V

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Eran las tres de la mañana, y sabía que NamJoon no estaría contento con ello si lo oía llegar. 

Se había atrasado un poco en el trabajo por unos percances, y porque no había querido llegar lleno de sangre de nuevo a su casa. Le había tenido que pedir prestado a TaeHyung su baño para ducharse y ponerse ropa decente. 

Detestaba que NamJoon lo viera de esa forma, y lo evitaría lo más posible. 

Por supuesto, adentro NamJoon lo estaba esperando en la oscuridad, con los brazos cruzados sobre el pecho. A un lado estaba un bate de metal, como si lo hubiera estado agarrando y lo hubiera soltado cuando se dio cuenta de que era él. 

SeokJin se encogió en la capucha de TaeHyung, ocultando su rostro amoratado. 

Estoy en casa. 

Anunció, aunque no hacía falta. Cerró la puerta detrás de sí y no se molestó en quitarse los zapatos.

(Esa debía haber sido la primera señal de alarma). 

¿Debería preguntarte en donde estuviste? 

Trabajando. 

Por supuesto. Nunca trabajas hasta más de las diez. 

Me excedí un poco. Lo siento. Iba a llamarte, pero mi teléfono...

No quiero oírlo, SeokJin— lo cortó de inmediato, sin esperar a que terminara. SeokJin vio su postura defensiva.—¿Qué estabas haciendo? 

Ya te lo dije, Joon. Estaba trabajando. 

NamJoon se acercó a él lentamente. 

Esa no es tu ropa. 

Es de TaeHyung. 

¿Y dices que solo estabas trabajando? 

SeokJin se acercó a él también, cabizbajo. 

Tuve unos problemas y necesité de su ayuda. Joonie, yo...— intentó tocarle la mano, pero NamJoon la rehuyó. 

Ni siquiera sé si creerte, Jin. Has estado volviendo a casa a esta hora desde hace dos semanas. 

Joon...— 

¿Sabes qué? Olvídalo— resopló con frustración y SeokJin se sintió mal. Sin embargo, no dijo nada.—Iré a dormir en el apartamento de YoonGi. Haz lo que quieras. 

Apenas logró retener el gemido que quiso salir de sus labios. Sus manos temblaron, pero las escondió en sus bolsillos.

NamJoon tomó las llaves de la motocicleta y salió dando un portazo. Jin se sobresaltó, pero no tardó en apoyarse en esta misma y deslizarse hasta el suelo, llorando. 

Estaba tan, tan cansado. 

No cansado de NamJoon. No. Nunca estaría cansado de él. 

Estaba cansado de esconderse. De huir. De tener que llevarse todas las balas a pesar de que ya se hubiera derrumbado hace mucho. 

Quería dejar esa mala vida. 

Ya no soportaba las humillaciones, el dolor, la incertidumbre, la vergüenza; quería simplemente... irse. Pero la cadena era demasiado pesada en sus tobillos. 

Se cubrió el rostro con las manos para limpiarse las lágrimas y levantarse débilmente para ir a la cama. 

Mas de camino allí encontró el teléfono de NamJoon, vibrando intercaladamente sobre su almohada. Al parecer, su novio se había olvidado del aparato como de costumbre. 

Se sonó la nariz y lo levantó, viendo los mensajes llegar. 

Quizás ese fue el error. Quizás ese fue su salvación. ¿Quién podía saberlo? 

Leyó los mensajes, el nombre de Seung tatuado en sus retinas a medida que lo hacía. 

El hombre estaba molesto y podía percibirlo fácilmente a través de las amenazas que implícitamente estaban en sus mensajes.

Eran para NamJoon. Y este no lo sabía. Tendría que haberlo hecho, pero estaba aliviado de que no. 

Tal vez... ese era su camino. 

Borró los mensajes para no dejar rastros, sintiéndose sucio por mentir, pero aquella culpa se disolvió tan rápidamente como los tonos de llamada de su teléfono al mismo número. 

Él contestó de inmediato. 

Jin. 

Hola, Seung—se tragó las lágrimas, enterrando sus uñas en sus muslos.—Yo lo haré por NamJoon. Déjalo fuera de esto.

Ժ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴

Para SeokJin siempre fue fácil pretender. Lo atribuía a sus olvidados dotes de actor que nunca pudo desarrollar apropiadamente. 

Pretendió que estaba bien cuando su padre lo dejó en las calles. 

Pretendió que no necesitaba de nada más cuando comenzó a trabajar en los barrios bajos.

Pretendió que se amaba a sí mismo cuando sus clientes se acercaban a él, o que lo seguía haciendo después de que hubo terminado con ellos. 

Pretendió que los trabajos de Seung en vez de NamJoon no lo estaban sofocando. 

Pero nada dolió más que pretender que podían tener un futuro mejor; NamJoon y él. 

Meses después de ocultarle a su novio lo que hacía de verdad, este pareció ya no soportarlo. 

Lo halló a la misma hora de madrugada, sentado a la mesa con dos botellas vacías de whisky barato a su lado. 

Tenía su rostro entre sus manos, y SeokJin podía jurar que sus hombros se sacudía de vez en cuando. 

Preocupado, olvidándose de sus heridas y el cansancio que hacían sufrir a su cuerpo, se acercó al menor con lentitud. 

¿Joon?—preguntó en un susurro, y colocó una mano sobre el hombro de este. 

NamJoon se quitó las manos del rostro, para, sin previo aviso, atraer a SeokJin y abrazarse a su vientre. 

SeokJin se quedó estupefacto por su repentino afecto, pero lo devolvió de todas formas, acunando la cabeza de su novio entre sus brazos. Le acarició el cabello aun con los dedos amoratados. 

Se-SeokJin...— gimoteó con la tela obstaculizando sus palabras, y el alcohol haciendo estas sonar más entremezcladas.—S... Siento no ser... Su-suficiente. 

SeokJin sacudió la cabeza de inmediato. 

¿Qué dices, Joon? Eso no es cierto. Eres más de lo que pude haber pedido jamás. 

NamJoon jadeó entre sus brazos, como si impidiera su llanto. 

N-No te creo—replicó torpemente.

Joonie... 

Me odio, SeokJin—se atragantó, y Jin apretó los párpados. El dolor era demasiado en la voz del menor.—Me odio t-tanto por ser quién soy. Y lo s... siento.

Ambos estaban rotos. Tal vez más allá de poder repararse algún día. 

Para mí lo eres todo, Joon— apoyó su mejilla contra la cabeza del otro, pasando sus dedos por el lóbulo perforado del menor.—Todo. Lo malo, lo bueno; no me importa. Creí que ya habíamos acordado que...— un sollozo se atoró en su garganta, y las lágrimas saltaron.—... que estábamos atrapados juntos. 

NamJoon colocó sus manos debajo de la ropa de SeokJin, aferrándose a su espalda con sus uñas cortas. El castaño soltó un suspiro, y dobló las rodillas para sentarse en el regazo de este, ubicándose de modo que estuvieran cara a cara. 

Moriría por ti— rememoró SeokJin, acariciando con parsimonia la piel debajo de los ojos rasgados de su amante. NamJoon bajó la vista. 

Eso es lo que me da miedo. 


Ժ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴



Me da tanto coraje el odio injustificado hacia los chicos :):) espero que con BigHit les rompamos la jeta.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro