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Querido Alan:

La cita con Max fue... para nada lo que esperaba.

Me llevó a la feria, ¿puedes creerlo?

Yo pensaba en que iríamos a una de esas fiestas alocadas como en la que te encontré vomitando. Luego él se emborracharía, lo dejaría marcharse con cualquier tipa y yo volvería tranquilamente a casa.

Pero no. Nada de eso.

Max se aventuró a jugar una de esas cosas en donde te prometen premios pero es una estafa... O eso creía hasta que ganó un peluche para mí.

Me compró algodón de azucar y fuimos a varios juegos mecánicos.

Me divertí, no voy a negarlo. Es solo que, simplemente, quería que el que estuviera conmigo fueras tú. Pero eso ya no podría ser.

Sin mencionar que la actitud de ese chico era extraña y sospechosa.
¿Por qué se portaba bien conmigo?

Luego me invitó a cenar y no quise. Deseaba irme a casa, alejarme de él.

No se molestó, solo encogió los hombros despreocupadamente y emprendió el camino de regreso a su motocicleta (algo bueno porque se sentía genial).

Pero cuando llegamos, se detuvo a una calle. No le exigí que me llevara hasta la puerta, quería irme. Y alejarme su horrible olor a tabaco.

Un "gracias", salió de mis labios, sin embargo me detuvo por el brazo.
Me pidió recompensa por la cita y enfurecí. Me puso sus labios para que los besara pero al contrario de eso, lo golpeé con el peluche en el rostro y empezó a reir.

Me alabó por no caer en sus encantos pero le di otra bofetada. Supongo que se me estaba haciendo costumbre.

Esa vez ya no sonrió y sacó un cigarrillo de su chaqueta para calmarse.

Se lo quité y le grité que por su culpa ya no eras el mismo.

Max negó y subió a su transporte pero antes de irse dijo: Yo no lo busqué, así que si a alguien debes de reclamarle es a él.
Y arrancó. Dejando su rosado obsequio en el suelo.

Suspiré conteniendo las lágrimas y corrí a casa.

¿Por qué eras así de cruel?

Sin embargo ya me había propuesto.

Saldría con Max unas veces más para ver si te preocupabas por mí al menos un poco.

Soy masoquista lo sé.

Y es algo de lo cual me arrepiento. Pero lástima que no exista una máquina para regresar el tiempo, sino, creeme que muchas cosas habrían sido diferentes.

Y no para bien.

Tuya:

Amelia.

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