Siete

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El sol de la mañana iluminaba mi lunes, había empezado mi día con el pie derecho y todo indicaba que sería una excelente semana. Solo a excepción de un pequeño detalle...

Jungkook seguía sin recibir respuesta alguna de mi parte.

En mi defensa, aún no procesaba del todo la información. Seoyeon es una persona realmente odiosa y siempre he preferido evitarla a toda costa, el hecho de pensar que su atención estaría enfocada en mí todo el tiempo, me provocaba jaqueca de lo tedioso que resultaba.

En ese preciso momento, me encontraba recostada en el asiento trasero del auto de mi hermano. Por otro lado, su mejor amigo pellizcaba mis tobillos de vez en cuando, ansioso por conocer mi decisión. 

— Deja de molestar a mi hermana, Jeon. — Ordenó Mingyu desde el asiento del conductor. — Si sigues haciéndolo, se sentirá presionada y su respuesta de postergará aún más.

Asentí de inmediato, había evitado a Jungkook durante todo el fin de semana, pero aprovechaba la oportunidad de sofocarme cada vez que nos encontrábamos.

— ¿Pero qué pasará si toman la delantera y ella acepta? — El pelinegro regresó a su lugar cuando Mingyu lo golpeó en la nuca. — Tienes que ayudarme, Baehye.

— No he prometido nada.

— Creo que terminarás cediendo. — Confiesa mi hermano, obteniendo una mirada incrédula de mi parte. — Si el rumor es cierto, claro.

— ¿Rumor? — Mi atención se enfocó en esa palabra. — ¿Qué rumor?

Sin embargo, en lugar de responderme, decidieron colocar música y subirle volumen. Debía admitir que era mi karma por no darle respuesta al pelinegro.

Sin más, dediqué el resto del viaje a mirar a través de la ventana, imaginando escenarios aleatorios desde el interior de mi cabeza, sin ser conocedora de la sorpresa que me esperaba al llegar a la preparatoria.


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Los susurros me abrazaron desde el momento en el que abandoné el auto. Las miradas se posaban sobre mí y diminutos sonrisas me eran otorgadas, sin embargo, no lograba identificar si se reían conmigo o si reían de mí.

La ansiedad empezaba a carcomerme hasta los huesos. No era mi cumpleaños, tampoco un día especial. Hasta donde recordaba, no había cometido ningún error que provocara que todos me señalaran, por lo que no comprendía por qué mi nombre saltaba de boca en boca.

No esperé hasta despedirme de los chicos y me encaminé hacia mi salón a paso rápido.

¿Acaso formaba parte del rumor?

— Baehye. — La voz de mi mejor amiga me obligó a detenerme. — ¿Qué harás? — Cuestión con curiosidad y un semblante atemorizado recubriendo su expresión.

— ¡Mye-sshi! — Saludé, aliviada de encontrarme con ella. — No entiendo lo que está pasando.

Myeong rio por lo bajo, era una risa nerviosa la que atravesaba sus labios.

— Cierto, olvidé que eres de las personas que utiliza las redes sociales como adorno. — Reprochó. — Bromeamos tanto con ello que resultó ser verdad... Le gustas a mi hermano, Bae.

La miré de reojo sin poder comprender a qué referirse, logré entenderlo cuando me mostró la pantalla de su celular.

Por error, Seokmin había anunciado públicamente que confesaría su amor.

— Kim es un apellido popular. — Intenté excusarme. — Podría ser cualquiera.

— Eres tú, Baehye. — Afirmó Mye. — Acéptalo de una vez por todas, le gustas a mi hermano.

Guardé silencio por unos segundos, sin saber qué más decir.

— Cuando dije que quería mi romance adolescente, nunca imaginé que el universo me lo mandara en todos los clichés que más evito leer.

— Tendrás que atenerte a las consecuencias, pequeña Kim. — Sonrió picarescamente. — ¿Por qué no le pides al universo una hermosa novia para tu hermano? Que se llame Lee Myeong y sea tu mejor amiga.

— Parece que hoy es el día de las confesiones.

Mye palideció al escuchar su voz y esta vez me tocó a mí reír.

Mi hermano se encontraba parado justo detrás de ella, con Jungkook sonriendo y molestándolo a causa de las palabras de mi amiga, quien se encontraba completamente sonrojada.

— Mingyu, yo... — Intentó retractarse. — Lo que quise decir fue...

— ¿Te gusto, Mye-sshi? — Mi hermano la interrumpió de inmediato, sin darle darle oportunidad de responder, retomó su palabras. — Si es así, tengamos una cita.

Mientras los demás intentábamos procesar la información, Mingyu reía de todos nosotros.

— No tienes que responderme ahorita si no quieres. — Prosiguió. — Sabes dónde y cuándo encontrarme. Si es cierto lo que dijiste, estaré esperando.

Sin más, abandonó el lugar. Dejándonos boquiabiertos, con una Myeong colorada, un Jungkook sonriente y una Baehye confundida.

— Se había tardado en decirlo, pero no pensé que lo haría en este momento. — Pronunció Jungkook. — Espero que a Mingyu sí le den una respuesta pronto.

Le dediqué una mirada asesina al comprender a qué se refería, él se resignó a carcajear para después revolver mi cabello. Seguido de ello, se marchó tras mi hermano.

Cuando creí que tendría un segundo de calma, el hermano de mi mejor amiga se encaminó hacia nosotras. Sentí mi cuerpo temblar de pies a cabeza, aunque no quería aceptarlo, sabía lo que estaba por pasar.

— Baehye... — Habló en un tono bajo causante de un escalofrío que recorrió mi espalda. — ¿Puedo hablar contigo?

Asentí. 

Todo se sentía como un deja vu, recordaba que hace unos pocos días habíamos tenido una conversación similar.

Él caminó y yo lo seguí, preparando mi garganta para cualquier respuesta que tuviera que darle.

— Por la expresión en tu rostro, supongo que ya te das cuenta de lo que estoy por decir. — Tragué duro y Seokmin rio. — No tienes por qué estar nerviosa, Baehye. En realidad no vengo a declararte mis sentimientos como tal, no espero respuesta alguna de tu parte.

— Yo...

— Aún no lo tengo claro del todo, pero me siento atraído hacia ti. — Confesó, sin darme tiempo para hablar. — Sin embargo, sé que le estás ayudando a Jungkook con su infantil plan de un noviazgo falso para alejar a Seoyeon. 

— Sí, acepté ayudarlo. — Respondí de inmediato.

— Sin embargo... — Lo observé, atenta ante cualquier movimiento. — Tengo entendido que solo será por un tiempo.

— Así será. — Afirmé.

— Me declararé oficialmente cuando ese tiempo termine, Baehye. — Anunció, tal y como una advertencia suele ser. — Volveré a decírtelo en unos meses.

Sin más, lo vi marcharse del lugar. Un paso lento lo acompañaba, combinado con ella seguridad que lo caracterizaba.

Me había dejado sin palabras.

No tenía dudas, aceptaría la propuesta de Jungkook.

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