15. Perdón

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Por Dios, la universidad te quita más el alma que twitter. Lamento mucho la demora este capítulo debió estar desde hace dos semanas, pero la semana pasada tuve exámenes y digamos que no salió muy bien, aunque todavía puedo remontar. La cosa es que quería sacar un buen capítulo en vez de sacar cualquier cosa a la apurada, espero puedan entender eso.

Anteriormente vimos la perspectiva de Jordan, esta vez nos enfocaremos en Lincoln. Gracias por seguir leyendo, se aprecia tu voto y tu comentario.

Empecemos.

... 

No había podido dormir en toda la noche, ni siquiera durante la madrugada. La joven estaba mirando fijamente a la sala en la que habían estado tratando de salvar la vida de su padre, todavía sin conocer el resultado. La acompañaban sus dos amigos, un muchacho de cabello blanco y una chica de ojos carmesí, ellos se rehusaron a dejarla sola, se quedaron a su lado todas esas horas.

Un doctor finalmente salió de la sala, con unas hojas de papel en su mano, esa fue una señal para Jordan.

— ¿Familiar del señor Winter?

— ¡Sí, soy yo! —se levantó débilmente, estaba muy cansada—. Dígame como está.

— La bala se quedó justo en medio, tuvimos que retirarla con mucho cuidado para no dañar nada vital —explicaba con calma, tratando de mantenerla tranquila—. Tendrá que quedarse unos días internado y puede que le cueste caminar un poco por unas semanas, pero vivirá.

— Gracias... ¡Muchas gracias, doctor! —ella rompió en llanto, estaba demasiado feliz de que su padre estuviera bien.

— Tuvo mucha suerte, a juzgar por donde estaba la bala pareciera que el que disparo sabía lo que estaba haciendo. Más que un asalto lucía como un intento de asesinato, le informaré de esto a la policía —se retiraba.

— ¡Espere, doctor! ¿Puedo verlo?

— Está descansando, tendrás que esperar un poco, quizás en unas dos horas ya despierte —respondió, y regresó a su trabajo.

— Intento de asesinato... —susurró Mollie—. Esto definitivamente fue un acto de mi padre, no es una coincidencia.

— Obviamente que fue el hijo de perra ese —Jordan miraba por el cristal de la puerta a su padre, reposando en la cama—. ¡Él casi mata a mi papá! ¡VOY A MATARLO CON MIS PROPIAS MANOS!

— Tienes que calmarte, Jordan —le dijo Lincoln—. Si le hizo eso a tu padre sabe que tú estuviste en los ductos de ventilación, ¿qué nos dice que no vendrá por ti también? Debemos esconderte o algo.

— ¡¿Y dejar a mi papá aquí solo?! Por dios, la seguridad de este lugar es una mierda, si lo abandono podría venir alguien a rematarlo —decía preocupada—. Lo siento, pero no iré a ninguna parte.

— Jordan, Lincoln tiene razón, tú estás en peligro ahora. Esto solo fue para herirte, para asustarte, yo conozco a mi padre él no gastaría recursos en alguien que no lo jodió directamente. Debe estar viniendo por ti —la señaló—. No podemos confiar en la policía, así que podríamos esconderte en el búnker de la casa de Linc.

— ¡Pero es que no lo comprendo! ¡¿Cómo pudo hacer algo así?! —pateó una botella de agua que estaba en el suelo—. ¡¿Cómo iba a saber que las consecuencias serían tan grandes?!

— Nadie pudo saberlo —le decía su amigo—. Nadie creyó que ese bastardo llegaría tan...

Se dio cuenta de que había una grabadora en la silla en la que se había sentado hace un rato. Esa silla estaba justo en la esquina entre cuatro pasillos diferentes, por lo que quien lo dejó pudo haberse ido sin que lo notaran. Mollie y Jordan la vieron también, asustándose por pensar que ya estaban aquí los desgraciados que le hicieron eso al señor White. El peliblanco tomó la grabadora, leyendo una nota que tenía pegada.

— Para Lincoln Loud —leyó.

— ¡No la reproduzcas! ¡Tal vez esa cosa explota o algo! —le pedía Mollie.

— Hay algo al reverso —volteó la grabadora para leer el resto, pero se negaba a decirlo en voz alta—. ¿Qué mierda?

— ¿Qué dice? —preguntó Jordan.

— No, esto definitivamente debe ser una trampa, la tiraré —se acercaba al tacho de basura.

— ¿Qué es lo que dice, Lincoln? —preguntó ella más seria.

— Nada importante, solo estupideces —estaba a punto de tirarla.

— Dámela —le pidió Jordan.

— Jordan...

— ¡QUE ME LA DES! —exclamó.

— ¡Trata de calmarte! ¡Te juro que no es nada!

— ¡Entonces déjame verla! ¡Si no es nada no veo el problema!

— Es que...

— Lincoln, ¿qué dice? —preguntó Mollie preocupada.

— ¡Suficiente! —Jordan trataba de quitársela—. ¡Dámela, Lincoln!

— ¡No!

— ¡Jódete! —le pisó el pie, haciendo que suelte la grabadora, por fin teniéndola en sus manos—. ¿Qué es tan malo como para ocultármelo? A mí, a tu mejor amiga... ¿Qué es lo que...?

"Veamos que tan fuerte es tu amistad con esa enana de mierda"

Eso estaba escrito al reverso de la grabadora.

— No la reproduzcas, Jordan, no sabemos si es en verdad una trampa —pedía él.

— Pensé que ya no había secretos, Lincoln —decía su amiga, tensa—. ¿Acaso Mollie y Sid son ahora las únicas a las que les cuentas todo? Creí que eras mi mejor amigo, pero te niegas tanto a que escuché esto...

— ¡Carajo, Jordan! ¡Esa cosa te puede reventar en la cara! ¡No presiones el botón! —le exigía Mollie.

— ¡Correré el riesgo! Última oportunidad, Lincoln, dime que escondes.

— ¡Ni siquiera yo lo sé! ¡No sé a que mierda se refiere con eso! —lo decía en serio, no entendía a que se refería ese idiota—. ¡Yo no te he escondido nada!

— Veamos si dices la verdad...

— ¡No lo presiones! ¡Jordan! ¡NO...!

Ellos se cubrieron esperando que esa cosa de verdad estallara o algo, pero solo se escuchó el sonido del audio comenzando a reproducirse. En ese momento, la verdadera desgracia comenzó.

— Déjenme adivinar, pensaban que esto era una bomba —se río—. No, no soy fanático de la tortura física. Las heridas, las quemaduras, los cortes, todas esas cosas sanan tarde o temprano, es lo bueno del cuerpo humano. Pero los traumas, las traiciones y las decepciones nunca se van, eso es lo malo de nuestro cerebro, no deja ir nunca esos malos momentos. Ojalá el cerebro supiera entender cuando debe alejarse de cosas que no le importan... No es así, ¿Loud?

— ¿De qué habla? —preguntó Jordan.

— Te lo advertí. Guerra avisada no mata gente como suelen decir, aunque por suerte sobrevivió el viejo de la enana, a mi contacto se le pasó la mano un poco, mejor dicho, la bala —se volvió a reír, haciendo enojar a la chica—. ¿Ya lo olvidaste, Lincoln? ¿Olvidaste lo que te dije o creíste que no sería capaz de hacerlo?

— Lincoln, ¿a qué se refiere? Ustedes dos nunca hablaron —decía la castaña confundida.

— Mientras mis dos estúpidas hijas hacían cola en un sitio de mierda yo hablé personalmente contigo. Te dije que si te entrometías tus seres queridos iban a pagar los platos rotos, pero que lástima que quien lo hizo fue un hombre que realmente no hizo nada. No sé si mi hija y la enana son igual de locas que tú... O si no les contaste a ninguna de las dos de nuestra charla.

— Ustedes... ¿Hablaron? —preguntaba Jordan, mirando a Lincoln con una expresión tétrica.

— Yo te lo dije, te dije que haría esto. Y lo peor es que ni siquiera fuiste tú quien me jodió, enviaste a tu amiga a hacer el trabajo sucio, así de cobarde eres, ¿no? —adoptaba un tono más macabro—. Así es, Jordan Winter, sé que escuchas esto. ¿Crees conocer bien a tu supuesto mejor amigo? Sé todo sobre ambos, cuando se conocieron, que lugares frecuentan, es increíble lo que puede descubrir cuando toda la ciudad es tuya. Tú soportaste su depresión durante años, no, ¿sabes qué? No era depresión, era una rabieta, se le murió una noviecita latina de mierda y mira como chillaba. Tuviste que soportarlo todo ese tiempo y mira como te pagó, te cambió por una asiática a la que le demostró más afecto que a ti en todos esos años y ahora, para colmo, confía más en mi hija que en ti. Claro, como tú no eres una zorra que le entrega el culo solo le sirves para hacer su trabajo.

— Jordan, no lo escuches, eso es mentira... —decía él.

— Me sorprendiste, Jordan, tienes valor y mucha idiotez junta, es una buena combinación. Genuinamente no vi venir tu jugada, me derrotaste en esa ronda, pero desgraciadamente no era la final. Y no importa quien lleve la delantera, sino quien es el que reclama la victoria en el último segundo. Lincoln sabía que esto podría pasar y aun así te mandó a ti a hacerlo, es por eso que tu padre casi muere, por su culpa. Él siempre supo las consecuencias y no le importó arruinarte a ti, tú no vales nada para Lincoln Loud. Mira todo lo que hizo por Sid Chang, mira todo lo que ha hecho por la idiota de Mollie... ¿Qué ha hecho por ti? Jamás te apoyó con lo de tu madre, se fue a bailar con la perra de mi hija en vez de ayudarte, y justo ahora debe estar con una cara de imbécil tratando de convencerte de que estoy mintiendo.

Los dos amigos se estaban mirando a los ojos. Ella no decía ni una sola palabra, es que todo cuadraba a la perfección. Desde que conoció a Sid, no, incluso desde antes Lincoln siempre la abandonaba por otra persona o para alguna meta. Ella estuvo con él por años, dándole ánimos, intentando hacerlo feliz, todo para que llegara alguien y él se olvidara de ella de nuevo. Y ahora se repetía el ciclo, ella pasaba por malas cosas y en vez de que la ayudaran, se debía aguantar porque Lincoln estaba demasiado ocupado con otra cosa. Nunca tuvo tiempo para ella, jamás quiso ser egoísta y decirle a Linc que fuera más atento, pero ahora, escuchando esto ella solo pensaba...

Que ese maldito artista que llamaba mejor amigo en verdad nunca hizo nada por ella más que invitarla a hacer dúo una jodida vez.

Y justo ahora si su padre estaba en una cama era porque él no abrió la boca para decirle que esto podía suceder. Igual que siempre, nada cambiaba, Lincoln solo hablaba cuando se trataba de él. Pero cuando se trataba de ella... Él callaba.

— Como dije, la tortura física me aburre, prefiero esto. Jordan, no iré a buscarte ni tampoco a tu padre, fue solo una pequeña advertencia para que entiendas que, a la hora de la verdad, ese albino no hará nada por ti. Considera esto una compensación por el daño hecho, ahora sabes quienes son tus amigos, descuida, decepcionarse es normal. En especial con alguien que cree en un mundo por el que ni está dispuesto a esforzarse.

— Jordan...

— Tú...

— A ver si tienes de violenta lo que tienes de enana, adiós —se cortó la grabación.

— ¡TE VOY A MATAR, LINCOLN!

Se arrojó sobre él, intentando golpearlo con desesperación. Obviamente, por la diferencia de fuerza y tamaño a Lincoln no le costaba nada defenderse, a penas si sentía los golpes de ella. Pero la miraba y solo veía a una chica envuelta en lágrimas, desilusionada, como si acabara de recibir el peor golpe de su vida a pesar de estar ilesa. Mollie agarró a Jordan para separarla de Lincoln, la chica ya ni puso resistencia, no tenía caso.

— Lo... ¿Lo sabías?

— Escucha...

— ¡¿SABÍAS QUE ESTO PODÍA PASAR Y NO DIJISTE NADA?!

— No pensé que... No creí que de verdad...

— ¡NO CREÍ! ¡NO PENSÉ! ¡SIEMPRE ES LA MISMA CAGADA CONTIGO! —explotó—. ¡NO HAS CAMBIADO NADA! ¡TODO SIEMPRE DEBE TRATARSE DE TI! ¡ES IGUAL QUE HACE 3 AÑOS, LINCOLN! ¡OBTIENES ALGO QUE QUIERES Y AUTOMATICAMENTE TODO LO DEMÁS TE IMPORTA UNA MIERDA! ¡MI PADRE CASI MUERE Y PUDO HABERSE EVITADO DE HABERME ADVERTIDO!

— ¡Yo no quería que fueras tú la que consiguiera la información! —exclamó él, arrepentido—. Lo lamento, en serio...

— ¡Yo sabía que iba a haber alguna mierda! ¡PERO NO ESTO! —ella golpeó el suelo, lastimándose la mano que usaba para dibujar—. Solo debías decírmelo... Pero siempre es igual... Yo solo soy un saco que usas cuando no te queda de otra. Cuando me dijiste que no te ibas a olvidar de mí te creí, y yo no quiero poseerte o algo así, te deseaba toda la felicidad del mundo y verte con Sid me hacía sonreír. Pero esto... Sentir que solo me usaste es... Me duele.

— Yo no quería...

— Sé que solo querías ayudar a Mollie, yo sé que no lo hiciste con esta intención, pero no me pidas que te perdone... —lo miró a los ojos—. Porque no te lo mereces. Esta vez es diferente, esta vez pudiste haber hablado y todo se hubiera evitado. Esta vez... Si es tu culpa.

— Jordan —Mollie trató de consolarla.

— Váyanse los dos, déjenos solos a mi padre y a mí, no quiero verlos ahora —señaló la salida—. Lo siento, Mollie... Sé que te hice una promesa, pero necesito... Un tiempo a solas.

— Eres mi mejor amiga —dijo Lincoln, triste—. Déjame arreglar esto...

— Este si es momento de que guardes silencio —dijo ella, enojada—. Déjame en paz, Lincoln, por favor. Y vete a fingir que te importan realmente los problemas de otros.

Y así, a las cinco de la mañana más o menos, dos jóvenes salieron del hospital, dejando atrás a alguien con muchas heridas.

Heridas que, lamentablemente, no podían ser curadas tan fácilmente.

...

Capítulo 15: Perdón.

...

Ambos regresaban caminando a la casa Loud. El momento había sido tan repentino que olvidaron completamente que podían avisarle a Lori que los recogiera. Mollie se estaba desplomando del sueño, pero trataba de mantenerse despierta. Dio un mal paso, estando a punto de caerse de costado, pero fue atrapada por Lincoln.

— Gra-Gracias, estoy muy cansada, siento que... ¿Lincoln? —lo miró, viendo que él estaba con una cara pálida—. Cuando las personas están asustadas y enojadas dicen cosas que no piensan en verdad, todo lo que ella te dijo no es cierto. Su padre casi muere, es normal que esté muy histérica.

— Casi muere por culpa mía —dijo sin siquiera mirarla—. Debí contarles lo que hablé con tu padre, quizás así ella no se habría arriesgado y el señor White estaría bien.

— Sabíamos en que nos estábamos metiendo. Si hubieras sido tú el descubierto quien sabe que les hubiera hecho a tus hermanas o a tus padres.

— Ya lo sé, pero igual me siento mal de permitir que esto sucediera —la soltó suavemente, asegurándose de que no se vuelva a caer—. Y lo peor es que la grabación se perdió camino al hospital, alguien debió robársela a Jordan mientras ella veía a su padre en el suelo.

— Todo fue para nada, no avanzamos en lo absoluto y ahora será todavía más difícil —se tiró sobre el pasto, decepcionado de si mismo—. Fracasé. He de aceptarlo, lo intenté y lo único que conseguí fue herir a mi mejor amigo. Ella tiene razón, no he cambiado en nada, sigo haciendo que los demás a mi alrededor paguen por las ideas absurdas que tengo.

— No todo está perdido, la grabación debe estar en la estación de policía. Conociendo a mi padre él estará confiado ahora, por ello aun no debe haberlo destruido.

— ¿Y qué se supone que hagamos? ¿Entrar a la estación llena de policías y robar el maldito aparato de grabación?

— Lo sé, es muy estúpido —suspiró ella—. Nos esforzamos, Lincoln, pero creo que en serio no es nuestro destino vencerlo. Lo mejor será volver a casa, diste todo de ti, estoy feliz de que hayas hecho tanto por mí. Necesitas descansar...

— Estúpido...

Recordó todo lo que Jordan le dijo, teniendo un destello en su mente.

— Es tan estúpido que podría funcionar —dijo, levantándose.

— ¿Qué? Lincoln, es una terrible idea.

— Escucha, ¿qué es lo último que espera ese imbécil? Una confrontación directa —decía convencido—. Debe estar creyendo que nos derrotó por completo.

— Sé que te afectó todo lo que acaba de pasar, pero piensa con la cabeza fría, hacer eso es básicamente arrojarte sobre la boca del lobo.

— ¿Y qué otra opción tenemos? Jordan se arriesgó para tener esa grabación y no hicimos nada para evitar que se la llevaran. Soy yo quien decidió ayudarte, así que debo dejarme de solo palabras y empezar a actuar por mi cuenta. Ya le probé a Sid cuanto la quiero, ahora haré lo mismo con quien debí hacerlo desde hace mucho —decía determinado—. Las lágrimas de mi mejor amiga no serán en vano, recuperaré la grabación cueste lo que cueste.

— Déjame ir contigo, yo tampoco hice nada, me siento mal por ver como ambos lo hacen todo.

— Es muy riesgoso si somos dos, además estás cansada y necesitas dormir.

— No podré dormir sabiendo que algo puede pasarte —dijo preocupada—. ¿Cómo me pides que me relaje si estás en peligro?

— Yo estaré bien —le puso la mano en la cabeza, haciendo que ella se sonrojara—. Sabes que nada me detiene cuando se trata de las personas que quiero. No me detuvo un anciano de mierda gritón y tampoco lo hará el idiota de Ryan. Te pido que descanses y vayas a ver a tu hermana, debe estar preocupada, nada me ayudaría tanto como saber que estarás a salvo.

— ¿Estás seguro? —preguntó, todavía angustiada.

— Posiblemente la falta de sueño me esté haciendo cometer esta locura, pero sí, estoy seguro —sonrió—. Soy el hombre del plan, esos policías no tienen lo que yo: una buena motivación. Ve a casa, dile a Jordan que vaya en cuanto pueda, para hoy al mediodía... Yo me ganaré su perdón.

— Ten cuidado...

— Lo tendré... —la veía nerviosa—. Conozco esa cara, puedes hacerlo si quieres.

— ¡Más te vale volver! —lo abrazó, pegando su cabeza contra el pecho del muchacho.

— ¿O qué? ¿Irás hasta la celda a golpearme?

— ¡Claro que...! Espera, ¿qué?

Mollie ingresó a la casa Loud, siendo recibida por las hermanas de Lincoln y sus padres. También estaba su pequeña hermana allí, así que fue a abrazarla para confirmarle que estaba bien.

— Mollie, ¿dónde está Lincoln? —preguntó Lori—. No nos dijo nada después de que llegaron al hospital, ¿por qué viniste sola?

— Sí, sobre eso... —se río nerviosamente—. ¿Del 1 al 10 que tanto se alarmarían si les digo que Lincoln se metió a si mismo a la cárcel?

— Ja, uno más diez es once, esa me la sé, gracias universidad por fin fuiste útil —dijo Leni, pero luego procesó—. Espera, ¿qué tiene que ver la uni con prisión?

— ¡QUE EN AMBAS ESTÁS ENCERRADO CONTRA TU VOLUNTAD! —gritó aterrada Luan.

— ¡¿LINCOLN ENTRÓ A LA UNIVERSIDAD?! —exclamó Leni, a punto de desmayarse.

— ¡No! ¡Par de idiotas! —las regañó Lori—. Mollie, explícate, ¿cómo que Lincoln se metió a si mismo en prisión? No me jodas que...

— Él la llamó...

"Operación: ORFEO"

Dos policías se quedaron estupefactos al ver como su patrulla había sido cubierta de pintura, las llanas estaban pinchadas y la parte trasera tenía algo similar a excrementos de perros encima. Al mismo tiempo, los muros de esa calle tenían escritos muchos insultos hacia ellos, también con la pintura. Los dos buscaban al culpable, observando a un muchacho en una esquina, burlándose de ambos.

— ¿Tú hiciste esto? —preguntó el oficial mayor, lleno de rabia.

— ¿Y qué si lo hice? —se río el joven—. No les vendría mal limpiarlo ustedes mismos, a ver si bajan todas esas donas que se tragan a diario.

— No tenemos ningún problema en llevarte a la comisaría, mocoso de mierda —amenazaba el otro policía.

— No tienen la autoridad para decirme que hacer, no obedezco a gente que no puede mirarse los propios pies.

— ¡Suficiente! —el mayor esposó al muchacho, lo empujó contra unos botes de basura—. Como arruinaste nuestra patrulla iremos caminando hasta allá, espero disfrutes el viaje.

Antes de separarnos, Lincoln me explicó en que consiste su plan.

Lo primero era provocar a policías para que lo llevaran a la comisaria, algo relativamente fácil sabiendo que casi todos los de esta ciudad son unos engreídos que se creen más de lo que son. Obviamente Lincoln utilizará una peluca para no ser reconocido, pues necesita pasar desapercibido.

— Camina, basura —volvió a empujar al chico "castaño", lanzándolo sobre un charco de agua sucia—. Aún faltan algunas calles, apresúrate o te llevo a patadas.

No importa que tanto tenga que soportar, seguiré... —pensaba él, soportando toda la humillación y el dolor físico.

Arruinará la patrulla a apropósito para ir a pie, pues es bien sabido que cuando un criminal es llevado en patrulla tiene que pasar por todo el proceso de identificarlo y eso tomaría horas, así que él decidió tomar la ruta de los que son llevados "al frente". Los que entran por la parte delantera de la comisaria ni siquiera son identificados, son colocados en habitaciones aisladas automáticamente como castigo por sus actos. Se dice que la poca delincuencia que hay en esta ciudad es porque cuando alguien termina ahí sufre todo tipo de torturas por parte de los verdaderos monstruos de Royal Woods, los malditos corruptos avariciosos.

— Te quedarás acá por 24 horas, luego de eso veremos quien mierda eres y se lo comunicaremos a tu familia, aunque dudo que una basura como tú les importe —el policía mayor le escupió en la cara, y lo volvió a patear, metiéndolo en la celda.

— ¡Disfruta tus horas de reflexión, hambre y sed! —se burló el compañero del oficial.

Ellos pensarán que han capturado a Lincoln, pero, todo lo contrario, lo único que hicieron fue liberarlo en el lugar que él necesitaba. El plan de Lincoln se basa en los siguientes pasos:

Paso 1: Escape de la celda. Sabiendo que esos oficiales ni se molestarán en registrarlo bien, Lincoln ocultará en su zapato una forma de neutralizar la seguridad de la puerta. De esta forma, él será libre y podrá salir.

Paso 2: Distracción. Lincoln creará algo que desvié la atención de todos los oficiales, de esa forma podrá desplazarse sin problemas.

Paso 3: Encontrar la grabación y fugarse. No necesita mucha explicación, solo consiste en hallar el aparato y salir exitosamente.

— Bien... —Lincoln sacó un fierro pequeño de su zapato—. Es hora de hacerlo.

No importa que tan imposible parezca, Lincoln saldrá.

Porque él es el hombre del plan.

Mollie contó el plan con total confianza, pero las Loud tenían sus dudas.

— ¿Era necesario que lo contaras sonando tan excitada? —preguntó Lucy, avergonzando a Mollie.

— ¡Es una locura! ¡¿Cómo Lincoln espera hacer todo eso?! —preguntó Lynn.

— Chicas, es nuestro hermano, creo que si alguien puede lograrlo es él —dijo Luna.

— Estás fumada, cállate, ese plan es una estupidez —señaló Lori—. ¡Lincoln hará que lo maten!

— ¡No se preocupen! ¡Yo sé que Lincoln puede! —exclamó Mollie.

— No esperaba que Lincoln supiera las claves con número de las puertas de seguridad, sí que estaba preparado para todo —mencionó Lisa.

— ¿Los qué de la qué? —preguntó Mollie, perdiendo toda la esperanza automáticamente.

Y, en ese preciso instante, Lincoln se percató de que la puerta no solo podía abrirse únicamente desde afuera, sino que necesitaba un código de seis dígitos.

— ¡PERO...! ¡¿QUÉ MIERDA?! ¡ESTAMOS EN UNA JODIDA CIUDAD PEQUEÑA, NO EN LA MALDITA BÓVEDA DE LA REINA ISABEL! —tiró el fierro al piso, perdiendo la razón—. Me confié, creí que será fácil y ahora estoy encerrado acá hasta mañana, por dios, soy un idiota...

— Atención, pedazos de mierda, tienen una hora para hacer lo que quieran en el patio mientras limpiamos sus cuartos, varios de ustedes se cagaron en los pisos y huele a mierda —decía un oficial—. ¡Así que largo!

— ¿Patio? —Lincoln vio que la puerta se abrió—. Tal vez no todo está perdido... Aun puedo crear una distracción en el patio, solo tendré que cambiar mis planes un poco, ¡pero puede funcionar!

— Oye, mocoso estúpido, buena suerte siendo el único menor de edad... —el policía señaló a los demás criminales—. Entre todos esos hijos de perra.

— Oh mierda —volteó a ver a los encerrados, asustándose ante esos rostros de verdaderos psicópatas—. Esto es imposible, esto es...

"Sentir que solo me usaste... Me duele"

Jordan...

El dolor que debiste sentir no debe ser nada comparado al insignificante dolor que estos idiotas podrían hacerme, te hice sentir muy mal.

Puedes contar conmigo, amiga, porque aun si es la cosa más peligrosa que he hecho en toda mi vida... ¡Yo saldré de aquí!

Decidido a continuar su plan, ahora viéndose obligado a improvisar, Lincoln salió al patio, rezando para que todos esos monstruos que lo rodeaban no quisieran desquitarse con él. El miedo inundaba su mente, pero no era tan fuerte como el valor impulsado por su meta de volver a ganarse la confianza de la persona que lo quiso en sus peores momentos.

Porque ni siquiera el lugar más aterrador del mudo se asemeja al miedo que le daría vivir en un mundo sin su mejor amiga.

...

Nombre: Kat Rossi.

