Capítulo Quinto.

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Helery

Después de analizar un poco mi vida, llegué a una conclusión; Carolyn y Kurt ahora eran mis amigos más cercanos. Carolyn se había convertido en una gran amiga y hermana, amiga que Ariel nunca fue y hermana que sammer no pudo ser. Kurt resultó ser un gran chico, aquel que se preocupa hasta por lo más mínimo, haciendote sentir querida y protegida, todo un galán y amigo. Los tres solíamos permanecer juntos, tanto en la oficina como fuera de ella, gracias a ellos no permanecía sola en mi casa, sofocandome con esas cuatro paredes que eran un tormento, ellos habían llegado para hacer de vida mucho mejor o al menos eso pensaba yo.

Estaba terminando algunos pendientes mientras charlaba con Carolyn, quién se encontraba sentada en mi escritorio comiendo una manzana verde, haciendo que su falda dejará ver un poco sus músculos, atrayendo algunas miradas pervertidas de algunos trabajadores, pero ella estaba demasiado metida en la conversación que sostenía conmigo.

—¿Crees que le guste a Kurt? —preguntó Carolyn masajeando su barbilla.

—Solo lo sabrás si le preguntas. —respondí sin quitar mi mirada del computador.

—Es verdad. —suspiró para luego mirarme— ¿Aún te falta mucho?

—No, ya terminé. —dije con una sonrisa mientras cerraba el computador.

—¡Excelente! —exclamó emocionada, bajándose de la mesa—. Vamos por un café, tengo hambre.

—Vale, vale. —respondí sonriéndole.

Ambas nos dirigimos a la cafetería, donde compramos capuchinos y algunos panes para acompañar, ambas estábamos hambrientas después de un largo medio día de trabajo. Carolyn seguía hablando sobre su propuesta para hacer que Kurt confesara sus sentimientos, pues según Carolyn, el chico estaba loca por ella, aunque realmente nunca lo había visto interesado en ella, pero no quería meterme en ese problema, eran cosas de ellos, no mías.

Estaba tan distraída escuchando la conversación de Carolyn sobre Kurt, que no había visto el chico que caminaba justo en mi mis dirección, terminando así con mi capuchino en su blanca camisa y algunas migajas de pan sobre su pantalón. Mi mala suerte seguía rondándome.

—¡¿Estás ciega o te haces la tonta?! —gritó el chico con su rostro hecho una piedra.

—L-lo lamento, fue mi culpa. —me disculpé tratando de limpiar su camisa con mi mano.

—Oh, claro que es tu culpa, niña tonta. —rebuznó— ¡No me toques! —gritó nuevamente quitando mi mano de su camisa.

—Hey —dijo una voz tras nosotros—, no tienes ningún derecho a tratarla así.

—¿Acaso un mensajero me dará clases de ética y moral? —cuestionó con una sonrisa fingida.

—¿Y tú quién eres? Probablemente un simple empleado. —se defendió Kurt mirando al chico de arriba a abajo.

—No me quedaré discutiendo con gente tonta. —reprochó— le he dicho a mi padre que no contrate personas de tan mal gusto.

El chico siguió por su camino mientras decía algo que no alcanzaba a escuchar, su rostro enrojecido aún seguía presente, mientras yo agradecía mentalmente por el hecho de que Kurt hubiera parecido, no podía negar que me sentía bien por lo que Kurt había hecho, ese chico se lo merecía, todos solemos cometer errores, es de humanos equivocarnos.

—Gracias Kurt, eres el mejor. —agradecí con una gran sonrisa, sonrisa que él devuelve con una igual.

—Por ti haría lo que fuera Helery. —musitó mirándome fijamente.

Sonrío nuevamente y luego miró a Carolyn, quien nos observaba con su rostro ligeramente fruncido y sus manos hechas puños, estaba enojada, podía notarlo en sus ojos inyectados de odio mientras me miraba de reojo ¿Qué le ocurría? ¿Acaso creía que Kurt gustaba de mí? Era algo tonto, él me había defendido como cualquier otro amigo.

—¿Estás bien? —pregunté con preocupación.

—Tengo cosas que hacer. —susurró para luego irse.

Carolyn empezó a caminar rápidamente hacia la dirección opuesta a la que íbamos, sus movimientos eran firmes y tensos, como si algo la hubiera hecho enfurecer de manera alocada.

—No te preocupes hermosa, Carolyn es algo rara. —comentó Kurt pasando su brazo por mis hombros.

—Supongo. —murmuré desganada.

Desde aquel accidente no había vuelto a ver a Carolyn, había llegado a la empresa y se había metido a la oficina de Mónica, su jefa, y no había vuelto a salir incluso después de algunas horas. No podía evitar sentir una pequeña molestia en mi pecho, no quería perder la amistad de Carolyn solo por un mal entendido, debía hablar con ella lo antes posible. A mí no me gustaba Kurt, realmente creía que él era de esos chicos que lo verías primero como un hermano, que como algo más.

Decidí dejar de pensar en eso y concentrarme en mi trabajo, debía arreglar algunas citas del señor Worthington antes de que acabara la jornada de trabajo. Mientras miraba mi computador, mi jefe se paró al frente de todos los empleados junto a aquel chico con el que había chocado algunas horas tras. Lo miré de mala manera y el rápidamente me devolvió la mirada, aún podía sentir su odio en ella ¿Cuál era su problema? Él tiene más camisas, yo solo tenía ese café. 

Maldito idiota. Dejé de hacer mis deberes y me concentré en las palabras del señor Worthington, quién al parecer iba a decir algo importante y no me gustaba mucho que aquel imbécil estuviera con él, tenía un mal presentimiento.

—Como ustedes sabrán, ya me encuentro muy viejo y los trabajos de la empresa se han vuelto pesados para mi salud —informó tomando un poco de agua para luego continuar—, es por eso que he decidido renunciar y dejar a mi hijo a cargo, el podrá disponer de la empresa a su antojo, podrá despedir y contratar empleados, así que a partir de mañana, mi hijo Lance Worthington será su nuevo jefe.

Mi mandíbula rápidamente cayó al suelo ante aquellas palabras catastróficas, mientras que Lance me miraba con una sonrisa victoriosa, como si hubiese ganado la guerra, pero estaba batalla apenas empezaba.  No podía creer que ese idiota iba a ser mi nuevo jefe ¡Dios! ¿Por qué me castigas de esa manera? Claramente ese loco iba a despedirme.


Gracias por leer mis amores 😍



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