∞ Capítulo 5: Solución

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Nos quedamos con aquella duda que nos rondaba por nuestros pensamientos, aunque nos pusimos de acuerdo en encontrar una solución bastante optima, si es que alguna vez nos volveríamos a encontrar con ellos.

Pasaron varias horas.

Horas en que nos contamos de todo lo que nos había sucedido el año pasado, sobre nuestros estudios, vida personal, inclusive amorosa, es gracioso pensar que eres la solterona de tu grupo de amigas, mientras que ellas tienen algo.

Rayos eso sonó horrible, pero es la verdad.

A veces me imaginaba con muchos gatos y cuidar de ellos como si fueran mis hijos.

Me sentía feliz por ellas, porque ambas encontraron ese amor que lo anhelaba también. Pero si esos sujetos le hacían daño se las verían conmigo.

Aunque en el fondo quería conocer a esos dos chicos que tenían alborotadas las hormonas a mis amigas, pero lo peor es que no los conocía no digo que en la preparatoria a los que le gustaban mis amigas si los conocía, porque los veíamos todos los días. Solo quería dejarlas en buenas manos y que si esos chicos valían la pena.

En la amistad, la aprobación de las amigas es importante, sobre todo las intenciones del chico tienen contigo.

Ahora si hablamos de amor, creo que, en primer lugar, para poder estar con alguien, se debe de amar a uno mismo, y una vez que te aceptes tal como eres, podrás amar, porque ya estarás preparado al menos eso es lo que pienso, porque si me preguntarán hace cuatro años atrás pensaba muy diferente a la Cassandra actual de diecinueve años.

Me preguntaba ¿Por qué no ha llegado el chico indicado?, ¿Era mi destino el quedarme sola? Creo que muchas/os nos hemos preguntado aquella pregunta que nos rondaba en la cabeza, pero ¿para mí? ese pensamiento se había esfumado hace tiempo.

—Chicas y Si ¿se quedan a tomar té? —Dijo Hailey.

—¿Podemos pedir una pizza? —Mencionó Sophia a punto de sacar su celular y marcar a una pizzería.

—Suena bien, tengan mi aporte —Mencioné pasando un billete de un dólar—. Aunque... pizza con té no suena muy delicioso que digamos ¿o sí?

—Tengo refrescos en el refrigerador no hay problema —Dijo Hailey con una sonrisa.

Las tres nos habíamos parado de la cama para ir a la cocina y sacar las cosas necesarias, para llevarlas a la sala. La sala era bastante simple como la dueña del departamento lo era, tenía a simple vista: una mesa cuadrada, con sus seis sillas puestas y un sillón de cuerina de color negro que combinaba con la televisión que estaba colocada en otra mesa (un rack). Nos sentamos en la mesa para esperar a que la Pizza llegara contando algunas anécdotas que donde Sophia era la protagonista en ese tiempo en la preparatoria.

La pizza tardó unos minutos, luego se escuchó el timbre, anunciando la llegada de nuestra aclamada pizza napolitana, la que sus ingredientes llevaba queso, jamón, tomate fresco, aceitunas y orégano.

Sin duda era de unas de mis pizzas favoritas ¿a quién no le gusta?

—Yo voy chicas no se levanten —Mencioné yendo hacia la puerta.

Fui hasta ella con el dinero suficiente para cancelar la pizza y de darle propina a la persona que la había traído, al abrirle, me impresionó el chico que estaba delante de mí era atractivo, trigueño, ojos azules, cabello castaño claro casi pareciéndose a la tonalidad rubia junto a unas luces que le hacían juego. Su cabello era bastante alocado, le daba una personalidad bastante rebelde y eso me dejó muy intrigada.

Su cabello lo mantenía hacia el lado derecho, por unos segundos me fijé en su rostro, una nariz respingada y cejas delgadas, parecía de esos modelos sacados en revistas. Y llevaba dos piercings en su labio inferior. Al verme solo mordió su labio inferior, aquello no pude interpretar, pero podía decir que tal vez era de esos chicos mujeriego. Esa fue mi primera impresión. Le pasé todo el dinero y con propina sin dejar de verlo a los ojos, nuestras manos se unieron por unos segundos, fue como si una corriente eléctrica invadiera todo mi cuerpo y sentir ese roce que para mí tardó unos minutos solo pude contener el aliento, es que ¡joder! no se encontraba un chico guapo todos los días.

Sentía dos miradas en mi espalda y solo me dio un pequeño cosquilleo, de seguro eran Sophia y Hailey estaban observando de manera silenciosa, ¿Qué le diría al chico guapo que estaba allí parado frente a mí? ¿un gracias tal vez?

—Gracias... «Rayos» —Pensé.

Observé al chico que solo asentía y dio una ligera sonrisa. Él se quedó un par de segundos más, hasta que sentí unos brazos alrededor mío. Miré de quien se trataba y era Hailey quien había hablado.

—¡Hey chico! ¿quieres el número de mi amiga? con gusto te lo doy —Dijo ella asomándose en la puerta.

—¡Hailey! —Grité teniendo un sonrojo en mis mejillas.

—¿De verdad? —Dijo el chico—. Es demasiado linda, me gustaría conocerla, pero me gustaría que ella me lo de.

Hailey sonrío moviendo sus cejas de arriba abajo, luego sentí su codazo en una de mis costillas, solté una carcajada nerviosa.

—Sí, con gusto te doy mi número —Murmuré un poco avergonzada.

Tardé unos minutos mientras él sacaba su teléfono, le dictaba mi número y viceversa.

—¿Cómo te agendo preciosa?

—Soy Cassandra, pero dime Cassy ¿y tú?

—Me llamo Glen. —Mencionó él dando otra vez una sonrisa un tanto coqueta.

—Un gusto Glen.

—El gusto es mío —Dijo el, para luego despedirse de Hailey y se marchó.

Hailey cerró la puerta mientras que yo me daba vuelta para observar a Sophia que me veía con una cara de «por poco se abalanza hacia ti»

—Chicas, es solo un chico que estaba haciendo su trabajo, aunque Hailey me haya ofrecido como carne fresca y le di mi número de teléfono no va a significar nada...

—Sí, pero estas solterona y debes explorar y salir con alguien, ¿Quién sabe si Glen es el indicado y no Tristán? —Preguntó Sophia con una sonrisa.

—Yo apruebo a Glen —Dijo Hailey riéndose.

—Yo también lo apruebo —Mencionó Sophia con una sonrisa—. Podríamos decir que Hailey es la flecha cupidos aquí y además pareciera que él quería que el trabajo fueras tu... —Dijo mirándome con una cara de perversidad en sus ojos.

—Y no olvidemos, de que te devoraba con la mirada... lo vi con mis propios ojos. Y no miento—Dijo Hailey.

—Ustedes par de traidoras me lanzaron como si nada a los brazos de ese chico desconocido y ¡también guapo!, no puedo perdonarlas... —Mencionaba con una voz dramática tirándome al sillón de Hailey—. Pero olvidémonos de ese asunto ¿sí?

De tan solo recordar aquel suceso comenzaba a ruborizarme.

—Okey —Respondieron ellas con una risotada.

Procedimos al abrir la pizza desprendió un olor bastante apetitoso y que de manera inmediata nos inundó nuestras fosas nasales, haciendo que un poco se nos cayera la baba y a la cuenta de tres comenzamos nuestro gran banquete de bienvenida.

Después de varias horas y de hacer sobre mesa, nos dimos cuenta de que ya era bastante tarde e incluso mi madre comenzó a preocuparse por lo que me había llamado al celular y le contesté, parándome de forma inmediata de la mesa de donde estábamos haciendo sobre mesa, y me fui un pocos lejos para hablar con ella.