Edad: 16 años

Historia: Debido a la ludopatía de su padre su familia siempre tuvo varios problemas económicos. Finalmente, luego de terminar la primera se retiró oficialmente de los estudios y se dedicó a ayudar a su madre en el trabajo, donde tampoco es que le fuera muy bien. Decidió empezar a ahorrar su propio dinero con métodos sucios, esperando poder irse a alguna otra ciudad, incluso si eso involucraba tener que cuidar de si misma. Pero para ella cualquier cosa era mejor que estar en casa. Fue encerrada varias veces, pero esta vez planea que sea la última.

...

6:00 AM.

El patio fue abierto para que los capturados pudieran tener algo de libertad por un rato antes de ser devueltos a las celdas. Varios de ellos llevaban días allí, esto visible en sus rostros exhaustos y llenos de golpes por parte de los policías. Otros estaban intactos, pero era más por tema de que serían próximamente transferidos a cárceles más grandes, así que Ryan elegía dejarlos limpios para que los policías de otros estados disfruten, pues nada era mejor que un criminal nuevo para desquitarse. Finalmente, estaban los más jóvenes, aquellos que, como Lincoln, iban a ser liberados dentro de poco y solo esperaban una posibilidad para salir.

En cuanto al artista, él se encontraba apartado en una esquina del patio, manteniéndose callado para pasar desapercibido. Analizando el entorno, sabía que si intentaba destacar podría llamar la atención de sujetos muy peligrosos y que tenían toda la pinta de ser capaces de romperle todos los huesos. Además, no quería revelar su identidad, la peluca podía caerse si hacía movimientos muy bruscos, si descubrían quien era llamarían a Ryan para avisarle que Lincoln Loud había entrado, lo que arruinaría su plan.

Así que, por ahora, no era más que una mancha en las paredes ya bastantes sucias.

— ¿A qué hora se supone que llegará Ryan? —preguntaba un joven cadete, Lincoln estaba escuchando la conversación—. Quiero pedirle permiso para salir temprano hoy, llevaré a mi esposa al médico para ver cómo va el embarazo.

— Si le dijeras que estás resfriado te tendría más empatía que por eso, detesta a los niños —se reía su compañero—. Hoy llegará más temprano que otros días, más o menos a las 10 de la mañana, viene a destruir personalmente ese aparato que le quitamos a la niña.

— ¿Por qué no dejarnos a nosotros? Si es tan importante para él no debería confiarse.

— Dijo que es su forma de confirmar su victoria, no sé, cosas dramáticas, a mi la verdad no me importa, prefiero obedecer ordenes estúpidas que hacerlo enfadar —encendía un cigarrillo—. Después de todo, el novato antes que tú hizo eso mismo, ¿por qué crees que había un puesto disponible? No lo cuestiones, solo escúchalo.

— Yo no entre a la policía para estas cosas —le ofrecieron el cigarrillo, pero se rehusó—. Mi esposa odia el olor, disculpa.

— Créeme, terminarás apreciando esta cosa —una persona chocó con él—. ¡Más cuidado con donde caminas! ¡O terminarás en la celda especial!

Tengo cuatro horas para hallar la ubicación de la grabación y escapar, maldición, ¿cómo se supone que lo haga con tantos policías vigilando el patio? —pensaba el peliblanco—. Tengo que hallar la manera ahora, si me devuelven a la celda no podré salir de ahí a menos que tenga el código.

— ¿Pensando en escapar? —preguntó una suave voz.

— ¿Hmm?

— Te los recomiendo, te ayudan a limpiar tu mente, aunque no diría lo mismo de los pulmones.

Una joven de cabello negro le había ofrecido un cigarrillo a Lincoln, con una sonrisa bastante inocente a pesar de esa apariencia muy descuidada. Él tardó unos segundos, pero la reconoció.

He leído sobre ella en las noticias, fue traída aquí durante la semana que estuve en la gran ciudad. Solía estudiar con nosotros en la primaria, pero a penas iniciamos la secundaria se salió porque sus padres ya no podían pagar. Creo que se llamaba Kat, no estoy seguro. Leí que ya llevaba varios robos cometidos contra pequeñas tiendas, pero ahora se había atrevido a robarle a una persona y la van a transferir a un reformatorio en otra ciudad. ¿Ella me reconoció?

— No soy fanático del olor —respondió él, usando un tono algo más grave para no ser reconocido.

— Oh vamos, tienes cara de que no te gusta estar acá... O que no te gusta estar en ninguna parte —decía ella, entre pequeñas risas.

— A nadie le gusta estar encerrado.

— Te sorprendería la vida de mierda que algunos tenemos afuera de estos muros, estos sitios se terminan convirtiendo en un refugio —miraba a los criminales—. Muchas veces estos monstruos fueron humanos, y aunque ahora no podrán volver a serlo por cometer actos tan terribles, eso no significa que nacieron siendo malos. ¿Entiendes lo que digo? Creo que sí, eres listo, no pareces tonto como los demás.

— Disculpa, pero en este momento quisiera estar solo —le dijo, intentando alejarla para pensar en que hacer.

— Yo sé quién eres.

Volteó a mirarla, viendo de nuevo esa sonrisa bastante adorable para tratarse de una ladrona. Suspiró, tratado de mantener la calma.

— ¿Quién piensas que soy? —preguntó serio, no quería hacerla sentir como la que tenía el control.

— Un artista de la calle —lo señaló—. Escuché que pintaste paredes y arruinaste una patrulla.

Menos mal, no sabe que soy Lincoln —pensó más aliviado—. ¿Y por qué has venido a hablarme?

— Porque los artistas como nosotros debemos estar en la calle, no aquí.

— Hace un momento dijiste...

— Resulta que también tengo una vida de mierda aquí, o, mejor dicho, la tendré en cuanto me lleven a un reformatorio —explicaba—. ¿Sabes lo que te hacen ahí? Terminaré muerta o siendo abusada por algún enfermito, no soy fuerte físicamente como para protegerme, por eso me gusta la gente como tú, gente creativa. Verás, mi lugar está en las calles, donde soy libre y nadie me dice que hacer.

— Tú robas, no puedes esperar ser libre si le quitas a otros lo que les pertenece, hay otras formas de ganarse el pan —le dijo con firmeza, sabiendo como de desgraciados podían ser los ladrones.

— Ya no robaré, lo prometo —dijo con un tono infantil, pero luego se río—. Ya en serio, me iré de esta ciudad cuando me escape, tengo planeado iniciar una vida en otro lado. Solo necesito salir de aquí, y pensaba que de todos los presentes tienes cara de saber que hacer para escapar.

— Te equivocas, me estás dando mucho mérito.

— Anda, soy muy útil, déjame ayudarte —pedía ella.

— Bien, ¿ya has estado aquí antes? —ella asintió—. ¿Conoces alguna información que nos permita irnos sin provocar un escándalo? Horarios de descanso, ubicación de cámaras, lo que sea.

— Si las cosas no han cambiado desde mi última vez aquí, más o menos a las siete de la mañana se van a descansar a la sala de refrigerios, dejando las celdas sin supervisión —revelaba ella.

— Entiendo, pero las celdas se abren desde afuera y con un código, no servirá de nada hasta que no sepamos como salir de ellas.

— Hay otra forma de abrirlas —confesó, captando la atención de Lincoln—. Si provocas un incendio adentro el sistema detectará el fuego y todas las puertas se abrirán para dejarnos salir, pero claro, esto avisará a la policía y vendrán de inmediato. Sin mencionar que estos locos estarán sueltos.

— Creo que se me ocurre como aprovecharnos de eso —ideaba algún plan—. Dime, ¿qué tan desesperada estás por salir?

— En una escala de la a a la z, sería z. No me gustan los números —se río ella.

— Te sacaré de aquí si me ayudas, tu conocimiento del lugar me será útil, pero necesito saber si puedo confiar en ti.

— Oye, chico malo, ¿te parece que tengo algo que perder? Solo quiero largarme, no estropearé tu plan a propósito —decía confiada—. Sin embargo, si te capturan no te aseguro que regresaré a ayudarte, tengo que salvar mi propio trasero también.

Solo la conozco un poco de la primaria, ella era muy mentirosa y bastante manipuladora, pero mierda, solo puedo contar con ella para salir de aquí. Los demás prisioneros no me ayudarán, y por mi cuenta no puedo salir. En este momento, por mucho que deteste admitirlo, dependo de Kat.

— Trato hecho —le ofreció la mano, pero ella solo le entregó el cigarro.

— Fúmalo cuando salgamos de aquí, porque toda la adrenalina que sentirás vas a querer soltarla —ella solo se río—. Será un placer trabajar con alguien que anhela tanto las calles como yo.

— Mi lugar no está en las calles —respondió—. De hecho, ahora no sé dónde está mi lugar...

— Entonces tienes a alguien esperándote... —sonrió—. Que lindo debe ser tener un hogar al cual volver, ese rostro triste me basta para saber que estás comprometido. Te veo en una hora, supongo.

— Espera mi señal, yo sé cómo crear fuego.

Pasada una hora, los policías fueron a descansar tal y como ella lo dijo, dejándolos a todos en las celdas. Lincoln había logrado robarle el encendedor a uno de los policías de antes, así que tomó el cigarrillo para abrirlo y usar lo de adentro para quemar mejor la polera que tenía puesta, quedándose solo con su camiseta.

— Para quemar una polera tan bonita te debe sobrar la ropa —Kat asomó su cabeza por el cristal del costado, revelando que estaban en celdas cercanas—. ¿Qué hace alguien como tú aquí? Desesperado por salir, usando ropa cara, con un rostro limpio... Tú no perteneces a este mundo.

— Vine porque necesito algo que está aquí, tú misma lo dijiste, no pertenezco aquí.

— No lo sé, por más que todo lo que dije es cierto, tu cara me dice que algo anda mal, como si te sintieras culpable —ella hablaba, mirándolo con curiosidad—. No eres una mala persona, pero te ves a ti mismo de esa forma, ¿no es así?

— No te metas en mi vida privada.

— Los que no quieren hablar de su pasado es porque no lo han superado, hablar de él les duele y les asusta, lo digo por experiencia personal —se río—. Si vamos a hacer esto juntos necesito conocerte más, ni siquiera sé tu nombre.

— No necesitas saberlo, si quieres saber más de mí solo te diré que estoy determinado a arreglar un error que cometí.

— Oh, ya veo, se trata de una clásica historia de redención, mis favoritas —decía de manera dramática, burlándose de él—. La idea de que un inadaptado puede encontrar su propósito en algo bueno me hace llorar, me recuerda a una película de Disney... No, espera, el gigante del hierro es de Warner.

— Solo... —suspiró, mientras seguía intentando hacer arder la llama—. Solo quiero demostrarle a alguien que he cambiado. Ella creyó muchas veces en mí y la decepcioné tantas que... No sé como es que me pudo seguir soportando. Esta puede ser mi última oportunidad de probar que la quiero, por eso tengo que escapar de aquí con lo que nos robaron, porque si regreso siendo el cobarde que he sido antes... No podré mirarla a los ojos.

Así que está hablando en serio —pensaba ella—. Esa cosa tardará en arder, mejor quema esto.

— ¿Son billetes? ¿Cómo los guardaste y por qué huelen tan raro?

— Nunca le preguntes a una mujer donde guarda sus cosas, me sorprende que conozcas el olor —Lincoln la miró raro—. Es broma, estaban en mis zapatos, no los metí en mi...

— Tranquila, estoy más acostumbrado de lo que piensas, no sería la primera vez que pienso que alguien se escondió algo allá abajo —finalmente prendió el fuego—. Ni tampoco la primera que veo que una persona DE VERDAD tenía algo escondido adentro.

— ¿Encendió? ¡Bien! ¿Cuál es el plan ahora?

— Cuando la alarma suene todas las puertas se abrirán, ¿cierto? —ella confirmó—. Los policías vendrán y los criminales los enfrentarán, nosotros aprovecharemos el escandalo para movernos por las tuberías. Vi el conducto al final del pasillo, es lo suficientemente grande para escondernos allí. ¿Puedes guiarnos?

— No hay problema, pero necesito que me digas a donde ir.

— Ese es el problema, no sé donde está el objeto que necesito.

— ¿Te lo quitaron al llegar o fue a alguien más?

— Fue a una amiga.

— Entonces lo más probable es que esté en la sala de armamento si es muy valioso, allí es donde Ryan suele guardar todo lo que les quita a otros para su uso personal —relevaba—. Lo sé porque una vez que estuve aquí y logré llegar hasta allá encontré cosas que, supuestamente, habían sido robadas a ciudadanos.

— Espera, ¿ya intentaste escapar antes?

— Sí —respondió alegremente.

— Y... ¿ALGUNA VEZ FUNCIONÓ?

— No —se río.

— ¡ERES UNA...!

La alarma se activó, abriendo las puertas de las celdas. Los oficiales se aterraron al escuchar los gritos de todos esos sujetos, celebrando que eran libres. Se dirigieron de inmediato para controlarlos, pero por más que estaban armados, no estaban preparados para ir cuerpo a cuerpo contra criminales tan salvajes.

Se solicitó que los demás oficiales cercanos a la comisaría acudieran a ayudar, algunos atendieron el llamado de auxilio de inmediato, pero otros lo ignoraron por completo. Esto hizo que el duelo estuviera muy parejo, así que todos los policías del edificio debían sí o sí dejar todas sus responsabilidades para apoyar en el control, incluyendo a los que vigilaban por las cámaras.

Lincoln y Kat salieron corriendo hacia el ducto, metiéndose los dos adentro con dificultad debido al reducido espacio, pero por suerte ambos se pudieron ocultar.

