7. No lo olvides, nunca.

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Ha pasado tiempo desde el último capítulo, lamento la tardanza, pero estuve a full con mis otras historias y logré concluir una de ellas. Gracias por el apoyo que le han dado a los capítulos, hoy vamos a ver un poco más sobre la relación de Lincoln y Sid, así como descubriremos unas cuantas cosas sobre otros personajes.

Recuerden que pueden votar y comentar, eso me alegra :D

Sin más demora, iniciemos.

...

Luego de que el evento de arte terminara y el adorable dúo de artistas partiera a pasar un rato juntos, la clase de Royal Woods regresaba al hotel para descansar un poco y celebrar que habían pasado a la siguiente ronda varios de sus alumnos. Sin embargo, entre todo el ruido que sonaba en el autobús, Jordan reconoció el timbre de su teléfono.

— ¿De verdad te pusiste una canción de Disney como timbre? Con razón no creciste nunca —mencionó Mollie.

— Al igual que tu IQ —sacó su celular—. Oh, es la hermana de Lincoln.

— ¿Cuál de todas? ¿La que huele a luchador? ¿La que no se baña? ¿La de humor tan malo que hace parecer a Jack y Jill como una obra maestra? Dime que no es la adicta al sexo, esa me asusta... —recuerda una ocasión en la que se encontró con Luna—. No dejaba de desnudarme con la mirada.

— Como si tuvieras algo que presumir... Es Leni —vio a Mollie confundida y suspiró—. Ya sabes, la tetona.

— Ah, ya me acordé, disculpa soy pésima con los nombres, solo recuerdo los apodos que pongo —ve pasar a un chico de cuello largo—. Hola Candace, ¿Ya acusaste a alguien hoy?

— Ya cállate un rato, prefiero cuando eres molesta a cuando intentas ser graciosa —respondió la llamada—. Leni, hola, ¿Pasó algo?

— Estaba llamando a Lincoln para preguntarle como le ha ido, pero no responde su teléfono. Normalmente siempre contesta, y como la llamada si le llega lo que interpreto es que lo tiene en silencio —se ríe—. Supongo que algo importante debe estar pasando, cuando lo pone en silencio es para estar concentrado.

— Oh sí, se fue con Sid a dibujar juntos.

— Se fueron a coger esos dos, hay tensión sexual ahí —dijo Mollie ganándose un golpe en el hombro por parte de su compañera.

— Ah, eso suena genial —dijo Leni sonriente—. ¿Pero quién es Sid?

— Es una chica que...

Sin saberlo, Jordan abrió la caja de pandora, liberando las mayores desgracias conocidas por la humanidad: shipeadoras.

— ¡CHICAS, LINCOLN ESTÁ TENIENDO CONTACTO CON UNA MUJER! —gritó Leni provocando que todas sus hermanas se centraran en la llamada.

— Creo que me rompió el tímpano —dijo Jordan llorando.

— Creo que me rompió el cerebro —dijo Mollie desorientada.

— ¡EXIJO CONTESTO, AHORA! —reclamó Lynn.

— ¿Es buena persona? —preguntó Luan.

— ¿Es elegante? —preguntó Lola.

— ¿Está buena? —preguntó Luna, notando la mirada de sus hermanas—. ¿Qué? Es broma, no me gustan las menores, no estoy tan hecha pija tampoco.

— ¡Descríbela! ¡Queremos saber CADA detalle! —dijo Leni—. Lisa, prepárate, es hora de que la doxees y veamos si es lo que dice ser.

— Por fin, mi momento ha llegado —mencionaba Lisa sacando su computadora dispuesta a sacarle todas las redes sociales a la chica de Lincoln.

— Bueno, no la conocemos mucho todavía, Lincoln a penas la conoció ayer, aunque dice que la primera vez que se vieron fue en el evento de arte de hace 3 años —aclaraba la mejor amiga—. Su nombre es Sid Chang, tiene nuestra edad y es una chica bastante animada. También dibuja, así que se lleva bien con Lincoln, hasta él me contó que ella es una fanática de su trabajo.

— Ya tengo todas sus redes sociales, la de su familia, y hasta de la gente que sigue, incluso sé que desayunó esta mañana —dijo Lisa—. Muchas gracias compañera de estatura por debajo del promedio.

— Ni Anonymous fue tan rápido —dijo Mollie asustada.

Las hermanas Loud se quedaron fascinadas con la muchacha que Lisa había encontrado. Respecto al apartado físico, era una joven extremadamente hermosa, con una mirada llena de inocencia y resplandor, pero con el cuerpo de una señorita hecha y derecha. Esos ojos esmeraldas y ese cabello desarreglado, pero tan fino a la vez las hizo quedarse boquiabiertas, no esperaban que Lincoln fuera a salir con una chica tan bella. Sin embargo, lo que más les importaba era si se trataba de una buena o mala influencia para su hermanito, de lo cual se encargó Lisa al ver sus perfiles y datos al más puro estilo de la invasión a la privacidad.

— Sus padres tienen trabajos honestos; su apartado académico es bastante bueno, no diría que es destacable, pero tiene buenos promedios en todos los cursos; y se ve que adora participar en proyectos de arte o en colaboraciones en beneficio de otros menos afortunados —sospechó la científica—. No sé ustedes, pero parece demasiado perfecta como para ser real.

— Maldición, su cabello es maravilloso —chillaba Lola llena de envidia—. ¡Y ni siquiera está arreglado! ¡Está todo puntiagudo y aún así se ve hermoso!

— ¡FUAAAA QUE TETA...! —gritó Luna—. Digo, fua que teteras tan lindas tiene en esa foto, de seguro sus padres ganan bien.

— Jordan, ¿Dices que Lincoln se fue con ella? Ósea, ¿Por voluntad propia?

— Sí, Leni, se fueron tomados de la mano y todo, ella es muy atrevida y hasta le dio un abrazo públicamente a Lincoln —recordaba—. A decir verdad, pareciera que hay algo ahí, al menos por parte de ella.

— Genial, Lincoln la va a poner —celebró Luna.

— Pues se ve que tiene una familia feliz, no parece una chica con problemas, ¿Creen qué...? —miró Lana a sus hermanas—. ¿Finalmente está pasando?

— Lo que hemos rezado para que suceda todos estos años —expresó Lori sonriendo—. Parece que después de tanto tiempo por fin ha llegado a su vida alguien capaz de devolverle la alegría que nosotras no pudimos. El destino colocó en su camino a una persona que lo puede sacar de esa continua tristeza, por fin pasó, chicas...

— Espero que sea así, nadie ha podido alegrarlo en 3 años, para que ella logre hacer que Lincoln le dé la mano es por algo especial —agregó Lucy—. Y pensar que solo se han conocido un día, esto parece casi como si el hilo rojo del destino de verdad existiera y estuviera reuniendo a esas dos almas a través de lo que más aman: el dibujo.

— ¡Hay que llamarlo! —dijo impaciente Lola.

— No, démosle tiempo con ella, en la noche le hablaremos —afirmó Lori con autoridad.

— Esa chica debe ser increíble, imagina que logró en 1 día lo que ni siquiera Jordan pudo en todo este tiempo —dijo Lynn como broma, pero sus hermanas la miraron mal—. Solo estoy bromeando, tranquilas.

— Sigo en línea... —reveló Jordan.

— Oh... Mierda, que incomodo —se arrepintió Lynn.

— Creo que... Hablamos luego, gracias Jordan.

— De nada, Leni, cuídense.

Luego de colgar la mejor amiga se quedó callada unos instantes, Mollie notó que las palabras de Lynn afectaron un poco a la chica. Y tras verificar que nadie iba a escucharla tratando bien a su compañera, decidió hablarle.

— Oye, no escuches a la que huele como jugador de Genshin Impact —dijo tratando de animarla—. Has sido vital en la vida de Lincoln.

— Lo sé, estoy bien... —la miró—. Gracias por preocuparte.

— No me preocupo por ti, solo no quiero oírte llorar en la habitación.

— Tranquila, estoy feliz de que Lincoln haya encontrado a alguien que lo anime —sonrió—. Que lo anime... Más de lo que yo he podido... Mierda.

