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A pasado más de una semana, el aroma que desprende el jersey es mucho menor, pero sigue impregnado en todas las esquinas de casa, al final todos nos hemos acostumbrado al olor tan curioso que desprende.

Ansel me acompaña a través del bosque, su forma animal es bastante más grande, aunque su pelaje sigue exactamente igual, de un gris cobrizo que se confunde.

El paisaje de color blanco frente a nosotros se vuelve cálido cuando llegamos a la cueva en la que vivió Aysel, en la que pasamos su celo, mis ojos se cristalizan, Ansel parece haberse quedado sin lágrimas, le veo caminar con lentitud hacia dentro, le sigo.

La cueva está fría, pero se siente como un hogar, no hay ningún rastro de olor, absolutamente nada, me fijo en Ansel, que camina por todo el espacio, olfatea en algunas zonas y se queda observando otras. Y sonrió con nostalgia como la historia ha cambiado, cuando al principio solo era Ansel y Aysel y ahora solo somos el y yo.

Escucho pasos a nuestra espalda, pero el único aroma que distingo es el de un ciervo, debe estar perdido.

—JungKook-Hyung...—  miro al omega, que se encoje a mi espalda, doy un paso hacia él, incapaz de hablar, tengo un nudo en la garganta que no me lo permite, son tantos los recuerdos y sensaciones que se me hace imposible deshacer este horroroso nudo.—De-detrás.— me giro con rapidez, hay un cazador, un humano.

Mi instinto me obliga a ponerme frente al omega, que se encoje aún más detrás de mí, no entiendo cómo no he detectado su aroma, le miro, los segundos parecen eternos, él me evalúa igual que yo lo hago con él, está manchado de sangre, inhalo y me llega el aroma a ciervo que he detectado hace unos minutos, nos a tendido una puta trampa.

Le gruño cuando le veo cargar la escopeta, me da igual morir, ahora mismo es lo único que deseo, pero Ansel está detrás de mí y debo llevarle de vuelta a la aldea como sea. Veo al hombre sonreír con burla, me apunta a la cabeza, soy consciente de lo cerca que está su dedo del gatillo y me estoy bloqueando, no tengo ninguna posibilidad, por mucho que yo saltase sobre él probablemente me mataría al primer disparo y si lo hace, el omega morirá conmigo y eso no puedo permitirlo.

—JungKook.— Ansel me llama, pero no giro a verle, no sé que narices está pasando, pero el cazador aún no ha disparado, su vista viaja hasta el techo de la cueva, sobre la pequeña montaña que crea este montículo. —Aroma.— tal vez Ansel se haya quedado bloqueado como yo.

Inhalo y me doy cuenta, sangre y muerte, es lo que llega a mis fosas nasales, es lo que llega a mi hocico, pero también un olor a oscuridad, a soledad, ese olor a polvo, esos olores cuando entrar en una habitación abandonada, más si tiene muchos años. Quiero moverme con alegría, pero me cabreo, ese cabrón, el que dejó el jersey en la aldea, está sobre la cueva de Aysel.

Estoy a punto de rugir cuando se escucha un aullido mucho más fuerte de lo que soy capaz de aceptar, suena lejano, pero aún así llega con tanta fuerza que la cueva tiembla,  me tumbo en el suelo y sujeto a Ansel, le tapo las orejas con mis patas, no quiero que le cause ninguna herida, cierro mis ojos con fuerza, no puedo cubrir mis oídos, me duelen demasiado, el eco viaja a través de los árboles hasta que el sonido se extiende y por fin desaparece.

El sonido acaba y respiro con dificultad, abro mis ojos, poco a poco y miro en dirección a la entrada de la cueva, le veo ahí, un lobo grande, con un pelaje tan blanco como la nieve, escucho los gritos de dolor del Alfa y veo caer algunas gotas de sangre que tiñen la nieve de la entrada de la cueva, el humano logró dejarle una laceración cuando accionó el arma mientras caía muerto en ala nieve, el olor de sus sangre es repugnante.

Pero mi atención no está en ese cadáver. 

No puedo apartar la mirada de ese lobo, algo en él me atrae, me pide a gritos que me acerque y compruebe con mis propios ojos que tal vez no debo morir, pero cuando el lobo se separa del cuerpo y mira en nuestra dirección sólo puedo ver sus ojos, no son grises, o al menos no los dos.

Me atraganto con mi saliva, uno de sus ojos de color gris, mientras el otro, blanco, un blanco tan lechoso, tan brillante que parece leche y la plata brilla en el de manera intermitente ya que el color gris de su ojo lechoso es casi imperceptible, pero bajo la luz del sol brilla tanto que parece que su olor iluminará y si miras directo a él te ciega por momentos hasta que apartas la mirada, me levanto con rapidez, necesito acercarme, con urgencia, pero...

No dice nada cuando doy un paso en su dirección, niega con la cabeza y da dos pasos hacia atrás, es grande y pesado, sus patas se marcan con profundidad en la nieve, pero de repente parece asustarse, intento acercarme aun más, acelero mis pasos cunado sigo hacía él y de golpe, ya no está y cuando parpadeo de nuevo los árboles se han movido.

Han cerrado el camino por el que se ha ido y cuando me dejo caer sobre la nieve teñida una rama se posa con cuidado frente a mí, me deja ver una hoja, está naranja por el frío y me extraña que no se haya caído ya, pero lo que me sorprende es el mensaje que encuentro.

"Aún no." 

¿Qué, cómo que aún no?      

—JungKook-Hyung... — Ansel me saca de mi trance, con cuidado cojo la hoja entre mis fauces, que se desprende sin dificultad alguna de la rama, me giro al omega, que tiembla y realmente no sé si es por el frío o por lo que acaba de pasar. Me señala un camino que está obstaculizado por los árboles frente a nosotros y puedo ver dos marcas diferentes, para cuando quiero ir a ver más de cerca, el omega me llama. —¿Podemos volver a casa? — asiento, yo también necesito volver.

(...)

Namjoon me mira incrédulo, igual que todos, no me creen, ni una sola palabra, incluso me han regañado por gastarles una mala broma con un tema tan delicado a pesar de los cuatro años.

—No me lo estoy inventando Namjoon. — gruño desesperado, me paso las manos por el pelo, no puedo soportar que me miren como si estuviese loco. —Es ella, era ella, por eso tengo el jersey, lo trajo ella, igual que dejó la primera nota y ahora esta.— cierro los ojos, siento que las lágrimas no van a tardar en escapar y no hay nada que me haga sentir peor.

—Entiende que es difícil de creer, Kook.— TaeHyung posa su mano sobre mi hombro, sé que intenta ser amable, pero sólo me está ahogando más en mi propia desesperación.

—Si no me creen, que Jimin mire en mis recuerdos. Ansel también estuvo conmigo, también la vio. — gimo, no puedo aguantar más la sensación de rechazo de mis Hyungs. 

—No puedo Kook, la última vez que lo intenté... — le miro, con las lágrimas ya corriendo por mis mejillas.

—Jimin, joder, la última vez que lo hiciste fue a ella, no pasó nada. — no le grito, pero tampoco soy capaz de hablar con un tono de voz más calmado. —Por favor, eres el único que puede confirmar que no estoy mintiendo... — suplico, pero él vuelve a negar.

—Kook, mejor ve a descansar, Ansel debe estar asustado.— niego con la cabeza.

—Está con JongHyun y su nuevo amigo, Taemin, ellos le están cuidando mientras yo intento que ustedes me crean sin ningún resultado.— exploto en un vómito verbal que me deja sin oxígeno.

—De acuerdo, lo haré.— Jimin se acerca a mí, no tengo ni idea de por qué a cambiado su opinión en tan poco tiempo, pero no pienso pararle y pedirle que se lo piense bien, si con esto consigo que me crean, entonces no me preocupa nada más.

(...)

Abro mis ojos, estoy en mi habitación, intento levantarme pero una fuerte punzada en mi cabeza me impide hacerlo, ¿Qué ha pasado?, no recuerdo nada, sólo que ayer volví a la aldea, me siento con cuidado y miro hacia la ventana, me sorprende ver una gruesa capa de nieve caer al suelo.

¿Porqué está nevando?   

Me levanto demasiado rápido de la cama, me mareo un momento, pero no tardo en recomponerme y bajar al salón corriendo, no entiendo absolutamente nada.

—Chicos, ¿Pueden explicarme porqué está nevando? Aún no es tiempo, falta al menos un mes y medio o dos. — veo a los chicos mirarse los unos a los otros, parecen preocupados por algo.

—JungKook... cuando llegaste del bosque... te desmayaste, no sabemos por qué y además ya están nevando en ese tiempo. — Namjoon-Hyung se acerca a mí, seguido de Jin-hyung, quien me abraza con bastante fuerza, por un momento me quedo sin aire.

—Estábamos muy preocupados por tí, ¿Se puede saber qué comiste en el bosque?— le siento titubear al hablar, me separo del abrazo y le miro un poco desconfiado y preocupado.

Los miro con incredulidad ¿Ya está nevando?

—¿Me estan ocultando algo?— mi pregunta parece molestar a Yoongi-Hyung, que tira su libro contra la mesa de café y sale de casa bufando.— ¿Que-?... — J-Hope-Hyung me calla con un gran abrazo.

Hay algo que no termina de encajarme.

Recuerdo a ver ido al bosque, como siempre, tomarme algunos días solo para mi lobo y para mí, tomar aire libre, correr, liberarme y no estaba nevando, aún no era tiempo de que la temporada de invierno llegará.

¿Cómo es posible que haya estado dormido durante más de un mes?   
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Espero les haya gustado, si hay algún error ortografíco o de contexto no duden en comentármelo.

Capítulo corto, pero significativo y con mucho entre los párrafos.

¿Cuantos apuestan por el lobo blanco siendo Aysel? 🤭

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