— Vaya, eso saldrá caro en el hospital —decía ella, mirando la pelea.

— ¡¿Por qué no mencionaste que ya habías intentado escapar?!

— Porque una dama siempre tiene sus secretos.

— ¡No eres una dama! ¡Eres una mentirosa que solo me manipuló para que la ayude a salir!

— Honor entre callejeros, amigo, no he olvidado el trato —señaló los diferentes caminos de los ductos—. Te voy a guiar hasta hallar lo que quieres y luego saldremos de acá.

Ahora sé que no puedo confiar en ella, tendré que estar muy atento —pensó—. Bien, creo que antes de arriesgarnos a ir a alguna habitación a buscar deberíamos encargarnos de las cámaras.

— Pensaba en lo mismo, me alegra confirmar que eres listo o tan idiota como yo, no sé —se comenzó a mover por el ducto—. Sígueme y si intentas algo por estar detrás de mí te advierto que esos billetes no son lo único que tengo escondido.

— No soy un virgen que se pone nervioso hasta por tener a una mujer a un metro de él, odio a esos protagonistas, solo avanza y ya —se dispuso a seguirla—. Además, prácticamente tengo novia. Mierda, espero que Sid no se levante temprano, no vaya a ser que me llame y Mollie tenga que explicarle las cosas.

— Es por aquí, ve con cuidado, es bastante estrecho.

— Sí, lo sé... —recordó a su amiga—. Después de todo, hice que alguien se metiera a uno de estos.

Los dos iniciaron su travesía a través de la cárcel, una buscando su libertad y el otro el perdón.

...

Mollie arropaba a su hermana menor, la pequeña finalmente había conciliado el sueño por ver que su hermana estaba a salvo. La mayor no pudo dormir nada, no podía sabiendo que Lincoln estaba en tanto peligro. Las Loud insistían en que descansara, pero la verdad era que todas estaban muy alteradas.

— Se acabó, yo digo que vayamos todas a causar un alboroto para ayudarlo a escapar —sugirió Lynn—. Somos mujeres, prácticamente tocarnos es un suicidio a nivel social.

— No, creo que entrometernos solo le dificultaría las cosas aun más a Lincoln —analizaba Lisa—. Si ha entrado encubierto es porque sabe que Ryan debe estar buscándolo, si nos ven cerca sabrán que algo anda mal.

— ¡Pero no podemos dejar que lo haga solo! —señalaba Leni—. Debe haber una manera de ayudarlo.

— Solo se me ocurre estar preparadas para recogerlo cuando salga, eso si es algo que podemos hacer —dijo Mollie—. Lori, ¿podemos contar contigo para eso?

— Por supuesto, en ese caso iré encendiendo la camioneta —salió de la casa.

— Acompañaré a Lori, solo vengan pocas de ustedes, mientras más seamos más llamaremos la atención —afirmaba la castaña, determinada a ir por Lincoln. De pronto, sintió una vibración en su bolsillo—. Ah mierda, que no sea ella...

— ¿Qué sucede? —preguntó Lana, viendo que una llamada de Sid estaba entrando—. ¡¿Qué hace despierta tan temprano?!

— Tal vez de tanto comer murciégalos eventualmente los asiáticos se volvieron como ellos —Lynn le tapó la boca a Luan.

— No es momento, no es momento.

— Carajo, tendré que contestar o sospechará que algo pasa —aclaró su tono para sonar relajada—. Hola Sid, ¿qué hay?

— Mollie, hola, disculpa que llamé tan temprano, es solo que sentí un extraño malestar y pues... No sé, quería saber cómo estaba Lincoln.

— Está muy bien, solo sigue dormido, es todo, ha tenido una noche muy... —se río—. Agitada. Por amor a Dios, no me pidas que lo despierte...

— Oh, me alegra oír eso —sonó más calmada—. Sé que ustedes no dejarían que nada le pasara, solo me preocupé en vano, olvidé que está con dos buenas personas. Lamento si te desperté.

— No hay problema.

— Pero ahora tengo otra pregunta.

Mierda, ¿ya descubrió que es mentira? —tragó saliva—. ¿Cuál es?

— ¿Por qué dices que Lincoln tuvo una noche agitada con ese tono tan sospechoso y luego de eso resulta que tienes TÚ su celular? Acaso... —su voz adoptó un tono muy tenebroso—. ¿Estás en SU cama?

Por un lado, le alegró que la conversación fuera hacia otra dirección, pero por otro, escuchar a Sid tan celosa le hizo sentir muchos escalofríos. Si algo útil le había enseñado la vida era que NUNCA debes hacer enojar a una adolescente asiática, pues el resultado empezaba con Yandere, eso te podía salir, una Yandere no jodas.

— ¡No! ¡So-Solo estaba aquí viéndolo dormir!

— Eso da miedo —dijo Sid, ahora siendo ella la asustada.

— ¡No! ¡Ósea...! ¡Solo vine a ver cómo estaba!

— Oh, entiendo, entiendo, no tienes que ponerte nerviosa. Digo, yo sé que Lincoln no es capaz de hacer algo así, y tú tampoco, pero... Ya sabes, dos adolescentes en una misma casa a solas... —se río siniestramente—. No quiero enterarme de que ese trasero tuyo anda donde no debe estar.

— ¡Te juro que...!

— Mollie...

— ¿Sí?

— Estoy bromeando —se río, haciendo que a Mollie casi le diera un infarto—. No soy una tóxica, ustedes dos son buenos amigos y no me molesta que sean cercanos. Solo, ya sabes, te quería jugar una broma porque sé que me estás mintiendo.

— Menos mal... Espera, ¿qué?

— Sé que Lincoln no está allí durmiendo, vi en las noticias que en Royal Woods le dispararon a un hombre que se apellida como Jordan... ¿Era su padre? —hablaba ahora seriamente.

— Sid...

— Yo sé como es una mentira, las use por muchos años, Mollie. Por favor, eres mejor que eso, solo dime la verdad.

— Sí, era el padre de Jordan —confesó.

— A pesar de que solo fue una semana creo haber entendido a Lincoln lo suficiente como para saber que algo así no le dejaría dormir tranquilo, ¿qué tontería hizo ahora? —se río, pero estaba asustada.

— Está haciendo una estupidez, Sid.

— Maldición, como le gusta ser dramático —suspiró, pero en el fondo sabía que así era él—. Mollie, necesito pedirte un favor, yo no puedo ir a hacerlo ahora, así que quiero que lo hagas por mí.

— Dime.

— Cuando termine de hacer esa idiotez quiero que le jales el mechó de cabello y le digas que es un tremendo imbécil.

Mierda, si es yandere —pensó aterrada.

— Y luego quiero que lo abraces con todas tus fuerzas y le digas que esa estupidez... No le quita que es la persona más valiente que conocemos —dijo con una sonrisa—. Cuídalo, ¿sí? Sé que lo quieres tanto como yo, así que confió en ti. Yo no tuve el tiempo suficiente para demostrarle cuan maravilloso es, pienso hacerlo cuando estemos juntos de nuevo, así que quiero que vayas y tú lo hagas. Porque significas mucho para él, Mollie, más de lo que piensas.

— Lo haré, Sid —sintió bastante alegría por oír eso.

— Avísame cuando esté contigo, tengo que irme ya, hay algo... Que debo hacer.

— Nos vemos, Sid, gracias —ella colgó.

— Sí... —suspiró.

Nos vemos.

En el hospital, Jordan estaba sentada al lado de la cama en la que su padre descansaba. El hombre poco a poco abrió los ojos, haciendo que ella estallara de felicidad por ver que estaba consciente. Llamó a los doctores para que lo revisaran, y tras unos minutos, finalmente podían hablar a solas. Ella aprovechó en explicarle todo lo que pasó.

— No debieron haberse arriesgado tanto, te pudo haber pasado algo terrible y ahí sí no lo habría soportado —la regañaba—. Obviamente hubiera sido mejor si nadie salía herido, pero al menos la bala no fue para ti.

— Lo siento...

— Estoy muy molesto contigo, debiste habérmelo contado, Jordan. Soy tu padre.

— No me habrías dejado participar.

— ¡Obviamente que no! ¡Había otras formas de hacer eso!

— Si Lincoln me hubiera advertido... —se enojó—. Esto es culpa suya.

— No me hagas enfadar todavía más —ella levantó la mirada, no entendía eso—. ¿Vas a echarle la culpa de esto a alguien más?

— Pero es que si él me hubiera...

— Sí, fue un error por su parte, pero decir que esto fue su culpa es poner sobre sus hombros más peso del que merece como castigo —decía el hombre—. Yo no estoy enojado con Lincoln, luego de lo que me contaste entiendo que él solo quería ayudar a Mollie. El único idiota acá es Ryan, ¿cómo se atreve a intentar matarme con uno de sus hombres?

— Aun así, papá... —ella agarraba con fuerza el moño de su cabeza, quitándoselo—. Me cansé de que Lincoln siempre dejé de lado a otros cuando se obsesiona con una meta. No es justo que yo haya soportado tantas cosas y al final tú salgas herido. Quizás fue un error haber sido su amiga...

— Jordan, ¿estás hablando en serio? Asumiré que tu enojo te hace decir esas tonterías, cuando las personas se molestan hablan pendejadas —la miraba—. Sí, sé que Lincoln es difícil, de tanto tiempo que pasaba contigo al final yo también le agarré cariño. Lo he visto en sus peores momentos, momentos en los que tú lo acompañabas a pesar de que provocaba burlas hacia ti y rechazo en general. Yo sé que ha sido complicado para ti, Jordan.

— ¡Pues por eso es que no es justo!

— Es cierto, no lo es... Excepto por el hecho de que te estás olvidando que Lincoln si hizo bastantes cosas por ti —le entregó su celular—. Te quejas de que no cambio de teléfono, pero tengo muchos recuerdos aquí y no me quiero arriesgar a perderlos.

— Papá...

— ¿Piensas que eres tú solo por cómo te crie? Jordan, esa forma de ser que tienes no la forjé yo...

Ella revisó las viejas fotos del celular, encontrándose con las memorias más antiguas que tenía junto a Lincoln. Aquellos tiempos antes del accidente eran tan inocentes, estaban juntos todo el tiempo y parecía que nada podía separarlos. Luego sucedió la tragedia, él ya no sonreía en las fotos y parecía querer estar solo, salvo que siempre tenía a una chica detrás de él, a ella. Incluso cuando Lincoln odiaba la vida real siempre permitía que Jordan estuviera cerca de él, y esto era porque era su mejor amiga, la única persona que lo entendía.

Pero claro, llegó Sid, otra persona que lo entendió y lo hizo tan bien que desplazó a Jordan por completo. Ella, por mucho que le diera asco admitirlo, realmente sintió algo de envidia. No porque le gustara Lincoln, sino porque esa chica logró más que ella en solo una semana. Jordan, la mejor amiga, nunca pudo devolverle la sonrisa, pero Sid, la novia, si pudo y en mucho menos tiempo. Se sintió insignificante, débil, como si no importara, quizás por eso se aventuró a lo que provocó la casi muerte de su padre, porque quería sentir que era importante para él.

Pero viendo esas fotos se daba cuenta... De que siempre lo fue. Tal vez hubo momentos en los que Lincoln se fijaba en otras cosas, pero era parte de la vida. Algún día ella también se enamoraría y eso no significaba que Lincoln se iba a alejar, al contrario, estaba segura de que él daría todo por apoyarla en su relación. Esa discusión que tuvieron no fue más que el resultado de no haberse detenido a hablar las cosas, de dejar que esa rabia la dominara y la hiciera decir cosas que en verdad no pensaba. Él siempre estuvo allí y ella también, con todo y errores.

¿Quién era ella para abandonarlo cuando él nunca lo hizo?

— Cuando apartaba a todos seguía estando contigo, se separó de su propia familia incluso, pero te quería cerca de él —le explicaba el hombre—. No sé si crecer te hizo dejar de notarlo, pero nunca se alejó de ti. Eres su mejor amiga y él es tu mejor amigo, y lo son porque aun después de toda la mierda del mundo, seguirán juntos. Después de todo... Ustedes dos son los mejores soportándose mutuamente.

— Yo... No debí descontrolarme así con él —suspiró, reconociendo su error—. Estaba asustada, molesta, pensé que te perdería y no sabía con quien desquitarme. Aun siendo casi una adulta me sigue quedando claro que todavía no soy tan madura como tú, me falta aprender demasiado.

— Pero tienes el valor de reconocer tus errores y ni siquiera los más viejos hacen eso siempre, el orgullo es más fuerte que el raciocinio —le dio la mano—. Hija, no dejes que esto te separe de Lincoln. No importa cuantos años pasen o que tan lejos sientas que estén uno del otro, todos esos años juntos no se borrarán. Son amigos y siempre lo serán.

— Tienes razón, papá —se alegró—. ¿Qué haría yo sin ti?

— Yo solo trato de convertirte en una buena mujer, me gustaría haber podido hacer lo mismo con tu madre —suspiró—. Pero todavía estoy a tiempo de educarte bien, me gusta hacer lo mejor posible.

— Esperaré a que el tiempo de visitas termine para llamarlo y decirle para reunirnos, todavía quiero acompañarte un rato más —se veía frustrada—. Maldición, me sigue dando rabia que perdí la grabación.

— Hija, ¿escuchas eso?