En ese momento había surgido una preocupación en mi cabeza, pues entre la felicidad que sentía al saber que mi mejor amigo estaba feliz, mi lado egoísta salía a la luz cuando me puse a pensar... ¿Y si por culpa de Sid, Lincoln se olvida de mí? ¿Y si por encontrar a alguien que le cura la tristeza abandona a quien estuvo a su lado sin poder hacer nada? ¿Y si...?

¿Y si conocer a Sid significa que yo ya no seré su mejor amiga?

Quienes nos apoyan en el pasado, a veces, tienen miedo de que en el futuro los reemplacemos. Y sin darnos cuenta, hay ocasiones en las que nos olvidamos de quienes estuvieron cuando más necesitamos apoyo, solo porque ahora el destino nos pone al lado de lo que siempre hemos buscado. Es como un viaje en el que, al llegar a la meta, te olvidas de absolutamente todo lo que lograste en el camino. Ese es el precio de la dicha, cuando es tanta, te olvidas de todo lo que hace menos miserable los días malos.

Eso ya le pasó una vez a Lincoln, y el precio que pagó fue ver su sangre en medio de la pista de esa carretera.

...

...

Llegaron a la "oficina" de Sid. El lugar estaba tan descuidado como la primera vez que Lincoln llegó, pero se podía decir que esto ya no le importaba. Antes llegó por estar huyendo, ahora estaba ahí porque quería estar ahí. Pese a estar ya en su destino, se dio cuenta de que ella no lo soltaba, como si realmente Sid disfrutara tomarlo de la mano y llevarlo a todos lados. A lo mejor era una relación como de ama y mascota, o tal vez de verdad esa muchacha amaba pasar tiempo con él.

— ¿Finalmente entendiste la belleza de mi oficina?

— Creo que algo de limpieza no haría daño.

— Hmm... —sonrió—. Hoy estás de buen humor.

— Tampoco soy tan depresivo, tengo días buenos y días malos —dijo riéndose.

— ¿Entonces este es un buen día?

— Pues no ha pasado nada raro, así que sí.

— ¡¿Significa que ya no soy rara?!

— Dije nada raro, no nadie raro.

— ¡¿Y por qué crees que soy rara?! —preguntó enojada.

— Eres tan... Pues, ya sabes, tan sociable y amable que por momentos siento que eres un producto de mi imaginación, como esas teorías estúpidas de internet.

— Hay veces en la que la realidad es tan buena que parece falsa, en otras palabras, no soy rara, solo es que soy tan genial que parezco imposible —le jaló un pelo—. Pero soy real, Lincoln, muy real.

— A lo mejor todos somos los raros y tú la normal, puede ser eso también —mencionó entre risas—. Esas cosas no tienen respuesta.

— ¡Vamos de una vez! —lo jaló para entrar.

— Entonces, ¿Cuál es el primer paso para dibujar personas?

— El primer paso es de lo más sencillo —abrió la puerta—. ¡Limpiar!

— El lugar es tuyo...

— Descuida, será trabajo en equipo.

Tras 40 minutos enteros de Lincoln limpiando todo solo mientras Sid lloraba por tener que desechar bocetos sin terminar o que directamente eran inútiles. El joven terminó estallando de calor, pues era un día muy soleado y tanto esfuerzo físico le dificultaba respirar. Sid estaba de lo más normal, para sorpresa de absolutamente nadie.

— Ten, te la ganaste —le ofreció una bebida.

— Gracias, se ve que tú también hiciste mucho esfuerzo...

— Disculpa, si gustas puedo sacar los caballetes —se levantó para sacarlos y comenzar a dibujar—. ¿Te puedo hacer una pregunta?

— Claro, adelante.

— Si tienes tanto calor, ¿Por qué no te sacas la chaqueta? ¿O acaso es especial para ti?

— Bueno, si tiene un valor muy grande, la recibí poco después de que abandoné la exhibición de arte hace 3 años, fue un regalo de mi hermana Leni —vio el sol—. Pero supongo que me la puedo quitar un rato.

— Y... ¿Qué pasó hace 3 años? —preguntó mientras veía al chico amarrarse la chaqueta a la cintura—. Digo, si es que puedo saber, me dio mucha curiosidad porque alguien tan talentoso se iría de la competencia. Por lo que dicen los rumores, fue algo muy personal, en todo caso, lamento si es una pregunta incomoda.

— No es una pregunta incomoda, yo la hago incomoda —suspiró—. Hace 3 años me dediqué tanto al arte que olvidé otras cosas, cosas muy importantes. Dije cosas erróneas, lastimando a personas que no se lo merecían, y a las cuales pude pedirles perdón en ocasiones futuras, excepto a una persona.

— El accidente de carretera de Royal Woods... —cargaba los caballetes—. ¿Perdiste a alguien?

— Ya la había perdido hace mucho tiempo, el día que elegí algo que me apasionaba por encima de alguien que me amaba —miró su bebida fría—. Ese día lo único que pasó fue que me arrebataron la oportunidad de pedirle perdón, o del al menos despedirme dignamente. Es curioso como el mejor día de tu vida puede transformarse en algo que te marca de porvida, y no de buena manera.

— Las personas mueren cuando menos lo esperas, es lo que hace tan aterradora a la muerte, no avisa, no da indicios, simplemente... —recordó a su abuela—. Llega y lo único que puedes hacer es tratar de ser una buena persona antes de que eso pase.

— Ella era buena... No la menciono mucho, pero la verdad es que... Pienso seguido en ella.

— Lo tienes, entonces.

— ¿Qué cosa?

— El primer paso para dibujar personas —le sonrió—. Tienes a alguien en tu mente.

— No lo sé... Me encantaría dibujarla, pero también me dicen que debo dejar atrás lo que pasó —se río—. No puedo creer lo idiota que soy, hago tantos berrinches y me complico la vida solo, pero... Supongo que ser idiota me dio la oportunidad de conocer muchas personas. Y aunque puedo ser pesimista, en el fondo estoy agradecido por lo que tengo. Ja... ¿Crees que soy algo dramático? ¿Sid?

La muchacha estaba respirando con algo de dificultad, a penas había movido los caballetes, pero lucía muy cansada. No era algo grave, pero Lincoln se puso de pie inmediatamente para ver como estaba, como si su cuerpo reaccionara al ver a Sid mal.

— ¿Qué tienes? —preguntó él preocupado—. ¿Quieres que llame a tus padres o a alguien?

— Estoy bien, me pasa seguido —tosió un poco—. Solo necesito la medicina que tengo guardada en el cajón, se me olvidó tomar en la mañana por tanta emoción.

— ¡Ok! —abrió el cajón señalado, encontrando antibióticos—. ¿Son estos?

— Cualquiera sirve —el peliblanco le entregó un antibiótico y lo consumió—. Gracias, eso bastará, siempre que estoy emocionada olvido tomar esto 3 veces al día.

— ¿Qué fue eso? —preguntó angustiado.

— Tengo Fibrosis Quística, descuida, se controla —lo miró a los ojos—. Solo que hacer esfuerzo sin tomar la medicina me deja muy cansada.

— No tenía idea —cargó los caballetes—. Siéntate, yo ordeno todo.

— Bueno, ahora sé lo de tu chaqueta y ahora tú sabes algo nuevo de mí —se río con dulzura.

— ¿De verdad estás bien? ¿Qué rayos es la Fibrosis Quística?

— Es una enfermedad hereditaria, sucede cuando ambos padres tienen un gen llamado CFTR o algo así dañado, sus hijos nacen entonces con FQ —respiraba mejor—. Mis padres tenían un solo gen, por eso están bien, pero cuando alguien tiene dos genes pues desarrolla la enfermedad. Mi hermanita la tiene también, pero es mucho más leve en ella, conmigo si es necesario medicarme seguido.

— ¿Por qué no me lo dijiste? ¡Corrimos por toda la ciudad ayer! —exclamaba enojado—. ¡Si tienes problemas respiratorios no deberías exigirte así!

— Lo sé, es que... —miró a otro lado tiernamente—. De verdad quería pasar tiempo contigo.

