Capitulo 5: ¿Al fin en casa?

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3 de octubre, 12:15 PM.

Las 15 horas hacia Washington se hicieron largas, sobre todo con las paradas a comer, al baño y al cargar gasolina. Leon recordó un dicho de su tío una vez que lo llevó a unas vacaciones "Por cada 15 minutos que paras se vuelve una hora más para llegar a tu destino" Leon no había entendido el dicho en ese momento, pero ahora le encontraba mucho sentido. Claire y él se turnaron para manejar, ella hizo un primer tramo de cuatro horas, Leon uno de seis, Claire uno de tres y Leon terminó haciendo el tramo final que lo llevaría directo a su casa. Cada tanto él miraba al espejo retrovisor y veía a Sherry contemplando los paisajes de la carretera o jugando con la gameboy que Leon había guardado en la guantera. Claire había procurado charlar con Leon para que no se durmiera la volante, hablaron de cosas triviales, como lo difícil que era irse a vivir solo, sobre películas y, en caso de Claire, sobre algunos libros: con lujo de detalles Claire les contó de memoria una de las novelas románticas que había leído.

—Sigo siendo más de películas—murmuró el muchacho.

—Por que aún no encontraste un libro que te atrapara—Claire sonrió.

—¿Cómo se llamaba?—preguntó Sherry levantando la cabeza de la, ahora suya, gameboy de Leon.

—Lady Joy. Lo traje en mi maleta así que puedo prestártelo.

Sherry asintió mientras seguía mirando su gameboy, Claire decidió creer que era un asentimiento de emoción.

—Todo bien con los libros, pero aún no puedo creer que no hayas visto star wars.

—Ni volver al futuro—le respondió para molestarlo.

Leon suspiró.

—Apenas tengamos un rato les hare verlas. Y hablo en serio.

Claire se rio, Sherry apartó su gameboy sin batería y asomó la cabeza por los dos asientos de adelante.

—Leon, ¿Cómo es tu familia? —preguntó la niña.

Leon tamborileó los dedos sobre el volante mientras pensaba en que responderle.

—Quizás les da risa, pero mi padre y mi tío fueron policías.

—Era esperable—admitió Claire.

—Mi tío Ed es un poco más joven, recién cumplió cincuenta hace unos meses, mi padre, Bruce, tiene casi sesenta. Mi padre llego a ser sargento de la policía, pero desde que tuvo un accidente solo realiza trabajo de oficina. Mi tío solo llego a oficial, pero ahora es guardaespaldas privado.

—¿A cual de ellos le robaste el peinado?—bromeó Sherry.

—A ninguno—respondió Leon rápidamente.

Sherry solo lo miró sonriendo.

—En fin, mi madre es psicóloga, da algunas clases en la universidad y en la secundaria. Es bastante amable, cocina muy bien...y sabe escucharte, creo que les va a car bien. Aunque...

Claire lo miró con una mano apoyada en su barbilla.

—¿Aunque?

—A veces...varias veces, es bastante metiche.

—Es psicóloga, ¿Qué esperas? —Sherry no pudo contener una risita.

—Sí, debe ser por eso...o todas las mujeres son chismosas.

Tanto Sherry como Claire le respondieron con un suave golpe en la nuca.

La entrada a Washintong debería haber sido fácil, pero no lo fue. Apenas Leon entró a la ciudad vio por el retrovisor una patrulla detrás de ello. Tanto Leon como Claire pudieron ver esa patrulla. Leon intentó dar un rodeo cerca del vecindario de sus padres, la patrulla le siguió.

Claire no tardó en notar a la patrulla que los seguía junto a otra más que doblaba en la esquina de en frente de ellos...ambas patrullas encendieron las sirenas, la de en frente acorraló a Leon ocupando los dos carriles de la calle principal. Leon frenó antes de chocar mientras las chicas miraron hacia atrás.

—Maldita sea...—murmuró Leon, su mirada se cruzó con la de Claire y simplemente suspiraron. Dos oficiales se acercaron al auto de Leon, quien bajó la ventanilla.

—¿Sí oficiales?