De manera inesperada, la alarma de la comisaria se escuchó por toda la ciudad. Esto no pasaba desde hace mucho, pues rara vez los oficiales de allí tenían una seria amenaza. Varias patrullas se dirigían al lugar para resolver el asunto que acababa de liberarse. Jordan encendió la televisión para ver si en las noticias ya estaban cubriendo lo que pasaba.

— Al parecer hay un intento de fuga por parte de decenas de presos de la comisaria, se recomienda a las personas regresar a sus hogares, hay sujetos muy peligrosos que podrían salir a las calles —avisaba una reportera en las noticias—. Para más información tenemos aquí a uno de los policías en servicio. Señor, ¿se puede saber por qué no va a ayudar a sus compañeros?

— No es nada, un par de locos sueltos y ya —bebía su café, poco le interesaba lo que pasaba.

— ¿Sabe cómo sucedió?

— Según las últimas grabaciones registradas un mocoso inició un incendio en su celda haciendo que todas se abran, era un chico como de dieciséis años, no sé, no me importa —ya quería deshacerse de la reportera—. Carajo, ¿qué más quiere saber?

— Queremos saber que acciones tomaran para frenar esto.

— Supongo que usaremos fuerza bruta y si es necesario pues... Ya sabe —con su mano imitó una pistola—. Dudo que la vida de criminales importe, así que ya puede dejarme en paz. Y en cuanto al mocoso que provocó esto, el jefe de policía en persona se encargará de él.

— Mierda, ¿quién sería tan loco como para iniciar una revuelta de prisioneros? —preguntaba el padre.

— Exacto, solo un idiota haría eso... —Jordan procesó—. Y creo que conozco a ese idiota.

— Un segundo, hija, no me digas que es Lincoln el que hizo eso.

— No, no es capaz... —entró en pánico—. ¡A LA MIERDA SI ES CAPAZ! ¡LO CONOZCO TAN BIEN COMO SI YO LO HUBIERA CRIADO A ESE HIJO DE PUTA! ¡HARÁ QUE LO MATEN, NO ES POSIBLE QUE CADA VEZ QUE ME DE VUELTA ÉL HAGA UNA PUTA...!

Lincoln sentía que estaba haciendo una puta locura.

Estaba en unos ductos de ventilación, arrastrándose, cubierto de polvo, usando una peluca ridícula, detrás de una chica que muy posiblemente no se había bañado en días y tenía altas probabilidades de tener un cuchillo oculto en zonas que él no quería explorar en este momento. Genuinamente se preguntaba que hacía con su vida.

— Muy bien, esta es nuestra parada —avisó Kat—. Hay un guardia en el cuarto de las cámaras, ya sabes que hacer.

— Sí, vamos a...

— A matarlo —Lincoln la miró con desaprobación—. ¿Qué? Era un poco de humor.

— Odio a los edgys —le hizo señas para que ella avanzara con lentitud—. Lo noquearemos, punto final.

— Bien, aquí vamos —los dos salieron del ducto lentamente, aprovechando todo el ruido de la comisaria para no ser detectados—. Ya que tanto insistes en ser delicados, noquéalo tú.

— Ok... —agarró una taza—. Lo lamento, amigo, pero necesitamos esas cámaras...

Se preparó para romperle la taza en la cabeza, pero al asomarse vio que el policía estaba completamente dormido. No se sorprendió, pero tampoco es que se esperaba que hasta ese encargado de vigilar fuera tan inútil.

— Atalo, voy a revisar las cámaras —le lanzó cinta a Kat, ella obedeció—. Veamos, comprobemos primero la armería.

— Menos mal no la rompiste, moría de sed —se bebía la taza de café mientras ataba al policía.

— Vamos... —retrocedía el video de grabación de la armería, pero desde la noche del accidente hasta esa mañana casi nadie había entrado, mucho menos con el aparato—. ¡Maldita sea! No está ahí, parece que lo llevaron a otro lado.

— Una pregunta, ¿lo qué buscas es importante para ese sujeto de barba graciosa?

— ¿Ryan?

— Sí. ¿Sabías que la barba le tarda meses en crecer y en secreto siente envidia de otros? Que triste es —se río—. Si es importante para él puede que esté en su oficina, pero si está ahí estará muy jodido llegar.

— Oficina, ¿no? Debe ser esta —comprobaba el vídeo de la oficina principal, viendo que ahí normalmente estaba el "líder" de la policía, pero en realidad no era más que otro peón de Ryan. Finalmente, vio que una hora después del incidente un hombre dejaba el aparato en la mesa de la oficina—. ¡Allí está! ¡Ahí tiene lo que necesito!

— Ya veo, buscabas tu dildo —miraba la grabación—. Tranquilo, no te juzgo, cada quien se mete lo que quiera por el culo.

— ¡¿Qué?! ¡No es un...! —veía el objeto—. Aunque si parece uno, no jodas.

— Diablos para que veas dildos en todos lados debes estar muy necesitado de un par de embestidas —hizo enojar más a Lincoln—. ¿Ahora sí me dirás que es o debo asumir que es un regalo sexual para tu novio?

— Mira, solo te diré que ahí tengo algo que puede perjudicar mucho a Ryan. Lo odias, ¿cierto?

— Odio a todos estos policías, pero si ese bastardo está a la cabeza de todo, lo odio aún más.

— Eso es todo lo que necesitas saber, ahora enséñame a llegar a la oficina central y espero que no sea otra vez tan estrecho el camino —ella se río—. ¡Y para tu información tengo novia!

— Los femboys no son novias —se dirigía al conducto, Lincoln estaba por reclamarle de nuevo—. Además, el amor está muy sobrevalorado. Digo, ¿por qué formar una relación si al final todo es pelear por dinero y esas tonterías? Si vas a estar con alguien sería más por comodidad que por felicidad, al menos eso parece la tendencia ahora.

— Hay personas que le dan al dinero más importancia de la que en verdad tiene, es bueno estar cómodo, pero no vale la pena si significa ser tan infeliz —le decía él.

— Ojalá mis padres hubieran entendido eso, pero estaban muy ocupados odiándose. Hasta que, claro, se dieron cuenta de que era tonto culparse entre ellos cuando la que llegó a arruinarles la vida fui yo —abrió el conducto—. Disculpa si soy burlona, pero me cuesta creer que en serio hay gente que se quiere sin buscar beneficios de por medio.

— Bueno, eso es verdad, pero el punto es que tengas algo que ofrecer, ¿no? —ella se detuvo un momento, estaba escuchando—. Creo que si de verdad tienes algo que ofrecerle a la persona que amas estará contigo por quien eres, y no hablo de dinero, techo o esas cosas. Hablo de que si eres capaz de hacerla sentir especial se quedará contigo porque creo que muchos queremos eso, sentir que somos importantes... Que de verdad alguien piensa en nosotros y se siente feliz de habernos conocido. Somos muy inseguros, a veces solo nos basta saber que le caemos bien a alguien para estar satisfechos.

Tú... —pensó ella—. Esas son palabras bastante prometedoras para un artista de la calle. Quizás no perteneces a la basura, amigo.

— Nadie pertenece a la basura, todos tenemos un lugar —la ayudó a entrar por el ducto—. Y aunque te conozco poco, estoy seguro de que también tienes uno. Y cuando lo encuentres sabrás que hay gente que te querrá sin esperar nada a cambio.

— ¡Oye! ¡Sujeto de las cámaras! ¡Ven a apoyar acá! —un oficial golpeaba la puerta.

— ¡Ya vámonos! —exclamó Kat.

Los dos entraron a tiempo, justo antes de que derribaran la puerta. Los oficiales encontraron al vigilante atado con la cinta, alertándoles de que algo estaba mal. Uno de ellos vio que el ducto de ventilación estaba chueco, sospechando.

— Bien, ¿por dónde queda la oficina? —se dio cuenta de que, por meterse tan apurado, los dos estaban apretados en el ducto—. Para ser una ladrona pareciera que comes bien.

— ¡¿Me estás diciendo gorda?!

Estar en esta situación con Sid o Mollie sería equivalente a asfixia asegurada —pensó él.

— Jódete, me largo.

— Bien, disculpa, ¿me llevas a la oficina?

— Ok... —lo miró incómodamente—. ¿Tienes algo duro en el bolsillo?

— Ni intentes hacer comedia de eso, no somos japoneses.

— Que aburrido eres —reveló una pistola eléctrica—. ¡Mira lo que me robe!

— ¡Pero...!

— Me dices gorda de nuevo y te electrocuto el pene.

— Solo vayamos, por favor —pidió asustado.

— Ja, tranquilo, como si se te fuera a parar con una mujer —se comenzó a desplazar por el ducto.

Juro que voy a sacarla de aquí solo para mostrarle como me cojo a Mollie, DIGO A SID AH MIERDA NECESITO DORMIR —pensaba, agotado.

— Bien, te voy a avisar de una vez todo lo que tendremos que atravesar para llegar hasta la oficina.

Primero está el pasillo principal, habrá policías ahí, eso es definitivo. Para eso robé la pistola, los aturdiremos con eso para avanzar sin tener que matar a nadie. Luego llegaremos al comedor, es muy probable que haya criminales puesto que no nos dieron desayuno, deben estar buscando comida. Tercero, el ala de seguridad antes de la oficina, para acceder necesitamos la llave la cual debe tenerla el líder de la comisaria, él debe haberse quedado allí para estar a salvo, si se la quitamos podremos entrar. Cuarto y último, conseguiremos lo que quieres y saldremos por la parte de atrás de la comisaria, atravesaremos el bosque y tendremos que nadar, pero es más seguro que por la ciudad.

— ¿Solo tenemos una pistola?

— Tú la usarás, yo tengo mis propios métodos —señaló su bolsillo.

— No sé disparar.

— Si eres artista debes tener buen control de tus manos, así que solo apunta y ya, no tiene retroceso como un arma de verdad —le entregó la pistola—. Iré adelante, ¿puedo contar con que me cubrirás?

— Estamos juntos en esto, ya no hay vuelta atrás —asintió.

— Entonces empezamos en tres, dos, uno...

Siempre he odiado la violencia, pero sabiendo todo lo que estos imbéciles, tanto criminales como policías corruptos les hacen a las personas inocentes, a las personas que solo quieren vivir en paz...

No siento problema alguno en darles una golpiza.

Kat pateó la rejilla de ventilación, sorprendiendo a un policía que estaba allí mismo. Ella salió, sacando de su bolsillo un arma eléctrica a corta distancia que conectó justo en el cuello del oficial. En el pasillo había toda una batalla campal entre reclusos y oficiales, era un completo caos.

— ¡Te tengo, lindura! —uno de los criminales la atrapó—. ¡¿Qué dices si nos divertimos?!

Como único hombre en una familia de mujeres... —Lincoln salió de la ventilación, disparándole al hombre justo en la cabeza, aturdiéndolo—. Me dan asco los que las lastiman.

— ¡Jódete! —ella golpeó al sujeto con un jarrón, noqueándolo—. ¡Gracias!

— Te cubro, avancemos.

Aprovechando el disturbio, lograban abrirse paso poco a poco por el pasillo, enfrentándose a los oficiales y criminales que se les lanzaban encima. Kat, al ser una chica acostumbrada a los pleitos, poseía una buena agilidad para esquivar y evitar ser tocada por los oponentes. Lincoln, por su parte, al ser hombre tenía más fuerza física, por lo que cuerpo a cuerpo era mejor que ella, además de tener excelente puntería, sorprendentemente.

Llegaron hasta el comedor, donde se encontraron con varios conocidos delincuentes de la ciudad.

— Vaya, gracias por deshacerse de esos policías —decía uno de los prisioneros—. Pero asumo que no vienen a dialogar.

— Déjenos pasar, no queremos nada que ver con ustedes —les dijo Kat.

— Sí, la cosa es que dos menores de edad servirían mucho para chantajear a los oficiales y a la gente de este pueblo —decía otro criminal—. Así que, amablemente, les pedimos que se rindan.

— Yo solo quiero a la menor —dijo uno.

— A él pueden dispararle si quieren, no nos opondremos —dijo uno, señalando al pedófilo.

— No se opongan, también tenemos armas como esa, casi ningún oficial parece tener armas de fuego acá —se quejaba uno.

— Kat... —dijo Lincoln.

— Sí, creo que sé que planeas... ¡Batalla de comida!

Ella volteó una de las mesas, usándola para cubrirse. Inicio una especie de tiroteo en el que intentaba conectar las descargas eléctricas. Lincoln se arriesgó, saliendo de la cubierta, agarrando una taza de café para arrojarlo sobre uno de los enemigos. El café caliente lo cegó unos segundos, pero pronto el peliblanco lo golpeó con toda la máquina de café en la cabeza, noqueándolo. Se le arrojó encima uno bastante alto y fuerte, por lo que Lincoln no podía liberarse. Allí Kat, decidida, salió para salvarlo, esquivando al pedófilo que quiso atraparla. Ella tomó una silla y la rompió contra el criminal, dándole oportunidad a Lincoln para electrocutarlo y dejarlo fuera de combate.

Otros dos fueron por el dúo al mismo tiempo, así que se pusieron espada con espalda para defenderse. Kat uso varios cubiertos para defenderse, clavándole tenedores en el cuerpo al que quiso atacarla para luego romperle varios platos en la cabeza, dejándolo inconsciente. Lincoln se enfrentó a uno de su tamaño, teniendo más chance de dar pelea; le dio varios golpes a la cara, recibiendo también varios, pero logrando darle una patada que lo hizo tropezar y resbalarse hasta golpearse con un estante. El peliblanco aprovechó para terminar de noquear al sujeto, pisándole la cabeza varias veces contra el suelo.