— Diablos —sintió una leve felicidad—. De todas formas, no vuelvas a exigirte así.

— Ok, ok —se recuperó—. ¿Estás listo?

— Hagamos esto.

Colocaron hojas profundas sobre los caballetes, normalmente se toma asiento para dibujar así en las clases de Lincoln, pero si por algo fue tan conocido en su momento fue por salirse de los estándares. Lo mismo con Sid, para ella era mucho mejor dibujar de pie, ya que su espalda se mantenía firme y tenía mayor movilidad. Estaban preparados, lo primero era que Lincoln aprendiera a dibujar humanos, una vez logrado eso él sería quien le enseñaría a Sid a dibujar naturaleza.

— Bien, ¿Cómo inicio?

— Como te mencioné antes, debes pensar primero en que tipo de persona quieres dibujar —señalaba la hoja—. ¿Quieres dibujar a alguien que ya existe o mejor quieres crear algo nuevo según tus gustos?

— ¿Algo nuevo? ¿Cómo un Oc o alguna cosa así?

— Claro, es completamente normal, a veces me pongo a dibujar personas con características físicas únicas o que me gustan —mostró algunos dibujos—. Como puedes ver todo se basa en imaginación, en visualizar a la persona como si la tuvieras en frente. Por eso digo, si vas a crear a una persona desde cero usa tu creatividad, pero si vas a dedicarle el arte a alguien usa una foto o un recuerdo valioso para inspirarte.

— Creo que soy mejor dedicando mi arte —sacó su celular y seleccionó una foto—. Tengo una foto de mi amiga Jordan, puedo usarla.

— Solo Dios sabe lo que hiciste con esa foto.

— No es mi tipo, parece de 12 años —colocó el teléfono frente a él—. Bien, ¿Ahora qué?

— Deja fluir el cosmos en tu mano y crea el universo...

— ¿Qué?

— Expresa la energía de tu alma a través del lápiz...

— ¿Qué?

— ¡Dibuja, tarado!

— ¡P-Pero no es tan sencillo! ¿Crees que no lo he intentado así?

— Inténtalo, quiero ver que te sale para saber si estás muy perdido o cerca a la meta.

Tras 10 minutos realizando la ilustración, el joven finalizó.

— ¿Qué tal?

— ¿Tu amiga es argentina?

— No, ¿Por qué?

— Porque esa nariz no es de este país.

— ¡DIBUJAR NARICES ES DIFÍCIL, MALDITA SEA!

— La anatomía humana es difícil, por eso es tan impactante ver cuando un artista logra un trazo tan realista —mientras observaba la foto, hacía su propio dibujo—. El truco está no en mirar la foto, sino tener a la persona en tu mente, en imaginarla moviéndose, hablando, parpadeando, lo que sea, pero debes imaginarla viva. ¿Cómo piensas darle vida al dibujo si solo piensas en una imagen estática? ¡Usa tu mente! ¡Piensa en esto como si fuera real, un recuerdo más!

— Pero el dibujo es una sola imagen, lo que describes es animación.

— Usando el idioma de los tontos, básicamente usas tu mente para reconstruir ese momento a base de trazos, como si armaras una precuela de tu vida con tus propias manos —terminaba el boceto—. Crear la película es lo más complicado, una vez lo dominas... ¡El único paso que queda es mostrarla al público!

— ¡¿Qué carajo?! —veía el boceto—. Ni siquiera está terminado y es idéntica...

— Tienes que relajarte, Linc, estás muy tenso —se colocó detrás de él—. Quiero que lo intentes otra vez, pero ahora con los ojos cerrados.

— ¿Estás loca? Eso es imposible —Sid le tapó los ojos.

— Shhh... No hables, solo escucha mi voz —le susurraba suavemente al oído—. Piensa en un bonito recuerdo que tengas de esa persona, cualquiera sirve.

— Pues... Cuando la conocí, supongo.

— ¡Que no hables! —le puso el dedo en la boca—. Respira, recuerda, y recrea el pasado.

Bien... Si recuerdo ese día. De hecho, aunque lo intentara no lograría olvidarlo. Ella estaba tan devastada y nadie en el salón se le quería acercar luego de que se hicieran públicos los actos de su madre. Dicen que la escuela es tu segundo hogar, pero parecía que tanto en ese como en el primero ella estaba sola. Su padre tenía que trabajar más que nunca para pagar todo solo, pero lo que esa niña necesitaba no era dinero, sino un amigo.

"¿Estás esperando a tu padre?"

"No, mi casa queda a 5 minutos de aquí, mi papá me pidió que regresara con alguna de mis amigas, no puede venir"

"¿Y por qué sigues aquí? Es tarde"

"Puedo decir lo mismo de ti, ¿Qué rayos haces tan tarde en la escuela?"

"Me quedé en las clases de arte"

"Diría que ese club es para tontos, pero... Creo que yo soy la tonta"

"¿Por qué dices eso?"

"Porque estoy sentada aquí esperando a mi madre, aún sabiendo que ella no volverá por mí, ni siquiera si estuviera libre. Estoy aquí, sufriendo por alguien que nunca me amó, pero que yo amé con todas mis fuerzas. En vez de arreglar mi vida, sigo pensando en quien la arruinó... ¿Hay algo más estúpido que eso?"

"Sí, lo hay"

"¿Qué es más patético que no superar el dolor?"

"Pensar que tienes que superarlo sola"

"Tú... ¿Cuál es tu nombre?"

"Lincoln Loud, y soy un artista"

Así que por eso siempre fuiste tan paciente conmigo, Jordan, porque estuve contigo cuando nadie más lo hizo. De verdad eres... Mi mejor amiga.

— ¡Mira, Lincoln! —le destapó los ojos.

— ¿Eh? —vio el dibujo—. No se parece en nada a la foto...

— No es la misma pose ni la misma expresión, es cierto, pero es Jordan, ¿No?

— Es muy parecido al rostro que ella tenía cuando la conocí...

— ¿Lo ves? Tienes un talento verdadero, solo debes encontrar como explotarlo.

— No es perfecto, creo que tengo que alargarle un poco el rostro, los ojos están muy juntos, no, creo que... —Sid le tomó la mano.

— La mejora no se encuentra en la presión, se encuentra en la tranquilidad —le movió la mano hasta el dibujo—. Sí, faltan detalles, pero tienes la idea ya.

— Wow, es increíble, ni siquiera mi maestra logró ayudarme así —dijo asombrado.

— Es que yo soy una divinidad —dijo orgullosa.

— Pues es un buen comienzo, vaya que sí —ve que la muchacha colocaba hojas en los demás caballetes—. Sid, solo necesitamos dos, ¿Para qué usas tantos?

— Vamos al siguiente nivel, Lincoln —lo miró confiada—. Dibujarás a toda tu familia a la vez.

— ¡¿QUÉ?!

— Es la táctica de mi abuela, ella me hacía entrenar así.

— ¡Pero tu familia es de 4, yo tengo 10 hermanas!

— Darás toda una vuelta con los ojos cerrados y conmigo guiándote, cada vez que acabes un dibujo, ósea una hermana, pasarás a la siguiente hasta tener a las diez —decía muy emocionada—. Repite el proceso de Jordan, usa un recuerdo y recréalo.

— Bien, bien, lo intentaré...

El joven cerró los ojos, mientras Sid lo guiaba al primer caballete. La chica se colocó a su lado, y abrió sus labios para darle unas palabras necesarias para liberar todo el potencial, al mismo tiempo que cerraba sus propios ojos.

— Piensa en todo lo que existe gracias a la ilustración, los cuadros, los mangas y cómics, las memorias, lo abstracto, todo eso... Todo eso existe porque alguien lo creó, el ser humano con sus propias manos.

— La hoja está vacía por una razón, es nuestro deber llenarla de lo que sea que queramos expresar. Usa tus recuerdos, los buenos momentos, los malos momentos, toda memoria que esté en tu mente libérala en esa hoja y así podrás revivirla. Yo te dije que dibujo personas para jamás olvidarlas, ahora tú hazlo mismo, no olvides nunca, Lincoln —abrió sus ojos—. ¡Adelante!

La chica lo guío a través de cada hoja para que él se concentrara en dibujar. Utilizó el consejo de Sid, usando sus mejores y peores recuerdos con cada una de sus hermanas para poder recrearlas. Al hacer eso, una pequeña sonrisa brotó, puesto que hacía mucho tiempo que no se detenía a pensar en lo afortunado que era. Es decir, tenía una familia maravillosa, con alguna que otra dificultad, pero, al fin y al cabo, se apoyaban y se sacaban adelante entre todos. Este sentimiento tan nostálgico era el que no sentía desde hace 3 años, se estaba divirtiendo. Y no era solo por dibujar, sino porque tenía un propósito para dibujar: recordar que nunca ha estado solo.

Sid también estaba muy emocionada, ya que veía el rostro de hace 3 años regresar. Podía ver esa sonrisa de niño que se entrega al mundo de la felicidad pura y verdadera que le daba esperanza en que el arte no había muerto ni se había vuelto un negocio para gente sin creatividad. Eso era lo que significaba ser un dibujante, disfrutar cada trazo, cada tacto con la hoja, cada sentimiento, eso era dibujar. Llenar una hoja es algo que cualquiera puede hacerlo, muchos lo hacen por dinero o por querer llamar la atención generando morbo, pero nada se comparaba a llenar una hoja con tu personalidad. De puro instinto, ella colocó su cabeza en la espalda de Lincoln, y de tanta emoción que desbordaba él, podía oír su corazón palpitando como si no pudiera contener tanta alegría.

Sin que ninguno de los dos lo notara, pasaron media hora en ese proceso hasta que Lincoln terminó. Sid levantó su cabeza para indicarle que abriera los ojos para comprobar los resultados.

— ¿Qué tal lo hice? —preguntó respirando agitadamente, aunque no lo pareciera, dibujar así de rápido puede agotar.

— Mira tú mismo —señaló las hojas—. Yo no he visto a tus hermanas, no sé si lo hiciste bien o mal. ¿Qué dices? ¿Se parecen?

— Pues... —miró sus dibujos—. Tal vez todavía me falta lo del tamaño de los rostros y la forma de dibujar la nariz, pero... Esos ojos, al menos a mí, me traen muchos recuerdos.

— Entonces es un avance notable, Lincoln.

— Sí... —volteó a mirarla—. Eres increíble, Sid.

— No seas tan exagerado —dijo avergonzada—. Con un poco más de práctica serás un maestro, lograrás en poco tiempo lo que a mí me tardó años.

— No, no hablo del dibujo, hablo... ¿Cómo lo haces?

— ¿Qué cosa?

— ¿Cómo logras hacer que me divierta como nunca creí poder volver a hacerlo?

— Supongo que la alegría es contagiosa —respondió sonriendo.

— Así es... —se fijó la hora—. Vaya, ya vamos más de una hora aquí, creo que ya me toca enseñarte de naturaleza. Por hoy he avanzando suficiente, también quiero que tú aprendas.

— Más bien estaba pensando en... —señaló una caja—. ¿Te gustaría ver películas que me encontré en un callejón?

— En primer lugar, no preguntaré por qué recogiste algo de un callejón, en segundo lugar —la miró sorprendido—. ¿No quieres practicar? Créeme, estos días se pasarán volando y luego no habrá tiempo suficiente para que domines mi estilo.

— No solo te invité para eso —sonrió—. ¡Te dije que quiero pasar tiempo contigo!

— Sid... —decidió relajarse—. Está bien, veamos que cosas nos encontramos en esas cintas con olor a basura.

Más allá de los momentos serios, uno también debe saber divertirse de vez en cuando. Lincoln recordó esa lección que le dio su maestra Astrid cuando la conoció, pero tanta obsesión por el arte lo llevó a enfocarse solo a pasarla bien, olvidándose de que a veces se necesita estar concentrado. Sin embargo, aquí era lo contrario, debía dejarse llevar y aprovechar en pasar tiempo con esa hermosa joven. Usaría este tiempo en algo tan valioso como cualquier lección: conocerla, aprender de ella, y saber quien es realmente Sid Chang.

Además, había algo que desde hace rato le estaba inundando la mente debido a la actitud de la muchacha. Dentro de su cabeza, la posibilidad de que Sid estuviera enamorada de él divagaba, y en vez de rechazar eso como lo haría su versión de estos años, quería descubrir que era lo que ella sentía por él. ¿Era admiración o Sid estaba escondiendo algo más? Vaya que le costaba entender a las mujeres, en especial cuando se trata de diferenciar coqueteo con amabilidad. Sin duda los hombres eran pésimos para saber cuando una mujer quería algo con ellos.

De cualquiera forma, algo sí estaba claro: la estaba pasando de maravilla.

...

Nombre: Jordan Winter (Estadounidense)

Edad: 16 años (nacida el 9 de noviembre)

Historia: Los 11 primeros años de su vida fueron un infierno por culpa de su madre, una mujer que se embarazó durante una fiesta y por ello se vio obligada a casarse con un hombre que no amaba y a tener una hija que nunca quiso. Desahogó todos sus sueños frustrados en su esposo y en su hija, hasta que terminó encerrada por herir de gravedad a su marido y por casi matar a la niña. La tristeza de Jordan desapareció tras conocer a Lincoln Loud, y desde entonces, han sido mejores amigos. Si bien su baja estatura es motivo de burla, esto se debe a la mala alimentación que tuvo por culpa de su madre durante su niñez.

Estilo: Emocional, tiene una habilidad muy buena para dibujar rostros expresivos o transmitir sentimientos a través de lo que dibuje.

...

Dejó su polera en su cama por el calor que estaba haciendo, el viaje en autobús la dejó acalorada y quería descansar. Su compañera acababa de cambiarse luego de darse un baño. Jordan y Mollie no planeaban hacer algo más allá de relajarse en el lujoso cuarto que tan caritativamente pagó la escuela.

— Diablos, que día —bostezó.

— ¿No te vas a bañar? Hace mucho calor.

— No, así estoy cómoda, no sudo como tú.

— Sí, pero una cosa es sudar y otra es oler —se tapó la nariz.

— Como siempre, eres una malhumorada.

— Me sorprende que estés tan tranquila luego de lo que te dijo Lynn.

— Soy la mejor amiga de Lincoln, no su novia tóxica.

— Esto sonará raro, pero me alegra que seas tan madura —se colocaba su chaqueta—. Muchas personas se enojan cuando llega alguien y pasa demasiado tiempo con una persona querida. Sé que tú y yo no tenemos la mejor relación, pero Lincoln tiene mucha suerte de tener a alguien tan empática como mejor amiga.

— ¿Te sientes bien? —preguntó confundida—. Últimamente estás muy abierta, ¿Te ha pasado algo?

— Muchas cosas están cambiando... —volteó a mirarla—. En cierto modo, y lo digo de verdad, ver que alguien con todo lo que a mí me gustaría tener lo valora me hace sentir... No sé, algo contenta. Normalmente siento envidia, pero es porque lo veo desperdiciar todo lo que tiene, pero cuando lo vi tan perdido en el evento no pude quedarme de brazos cruzados. Creo que me siento bien de, por una vez, haber ayudado en algo.

— De verdad le salvaste el trasero a Lincoln, te luciste.

— Tampoco es tan descabellado, digo... ¿Qué los tres no somos amigos? —preguntó sonriendo forzadamente.

— Nos insultas.

— Es de broma.

— Me pegaste un gorro de pitufo el año pasado.

— Estaba en mis días.

— Molestas a Lincoln y le dices llorón.

— ¡La puta madre! —exclamó—. Ya sé, ya sé, suelo ser una mierda, no tienes que repetírmelo.

La castaña se levantó de la cama para hablarle seriamente a su compañera. Normalmente las dos se llevaban muy mal, pero no por eso Jordan la odiaba o le deseaba el mal, más bien, en este momento incluso se sentía cómoda estando con ella. Había algo en Mollie, algo debajo de esa capa de chica molesta y burlona.

— ¿Por qué eres así, Mollie? Hoy me demostraste que eres más que esa chica que solo busca atención, hay algo bueno en ti —decía tiernamente—. Vamos, no tienes que fingir que no te sientes sola, Linc y yo hemos visto tu rostro de tristeza cuando en clases no tienes con quien hablar. Eso de molestar para que todos te miren no te está ayudando, puedes ser mejor que eso.

— No... No estoy hecha para relacionarme —se tocó la mejilla—. Me da algo de miedo...

— Me da algo de miedo intentar ser buena, porque siento que, de cualquier manera, independientemente de cuanto me esfuerce, alguien me lastimará —confesó con su mano temblando.

— Mollie... ¿Alguien te lastima? —debido a todo el trauma de su madre, Jordan tuvo un problema similar hace años, le temblaban las manos al recordar como su madre la golpeó, era por el miedo a ser vulnerable—. Escucha, no todas las personas son así, hay algunos que de verdad te querrán cuidar. Como dijiste, muchas cosas están cambiando, quizás esta puede ser la oportunidad para tener una buena amistad.

— Creo que algunas cosas no tienen que cambiar, mi vida no es asunto tuyo —dijo molesta—. Mi vida no es un asunto al cual, gente buena como ustedes dos, quiera entrar. No... No le deseo eso a nadie.

— Ok, ok, creo que mejor vamos poco a poco —dijo asustada.

— Ojalá así de lento fueran Sid y Lincoln —mencionó mirando a otro lado.

— Sí —río—. Pobres de las chicas que Lincoln rechazó, se sentirían muy celosas al ver que se está consiguiendo a una chica tan hermosa y amable como Sid. Igual, no me imagino que alguien guste de él, eso sería muy...

— ...

— Espera, dijiste eso de "ojalá fueran lento" con un toque de celos... ¿O soy yo la rara?

— ¡ERES TÚ LA RARA!

— ¡NO JODAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS!

Mollie salió de la habitación perseguida por Jordan, la enana estaba que daba vueltas alrededor de ella burlándose y cagándose de risa por lo que acababa de pasar.

— ¡¿CÓMO NO ME DI CUENTA?! ¡TODO TIENE SENTIDO AHORA! —estallaba en risas Jordan.

— ¡¿Cómo qué sentido?!

— La vieja táctica de molestar al chico que te gusta, la aplicaste todos estos años y ni cuenta me di —se limpiaba las lágrimas de tanto que reía—. Siempre me pregunté porque de todas las personas, era con él con quien insistías en llamar su atención. Pero claro, Lincoln estaba en una etapa en la que no quería ver a nadie, por eso buscaste la forma en la que se fijara en ti un poco por lo menos, y lo lograste. A parte de mí, eras la única chica que hablaba con él.

— ¡Estás confundiendo las cosas, estúpida!

— Te advierto que así no lo vas a conquistar, Mollie, lo que le gusta es la amabilidad.

— ¡NO QUIERO CONQUISTARLO!

— Ahora entiendo porque no te mostraste a favor de Sid casi nada, estás que te mueres de celos y... —vio a Mollie algo triste—. Creo que me pasé, ¿Cierto?

— Hay una razón por la que tú y yo no somos amigas —cambió a una expresión de enojo, arrinconando a Jordan contra una pared, intimidando por la diferencia de altura—. Yo no te quiero en mi vida y tampoco te necesito en ella. Lo que yo piense de Lincoln es mi problema, así que más te vale no hablar de esto con NADIE.

— P-Pero creo que deberías hablar con él —sugería asustada—. Él es muy razonable, y creo que es una espina que tienes clavada desde hace tiempo.

— ¡NO LE DIGAS A NADIE! —le gritó—. ¡No quiero que él se entere! ¡Que se quede con Sid y punto! ¡¿Te quedó claro?!

— Que cobarde...

— ¡¿Qué?!

— ¿Desde hace cuánto te gusta?

— ¡No me...! —vio innecesario seguir negándolo—. Desde hace unos 2 años, ¿Ok?

— ¿Por qué no hiciste nada al respecto? Mollie, cuando dije que vi algo más en ti que solo una idiota hablaba en serio. Tal vez, si te hubieras enfocado en entrar a su vida para mejorarla en vez de llamar su atención para tener su afecto, la historia sería muy distinta ahora —se enojó—. Tienes razón en algo, debe estar con Sid, ella no necesitó decir cosas feas para que Lincoln voltee a mirarla. Eres una cobarde, siempre lo has sido, incluso con alguien tan bueno como él.

— ¡No tengo porque darte respuestas! —exclamó y se fue enojada.

Diablos, que bipolar es la gente cuando se enamora —pensaba Jordan—. Pero... Creo que entiendo porque está tan agresiva. Son 2 años que estuvo enamorada de una persona, y ahora en tan solo una semana parece que alguien está progresando más que ella en todo ese tiempo. Debe ser muy frustrante. Me cuesta entenderla, pero creo que en serio hay alguien allí adentro, una chica muy asustada y dolida.

Mollie llegó a la cafetería del hotel, para ellos el buffet era totalmente gratis, por lo que se sirvió un té para calmarse y pensar mejor. Intentó ganar esa discusión, de verdad intentó estar enojada, pero no lo logró. No estaba furiosa, estaba triste. Cuando miró su reflejo en el té, solo se encontró con lo mismo de siempre: una chica que buscaba amor, pero no sabía que hacer cuando lo recibía.

"¿Por qué pediste que me quitaran la detención? Me pasé con la broma que te hice"

"El director me dijo que podía castigar a la persona que me arruina cada día aquí, pero... Tú no eres esa persona"

"¡Pero te molesto todos los días! ¡Mañana de seguro también lo haré! ¿No lo entiendes? Yo soy así, yo... Solo lastimo, me arrepiento, pero luego lo vuelvo a hacer"

"Estoy tan estancado como tú, Mollie. Yo lloro, digo que voy a olvidarla, pero al día siguiente me tienes con la misma mirada triste. Creo que tú y yo somos así, sabemos lo que hacemos, pero hay algo que nos impide cambiar"

"Tú lo tienes todo, Loud. Tienes una familia que te ama, una mejor amiga que no te abandonará jamás, la maestra te adora, todos te admiran por tu arte... ¿Qué puede ser tan poderoso como para evitar que seas feliz?"

"Nadie te empujará para que te caigas tanto como lo harás tú misma. A veces somos nuestros propios enemigos. A ti, ¿Qué te impide cambiar?"

"Miedo... Miedo a abrir mi corazón y que lo lastimen como lo hace alguien más cada maldito día de mi vida"

"Puedes seguir molestándome si quieres, nunca fuiste una molestia para mí"

"Pero..."

"Yo estaré listo para recibir cada descarga de ira tuya, y quizás sea un error o una pésima intuición, pero siento que, así como harás eso... También llegará un día en el que tendrás el valor de abrir tu corazón, y cuando eso suceda, también lo recibiré. Tu existencia no es una molestia, solo estás pérdida, pero lo que te hace tan diferente a otros es que te miro a los ojos y sé que en un futuro hallarás el camino"

Idiota... —pensó bebiendo su té.

Cada vez que quería hacer eso solo salían insultos de mi boca, mi padre me ha hecho tanto daño que me cuesta amar. Pero, Lincoln Loud, desde ese día no hay momento en el que no quiera decirte como me siento. Soñé tantas veces con ser yo lo que arreglara tu vida, pero creo que el destino no tiene ese plan para mí. Pasé 2 años enteros persiguiéndote, cagándola una y otra vez, solo para terminar así...

Viendo como otra mujer se está convirtiendo en esa razón tuya para cambiar.

La joven castaña se sintió bastante mal de repente, había hecho sentir muy mal a Mollie. Se supone que era el revés, pero esta vez ella fue la mala, la que atacó a la otra por donde más le dolía y sin razones válidas. ¿Así era como se sentía lastimar? Era terrible, como si algo te devorara por dentro, sintiendo el mismo dolor que causaste. De solo pensar que existe gente que disfruta de herir sintió mucho asco. No obstante, la curiosidad la invadió cuando escuchó la voz de su maestra junto a una voz masculina, así que fue a ver.

¿No es ese sujeto el que eligió a Lincoln? —pensaba la muchacha viéndolos a ambos—. ¿Qué hace hablando con la maestra Astrid?

— Se honesto, Alexander, ¿Por qué viniste? Tú no eres de asistir a estos eventos, además, tu llegada fue muy conveniente.

— ¿Qué? ¿No puedo divertirme? —preguntaba bajándose las gafas—. En fin, si tuviera que ser honesto diría que vine a visitarte.

— ¡Lo sabía! ¡Solo estás aquí por eso! —reclamó molesta.

— ¿Por qué te enojas? —suspiró frustrado—. Ya me disculpé muchas veces.

— No se trata de eso, Alexander, yo ye te perdoné, pero te dije que no quería volver a verte intentando esto.

¿Intentar? ¿Intentar qué? —pensó la muchacha.

— No me malentiendas, he venido a visitarte, pero no para eso. Vamos, no me hables tan feo, después de todo...

— ¡¿QUÉ?! —exclamó Jordan, tapándose la boca para esconderse, salvándose de ser descubierta—. ¡¿La maestra salió con él?! ¡¿La profesora salió con uno de los hombres más famosos en la actualidad?!

— Bien, te escucho.

— Quiero mostrarte que he cambiado, Astrid.

— Estoy casada, Alex —aclaró mostrando su anillo—. Felizmente casada, de hecho.

— Maldición, déjame hablar —decía mirando el anillo—. No lo hago para recuperarte, nuestro rompimiento fue culpa mía y no merezco otra oportunidad. Quiero mostrarte que soy distinto para ya dejar esto atrás e intentar ser amigos otra vez.

— ¡¿Solo por eso elegiste a mi alumno?!

— ¡No, no! ¡Tu alumno tiene talento! —confesó—. Yo no sabía que era tuyo, como ya tenías a 2 de tu clase seleccionadas pensé que te quedarías, por ello seleccioné al que más me gustaba y fue Lincoln.

— Más te vale, Alex, porque Lincoln no es un objeto que puedas usar para llegar a mí.

— Santo cielo mujer, no quiero volver contigo —se sacó las gafas—. Mírame a los ojos, Astrid, estoy cansado de ser tan mala influencia. Déjame mostrarte que puedo ser un buen ejemplo a seguir, por favor.

— Ya te perdoné, ¿Qué más quieres?

— Redimirme por lo que te dije cuando me enteré de que eras infértil.

— ¡¿QUÉ MIERDA CON EL DÍA DE HOY QUE TODOS CONFIESAN COSAS?! —explotó el cerebro de Jordan.

Lo que acababa de escuchar tenía todo el sentido del mundo una vez reflexionó al respecto. La maestra era una mujer que ya estaba cerca a sus 40, pero no parecía ni cerca de tener un embarazo. Jordan nunca lo sospechó por la actitud tan maternal y amoroso que Astrid tenía con todos, pensaba que solo era cosa de tomarse su tiempo, pero esto que escuchó la hizo sentirse muy mal por su profesora. Ahora comprendía porque ella era tan buena con ellos, eran los hijos que esa maravillosa mujer no podía tener. Pero también surgió un odio en ella hacia Alexander, ¿Cómo puede un hombre decirle cosas horribles a una mujer por algo que ni es su culpa? No tenía ni que pensar para llegar a la obvia conclusión: esos dos terminaron porque él se enteró de que ella era estéril.

— Ven, Alex, te voy a decir una cosa.

— Oh, está bien —se acercó a ella.

— Te voy a susurrar algo, pon tu oído cerca...

— Claro, claro —acercó su oreja—. Te oigo fuerte y claro.

— Bien... —lo tomó de la oreja con fuerza—. Escucha, idiota, todos mis alumnos son como hijos para mí, son mis niños a los que he educado con todo el amor y dedicación posible. Si le haces algo, el mínimo daño a Lincoln, te convertiré en un maldito abrigo como el que tienes en la cintura y te venderé como tapete de baño. ¡¿TE QUEDÓ CLARO?!

— ¡O-OK! —aceptó—. ¡Pero no me mates por dios!

— Dios olvida, yo no —lo soltó—. Mucho cuidado con lo que haces.

— Sí, sí, tranquila —inhaló y exhaló para calmarse—. Ya verás que le daré el mejor entrenamiento posible. Y si pierde, me rapo.

— Si pierde... —lo miró como un demonio—. Yo misma te raparé, imbécil.

— Eres tan aterradora como cuando estábamos juntos, hay cosas que nunca cambian —le dio la espalda—. Me retiro por ahora, dile a Lincoln que pasaré por él mañana a las 7 de la mañana.

— ¿7 de la mañana?

— Ok, ok, a esa hora no me despierto ni de broma, dile que 10 de la mañana vengo a entrenarlo.

— Bien, ya vete —le abrió la puerta.

— Nos vemos, Astrid —se despidió poniéndose sus gafas.

— Sí, cuídate, Alexander —cerró la puerta al verlo irse—. Maldición, de verdad espero que haga un buen trabajo, más allá de lo que dijo en el pasado, es un prodigio y el perfecto maestro para Lincoln.

Creo que volveré a mi cuarto, ya he escuchado demasiados chismes por ahora —reflexionó la chica.

— Ya sé que estás ahí, Jordan.

— ¡¿CÓMO?!

Las dos se sentaron a hablar un rato en la habitación de la maestra. La adulta le ofreció algo de galletas para que Jordan estuviera más tranquila.

— No puedo creer que usted salió con Alexander.

— Éramos dos jóvenes inmaduros, ambos teníamos 15 cuando nos conocimos y pasamos muchos años juntos. Realmente estábamos planeando tener una vida linda, y cuando te enamoras por primera vez no piensas bien las cosas. Imagínate que a nuestros 20 años intentamos tener nuestro primer bebe, yo estaba muy ilusionada, pero... —suspiró—. Sufro problemas en la ovulación, soy incapaz de dar a luz.

— Entonces fue por eso que terminaron...

— Dijo cosas horribles. Es decir, yo entiendo la frustración de no poder tener hijos propios, pero yo estaba muy triste y en vez de apoyarme solo me hacía sentir peor —se tocó su vientre—. Me dijo que no podía estar con alguien como yo, que era mi culpa que la relación se acabara. Desde entonces, en numeras ocasiones me ha pedido perdón por llamadas, pero ya no hay espacio en mi vida para Alexander.

— Menos mal conoció a su marido, maestra.

— Mi esposo es el hombre que siempre deseé y nunca lo supe.

— ¿Por qué nunca nos contó que no podía tener hijos?

— Porque no vi la necesidad de hacerlo.

— ¿Y por qué no adopta? Digo, si está en contra de eso no la voy a juzgar.

— Jordan, jamás me he quejado de esto por una razón —la miró con cariño—. Ustedes me hacen sentir una madre, verlos crecer, cometer errores, aprender, todo eso me hace sentir muy feliz. Tal vez pronto adopté un bebe, pero todos esos años en los que vivía odiándome a mí misma por mi condición no fue solo mi marido el que me levantó, ustedes fueron los hijos que siempre quise. Nada cambiará eso, Jordan, para mí son familia, los amo a todos.

— Pues le digo algo, maestra —le devolvió la mirada sonriendo—. Usted es como la madre que siempre quise tener, porque la que tuve solo me hizo daño, pero usted... Usted ha sido más madre en cada clase que hemos tenido que ella en cada vez que la vi en mi propia casa.

— Yo siempre voy a estar para ustedes —le acarició la mejilla—. Son mi orgullo, y estoy agradecida de que el destino me haya hecho conocerlos.

— Gracias... —decidió hablarle de algo—. Maestra, ¿Usted cree que hice un mal trabajo como amiga?

— Si lo dices por Lincoln te puedo asegurar que hiciste un trabajo espectacular. Sí, es cierto que no pudiste motivarlo como lo está haciendo Sid ahora, pero ese no es el punto —le daba palmadas de apoyo—. Tú estuviste a su lado, no lo abandonaste, aunque no lo parezca ese es un enorme acto de amistad. Sin ti, muy seguramente él no habría sido tan fuerte, Jordan.

— Sí... ¡Tiene razón! —caminó hasta la puerta—. Una última cosa, maestra, ¿Podría hablar con Mollie? Está algo... Emocional, y creo que necesita hablar con un adulto.

— Por supuesto, gracias por decírmelo —le lanzó más galletas—. Ten, sé que te gusta ese sabor.

— Usted es la mejor maestra que existe, ¡Nos vemos! —se fue a su cuarto.

Ser buena maestra es lo mínimo que puedo hacer teniendo alumnos tan maravillosos —pensó Astrid.

...

— Ya, pero la pizza con piña es mejor.

— La pizza con piña es una mierda.

— Que pésimos gustos tienes.

— Eso explica porque me caes bien.

— Me cagué sola.

— Te cagaste sola.

Estaban ambos tirados en el suelo luego de haberse acabado como 3 películas baratas y haber devorado todo lo que había en la pequeña nevera de Sid.

— ¿Has pensado que la vida no tiene sentido? —preguntaba Sid—. Digo, ¿Cómo pasas de ser un espermatozoide a una cosa enorme? Además, ¿Por qué entre tantos espermatozoides sales tú? ¿Es destino o es que tus ganas de vivir son más fuertes que las de los demás?

— Para mí que cuando yo era uno de esos engañé a los demás para que fueran por otro lado y así llegué primero.

— ¿Tú crees en Dios?

— Creo en Dios, pero me dan asco muchos católicos, me obligaron a hacer misa debajo del sol en primaria, yo no olvido.

— Yo también creo que existe, pero me gusta pensar que es un ser neutral y que solo nos creó para ver que carajo hacemos —estiraba sus manos al cielo—. Solo piénsalo, creó un planeta, humanos, animales, plantas, océanos, tierras, todo para que más de 2000 años después nuestra generación actual se dedique a dar pena ajena en el internet o hacer marchas de ideologías estúpidas.

— ¿En qué momento dejamos de evolucionar?

Se miraron y no pudieron evitar reírse de la conversación tan absurda que estaban teniendo. Parecían dos buenos amigos disfrutando y ya.

— ¿Te has enamorado alguna vez? —preguntó ella, alertando al chico de una posible atmosfera más "tensa".

— Muchas veces, como cualquier niño que entra en la pubertad —recordaba sus amores fallidos—. Hubo una pelirroja, Cristina, muy linda y todo, pero yo era un pajero y la incomodé; había otra llamada Stella, me caía muy bien, pero era una perra manipuladora. La única vez que me enamoré de verdad... Fue cuando tenía 12 años.

— ¿Cómo era ella? ¿O era un él? Si bateas para el otro lado yo no juzgo, la única inclusión que me caga es la forzada —apretó su puño—. Maldita sea la Blancanieves morena.

— Era... Era ruda, al principio me daba miedo, pero conforme la fui conociendo me di cuenta de que todos nos escondemos debajo de una imagen falsa por miedo a lo que la gente diría de nuestras verdaderas personalidades —estiró sus manos de la misma manera—. Era tierna, bastante atenta, me cuidaba mucho y se preocupaba por mí.

— Que lindo suena eso, ¿Sigues viéndote con ella o algo?

— Ella falleció hace 3 años, la noche del evento de arte.

— Lo siento mucho, Lincoln —dijo apenada—. Sabía que algo te pasó, pero no creí que fuera tan horrible.

— Me arrepiento de muchas cosas, pero nada se compara a lo mucho que me tengo asco por haberle hablado tan mal la última vez que la vi —suspiró—. Es por eso que ahora trato de aprovechar los momentos con quienes quiero, porque nunca sé cuando un maldito camión va a perder el control.

— Pero... Si lo que dices es verdad, sobre que te quería tanto, estoy segura que ella no te odió —se arrodilló, de forma que su cabeza estaba encima de la de Lincoln, mirándose a los ojos los dos—. Tú eres una persona increíble, y por eso estoy segura que lo último que pensó de ti fue que estaba agradecida de haberte conocido. La ira nos ciega y nos hace decir cosas que no pensamos, sino que solo decimos para que la otra persona se sienta tan mal como nosotros. Tú la hiciste feliz y ella te hizo feliz, no olvides eso.

— Gracias, Sid —sonrió, ahora era cuando debía hacerle la pregunta—. ¿Y a ti nunca te ha gustado alguien? Me imagino que de todos tus pretendientes alguno te debe volver loca.

— Pues... Cuando era más pequeña me gustaba un niño de mi ciudad natal, pero jamás pude conocerlo bien.

— Oh —recibió una respuesta algo inesperada, pero le confirmaba que Sid no gustaba de él—. Bueno ya llegará alguien.

— Aunque...

Notó una mirada distinta en Sid, y al tenerla a una distancia tan corta, sentía una gran sensación de calor. Quizás era por el clima, o tal vez por lo que estaba pasando.

— Quizás esta vez si estoy conociendo bien al chico que me gusta.

— ¿Ah? —balbuceó Lincoln al no poder ni hablar bien.

— Oh, mierda, es tarde —se levantó—. Tengo una cena importante por el trabajo de papá, tengo que cambiarme e irme.

— Ok... —respondió pálido.

— No espíes, me voy a cambiar —se cubrió con una gran cortina.

— Ella... ¡¿SE ME ACABA DE CONFESAR?! ¡NI SIQUIERA DUDO NI TEMBLO COMO EN UN ANIME! ¡LO SOLTÓ COMO SI NADA, QUE CONFIANZA!

Al peliblanco ya se le habían confesado chicas antes, en especial luego de que cumplió 15 y pegó el estirón. Sin embargo, esto era completamente diferente. Nunca nadie se le había confesado de una forma tan... Tranquila, tan honesta, tan única. Normalmente las mujeres se ponían nerviosas o algunas actuaban como si le hicieran un favor al quererlo como novio, pero la serena manera en la que Sid le miró a los ojos y le reveló eso fue suficiente para que su ritmo cardiaco estuviera a punto de explotar.

Que locura... ¡Que maldita locura! ¿Yo le gusto o será que habla de alguien más? ¡¿Cómo se va a enamorar de alguien como yo?! ¡Está loca! Yo no puedo corresponderle, me voy en unos días y una relación a distancia no funcionaria. Además, no estoy listo... No me imagino haciendo esto de nuevo. Ella me cae bien, muy bien, y de verdad quiero conocerla más, pero esto es muy repentino, no sé que haré. No importa, es Sid, solo la veo como una amiga, no es mi tipo de chica, dudo que yo...

La vista era tan maravillosa que parecía un dibujo, un dibujo hecho por una mano divina en honor a la feminidad, a la belleza, y a todo lo que es sagrado.

— Me tengo que ir, mis padres me están esperando en la carretera de enfrente —le hace señas—. ¿Vienes o te quedas ahí pensando en a cuantos espermatozoides venciste?

— A-Ah... ¡Ya voy!

Ella se subió al auto de sus padres, la familia Chang estaba elegantemente vestida. Iban a una cena de trabajo, por lo que ya era hora de despedirse hasta el día siguiente.

— Gracias por cuidarla, Lincoln —dijo el señor Chang—. Mañana en la noche tendremos una cena con los vecinos, ¿Te gustaría ir como un invitado? Puedes invitar a amigos tuyos si gustas, habrá mucha comida.

— Pues claro, me gustaría —agradeció con una sonrisa—. Tienen una buena hija, señores Chang.

— ¿La quieres? Te la damos —bromeó la madre de Sid, avergonzando a su hija—. A ella le encantaría estar más tiempo contigo.

— ¡Mamá, ya! —reclamó ella—. Nos vemos mañana, Lincoln. Gracias por el día de hoy.

— Gracias a ti, Sid.

— Oh, una cosa más... —dijo con un tono serio.

— ¿S-Sí? —preguntó nervioso.

— ¿Por qué tengo como 680 mensajes en mi Instagram de varias chicas diciendo que no te robe la inocencia?

— ¡TENÍAN QUE SER MIS HERMANAS! —gritó.

— Nos vamos —anunció el padre arrancando.

— ¡Cuídate, Lincoln! —se despidió Sid sacando la cabeza por la ventana.

— Tú también cuídate...

Miró entonces a las estrellas de la joven noche.

No sé si en serio hay alguien allí arriba, si es así, y esta es una especie de segunda oportunidad para amar... ¿Me crees capaz de poder hacerlo?

Podía jurar que vio una estrella brillar más que antes, como si fuera una respuesta de alguien que lo observaba.

Sí, tienes razón... No seré capaz de nada hasta que yo no tenga fe en mí mismo. Todo esto... Conocer a Sid... Si lo que quiero es que esto sea una nueva etapa en mi vida...

Tengo que dibujarla por mí mismo.

En el hotel, Mollie salía del baño de la cafetería, intentó comer muchos queques de chocolate para aliviar el enojo, lo que no terminó muy bien para su digestión.

— Puta madre, ni cuando sirvieron comida mexicana en la escuela me puse así —tomó aire—. Como sea, ya estoy bien. No pienso volver a pensar en el tema ni en...

— ¡Hola Mollie! —la saludó Lincoln de muy buen humor.

¡ES EL DESTINO CONSPIRANDO CONTRA MÍ! —gritó su cerebro—. Hola, Lincoln, te ves muy contento, ¿Qué hicieron Sid y tú? No te creo capaz de ir tan lejos con una chica.

— Pasé un gran día con ella —respondió alegre—. ¿Cómo estuviste tú?

— No es tu problema —se cruzó de brazos—. Mejor ve a hablar con alguien que te agrade.

— Es que... Tú si me agradas —respondió tranquilamente.

¡PERO...! ¡¿ME ESTÁ HABLANDO BONITO?! ¡DIOS MÍO NO POR FAVOR, SID LO EVANGELIZÓ! —sufría una crisis mental, al punto que se le cayó su chaqueta—. ¡¿Y-Yo te agrado?! ¡Pffff! Se ve que tuviste un buen día, estás totalmente fuera de la realidad.

— Puedes ser molesta y algo exagerada —levantó la chaqueta por ella, y se la ofreció—, pero ayer hiciste algo muy bueno por mí. Ahora sé que eres más de lo que aparentas, Mollie. Así que... No estoy arrepentido de haberte soportado tanto tiempo. Es más, me gustaría invitarte a una cena mañana.

¡¿ME ESTÁ INVITANDO A SALIR?! ¡AYUDA! ¡DIOS, DAME UN INFARTO AHORA LO NECESITO! —se colocó su chaqueta como si nada pasara—. Oh bueno, suena bien, pero no sé si tengo ganas de un evento público...

— Es una cena con la familia de Sid.

— ¡VOY A INFILTRARME EN LA CASA DE ESA PERRA! ¡QUE LISTA QUE ERES, MOLLIE! —volteó a mirarla—. Ok, tú ganas, iré. Gracias por la invitación.

— Genial.

¿Qué me pasa? No puedo ser tan dramática, se ve que le fue muy bien con Sid, tengo que olvidarme de estos sentimientos —pensaba seriamente.

— Oh, verdad, tu mechón está fuera de lugar, te ves mejor cuando está del lado izquierdo de tu rostro, te queda bien.

— Lo... ¿Lo notaste? —se acomodó el mechón.

— ¡Sí! Creo que... Por fin estoy notando muchas cosas —se fue a buscar a su amiga.

— Lincoln Loud...

— ¡Es tu oportunidad! ¡Debes evitar que esa tetona te lo robe! —decía una Mollie ángel.

— ¡PUTA MADRE PENSÉ QUE ME HABÍA DESECHO DE TI HACE 1 AÑO!

— ¡FUERA, IMPULSO DE ROMANCE CLICHÉ! ¡ME NIEGO A SER UN ESTERIOTIPO! —intentaba golpear al ángel.

— Sí... —veía a Mollie gritándole a la nada—. Me hubiera gustado no notar eso.

Vio a su amiga en la cafetería consiguiendo más de las galletas que la maestra le ofreció.

— ¡Jordan!

— ¡Lincoln! ¿Cómo te fue?

— Bastante bien, avancé mucho en mi idea de dibujar personas —le mostró una foto—. Mira, es un boceto de ti.

— ¡Wow, está genial! Espera... ¡¿TENGO LA NARIZ TAN GRANDE?! —se tocó la nariz.

— Error mío —veía que tenía el cabello suelto—. ¿Y tu sujetador de pelo?

— Digamos que pasaron cosas muy inesperadas y lo dejé en mi cuarto, me dio flojera buscarlo y puse me quedé así —juega con su cabello—. ¿Acaso se ve mal?

— No, solo se ve raro, siempre te lo amarras.

— No siempre, ¿Recuerdas?

— Oh, claro que lo recuerdo, cuando nos conocimos tenías el pelo suelto, pero luego de que tu madre te lo jaló tanto yo te convencí para atártelo —recordó eso—. Hemos pasado muchas cosas.

— Por supuesto, pero... —ya era hora de sacarse esa duda—. A lo largo de este día he oído palabras que me han hecho pensar en que pasara cuando encuentres a una persona que te haga más feliz que yo. No lo digo por celosa, sino porque... Eres mi mejor amigo, y no sé que haré si te alejas de mí. Es muy egoísta pensar así, pero no puedo evitarlo, me da miedo estar sola.

— Jordan...

Agarró la mano de la chica, formando una señal especial para los dos.

— Hay personas que no se pueden olvidar, tú eres una de ellas. Este saludo lo creamos hace años, y lo seguiremos haciendo hasta que la vejez ya no nos deje ni movernos.

— Linc... —sonrió conmovida—. ¿Cogiste con Sid o qué? Estás de un humor increíble.

— ¡¿POR QUÉ CREEN QUE LOS HOMBRES NOS PONEMOS FELICES SOLO CON SEXO?! ¡TENEMOS SENTIMIENTOS!

Se fueron a dormir, pues mañana era otro día y Lincoln debía prepararse. Pero el que tuvo hoy fue, sin duda, uno que jamás olvidará.

...

— Dijo 10 de la mañana, ¿Verdad?

— Tiene 1 minuto para llegar —amenazaba Astrid—. O no llegará a las 10, pero de mañana.

— ¡Allí está! —señaló una limusina—. Diablos, que lujo.

— Apariencias son apariencias, Lincoln —dijo ella.

— ¡Llegué con estilo, como siempre! —exclamó Alexander al salir del vehículo—. Lincoln, muchacho, te ves bien, me gusta la nueva camisa.

— Quería cambiar la rutina, además hace mucho calor como para usar la chaqueta.

— Se ve que la pasaste bien ayer con esa muchachita —lo rodeó con su brazo—. No me sorprende, tienes rostro de seductor como yo.

— Lo que tienes es cara de idiota —dijo la maestra.

— Bueno... ¿Comenzamos con el entrenamiento?

— Por supuesto, niño, tengo planeada una súper estrategia para que hagas una naturaleza hermosa.

— De hecho, voy a dibujar una persona.

— Ah... ¡ALFRED, CANCELA EL TOUR AL EVEREST! —ordenó a su chofer—. Ok, ok, cambio de planes, usaré la táctica suprema para aprender anatomía humana...

— ¿Porno? —preguntó Lincoln.

— Ya quisiera, pero no... ¡USAREMOS ESTO!

— ¡Con arcilla aprenderás a moldear cuerpos, Lincoln Loud! ¡VEN, ALUMNO MÍO!

— Ya me arrepentí de esto.

Iba a ser un día muy problemático.


Continuará...

...

Komi San, Nagatoro y Rent a Girlfriend tardando 200 capítulos para la confesión: Zzzz

Sid GOD confesándose en el séptimo capítulo: Fino.

Y sí, me caga eso de que en las historias de romance se tarden veinte mil años en decir lo que sienten porque claro, sale el típico cliché de que los interrumpen con una mala broma. Sid se escribe sola así que chúpenla, ya se confesó xd además es para romper el estereotipo.

Espero les haya gustado, no olviden dejar un comentario y un voto, eso me hace muy feliz. Gracias por el apoyo, nos vemos pronto con nuevos estrenos.


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