de Annete que después habían derivado en golpes. "Ella te amaba" le dijo Claire, y Sherry pensó que en el fondo seguramente era así, que cada padre debía amar a sus hijos. "Al fin y al cabo, ellos son los encargados de traernos al mundo, ¿No?" pensó.
Sherry abrazó sus rodillas con fuerza, contrariada. Giró la cabeza hacia atrás y vio que Leon y Claire estaban dormidos. Claire con la cabeza apoyada en el hombro sano de Leon, quien roncaba sonoramente.

Sherry solo sonrió, se preguntó si haber estado infectada con el virus le traería algún beneficio como tener que dormir menos o quizás supe velocidad o supe fuerza. Se acercó a Leon y a Claire, al lado de ella estaba el pequeño revolver con el que había llegado a la ciudad. Sherry lo tomó, tenía ganas de aprender a disparar. Tenia algunas nociones, o eso creía, por jugar videojuegos en su play 1. Repentinamente se dio cuenta, su play 1, sus peluches, sus mejores conjuntos, todo se había quedado en la ciudad, junto a los álbumes de fotos con los pocos buenos recuerdos que tenía con sus padres. Suspiró mientras miraba por el gran ventanal, se acercó con la pistola en mano y notó como estaba granizando, Sherry agradeció la idea de frenar en ese lugar. Apartó la mirada por un segundo hacia atrás, no había nada, excepto miedo. El lugar al estar totalmente vacío parecía enorme, el ruido del granizo contra el techo podía enmascarar cualquier paso proveniente del exterior. Sherry se estremeció recordando a su padre mutando, o los lickers o al infectado gigante con una gabardina. Sherry se quedó estática mirando las escaleras, esperando, esperando a que la cabeza de cualquier criatura asomara. No se asomó nada, pero si se escuchó un chirrido metálico.

Sherry se precipitó hacia el ventanal, apoyó la mano en vidrio empañado. Vio como una camioneta de la policía acompañada de un auto entraban por la doble entrada de la fábrica, arrastrando las puertas de acero y provocando ese fuerte chirrido.
Sherry se puso en guardia, la camioneta y el auto se refugiaron bajo las lonas del estacionamiento, desde ahí arriba solo pudo observar como unas cuantas personas se bajaban de los vehículos. Uno de los hombres salió corriendo desde la protección de la lona y se acercó a la puerta, Sherry se acercó corriendo a Leon y Claire e intento despertarlos sin éxito. Maldijo entre dientes mientras escuchaba subir a quien estuviera en la entrada.
—¡Leon! ¡Claire!

Pero ninguno de los dos respondía.
Sherry apuntó, justo cuando vio subir al hombre que había estado en la puerta. La pequeña pistola tembló entre las manos de Sherry.

—¡¿Te mordieron?!—le preguntó.

El hombre solo levantó las manos, vestía ropa de trabajo color beige con una remera blanca lisa debajo.

—Oye niña, tranquila, solo venimos a refugiarnos de la lluvia.

El hombre se empezó a acercar, Sherry rodeó el sillón acercándose, miro de reojo a su derecha, Claire y Leon seguían durmiendo, aunque Claire abría lentamente los ojos.

—¿Qué pasa aca?—una tercera voz relajada, de un hombre, subió las escaleras, Sherry y el primer hombre lo miraron a medida que subía.

Sherry bajó el arma al ver que el hombre tenía el mismo chaleco del RPD que Leon.

—Ustedes...—susurró Sherry—¿vienen de Raccoon?

Los dos hombres se miraron y asintieron. El policía se acercó a Sherry.

—Ustedes también, según parece...—Sherry bajó de a poco la pistola, el policía miró a Leon y a Claire, miró el maltratado chaleco de Leon y se agachó a la altura de Sherry.

—Parece que usted, señorita, es quien esta a cargo aquí. ¿Puede compartir su refugio con nosotros?

Sherry no sabía si el sujeto estaba bromeando o si iba en serio. Sherry bajo la pistola.

—Leon esta herido. Hay que llevarlo a un hospital—murmuró.

—Lo llevaremos—el hombre apoyo una mano en el hombro de Sherry—¿Cómo te llamas, linda?

—Soy Sherry.

—Un gusto Sherry, mi nombre es Kevin. El amargado detrás de mi es David.

Sherry sintió que le temblaban los labios mientras miraba al oficial. Lo abrazó con fuerza y se quebró en llanto. Claire se despertó de a poco, al inicio reaccionó hostilmente contra los dos sujetos, pero Sherry le explicó que todo estaba bien. Claire la observó, moqueando, con lágrimas de alivio llenándole el rostro. Durante todo lo ocurrido en Raccoon, pensaba Claire, la niña se había comportado excesivamente fuerte, era casi ejemplar. Pero haberla visto llorar tanto ahora como en la ducha le hizo pensar a Claire que, de todas formas, Sherry era una niña. Y le hizo pensar algo más:

Ella también tenía ganas de llorar.

Y bueno muchachines, este fue el primer capitulo de mi regreso a los fanfics. Espero les haya gustado, si es así ya saben que pueden hacer. ¡Espero que este Remake tenga las mismas lecturas que el original!

Por el momento tengo escrito hasta el capitulo 8 (Que lo sigo trabajando) Se ira publicando un capítulo por semana hasta que me quede sin contenido y deba hacer una pausa.

Asi que, por el momento, me despido. Hasta la semana que viene. 


Buch Damiko

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