Ya quedaban pocos. El pedófilo fue castigado por ambos, ya que intentó tocar a Kat, quien estaba desprevenida, pero Lincoln la salvó viéndose forzado a hacerle un corte en la espalda al enfermo con un cuchillo de la cocina. Kat agarró todo lo que tenía cerca a ella y con eso golpeó al pedófilo, rompiéndole la nariz y dejándolo sin dientes. Lincoln concluyó empujando una máquina dispensadora, la cual cayó encima del pedófilo, finalmente venciéndolo. Los últimos ya ni querían enfrentarse al dúo, pues ambos adolescentes estaban en un estado de frenesí absoluto, totalmente irreconocibles, en especial Lincoln.

Quizás la rabia que sentía hacia Ryan lo hizo liberar todo contra estos sujetos. Por eso con mucho salvajismo agarraba a golpes a uno, usando sus propias manos que antes eran para crear para ahora despedazar. Juntos, molieron a patadas al último prisionero, dejándolo tirado sobre la comida que estaba allí. Ya ni usaban las armas, usaron sus cuerpos para vencer.

— Par de... Locos —se desmayó el último criminal.

— Mierda... Eso fue... —Kat estaba agotada—. ¿Cómo estás?

— Yo... No lo sé —miró sus nudillos, estaban lastimados de tanto golpear—. Yo nunca creí que me vería obligado a esto.

— Si de algo te sirve, estás haciendo esto por alguien, ¿no? —él asintió—. A veces hacemos cosas malas por personas buenas, eso no nos hace menos culpables de nuestras acciones, pero nos hace ver que tanto nos importa esa persona. Estos idiotas hacen cosas malas por placer, tú te manchaste las manos por alguien que amas... Eres diferente a ellos.

— Tú también —dijo él, alegrándola—. Haces todo esto solo para ayudarme, no eres tan mala.

— Solo quiero salir de aquí, no malinterpretes.

— Me habrías dejado y te hubieras largado sola si yo no te importara, no finjas ser fría, yo sé de eso —confesaba—. No importa que tanto intentes guardar tus emociones, siguen ahí. Yo me siento mal ahora, pero sé que es por un bien mayor. Me gustaría no haber tenido que usar mis manos para esto, sin embargo, solo me queda continuar. Tus manos están manchadas, pero todavía puedes usarlas para cosas buenas, Kat.

— Siento que... Le hablas a alguien más que a mí —se río—. Creo que necesitabas que alguien te escuchara decir eso. No sé que te haya pasado para terminar aquí, pero definitivamente no eres una mala persona.

— Tú tampoco, y creo que eso era algo que TÚ necesitabas oír.

La conversación finalizó al momento de patear la puerta del cuarto de seguridad. El jefe de policía dio un grito al ver a ambos jóvenes acercarse, cubiertos de golpes y con sus ropas bastante desgastadas. Pensó que se trataba de dos asesinos que venían por él, así que los amenazó con un arma real.

— Deje eso, señor...

— No somos tan malos como para merecer una bala.

— Ustedes son solo niños —temblaba un poco, bajando el arma—. ¿Cómo llegaron hasta acá? Había mucha seguridad y locos sueltos.

— La fe —respondió Kat—. Y un poco de suerte, mucha suerte en realidad, si esto fuera una serie ya habría críticos diciéndole guionazo.

— ¿Por qué han venido hasta aquí? —preguntó nervioso.

— Eso no es asunto suyo, le pedimos que baje el arma, no creo que quiera llevar sobre sus hombres la muerte de dos menores de edad —le dijo Lincoln.

— ¡Cla-Claro que no! ¡Yo no soy un mal sujeto!

— Pues... Para ser el jefe de policía no hace mucho para detener a Ryan —intervino Kat—. Solo se sienta a perder pelo y ya.

— Él tiene amenazado al alcalde y el alcalde a mí, si lo obedezco es solo para proteger a mi familia, ni siquiera recibo dinero o algo así, todo es para que no se meta con los míos —bajó el arma—. Solo quiero saber... ¿Ese algo puede acabar con él?

— ¿Usted sabe lo que hay ahí?

— No —le respondió al muchacho—. Solo sé que es algo que le importa demasiado a Ryan. Escuchen, estoy dispuesto a llegar a un acuerdo con ustedes.

— ¿Acuerdo? —preguntó Kat.

— Si lo que buscan puede deshacerse de él para siempre les dejaré tenerlo, pero a cambio deben noquearme para que parezca que di pelea —soltó el arma por completo—. Si él descubre que los deje entrar así sin más me matará.

— Bien, no tenemos problema con eso, gracias por entender. Me alegro de que no todos sean unos corruptos —Lincoln se acercaba a la puerta de la oficina—. Kat, noquéalo.

— Me quedaré con esto —ella agarró el arma—. Cierre los ojos, señor, esto dolerá solo un instante.

Esto fue demasiado fácil, no lo comprendo, después de todo lo que pasamos... ¿Realmente era solo esto y ya? —pensaba él, mientras Kat noqueaba al jefe de policía.

— Listo, compañero, abre la puerta y...

— ¿Ah? —Lincoln vio que la perilla de la puerta se movió sola—. ¡¿Hay alguien...?!

— Tardaste menos de lo que esperaba, no dejas de superar mis expectativas —dijo Ryan.

— ¡Es...! —Kat apuntó directo a la cabeza del hombre—. ¡Pagarás por todas las veces que me pusiste tras las rejas! ¡JÓDETE!

— No está cargada —escuchó como la pistola no disparó, dejando a Kat atónita—. No iba a darle un arma cargada al idiota pelón ese. Era una prueba para ver si era leal a mí o si era una rata, pero ahora veo que a la mínima oportunidad que tuvo me iba a traicionar.

— ¿Cómo...?

— Estuve aquí todo el tiempo, ni siquiera el jefe de policía lo sabía, solo entré por la puerta trasera y ya —se río—. Luego de ver que te importó una mierda la advertencia que te hice y que la enana pagara por eso, supuse que harías una estupidez para recuperar la grabación. No creí que fueras capaz, pero aquí estamos.

— ¡La grabación...!

— Todavía no la destruyo, quería que vieras con tus propios ojos como la última esperanza se quiebra —sacó un arma—. Y para su información, esta si tiene balas, ¿quieren comprobar?

— ¡Maldito! —exclamó Kat—. ¡¿Te crees muy listo?! ¡Vamos a sacarte la mierda entre los dos!

— No sabía que un puño era más veloz que una pistola —les dio la espalda—. Entren a la oficina, hablemos como personas civilizadas... A menos que quieran algo de plomo entre sus ojos.

Entraron a la oficina. Ryan dejó el arma en la mesa a poca distancia de él, dándoles a entender a ambos adolescentes que el mínimo intento de escapar de ahí sería interrumpido por un disparo. Lincoln y Kat eligieron obedecer, al menos por ahora.

— No sé si es que eres muy noble o si mi hija te satisface lo suficiente como para seas su idiota, pero vaya que te encanta entrometerte.

— Casi matas al padre de Jordan —dijo Lincoln enojado.

— Le dije al sujeto que le dispare en la pierna, no te preocupes, por desobedecer también la pagará caro, detesto a los que no escuchan —les ofreció cigarrillos a los dos, ninguno aceptó—. Que raro, su generación se fuma todo lo que tienen en frente.

— ¿Qué harás con nosotros? —preguntó Kat, seria.

— Estoy pensándolo, pero me duele la cabeza y no tengo ganas de complicarme la vida —suspiró—. ¿Qué les parece si los mando a ambos a casa con solo una pierna rota? Quizás así ya no quieran levantarse a caminar por lugares a los que no deberían entrar.

— Tú nos tienes miedo, sabes que todo tu juego puede terminar si es que te descuidas.

— Muchacho, eres listo —se río—. Pero eso que dijiste es estúpido. Yo no les tengo miedo a ustedes, no le temo a nada más que a despertar un día y ver que sigo viviendo con ese infeliz que solía llamar padre. Solo siento temor de repetir el pasado, pero estamos en el presente, uno que yo controlo y por eso no tengo miedo. Quiero saber... ¿Por qué insistir tanto en detenerme? Te ofrecí una vida feliz a cambio de ignorancia de tu parte, solo debías irte, fingir que no pasa nada y listo. No es tan difícil, si lo fuera el mundo sería un mejor lugar, pero nos conformamos con esto.

— Porque mientras tú sigas suelto ella seguirá teniendo miedo —dijo determinado—. Miedo a amar porque su propio padre nunca le ha dado nada bueno. Por eso debo encerrarte en una celda hasta que seas polvo, porque tu libertad en este mundo es la principal razón de que Mollie y Melody no puedan disfrutar las suyas. Para liberarlas... Debo ponerte tras las rejas.

— ¿Qué mierda le ves a Mollie? Ni siquiera es tu novia, no es tampoco una chica que valga la pena, y ya ni hablar de la otra idiota. Esto solo te causa problemas, como lo de la mañana. Ja, ¿qué tal la discusión con tu amiguita?

— Voy a probar que todo lo que dijiste es falso, yo no soy un cobarde.

— No puedes ocultar lo que eres. Ni siquiera con las mejores caras, ni con riquezas, mucho menos con tu apariencia... Eres lo que tu pasado creó. Tu pasado moldea a tu "yo" futuro justamente para que lo bueno se mantenga y lo malo desaparezca. No creces para ser mejor creces porque estás harto de ser débil y no lograr nada, en eso se basa la adultez, en ser capaces de crear el mundo que de jóvenes queríamos. Mi niñez moldeó a lo que ves ahora, ¿la tuya que creó? Un mocoso mimado que siempre tuvo todo a su disposición.

— ¡Yo...!

— Una familia encantadora, una casa grande, comida, ropa, educación, pero sobre todo... Nunca experimentaste lo que era el rechazo de las personas —lo señaló—. Todos te aman y si alguna vez te dieron la espalda fue porque no les convenía estar cerca de ti, pero ahora que eres famoso de nuevo sí. ¿No lo entiendes? Estás hecho para ser una figura que la gente quiera por lo que piensan que representas, libertad, creatividad y fidelidad a uno mismo, ellos no saben lo que eres en verdad solo aplauden ante el joven artista. Nunca sabrás lo que es sentir que no tienes control sobre nada porque solo con abrir la boca ya tienes todo, tu vida está solucionada y pese a eso quieres más. ¿Qué necesitas para estar satisfecho? ¡¿Qué más quieres si ya tienes todo lo que un hombre podría desear?!

— ¿Satisfecho? ¿Con qué mierda? ¿Con la opinión de personas que no se preocupan por mí en verdad? ¿Con estar en tendencias en redes sociales que solo sirven para debatir sobre estupideces? ¿Con que griten mi nombre en la calle? ¿Con qué me señalen y digan que soy el mejor? ¿Piensas que eso es felicidad para mí? —se río, burlándose de Ryan—. Eres un imbécil. Me importa un carajo lo que digan esos desconocidos, he aprendido que solo debe importarme lo que me digan mis seres queridos. Yo no necesito que el mundo me conozca para ser feliz, solo necesito a mi verdadera familia. Eso es lo que TÚ no entiendes en verdad, que se puede ser feliz sin tener el control. La vida es inesperada, pierdes gente, ganas gente, el punto es hacer lo mejor con lo que tienes disponible. Por eso somos diferentes, Ryan, y por eso no seré un cobarde de nuevo... Porque hace 3 años ya vi lo que pasaba cuando le di la espalda a alguien que me necesitaba, no volveré a hacerlo.

— Conmovedor... —lo agarró por la peluca—. Me das nauseas.

Le quitó la peluca, revelando el cabello blanco. Kat miró a Lincoln, con un rostro serio.

— En cuanto a ti, mocosa, ¿qué te parece esto? —preguntaba Ryan riéndose—. ¿Puedes creer que alguien que lo tiene todo está acá solo para ayudar a una amiga suya? Mientras tú sufres por tu vida de mierda él está acá, poniéndose en riesgo solo para contentar a una llorona porque si no es el centro de atención no está contento. ¿Qué se siente ver que Lincoln Loud es tan patético?

— ¿Ah? —miró a Ryan—. ¿Por qué debería sorprenderme?

— ¿Disculpa? —preguntó el hombre.

— Supe todo el tiempo que era Lincoln —reveló ella.

— Tú...

— Lincoln, no soy estúpida, vi tu rostro en las noticias, solo te seguí el juego porque era obvio que tratabas de pasar desapercibido —aclaró Kat.

— Bueno, pelinegra, ¿qué tienes que opinar ante esto? ¿Piensas que Lincoln debería rendirse o es correcto seguir jodiendo? —preguntó, enojándose porque Kat lo ignoró—. Si me das una buena respuesta quizás te deje ir ilesa.

— Pues pienso que es un idiota.

— Bien... Continua.

— Digo, lo último que supe de él era que se redimió y ahora prácticamente todo el mundo lo quiere. Meterse aquí fue muy tonto de su parte, está arriesgándose a manchar toda su reputación o algo peor, todo por... Dijiste Mollie, ¿cierto?

— ¡Exacto! Todo esto es por mi hija, Mollie Grace. Así de estúpido es, ¿puedes creerlo?

— Me parece estúpido... Pero también algo que Lincoln Loud haría —dijo, sorprendiendo a ambos.

— ¿Perdón? —preguntó Ryan—. ¿A qué carajo te refieres?

