∞ Capítulo 20: Decisión

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Cuando llegamos al estacionamiento de los departamentos en donde vivía, Glen no me decía ninguna palabra ni siquiera cuando le mencioné el «tenemos que hablar» el trayecto fue muy silencioso, un ambiente muy pesado y con una enorme tensión.

Aún no podría creer que Glen sea un poco orgulloso—vale, era orgulloso—.

Nos quedamos allí mirando hacia la nada.

Había soltado un enorme suspiro.

—Se que lo que vieron tus ojos hizo creer que tenía algo con Tristán.

Glen me observó detenidamente. Sin decir ninguna palabra, teniendo una mano en el volante.

—No es así —Dije—. Él llegó como si nada al departa...

—Cassy ya no hables. Se que ese sujeto lo hizo porque tenía un plan y era dañarte—Me miró diciendo sus palabras de manera directa—. ¿Sabes lo que a me dolió? Que no tuviste siquiera de responderme.

—¡Lo iba a hacer! —Protesté.

—Pero no lo hiciste, pensé que teníamos algo, me declaré, declaré mis sentimientos por ti y sabes que me gustas Cassy y aun así juegas con los sentimientos de los demás, siempre eres tú ante todo el mundo y no te das cuenta de que dañas a los otros.

Me había asombrado, realmente las palabras de Glen habían calado en lo más profundo en mi interior.

—No negaré que me encantó ser el que se llevó tu primera vez, la manera en que nos conectamos fue única.

—Créeme que a mí también... yo no sé qué decir ante las palabras que mencionaste.

—A los meses que te he conocido Cassy eres una persona maravillosa, grandiosa, y no lo digo porque nos acostamos yo no soy de esos chicos que se jactan con las chicas con quienes se acuestan y denigran a una mujer. No lo soy. Pero es mejor que aclares tu mente.

—Lo sé, siempre tengo una excusa para cualquier cosa. Tienes razón Glen. —Exclamé mi voz se estaba quebrando un poco, aguanté mis ganas para no llorar enfrente de él.

Me observó, intento llevar una mano en mi hombro y la aparte.

—Tal vez tengas razón, tal vez no me he dado cuenta de que soy así. Me concentro tanto en mí que no me doy cuenta de que daño a las personas que importan. El tener intimidad contigo créeme que me encantó, fue único y especial. Lo atesoraré siempre. —Mencioné, cada palabra que decía de mi boca haciendo contacto visual con Glen en cada momento.

Una lágrima había bajado por mi rostro. Rápidamente me limpié.

—Nena, por favor no llores. Sabes que no me gusta que llores...

—Lo siento Glen, creo que debemos tomarnos un tiempo en no vernos. ¿Sí? Necesito mi espacio. Necesito pensar las cosas todo lo que ocurrió en la fiesta me dejo anonadada.

—Cassy espera...

—Glen eres un gran chico, pero creo que... no te merezco. Solo daño. Debes olvidarte de mí... —Dije mientras abría la puerta de su auto.

—Cassy Nena...

—Lo siento Glen, lo siento por hacerte creer que pasaría algo entre nosotros. Daño a la gente, tal vez esa es la razón del porque en la preparatoria con Tristán nunca se formó nada, lo terminé dañando... y no quiero que te pase lo mismo, soy una mala persona Glen.

—Cassy Nena... No te trates así. —Dijo Glen soltando un par de lágrimas, mordiéndose el labio inferior en el proceso.

—Es la verdad Glen. Olvídate de mí. —Indique estando fuera de su auto, lágrimas recorrían mis mejillas. Y cerré la puerta de su carro.

—¡Cassandra! —Escuche mi nombre y mi diminutivo llamándome, no quería dar vuelta mi cabeza y correr a los brazos de Glen.

Me fui corriendo hacia el ascensor con los tacones, se abrieron las puertas y al girarme Glen se encontraba a unos pasos ante mí.

—Cassandra...

—Glen...

El ascensor del estacionamiento se había cerrado ante nuestros ojos. Necesitaba un tiempo para mí y eso significaba. Cero llamadas de mis amigas, amigos y ni de Glen.

Quizás el tiempo me daría la claridad de tomar la decisión correcta.

[...]

Algunas semanas después.

Pasaron las semanas en las cuáles me dedique el tiempo en decirle a mis dos mejores amigas la razón por la cual quería tomarme el tiempo, ellas no me juzgaron, al contrario, me entendieron lo bastante bien, y diciendo qué cualquier cosa que necesitara no dudaría en mandarles un mensaje y ellas vendrían corriendo.

Necesitaba mi espacio. desahogarme tal vez llorando, escuchando música en mis cuatro paredes de mi habitación, pero sabía que aunque quisiera estar para siempre en mi habitación no podía tenía deberes y responsabilidades en la Universidad.

Aun no creía ¿Cómo podía sacar fuerzas?, aún me dolía el hecho de que mis sospechas eran ciertas sobre Tristán, dolía que yo la idiota me había ilusionado con él, y que cada acercamiento solo era para hacer su venganza planeada, ya no sabía si Amber lo sabía y estaba enterada de su querido novio iba a jugar con la ex chica que también le interesaba en el tiempo que estábamos en preparatoria. —Dolía como si te atravesaran cuchillos, y lloraba en silencio cuando no había nadie, lloraba por Glen también, porque me consideraba una mala persona, eran sollozos dolorosos que calaban en lo onda de mi ser; por creer en alguien que jugó conmigo, dando la misma venganza y por dañar a alguien que si me ama—

Pero ya había sucedido, estuve como dos o tres semanas derramando mis lágrimas, tenía que sacar todo lo que llevaba y fue un gran método el poder desahogar todo lo que sentía, de cierto modo también le agradecía a ese sujeto que era un poco raro y sospechoso, ese inversionista el tal Adrien, si no fuera por él nadie se había enterado de aquel malvado plan.

El trayecto a la universidad era muy monótono sobre todo ya se me hacía costumbre el hecho de llevar siempre mis audífonos puestos cada vez que me iba a la cafetería observaba a lo lejos a Derek o a Glen que estaban juntos, yo desviaba la mirada para no poder verlos, incluso opte en llamar a Lisa que tomaría un tiempo en trabajar en el modelaje, ella entendió bastante compresiva y me dijo que las puertas para mi seguirían abiertas.

Al cabo de las semanas con ello pasaron alrededor de un mes, en el cuál necesitaba meditar las cosas, y vaya que a veces uno necesita estar solo para darse cuenta de entenderse a uno mismo y de tomar la decisión correcta.

Un día estaba haciéndome el almuerzo mientras tocaba música una de Ava Max llamada Freaking Me out, luego de almorzar, ordenaría mi habitación, ya que mi madre últimamente salía con su amigo y me alegraba mucho por ella, de que tenga una vida social después de su trabajo.

Me amarré una coleta para ordenar mi habitación y cambiar algunas cosas como dejar mi cama hacia otro lado, agarré un montón de libros que se encontraban en la silla, del escritorio cuando se cayeron algunos, algunos tenían sobres dejándose ver las fotos de la editorial del modelaje.

No recordaba que algunas me las había llevado, es más Lisa nos había obsequiado. Me senté en el suelo y comencé a observar una por una, hasta encontrar la que salía con Tristán y en otra con Glen.

Miré ambas fotografías, di un enorme suspiro.

—¿Qué haré con ustedes chicos? A ambos le he roto el corazón soy de lo peor ¿no creen? —Me dije a mi misma y seguí hablando.

—Por una parte, Tristán me enseñaste lo que es vivir el amor, enamorarse, sentir esas mariposas en el estómago, inmaduro y torpe...ese amor colegial. Por otro lado, Glen, me enseñaste el amor maduro, aquel que a pesar de las apariencias no importa, si no lo importante es que la persona te aceptará tal cual eres, te romperás el corazón a veces, pero sacara lo mejor de ti para ser una mejor persona y Glen lo hizo.

Nos rompimos el corazón ambos. Pero gracias a eso había comprendido que gracias él, el amor no era color de rosas, era cruel, te hacía sufrir y la persona que llegaría a tu vida te haría comprender de los errores que cometes para poder la gran y maravillosa persona que eres en realidad.

En ese momento recordé aquella conversación que me dijo. El que si me recordaba que lo de la pizza no era la primera vez. Con Glen nos habíamos visto en otro lugar.

¡Como lo había olvidado!

Mi teléfono siempre lo ponía en silencio, me habían bombardeado de mensajes por parte de mi madre, de las chicas, Derek y de Glen no tenía ninguno, suspire frustrada, pero me sentía aliviada realmente me sentía necesitada y querida con mis seres queridos y amigos, conteste uno por uno, cuando termine me fui a dar un baño y me puse unos chores con una blusa que hacía ver mis hombros y unos zapatos de estilo griego antiguo que llegaba hasta mis rodillas, miré la hora, eran las 17:30 de la tarde. Me amarré en una coleta, bajé las escaleras y revise el refrigerador para contabilizar que víveres nos faltaban, agarré las llaves del departamento y fui a comprar lo necesario para resguardarlo, en el trascurso me encontré con Derek quien casualmente quería hablar conmigo y salir como los viejos tiempos cuando mis amigas no se encontraban en Sídney.

Derek me acompaño al supermercado, contando las anécdotas que tuvo con la secretaria de la agencia de modelaje aquel día, Grace, había pasado un mes de las cuales el contacto estaba con todos, pero de manera reducida, Derek me había contado que era de esas mujeres que andaba buscando desde hace años y que, aunque no lo parezca su pasatiempo era patinar como el, solo que a ella con sus preciados patines, y me decía que eran como almas gemelas, que él no se percató que tenían tanto en común.

—Sabes que cuando hablo de Grace es como sí, no sé todo gira en torno a ella.

—Oh... el pequeño Derek le atrae Grace, ¡muy bien, así se hace!

— ¿Y tú, qué onda con Tristán? Pensé que tú y el...bueno, veo que las cosas giran en torno a Glen, ¿no?

—No, la verdad es que creí que teníamos química con Tristán, la teníamos, créeme, Derek, no te miento, pero mis sentimientos cambiaron cuando conocí a Glen.

—No sé por qué te creo, y la verdad se veían bastante bien, cuando bailaban esa vez en la fiesta, pero veía que buscabas a Glen siempre. Y eso lo noté —Sonrió Derek, me da gusto que te gusté mi mejor amigo. Ya te comenté, él es un gran chico.

—Sí, es bastante cierto y tenías razón —Mencioné riéndome mientras sacaba algunas verduras, mientras que Derek me ayudaba con el carro mientras conversamos como los viejos tiempos, me gustaba y era agradable.

—Además aún me debes una pequeña conversación de Glen—contesté

—¿Te refieres a como lo conocí? —preguntó Derek

Asentí.

—Bueno, a el lo conocí la primera vez en la universidad, cuando ambos entramos en la administración de empresas, al principio no quería estar aquí en Sídney, se mostraba indiferente y frio, me costó ser su amigo, pero, insistí hasta que estuvimos la suficiente confianza, el me decía que quería regresar a Chile por una chica, pero que hasta ese momento no recordaba y eso le frustraba demasiado, cree que se enamoró perdidamente de ella o algo así...

—Vaya no sabía que había viajado a Chile —comenté sorprendida.

—Así es, pero ya sabes puedo ser muy su amigo, pero a veces es muy misterioso y reservado para sus cosas.

—Comprendo y gracias por la aclaración amigo

Cuando salimos del supermercado nos despedimos cada uno con sus bolsas y cada uno se fue a sus casas. En el trayecto comenzaba a pensar que debía hablar con Tristán necesitaba decirle algo importante.

Saqué mi celular y comencé a teclear.

Yo: «Tristán, ¿tienes tiempo? Necesito hablar contigo» 18:00 pm

Al cabo de unos minutos me responde.

Tristán: «Claro, dime en donde y nos juntamos.» 18:05 pm

Yo: «¿Te parece si nos juntamos en el centro comercial?» 18:06 pm

Mientras caminaba había llegado a mi departamento, dejando las cosas en la alacena y comencé a recordar el momento donde tuve sexo con Glen, podía visualizarme y recordar cada tramo de mi piel ser acariciado por él, me sujetaba con tal seguridad que de tan solo pensarlo me comenzaba a excitar. Pero ya desde hace un mes que no habló con él, quizás ya me había olvidado o estaba con otra chica por despecho... ¡No!, Me negaba a pensar que estaría con otra. —Glen no es como lo demás chicos— algo me decía que era leal.

Luego escuché el tintineo de mi celular.

Tristán: «Bien, Cassandra, ¿te parece como a las 17:00 pm, Después tengo que buscar a mi novia» 18:20 pm

Yo: «Esta bien» 18:20 pm

Había tomado una decisión, ahora sí que mi mente se había aclarado lo que exactamente yo quería, después de un mes para ser exactos, volvería a la editorial de modelaje, volvería a ver a mis amigos.

No hay nada mejor que auto conocerse y que mejor compañía que la soledad misma.

¿Y mi decisión?

Es estar con Glen.




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