—Hija, ¿Cómo estás?

—Bien mamá, ¡No creerás lo que acaba de pasar! las chicas me habían hecho una sorpresa están viviendo aquí en Sídney —Exclamé emocionada mientras le relataba lo sucedido.

—Eso es fantástico mi niña, me imagino como estas con esa sonrisa que no te borra nadie —Dijo entre risas.

Ella me conocía tan bien.

—¿Te paso a buscar? —Preguntó ella desde el teléfono.

—Bueno mamá, te daré la dirección —Contesté.

—No hace falta cariño con el celular te puedo localizar donde estas... bueno nos vemos, cuando este en el edificio te llamo ¿sí?

—Bueno mamá, nos vemos Adiós —Sonreí y corté la llamada.

—¿Quién era? —Preguntó Sophia.

—Mi mamá

—¡Oh! La tía, hace tiempo que no la veo —Sonrío Hailey.

—Dentro de poco me recogerá ya que mañana tenemos Universidad...aunque por lo que veo, ¿ustedes están en otra universidad?, ¿verdad?

Las dos asintieron.

—Creo que Hailey va a la que queda cerca de su hogar y la mía también queda por donde vivo, ¡Quiero vacaciones ya! —Gritó Sophia apoyando sus brazos en la mesa.

—Eso es verdad, pero ahora que retomamos el contacto después de clases podemos visitarnos y salir—comentó Hailey—.bueno... comenzaré a recoger.

—Te ayudamos —Sonrío Sophia.

Fuimos desocupando las cosas sucias para lavarlo en el fregadero. Luego nos sentamos en el sillón dando un suspiro de que debíamos regresar a la vida universitaria hasta que suena mi celular apareciendo las letras que decían «Mamá», le dije el número que tenía que apretar para que subiera en el ascensor, aunque se escuchó un nerviosismo por su parte. Mi madre tenía claustrofobia y además acrofobia, la tranquilice diciéndole que no pensara en cosas negativas que estaría bien, y que estaría parada en el ascensor para cuando se abrieran las puertas y me viera.

—Vamos por tu mami —Dijo Sophia.

Fuimos a la habitación de Hailey para sacar nuestros bolsos y nuestras chaquetas. Luego Hailey cerró su puerta y esperamos a que el ascensor abrirse las puertas y cuando lo hizo apareció mi madre, Kayla, estaba un poco agobiada por el asesor que solo la abrace, ella tiene es de tez morena unos ojos miel y cabello de un castaño claro con algunos visos que la hacían verse muy guapa, de estatura baja. Siempre mantenía su sonrisa además de risueña y sociable con los demás.

De inmediato ella me correspondió el abrazo y luego sentí a las chicas que también me abrazaban, luego escuché que les dijo a Hailey y Sophia que le mandara saludos a su familia, felicitó a ambas por sus estudios y que también nos visitaran en nuestro departamento.

Luego de bonito encuentro, me despedí de mis amigas dándole un gran abrazo para irme con mi mamá, bajar el ascensor e irnos a nuestro departamento que quedaba a una hora de aquí.


Desperté cuando la alarma sonó, por lo que un poco somnolienta, me fui al baño a darme un ducha para poder despertarme, al salir escogí una ropa bastante neutra, jeans rasgados de color azul, una camisa que se viera mi hombro de color calipso con un símbolo de un color rosado, con unas converse azules, bajé las escaleras para encontrarme con una nota de mi madre que decía: «Te deje el desayuno», miré la hora y no estaba atrasada ya que faltaban varios minutos por lo que me senté en la cocina para tomar desayuno tranquila.

Espere unos minutos más, aproveche de dejar todo limpio las cosas que había ensuciado y cuando salí del departamento me aseguré de que todo estuviera cerrado.

Pasaron varias horas de las cuales no veía a ningún conocido en la Universidad para poder conversar, y cuando había terminado las materias que me correspondía el día de hoy, por fin pude dar un enorme suspiro de que todo ya había acabado.