—¿Leon Kennedy?—preguntó el joven oficial, casi tan joven como Leon, quien solo asintió.

—Necesitamos que venga con nosotros, por favor.

Escoltados por las dos patrullas, Leon tuvo que alejarse del barrio donde estaba la casa de sus padres.

—Leon...—Sherry parecía preocupada.

—Tranquila, Sherry—se apresuró Leon—estaremos bien.

Sherry hizo una mueca y miró a Claire.

—Confía, Sherry. No te dejaremos sola—Claire no sonaba realmente convencida. En ese momento Sherry se dio cuenta que ambos muchachos estaban igual de asustados que ella. Pocas veces en su corta vida Sherry había pensado en ese aspecto de los adultos: ellos también tienen miedo, solamente intentan no difundirlo en aquellos más jóvenes.

Los tres se bajaron del auto, los policías tantearon tanto a Leon como a Claire y a Sherry. A león le quitaron su pistola y el cuchillo de Marvin, a Claire le sacaron su pequeño revolver y la pequeña mochila que había encontrado en el RPD. Los policías no los esposaron, pero los condujeron a la estación mas cercana y ya ahi los escoltaron al interior  jalándolos del brazo. Sherry estaba asustada pero intento no parecerlo para no preocupar a león y a Claire. Los adentraron en la estación, para su suerte nadie los miraba, todos los policías estaban ocupados en sus cosas. Leon fue metido en una sala de interrogatorios. Miró a la Claire antes de que cerraran la puerta en frente de él:

—Ya saldremos, tranquilas.

—Lo se—Claire le sonrió y la puerta se cerró sonoramente frente a él.

Leon paso unos 15 minutos en la sala de interrogatorios, el oficial que lo metió ahí solamente lo estaba vigilando, no lo había esposado a la mesa ni nada. En la mesa había un paquete de oreos sobre un plato y un vaso de agua. Leon no lo tomó en ningún momento, solo se quedó esperando. El cuarto era pequeño, estrecho y deprimente, las paredes eran totalmente grises y el espejo unidireccional estaba sucio. Leon recordaba en mejor estado ese lugar en sus primeros días como policía.

El policía que lo había escoltado estaba sentado rascándose la barbilla apenas crecida, tenía un sarpullido en una de sus mejillas y era pelirrojo, poco le faltaba, pensaba Leon, para estar sacándose los mocos con un dedo.

—¿No se supone que vas a interrogarme o algo? —preguntó exasperado mientras levantaba ambas manos de la mesa. El policía se encogió de hombros.

—A mi me dijeron que te trajera aquí y te vigilara—señaló las oreos—¿Las vas a comer o qué?

Antes de que Leon tuviera la oportunidad de golpearlo (o de contenerse de hacerlo), la puerta de la sala se abrió. Un hombre vestido con una chaqueta de cuero, ojos verdes y pelo castaño  miró a los dos sujetos. Leon se cruzó de brazos y aunque con una leve confusión, alzó la comisura de sus labios en una sonrisa.

—Puedes irte, Darwyn—dijo el hombre al oficial quien, sin despedirse, salió de la sala. El hombre se sentó frente a Leon, parecía tener el pelo peinado con gel hacia atrás, algunas partes de su cabello habían sido atacadas por las canas pero seguía manteniendo en mayor parte su color castaño casi pelirrojo.

Leon lo miró, expectante, con una semi sonrisa. Era esperable que el sujeto viniera presentable, ¿Pero usando con gel?

—Esperaba...

—A tu padre, sí. Pero preferí encargarme yo del asunto—El hombre encendió un cigarrillo y se lo extendió a Leon, quien dudó unos segundos pero terminó aceptándolo. Observó al hombre por unos segundos, se levantó, se acercó a él y, finalmente, le dio un fuerte abrazo que tomó al hombre por sorpresa.

—Te extrañé, sobrino—dijo el castaño pasándole una mano por la nuca.

Los dos volvieron a sentarse, el tío Edward abrió el paquete de oreos que estaba sobre la mesa y le extendió una a Leon, quien la comió de solo un mordisco.

—Tuve la corazonada de que alguien los estaría siguiendo—empezó a decir mientras jugaba con el cigarrillo en su mano— Tuve agentes vestidos de civil siguiendo tu jeep en la carretera, me reportaron que un honda Accord de color negro estaba tomando casualmente las mismas rutas que tu, lo siguió haciendo hasta que entraste en los suburbios. Ahí las patrullas te interceptaron y envíe una tercera patrulla para seguir al honda. Tu padre me puso al tanto de todo, asi que puedes ser sincero conmigo.

Leon sentía que la mandíbula se le iba a caer, esperaba que su padre fuera quien se encargara de todas esas cosas, no alguien como su tío. Tenia muchas preguntas, pero decidió iniciar por el asunto mas urgente.

—Ya nos habían seguido—dijo Leon casi en un susurro, sintiendo que le costaba que las palabras abandonaran su boca.—Era un sujeto de umbrella, tenía el símbolo, una identificación...un traje y sabía pelear muy bien. Mejor que yo...

Edward asintió:

—¿Está relacionado con el cuchillo que llevabas?

Leon se mantuvo en silencio, solo asintió.

—El...sujeto estaba en mi casa. Me esperó—recalcó—tuvimos una pelea y terminé apuñalándolo...

—¿Y el cuerpo?

Leon miró a su pariente con un nudo en la garganta, evitó mirarlo directamente a los ojos mientras sentía que los suyos se humedecían.

—Yo...entre en pánico. Y...y...

Leon apretó los puños, su tío lo miraba fijamente.

—Nos deshicimos del cuerpo—explicó, finalmente—lo envolvimos y lo llevé en mi auto hasta el arroyo.

Leon interpretó la mirada de su tío como una de tristeza, con un dejo de decepción.

—Lo sé, sé que no fue una buena idea—se apresuró a decir Leon—pero...estaba asustado. Claire estaba confundida por que la agredieron, Sherry ...

Leon se mordió la lengua, ¿Cómo iba a explicarle a su tío que la niña tenia poderes regenerativos producto de haberse infectado con un peligrosísimo virus? 

—Sherry...estaba asustada...y yo...les fallé. De milagro los tres no morimos . Además, papá pidió que fuéramos discretos ...

El tío levantó una mano.

—Tranquilo, sobrino. Lo hecho, hecho esta.

Leon sintió que un gran peso se le salía de encima. Pero inmediatamente sintió que algo estaba fuera de lugar. Antes de poder preguntarle algo el tío Edward siguió:

—No hiciste lo mejor, pero te pusiste a salvo a ti y a los que estaban a tu cargo y en mi libro eso significa mucho.

—Espera...tío, ¿Qué haces aquí? ¿Cómo que enviaste agentes? Yo...no entiendo.

Edward apagó su cigarrillo en el plato y miró a su sobrino.

—Hay algunas cosas que tengo que contarte Leon. Y tú me tienes que contar otras. Por ejemplo...esas dos chicas que te acompañan. ¿Quiénes son? ¿Por qué te acompañan?

Leon se removió, el asiento se le hizo repentinamente incomodo. 

—La mayor es Claire Redfield. La encontré en la entrada de Racoon cuando decidi ir a ver que pasaba...

Edward asintió, anotó los nombres en un pequeño cuaderno.

—¿Y la niña?

—Sherry Birkin. Claire la conoció en la ciudad.

Edward asintió y anotó el nombre.

—Bien, ahora lo importante...¿Qué pasó, exactamente, en Raccoon city?

Leon miró a su tío y tomó aire.


Se que este capitulo quedó en comparación mas corto que los anteriores, pero créanme que los siguientes lo compensaran con creces. Cuando uno escribe siente en que momentos debe dividir los capítulos y bueno, este quedo corto. Planeaba ver si lo alargaba o algo pero no encontré muchas formas de hacerlo sin ya directamente incluir cosas del capitulo siguiente. Ademas estuve un poco decaído anímicamente estos días así que no pude trabajar mucho el fic, pero ya me mejoraré.

Como siempre, gracias por el apoyo. No olviden dejar sus votos, sus comentarios o reviews (si es que leen en fanfiction).

Hasta la semana que viene

-Buch Damiko.


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