— Solo tuve una interacción con él en toda mi vida, fue en primaria —contaba ella—. No tenía dinero para el almuerzo de ese día y él me prestó, le dije que se lo devolvería cuando pudiera, aun sabiendo que era probable que nunca llegara esa oportunidad. Ese día fue malo, ¿sabes? Desperté y solo oía como mis dos padres me decían que ojalá no hubiera nacido, me sentía como si todos quisieran que no existiera. Y, de repente, llegó un chico y me pagó el almuerzo, ni siquiera el básico, pagó extra porque notó que me quedé mirando fijamente la gelatina que tenía costo adicional. Era gelatina de fresa, mi sabor menos favorito, pero llevaba tanto sin comer una gelatina que moría por probarla. Fue la mejor maldita gelatina que comí en mi vida, fue tan buena que ni siquiera regresar a mi casa y oír insultos me quitaron ese placer. Le debía 9 dólares, pero sentía como si le debiera millones.

Ni siquiera me acordaba de eso —pensó Lincoln—. Pero ahora que ella lo menciona es cierto, esa fue la única vez que hable con ella.

— Él siempre fue así con todos, era bueno y no para llamar la atención, lo hacía de corazón —decía con tranquilidad—. Por eso cuando lo vi ahora quise ayudarlo, es mi forma de devolverle esos 9 dólares.

— ¿Me estás diciendo que arriesgaste tu vida por una deuda de 9 dólares? —preguntó Ryan, atonito.

— No, arriesgue mi vida porque me compró una gelatina de fresa.

— Ustedes son un par de idiotas —dijo frustrado.

— Quizás es cierto, pero él es idiota por otros yo solo lo soy porque ser lista nunca me funcionó, al menos siendo tonta he terminado aquí, donde puedo saldar mi deuda con él —dijo Kat, firmemente—. Si tú piensas que es un cobarde estás equivocado, el único que tiembla acá eres tú, tiemblas como una gelatina. Le temes a Lincoln porque has visto de lo que es capaz, has hallado a alguien que no puedes controlar... Alguien imparable. No sé que pasó para que él quiera esa tal grabación, pero sé que lo hace por alguien, si es por Mollie no tengo problema alguno en ayudar, ¿cómo negarme a arreglar la vida de alguien que tampoco tuvo buenos padres? Si Lincoln ha hecho todo este esfuerzo y se ha manchado las manos... Es porque es un verdadero amigo, hombre y un valiente idiota.

— Kat... —dijo Lincoln, sintiéndose muy contento porque alguien lo admiraba.

— Pensaba solo romperles una pierna, pero tal vez destruirles las mandíbulas los haga callarse, es mucho diálogo —agarró el arma—. Los golpearé hasta deformarles el...

— ¡¿QUÉ MIERD...?!

— Feliz navidad —le tiró la granada.

— ¡KAT! ¡¿QUÉ RAYOS...?!

— ¡Vámonos! —ella lo agarró de la mano al mismo tiempo que tomó el artefacto de grabación.

— ¡NO! ¡NO PUEDO MORIR ASÍ! ¡NO...!

Al revisar bien la granada vio que era un encendedor, solo que se asemejaba a una real. Cuando se levantó vio que los dos jóvenes se habían ido por la puerta trasera hacia el bosque, entrando en un estado de crisis completo.

— ¡CARAJO! —agarró el comunicador de la comisaria—. Todo el que esté consciente vaya al bosque ahora mismo, tenemos dos prófugos, tienen mi completo permiso de matarlos si es necesario. ¡PERO TRAIGAN AQUÍ EL APARATO QUE TIENEN, YA! ¡AQUEL QUE IGNORE ESTA ORDEN SE LAS VERÁ PERSONALMENTE CONMIGO!

Afuera de la comisaria, a unos cuantos metros, Lori y Mollie estaban estacionadas esperando alguna señal para ver si podían ayudar a Lincoln. De pronto, varios oficiales llegaban para dirigirse a la zona del bosque, lo que se les hacía muy extraño.

— Lori, ¿Acaso...?

— ¡Por allá! ¡Veo a esos dos mocosos por ahí! —gritó un policía, señalando a Lincoln y Kat.

— ¡Es Lincoln! —gritó Lori—. ¡Está adentrándose en el bosque! ¡Está demente si cree que así podrá escapar de tantos policías!

— ¡Entonces vamos al camino en el medio del bosque, al menos así podremos recogerlos! —indicó la castaña.

— ¡Buena idea! —arrancó el vehículo—. ¡Ya vamos, Lincoln!

El dúo corría por el bosque a toda velocidad, atravesando arbustos y ramas para llegar lo más lejos posible. Los policías les pisaban los talones, incluso varios de ellos ya amenazaban con comenzar a disparar.

— ¡Nos van a fusilar! —gritó Kat.

— ¡¿Por qué rayos hiciste eso sin avisarme?!

— ¡Salimos de ahí vivos! ¡Se dice gracias!

— ¡Bien, disculpa! ¡Gracias por ayudarme! —exclamaba—. No puedo creer que una gelatina indirectamente me salvó la vida.

— ¡Te sorprendería lo que...! —un policía se lanzó sobre ella, cayendo los dos en una laguna.

— ¡Kat! —un oficial se abalanzó sobre Lincoln—. ¡Mierda!

— ¡Ya voy, Linc! —ella trataba de liberarse del oficial, pero el violento hombre sumergió el rostro de Kat en el agua, tratando de ahogarla—. ¡Linc! ¡A-Ayuda!

— ¡Malditos...!

— Nos dijeron que los lleváramos vivos o muertos, nos importa una mierda si son menores —sacaba su arma.

— ¡JODÁNSE! —agarró una piedra, golpeando al policía justo en la cabeza, noqueándolo—. ¡Suéltala!

— ¡Ah! —Kat sacó la cabeza del agua a penas Lincoln le quitó el oficial de encima.

— ¡Malditos mocosos! —el oficial quiso golpear a Lincoln, pero el peliblanco tomó una rama gruesa y la uso para golpearlo varias veces, dejándolo tirado en el suelo—. ¡Vie-Vienen más!

— ¡Atrás! —ella mostró una granada—. ¡No dudaré en lanzarla!

— ¡Captúrenlos! —ordenaba un oficial mayor a los demás.

— ¡Pues púdranse! —lanzó la granada

— ¡Vaya, no sabía que tenías otra! ¿Kat? —la chica, desesperada, arrojó a Lincoln a la laguna y acto seguido ella también se sumergió.

La granada estalló, ningún oficial murió, pero la explosión los aturdió bastante y hasta empujo a algunos. Kat aprovechó para avisarle a Lincoln que corrieran otra vez.

— ¡¿ERA REAL?!

— Honestamente me dejé llevar por la adrenalina.

— ¡Solo corre! —los dos siguieron escapando.

— ¡INÚTILES! —Ryan llegó junto a más policías—. ¡Están escapando!

— Ya vamos, señor —le dijo un oficial.

— Esperen, no todos —señaló a cuatro policías—. Ustedes, preparen mis cosas, iremos a la casa de la familia Loud a... Saludar.

Continuaron corriendo por el bosque, enfrentándose a más policías que se les atravesaban. Ahora sí ambos estaban exhaustos y lastimados gravemente, recibieron demasiados golpes por parte de los oficiales. Kat incluso ya estaba con una de sus piernas cojeando, teniendo que ser ayudada por el muchacho.

— ¡Ya casi! ¡Si llegamos a la mitad del bosque podremos ocultarnos entre los edificios cercanos!

— Me siento como una menor en una convención de Nintendo.

— Estás delirando por el cansancio, tranquila, pronto estaremos en casa.

— ¿Qué delirios? Yo hablaba en serio.

— ¡Suficiente! —un oficial disparó al aire, asustando a los dos—. Den un paso más y ambos mueren.

— ¿Alguna idea? —preguntó Kat—. Te juro que ya no tengo granadas.

— Sí tengo una... —se acercó a ella para susurrar—. Cuando se nos acerque para esposarnos me encargaré de frenarlo, quiero que le lleves esa grabación a mi familia. Me imagino que sabes donde vivo.

— Por supuesto, la casa que nunca se calla.

— Tú te vas, Kat, yo me quedo.

— Es muy probable que te maten...

— A ti igual si te quedas, uno debe quedarse a retrasarlos y tú ya estás con la pierna lastimada.

— Bien, bien... Hazte el héroe —se río ella.

— Nos rendimos —dijo Lincoln, extendiendo sus manos—. Por favor, no nos mate.

— Ja, me imagino que Ryan querrá matarlos personalmente, me felicitará si los llevo vivos —el oficial se acercaba con las esposas.

— Oye, Lincoln...

— Dime, Kat.

— Esa gelatina realmente... Me encantó.

— ¿Tanto así?

— Luego de un mal día algo así es tan... Reconfortante. Es estúpido, lo sé, pero de verdad quería devolverte el favor y que supieras lo que es tener algo tan bueno luego de tanta mierda.

— Ya estamos a mano, Kat —sonrió—. Gracias.

— Sí... Así es... Pero ahora serás tú el que me deba algo.

Empujó a Lincoln, haciendo que el chico rodada cuesta abajo hasta caer en otra laguna. El oficial iba a disparar al peliblanco, pero ella lo golpeó con una piedra en la cabeza.

— ¡Kat!

— Vete, Lincoln, con mi pierna lastimada no podré nadar por ahí, solo te retrasaré y vienen más —miraba a los policías acercarse, ella lanzó el aparato a las manos del chico—. Esto no es un sacrificio, que te quede claro. Más te vale volver para sacarme de ahí, porque te juro que no voy a morir, así que es tu deber liberarme ahora.

— Pero ellos te van a...

— Antes solo sobrevivía porque tenía miedo de morir siendo nada, ahora lo haré porque tengo una razón para estar afuera... —sonrió—. Quiero estudiar otra vez, graduarme, conseguir un empleo y comprarte un postre, el que más quieras. Así que más te vale detener a Ryan, ahora estás en deuda conmigo, Loud, demuestra que eres hombre de palabra.

— Gracias...

— ¡Ya vete! —agarró el arma del policía noqueado—. ¡Que esto no sea en vano! ¡VETE!

— ¡Juro que volveré por ti, Kat! —se fue nadando por la laguna.

Vaya... Qué raro se siente... Todas las personas que he conocido me dicen que me aleje de sus vidas, esta es la primera vez...

Que alguien me quiere cerca.

Lo último que Lincoln escuchó fue como ella amenazaba a los policías con disparar, defendiéndolos por un rato. Pero parece que finalmente pudieron capturarla, llevándosela.

Lincoln visualizó a lo lejos un vehículo conocido.

— ¡LINCOLN! —gritó Mollie, abriendo la puerta del auto—. ¡ENTRA!

— ¡Mollie! ¡Lori! —se metió al auto al instante.

— ¡¿Qué pasó?! ¡¿Estás bien?!

— ¡CONDUCE! —exclamó Lincoln—. ¡ES MUY PROBABLE QUE RYAN AHORA MISMO VAYA A NUESTRA CASA A BUSCARME! ¡¿Quién sabe que hará si llega antes que nosotros?! ¡CONDUCE YA!

— ¡OK! —Lori, aterrada, arrancó.

Efectivamente fueron testigos de como decenas de patrullas se movían por la ciudad, buscando a Lincoln. Royal Woods se sumó en un completo caos, pues los ciudadanos que iban por la calle eran intimidados por los oficiales que los interrogaban para encontrar al peliblanco. Por fortuna estaban cerca de la casa Loud, pero era cuestión de minutos para que Ryan y sus hombres llegaran.

— ¡Lincoln! ¡Estás vivo! —gritó Lana, aliviada.

— ¡Todos al búnker de Lisa, ahora! —ordenó el albino—. Ryan viene para acá y no tendrá problema alguno en hacerles daño con tal de vengarse. Lisa, nadie sabe sobre el escondite, ¿cierto?

— Negativo, solo nosotros sabemos de su existencia —confirmó ella, yendo al patio para abrir el búnker secreto—. ¡Entren!

— Lincoln, ¡estás herido! ¡Primero hay que curarte! —decía Leni.

— No creo que tengamos tiempo para eso —Lola señaló por la ventana que venían patrullas.

— ¡Carajo! ¡Entren al maldito búnker! ¡Luego habrá tiempo para recuperarme! —Lincoln las llevaba por la fuerza hasta el escondite.

— Melody, tú también entra —Mollie llevaba a su hermana.

— Papá... ¿Nos hará daño otra vez?

— Ya no —dijo su hermana mayor—. Ahora será distinto.

— Ya estamos todos, ¿no? —Lincoln verificó que todos estuvieran adentro—. Mollie, entra, yo cerraré el...

— Lincoln, Jordan está afuera —dijo Mollie.

— ¡¿Qué?! ¡Si Ryan la ve...! —tomó una decisión—. Entra al búnker, yo me haré cargo.

— ¡Te van a matar!

— Tu padre querrá usar a Jordan para hacernos salir o peor, está tan enojado que puede lastimarla solo para desquitarse —miró seriamente hacia el frente—. No voy a permitirlo de nuevo. Mollie, entra y prepárate para activar el cerrado manual desde adentro cuando te avise.

— Bien... Ten cuidado, por favor.

— Sigo vivo, ¿verdad?

Jordan estaba afuera de la casa, preocupada por todo el alboroto que se había armado.

¿Dónde estará Lincoln? Espero que esté bien...

— Jordan White —dijo Ryan, apareciendo—. Me sorprende verte acá luego de todo lo que oíste.

Él... ¿Qué hace aquí? —pensaba, sospechando.

No puedo matarla aquí con tantos testigos, a pesar de poder controlar las noticias de esta ciudad, si alguien graba que le hago algo a esta mocosa otras ciudades se van a enterar —pensó, conteniendo sus deseos de venganza—. Mira, niña, solo he venido a buscar al idiota de Lincoln para que pague por todo lo que nos ha hecho.

— No me hables como si tuviéramos algo en común.

— Anda, no soy tu enemigo, si gustas podemos dejar todo en el pasado.

— ¡Casi matas a mi padre!

— Corrección, el sujeto que contraté casi mata a tu padre, yo solo quería un buen susto, pero te sacan de contexto —se río—. De ser tú yo no entraría a esa casa, no te entrometas de nuevo en esto, deja que Lincoln confronte sus propias consecuencias. Después de todo, él no haría nada por ti.

— El único imbécil que solo piensa en si mismo eres tú —lo señaló—. Te crees mucho por tener a oficiales armados cuidándote la espalda, pero sin ellos no eres nada. Tu obsesión por liderar solo demuestra lo débil que eres por dentro y tu necesidad de sentir que eres importante. Dime, Ryan, ¿qué mierda eres entonces? Sin la fama Lincoln es una buena persona, pero tú sin tus recursos... No sirves para nada.

— No me hagas enojar, niña —dijo con un tono serio—. Fácilmente puedo decir que quedaste atrapada en la balacera. Entren a la casa, muchachos, dudo que Lincoln vaya a salir solo para salvarla a ella.

— Estoy segura de que lo que haya hecho Lincoln él sabe que es prioridad, ya debe haberse ocultado bien para que no lo encuentres.

— Yo diría que está escondido más porque es un cobarde y porque no le importas —se río—. Mira lo sola que estás ahora, ¿todavía te niegas a aceptar que él no te quiere? La gente como Lincoln no quieren a otros hasta que su reputación peligra, ahí se dignará a hablarte de nuevo, pero ahora que tiene otras cosas en mente ya no existes para él.

— Tú jamás entenderás lo que es una verdadera amistad, Ryan, y eso es lo único que me da lástima de ti porque no se lo deseo a nadie.

— Enana... —quitó el seguro del arma—. ¡Loud! ¡Sal de ahí ahora o le vuelo la cabeza a tu amiga! ¡Vamos! ¿Me vas a decir que te importa más vencerme que salvarla? Ja, él no saldrá, hay 10 policías en la entrada de su casa no tiene manera de llegar hasta mí.

Lincoln... Solo encárgate de deshacerte de este imbécil, yo sé que... —tragó saliva—. Eres mi mejor amigo y me quieres.

— ¡Derriben la puerta! ¡Malditos inútiles! —escuchó un ruido extraño detrás de él—. Mocosa, ni se te ocurra intentar escapar porque...

"¿Por qué yo? ¿Por qué entre todas las personas que aun forman parte de tu vida soy la única que no quieres lejos?"

"Porque tú eres la que más sabe como es el verdadero yo. Y si un día me pierdo a mi mismo sé que tú me harás recordar cómo era"

"Quisiera poder hacer más por ti, pero... Creo que este es mi límite"

"Has hecho más por mí de lo que te puedes imaginar, Jordan. Lamento no poder superar lo que pasó, pero te prometo que cuando lo haga no me olvidaré de ti. Cuando sientas que estás sola yo llegaré..."

Yo llegaré.

— ¡LINCOLN...!

— ¡VETE A LA MIERDA!

Golpeó el bate de su hermana en la cabeza de Ryan con tanta fuerza que llegó a romperse. El hombre colocó sus manos a tiempo en su cabeza, haciendo que estos se llevaran la mayor parte del impacto, pero de todas formas recibió el impacto devastador mandándolo hasta el suelo. Sus manos estaban destrozadas, una tenía todos los dedos rotos y la otra solo dos, pero incluso sus uñas se habían salido por la fuerza. De su cabeza brotaba sangre al igual que de su nariz, estaba teniendo un shock completo, desorientándose hasta el punto de casi desmayarse.

— ¡LOUD! —gritó, sin siquiera poder mirar fijamente a Lincoln por estar tan desorientado—. ¡HIJO DE PERRA!

— ¡Lincoln!

— ¡Jordan, por acá! —Lincoln levantó un pedazo de suelo, revelando que por allí había aparecido—. ¡Rápido! Y Ryan... Te juro que esto no ha terminado, ahora sabes de lo que soy capaz.

— ¡MOCOSO DE PORQUERÍA! —exclamó, temblando por el golpe—. ¡VAYAN POR ÉL, IDIOTAS!

— Señor, creo que usted necesita ir al hospi...

— ¡MATENLO O YO LOS MATARÉ A USTEDES Y A TODAS SUS FAMILIAS DE MIERDA! —debido al shock por el golpe, disparó a la ventana de la casa, asustándolos—. ¡VAYAN!

Se trataba de un camino subterráneo que llevaba del patio trasero al patio del frente. Hace años que Lisa lo había preparado por si el búnker fallaba y debían esconderse en otro lado, era bastante amplio. Lincoln y Jordan salieron del agujero y llegaron hasta el patio, donde Mollie les abrió la entrada al búnker para que accedieran a él. Justo antes de que los policías llegaran también, Lincoln lanzó el bate roto junto a la cerca, teniendo una idea.

— ¡¿Esa cosa solo llevaba aquí?! —se preguntó un oficial.

— ¡Miren! ¡El bate! —señaló otro—. Está junto a la cerca, debieron haber saltado los dos y ocultarse en otra casa.

— ¡Pues vayamos a buscar! —fueron corriendo a buscar en las zonas cercanas.

Finalmente, protegidos y ocultos en el búnker, el grupo se calmaba. Mollie se encargó de ayudar a Lincoln a seguir de pie, el muchacho estaba demasiado cansado.

— Les dije que estaría bien... —sonrió—. Nada mal para un plan improvisado.

— Eres un suicida —le dijo Lola.

— Yo haría lo mismo por un culo como ese —señaló Luna.

— Tú harías lo que sea por un culo, Luna —le dijo Luan.

— ¡¿En qué mierda pensabas?! —gritó Jordan—. ¡¿Por qué mierda estás lastimado?! ¡¿Por qué te buscaba la policía?! ¡¿Qué rayos hiciste?!

— Recuperé la grabación —mostró el aparato—. Está intacta, en el auto Mollie y yo la revisamos, no borraron nada. Fui a la comisaria, peleé con criminales y policías, escapé de tres posibles muertes y de paso hice una nueva amiga.

— ¡¿Y para qué todo eso?! ¡Te pudieron matar!

— Porque... —bajó la mirada—. Porque quería probarte que sí he cambiado... Que puedo ser valiente y hacer grandes cosas no solo por Sid, si no también por ti porque eres mi mejor amiga. Jordan, yo te quiero, lamento no decírtelo seguido.

— ¡No me lo tienes que decir seguido! ¡Nunca se trató de palabras, Lincoln! —suspiró—. Yo lamento lo que te dije en la mañana, estaba enojado y asustada, no pensaba claramente. No eres un cobarde ni una mala persona, no sé que sería de mi sin ti. Estoy feliz de ser parte de tu vida.

— Lo sé, pero sí entendí que te aparté mucho últimamente.

— Yo no soy la protagonista de tu vida, Lincoln. Fui egoísta al pedirte verme como si yo importara más que Mollie o Sid, debo entender que tienes otras cosas que hacer además de estar conmigo —le jaló el mechón del cabello—. Eres un idiota por poner tu vida en riesgo, pero te conozco tan bien que sé que esa es tu forma de ser. Ser ese tarado que arriesga todo por las personas que quiere eres tú, Lincoln. Quiero que sigamos siendo amigos, que afrontemos las cosas juntos y de manera honesta, no tengas miedo a perderme porque yo siempre te querré aun si eres medio estúpido. Digo, si me aguantas a mí... ¿Por qué yo no te puedo soportar?

— Eres la mejor...

— Ven, vamos a curarte las heridas —ella extendió su mano.

— Todos esos años que estuve mal solo seguí adelante...

— Porque estuviste conmigo. No vuelvas a pensar que no eres especial para mí. Aunque lleguen miles de personas a mi vida... Tú siempre serás la número uno.

Lincoln se desmayó por el cansancio, siendo atrapado por Jordan que, por su baja estatura, no pudo cargarlo y también se cayó al suelo, con Lincoln encima de ella. Pero, a pesar de eso, no pudo evitar sonreír y reírse.

La número uno...

Ese título me gusta.

Supongo que te ganaste mi perdón, Lincoln Loud.

...

El peliblanco estaba en una de las camas del búnker, descansando. Sus heridas estaban siendo tratadas por Lisa y Leni.

— ¿No está ya grandecito como para dormir con peluches? —preguntó Lynn, viendo a Lincoln con peluches en la cama.

— De hecho, se dice que si se duerme con algo que te haga recordar a lo que más te gusta te ayuda mucho —aclaró Lisa.

— Sid... —dijo Lincoln dormido.

— Ya entendí porque tiene los peluches en la cara —Lynn se alejó para hacer algo producto con su vida.

— Bueno, ¿qué hacemos con esto? —preguntó Lori, sosteniendo el aparato.

— Tenemos que llevárselo a Cooper, él tiene contactos que pueden frenar a Ryan si tienen las pruebas suficientes —respondió Jordan.

— Eso ya lo sabemos, Mollie nos lo explicó, a lo que nos referimos es como hacerlo con toda esa mierda de afuera —Luan señaló las cámaras, las cuales mostraban que había decenas de policías por el vecindario.

— Sin mencionar que habrá muchos más por la ciudad buscando a Lincoln, no hay manera de llegar a salvo hasta allá —mencionaba Lori.

— Pero no podemos quedarnos aquí para siempre, tarde o temprano nos encontrarán —decía Lana—. Debemos resolverlo ahora.

— ¡¿Y cómo esperas que lleguemos hasta la oficina de Cooper?! La persona que lo haga ha de estar demente y el que más se acerca a esa definición está hecho mierda —Lola señaló a su hermano—. Me temo que no hay nadie que pueda...

— Yo lo haré.

Dijo con un tono firme la muchacha de ojos rojizos.

Todos voltearon a mirarla, sorprendidos de que esa chica que lucía tan tímida y reducida a solo ser salvada era ahora la que tomaba la iniciativa.

— Jordan, Lincoln, ustedes hicieron demasiado por mí —decía Mollie—. ¿Qué he hecho yo a parte de quedarme de brazos cruzados mientras ustedes sufren todo el peso de esto? Ya fue suficiente de ser la que se queda esperando, es mi turno de actuar.

— Mollie, esto es MUY diferente, se trata de una situación que en serio puede matarte —le advertía Jordan—. Mejor tomemos esto con calma y pensemos mejor.

— Me temo que es cierto eso de que no tenemos mucho tiempo —Lisa revisaba las cámaras—. Si bien el búnker está bien escondido no faltará mucho hasta que empiecen a amenazar a la gente para encontrarnos, gente cercana a nosotros. Quedarnos significa que el riesgo lo correrán los de afuera.

— Aun si Mollie fuera, ¿cómo diablos se desplazará por la ciudad sin ser vista? —preguntó Luan.

— De eso me encargo yo —Luna levantó la mano—. Lisa, creo que una de las salidas de emergencias de esta cosa lleva a las alcantarillas, ¿no? Yo conozco las cloacas, muchas veces las usaba para escaparme de casa sin ser detectada. Mollie, déjame acompañarte y te guiaré hasta donde quieras.

— No sé si es una buena idea —dijo Leni.

— ¡Vamos!

— ¿Sí o no que transmito confianza?

— Ah... Claro —respondió Mollie, temiendo por su destino.

— ¿Estás segura? —preguntó su amiga.

— Jordan, este es mi momento, no puedo esperar que hagan todo por mí. Tengo que tomar mi vida y arreglarla... —asintió—. ¡Con mis propias manos!

— Entonces decidido, yo acompaño a la amante de Lincoln —dijo Luna—. Ustedes quédense y vigilen que ese tarado no haga más estupideces, volveremos antes de que un gobierno latino funcione.

— Tampoco estamos para esperar siglos —suspiró Lucy.

Mollie y Luna accedieron a las alcantarillas, dispuestas a llegar hasta el doctor Cooper.

Confíen en mí, quiero probar... —pensaba Luna—. ¡Que soy confiable!

Pasé mucho tiempo huyendo, escondiéndome, fingiendo que todo cambiará por arte de magia... —pensaba Mollie—. Pues esta vez iré de frente contra ti, padre. Si te niegas a abandonar tu asquerosa obsesión, yo te regresaré a tu triste realidad. Por muchos años te tuve miedo, ¡ahora tú me vas a temer!

Porque gracias a esas personas de allí atrás estoy aquí ahora.

Y ya nada me hará retroceder en mi camino hacia una vida mejor.

Una vida que yo misma dibujaré.



Continuará...

...

Hasta acá llega este capítulo, solo faltan dos para concluir esta segunda parte y luego pasaremos a la tercera y última. Eso sí, la siguiente actualización será doble para concluirlo todo.

Espero que les haya gustado, prometo que no volveré a tardar tanto. Muchas gracias por su apoyo y recuerden votar y comentar que eso me alegra mucho mis días.

¡Nos vemos!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro