Capítulo Décimo Primero

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Lance

—No me siento culpable niña tonta. —musité para al fin mirarla— tú no sabes nada —suspiré cansino— ahora bájate del auto.

Helery hizo lo que le pedí y yo inmediatamente arranqué el auto, alejándome lo más pronto posible de su lado. Después de estar lo suficientemente lejos de ella, empecé a golpear el volante con mis puños, incapaz de entender todo lo que me estaba pasando. Helery siempre me había gustado, desde el primer día que la vi me cautivó, era una chica sonriente, fuerte, su rostro expresa un pasado doloroso, pero aún así, ella seguía brillante, lastimosamente siempre tuve que demostrar lo contrario, temeroso de mi futuro y presente.

Odiaba a Mónica con todo mi corazón, pero lastimosamente la empresa de mi padre, que ahora estaba a mi mando y cuidado, estaba en la quiebra, así que no tenía más de otra que casarme con ella y así la familia de ella pagaría todas las deudas de la empresa Worthington. Me odiaba a mi misma por no ser capaz de controlar mis sentimientos hacia Helery, por querer besarla cada que la tenía cerca y quizá, hacerla mía unas cuantas veces al día, pero me había prometido a mi misma no acércame a ella, no quería lastimarla, no podía alejarme de Mónica y Helery no se merecía eso.

—Hola cariño, llegas tarde. —dijo Mónica, la cual estaba sentada en el sofá.

—No pretendas que te importa. —comenté exhausto de la situación.

—Tú no me importas, pero mi reputación sí ¿Qué pasarán los demás al ver que mi prometido anda revolcándose con una sinvergüenza? —preguntó con su ceño fruncido—. Haz lo que se te dé la gana, pero al frente de los demás, debes aparentar ser un buen marido.

Yo me quedé en silencio escuchando nuevamente sus sermones, era lo mismo de siempre, llegaba a casa y me gritaba a la cara que no era un buen marido, pero realmente no me importaba, si no fuera por las malditas deudas de mi padre, Mónica no estaría jamás en mis planes de vida. Ella era una mujer arrogante que solo le importaba el dinero y la buena vida, además, era incapaz de mantener una relación seria y quería acostarse con todo aquel que se le cruza al frente.

—Lance. —llamó.

—¿Qué quieres? —respondí mirándola.

—Una amiga se va a quedar con nosotros un tiempo, espero no te moleste. —anunció asiendo pasar a su amiga.

—Es un gusto conocerte Lance —dijo la chica mirándome de arriba a abajo—. Me llamo Sammer Maddox.

Me quedé en silencio por un momento, mientras mi ceño se fruncía al escuchar su apellido ¿Acaso era familiar de Helery? Quizá solo era un coincidencia. Decidí dejar de pensar en eso, así que solamente la dejé con su mano estirada esperando que la besara y subí a mi habitación, que lastimosamente compartía con Mónica. Un fuerte ruido me saco de mis sueños, miré a mi alrededor y no había nada, Mónica yacía completamente dormida al lado mío, así que decidí bajar a investigar, pero nuevamente no había nada, me tranquilice creyendo que solo era mi imaginación y me serví un poco de jugo de naranja, pero una extraña figura hizo que el vaso se cayera al suelo y se quebrara en mil pedazos.

—Lo lamento. —susurró Sammer— no era mi intención asustarte.

—¿Qué haces aquí tan tarde? —pregunté mirando el reloj de la pared, 2:30 de la madrugada.

—No podía dormir ¿Y tú? —confesó acercándose a mí.

—Solo vine a tomar algo. —respondí para luego subir nuevamente a la habitación.

Estaba quedándome dormido, cuando escuché nuevamente aquel ruido, pero está vez lo escuché en el balcón, abrí las puertas del balcón asegurándome de no despertar a Mónica, salí de allí y miré a mi alrededor, pero solo había un gato blanco recostado en el barandal. Me acerqué a él esperando que me mirara, pero aquel gato tenía su mirada fija en la Luna, la cual resplandecía por lo cerca que estaba, miré nuevamente a Mónica, pero seguía dormida, miré nuevamente a la dirección del gato, pero ya no estaba.

Di media vuelta para entrar a la habitación, pero un chico interrumpió mi paso. Su cabello era blanco como la nieve, sus ojos eran completamente azules, como dos zafiros brillantes que me miraban fijamente, su piel era suave y pálida, su cabello estaba un poco desordenado y tapaba un poco uno de sus ojos, sus manos estaban cruzadas al igual que sus piernas y no parecía quererse ir.

—¿Quién eres? —pregunté, pero él solo seguía mirándome—. Si no te vas, llamaré a la policía.

—Hazlo. —respondió.

—¿Quién eres? —pregunté nuevamente.

—Me llamo Lecuim, tú eres Lance ¿Verdad? —dijo sin expresión alguna.

—¿Cómo sabes mi nombre? —cuestioné tomando el borde de su camisa— ¡Contesta!

—Yo lo sé todo, pero a la vez, no se nada. —susurró.

Quité mis manos de su camisa y saqué mi celular para llamar a la policía, había un extraño en mi casa y solo significaba peligro, además sus expresiones eran muy extrañas y empezaba a asustarme, así que inmediatamente marqué al 911 y una señora me contestó, le iba a contar lo sucedido, pero las palabras de aquel extraño me confundieron.

—¿Eres valiente? —preguntó.

—¿De qué hablas? —pregunté igual.

—Dime ¿Eres valiente? —repitió, pero yo solo me quedé en silencio— ¿Eres lo suficientemente valiente para cuidar a Helery?

—¿La conoces? —interrogué.

—Helery es mi pequeña y no cualquiera es merecedor de ella. —dijo seriamente— si no eres lo suficientemente valiente para hacerla feliz, entonces ¡Aléjate de ella!

Después de decir eso, el chico me lanzó por el balcón, haciéndome despertar de inmediato, todo había sido un sueño, un sueño bastante real.

Gracias por leer mis amores 💜💜

Lecuim les manda un beso 💗

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