Estudiar Psicología era mi sueño desde que estaba en la preparatoria. Recuerdo que en el área de Humanista habíamos visto un poco de Psicología habían pasado un poco la materia cuando nos quedaba solo año y al verla me termino gustando, me apasionaba, sobre todo cuando la profesora nos daba latín, diría que es una de las cosas que me entretenían de observar el comportamiento humano y que más adelante seria mi profesión.

Antes de salir de la universidad de manera definitiva, había aprovechado los pequeños «Break» que se daban cada diez minutos eran más que suficientes para comenzar a buscar una solución a lo que habíamos hablado ayer con Hayley y Sophia. Llamé a mis amigas para quedarnos después de clases, en una cafetería lo cual estaba de suerte, a veces pienso que la suerte estaba de mi lado, Hayley y Sophia ya no tenían más clases al igual que yo. Tuve que tomar un taxi para poder encontrar la pequeña cafetería que Hayley había mencionado seguido de Sophia que había dicho que servían los mejores cafés del mundo ese lugar era: Starbucks.

Al llegar, mis amigas ya se encontraban esperando, conversando entre sí, las salude y esperamos a que nos tocara nuestro turno en la fila. Pedimos unos cafés con unas galletas cada una, y debo de reconocer que jamás había probado esos cafés, pero por lo que me habían dicho Sophia, Hailey y mis compañeros de Universidad ese lugar era delicioso, todo el mundo me comentaba que servían el mejor café del mundo al igual que sus postres. Y lo mejor de todo era que los empleados de Starbucks te pedían tu nombre, aunque no siempre te escribían tu nombre adecuadamente como se los decías, lo cual era chistoso, quería saber si ese chisme era cierto.

Llego mi turno y la chica amablemente me preguntó mi nombre, por lo que respondí el diminutivo de Cassandra, «Cassy» la chica había escrito «Carrie» pasando el capuchino de Vainilla en mis manos, ahora comprobé que mis compañeros no mentían, ahora comprendí que era cierto lo que decían, me reí bastante por aquello le había tomado una foto y las subí a las redes sociales.

Nos sentamos en los mismos asientos que las habían visto hace unos momentos.

—Y bien ¿Qué ocurre Cassy? —Dijo Sophia preocupada.

—¿Pudiste encontrar una solución? —Mencionó Hailey.

— Si, encontré una solución, se trata de hacer magia blanca chicas.

—¿Brujería? —Preguntó Sophi.

—Uh, ¡Yo quiero hacerlo! —Respondió emocionada Hailey—. ¿Y en qué consiste?

—Bueno se llama «para saber si es la persona correcta».

Y les comencé a explicar de que se trataba.

«Para saber si es la persona correcta»

Toma dos monedas, con cara y sello, empuñadas entre tus manos... sobándotelas hasta calentarlas y traspasar tu energía, pensando en la persona que quieres, lánzalas al aire diciendo «Si este amor es el correcto que así sea, si este amor es un error, que así sea»

Si estas caen juntas del lado de la «cara» es que es el amor correcto, si están una encima de otra, es que se corresponden, si una está en cara y otra en sello, es que el amor tendrá problemas, pero no será imposible, si ambas salen en sello, es que ese amor es un error, si salen en sello y distanciadas, nunca frecuentaras, si salen en sello una encima de la otra ni te le acerques. Solo hay que creer en tu propia energía y listo.

—Eso es básicamente —mencioné con una sonrisa.

—¿Funcionará? —Preguntó Sophia al estar insegura de lo que realmente llevaba la magia blanca.

—Sí, ¡Funcionará Chicas! solo hay que confiar...¡ay que cosas digo!, ya no sé qué decir estoy demasiado confundida —Dijo Hailey un tanto preocupada llevando una mano a su rostro.

—Espero que Funcione... —Murmuré.




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