46. Lamento tu pérdida

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]

"Después de tu perdida
Ahora te das cuenta de tu realidad
Que sin mí no eres na"

Laura

Nos subimos al coche, y lo primero que vi fue mi celular. Lo giré entre mis dedos, y dudé en encenderlo. cuando lo hice, me puse más nerviosa de lo que hubiese querido.

Me encontré con muchas llamadas perdidas de Oliver, Emma y Abril.

Emma: Lo siento mucho amiga, quiero verte.

Emma: Oliver me dijo que te fuiste con Diego.

Emma: Contéstame apenas veas esto, solo quiero saber que estás bien.

Laura: He sobrevivido, estoy con Diego. Ya volveré a la casa.

Abril: Bebé, no permitiré que ningún otro hombre te haga sufrir. O se las verá conmigo.

Y los infinitos mensajes de Oliver pidiéndome perdón, y hablar conmigo. Los borré sin leerlos por completo. Entre medio me encontré con otro mensaje.

Número desconocido: Laura, no sé si lo que estoy haciendo es lo correcto pero sentí la necesidad de hacerlo porque ya te había dicho que me gustas mucho para Oliver. Desde que él está contigo lo he visto diferente. Más feliz y mucho mejor. Lo que pasó anoche fue una estupidez después de las fotos que vimos en Instagram y de MUCHO MUCHO alcohol. Apenas lo recuerdo y estoy segura de que Oliver también. Me comprometo a alejarme de él, solo quiero verlo feliz. Y tú lo haces feliz. Perdón. Soy Clara.

Suspiré con el estómago revuelto.

—¿Estás bien? —Diego puso su mano en mi hombro, y la apretó en un acto cariñoso. Tenía los ojos al borde de las lágrimas, y el corazón más apretado que la vez que Justin me dejó. De repente me empecé a sentir terrible, con ganas de salir corriendo y llorar desconsoladamente.

Ya se habrán dado cuenta que siempre las cosas que enviaba al área oculta de mi cerebro, terminaban saliendo disparadas en algún momento. Toda la pena y rabia de lo que hizo Oliver, explotaron y aparecieron para bombardearme de tristeza por haber creído en él.

—Lo estaré.

Diego me miró.

—No soy una persona agresiva, pero si necesitas que haga desaparecer a alguien solo dímelo —sugirió, serio.

—Lo voy a pensar, ¿puedo escoger el arma? —pregunté, igual de seria que él.

—Claro, pero eso tendría otro precio.

Saqué la lengua.

—¿Puede ser a Diego Ragni?

—¿Qué hizo ese infeliz?

Bufé.

—Confundirme —respondí, sin medir el impacto que mis palabras podían ocasionar.

Meneó la cabeza, mientras enfocaba su vista en la calle.

—Él me agrada, pero cualquier otra persona —murmuró.

—Pésimo servicio. Cero estrellas para ti.

—Estás loca —dijo, lanzándome una mirada furtiva con sus ojos verdes—. ¿Nos quedó alguna pregunta pendiente de ayer?

—Voy a revisar —respondí abriendo el correo—. Sí, dos.

Pregunta número 29: ¿preferirías pasar todo un día haciendo tu actividad favorita o conmigo?

—Contigo, haciendo mi actividad favorita —respondió, con voz coqueta.

Me sonrojé porque ya saben que mi mente rápidamente se iba a los planos existenciales del placer y sexo cada cierto tiempo, y esa no iba a ser la excepción.

—¿Cuál es tu actividad favorita? —pregunté, con un hilo de voz. Una vez me había dicho que era jugar fútbol, y no creía que su idea implicaba él y yo jugando fútbol.

—¿Cuál crees que es?

Ahhhh, Conejito no empieces a jugar conmigo.

—Comer donuts.

—No.

—Jugar fútbol.

—No.

—Molestarme.

—No —rio.

Es sexo, Laura.

No lo digas

No lo digas

No lo digas.

—No sé —dije, finalmente.

—Hacer lo que hicimos hoy.

Beso, comida, lago...sentirlo, manos por mi cuerpo.

Ayuda.

Yisus.

—¿Qué parte exactamente?

—Todo —respondió, y por si me había quedado dudas, agregó—: Todo.

Ok, entiendo. Gracias.

—Interesante —dije, como si su respuesta no hubiese provocado nada en mi persona—. Mi actividad favorita es leer...y creo que prefiero un día en tu casa de campo contigo.

—Entonces lo haremos más seguido. —Nos quedamos en silencio. Parecía que él llevaba un rato más pensativo de lo normal, hasta que habló—: Prométeme que no vas a estar triste.

—No puedo —respondí, con un hilo de voz. Sus palabras de inmediato afloraron mi tristeza—. Pero estaré bien. Por ejemplo, hoy supe que la bacteria estuvo con Nicol todo este tiempo, y me ha importado nada. ¿Me engañó con ella y Vanessa? No me interesa. Así mismo me pasará esta vez.

—¿Podríamos decir que hay otra bacteria?

—Pensaré en otro nombre —murmuré, sintiendo un nudo en mi corazón. De repente me quedé pensando—. ¿por qué Justin habrá estado conmigo? Está claro que quería estar con Nicol o Vanessa.

—Deja de pensar tanto —gruñó Diego.

—No puedo —reí, así funciona mi mente— Leeré la última pregunta, después de esta, solo quedarán diez para terminar el proyecto.

Noté que Diego tensó las manos alrededor del manubrio.

Pregunta número 30: Yo nunca nunca he tenido ganas de pasar la noche contigo.

Tragué saliva, sintiendo que el calor me invadía.

—¿Qué clase de pregunta es esta? —pregunté riendo, decidida a ignorarla y seguir con nuestro camino normalmente.

—Pero no hay nada que beber —dijo, haciendo un puchero.

—¿A qué te refieres?

Una sonrisa se formó en su cara.

—A que me bebería todo el vaso.

—¡Diego! —dije, empujándolo levemente.

—¿Quieres que mienta? —preguntó—. Quiero que sepas que después de lo de hoy, una noche no sería suficiente.

Me agarré del asiento.

¿Desde cuándo Diego es tan...directo?

Mi respiración comenzó a ser algo errática, y me llevé la mano a las mejillas para bajar el calor con mis manos frías.

—¿Te pusiste roja? —preguntó, sin mirarme.

—No, para nada.

—Porque me dejaste con todas las ganas de besarte más. Mucho más. —Paró en un semáforo en rojo y me miró. Me encogí sobre el asiento cuando descaradamente deslizó su mirada desde mis ojos hasta mis piernas.

—¡Déjame! —dije, a la vez que me estremecía al recordar lo sucedido en la tarde, y lo que su contacto me podía provocar.

Yisus.

No me digas esas cosas que me desespero.

Ayuda.

—¿Quieres saber algo más?

—¿Qué?

—Que no tendrá ninguna comparación con lo que sea que hayas vivido hasta ahora.

Tragué saliva.

¿Podía Diego superar de alguna forma la confianza y experiencia de Oliver? ¿Podía sentir más?

Cálmate, Laura.

Subí la radio, sin poder evitar reírme. Y él noto como mi pecho comenzaba a moverse más rápido. Íbamos llegando a mi casa, mientras escuchábamos y cantábamos una canción latina que se la terminó aprendiendo de todo lo que la repetí. De pronto me llegó un mensaje de voz de un número desconocido. Iba a escucharlo cuando Diego estacionó fuera de mi casa.

—A la puerta de tu madriguera, Conejita.

—Gracias Conejito —respondí—. Ha sido el mejor escape de la realidad.

—No tiene por qué ser un escape, y ya lo tienes claro. Esta puede ser nuestra realidad —dijo, batiendo sus pestañas. Le puse la mano en los ojos para que dejara de hacerlo.

—Si haces eso una vez más, te las voy a cortar.

—¿Porque me veo muy adorable?

No, nada de adorable. Delicioso, comestible, dios bajado del Olimpo, etc.

—Porque yo quiero unas pestañas así.

Su cara cambió de expresión, y toda la felicidad se le fue en un instante. Tenía su vista fija, en algo detrás de mí. Me giré, para encontrarme a Oliver sentado en la entrada de mi casa, con la cabeza entre sus manos. No pareció darse cuenta del sonido del coche así que al parecer estaba dormido.

Claro, porque estuvo toda la noche...

Laura, control.

—Lo voy a sacar —respondió, abriendo la puerta. Lo detuve cogiéndolo del brazo.

—No hagas nada, yo le diré que se vaya —agregué, con la voz más calmada que pude. Diego cerró la puerta.

—Eso que habíamos hablado de eliminar a alguien... podríamos hacerlo ahora —murmuró, tratando de hacerme sacar una sonrisa. Lo logró.

—Quizás yo lleve a cabo ese plan. Si desaparece, ¿no le dirás a nadie? —pregunté, tratando desesperadamente de no ponerme a llorar allí mismo.

—Sería un secreto entre los dos, pero ya sabes... todo tiene su precio —susurró.

Y lo que sucedió a continuación tiene varias partes que no recuerdo muy bien. Mientras me enfrentaba a la situación, sin querer presioné play en el mensaje de voz. Al principio no le presté atención. Era una conversación en alguna fiesta ya que la música, la gente y los vasos chocando se mezclaban con las voces, sin embargo, de repente reconocí las voces del audio. Diego exhaló enfadado y golpeó el manubrio.

—No escuches eso...—comenzó a decir, y con un gesto con mi mano le dije que hiciera silencio. Su voz se escuchaba claramente.

Michelle: Diego, ¿qué piensas de que hayan terminado?

Diego: ¿Quién?

Nicol: ¿Justin y Laura?

Miré de reojo a Diego. Tenía la frente apoyada en sus brazos sobre el manubrio.

Michelle: Sí.

Diego: ¿Y me debería importar?

Michelle: ¿Sabías por qué estaban juntos?

Diego: ¿De qué hablas? ¡Elías! Tráeme otro vaso.

Michelle: Sabías o no.

Nicol: ¡Ay! Michelle todos sabíamos que Justin estaba con Laura para acostarse con ella y después dejarla.

Michelle: Tenía dudas de si todos sabíamos o no.

Diego: sí, sí sabíamos.

El audio terminó y me quedé con el celular a punto de caer de mis manos temblorosas. Abrí la puerta del coche lentamente, me sentí en una pesadilla de la que quería salir huyendo.

Así que eso era lo que tenía Michelle de Diego. Por eso no quería que el proyecto se terminara.

Diego me cogió del brazo, Oliver seguía sin darse cuenta de lo que sucedía frente a sus narices.

—Laura, perdón yo sabía porqué él estaba contigo. Nunca le tomé el peso hasta que ustedes terminaron. Me he sentido terrible desde ese día.

—¿Tú también, Diego? —dije, con lágrimas corriendo por mis mejillas—. ¿Tú también me rompes el corazón?

—Justin lo mencionó en una fiesta y yo lo olvidé. Lo olvidé por completo hasta ese día que me mostraron la grabación. Me di cuenta que siempre supe y que nunca hice ni dije nada —explicó, deshecho—, y lo siento, lo siento. Estoy avergonzado.

—¿Y por la culpabilidad te hiciste mi amigo desde el primer momento?

Se quedó perplejo ante mi pregunta.

—Noo Laura. No quería que sufrieras, no quería que oyeras eso.

—Por eso has sido tan bueno conmigo —murmuré, saliendo del auto. Diego se bajó corriendo, y lo rodeó hasta llegar a mí.

—He sido así contigo porque así soy. Nos hicimos amigos porque somos parecidos, y ahora...ahora estoy enamorado de ti. Laura, piensa en hoy. Ha sido perfecto, así somos nosotros —intentó explicar, mientras trataba de esquivarlo.

—¡Déjame Diego! Déjame sola.

—Laura, déjame al menos...

—¿Cuantas veces te lo tiene que repetir? —dijo alguien secamente desde nuestro costado.

Me giré, y Oliver estaba cerca de nosotros de brazos cruzados, y una expresión de odio cruzando por su cara. Me agarré el puente de la nariz, pesando en cómo escapar de esa situación de telenovela. Debería haberme acercado a cada uno y haberles pegado una cachetada por lo idiotas que eran.

—Tú, no te metas. Ya has hecho suficiente —respondió Diego.

Iba a preguntarle si acaso él no, pero no le iba a echar más leña al fuego. Tampoco quería armar una pelea fuera de mi casa.

—¿Tú harás que no me meta? ¡Mírala!

Diego dio un paso hacia él, su complexión atlética le daba todas las ventajas en una pelea cuerpo a cuerpo.

—No quiero que te acerques más a ella —dijo Diego, con toda la frialdad que nunca había visto en él.

—¿O qué?

—Mírenme los dos —dije, sin poder detener las lágrimas. No me importaba que me viesen así, ya era mucho en un día para soportar de manera digna—. Quiero que se vayan, y desaparezcan. Han hecho suficiente, y no necesito más. No quiero saber más, no me interesan.

Miré desesperada a mi alrededor; y justo vi a Emma con Abril en la acera del frente, tomadas de la mano, y se veían asustadas. Estaban a punto de cruzar la calle pero en un acto desesperado decidí ir corriendo hacia ellas.

Y allí fue cuando sucedió. Escuché los gritos de cada uno de los que allí estaba. Vi una luz destellante, el sonido de un coche frenando, la bocina retumbando en mis oídos, sentí unas manos sobre mi cintura, y después no oí nada más.

Hasta que desperté. Un mes después con el recuerdo de las manos de alguien tratando de salvarme. Y con unas ganas desesperantes de decirle que no me importaba lo que hubiese hecho, que podíamos empezar todo de nuevo.

Que le creía.

Y que lo amaba.

___

Ufff... Me retiro...

¿De quién creen que estará hablando Laura?

Gracias por todos sus mensajes y amor.

Ya saben, leo todo. No puedo responder como me gustaría porque no tengo mucho tiempo y todo lo libre que tengo lo uso para escribir los capítulos que tanto me piden.

Besos, no se olviden de votar si les gustó, y comentarme qué les pareció.

¡y agréguenme! por aquí y en Instagram que voy subiendo más cosas del libro (Vale_watt)

Muack. No los conozco pero les envío mucho amor a sus corazoncitos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro