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YOONSEOK (LOBO DE LA IZQUIERDA)
LIA (LOBO DE LA DERECHA)
EN LA IMÁGEN DE ARRIBA

...

La alarma de mi móvil me despierta, la apago y me siento en la cama donde miró la vista que me brinda la ventana hacia el bosque soltando un suspiro y estirando mis brazos.

Me levanto y abro mi armario, saco unos pantalones de lana color negro, cómodos para algún tipo de ejercicio físico si me lo llegan a poner, saco de igual manera una camiseta de mismo color, me visto y bajo a la cocina, me preparo un café, completamente amargo que seguramente consiga despertarme por completo, me cojo una Dona glaseada y me siento en la barra americana.

Doy un sorbo a mi café y miro la hora en mi móvil, aún me queda casi una hora para ir a la estación así que desayuno sin prisa, en realidad con algo de pereza, a pesar de que no me acosté tan tarde, tenía algo de sueño.

Termino de desayunar y dejo la taza en el lavavajillas, me alejo de la cocina y entro al baño, me lavo los dientes y me peino, decido hacerme una coleta porque lo veo más cómodo si voy a hacer deporte, hecho algo de persume en mi cuello y muñecas e intento disimular mi falta de aroma.

Ahora huelo a coco y me resulta extremadamente extraño, pero para nada desagradable.

Miro la hora nuevamente, debo salir ahora mismo si quiero llegar puntual.

Me acerco a la puerta y me pongo unas zapatillas de deporte, cojo las llaves, mi móvil y la bolsa de tela con la que llegué a la aldea.

<<Debo comprar una mochila>>

Pienso mientras salgo y cierro la puerta con llave, comienzo a caminar en dirección a la estación y veo a poca gente transitando las calles, me pregunto si ya estarán trabajando, estudiando o simplemente estarán durmiendo, por ser todavía algo temprano.

Pasados veinte minutos estoy frente a la puerta de mi futuro trabajo, reviso la hora en mi móvil.

8:29

He llegado un minuto antes de la hora y me río para mis adentros porque es la primera vez desde que llegué a esta aldea soy puntual.

Empujo la puerta y me encuentro con bastante movimiento, hay policías corriendo de un lado al otro con cajas, papeles y teléfonos.

Me quedo mirando el ajetreo que hay dentro, esperando a que alguien pueda guiarme un poco.

—¿Aysel? — a mi lado me sorprende una voz, giro mi cabeza y me encuentro al mismo hombre con el que luché ayer.

—Sí.

—Ayer no me presenté como es debido. — parece ser una disculpa y yo hago una mueca porque a mí también se me había olvidado. —Me llamo Dong Young-Bae, pero todos me llaman Taeyang.

Asiento e intento no apartar la mirada cuando sonríe, al perecer tengo que acostumbrarme a las sonrisas porque en esta aldea todo el mundo se la pasa sonriendo.

Cuando estaba comprando las cosas para la casa con Jin y Namjoon, pensé que me empezaba acostumbrar a las sonrisas, pero no fue así, debió ser porque pensaba en la comida que estaba comiendo en ese momento o la emoción de mi nueva casa, la cosa es que aquel día no le tome tanta importancia, pero ahora me sigue siendo igual de difícil que las primeras horas que estuve en la aldea.

—Ven, te llevaré a la sala de entrenamiento y ya de paso te presento a unos amigos.

Le seguí a través de algunos pasillos, mucho más amplios y luminosos que los de ayer, acabamos por llegar a lo que parece ser un gran gimnasio dentro de las instalaciones.

—Él es Kwon Ji-Yong, pero llámale G-Dragon. —un potente olor a cigarrillo atraviesa mi nariz y veo un chico, un poco delgado, con el pelo teñido de un rubio muy llamativo, también se podía ver cómo algún garabato salía de su cuello y sus muñecas, quizás hasta el pecho también tenía, el chico tenía tatuajes, algunos me daban curiosidad por saber sus significados.

—Encantado Aysel. — me sonríe y me tenso un poco, asiento con la cabeza y le muestro una pequeña sonrisa.

—Él es Kang Dae-Sung, pero puedes llamarle solo Daesung. — éste chico tiene el pelo azul oscuro y si no le diese la luz creo que se vería negro, me sonríe y puedo ver como tiene algunos dientes chuecos, pero su sonrisa sigue siendo igual de bonita. El nombrado me saluda igual que lo ha hecho Ji-Yong antes. Y no puedo evitar preguntarme cómo sería su color de cabello en su forma lobuna, como funciona en este tipo de casos. —Él es Choi Seung-hyun, pero todos le llamamos T.O.P.

Sonrío y le miro, es bastante más alto que yo, su pelo está teñido de un gris algo más oscuro que el de Jimin y me parece curioso que tanta gente se tiña el pelo.

—Es un placer conocerte Aysel. — su voz es extremadamente grave y me sorprende que mantenga sus ojos de color ámbar incluso si no tiene su forma lobuna.

_Y por último él es Lee Seung Hyun, nuestro pequeño Maknae. —Taeyang termina de presentarles.

—Hola, puedes llamarme Seungri si quieres, estoy más acostumbrado a ese nombre. — bromea y consigue sacarme una pequeña sonrisa.

—¿Todos tienen la costumbre de tener un nombre artístico?— pregunto inconsciente, la sonrisa de Seungri me dio un poco de confianza para hablar, ya que no lo he hecho desde que llegué a la estación.

—Bueno.... Es que... es...— Taeyang trata de explicarme, pero su cometido termina en fracaso y todos terminamos por reír excepto uno, quien siento que me ve.

—No importa, para mí está bien, sus nombres son algo largos y difíciles. — digo y ellos asienten.

Noto como G-Dragon tiene su vista fijada en mí, por un momento quiero agachar la cabeza, pero no lo hago, le miro de igual forma y en sus ojos aparece un destello llamativo de color ámbar.

—No tienes clase. — asegura y se acerca a mí, trago grueso y espero a que termine de hablar. —Tampoco olor, aunque tu perfume lo camufla bastante.

Suspiro y me preparo para explicarme.

— No, no tengo clase ni olor y tampoco tengo una respuesta del porqué. — los cinco se miran entre sí y asienten. Siendo mi respuesta suficiente para hacerles saber que no es un tema que me guste compartir a menudo.

—Bueno, empecemos con tu entrenamiento.


(...)

Termino de correr todo lo que me han pedido y esa es la última prueba, llevo casi dos horas haciendo deporte y la fatiga comienza a afectarme bastante, los chicos me miran y parecen sorprendidos.

—Les dije que no necesitaríamos comprobar si podría pasar las pruebas físicas. — aseguró Taeyang pasando un brazo por encima de mi hombro.

—Ya bueno, tampoco creo que debamos comprobar la reacción de Rin si te ve abrazando a alguien que no sea ella. — Taeyang aparta rápidamente su brazo y me hace gracia lo nervioso que se ha puesto.

—Es la primera vez que veo a un alfa hecho y derecho temerle a su pareja destinada. — bromea T.O.P mientras Taeyang le mira alzando una ceja.

—Tú no la has visto cabreada, amigo. — en ese momento todos sueltan a reír y yo me siento bastante desplazada, me acerco a la bolsa, donde he dejado mi móvil y veo que tengo poco más de media hora para ir a la casa del pequeño lobezno junto a sus padres.

—Chicos. — les llamo, pero no me hacen caso. —¡Chicos!... — vuelvo a intentarlo con un poco más de fuerza, pero los cinco parecen estar perdidos en su mundo, suspiro y espero que esto salga bien. — ¡CHICOS! —incluso yo abro los ojos ante la sorpresa, los chicos han fijado su vista en mí y ahora me siento incómoda, acabo de descubrir y demostrar que a pesar de no tener una clase establecida tengo voz de alfa.

—Tú acabas de... — Daesung parece ser el más afectado por la sorpresa y yo asiento, más para mí misma que para la semi-pregunta que me ha hecho, carraspeo y vuelvo a hablar.

—En serio no quiero meter prisa y menos en mi primer día, pero tengo bastante... pues... prisa... — G-Dragon asiente, parece estar menos desconcertado que hace unos segundos.

—Vamos, te daré los apuntes y te explico donde, cuando y a qué hora debes ir a hacer el examen. — asiento y tras coger mis cosas, le sigo de nuevo hacia dentro.

Caminamos hasta una habitación bien iluminada, en el centro de la sala hay una mesa de madera de color blanco con una silla y varios papeles sobre ésta.

G-Dragon se acerca hasta la mesa y revuelve algunos papeles hasta que da con los que busca, se gira hacia mí y puedo ver con claridad como esas "pocas" leyes son un taco de folios enorme.

—Parecen muchas, lo sé. — G-Dragon posa el taco de folios en mis manos y pesa bastante. —La mayoría de las leyes son de sentido común así que no te será difícil aprendértelas.

—Eso espero...— suspiro y reviso por encima alguna de las leyes escritas.

¿Qué tantas leyes puede tener una aldea?

La mía apenas tenía una hoja escrita por delante y por detrás, aunque viéndolo por otra parte, en estos años todo a cambiado.

—No te preocupes Aysel, seguro que te saldrá bien. — me sonríe y le mantengo la mirada, algo sería y quizás brusca, pero no apartó la mirada. — Tendrás que venir el penúltimo viernes de este mes y te daremos las notas el último viernes del mes, te haremos el examen en esta sala, colocaremos una mesa y una silla para ti; tendrás que estar aquí a las diez en punto, pero si vienes antes mejor, el examen tiende a ser bastante largo y a más tiempo tengas mejor. — asiento y le agradezco con una pequeña reverencia. —Ya puedes irte Aysel, suerte.

(...)

Mis patas arden cuando llego a la casa del lobezno, dejo salir mi lengua e intento recuperar el aire que he perdido después de la carrera que acabo de darme, dejo escapar un gemido de cansancio.

Estoy bastante cansada después de tanto deporte y aunque tengo un buen fondo, he gastado demasiada energía por el momento.

—Noona, ¿estás bien? — la voz de Ansel me obliga a levantar la cabeza, está frente a mí, está completamente estático y parece algo preocupado.

—Sí, no te preocupes pequeño. — me siento sobre mis patas traseras y observo que la bolsa aún permanezca a mi lado, cuando confirmo que así es asiento para mí misma. —¿Tus padres ya están en casa?— el asiente y mueve su cola emocionado, respiro profundamente y veo que detrás de él se acerca su madre.

—Ven Aysel, entra. — poco después de haber dicho aquello veo en la puerta a su esposo, lo saludo con un pequeño asentimiento que el ágilmente y con rapidez me devuelve con un abrazo cálido y reconfortante cuando llega junto a mí, ni me ha dado tiempo de cambiar de forma.

—Aysel ¿Qué tal vas con tu plan? — me mira con una enorme sonrisa mientras acaricia mi hocico, con cariño y esa sonrisa sigue siendo la misma, no h cambiado y la veo más fuerte y alegre, más amplia y el brillo en sus ojos me transmite cada sentimiento y esta vez no aparta la mirada, su sonrisa me reconforta y aparta parte de la melancolía, así como parte de la culpa.

—Voy bien YoonSeok solo tengo que aprobar un pequeño examen y ya tendré el plan casi completo. — noto como la hermosa sonrisa de mi hermano mayor frente a mí se ensancha y me vuelve a abrazar.

—Más te vale, no vuelvas a irte por tanto tiempo pequeña mocosa. — parece que me está regañando y por un momento me asusto porque no sé qué he hecho mal, pero segundos después veo que es por el tiempo en el que me fui, algo húmedo empieza a mojar mi pelaje y se que mi hermano está llorando.

Y no quería que sucediera eso, ahora yo también voy a llorar.

—No tienes de que preocuparte. —le sonrío y tomo mi forma humana para poder abrazarlo como es debido. Devolviéndole el abrazo con la misma euforia y fuerza a pesar de tener la energía casi por los suelos, pero los momentos emotivos por el encuentro, le damos pausa al escuchar la voz de Lia.

—Bien, es hora de entrar. — Lia nos llama haciendo que nuestro abrazo se rompa.

—Ven aquí pequeña mocosa.—  le llamo siendo ahora yo quien diga aquellos "apodos" y abro mis brazos, sabiendo bien que ella también quería ser incluida.

—Es que me van hacer llorar.— pone como excusa en un tono infantil, sonrió y alzó una ceja, segundos pasan y  sin poder resistirse corre hacia mí y me abraza, extrañe ese comportamiento infantil de mi cuñada.

Y si ella trataba de evitar llorar pues los tres hemos perdido en el cometido.

Siento como alguien abraza mi pierna, Ansel se ha colgado porque también ha querido un abrazo, sonrió y poco segundos después unos brazos grandes y fuertes nos envuelven a los tres, YoonSeok se esconde en mi cuello, una constumbre que nunca se le ha quitado, Lia también lo hace desde el otro lado de mi cuello y ambos empiezan a llorar mojando mi camisa y mi piel, sin poder contenerme más rompo en llanto junto con ellos.

Para otros un momento cursi y quizás estúpido, para nosotros no, cinco años, cinco años habían pasado sin vernos, en los que me perdí hasta el nacimiento de mi pequeño sobrino, quién me llama Noona como si fuera su hermana mayor, pero eso poco me importa.


(...)

Hora de la cena.

Había pasado todo el día acá, así que ayudo de terminar de colocar los platos y los cuatros nos sentamos, a mi derecha está Ansel, quien no a querido despegarse de mi lado al igual que YoonSeok, Lía se sienta al lado de su esposo y sonrió al verlo pegado a mi brazo como un bebé.

—Si algunos de tus amigos te vieran así no lo creerían, ni a mí me tratas así. — en sus últimas palabras se que es broma, YoonSeok es tan meloso como si de los dos, él fuera el gamma.

—Es muy diferente, es mi hermana y tengo cinco años sin verla y sabes que te amo, puedo darle de mi amor a ambas. — se defiende con un puchero mientras Ansel escucha las músicas en mi celular, es algo gracioso, ya que con su narizita es que presiona el táctil del celular ya que aun no ha tenido su transformación y sus patas son muy grandes para la pantalla, mientras eso, ayudo a Lia servir la comida.

Ansel tenía un pequeño banquito en el cual se podía sentar perfectamente, un plato grande en el cual él podía coger la comida con su hocico sin hacer algún reguero, aunque era delicado y tranquilo en comer, así todos estamos en la mesa y nadie quedaba por fuera.

—Noona, Noona ¿Sabías que mi nombre es gracias al tuyo? — Ansel me pregunta con emoción cuando todos nos encontramos comiendo.

—¿Si?— pregunto algo sorprendida y él asiente, miró a YoonSeok y Lia quienes tienen sus cabezas gachas. Si bien mi Sub-consientes le había encontrado cierta similitud, nunca me hubiera imaginado que le hacía honor al mío.

—Si, pensamos lo peor, prometiste meses y no volviste en años, cuando él nació, pensamos ponerle Aysel, como tú, pero como no sabíamos que sexo era nos sorprendió, pero aún así solo cambiamos una letra y ahora sus nombres son parecidos, él suyo es en tú honor. — YoonSeok me explica cuando siente mi mirada en él y Lia asiente, sonrió algo melancólica, ellos pensaban que había muerto, pensaron que estaba muerta.

Si eso pensaron eso y los dejo devastados, no me imagino a mis padres.



(...)

La cena terminó y luego de ayudar a Lia a limpiar todo junto a YoonSeok, Ansel y yo acabamos sentados en el patio trasero, era hora de dormir y me ofrecí a dormirlo, sentía como YoonSeok y Lia nos observaban desde la puerta que daba al patio.

Admiro el brillante cielo nocturno, escucho las copas de los árboles moverse y a varios animales corretear por el bosque que está a unos metros, escucho el cantar de los pájaros en los árboles, en sus nidos con sus crías y las risas de varios habitantes de la aldea que aún están despiertos, escucho sollozos y si me concentro lo suficiente, soy capaz de escuchar el llanto de algunos lobeznos recién nacidos, ya que estamos cerca del hospital y del orfanato que Jimin y Taehyung me han comentado.

Huelo la libertad del bosque, sus árboles, flores y animales, el césped en el que estoy sentada, ese aroma dulce que emana del pequeño lobezno que juguetea a unos metros de mí, el de frutos ácidos y agrios de mi hermano y el dulce, pero empalagoso de mi cuñada.

—Noona, ¿en qué piensas tanto? — me pregunta y niego con la cabeza.

—No estoy pensando pequeño, estoy dejando a mi loba escuchar y oler todo lo que ella desea. — abro mis ojos y observo al pequeño lobezno junto a mí, se ha sentado frente a mí y me mira atento, en sus ojitos puedo ver el cansancio, pero él lucha por no quedarse dormido.

—¿Cómo se hace eso Noona?

—Debes cerrar tus ojos. — el pequeño sigue lo que le he dicho y sonrío para mí misma. —Deja que tu oído y olfato lo dominen todo, olvídate de todo y presta atención.

Cierro mis ojos y soy capaz de escuchar la respiración calmada y pausada de Ansel, escucho como a ratos mueve su cola contra el césped y doy por hecho que es en esos momentos en los que consigue liberar a su lobo mediante el olfato y el oído.

—¿Qué escuchas? — pregunto y escucho como su respiración se corta momentáneamente.

—Yo... escucho a varios pájaros cantando, los árboles moviéndose y algunas risas, pero... eso soy capaz de escucharlo incluso sin cerrar mis ojos. — parece algo decepcionado, noto como apoya su cabecita contra mi pata y un suspiro por su parte. — Y tú Noona, ¿Qué escuchas?

—Escucho a los pájaros, los árboles, sus hojas chocar, risas, llantos, algunos pequeños gritos y a varios animales corretear entre los árboles. Huelo la libertad del bosque, sus flores y árboles, la sangre de un pequeño animal herido, el césped en el que estamos sentados y tu olor dulce Ansel y el de tus padres.

—Wow Noona, ¿Cómo consigues escuchar y ser capaz de oler tanto? — abro mis ojos nuevamente y miro hacia él, que está tumbado contra mi pata.

—Mucha práctica, supongo.


(...)

El pequeño se duerme entre mis patas luego de unos largos minutos hablando, lo subo con cuidado sobre mi lomo, YoonSeok viene para ayudarme de igual forma, entro a casa y me indican cual es su habitación, entro y Lía me ayuda acostarlo en su cama sin moverlo mucho para que no despertará, Ansel se queja un poco, pero se queda tranquilo segundos después durmiendo con tranquilidad.

Salgo al living acompañada de YoonSeok y Lia, sentandonos en los muebles, un pequeño silencio se planta en la habitación hasta que decido hablar.

—¿Mamá y papá?— YoonSeok suspira y me mira con tristeza, pero aún así me contestan.

—Esperan por tí. — simplemente me dijo aquello, quería preguntarle a qué se refería, pero por su cara sabía que no debía seguir, Pronto él me diría más.

—¿MinHo?— pregunto una vez más.

—Tiene su propia casa, tiene pareja y él sabe que estás aquí, puede que te busque o te lo encuentres, también puede que te ignore, que se esconda de tí... De todos, él fue el que más te esperaba. — bajo la cabeza ante sus palabras, MinHo era solo un niño y muy pegado conmigo, decía que era su ejemplo a seguir, al hacerle un promesa que no cumplí, debió pegarle mucho más que a cualquier otro miembro de la familia.

YoonSeok me sonríe de lado y está vez puedo responderle de la misma manera sin apartar la mirada o sentirme mal. Porqué me hace saber que fue el tipo de defensa que creó mi hermanito menor contra el dolor, en el que su personalidad ayudo.

—¿Te quedas a dormir? Tanto Ansel como nosotros queremos que al menos duermas está noche con nosotros. — Lia me mira con algo de súplica en sus ojos y no puedo negarme, menos ahora.

—Por supuesto que sí. — asiento con la respuesta y ellos sonríen mientras les veo levantarse y venir a mí y envolverme en un abrazo reconfortante, uno que nuevamente nos hace llorar.
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